El ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus ha defendido una visión distinta, ha enfatizado un enfoque principista que proscribe los llamados atajos morales. Primero arrinconó a Samuel Moreno al plantearle una disyuntiva extraña entre un gran beneficio social y una pequeña falta moral. Después pidió la renuncia del presidente Uribe al endilgarle que sus medios ponían en cuestión los resultados de gobierno. En opinión de Mockus, la política sólo tiene alma. No tiene cuerpo. “Llevamos muchos años de realismo político”, dijo esta semana. Y su queja insinuaba una añoranza por la cacareada restauración moral.
Uno podría criticar a Mockus por predicar un purismo que él no practicó cuando decidió traicionar a sus electores por una vanidad personal. Mockus no salió de su primera alcaldía por la puerta de adelante. Lo hizo por la puerta de atrás, en busca de un atajo apresurado hacia la Presidencia. Pero mi punto es otro. Yo quiero criticar a Mockus por su egocentrismo moral. Por confundir, como decía John Stuart Mill, los criterios morales que se impone a sí mismo con los que les exige a los demás. Mockus pretende imponerle sus valores a todo el mundo. Esta conducta no sólo es egocéntrica. Denota también una tendencia antiliberal. Totalitaria.
El fundamentalismo moral es perjudicial. Incluso desde un sentido más mundano. Desde la perspectiva de la ingeniería institucional. Hace unos meses, un profesor australiano me decía que las sociedades fundadas sobre el fundamentalismo moral, pensadas por los restauradores éticos, casi siempre terminan sumidas en el caos, casi nunca alcanzan la convivencia civilizada. En cambio, decía el mismo profesor, las instituciones realistas, que enfatizan la cooperación y respetan el individualismo, permitieron, entre otras cosas, que un grupo de delincuentes creara en Australia una de las sociedades más prósperas y civilizadas del planeta. Los regeneradores morales, como escribió recientemente un amigo bloggero citando a un pensador francés, caen fácilmente en el juego de la depuración: los puros buscando a los menos puros para depurarlos.
Decía Bernard Williams que, en sus momentos de ironía, después de una o dos copas de Bourbon, solía pensar que su trabajo como filósofo moral consistía en recordarles a otros filósofos morales algunas verdades acerca de la vida de los hombres que son conocidas por virtualmente todos los seres humanos adultos. Creo que a Mockus le hace falta esa lección, bien requiere una advertencia sobre los peligros del egocentrismo moral.
El filósofo inglés Bernard WIlliams escribió, pocos años antes de su muerte, ocurrida en 2003, un ensayo titulado “Realismo y moralismo en la teoría política”. El ensayo de marras sostiene que el estudio de la política en los Estados Unidos (y en el mundo en general) combina el intenso moralismo de la teoría legal con el descarnado realismo de la ciencia política. Esta división del trabajo, sugiere Williams, se replica institucionalmente en la Corte Suprema (en la cual predominan los argumentos principistas) y en el Congreso (en el cual predominan las razones prácticas y la negociación). Willliams sostiene que ambos enfoques son esenciales, inherentes a la vida y al discurso político: “la existencia de cado uno explica por qué aceptamos el otro”. La política tiene alma y tiene cuerpo, y el fundamentalismo moralista es tan errado como el cinismo realista.
lelo69
11 mayo, 2008 at 3:15 amCuestionario de Screening para Espectro Autista de Alto Funcionamiento
Nombre del niño: Antanas Mockus
Nombre del evaluador:Lelo69
Fecha de evaluación:10 de Mayo 2008
Este niño se muestra diferente a otros chicos de su edad, de la siguiente forma:
NO (0)
En cierta medida (1)
Si(2)
1) Parece anticuado y precoz. Si
2) Es considerado por otros chicos como un «profesor excéntrico». Si
3) Vive en cierta forma en su propio mundo, con intereses intelectuales, idiosincrásicos y restrictivos. Si
4) Acumula hechos o datos relativos a ciertos temas (buena memoria mecánica) pero sin comprender realmente su significado. Si
5) Posee una comprensión literal del lenguaje metafórico o ambiguo. Si
6) Posee un estilo de comunicación desviado, con un lenguaje formal, detallado, anticuado o con la entonación similar a la de «un robot». Si
7) Inventa palabras o expresiones idiosincrásicas. Si
8) Posee una voz o un habla diferente. Si
9) Expresa sonidos involuntariamente; carraspeos, especies de «ronquidos», ruidos con la boca, gritos o risas nerviosas. Si
10) Es sorprendentemente capaz para algunas cosas y sorprendentemente torpe para otras. Si
11) Usa el lenguaje libremente pero falla al realizar ajustes para adaptarse a contextos sociales o las necesidades de los diferentes interlocutores.Si
12) Le falta empatía.Si
13) Realiza comentarios ingenuos o embarazosos.Si
14) Tiende a desviar la mirada. Si
15) Desea ser sociable pero falla al establecer relaciones con pares.Si
16) Puede estar con otros chicos pero sólo estableciendo sus propios términos.Si
17) Le falta un mejor amigo.Si
18) Le falta sentido común Si
19) Es pobre en los juegos: no tiene idea de cooperación en un equipo, marca sus propios goles» (en contra). Si
20) Posee torpeza: motora, gestos o movimientos mal coordinados, desmañados.Si
21) Realiza movimientos involuntarios de la cara o del cuerpo. Si
22) Tiene dificultades para completar simples actividades diarias a causa de la repetición compulsiva de ciertas acciones o pensamientos.Si
23) Tiene rutinas especiales: insiste en no cambiar. Si
24) Muestra apego idiosincrásico a objetos.Si (a la pirinola)
25) Otros chicos se burlan de él o lo ridiculizan. Si JAIMITO RUIZ
26) Tiene una expresión facial inusual notable.Si parece un mico
27) Tiene una postura inusual notable.Si pide la renuncia de álvarito de la jefatura de los boys scouts
Anónimo
11 mayo, 2008 at 5:26 amEsta obsesión del columnista con el fundamentalismo o aspiraciones de superioridad moral que le atibuye a los demás se está volviendo muy aburridora. Le recuerdo además un hecho que parece haber olvidado convenientemente, y es que Mockus mostró un grado de congruencia mínimo con sus propias creencias al hacer un mea culpa público cuando dejó tirada la alcaldía para dar curso a sus aspiraciones presidenciales. A menos que equivocarse y admitirlo también sea reprobable.
Anónimo
11 mayo, 2008 at 6:26 amUna corrección, Alejandro: Lo que Mockus proscribe creo que es llamado «atajo legal», no «moral».
Y sospecho que ese cambio nimio hace una diferencia importante en la crítica que usted propone, porque lo que usualmente Mockus condena es que no seamos capaces de jugar dentro de las reglas acordadas comunmente y de antemano (la constitución). Lo que él pregona es más legalismo que moralismo. Para Mockus lo preocupante usualmente es que las leyes actúen ortogonalmente a los principios culturales, que no haya coincidencia entre esos dos conjuntos de «normas»: Que la ley diga «No pasarse un semáforo en rojo», pero todo el mundo reconozca «Y si me lo paso, le pago al policía.» Que la ley diga «No reelección inmediata» y Uribe et al. convenzan a Yidis con dos puesticos (y a Teodolindo tal vez con plata) de cambiar su voto (o ausentarse de la votación).
En ese sentido, lo que Mockus hizo en la alcaldía –aunque reprobable– no es comparable a lo que ahora le critica a Uribe: Mockus simplemente dejó su puesto dentro de las reglas para postularse a otro. No cambió las reglas ni las torció. Uribe, en cambio, cambió las reglas para lograr una segunda reelección (el medio para cambiarlas fue distinto dependiendo del testigo, claro, pero lo cierto es que usó su poder político para garantizar que esa reelección fuera posible.)
(Y como ahora llegará Jaime a recordarnos la vergüenza de constitución comunista que nos impuso el totalitario M19, entonces no está de mas aclarar que lo que Mockus propone no es que aceptemos esta constitución por ser ella (perfecta o imperfecta) sino por ser la constitución: las mínimas reglas de juego que supuestamente acordamos.)
Javier Moreno
11 mayo, 2008 at 6:30 amEl anónimo de las 01:26 soy yo. O era yo.
Maldoror
11 mayo, 2008 at 8:43 amNotas sobre esta columna, que creo esta muy interesante así este completamente en desacuerdo:
1) Muy válido el apunte de Javier: moralismo no es lo mismo que legalismo. Mockus parece más preocupado usualmente con el legalismo que con el moralismo. El moralismo además, muchas veces está en franco conficlto con el legalismo. La historia del anti esclavismo en los Estados Unidos es un ejemplo clásico de lo mismo.
2) Lo anterior no significa que Mockus no haga a veces argumentos morales. El caso de Samuel Moreno es claro (era a la vez un argumento legalista pero también moral). Alejandro dice por lo demás:
Yo quiero criticar a Mockus por su egocentrismo moral. Por confundir, como decía John Stuart Mill, los criterios morales que se impone a sí mismo con los que les exige a los demás. Mockus pretende imponerle sus valores a todo el mundo. Esta conducta no sólo es egocéntrica. Denota también una tendencia antiliberal. Totalitaria.
Eso depende. Existen claramente personas (usualmente de caracter religioso) que nos quieren «imponer sus valores a todo el mundo». Pero Mockus no creo que sea un purista resuelto a imponenrnos la virtud a todos los ciudadanos. Lo que Mockus trata de hacer (malo o bueno) es comprometer a los ciudadanos con un ethos legalista, asumiendo que lo legal son las reglas del juego que todos debemos respetar. Creo que su aproximación tiene algo de valioso, en tanto nos exige respeto por unas reglas del juego clara ,para todos, pero es peligroso en tanto confunde lo que es justo con lo que ,ha sido aprobado democrárticamente como ley. El pelirgo totalitario reside, en mi opinión en esa segunda caracteristica, no en la primera.
3) Este parrafo de la columna me gustaría comentarlo:
Hace unos meses, un profesor australiano me decía que las sociedades fundadas sobre el fundamentalismo moral, pensadas por los restauradores éticos, casi siempre terminan sumidas en el caos, casi nunca alcanzan la convivencia civilizada. En cambio, decía el mismo profesor, las instituciones realistas, que enfatizan la cooperación y respetan el individualismo, permitieron, entre otras cosas, que un grupo de delincuentes creara en Australia una de las sociedades más prósperas y civilizadas del planeta.
Aquí Alejandro traza una extraña dicotomía. Por un lado los «fundamentalistas morales» «los restauradores éticos» vs «los que respetan la cooperación y el individualismo», como si lo segundo no fuera en sí mismo una postura moral y fundamentalmente ética. Y sí seguimos el tono de la columna, la distinción asume que «los que respetan la cooperació y el individualismo» son «realistas». En últimas es extraño pensarlo, por qué no ha habido nada más virulantamente «realista» en la historia humana, que los régimenes totalitarios, tanto los comunistas como los fascistas.
4)
Decía Bernard Williams que, en sus momentos de ironía, después de una o dos copas de Bourbon, solía pensar que su trabajo como filósofo moral consistía en recordarles a otros filósofos morales algunas verdades acerca de la vida de los hombres que son conocidas por virtualmente todos los seres humanos adultos. Creo que a Mockus le hace falta esa lección, bien requiere una advertencia sobre los peligros del egocentrismo moral.
