“A pocas cosas nos dedicamos los seres humanos con tanto ahínco como a la infelicidad. Si un maligno creador nos hubiese colocado sobre la Tierra con el único propósito de hacernos sufrir, tendríamos buenas razones para felicitarnos por nuestra entusiasta respuesta ante semejante tarea”, dice con elocuencia Alain de Botton. Pero toda regla general tiene sus excepciones. Los colombianos, aparentemente, hemos logrado escapar el destino inevitable de la infelicidad. O al menos hemos puesto menos ahínco en la tarea innoble de la tristeza. Así lo señalaron esta semana varios informes de prensa que daban cuenta de un estudio, realizado por una fundación norteamericana, en el cual se clasificó a Colombia como el segundo país más feliz del mundo después de una pequeña y desconocida isla del Pacífico.
Las explicaciones periodísticas no se hicieron esperar. La felicidad, se dijo, está relacionada con la capacidad de gozarse la vida (¡uuepa je!), con los apegos comunitarios tradicionales, con el ritmo sosegado del trópico y con el rechazo cultural de la opulencia. Todas las explicaciones parecían variaciones sobre la tesis previsible del buen salvaje. No casualmente el país más feliz del mundo es una isla del Pacífico. La patria intelectual de los salvajes satisfechos. Allí donde Margaret Mead había imaginado, engañada por dos adolescentes delirantes, su propio mundo feliz. Y allí donde Rousseau había concebido una felicidad espontánea fincada sobre la falta de posesiones materiales y la ausencia de instituciones corruptoras.
Pero la tesis del buen salvaje tiene la desventaja del bienpensantismo. Parece sugerir una especie de justicia divina: riqueza para unos y felicidad para otros. No creo, en concreto, que la felicidad colombiana tenga mucho que ver con un fantasma romántico. Quizás la supuesta felicidad de este país de infortunios sea una consecuencia inesperada de sus mismas falencias. De sus injusticias atávicas. De la falta de movilidad social y la resignación cristiana de buena parte de la población. Del sosiego mental que otorga no sentirse dueño de su propio destino. De la comodidad moral que produce el saberse víctima del sistema. De la renuncia a las pretensiones que ocasiona la aceptación pasiva de un origen socioeconómico desfavorable. La exclusión, en últimas, doblega el espíritu hasta hacerlo feliz.
Hace ya muchas décadas, Alexis de Tocqueville señaló la correlación diabólica entre felicidad y falta de movilidad social. O mejor, entre infelicidad y movilidad social. “Cuando… todos los ciudadanos pueden aspirar a cualquier profesión e incluso llegar a la cima de cada una de ellas por su propio esfuerzo, parece abrirse un porvenir realizable a la ambición de los hombres. Pero esta es una impresión errónea que la experiencia viene a disipar día tras día… a la cual habría que atribuir la singular melancolía que demuestran los habitantes de los países ricos en medio de su abundancia, y ese desgano de vivir que a veces invade su existencia cómoda y tranquila”. En suma, si esperamos ser mucho más que las generaciones pasadas corremos el riesgo de ser mucho menos que nuestros sueños.
Como lo sugiere De Tocqueville, la felicidad constituye una meta social cuestionable. Así, deberíamos propender no tanto por la multiplicación de la felicidad, como por la aceleración de la movilidad. Por una sociedad dinámica, donde los inconformes agobiados sean la regla, no la excepción. Donde el frenesí de la movilidad no deje lugar para el aburrimiento aunque pueda dar pie a la infelicidad de no llegar y no poder culpar a nadie. Por una sociedad donde la mayoría pueda mirar hacia atrás y repetir con el poeta, “fui feliz pero me aburrí tanto”.
Cecilia Kuhn
15 julio, 2006 at 8:29 pmAlejandro, pero ese dinamismo modernizador tu lo relacionas con proyectos de tipo socialdemócrata o neoliberal?
Anónimo
15 julio, 2006 at 9:17 pmYa no pueden ver a un pobre contento porque allá le caen a amargarlle la existencia
Luis Ernesto
15 julio, 2006 at 9:20 pmAquì hay dos posiciones éticas encontradas: la del justo medio (que podrían ser los colombianos que se sienten felices) y la de los economistas que creen que lo deseable, lleve o no a la felicidad, es la ampliación del conjunto de bienes o servicios a los que se tiene acceso. Yo hago parte de los segundos.
