Hace unas semanas, dos afamados columnistas sostuvieron una animada polémica sobre la ética y la estética del llamado lenguaje incluyente. La polémica parecía concluida. O, al menos, dormida en periódicos de ayer. Pero esta semana la Corte Constitucional revivió el tema. Con base en una ponencia presentada por el magistrado Humberto Sierra Porto, la Corte decidió declarar inexequible un viejo artículo del Código Civil, según el cual “las palabras hombre, persona, niño, adulto y otras semejantes que en su sentido general se aplican a los individuos de la especie humana, sin distinción de sexo, se entenderán que comprenden ambos sexos en las disposiciones de las leyes”.
Las razones de la decisión de la Corte parecen sacadas de un manual de “posmodernismo para dummies”. Según la Corte, “resulta manifiesta la influencia que ejerce el lenguaje jurídico bien sea para mantener la condición de sujeción de la mujer… o bien para transformar el estado de cosas imperante y lograr una igualdad real entre varones y mujeres”. Para la Corte, “pretender que se utilice como universal el vocablo hombre sólo trae como consecuencia la exclusión de las mujeres…”. En últimas, la Corte logró, en unas pocas sentencias, juntar lo peor de Foucault y de Santander. Leguleyismo afrancesado, podría uno decir.
El razonamiento de la Corte supone que el lenguaje jurídico es un instrumento de dominación. Como si los incontables problemas de un país literalmente entutelado no fuesen suficientes, los honorables magistrados se han encomendado a sí mismos la ardua tarea de “deconstruir” las leyes de la República. O de revelar las formas de manipulación simbólica agazapadas en la prosa inerte de nuestros legisladores. Quién sabe dónde terminará todo este asunto. Pero no me extrañaría que alguno de estos señores (o señoras) decidan, en un trance posmodernista, derogar todos nuestros códigos legales con el argumento irreprochable de que están escritos en el lenguaje de los usurpadores europeos, los mismos que nos impusieron su cultura sin preguntarnos.
Dice la Corte que “sólo una definición cuyo contenido permita visualizar lo femenino… armoniza con la dignidad humana”. No sé qué pensarán las mujeres pobres de las batallas simbólicas que libran los justicieros cósmicos en su nombre. Pero seguramente ellas tienen un entendimiento distinto de la dignidad humana. Sus necesidades son reales, no simbólicas. Sus consuelos materiales, no retóricos. A falta de pan, no parecen buenas las tortas posmodernistas. Pero algunos magistrados se muestran más preocupados con las poses progresistas que con los problemas reales. Una actitud reprochable pero comprensible. Al fin y al cabo, las soluciones sociales necesitan de entendimiento, mientras que los remedios simbólicos sólo requieren de palabras.
Paradójicamente, uno podría aplicarle la misma receta francesa a la sentencia de la Corte. Uno puede, en últimas, “deconstruir lo deconstruido”, lo que serviría, en este caso, para mostrar que el lenguaje incluyente es un mecanismo de evasión o un disfraz para la indiferencia o una forma de escapismo. Afortunadamente la realidad social sigue su rumbo, indiferente a los pronunciamientos de la Corte. Pues, dígase lo que se diga, las mujeres colombianas continúan acumulando más años de educación que los hombres, copando las mejores posiciones de la nueva economía y demostrando con hechos que su suerte no depende de un sufijo o de un arcaísmo legal o de la visibilidad jurídica que tanto les preocupa a nuestros jueces y a nuestras juezas.
Anónimo
7 octubre, 2006 at 10:54 pmBueno, pero con el ejemplo de Uribe, qué podemos esperar? No olvidar que estamos viviendo en un país sin «conflicto armado», pues el lenguaje no lo permite. Monseñor López Trujilllo «excomulga» médicos, pero no condena curas «Rozos» (léase rosquetos), del reinado eliminan reinas por falta de «papeles».
Vivimos en un país virtual, un país de el lenguaje siempre ha sido lo importante y donde la realidad no se soporta pues es subversiva, terrorista antiuribista y no está a favor de las instituciones democráticamente establecidas que atentan contra la seguridad democrática…bla bla…
Propongo como próximo premio Cervantes a la Corte Constitucional y así podrá ser Corte y Academia.
Isabel
8 octubre, 2006 at 2:55 amAlejandro
Este articulo es el primero tuyo que no me gusto, cuando me encanta todo lo que escribes. No te enganes, que con todo y que hay mas mujeres que hombres en las universidades, todavia el desempleo femenino es casi el doble del masculino y la diferencia salarial esta por el 30%. Y es un problema cumplir la ley de cuotas y los funcionaron la burlan tanto como pueden. Asi que tener un lenguaje inclusivo es importante. Y no es nada irrelevante la discusion de la Corte
Saludos
Isabel
Alejandro Gaviria
8 octubre, 2006 at 3:30 amIsabel:
Aunque existen diferencias en los salarios entre hombres y mujeres, para los mismos niveles de educación y experiencia, las mismas han venido diminuyendo y son menores (mucho menores) que en otros países latinoamericanos. Pero comparto su preocupación.