¿Como qué verdades? ¿Qué es un hecho de la vida que el clientelismo existe y que es normal que el presidente compre votos para asegurar su reelección? ¿Qué tenemos que tragarnoslo y recordar que esa gota de corrupción y de realismo «nos protege del totalitarismo», que proviene del «egocentrismo moral»? ¿Que c´est la vie? Je crois pas….
jaime ruiz
11 mayo, 2008 at 11:11 amPues la moralina de Mockus me parece en extremo farisea: si tan grave es ceder al chantaje de unos pícaros para que aprueben una reforma que piden las directivas de sus partidos y sus votantes, ¿por qué esperó Mockus para pedir la renuncia de Uribe a que la CSJ estuviera dedicada a incentivar paramilitares presos para que declaren que el presidente era su jefe? La ocasión pinta buena para figurar como esperanza electoral de la izquierda democrática. Lo de Samuel Moreno es aún peor, un puro examen de inteligencia o de rapidez mental, a mí alguien que contestara que preferiría que a su ciudad la gobernara el embolador o Pablo Escobar o Alfredo Garavito o Romaña antes que comprar unos votos me parecería un cínico intolerable. Esa clase de moralidad es pura hipocresía colombiana: el sacoleva del orangután. Savater cuenta que en un examen le preguntaron si estaría dispuesto a torturar a alguien para salvar a la humanidad de la destrucción. Contestó que torturaría a esa persona, pero que después correría a aplicarle la misma medicina al que formuló la pregunta.
Mockus es lo que se dice un fenómeno sociológico: ya el hijo del patroncito alcanzó a estudiar filosofía y matemáticas y ha dejado el derecho de pernada por la pedagogía. La sola palabra irrita, ya plantea un irrespeto del poderoso ante el ciudadano «de a pie». Sus seguidores son los típicos burócratas vocacionales que quieren a la peonada lo más disciplinada que sea posible para poder llevar a cabo sus desfiles y exhibiciones de lo más vistoso.
Pero lo del atajismo legal es ya el fariseísmo llevado al extremo: ¡quien condena los atajos para saltarse las leyes es quien dicta las leyes! De modo que el varón que tenga algún asunto importante que hacer el día sin hombres no va a tomar el atajo de vestirse de musulmana, sino a obedecer lo que manda el señor alcalde. Ésa es toda la pedagogía. «Ustedes son un montón de borrachos, pero se les acabó la guachafita, ahora yo les prohíbo seguir con su vicio» (tan escrupuloso es el respeto de las normas que había brigadas de moralizadores arrancándoles los vasos con bebidas a los parroquianos y tirándolos al suelo).
Es muy curioso que fuera otro alcalde de Bogotá el que planteara el discurso opuesto, no el refuerzo de la jerarquía sino su destrucción, la defensa del espacio público en el que todo el mundo es igual. Pero más curioso es que los defensores de Mockus sean los mismos que en otras situaciones resultan defensores del anarquismo histórico: la imagen del ex rector y héroe universitario empieza a parecerse a la de otro pedagogo nórdico: el protagonista de El ángel azul. En fin, un Savonarola en un mundo en el que el papel de Maquiavelo le corresponde a Iván Márquez (y el de Ariosto a William Ospina), alguien que se cree un patriarca del zen pero trabaja en un circo contratado por la dirección de penitenciarías.
Alejandro Gaviria
11 mayo, 2008 at 1:28 pmMuy interesantes los comentarios. Van los míos.
1. Sobre el tema de moralismo vs. legalismo, diría lo siguiente: Mockus ha promovido el cumplimiento de ciertas normas, una de ellas es el respeto a la ley como cuestión de principio, otras no están relacionadas directamente con la ley y hacen referencia, más bien, a lo que los economistas llamamos instituciones informales. La intolerancia en contra del clientelismo es un buen ejemplo del segundo tipo de normas.
2. Yo creo que los esfuerzos específicos, puntuales por cambiar ciertas normas son interesantes. Uno puede criticar su ineficacia: hay quienes dicen que no sirvieron para nada. Pero a mí la microeconomía del moralismo no me preocupa. Me preocupa la macroeconomía. Cuando Mockus, por ejemplo, trata de erigirse como el gran restaurador moral e invita a la gente a marchar (casi como un obispo de pueblo indignado por el nuevo motel). En este sentido, el incidente de Samuel Moreno fue bastante desagradable, una mezcla de oportunismo y linchamiento moral, de fariseísmo, como dice Jaime. .
3. La distinción entre moralismo y realismo tiene implicaciones prácticas. Tómese, por ejemplo, la lucha contra la corrupción. Uno podría emprender, con cartilla en mano, una gran cruzada moralista: “los recursos son sagrados”. O podría alternativamente hacer énfasis en los incentivos, en los controles, en la magnitud de los recursos, etc. Probablemente la disyuntiva no sea absoluta pero existe una diferencia obvia entre los dos enfoques.
4. “Gobernar es educar” decía Lenin. Y seguramente Mockus estaría de acuerdo. Yo creo, con un sesgo profesional obvio, que gobernar implica, más bien, reconocer los trade-offs y tomar con base en un conocimiento adecuado de los cotos y los beneficios.
5. Sergio: yo no creo que los totalitarismos fueran realistas. Todo lo contrario. Todos estaban impulsados por cierto apetito restaurador, en muchos casos claramente moralista. Stalin promovió el arte realista pero estaba buscando al hombre nuevo, impoluto.
6. En fin, la columna tal vez es exagerada. Pero refleja cierta animadversión personal en contra de los sermones y los sermoneadores.
Carlos
11 mayo, 2008 at 2:14 pmAlejandro: hay un nuevo libro por salir que muestra como un grupo de delincuentes (los piratas) crearon mecanismos de cooperacion parecidos a las democracias liberales
Maldoror
11 mayo, 2008 at 3:26 pmAlejandro:
Cuando hablo de realista, me refiero al realismo político. Para el caso del comunismo, el realismo político venía casi desde Marx: la implantanción de una sociedad socialista implicaba la dictadura del ploretariado, la lucha de clases, la revolución. Si lo podemos decir de una manera vulgar «el fin justifica los medios» (pero para el caso marxista, no era sólo eso: los medios iban a ser el producto natural de la historia, según lo afirmaba su doctrina científica). El marxismo tenía las semillas del realismo político más descarnado, y desde luego, cualquier otra forma de socialismo al no ser científica estaba infecta de «moral burguesa», o mejor dicho, era una forma moral burguesa, ergo era falsa. Lenin, Trotsky y Stalin podían venir de una cultura de pensamiento colectivista, pero sin lugar a dudas su marxismo potenció ese realismo hasta sus ya conocidas nefastas consecuencias (siendo Stalin la encarnación de ese realismo político, al punto que incluso terminó moviendo la Unión Sovietica a ser una potencia más dentro del sistema internacional de paises capitalistas)
En cuanto al fascismo….digamos que no me parece coincidencia que Hitler tuviera por ideal el imperio británico, y sobre todo la forma en que jugaba con «realismo» su política exterior….
camilo ernesto
11 mayo, 2008 at 4:14 pmProfesor Gaviria que tal, me gusto el escrito hay una afinidad electiva, también siento aversión a los sermoneadores. No se si leyo el escrito en donde quise desarrollar la idea de farsa que ud ya habia tratado con el incidente Yidis, alli quise dirigirme a Mockus. Y en verdad es exasperante su egocentrismo moral, no se si leyo la parte de la envidia y la reflexión de esquemas totalitarios, que tome de uno de los filosofos que sigue Mockus (Elster) pero que al parecer no asume correctamente. Elster estudia las normas sociales y las emociones, pero no deja de lado los intereses (el auointeres también). Finalmente me gusto lo de Bernard Williams (cual es el discurso que ud retoma?) y su separación entre el discurso fundamentalista y el realista político. Una pregunta: aqui en Colombia no necesitamos leer con rigor a Maquiavelo? No cree que seria provechoso
Gheysel Naranjo
11 mayo, 2008 at 5:05 pmEl moralismo es problema de todas las religiones (musulmanes, budistas y sus zamurais, de los indios, de los negros, etc) pero lo que importa de toda esta historia es DESCOMPONER LOS VALORES EN FRACCIONES POSIBLES PARA TODO EL MUNDO. TODO ES LABERINTO, el asunto es salir de éste o ESTABLECER UN “HIPERVÍNCULO” (con disciplina, tecnología, y conocimiento) para romper la flecha y ENCONTRAR LA CLAVE Y RESOLVERLO…qué importa si el atajo es moral? Lo que importa es que el atajo sea realista y no afecte a un tercero… cuanto más prudencia haya del político y fortaleza por parte de quienes encarnan las instituciones, mejor, mucho mejor.
¿Imponer valores o mostrar valores es el laberinto de Mockus? no seamos tan moralistas, creo que fue el mensaje de Mockus cuando se bajó los pantalones ante estudiantes de la UN… Todos somos iguales eh!… Un acto de MOSTRAR valores ¿o no?
Lo de las copas de Bourbon y el moralismo, me hace recordar la PARÁBOLA DE LA EMBRIAGUEZ: En un pasaje de san Juan, se acabó el vino en una fiesta, y le dijeron a Jesús: Jesús, Jesús, qué hacemos?, se nos acabó el vino y hasta ahora empieza la fiesta y hasta ahora se está entonando la gente… y Jesús dijo: Upz que mal, señores traigan esas tinejas llenas de agua… y Jesús convirtió esas aguas en vino y dio a beber a todos… Pregunta para Jesús: ¿Jesús ud convirtió esas aguas en vino de verdad?, en la bebida espiritual bourbon marca Jack Daniel´?, o las convirtió en sabiduría? La gente se emborrachó de vino o whisky?, algo pasajero donde nadie se acuerda al otro día de ningún moralismo, o ud. realmente dió de beber sabiduría, y embriagó a la gente de algo permanente y firme como sí lo es la sabiduría?
Ah, un feliz día para todos en este “ do(r)mingo” de `madre prudencia`… … ¡Oh, mamá, hazme la persona más divina y puritana… je,je!
Nota: gobernar es decidir, es un privilegio, y a veces una servidumbre… Solo quien tiene convicción es capaz de dar la acción… Es increíble el patrimonio y la capacidad de liderazgo que Juan Pablo II mantuvo hasta el final de su vida, y era su creencia en unos valores universales y la determinación necesaria para defenderlos siempre y en todo lugar. Como lo decía un político español: “cuando se toma una decisión, cuando se decide, se debe hacerlo con todas las consecuencias “… “cuando pierde de vista la decisión que le da sentido, se produce la perversión, la disolución de la acción política…” “En política, no solo se trata de escuchar qué se va a ser, sino en ver qué se hace realmente. Así se plasman esos principios, y así pueden ser juzgados… “
– gheysel.blogspot.com –
Alejandro Gaviria
11 mayo, 2008 at 5:24 pmCamilo Ernesto: leí su ensayo. Me gusto mucho. Le confieso que no lo leí con la atención debida pues había pensado escribir sobre el mismo tema y no quería terminar repitiendo sus argumentos o (peor) tratando de diferenciarme artificialmente. ¿Qué ha pensado hacer con la columna? Le sugiero escribir una versión resumida, yo puedo tratar de publicarla en El Espectador. Una alternativa sería publicarla aquí como blogger invitado.