La dignidad (lejos de ser igual a la felicidad) atiende a la oportuna satisfacción de las necesidades básicas. Los objetivos de una sociedad se definen en el debate político y específicamente en el debate constitucional y atendiendo a la gran importancia que en el preámbulo de nuestra consitución tiene el concepto de dignidad, me parece correcto señalar que Colombia no busca la felicidad sino el aumento de los bienes y servicios a los que la población tiene acceso.
De esta forma tanto el ordenamiento legal, como la teoría económica apuntan al desarrollo de los medios para alcanzar un mayor nivel de dignidad.
Con esto a lo que apunto, es que aún cuando los reportajes muestran como un logro el mayor nivel de felicidad de los colombianos (y los isleños de esa «desconocida» isla del Pacífico), lo que queda sin develar es la terrible carencia de oportunidades que hagan la vida de los colombianos más digna. ¡Ese sí sería un buen reportaje! a parte de serio y socialmente responsable.
Luis Camilo Posada
15 julio, 2006 at 10:15 pmYo estoy con Luis Ernesto, es triste reconocerlo pero si la gente es feliz cuando ya no tiene democracia sino traquetocracia encabezada por el paraco mayor, uribito, pues se trata de gente sin dignidad. Los tienen embobados con telebobelas y futbol y reinados. Lo unico que consuela de tanta tristeza es que al menos los jovenes de estrato 6 somos conscientes de la necesidad imperiosa de un cambio que traiga justicia social. Pero las élites de traquetos y ganaderos no lo permiten y por eso sale en las encuestas que la gente es feliz. bueno, no todos, yo en realidad no creo que esa encuesta sea correcta porque es todo como los censos del DANE, donde sale que todo está perfecto.
Marlo Contreras
16 julio, 2006 at 6:16 amY será que si es así toda la encuesta, mejor dicho, que donde se ve mas movilidad la gente es mas infeliz? Lo raro es que se diga que no hay movilidad si llevamos 15 años con una de las constituciones mas avanzadas del mundo. Supongo que todos los amables participantes concordarán conmigo y con todos los grandes intelectuales del país en que con la caída de la constitución regeneracionista de 1886 se abrieron grandes horizontes para acabar con la inequidad. Entonces porqué somos felices?
Scared Crow
16 julio, 2006 at 4:08 pmGente feliz?, el otro dia en la W declamaba emicionado Alberto Casas una carta que un argentino habia escrito alabando y halagando el espiritu colombiano, destacaba el pobre candido «la solidaridad de los colombianos que les permitia sacar lo mejor de cada tragedia, el espiritu emprendedor, la eterna sonrisa que tenian los que frecuntaba…» y cosas por el estilo; yo creo que ese pobre hombre nunca fue mas al sur de la Jimenez (en Bogota) y jamas visito un pueblo en Boyacà o en el Magdalena Medio; semejante encuesta, y semejantes resultados, ademas de antojarseme ridiculos me parecen criminales, apoltronan a los colombianos en su idea de «felicidad» al tiempo que favorecen la «inmovilidad» de la que habla Gaviria; pueden preguntarnos a quienes nos fuimos del pais a ver si somos tan felices como para volver; encuesten a los desplazados (aunque los exiliados quizas tambien seamos exiliados); encuesten, en suma, al espectro negativo del pais.
Ya se que lo que digo no tiene que ver mucho con la tesis que avanza Alejandro, pero no concibo feliz a un pueblo que ignora a sus compatriotas secuestrados, a una sociedad indolente que no sale a las calles a condenar los consuetudinarios secuestros masivos (que la prensa apolotronada reseña con desden cuando los militares la dejan); un pais feliz con dos cantantes que ganan plata en el exterior y que se hace el loco con las prebendas que gozan los negociadores de las motosierras.
marta
16 julio, 2006 at 4:09 pmpara luis camilo posada, toda las generalizaciónes son riesgozas incluso esta.