El lenguaje incluyente divide tanto a los hombres como a las mujeres. La mayoría de las mujeres que conozco lo consideran una distracción. Pero mi columna quería enfatizar no tanto este tema, como los coqueteos posmodernistas de la Corte. Absolutamente previsibles, en mi opinión. La sentencia parece escrita por un estudiante de literatura de cuarto semestre.
zangano
8 octubre, 2006 at 12:35 pmdifiero del pensamiento de alejandro,ridiculizar,por que eso es lo que hizo alejandro,la actualizacion de la letra de la ley ,para tratar de que el espiritu de la ley se respete,no es trivialidad,la mujer colombiana y me quito el sombrero,es la que mantiene una semblanza de humanidad en la sociedad colombiana,los mayores criminales tanto en lo social,lo politico y lo economico son hombres ahora, y hasta ahora. la colombiana es una sociedad de machorros,en la que los llamados caracteres masculinos :violencia,fuerza bruta, dureza de corazon y de mentalidad ,tienen al pais como lo tienen,miren si quieren lo que margarita escribio en el blog de alejandro cerrando un comentario tan extremista,como malediciente de uno de los congeneres mentales del pontifice infalible
Francisco
8 octubre, 2006 at 1:29 pmCreo que detrás del comentario de Alejandro Gaviria está una sensata preocupación: ¿crea la Corte Constitucional realidades con la redacción de sus fallos? Los conceptos políticos, filosóficos y constitucionales que sostienen la equidad entre hombres y mujeres en la sociedad colombiana están presentes en nuestra jurisprudencia. Más que reafirmar o «recrear», es necesario cumplir a cabalidad los fallos y reglas que ya están en ejercicio.
Ante la fragilidad de los actores sociales, la pobre intermediación de los partidos políticos y la difícil rendición de cuentas del gobierno pues el camino se ha reducido a las tutelas y las demandas.
Sergio Méndez
8 octubre, 2006 at 3:26 pmQue las preocupaciones de los jueces respecto al lenguaje sean un estúpidez en este caso no quiere decir en todo caso que el lenguaje no sea una herramienta fundamental con la que se ejerce el poder, tanto en cuestiones de género como en otros (bueno el ejemplo del primero anónimo con la cuestión de si tenemos o no un «conflicto armado»).
En las cuestiones de género la forma en que el lenguaje común se refiere a las mujeres tine una carga misógena muy obvia: desde el hecho de que una mujer con una vida sexual liberada sea una «puta» mientras que un hombre que viva de la misma manera es «un berraco» o «un chacho» hasta el hecho de que asociemos lo femenino con lo pasivo, lo débil y lo másculino con lo fuerte, lo activo, por dar ejemplos bobos y evidentes, pero no menos ciertos.
Obviamente la solución a estos problemas de género no está en un fallo de la corte constitucional, o en una intervención del poder estatal en general: más bien esta se encuentra, en que la gente del común (en especial los hombres) de cambiar ese uso del lenguaje.
zangano
8 octubre, 2006 at 3:46 pmsergio:el cambio de uso del lenguaje,solo sirve, si se acompana,el cambio en la manera de juzgar,de los actos que el lenguaje juzga.colombia es un pais de leguleyos,si se les quita el piso para ciertos juicios, los leguleyos no tienen mas remedio que retirar sus juicios.
Jaime Ruiz
8 octubre, 2006 at 5:32 pmAlejandro, esos reproches a la corte me parecen digamos que fuera de foco: no hay una frívola pose progresista sino la pretensión de reformar el lenguaje desde el poder. Ya sé que para ciertos «uribistas» (que comparten con el presidente el desprecio de las teorías y de las palabras) esa pretensión es un tema frívolo, pero es que eso posmoderno no es más que la nueva presentación del totalitarismo, por lo demás ejecutada por los mismos totalitarios de toda la vida.
Acerca del lenguaje le recomendaría al interesado el ensayo de Isaiah Berlin sobre Joseph de Maistre, por ejemplo. O aquello que dijo Orwell de que toda corrupción empieza por ser corrupción del lenguaje.
Bueno, las palabras «hombre», «adulto», y en general el artículo «los», «unos» aplicado a grupos de personas está en el lenguaje y tal vez represente una adherencia machista que merezca corrección. Todo mi respeto hacia la feminista que se plantee una gramática no sexista. Otra cosa es que eso se vuelva una imposición de la autoridad.