Alejandro Gaviria
11 mayo, 2008 at 5:24 pmMe llamó la atención un comentario del señor Guillermo Jaramillo en la página de El Espectador. Dice, en la parte inicial de su crítica a mi columna, que somos “un país destrozado por el relativismo moral”. Esta expresión parece sacada del último discurso de Bush o de la última declaración de Karl Rove. Bush lleva ocho años proclamando la importancia de la “claridad moral”. Es curiosa la facilidad con la cual ciertos sectores que se autoproclaman progresistas caen en las compulsiones de la derecha más recalcitrante. El poeta ruso Joseph Brodsky dice que en la vida se necesitan dos cosas: dudas y buen gusto. Aparentemente la izquierda infantil no tiene ni las unas, ni lo otro.
juan farncisco muñoz
11 mayo, 2008 at 5:25 pmCreo que no hay mucha diferencia entre la imágen de hombre convencido moralmente que quiere comunicar Mockus con la imágen de hombre escéptico e incrédulo, cual versión contemporánea de Stuart Mill, que queire comuncar el profesor Gaviria. Pero lo más interesante es que creo que ninguno de los dos negaría esto, ni se molestarían en reconocerlo. NO se, tal vez Alejandro puede decirnos algo al respecto. A pesar que todo lo que afirma Alejandro de Antanas es válido desde un punto de vista personal, o moral mas bien, no por esto existe una incongruencia en Antanas, ni mucho menos un riesgo de totalitarismo en sus acciones como gobernante. Solo existe su hedonismo intelectual y egocéntrico, que él mismo reconoce, y que él mnismo sufre porque es el que lo ha alejado del electorado convencional. Y Alejandro, a su vez, por querer encasillarse públicamente como el más objetivo de los bien pensantes, trata de ocultar sus opiniones morales, pero su lucha contra las indignaciones y moralismos también es de una naturaleza intencionada y subjetiva.
Como creo que estos dos hombres bien pensantes aceptarían, sus diferencias son de estilo, de gusto y de personalidad. Son estéticas, tal vez. Porque a la hora de la verdad, creo que ambos actuarían de formas equivalentes, si fueran gobierno.
Por esto no dejo de sentir cierto pesar porque Alejandro haga públicas inadversiones intelectivas y estéticas con Antanas, que seguramente van a aser malinterpretadas por los malpensantes.
Anónimo
11 mayo, 2008 at 5:30 pmEl profesor Gaviria, de pronto, se volvió otra vez gobiernista. Sutilmente gobiernista.
Julio Carrizosa
11 mayo, 2008 at 5:33 pmAlejandro: no creo que Mockus sea un moralista puro, si usted lo lee o lo escucha con cuidado se dará cuenta de que, como buen seguidor de Elster, él acepta la complejidad del comportamiento humano y lo que busca es aclarar las hipocresías que son propias de ese comportamiento. Este era el objetivo de la pregunta a Moreno y el fín del artículo sobre Uribe, en el cual lo que se acentúa es la diferencia entre el lenguaje moralista y las acciones privadas o ocultas. Eso usted mismo lo ha señalado varias veces.En las declaraciones de El Espectador Mockus muestra ser mucho más realista que la cara realista de Uribe. ¿ No cree usted que esa combinación moralista-realista podría conformar un buen presidente? Roosevelt, Churchill y Stalin, tres de los mejores políticos del siglo XX tenían mezclas semejantes.
Alejandro Gaviria
11 mayo, 2008 at 5:54 pmMe gusto el comentario de Juan Francisco. Tal vez las diferencias son esencialmente de forma. Como lo dije anteriormente, a mí la ingeniería moral de Mockus, aplicada a temas específicos, concretos, puntuales, me parece interesante. Pero su nuevo papel de ancla moral, su nuevo discurso indignado que no repara en las implicaciones, de todo tipo, que tiene la renuncia de un presidente y sólo tiene en cuenta las desviaciones morales, me parece equivocado.
anónimo 12:30: no creo que todo se deba llevar a la disyuntiva Uribe-No Uribe. Pero le respondo: me produce cierto malestar que la oposición señale permanentemente los atajos e Uribe sin advertir los propios. El debate actual de la política en Colombia olvidó el juego limpio. Los golpes bajos son de lado y lado.
jaime ruiz
11 mayo, 2008 at 6:02 pmBueno, ¿por qué ceder al relativismo moral? Hay que tomar un rumbo férreo de adhesión a los principios más puros. ¿Qué hacemos con los que le echan un vaso de agua en público a sus contrincantes, por feos que sean? ¿Qué es lo «moral»? ¿Y si habláramos sólo de modales?
La pregunta de la compra de votos y la columna pidiendo la renuncia del presidente son equivalentes posteriores a esos gestos. No propiamente un ejemplo de alta moralidad sino de alta espectacularidad. Y muestras de la arrogancia del dueño de la verdad (con los diplomas más apabullantes que se han visto). Una arrogancia que resulta funesta en quienes aspiran a cargos de gran poder.
Anónimo
11 mayo, 2008 at 6:23 pmMe parece que este opinador se la pasa opinando mas sobre las opiniones de sus otros colegas opinadores que sobre los acontecimientos de la vida nacional e internacional. Se parece a esos ex presidentes que se la pasan diciendole al presidente de turno lo que debe hacer. Yo muy rara vez he visto que los otros columnistas se ocupen de las opiniones de Gaviria a menos que el se meta con ellos. Que me acuerde ha escrito sobre las opiniones de Coronell, de Zuleta, de Bejarano, de Mockus, de William Ospina (como cinco veces) de Kalmanovitz, de Claudia Lopez, de Maria Jimena Dusan… Yo creo que el juego limpio consiste en demostrar al lector que las opiniones de uno estan mejor armadas que las de los demas y no en decirle al lector que las de los demas estan mal armadas. Bastante arrogante.
Anónimo
11 mayo, 2008 at 6:45 pmEsta lección la entendieron muy bien las FARC, se dieron cuenta que para continuar en la lucha armada tenian que dejar de guiarse únicamente bajo el romanticismo revolucionario y adoptar medidas mas realistas en su accionar. El enriquecimiento producto del narcotrafico, aunque bajo la moral revolucionaria es inaceptable, bajo la óptica que se plantea acá, tiene toda validez,su fin justifica los medios.
Anónimo
11 mayo, 2008 at 6:57 pmAnónimo 13:23: yo no le veo nada de mal a opinar sobre la opinión. Es más, me parece que enriquece el debate, que propicia la deliberación. Usted qué propone, qué cada quien eche su rollo sin importar lo que dicen los demás. Bueno…esa es buena definición de egocéntrico.
Maldoror
11 mayo, 2008 at 7:54 pmAlejandro:
Par de observaciones finales:
1) Ud vuelve a caer en la misma trampa de «si la iglesia o Bush apelan al moralismo el moralismo es conservador por naturaleza». Mal razonamiento en últimas. En últimas, no hay que ser cura ni un derechista acerrimo para pensar que el «relativismo moral» es falaz…
2) Interesante que utilize la famosa expresión leninista de «la izquierda infantil». Cada vez me convenzco más de que los marxistas y los tecnocratas neoliberales podrán tener muchas diferencias, pero también muchas coincidencias fundamentales
3) Por último, ¿no sería más coherente y razonable denunciar a CUALQUIERA que tome atajos, en vez de defenderlos cuando son convenientes?
Alejandro Gaviria
11 mayo, 2008 at 8:26 pmSergio: yo no estoy diciendo que el moralismo es conservador. Pero me parece curioso que, a raíz del incidente de Yidis, muchos de quienes habían criticado a Mockus, sectores de izquierda, en su mayoría, ahora encontraron un nuevo fundamentalismo hecho a su medida: “NO ATAJOS”.
Decir que no hay atajos y punto es más coherente pero no siempre es más razonable. En ocasiones, cuando hay choques de principios, los atajos pueden ser razonables. Las negociaciones parlamentarias, ya lo hemos dicho, a veces son inevitables. Las recompensas son un atajo, una ruta expedita que evade el difícil camino de la construcción de ciudadanía, pero, de nuevo, a veces son inevitables. Hasta los abortos clandestinos, cuando estaban prohibidos, eran, en muchas circunstancias, deseables, un atajo conveniente. En fin, la lista es larga
camilo ernesto
11 mayo, 2008 at 9:16 pmProfesor Gaviria me gusta la idea de ser un blogger invitado y mostrar mi escrito (contrastarlo, polemizar y complementar con todos los foristas), me parece una opción muy buena, en el espectador ya ud publico sobre el tema con lujo de detalles y agudeza.
Bueno me parece que a algunos foristas les disgusta las criticas a ciertos bien pensantes y opinadores consagrados ( Coronell, claudia Lopez, Antonio Caballero, ahora Mockus), pero creo que es preciso asumir esta forma de crítica y autocrítica. De duda y estética y expresar con nitidez y firmeza nuestros argumentos cntra estos claristas de la moral, la política y la cultura.
Me gusto lo que digo Jaime (que no fue tan prolijo, fue muy breve que chevrete), cuando decia que algunos formadores de opinión tenian una alta moralidad sino una alta dosis de espectacularidad. Creo que tenemos derecho a citar argumentos y tesis que minimamente socave esa vanidad del corazón de nuestros más reputados analistas políticos.
Apelaez
11 mayo, 2008 at 9:56 pmMe pareció que la columna era una forma elegante para decirle a Mockus: «No sea tan sapo, parce!»
lelo69
11 mayo, 2008 at 10:10 pmAló CHÁVEZ
Aires de guerra..
Presidente Chávez asegura que Colombia busca desatar una guerra con Venezuela
“El gobierno de Colombia es capaz de provocar una guerra contra Venezuela para justificar la intervención de Estados Unidos en Venezuela. Presidente Uribe, piense muy bien hasta dónde es capaz de llegar, le hago un llamado a la reflexión públicamente», dijo el mandatario venezolano.
«Alerto al continente, al pueblo venezolano, a la Fuerza Armada, acerca de la intención del Gobierno de Colombia de provocarnos para una guerra», dijo Chávez en su programa de radio y TV ‘Aló, Presidente’.
«Eso está planificado y vendría por los estados (occidentales) Zulia y Táchira. Han venido ganando tiempo, elaborando planes. Sería una guerra en la cual los paramilitares jugarían un papel de penetración y de inteligencia».
«Uribe es muy peligroso, fue amigo del (capo del narcotráfico) Pablo Escobar Gaviria», dijo el presidente venezolano, al señalar que «hay muchos libros» que lo demuestran. «Uribe es un irresponsable, un tremendo irresponsable, no sé cómo es presidente de un país. Es un embustero, un manipulador», añadió.
Chávez también se refirió a la computadora de ‘Raúl Reyes’, abatido el 1 de marzo por fuerzas militares colombianas en territorio ecuatoriano, y en la cual habría documentos que lo vinculan con ese grupo insurgente.
«Lo reto a que presente pruebas, no documentos imbéciles», dijo. «Creo que el gobierno de Colombia sí está en serios problemas, porque allí están los asesinados (del campamento guerrillero donde se encontraba ‘Reyes’). Allí están las pruebas de la invasión a Ecuador, de las mentiras del presidente Uribe», prosiguió.
«El computador de ‘Raúl Reyes’ se llama George W. Bush y Álvaro Uribe», agregó.
«Cómo cree el gobierno colombiano que va a restablecer las relaciones con sus vecinos. Las únicas buenas relaciones que tiene es con el gobierno de Estados Unidos, ni con Estados Unidos porque ni siquiera le aprobaron el TLC», indicó el Presidente venezolano.
«Prefiero no tener relaciones con un gobierno así. La economía, está bien que siga, la economía es otra cosa, el comercio», refirió.
“Show de la Interpol”
«Ahora la Interpol prepara un show. Pero es el gobierno de Estados Unidos utilizando a la Interpol y al gobierno de Colombia, lamentablemente», dijo el mandatario venezolano al inicio de su programa dominical.