Anónimo
16 julio, 2006 at 5:47 pmLo feo es tomarse en serio semejante encuesta, como si preguntan: ¿y usted cree que los de este pueblo son inteligentes o son estúpidos, son altos o chaparros? ¿Se considera bien dotado? Uno vive desesperado por las deudas y cuando va en el bus para la casa oye que hubo una catástrofe en su barrio. Llega y ve que a nadie de la familia le pasó nada. Es feliz.
zangano
16 julio, 2006 at 6:44 pmno hay que confundir felicidad con alivio de seguir vivo y sano,cuando la muerte ronda en colombia en todas las formas posibles.alejandro hace un favor presentando el hallazgo ,oh sorpresa ,gringo,de que para ser felices hay que ser tan desdichado,como los colombianos,sera que somos los unico aliados felices de los gringos?
Anónimo
16 julio, 2006 at 6:58 pmYo no estoy feliz!
Ernesto Samper Pizano
panOptiko
17 julio, 2006 at 3:14 amGracias, Alejandro.
panÓptiko
Juan
17 julio, 2006 at 9:20 amEl artículo deja la impresión de que la felicidad y la movilidad son mutuamente excluyentes, y que si vamos a tener una tendremos que prescindir de la otra. En otros países el debate se ha movido hacia cómo tener un buen equilibrio entre el trabajo (en búsqueda de movilidad, digamos) y la vida no-laboral (la familia, los pasatiempos, el ejercicio, etc.). Las largas horas de trabajo y la fuerte competencia laboral en muchos países desarrollados han llevado a muchos a sufrir de estrés, problemas de salud (física y mental) y, por qué no, la infelicidad. Plantear el asunto en términos de cristianos resignados pero felices vs. la ética protestante que genera progreso pero también ansiedad no nos lleva muy lejos. No habrá un área gris entre las dos en la cual podamos tener un poco de cada una?
Anónimo
17 julio, 2006 at 2:41 pmExiste lo que Elster denomina, el fenómeno de Uvas Amargas, los individuos, al igual que el zorro de la fábula de La Fonaine, se «adaptan» al conjunto de cestas alcanzables (el zorro no sufre por no poder comer las uvas que están fuera de su alcance, para él son uvas amargas, no se conforma, está convencido de eso). Es diferente al conformismo, aunque su efecto final sea el mismo, constituye un autoengaño: aquello que no es alcanzable no me proporciona felicidad. Entre más limitaciones tenga la población (así como el zorro tiene el cuello corto), más pequeño será el conjunto de cestas alcanzables, por tanto más posibilidad hay de estar «satisfecho». La columna de Gaviria se queda corta en la complejidad que hay detrás del resultado. Desde el punto de vista económico, no importa el dato, al igual que en la preferencia revelada,el dato es el punto de partida para la reflexión y el análisis, el dato puede expresar un contexto y comportamiento de la persona frente el contexto (eso es lo que finalmente importa, no el dato per se, Samuelson reconstruye un comportamiento racional a partir de datos observables, y ese es su aporte, no la contemplación del dato o la mera crónica sino el mecanismo que hay detrás). Por lo demás, extraña que un economista le de concesiones a los raking de felicidad, con todos los problemas de cardinalidad que tienen las funciones de utilidad y que impiden hacer comparaciones interpersonales y (en el mismo sentido) internacionales. Si se trata de una vuelta a la cardinalidad (lo cual sería interesantísimo) debería estar argumentada, muy bien argumentada en estas épocas, pero la verdad dudo que el famoso ranking haya sido realizado para tal fin. Más bien me quedo con la hipótesis que es para inspiración de columnas de prensa y chistes de ocasión.