Es típico del totalitarismo, lo primero es la guerra civil permanente, contra los kulaks o contra los judíos: ahora es contra todos los opresores de las minorías. Así la facción de ambiciosos que esperan expandir el poder del Estado, al que cada día controlan más, tienen una clientela a la que siempre pueden complacer: los homosexuales, los consumidores de drogas, las mujeres con reivindicaciones. Es un fenómeno típico que termina en el delito de autor y las teorías de la Escuela de Kiel. Siempre termina en eso.
El menosprecio del lenguaje es tan increíble que en la Constitución colombiana la propiedad ya no es un derecho sino una función. Y si el día de mañana un gobernante decide expropiar a alguien nadie puede invocar la constitución porque ahí no dice que uno tenga derecho a tener nada, sino que figura como dueño en cumplimiento de una función. ¿No es lo que dice? Bueno, la tendencia de la corte a invocar «derechos fundamentales» asociados a «derechos económicos y sociales» por encima de los contratos ya es un paso en esa dirección.
Sólo hace falta el gobierno dispuesto a expropiar y a crear la oficina lingüística que persigue las adherencias machistas. Eso se ve hoy en día (con otros temas, como la lengua catalana) en muchos sitios de Europa. Pero los engañados seguirán pensando que son retóricas y palabrerías.
De hecho, sin la multitud de vocaciones para cargos de ese tipo no se entendería la Colombia de hoy ni la Constitución del 91. Durante décadas la gente fue a la universidad a prepararse para eso, a fin de cuentas trabajar es algo que siempre se deja a los demás.
(No he leído ni leeré los comentarios a este escrito pues las solemnes declaraciones de los mamertos proclamando su odio contra mí ya matan de aburrimiento a cualquiera. ¿Habrá uno solo que sea capaz de encontrar un argumento? Claro que no. En todo caso, si lo hay, ¡disfrútenlo!)
La de más allá
8 octubre, 2006 at 6:04 pmLa realidad es que las mujeres configuran el 50% o un poco más de la sociedad colombiana y que el 30% de los hogares tiene jefatura femenina. También es evidente que, por ejemplo, en los sectores populares, y también en los de altos ingresos, las mujeres y los niños son los que más sufren la violencia doméstica. Por el lado de las clases privilegiadas a las que pertenece la abrumadora mayoría de la miltancia feminista, Gaviria lo señala: la brecha salarial se ha ido cerrando más rápido que en otros países, hay más mujeres que hombres en la universidad, etc. Sin embargo, las militantes furibundas, y las furibistas también, reclaman ley de cuotas para sí (pan y leche para quienes tienen la despensa llena de embutidos) y exigen ser tratadas como MINORIA (paradoja de todas las paradojas). De allí que en todos los documentos de política pública aparezcan las mujeres, junto con los afrocolombianos, las comunidades indígenas y los discapacitados, en la misma categoría de «minoría». Un absurdo que ahora la Corte contribuye a refrendar torciendo la lengua para hacer que términos perfectamente genéricos (véase diccionario RAE) e inclusivos (ditto) en el español como «ciudadanos», «niños», «adultos», «otros», etc., terminen EXCLUYENDO al género femenino de un solo manotazo: C’est genial!
Alejandro Gaviria
8 octubre, 2006 at 6:11 pmJaime:
No creo que la sentencia de la Corte sea una “pretensión de reformar el lenguaje desde el poder”. Creo que estamos ante un fenómeno más inocente. O frívolo, como usted lo llama. Estamos ante la pretensión de modificar la realidad cambiando la ley; pretensión justificada, en este caso, por la carreta posmodernista. Viejas leguleyadas disfrazadas de nuevas teorías.
Sus miedos orwellianos aplican más al Gobierno que a la Corte. José Obdulio Gaviria decidió que el “clientelismo” era “representación”. O el Presidente llama “meritocracia” a la “politiquería”, etc. Allí sí veo yo una preocupante “pretensión de reformar el lenguaje desde el poder”.
lelo69
8 octubre, 2006 at 11:33 pmDICCIONARIO
PARAFRASES PARA POSMODERNISMO:
Despues de leer semana
PARAPETO: PROCESO DE PAZ
PARAISO: LA CEJA
PARAMEDICOS: DIEB MALOOF Y CIA
PARAFINA:ZULEMA JATTIN
PARALELO:URIBE
PARAGUACHON: DON BERNA
PARA-PARAPAN-PARAPAN-PARAPAN = MARCHA PARACA..
Anónimo
9 octubre, 2006 at 1:37 amNo, jaja que es la cosa con los estudiantes de literatura de 4 semestre. Yo estudié esa carrera y en cuarto semestre estaba dichoso leyendo a Quevedo y a Poe. No friegue. No descarto la pose ridícula del adolescente literato, pero era de otro estilo…¿o no? bueno no importa, si Efraím Medina escribe ensayos geniales según Gaviria…jaja
pero bien, por lo demás, la columna de esta vez me pareció acertadísima.