«Hubiéramos querido retomar las buenas relaciones con el gobierno de Colombia, pero así cómo. Un gobierno que se presta a que el imperio agreda al pueblo que llaman hermano», señaló Chávez.
«Es difícil. Razón tiene el presidente (ecuatoriano, Rafael) Correa que no ha restablecido relaciones (con Colombia), a pesar de la buena señal de lo que ocurrió en Santo Domingo», en la cumbre del Grupo de Río luego.
«El gobierno de Colombia ha seguido atropellando la verdad e irrespetando a Ecuador y a su presidente», aseveró Chávez.
Al insistir en que el caso del ordenador de Reyes forma parte de «un plan del imperio», el presidente venezolano anticipó que «la Interpol va a decir que revisaron las computadoras y no hubo ninguna manipulación».
«¿Cómo que no hubo manipulación? Manipulación significa trabajar con las manos, ¿y cómo metieron toda esa información?», preguntó.
«Es una ridiculez, pero hay que ponerle cuidado a la ridiculez. Porque así como (el presidente estadounidense George W.) Bush inventó las armas de destrucción masiva (en Irak), ahora otra computadora dice que estamos apoyando el terrorismo, que le damos dinero y armas a las Farc, buscando la excusa para eliminar a Chávez», agregó.
Según el diario estadounidense The Wall Street Journal, funcionarios de inteligencia estadounidenses consideran verdaderos los archivos hallados en el computador de Reyes, que relacionan al mandatario con las Farc.
Esos archivos describen reuniones entre comandantes de la guerrilla y autoridades de Venezuela, incluyendo al propio Chávez, según la denuncia del diario en base a la revisión de más de 100 documentos.
Además, el diario español El País comenzó a publicar ayer una serie de artículos, que asegura se basan en los documentos de la computadora de Reyes y según los cuales Venezuela trató de dar armamento a las FARC a través de Belarús.
Anónimo
12 mayo, 2008 at 12:05 amYo como que estoy de acuerdo con el que dice que el columnista pasa miucho tiempo criticando a losotros columnistas. eso en realiddad no tiene nada de malo pero se vuelve canson porque cuantas veces necesita uno que le digan que los otros se creen moralmente superioroes. eso se nota , y tampoco es un problema de que a uno le gusten o no le gusten. a mi tampoco me gustan varios de ellos, principiando por Felipe Zuleta y la Claudia lopez que siempre esta diciendo todo conmo que ovbiedad, como si ella hubira descubierto el mundo, y gritando en hora 20 que ni deja hablar, en eso se parece a Uribe, y caballero es una perdedera de tiempo pero no necesito que me lo digan a cada rato. Yo como lector lo veo y hago mis propios juicios.
Anónimo
12 mayo, 2008 at 2:53 amEl gran pecado de Antanas fue haberle pedido la renuncia a «alguien», ha sido expulsado de la zona alejandrista.
Filibustero
12 mayo, 2008 at 5:08 amDe trade-off en trade-off nos vamos pal carajo señor Gaviria.
Parece ser que esas transacciones realistas las ejecutaron a las mil maravillas los paramilitares.
Cualquiera que no acepte que a punta de motosierra se resguardara la democracia, se ampliara la finquita y se enriqueciera con trafico de drogas y corrupción estatal es un enfermo moral, un iluminado más peligroso para la sociedad que aquellos prohombres emprendedores que hacían beber sangre en sus cursos de verano.
Se ha quedado corto Sr Gaviria en su larga lista de atajos convenientes yo le recuerdo uno: Judicializar a elementos que combinaban las formas de lucha y delinquían en su accionar político. El atajo fue asesinarlos, a ellos y a cualquiera que fuera sospechoso o a cualquiera que denunciara esa jugada maestra del realpolitik.
Pero no nos pongamos con hipocresias, esa es la única forma de gobernar el país y los que pretenden remplazar nuestro sistema democratico tambien harán lo mismo bajo el mismo pretexto realista.
jaime ruiz
12 mayo, 2008 at 6:37 amHay un doctor Alejandro Peláez que asesora a la noble Natalia Springer, ¿será el mismo pensador de este blog?
jaime ruiz
12 mayo, 2008 at 8:36 amSegún Lula da Silva, Chávez es el mejor presidente de Venezuela en los últimos cien años. Si llega a ocurrir que gane Obama, Jesucristo y Moisés quedarán de puros precursores.
Alejandro Gaviria
12 mayo, 2008 at 11:26 amFilibustero: del realismo en línea recta a la república paramilitar, sin ni siquiera una pequeña desviación. Interesante argumento. En la Colombia de hoy, una cuestiona el fundamentalismo moral y termina defendiendo los paramilitares. En eso estamos.
Apelaez
12 mayo, 2008 at 1:28 pmJaime, si, soy yo el mismo que menciona natalia. Ahora tambien soy un cobramasacres?
Gran Hermano
12 mayo, 2008 at 2:44 pmDoctor A. Gaviria:
Unas sugerencias de forma:
1. Dice A. Gaviria: “Uno podría criticar a Mockus por predicar un purismo que él no practicó cuando decidió traicionar a sus electores por una vanidad personal. Mockus no salió de su primera alcaldía por la puerta de adelante. Lo hizo por la puerta de atrás, en busca de un atajo apresurado hacia la Presidencia. Pero mi punto es otro.”
Doctor Gaviria: El anterior párrafo sobra, eso no es una crítica, eso es desacreditación, ese debería ser el último recurso en una discusión, el primero es la persuasión; utiliza usted un recurso (con cierto aroma de intransigencia) utilizado por algunos ante la carencia de argumentos, pero de ninguna manera creo que de su parte no haya argumentos. Para ser más claro, qué le parece si alguien al criticarlo a usted menciona que A. Gaviria fue funcionario de alto rango del DNP en la primera administración de Uribe, desde donde se hacia una defensa frontal al programa del gobierno de Uribe y ahora A. Gaviria critica sus políticas. Obviamente usted se defenderá, pero, sin lugar a dudas, la discusión se oscurece. No obstante, sabemos que cada persona tiene sus propias contradicciones, reales o aparentes. Además ¿Si el punto es otro entonces para qué lo menciona?
2. Dice A. Gaviria: “Mockus pretende imponerle sus valores a todo el mundo. Esta conducta no sólo es egocéntrica. Denota también una tendencia antiliberal. Totalitaria”
Doctor A. Gaviria: ¿De dónde saca que pedirle a alguien que renuncie -desde alguna perspectiva moral- es antiliberal? Simplemente es la opinión de Mockus -usted dirá- es romántico, absurdo, poco pragmático, incoherente, etc, pero estos son juicios morales que no nos llevan a ninguna parte. Cuéntenos cómo impone Mockus sus juicios morales ¿O usted impone algo desde su columna? La iglesia, por ejemplo, sí ha impuesto sus valores; de esta forma, ha habido muchas injusticas, por ejemplo, algo tan sencillo y reciente como hablar de los hijos bastardos a todas luces es la imposición de un juicio moral, puesto que el bastardo legalmente y socialmente no tenía los mismos derechos que el hijo legitimo cobijado en el seno del matrimonio y bendecido por la gracia de Dios. Esa palabra: “imponer” ¿porqué qué la utiliza en este caso? Lo que realmente es antiliberal es lo que usted dice en la columna. Porque así no nos guste, alguien puede decir que Uribe debería seguir gobernando por siempre, alguien puede decir que a este país no le conviene un tercer gobierno de Uribe, pero también puede decir que debería renunciar. Esto es liberal.
Dice A. Gaviria: “Denota también una tendencia antiliberal. Totalitaria.” ¡Ja! ¡Caramba! ¡Eso sí que es tremendista!.
En resumen, creo que su tercer párrafo del artículo es desafortunado.
3. Dice A. Gaviria: “las instituciones realistas, que enfatizan la cooperación y respetan el individualismo, permitieron, entre otras cosas, que un grupo de delincuentes creara en Australia una de las sociedades más prósperas y civilizadas del planeta.”
Doctor Gaviria: ¡Aquí sí que hizo un salto heroico! Pasamos del fundamentalismo moral (que no es el caso generalizado en Colombia) al problema del desarrollo. Eso es para un record olímpico. Contraponer los aspectos institucionales que favorecieron la prosperidad de Australia con el retraso de Colombia y, además, con la crisis política actual, no sirve para sustentar sus ideas. Veamos hasta dónde nos llevan sus apreciaciones: por ejemplo, porque abundaban juicios morales que pretendían tumbar a un presidente por un escándalo sexual con una pasante, entonces Estados Unidos está sumido en el desorden. Absurdo. Esto no tiene que ver con las instituciones que son relevantes para prosperidad económica. El problema es que en un país el moralismo tumbe presidentes, pero ese no es el caso Colombiano. En resumen, hace A. Gaviria un ejercicio de patafísica, un ejercicio de exageración de la anormalidad y de la excepción, mostrando éstas como reglas generales.
P.D: Mi posición: Como ya la lo ha dicho Uprimny y otros, simplemente considero que las instituciones deberían cumplir su papel, que sabemos que lo harán, si lo hacen y si hay que hacer algo, más tarde que temprano. Al fin y al cabo, el presidente no va a renunciar ni a palo, pero algún día dejará de ser presidente. Así las cosas, en términos pragmáticos Mockus pierde su tiempo, sin embargo, él tiene toda la libertad para mostrar su apreciación.
Anónimo
12 mayo, 2008 at 2:47 pmEs increíble la habilidad que tiene Alejandro para justificar cualquier acción de Uribe.
Alejandro Gaviria
12 mayo, 2008 at 3:17 pmGran hermano:
Puede que yo haya sido exagerado. Pero usted responde a la exageración con exageración. Varios puntos.
1. Mockus violó un contrato implícito con sus electores. Yo no hice nada parecido. Yo no estoy descalificando. Estoy señalando un hecho cierto.
2.¿Cómo impone Mockus los valores? Pues descalificando públicamente, de una manera agresiva, a quienes no los comporten. El incidente de Samuel Moreno, casi un linchamiento moral, es un buen ejemplo. Yo no digo que Mockus sea antiliberal porque le pidió la renuncia al presidente. Lo digo porque en sus prédicas (y en la forma de su discurso) percibo cierta intolerancia.
3. Usted se contradice cuando dice que todo el mundo puede opinar, que eso es liberalismo. Y después dice que yo soy antiliberal porque opino.
4. Yo simplemente quise señalar, en el cuarto párrafo, que el moralismo es dañino. Los argumentos de Ken Star y los Republicanos que quisieron tumbar a Clinton son idénticos a los de Claudia López y su combo. Y ahora Mockus aspira a ponerse al frente de esa cruzada.
5. Yo no estoy defendiendo a Uribe a ultranza, como dice un anónimo. La falta de memoria de algunos comentaristas es extraña: mire no más este blog y se dará cuenta de lo contrario. Pero los alaridos morales, ante un incidente grosero de clientelismo, en un país donde los narcotraficantes infiltraron la constituyente, compraron elecciones, montaron una industria del secuestro en el Caguan rotegida por el Estado, etc., me parecen falsos. Hipócritas.
Alejandro Gaviria
12 mayo, 2008 at 3:31 pmAlgunos comentaristas han señalado que gasto mucho tiempo criticando las ideas de los otros. A mí me parece importante que se debatan las ideas, que exista una deliberación permanente sobre las opiniones. Por eso tengo este blog. Es curioso que quienes visitan el blog para debatir las ideas de los otros critiquen que se gaste mucho debatiendo opiniones.