Juan Francisco
17 julio, 2006 at 4:09 pmSaludos doctor Gaviria. Excelente escrito y buena calidad intelectual. Yo estoy deacuerdo con la idea central de su artículo por lo siguiente.En la revista latinoamericana de psicología publicaron una investigación en ciudad de méxico la cual buscaba describir cuales son los principales factores psicosociales que predicen la movilidad social. Se encontró lo siguiente: primero, que la movilidad depende de diferentes factores para personas de diferentes clases socioeconómicas: El apoyo comunitario es más importante para los pobres, siendo para los pobres extremos trascendental el papel de las iglesias. Para los no pobres y sobre todo para quienes vienen de una clase favorecida el apoyo familiar es suficiente. Para las personas no pobres que recibieron educación el ser críticos con la realidad social es uno de los principales factores que promueven la movilidad, y esto apoya fuertemente la idea central de su artículo. En lo psicológico, el no estar deprimido y aceptar los aspectos básicos de la propia personalidad también parecen ser determinantes en todos los niveles socioeconómicos, pero para los pobres extremos lo psicológico requiere un apoyo social extra, además que para ser más criticos necesitan de acceso a la educación de calidad, cosa no prioritaria actualmente para la cual no hay ni infraestructura ni descentralización. es así como la satisfacción con la propia movilidad social (que conlleva a mejoras de la calidad de vida, para nutrirse, educarse, vivr más tiempo y dedicarse a la propia familia)depende de una historia personal y familiar. es difícil creer que ante el fenómeno del desplazamiento estas historias no estén llenas de insatisfacción. es así como estoy deacuerdo con usted cuando se entiende que la felicidad es algo dinámico que siempre esta en cuestionamiento cuando la persona vive el trascurso de su vida y la compara con la de su familia y amigos. La forma de valorarla está condicionada a diferencias socioeconómicas y en nuestra época es muy poco probable que sea sea completamente satisfactoria para quien es pobre, está deprimido y no tiene ni el más mínimo interés en lo que pasa a su alrededor (alto porcentaje de población colombiana víctima de la violencia y la exclusión).
/|-
17 julio, 2006 at 5:17 pm«La exclusión, en últimas, doblega el espíritu hasta hacerlo feliz.» Impresionante frase Alejandro, felicitaciones.
Vengo pensando que Colombia responde a las encuestas según lo que cree que debería ser y no según lo que simplemente es: por eso ante lo crecientes índices de maltrato infantil, los colombianos responden unánimemente que reprueban el hecho y que jamás ha maltratado a nadie, por eso todos responden que son felices… una candidez doble que pareciera generar esperanza de redención tras el reproche.
Es extraño cómo nadie se avergüenza de la vulgar imagen con que nos pintan en las telenovelas, al contrario, a todos les parece graciosísimo. Deplorable, un país lleno de gente tristemente feliz.
sillogysmes_mao
17 julio, 2006 at 5:53 pmBorges,EL ACEITOSO. «FELICES LOS FELICES».
sillogysmes_mao
17 julio, 2006 at 5:59 pmPARAFRASEANDO A UN ANDINO IDEALISTA. Por que no hay en el mundo mas gente feliz como Carolina Barco y Juanes ?. Si lo hubiera,estoy seguro de que habria menos guerras,menos fanatismo,menos violencia,menos estupidez.
sillogysmes_mao
17 julio, 2006 at 6:16 pmES UNA CUALIDAD TOLERABLE ?. Las caracteristicas del OPTIMISMO colombiano existen desde hace siglos.Se trata de un dato historico de comprobacion tan elemental que basta acudir a la casa de cualquier ex-presidente y cotejar las radiantes profecias politicas con la hermosa miseria de los alrededores.
Mirador de Medios
17 julio, 2006 at 7:48 pmUn cordial saludo a todos los participantes. Los invito a visitar un nuevo blog («Mirador Independiente de Medios») en el cual podrán encontrar otras opiniones y comentarios sobre actualidad y prensa.
Los espero allí (http://mimedios.blogspot.com/)
Juana Torrechea U.
Directora
Alejandro Gaviria
18 julio, 2006 at 4:41 amUn primer punto es importante: lo que los psicólogos llaman bienestar subjetivo (felicidad en nuestro debate) es un fenómeno real. Las distintas medidas empíricas del mismo han mostrado ser consistentes y confiables. No estamos pues ante un fenómeno mal definido.
Segundo, la posición de Colombia (feliz entre los felices) no es un artificio estadístico. Ha sido validada encuesta tras encuesta. Estamos ante un hecho real que amerita una explicación más allá de simplemente anotar que la encuesta en cuestión es mentirosa.
Tercero, la columna plantea una hipótesis que no pretende ser excluyente. Seguramente existen otras causas detrás de los resultados. Pero la hipótesis no sólo es coherente con la posición de Colombia, sino con la de otros muchos países latinoamericanos que también aparecen bien arriba. De nuevo, no creo que la combinación de desigualdad, catolicismo y felicidad sea una mera coincidencia. Aunque la geografía y las amplitud de las redes sociales también pueden contribuir al resultado.
Y cuarto, lo inquietante de todo esto es que una sociedad con férreas divisiones de clase, donde cada dinastía permanezca, para siempre, en la misma posición (esto es, una sociedad cuasi-feudal) puede ser más feliz que una sociedad dinámica. Por ello, creo yo, una sociedad no debe juzgarse por la suma de las satisfacciones individuales. Más vale el stress de la movilidad que la felicidad de la quietud.
zangano
18 julio, 2006 at 10:07 aminteresante,que la info presentada para comentar ,haya excluido el nombre del primer pais en el ranking de felicidad.
el pais en cuestion es la nacion archipielago de vanuatu,que no es una isla desconocida ,fue parte del imperio britanico,con el nombre de nuevas hebridas,
y es una de las primeras que desaparecera de la faz de la tierra,si el calentamiento global continua al paso que va.
con su futuro limitado a talvez dos o tres generaciones,se entiende como los vanuatuenos, que son melanesios,sean vistos como felices,aunque debiera decirse,que las condiciones para medir la felicidad:promedio de vida,bienestar humano individual y lo que en ingles se describe como «environmental footprint»
o cuanto dano al medio ambiente causan sus habitantes,hace dificil entender que los colombianos sean segundos en esta encuesta.
los colombianos,creen en entelequias como el mesias presidente,el neoliberalismo economico y el tlc,como salvadores de una realida espeluznante para el 80% de la poblacion, igualmente los vanatuenos,creen en el «cargo cult» una religion o creencia,en que sus deseos se veran satisfechos por aviones que les traeran todo lo que ellos no tienen.
algo similar a los colombianos con la diferencia,que los aviones aqui, traen todo lo que la mayoria de los ciudadanos en el campo temen,bombas, pesticidas envenenantes,guerra ect.
un dato curioso ,es que los vanatuenos ,practican la poligamia,son fanaticos bailarines y beben kava,un fermento de raices masticadas del arbol
de pimienta,algo asi como nuestro guarapo,pero mas fuerte.
creo los foristas deben ponderar el articulo con este complemento, sacando conclusiones,de las diferencias o similitudes de vanatuenos y colmbianos.
Anónimo
18 julio, 2006 at 2:21 pmPor eso Alejandro, cómo pueden hacerse comparaciones interpersonales de bienestar subjetivo. Como puede lograrse una cardinalidad que permita elaborar el ranking entre países y salir bien librado. ¿no es eso una contradicción? ¿no es un ejercicio de objetivación estimar la cardinalidad que se requiere para hacer un ordenamiento completo? de pronto es un problema de la exposición de los resultados o yo no se…pero no es convincente
sillogysmes_mao
18 julio, 2006 at 2:31 pmMAS VALE EL STRESSS DE LA MOVILIDAD QUE LA FELICIDAD DE LA QUIETUD. » Me preguntaba por que Fields decia que lo mejor de las peliculas era su still. Ahora se que por still no queria decir la foto-fija sino lo inmovil,lo quieto:su baul inamovible.Still es destileria.» Dicen.
Juan Francisco
18 julio, 2006 at 3:02 pmBuenas doctor Gaviria.