Anónimo
12 mayo, 2008 at 4:09 pmDe la Nota Económica:
El fallo de la Corte Suprema sobre las supuestas dádivas que recibió la ex congresista Yidis Medina para votar a favor del proyecto de ley que permitió la reelección del Presidente Álvaro Uribe es muy extraño, por decir lo menos. Según la Corte “la congresista implicada no aceptó ni recibió las prebendas para que votara conforme a sus convicciones, sino para que lo emitiera en dirección contraria al sentido que pública y previamente había anunciado.” Y el tribunal añade que el voto de Yidis “fue el resultado no de su convicción política íntima, sino del nocivo influjo de los halagos, dádivas y promesas ofrecidas por varios funcionarios del gobierno.” En primer lugar, ¿cuáles son las “convicciones” de este personaje? Unos días antes de la votación Yidis había declarado, si mal no falla la memoria, que estaba un 50% a favor de la reelección y un 50% en contra. ¿Qué clase de “convicciones” son esas? Un personaje como Yidis, cuyas “convicciones”, por propia confesión, cambian ante el ofrecimiento de cualquier dádiva, por definición carece de verdaderas convicciones. La Corte Suprema, para configurar el delito de cohecho, tendría que adentrarse en el tipo de “convicciones” de la ex congresista, en la solidez de esas “convicciones” y en las razones íntimas por las cuales Yidis obró en contra de esas “convicciones”. Haber votado por la reelección no fue en si mismo un delito. ¿Se convirtió en delito en el momento en que Yidis violentó lo que ahora dice ella eran unas supuestas “convicciones” que estaba totalmente dispuesta a sacrificar ante cualquier ofrecimiento burocrático? Por favor. Acaso a eso se le puede llamar convicción (con mayúsculas y sin comillas). ¿Y no es pan de cada día que los políticos cambian todo el tiempo de “convicciones”? Pero además, en la forma como está planteado este fallo, para la Corte Suprema hubieran sido válidas las prebendas si la congresista hubiera votado conforme a sus “convicciones”. Entonces, según el fallo, incurrirían en delito todas las personas que con cualquier ofrecimiento modifiquen las supuestas “convicciones” de un congresista y no lo son cuando no modifican esas «convicciones.» De ahora en adelante es mejor ni siquiera invitar a almorzar a un congresista, no vaya a ser que años después le diga a la Corte Suprema que por el almuerzo cambió de “convicciones” y votó por tal o cual proyecto de ley.
jaime ruiz
12 mayo, 2008 at 4:23 pmApeláez, pues no tengo muy buena opinión de usted, pero ciertamente me sorprende la noticia. Natalia Springer es todavía más emética que Claudia López, Molano, Bejarano y Felipe Zuleta juntos. La última vez escribía sobre el reclutamiento y la deriva de su escrito la llevaba a jurar que la peor forma de terrorismo era el hambre, que veladamente atribuía a una maniobra del gobierno. El artículo de hoy es un esfuerzo desvergonzado por cobrar los secuestros, como quien llama a poner al niño gimiendo para forzar a los padres a vender la casa.
Gheysel Naranjo
12 mayo, 2008 at 4:49 pmTodo laberinto tiene salida, así sea la misma entrada o la salida de emergencia… pero la formula es la base educativa que concilie tradición (realismo) con modernidad (idealismo) donde se marque el límite de la realidad y la polaridad, y asegure la cooperación. Claro, la promesa de la libertad absoluta, la moral oculta y los sistemas corruptos, acaban de asegurar la servidumbre y quedar en el laberinto… En fin todo es un dilema de los filos de la ética y la estética… Válido mirar las causas que por ejemplo llevan a un doctor a preparar un aborto: Si sacar un feto es una urgencia, la ética cambia!!.
Ah, marcar los límites en la competitividad en el futbol, se requiere de toda una ingeniería de cálculos específicos de resistencia, por ejemplo con qué peso se cae esa competitividad, entre eso ABSTRACTO, referido a la moral, ética, educación de los jugadores, y lo REALISTA como son los entrenamientos específicos, dotación de estadios, diferentes materiales y capital. El límite de las estadísticas es el indicador. Claro, clave la evolución y aptitud de la conciencia de las masas y las barras bravas donde están todas las clases sociales. Una reflexión moralista es por ejemplo antes, jugar el futbol femenino era mal visto, hoy hay ligas internacionales y todo un espectáculo, porque más que desfile, hay fútbol, y eso incrementa sanamente la hinchada…¿o no? … Con respecto a los incentivos pues basta con hacer el ejercicio de qué motiva los deportes olímpicos: la onda de la política?, demostrar que un sistema socialista o capitalista prepara mejor a los deportistas?, demostrar quienes no necesitan de dopajes para vencer los récords que humanamente no son posibles (ejempl: los 100 metros en menos de 9 segundos requerirá o cuerpos superformados o entretenimiento de los dioses del Olimpo…)
Gheysel
Daniel Vaughan
12 mayo, 2008 at 5:02 pmBueno, ya se ha criticado tanto a Alejandro que creo que es difícil decir algo nuevo. Acá van mis dos centavos:
1. ¿Qué entiende Alejandro por antiliberal? ¿Es una Constitución, o un código penal, para ser más preciso, antiliberal porque impone un código de conducta? ¿Qué hace que un código penal sea deseable? Seguramente la respuesta será que hay unas conductas en las que todos estaremos de acuerdo que no son deseables (ej. matar, robar, etc.). ¿Cuáles de las conductas que Mockus critica no son deseables? Alejandro suena cada vez más a otro soldado libertario, igual de burdo al ya conocido comentarista que frecuenta la «blogósfera colombiana» y el oscuro mundo wikipédico. Me gusta este bando libertario que se está organizando en la blogósfera nacional.
2. Hay un truco al que Alejandro apela con frecuencia, y me preocupa, dado su altísima posición en la intelectualidad local, y es tratar de darle mayor credibilidad a tesis infundadas citando «amigos profesores».
Lo ha hecho en discusiones sobre Venezuela, sobre mercados laborales, etc.etc.etc. Y bueno, no sobra decir que lo que el amigo profesor australiano dice, aunque interesante, parece tener poco sustento histórico. Me gustaría oir mejor ese argumento (aunque uno podría dar el de Weber rápidamente como contraargumento, y recordar la estrechísima relación entre el protestantismo y las instituciones capitalistas de la «primera nación del mundo», el bello país desde donde escribo).
Dos rápidas conclusiones:
1. Entre un «fundamentalista moral» como Mockus, capaz de defender sus tesis, y un líder intelectual que apela a los amigos de la academia mundial, me quedo con el primero. Esto por supuesto es cuestión de gustos.
2. Estoy en desacuerdo con la interpretación de Apelaez (además por contradictoria: el «no sea sapo» de Apelaez sí sería «antiliberal»): suena más a una competencia de egos intelectuales.
Anónimo
12 mayo, 2008 at 5:15 pmEn un país tan insdisciplinado, tan orientado al atajo y a «dejar así» como Colombia, las tesis de Mockus hacen más bien que mal. Además Mockus no le vende mentiras a nadie: él es como es y actúa en conformidad, incluso en sus payasadas. Uribe en cambio, por ejemplo, se autodefine como liberal y es un tipo completamente antiliberal que además está concentrando todos los esfuerzos que debería hacer en gobernar en crear un «culto». Me quedo mil veces con el primero porque por lo menos sé a qué atenerme.
Gran Hermano
12 mayo, 2008 at 5:35 pmAlejandro:
Mis comentarios sobre su artículo no tienen como principal intención refutarlo (salvo en el párrafo que se refiere a Australia)
1. Usted está utilizando un hecho cierto, pero que no sirve para argumentar, sólo sirve para encontrar incoherencias en la vida política. Entiendo que usted quiere controvertir las apreciaciones morales de Mockus, no otra cosa, y usted lo dice explícitamente en la columna, entonces para qué hablar de lo impertinente?
Insisto que mis comentarios son sobre la forma.
2. Ese es el problema de muchos en este país, empezando por nuestro presidente; Mockus es otro más; de manera puntual lo que critico es el término: «imponer». Mockus no es tan influyente. El ejemplo es Samuel, puesto que los cuestionamientos de Mockus realmente no trascendieron en gran medida. Finalmente,el custionamiento de Mockus, sólo servirá si alguien ante la falta de argumentos decide desacreditar a Samuel.
3. No. Doctor Gaviria usted no me parece antiliberal, es más, me parece un buen tipo. Lo que me parece que no es liberal, no es usted, es una frase de su columna: “Mockus pretende imponerle sus valores a todo el mundo. Esta conducta no sólo es egocéntrica. Denota también una tendencia antiliberal. Totalitaria.” Y alguien en el blog resumió su artículo al referirse a Mockus en algo así como: «No sea tan sapo, parce!». Bueno, aceptemos que Mockus “descalifica públicamente, de una manera agresiva, a quienes no los comporten”, pero usted que está en la academia, con un tono más bajo hizo lo mismo. Uno esperaría que la academia ataque las argumentaciones y las incoherencias en las argumentaciones. Pero ¿Para qué atacar a las personas si para eso ya hay espacios de sobra? Uno puede disentir de los demás pero cuando se pasa a una clasificación despectiva se silencia al contrincante y se toma el camino más vago. Si usted etiqueta al contrincante entonces lo reduce. Esto que es tan común deberíamos tratar de evitarlo, aunque reconozco que requiere de un gran esfuerzo. Nuevamente insisto: mis comentarios son de forma.
Aclaro: mis comentarios son de forma salvo EL COMENTARIO RELACIONADO CON AUSTRALIA.
Alejandro Gaviria
12 mayo, 2008 at 5:44 pmDaniel: ya casi todo se ha dicho. Como ya lo dije, a veces la carreta de Mockus me parece intolerante. Eso es todo. Podíamos reemplazar “antiliberal” por “intolerante” y el argumento sería el mismo. No mencioné el nombre del australiano pues no quería atiborrar la columna de nombres propios. Iba a sonar pretencioso. Pude haber expresado la idea sin recurrir a la anécdota. Pero el punto, creo yo, es irrelevante. El ejemplo de Weber no cabe en este caso. Yo estaba haciendo referencia a las ideas de los filósofos morales, a lo que el mismo Williams llama el formalismo moral de Kant o la sobreexcitación comunitaria de Rousseau. Yo prefiero a los ingleses. Cada quien tiene sus santos de cabecera.
Gran hermano: gracias por la aclaración. Más tarde relato una anécdota que puede explicar el tono exasperado de la columna.
juan farncisco muñoz
12 mayo, 2008 at 6:44 pmEstoy deacuerdo con julio carrizosa. No creo que Mockus sea tan moralista en su forma de actuar como lo es en su nueva faceta de figura pùblica. Sin embargo, lo ùnico que podemos afirmar de èl ahora depende de sus declaraciones.
Siempre he pensado que Antanas es un hombre muy pràctico, a pesar de dar una impresiòn contraria. Y su pragmatismo puede sonar como un sermòn o puede verse como un acto ridìculo, pero da resultados psotivos, creo yo, y genera legitimidad, gobernabilidad y ciudadanìa.