Creo que para entender lo desconcertantes que son los resultados de las encuestas en comparación con criterios objtetivos de pobreza y falta de movilidad social, es importante considerar que el concepto de bienestar psicológico (well being) se divide en dos (Keys). Subjetive well being y pshycologycal well being. El primero tiene que ver con la sensación de estar bien «a pesar de». Es más común en personas de mayor edad con menor nivel educativo, y se piensa obedece a una necesidad psicológica de justificar todo lo acontecido en la vida para empezar el ciclo de su término. El segundo concepto tiene que ver con la percepción y confianza propias para resolver problemas y afrontar situaciones nuevas. Este se presenta más en gente con mayor nivel educativo y más jóven. Es interesante ver que las personas mayores con un nivel educativo importante tienden a combinar puntuaciones altas en ambas medidas, mientras que los jóvenes con alto nivel educativo tienden a tener puntajes más altos de bienestar psicológico que subjetivo. Y los jóvenes sin educación tienen ambos puntajes bajos. Esto quiere decir que la felicidad que argumenta el estudio que usted reseñó (que no conozco) parace medir es el bienestar subjetivo y no el psicológico. Pero una medida real de bienestar personal trata de un promedio entre ambos, donde se combinan el nivel de apreciación existencial sobre la propia vida (subjetivo) con el nivel intelectual y adaptativo (psicológico). Creo importante además considerar la construcción de narrativas a través de las generaciones y las diferencias culturales dependiendo de los contextos. Es así como la felicidad no es lo mismo para quienes viven en el campo a los citadinos, como tampoco lo que fue para nuestros abuelos y ahora lo es para nosotros. Creo que además hay cosmovisiones que justifican una visión particular de la historia que valida la falta de movilidad social y contradictoriamente apela a las emoci9ones de seguridad propias del componente netamente subjetivo, pero no de cambios reales en la capacidad de afrontar situaciones y resolver problemas. La política tiene esta visión actualmente y por esto creo que nunca entendieron a Mockus quien hablaba de lo urgente que es darle el mismo nivel de educación en el preescolar y la básica primaria a los niños de todos los estratos socioeconómicos, para cultivar una generación dispuesta a estar inconforme, pero con herramientas para generar cambio importantes. Todas estas reflexiones hacen entender que la educación no debe limitarse a lo que es actualmente, sino combinarse con la convivencia ciudadana, con la vida familiar y pública, para que hayan más fuentes de conocimiento para quienes no pueden asistir a los mejores colegios. Es decir, que la educación forme parte real de la cultura a todo nivel. Eso sí genera cambios trascendentales, pero hoy en día se piensa que son extravagancias, pero el clientelismo y las ventas de puestos al mejor postor no lo son. Yo vivo en popayán, y vi cómo los intereses reeleccionistas del presidente lo hicieron apoyar a uno de los politiqueros clásicos a la gobernación del cauca, quien ganó hace 3 años, incluso de forma ilegal. El clientelismo hace imposible la descentralización y la inversión social, y mucho menos los controles necesarios en las provincias, donde se requieren verdaderos cambios. Pero el bienestar subjetivo reeligió a uribe, porque este es un país que carece de bienestar psicológico. A mí en lo personal me parece increñíble que siendo Antanas el mejor candidato en términos de experiencia exitosa y conocimientos no sea el presidente de colombia. Todas las reformas de uribe son discutibles, pero nadie discute los logros de Antanas. Para estar convencido de las poibilidades que ofrece Antanas se necesita sentido crítico y un sentido de eficacia personal alto. estas dos variables se logran con educación y con crecimiento psicológico. Gracias por la atención doctor Gaviria.
sillogysmes_mao
18 julio, 2006 at 4:09 pmFRANCISCO JUAN Y LA CONSTRUCCION DE NARRATIVAS. Coligan esto. El ‘uso’ mas dramatico que puede hacerse de un Bolombolo-FELIZ-Critico es pasarlo echando cenizas por la vida adulta de un argentino arruinado y mudo. Remedio selecto.Incluso nuestras urbanas bellezas de revista-Soho acabarian soltandose el turbante vacio. Incluso nuestros impasibles pedagogos de minorias alcanzarian su maxima condicion de luciernagas de neon de matadero.Diganme?. ( Es obvio que nuestros piazzolas saben que los hoy arruinados y mudos eran los tipicos FEUDALES de la sudaca proxima.)
Anónimo
18 julio, 2006 at 5:25 pmLos más desconcertante es tratar de volver objetivo algo que no lo es, ¿que en Colombia somos felices?. Es cierto, y nada tiene que ver con la situación económica o política, no se es feliz por tradición católica, simplemente la gente es feliz, con lo que tiene, con lo que hace, con lo que no deja de hacer, es feliz.
¿Por qué? El colombiano promedio no se enreda la vida, soluciona las cosas como le vienen, hace lo que puede, y si tuviera más haría más; eso posiblemente es lo que le da la felicidad, aprender a saber que se hace con lo que hay ahora y se rebusca siempre tener más. En Colombia la gente no cree en políticos o en analistas simplemente porque hablan y hablan y hablan y hablan, y en cualquier lugar de Colombia la verdadera idiosincracia del colombiano está en no dejarse varar, en rebuscarla, de ahí que seamos tan buenos para los negocios chuecos, somos rebuscadores, pero sin sustento ético, y nunca lo enseñan.
La sociedad que tiene el poder es conservadora; ni liberales, ni polos, ni uribes, ni godos buscan un país que otorge más oportunidades, nos gusta el clasismo y la diferencia.
En Colombia no la pasamos tratando de probar quién es el más docto, el más sabio, el más analista y el de más titulos, pero hay muy pocos que saben hacia donde va la crisis social del país, tanto que todavía siguen creyendo que ser feliz tiene que ver con situaciones económicas o políticas.
sillogysmes_mao
18 julio, 2006 at 5:49 pmESTE ES EL FINAL DEL POEMA ? Podria ser. En cualquier caso no es el fin de los cotilleos maliciosos de los sicologos del HAGALO USTED MISMO. Hay tartamudos energicos. Hay formas involuntarias de compartir «sabrosamente’la desdicha.Y hay tambien quienes opinan que los felices de TERCER MUNDO se vuelven neuroticos,histericos,ofensivos,psicoticos y nacionalistas.
Alvaro S
18 julio, 2006 at 8:31 pmNo comparto su posición del todo, tiene un poco de verdad en el fondo pero esta haciendo una generalización muy basta para justifica sus ideas sobre la sociedad, además que afirmar felicidad es muy difícil, empezando porque la felicidad es relativa a cada persona y es transitoria. De todas formas fue entretenido para leer, como siempre.
Juan Francisco
19 julio, 2006 at 3:32 amsyllogysmes:
Me parece muy ingeniosa su forma de escribir. Cre oque a usted no le interesa debatir con ideas sino replantear la lógica convencional con la que los demás nos expresamos. El problema es que yo no le entiendo si esta deacuerdo o no conmigo, y peor aún, si tomar su comentario como una ofensa o como una alusión. Si su interés es el enigma, pues no es el mío, aunque reconozco el ingenio en él. Creo que ambos somos muy desocupados para estar escribiendo tanto aquí.
sillogysmes_mao
19 julio, 2006 at 2:35 pmPOR AHI ES LA COSA. Celebro la facil replica rapida.Demosle credito al Maestroso Alejandro por su indiscutible talante de amable «filosofo de domingo».Demonos generalizaciones divertidas para no aburrirnos con la boca abierta de nuestras DIVAS y sus fugas.Digamosle a los panopticos discipulos que sigan estudiando.Y criticando;los lleve o no la FELICIDAD.
sillogismes_mao
19 julio, 2006 at 2:48 pmESTA ARCADIA DONDE DUERMEN MOSCAS.Comparto con ustedes la afirmacion de Efrain Medina Reyes.’NO SE MUEVE, NUESTRA INDOLENCIA BAJO EL CALCINANTE SOL’
Anónimo
19 julio, 2006 at 8:26 pmQue mal, citar a un escritor tan pobre como efrain medina reyes. Esa sola frase ya de por sí es floja (calcinante sol, bah!). ¿Tiene lectores ese cromañón? ja!
Sergio Méndez
27 julio, 2006 at 1:20 pmNo es necesario debanarse tanto los sesos. Recordemos el famoso dicho: Ignorance is bliss. Nada mas ignorante que el pueblo Colombiano….
Anónimo
7 marzo, 2007 at 12:00 amThat’s a great story. Waiting for more. valtrex information pregnancy how to order concerta Mexican pharmacy cod delivery oxycontin Free men’s zippr sweater pattrns Plastic license plate frames personal ppc advertising Hobart freezer dealers valtrex order site Whistler radar detector vg-2 engine et zithromax posologies blitz car parts