Conozco a Mockus, he hablado con èl unas tres veces. No quería hablar de él en términospersonales porque lo respeto mucho, pero entiendo que puede llegar a ser muy excéntrico, rayando con lo exasperante. EL análisis que hizo Lelo desde la primera entrada, no solo es gracioso, sino también acertado. Se nota que es psicquiatra. Algo interesante de Antanas, que creo hay que destacar antes que sensurar, es que su moralismo es algo que él vive en todos los aspectos de su vida y es algo que condiciona todas sus actitudfes y todas sus opiniones. Por eso nunca me ha exasperdao realemtne, y cuando me ha parecido extraño su comportamiento, me genera es más simpatía. Es interesante oirlo hablar sobre su optimismo pedagógico, sobre la naturaleza buena del ser humano, sobre la posibilidad de resocializar a garavito… y demás opiniones que da que son congruentes con su fundamentalismo moralista. Pero este fundamentalismo a `mí no me molesta, al contrario, me entusiasma a veces. Pero reconozco que la actitud de ANtanas, de mostrarse como el salvador de colombia puede ser egocéntrica. Sin embargo, quiénes más lo han hecho? como dice Daniel, entre el escepticismo y el moralismo de Mockus, creo que como persona con actitudes polìticas me inclino más por la segunda opciòn.
Apelaez
12 mayo, 2008 at 6:57 pmJaime. Acabo de aprender una nueva palabra: emético. No tenia la menor idea, pero ahora se que significa «vomitivo».
Yo no comparto muchas de las cosas que opina natalia, pero creame que ella esta lejos de ser un vomitivo, cualquiera que sea la interpretación que usted le quiera dar al término.
Sobre lo del hambre, pues vea, usted sabe que los columnistas suelen recurrir a la retórica y a la emotividad como forma de transmitir sus ideas. No se dice que el hambre es la razón unica y exclusiva del reclutamiento de niños, lo que pasa es que la falta de presencia estatal (infraestructura, acceso a mercados, etc) y los altos indices de pobreza son un factor importante de riesgo. (Al igual que la presencia de grupos armados y otros factores adicionales). En resumidas cuentas, si usted es menor de edad es mas probable que sea reclutado en zonas marginales y pobres con presencia de grupos armados, que si vive en el chicó. Lo cual no quiere decir que si usted tiene hambre necesariamente va a terminar de guerrillero y que el hambre es culpa de Uribe. O con la consecuente inferencia suya de que los niños se volverían guerrillos por culpa de Uribe.
Asi es la cosa. No se esta diciendo que el reclutamiento de niños se debe al hambre y esta al gobierno uribe, como usted lo quiere poner. Pero bueno,
Daniel Vaughan
12 mayo, 2008 at 7:02 pmAlejandro,
Hay algo de su defensa que molesta. Hay un tufillo personalista: no termina de convencer ni el argumento del experto australiano («caos ==> desarrollo económico»), ni la «carreta libertaria». Después de todo, si lo que lo molesta es la «intolerancia de la carreta de Mockus», su columna lo es aún más. Con esto quiero decir que el argumento tampoco puede ser la «intolerancia o antiliberalismo» de Mockus. Hay algo más…
Pero bueno, la pregunta interesante no es si a usted lo exaspera Mockus. Eso, a mi por lo menos, me tiene sin cuidado. Lo que parece que es interesante discutir es el fondo de la crítica a Mockus:
¿Tiene sentido el discurso moralizante de Mockus, independientemente de lo mal que le caiga el personaje en cuestión?
Y bueno, intuyo que su respuesta es que no. Que el orden no sólo no es necesario (después de todo ahí está la evidencia del caso australiano, no?), sino que es inmoral (antiliberal).
DV
Carlos
12 mayo, 2008 at 7:25 pmJaime Restrepo, admirador de Mockus, en su blog Atrabilioso critica a Mockus acusandolo un poco en parte en la línea de Alejandro: de ser incoherente.
Cito:
«Si hay un discurso que me gusta de Antanas Mockus es el del atajismo, en el que describe la tendencia de los colombianos a tomar atajos para solucionar problemas. Desde la campaña presidencial de 2006, Mockus expuso con todo detalle esa filosofía e incluso señaló que uno de los ejemplos de atajismo era el paramilitarismo.
Ahora Mockus está insistiendo en la renuncia del Presidente por cuenta del escándalo de Yidis Medina, posición en la que coincide con la del cabecilla terrorista alias ‘Iván Márquez’. Esa petición es un atajo en el que pasa por alto la presunción de inocencia: una cosa sería que la plenaria de la Cámara ya hubiera aprobado el juicio contra el Presidente en el Senado y otra muy distinta es que hasta la fecha solo se hayan enviado copias a la Comisión de Acusaciones para que decida si abre o no investigación contra el Mandatario.
El atajo que está tomando Mockus es simple: si a alguien le organizan una estrategia de escándalos y descrédito que incluya los señalamientos judiciales, esa persona debe renunciar porque –aquí va otro atajo de justificación- “cuando el río suena, piedras lleva” y si hay tanto ruido es que seguramente el desacreditado es culpable. Ese atajo de pasar por alto la presunción de inocencia es común en los colombianos, pero es mucho más frecuente en el facilismo de la oposición.»
Creo que Jaime tiene una critica muy valida. Mockus pretende saltarse la vía legal de la investigación por parte de la comisión de acusaciones y saltar de una vez a las vías de hecho, pidiendo la renuncia de caudillo. Por lo menos, en este sentido, la incoherencia de Mockus es innegable.
Por lo demás, Mockus, el nuevo mesías de muchos (incluyendo personas de este foro, y por eso invierten tanto teclado en defenderlo) anda haciendo pactos políticos con la oposición para e enesimo «gran acuerdo nacional».
Finalmente Mockus es otro político en busca de protagonismo, votos y poder. Otro personaje jugando el perverso juego de la política y el poder.
Cuando sus aduladores lo bajen del pedestal en que lo tienen, la discusión será posible.
Carlos
12 mayo, 2008 at 7:28 pmMe faltó el link al «gran acuerdo» que esta buscando Mockus con la oposición.
Daniel Vaughan
12 mayo, 2008 at 7:45 pmCarlos,
Su párrafo final sugiere varias cosas:
1. Hay una discusión interesante que no se ha podido dar.
2. Es culpa de «los aduladores» de Mockus.
Me gustaría que profundizara más en estos puntos:
¿Cuál es la discusión interesante que no ha sido posible? Por ejemplo, ¿usted qué cree del «esfuerzo moralizador» de Mockus? ¿Le gusta? ¿Le disgusta? ¿Le parece inmoral? ¿Le parece innecesario? (y a todo esto póngale un «por qué»)
Por otro lado, cómo puede ser posible que esa discusión interesante no se ha podido dar por culpa de los aduladores? ¿Quiénes son esos aduladores que imposibilitan la discusión? ¿Cómo lo están haciendo?
Carreta, carreta, carreta… sugiero (es una sugerencia, no una imposición, por supuesto) más bien que nos siga nutriendo de noticias en el blog. ¿Alguien más en el mundillo de las columnas de opinión ha escrito de Mockus? Se agradece de antemano el servicio informativo.
Cordialísimo saludo,
DV
camilo ernesto
12 mayo, 2008 at 7:49 pmQUERIDOS FORISTAS ESCRIBE ESTO SOBRE MOCKUS, LA COMPARTO COMO BLOGGERO ESPERO QUE DE MAS RAZONES PARA EL DEBATE.
LA FARSA NACIONAL.
Por: Camilo E. Pachón Pinzón.
“La farsa de Yidis”, así titulaba su columna dominical del pasado 26 de Abril en el espectador, Alejandro Gaviria. En ella se insinuaba un fenómeno sinuoso, pero para nada insospechado y falto de atractivo y color: la política de la audiencia y la actuación. Seis palabras contundentes sobre la palestra (y ante la cámara): “la política tiene mucho de farsa”. Eran repetidas, por el presidente Uribe en la cumbre de Santodomingo, “rodeado de decenas de mandatarios” y ante la opinión televisada de los países latinoamericanos que seguían con aguzada curiosidad y atención lo que pasaba. Unos atinaban a reír “ante la espontánea sinceridad de su colega”, otros (los teleespectadores conmovidos) simplemente afirmaban su franqueza y desparpajo. Las últimas dos semanas han venido a confirmar que si realmente (como en el caso Yidis que reseña con lujo de detalles de telenovela Gaviria), la política es una farsa. Y sus protagonistas pintorescos, variados, multicolores, menos sin gracia. Empezando por el presidente Uribe. En la nota de la columna de marras, los papeles son intercambiables (el ciudadano Uribe en cruzada anticlientelista procurando la eficiencia demandando al ministro Santos ante la corte constitucional por los nonc santas “ partidas de inversión social regional” de la ley de presupuesto de 2000), y las opiniones son volátiles. El hoy Uribe presidente, afirmaba sin más: “las partidas amenazan la independencia del congreso frente al gobierno… los halagos presupuestales, burocráticos o contractuales generan la desaparición del derecho de ejercer el control político”. Pero además de lo intercambiable de los papeles, lo volátil de las opiniones, están también los refunfuños y oportunismos de ocasión, como lo comprueban las últimas escenas de este culebrón político. Periodistas que por la supuesta protección de sus fuentes guardan confidencialidad y la deshacen cuando el entuerto esta hecho, representantes que se inmolan cuando las “faltonean”, y opositores políticos que vaya sorpresa se dan cuenta que se cambian votos por favores políticos. Sí, en efecto, “el agua moja”. Que la política es un “intercambio de promesas por votos”, una transacción indelicada muchas veces viene a ser una confirmación que algunos ven con estupor, indignación, rabia, odio y dolor, y no sabía hasta envidia como el profesor Antanas Mockus.
Sí, a este último entreacto de esta farsesca telenovela, se ha integrado un nuevo actor de reparto. El carismático pedagogo de la Nacional, el histriónico rector de las nalgas peladas, el hombre- espectá-culo, de símbolos, retruécanos y circo. El inefable alcalde Mockus. Y exige la renuncia del presidente (Pues su reelección no se habría dado sin el voto manchado de Yidis). Pero me sorprende que no se indigna, tampoco siente odio, él a Uribe le tiene envidia dice. Le tiene envidia, porque ha encontrado “atajos” morales que desdicen de los resultados, y en su sentida perorata virtuosa son reprobables los medios seleccionados: la negociación y el cabildeo. Le tiene envidia porque Uribe ha apelado a la persuasión y a la actuación que el meticulosamente también ha fabricado solo que de manera no tan sofisticada: la de la audiencia mediática, el efecto teflón y el distanciamiento de sus “bases sociales y aliados”, implicados en esta crisis moral, en esta “podredumbre del régimen” como diría Alvaro Gómez. Le tiene envidia además porque Uribe aun cuando persiguiendo el mal todo le sale bien. Como en los versos de Mefistófeles en el Fausto de Goethe, Uribe parece tener dentro de si “una porción de aquella fuerza que siempre desea el mal y siempre propicia el bien”. Pues dice Mockus: “Su ley de justicia y paz que inicialmente era una garantía de impunidad fue transformada por la presión de parlamentarios decentes, ONG y fallos de las cortes en una ley de transición admirable, que esta dando hoy sus frutos ¿quien se atribuye los logros? El Gobierno, Uribe”. La institucionalidad se salva –dice Mockus- Y quien se lleva los créditos inmerecidos, pues Uribe. Mockus el moralizador, o lo que Stuart Mill llamaba el “policía moral” –de Colombia- , tiene un vicio inconfesable es envidioso. Pero eso no es malo profesor Mockus, eso nos dice que los hombres no somos dechados de virtudes, tenemos pecadillos. La envidia es un mecanismo psicológico muy difundido en las democracias y en los procesos de justicia transicional que estudia su colega y amigo el profesor Jon Elster de la Universidad de Columbia. Elster un estudioso de las emociones, nos habla de las tendencias motivacionales y que tienen en la acción ciertos sentimientos morales, como la envidia. Al respecto de la envidia Elster nos dice que su tendencia básica es la de “destruir el objeto envidiado o a su poseedor”. Realmente no se que quiere destruir Mockus que posee Uribe – ¿su éxito, su suerte, su habilidad y virtú política?- o ¿quiere destruir al personaje obligándolo a renunciar y llevarlo en sacrificio a su altar?. Su altar de moralidad pública sin fisuras, depuración y lustración políticas de raíz. Sea lo que sea creo que su propuesta tiene visos totalitarios que no pasarían de ser una farsa más, si no fuera como nos recuerda Elster en otro de sus ensayos de psicología política en donde estudia la obra del lógico y novelista ruso Alexander Zinoviev y su novela cumbres abismales, que: “ Los aspectos simultáneamente trágicos y burlescos de cumbres abismales son una consecuencia del hecho de que Zinoviev analiza fenómenos tales como la denuncia o el oportunismo que, desde el punto de vista individual, son farsescos, pero que desde el punto de vista colectivo se vuelven trágicos” y “ una farsa que se repite constantemente es en realidad una tragedia”. La audiencia nacional que sigue esta novela (la colombiana) debería tomar atenta nota de esto último.
Carlos
12 mayo, 2008 at 8:01 pmAlejandro: y que opinión le merece la columna de hoy de Cecilia Lopez. Todo lo que dice del populismo del gobierno es cierto y muy condenable.
Pero hay que ser muy ingenuo para comerle cuento a a honestidad intelectual de Cecilia «seguro social» Lopez, miembro honorario del ala serpo-samperista del impoluto, incorruptible y superserio partido liberal, que como principal partido político en las ultimas decadas, es el principal responsable de muchos problemas de pais, por acción u omisión (hasta Uribe viene de ese partido)
jaime ruiz
12 mayo, 2008 at 8:12 pmPerdón por seguir con este tema, pero me ha dejado muy impresionado la reacción de Apeláez, de cuya comprensión de lectura y solvencia intelectual tenía mejor opinión, pese a todo. Este párrafo es de una columna reciente de Natalia Springer.
Entre todos los factores de miseria que promueven el reclutamiento, sobresalen el maltrato intrafamiliar y el hambre. El hambre es la peor forma de terrorismo y es un hecho que seguiremos produciendo conflicto mientras haya tantos que viven en condiciones de desesperación. La legitimidad de un Estado no se mide en número de bajas; se mide en su capacidad de garantizar las condiciones de libertad y dignidad con las que se compromete en la Constitución y no hay nada más indigno y humillante que el hambre. Me pregunto, ¿qué tan exitosa es una política de ‘seguridad democrática’ que no puede garantizar la seguridad alimentaria de la Nación, en un país que produce comida 365 días al año?
Bueno, es una mentira tras otra: el hambre sólo sería una forma de terrorismo en caso de que alguien efectivamente la planeara. Es lo que está diciendo la señora, de modo que cada frase va llevando hacia eso. Es algo difícil para mí, ¿cómo explicar que nadie planea el hambre? ¿Siquiera que en Colombia no hay hambre y que en general el hambre es algo inconcebible para la gente de Sudamérica? El párrafo citado es un prodigio de retórica legitimadora del terrorismo, pero se dirige a un público de hechura creacionista, dispuesto a suponer que la gente se muere de hambre pero los perros y las ratas vagan tranquilamente por ahí y los casos de canibalismo son pura perversión, y algo mucho peor, que eso lo hace el gobierno, cosa que le parece a la columnista una forma de terrorismo mucho peor que los cilindros, las castraciones, las mutilaciones con minas, las bombas, los secuestros, ¿no es lo que dice? ¿De qué otro modo se puede suponer que el hambre es una forma de terrorismo?
«Seguiremos produciendo conflicto» es una frase en la que la intención de tomar el poder por los comunistas deja de tener importancia, pues el conflicto sólo es el fruto del hambre y si en términos generales dos tercios de la humanidad viven en países más pobres que Colombia y ciertamente se han matado mucho menos que los colombianos, eso no tiene importancia porque los lectores van a aceptar la mentira contenida en esas frases. «Hay conflicto porque el gobierno no ha garantizado la seguridad alimentaria». Genial. Nadie en las FARC dice tantas mentiras juntas, ningún elemento de propaganda terrorista es tan abiertamente «insurreccional» como esas mentiras.
¿Desde cuándo la legitimidad de un Estado se mide en su capacidad de generar condiciones, etc.? La misma basura totalitaria: puesto que la sociedad colombiana es desordenada, la política corrupta y etcétera, el Estado es ilegítimo. ¿No es lo que dice? Pues ¿qué esperamos para poner uno legítimo que garantice nuestros derechos? En la frase siguiente la seguridad democrática resulta encargada de proveer alimentos…
Buena parte de lo que se escribe en la prensa es legitimación del terrorismo, la semana pasada enlacé un artículo de Sergio Otálora en el que explica que la revista Alternativa era el órgano de los movimientos armados. Pero pocas veces esa legitimación es tan descarada, del mismo modo que el artículo de hoy es patente cobro de los secuestros. Descarado, directo: el gobierno no ha cedido, el gobierno tiene la culpa.
(Pero uno explicando esas cosas se siente como hablando en otro idioma: ¿es que nadie ve la legitimación del terrorismo en párrafos como ése? No, a nadie le interesa, salvo a los que no lo ven porque acceden a relaciones con el estrato de arriba y con personas tan elegantes, finas, agradables, educadas y aun solventes.)
jaime ruiz
12 mayo, 2008 at 8:32 pmCarlos, ¿qué importa lo que haya hecho Cecilia López o el partido al que pertenezca? Ella se explica muy bien en lo que dice, es de una elocuencia muy precisa, sus propuestas sólo son un poco más escoradas al populismo que las de Horacio Serpa.
La cuestión de los regalos presidenciales a los empleados estatales remite al mismo problema de Mockus: ¿qué pasa si abrimos un restaurante de comidas rápidas en el que las meseras van vestidas con extrema honestidad y enfrente un competidor las pone con minifaldas y escotes? ¡Somos decentes, ergo cerramos el chuzo! El remedio sólo puede estar en una clara determinación de la mayoría acerca de ciertos valores: el referendo de 2003, en un momento de grandes dificultades económicas, planteaba congelar los salarios oficiales, lo contrario de lo que se hace ahora (que, en cambio, hay más plata), pero no llegó al umbral, cuando debería convocar a más de un tercio del censo. De modo que si Uribe no podía contar con la sociedad para contener los ingresos de los empleados estatales tendría que contar con éstos para gobernar, salvo que le guste más la superioridad moral y hacer de rebelde de envarada austeridad que critica con datos ciertos a un gobierno cuya ministra de Economía sería Cecilia López.
Eso es lo que no puede ser un político. Los admiradores de Mockus resultan muy ingenuos si creen que cuando pide la renuncia de Uribe está mostrando la recia perfección de su alma y no buscando protagonismo para aspirar a ser candidato del centro, es decir, del gran acuerdo nacional, es decir, de la izquierda democrática; ustedes me entienden: del GPCHB, del Gran Partido de la Chequera Bolivariana, que despertaría mucho rechazo incluso con Garzón.
Anónimo
12 mayo, 2008 at 9:27 pmDaniel: creo que usted mismo le da la razón a Carlos. Sale a defender a Mockus con tanta pasión y atacar a sus criticos, que muestra su evidente mockusismo.
Me imagino que cuando escribe sobre Mockus saca su carnet de «visionario» para inspirarse.
Julio Carrizosa
12 mayo, 2008 at 9:28 pmJaime: muy pocos son los humanos que no aspiran a protagonizar algo y menos son los que en algún momento no son moralistas y en otro no son pragmáticos. Creo que los políticos más peligrosos son los que, como Hitler, no logran equilibrar en sus pensamientos lo pragmático con lo moralista.Sin duda Mockus aspira a ser candidato moralista-pragmático y lo que importa ahora es si el u otro podrían derrotar al uribismo o si del uribismo, que muchos ven como la centro derecha, puede salir alguien, como Noemí o Fajardo, que sea aceptable para el mismo Uribe y que no tenga relaciones con la línea corrupta y narca.
jaime ruiz
12 mayo, 2008 at 9:38 pmJulio: el problema no es la aspiración presidencial o lo que mueva a Mockus, sino el atajo de la renuncia presidencial. Lo moralista resulta un adorno muy inadecuado y lo pragmático peor, porque ese ambiente cuando hay tanta presión sobre los paramilitares para que digan que Uribe era el jefe y gente como Yidis Medina buscando inculparse a toda costa es otro elemento desestabilizador. La jugada no sólo es condenable por desestabilizadora, sino improductiva para cualquier interés que tuviera Mockus: ni siquiera han salido a secundarlo más allá de los liquidacionistas más fervorosos del Estado.
Por lo demás, Fajardo tiene poco que ver con el uribismo, y yo diría que pocas ganas de ser candidato.
Julio Carrizosa
12 mayo, 2008 at 10:37 pmJaime: la petición de renuncia puede entenderse como un instrumento didáctico, con ella Mockus sabe que pierde por lo menos un 60% de los electores y que definitivamente no será presidente en el 2010, su objetivo podría ser entonces(todas estas son elucubraciones), el mismo presidente o su entorno rescatable, no aspirando a que se realice la renuncia porque Mockus es realista, sino deseando que esa petición introduzca reflexiones en la cabeza de Uribe y en otras como las de los Fajardistas del entorno presidencial.
Alejandro Gaviria
12 mayo, 2008 at 10:47 pmPara los interesados en una crítica más extensa (y más pausada) de los argumentos mockusianos, los invito a leer este artículo que escribí hace un tiempo a raíz de los veinte años de la publicación del libro de Lawrence Harrison, “Undervelopment is a state of mind”.
Alejandro Gaviria
12 mayo, 2008 at 10:52 pmJulio y Juan Francisco: tal vez Mockus no sea un fundamentalista moral. Pero todas las noches lo tenemos en el noticiero CMI dándonos clases de moral. Mockus se autoerigió en el profesor de cívica de la Nación colombiana. Ese papel de predicador me parece francamente exagerado. Una noche de la semana pasada dio su clase, y concluyó tranquilamente que el Presidente debía renunciar. Así no más.
Carlos
12 mayo, 2008 at 11:36 pmAlejandro: El articulo sobre Lawrence Harrison esta bueno. Sin embargo, veo con sorpresa que no menciona a North, quien sin duda ha explicado como las limitaciones informales(es decir culturales, no legales) afectan el cambio institucional o la ingeniería institucional y en ultimas el desempeño economico (en un sentido amplio).
El libro clásico de North, «Instituciones, cambio institucional y desempeño económico», creería que es casi una referencia obligada por la manera en que explica las relación causal entre estos elementos.
North sostiene que los cambios institucionales (lo cual incluye cambios en la instituciones informales, es decir cultura) se originan en ultimas en cambios en los precios relativos de factores de producción. Ej: cambios en la relación tierra/trabajo hacia finales de la edad media en Europa debido a la peste que mató mucha gente.
Tambien los cambios se dan por cambios en los costos de información y de la tecnología.
Y por cambios en el poder de negociación de los diferentes actores (ej: los sindicatos adquieren mas poder o los comerciantes, o los obreros).
Estos cambios a su vez cambiaran los sistemas creencias de las personas, es decir, el cambio cultural.
El ejemplo que da la pildora (cambio tecnológico que hizó posible el sexo sin embarazo) creo que va en esa dirección.
Cordial saludo,
Carlos
Carlos
12 mayo, 2008 at 11:44 pmPara los interesados aquí Harrison explica su tesis.
Anónimo
13 mayo, 2008 at 12:00 amPrefiero a Antanas, que estoy seguro nunca tendra familiares en cargo publicos y utilizara su «inteligencia» para defender el gobierno que provea esos cargos publicos. Es mejor eso que cualquier argumentacion.
Atentamente,
Hazard Moral Benthan
Anónimo
13 mayo, 2008 at 12:08 amMuy bueno el argumento del último anónimo. Ese es el estilo de Coronell, Zuleta y demás moralizadores. La familia ante todo.
juan farncisco muñoz
13 mayo, 2008 at 12:23 amPuede que el discurso pedagógico de Mockus se vea ingenuo. Pero la definción que hace de cultura en sus escritos creo que soluciona en parte las incongruencias que Alejandro señaló en su artículo sobre las ideas de harrison. Creo que el problema de la relación circular entre mente y subdesarrollo, o entre capital social e ideología es solucinado por Mockus cuando afirma que la cultura es principalmente las costumbres. Estas pueden ser formales o informales. Si se entienden como reglas sociales, independientemente de sus logros formales. De hecho, no me parece muy diferente a unas ideas básicas de Marx y hegel, sobre la influencia determinante de los componentes materiales de la cultura sobre los componentes ideales. El círculo vicioso se soluciona si tal vez atribuimos a las condiciones materiales un efecto causal sobre las ideales. Es decir, que el capital social va a pesar más que la ideología en la determinación de los mecanismos propios de la cultura. Porque la ideología sería solo la expresión de opiniones que han dejado de tener un origen evidente y claro.
A mí me convence el materialismo dialéctico implícito en Mockus, más que su hedonismo racionalista o su moralismo humanista.
Mockus, como cualquier pensador importante, parece tener facetas. A mí me convenció el Mockus que escribe de convivencia ciudadana y transformación cultural. Obviamente este Mockus es teórico, no es el Mockus público, ni tampoco el ex alcalde. Sin embargo no deja de ser muy interesante ver tres Mockus tan influyentes en tan poco tiempo. La verdad, es más de lo que muchos filósofos, científicos y políticos han logrado.
jaime ruiz
13 mayo, 2008 at 1:35 amLeyendo el escrito de Alejandro sobre Harrison me quedo con la impresión de que realmente Alejandro cree que Mockus representa una ruptura con «la ideología predominante», siendo que más bien me parece que la representa. La pedagogía de normas de convivencia es lo que más tentaría a las buenas familias que admira Felipe Zuleta. No puedo pensar en esa idea de pedagogía sin sentirme sometido a algún profesor más bien identificable con los dominadores de siempre (por mucha cara de mico que tenga) y muy seguro de su derecho al reproche sobre los demás.
Siempre hay algo que se puede decir sobre ese cambio cultural en apariencia tan anhelado (pero yo diría que no en la realidad: lo que hay es diversos ensueños castristas que varían según las inclinaciones de los deseantes). Pero vamos a suponer que realmente todo el mundo acepta como deseable que los hijos de los sicarios sean violinistas, eso es menos improbable de lo que quieren creer los colombianos de clases altas (es algo que temen, en todo momento lo compruebo): ¿qué cambio podría permitir eso? Para mí no hay ninguna duda: sólo el bienestar material, que significa un crecimiento considerable del PIB a partir no del civismo sino del imperio de la ley y del aumento de la productividad (y no del uso de papel sellado en todas las transacciones). El caso de las recompensas, viejo tema de Mockus, es característico: lo que ha permitido que aumente la seguridad es el desmantelamiento de las organizaciones criminales, para lo que han servido políticas como las recompensas. La delación cívica a unos funcionarios que todo el mundo sabe que son poco confiables serviría mucho para que las personas dignas nos mostraran sus perfecciones, pero no habría aportado mucha seguridad. Es que en última instancia las víctimas, tanto del terrorismo como de la pequeña delincuencia, son personas distintas a las que tienen dignidad y altas cualidades morales. Estas últimas podrían vivir tranquilas aunque haya altas dosis de inseguridad fuera de su burbuja protegida: la perfección moral de ese ensueño sólo es sujeción, todos los mockusianos que conozco personalmente admiran a Cuba y no están pensando en gente que da la vuelta al mundo porque algún negocio les permitió ahorrar sino en dóciles siervos que cambian el rosario por la idolatría republicana. (Bueno, podría extenderme comentando ese culebrón de Six Feet Under, pero creo que ya es bastante.)
juan farncisco muñoz
13 mayo, 2008 at 1:03 pmTodo lo que anota Jaime me parece muy interesante, porque es una oposición clara y sincera a los sueños Mockusianos, que cosnidero míos también. No se si jaime habra mal interpretado el hhecho que yo hablara de materialismo dialéctico o de Marx. Pues aunque me he declarado mockusiano, ante la ncesidad personal de declararme como algo político, nunca he estado deacuerdo con el comunismo o con las utopías sociales. De hechho, ni siquiera creo que Mockus tenga pensada una utopía social que sea diferente al correcto funcionamiento del estado y al cumplimiento de los derechhos y las obligaciones civiles en una economía de libre mercado. Antanas solo resalta lo que tiene valor por sí mismo, independintemente del tono ideológico que se use. Lo que es importante en tanto es constante. Nunca hhe pensado que el pensameinto que hha desarrollado Antanas sea una ideología realmente. Por esto el ex alcalde es congruente con su entendimieto de la cultura. Y como ya había afirmado, una cosa es el legado completo de Anatnas, y otra son sus egocentrismos pedagógicos de estos días. El legado competo de Antanas es el más completo que político alguno haya dejado.
jaime ruiz
13 mayo, 2008 at 2:23 pmBueno, Juan Francisco, no he dicho nada del marxismo. La adhesión al régimen cubano de las clases altas de toda Latinoamérica es algo de sobra conocido, y el antiamericanismo de la mayoría de los seguidores de Mockus también. Pero ciertamente no es un discurso marxista sino autoritario-clasista que encuentra su público en los mismos grupos sociales que antes eran marxistas: el marxismo sólo era el vehículo de esa ilusión. (Si le interesa leer comentarios sobre Mockus escribí algunos de posts sobre sus propuestas antes de las elecciones de 2006). Y bueno, no tener una utopía social distinta al correcto funcionamiento del Estado es no tener un proyecto, como si frente a una crisis cardíaca el médico responsable sólo propusiera el uso apropiado de todos los recursos que la ciencia médica pone a nuestro alcance. Así siempre se acierta, «luchemos contra la corrupción» es una consigna que no encuentra resistencia, pero más bien parece el programa de los políticos sin programa.
Sebastián Jaén
13 mayo, 2008 at 4:29 pmConsidero que aunque el gobierno de Álvaro Uribe arroja un saldo neto positivo, no se puede olvidar que lo negativo también ha sido significante. Tanto, que se podría considerar razonable que alguien no valore como justo, que se aplauda el saldo neto favorable, ignorando la componente negativa.
En una conferencia de un técnico de PETROBRAS, este decía que aunque la explotación aumentaba los recursos y rendimientos de la empresa, con el consiguiente aumento de siniestros. Esto se consideraba simplemente inaceptable y no justificable, aunque se acerque a los estándares internacionalmente aceptados. Aquí lo más deseado es un valor mínio y máximo de cero.
En otras palabras, pedir la renuncia por una componente del balance, que se desea en cero, me parece razonable, y no le veo razones para calificarla de exagerada. Es una opinión que puede estar fundada en el idealismo, romanticismo o la ingenuidad. Lo que se quiera decir. Pero es una apreciación justa.
No creo que este tipo de comentarios le hagan daño ni a Colombia, ni al presidente. Todo lo contrario.
Ahora, al profesor Mockus yo le reprocho que no haya pensado en un proyecto de Bogotá que superara su alcaldía. Ahí sí hay actitudes que creo que este señor debería repensar.
Alejandro Gaviria
13 mayo, 2008 at 9:38 pmBuen artículo sobre Stuart Mill .
Estudiante
13 mayo, 2008 at 11:18 pmAlejandro, qué pena molestarlo.
Me acaban de entregar las pruebas de Estado, y estoy interesado en ingresas a la universidad en la que usted trabaja, a estudiar economía.
Mi hermana ya está en 4 semestre, y leí que me descontarían en 15%, creo que saqué un buen resultado, hoy envié mi solicitud, y quiero aspirar a una beca, si se puede.
Si no, ni modo, sólo el 15%.
1)Los programas «Quiero estudiar» y eso, son sólo para estudiantes de bajos recursos, o los que tengan mejor icfes?
2)Me han dicho que economía es la más difícil de pasar -ser admitido-, y tengo entendido que sólo el primer puesto de cada carrera es becado.
¿Cuales han sido los promedios más altos en los últimos semestres? ¿Sólo es el primero, o los primeros?
¿Y para ser admitido?
3)¿Para aspirar a una beca, sólo por el resultado de los icfes, me debo inscribir en alguna parte?
Muchas Gracias, quiero decirle que sólo me inscribí en esa universidad, y que leo este blog por ahí desde diciembre. He aprendido mucho, no sé si me sirva para la carrera, pero vamos aver que tal.
Perdón, en lo único que lo molestaré, sé que para eso hay secretarias, pero si me puede ayudar…
Alejandro Gaviria
13 mayo, 2008 at 11:39 pmEstudiante: Envíeme un correo a [email protected]. Le contesto por ahí.
Anónimo
16 marzo, 2010 at 10:02 amLa única posición que veo es a alguien sermoneando a los sermoneadores. Son sermoneadores por lo tanto inmorales y toca sermonearlos. Redundando en esta cacofónica concatenación: Trata de implantar una moral del no sermoneo a aquellos que sermonean de la moral.
Por qué no mira una aproximación más "realista" y admite que en el mundo real los trade-offs generalmente benefician a las partes involucradas (las que negocian y que en teoría generalmente se toman 2 porque con mas se complica la cosa, un trade off entre 7, 13, 20 o mas partes es casi impensable), pero perjudican a las no involucradas o involucradas indirectamente (cuyos intereses no son los mismos, ni cerca, de aquellos que llevan a cabo las negociaciones).
Javen Quram
15 abril, 2010 at 4:36 amBuena parte de sus criticas a Mockus se basan, implícitamente, en un argumento falaz: la autoridad moral. No hace falta que alguien sea honesto para que pueda denunciar la deshonestidad. Falacia ad hóminem que le llaman… (para que se sientan en familia).
Pedirle la renuncia a Uribe por el caso Yidis no es un atajo: la corte sentenció que los votos con que se autorizó su reelección fueron sucios. Ahora, si se determina que fue el mismo Uribe quien fue el gestor de todo esto, no sólo hay que pedirle la renuncia, sino que se entregue a las autoridades.
Deberían dejar de persignarse por la pregunta de Mockus a Samuel Moreno. Fue una hipótesis falsa en la que cayó el nuevo alcalde de la capital, de la cual debió salirse aduciendo, (quizá hasta retóricamente), que de un mal no puede provenir un bien. Pero no lo hizo. Y ustedes tampoco.
Me causa bastante curiosidad que se retuerzan tanto en refutar a alguien cuyo argumento es tan fundamental y a la vez tan simple, que es casi Pambelesco: es mejor lo correcto que lo incorrecto, y no pegándose a la subjetiva moral, sino a la obligada constitución.