Alejandro Gaviria
9 octubre, 2006 at 2:06 amAnónimo:
Discúlpeme el comentario peyorativo. Cuando estaba escribiendo la columna releí un ensayo de Tom Wolfe sobre los departamentos de literatura gringos (“in the Land of the Rococo Marxists”). El ensayo describe la tiranía (algo ridícula) del postmodernismo. De allí viene el chistecito flojo del que usted se queja con razón.
Le confieso, por ahí derecho, que Tom Wolfe es otro de mis gustos grotescos. ..
Sergio Méndez
9 octubre, 2006 at 2:31 amZangano: Obviamente que no simplemente basta con cambiar el uso de las palabras. Pero cuando uno empieza a construir un habito de usar apropiadamente el lenguaje, tompiendo a su paso los viejos, inevitablemente debe cambiar la forma en que se hacen los juicios. Esto porque cambiar el uso del lenguaje implica hacer un éjercicio constante de auto consciencia.
zangano
9 octubre, 2006 at 9:26 amsergio: si se es consecuente,se hacen las conexiones para ejercitar la autoconciencia,tu podras hacerlo;lo hacen los que no cambian el lenguaje,machista y prepotente?lo dudo,por eso tenemos estos debates porque las palabras tienen efectos animicos y mentales. hay ahora, tecnicas sicoterapeuticas, en ingles,cognitive therapy,para mejorar el funcionamiento mental y emotivo de los que sufren trastornos siquicos severos.
la realidad colombiana y la de la mayoria de los paises y culturas, es de sociedades patriarcales,guiadas por un dios que les autoriza a tratar a las mujeres como siervas,ciudadanas de segunda clase,que toleran maltratos y muertes de las mujeres senaladas por estos valores sociales patriarcales, uno de los bloggers menciono los abusos que se cometen en colombia, contra las mujeres.
si algunos se quejan del lenguaje usado para describir la propiedad,con mas veras se debe definir los derechos humanos de mas de la mitad de la poblacion colombiana.
hace poco hubo un revuelo por otras palabras ,excomunion,usadas por patriarcas que quieren mantener el statu quo de la mujer en colombia ,aunque sean apenas ninitas de solo 11 o 12 anos.
Anónimo
9 octubre, 2006 at 1:55 pmCreo que le estan dando una importancia exagerada al cuento del lenguaje.
Ni nosotros (ni nosotras), ni los de antes (ni las de antes), ni los que vienen (ni las que vienen) tienen la culpa de la forma en que ha evolucionado el lenguaje.
En esas cosas uno tiene que dejar las pretenciones ultra-reformistas y aceptar que una palabra de género (gramatical) masculino puede (y así lo hace) referirse a ambos géneros. Es como en algebra, da igual una X o una Y siempre que el significado se mantenga, sea el mismo y tdo el mundo lo entienda.
Si seguimos con esos purismos, más adelante pedirán géneros nuevos para las personas GLBT. Y eso es tan ridículo que termina por insultar a los suspuestos defendidos (y a las supuestas defendidas).
Por otro lado, yo si creo que ciertas leyes, aunque no cambian sociedades, si cambian incentivos. El punto con esto es que con cambios legales uno puede inducir, en el largo plazo, cambios en las sociedades. Por eso no me parecen del todo infructusos los coqueteos (o infructuosas las coqueteas) posmodernistas de la Corte (o el Corte).
mmm
9 octubre, 2006 at 2:59 pmquiero aportar algo, como mujer sé que los machos no surgieron de la nada, lamentablemente los machos fueron criados por mujeres por sus madres, y en vez de achacarles la culpa, miremos lo que hemos hecho nosotras, en su crianza.
actualmente el feminismo ha tratado de hacer todo lo que está a su alcance, no para lograr una igualdad entre los hombres, sino ´más bien lograr una superioridad.
por otro lado estoy de acuerdo con el profesor gaviria. si es de actualizar el codigo, pues que lo actualice en cosas realmente importantes como en el matrimonio, que no sea entre hombre y mujer, sino también entre personas del mismo sexo, no es competencia de la corte dedicar todas sus neuronas a corregir o actualizar la gramatica y el lenguaje de los codigos por más errores se encuentren, pues ese lo actualizamos nosotros como sociedad.
además quien dijo que todas las mujeres no sentimos ofendidas porque señores sea el termino para expresar lo general, a mí no me ofende para nada. yo prefiero que digan señores, abogados, doctores, a señoras y señores, abogados y abogadas. etc. a mí que no me defiendan cuando no lo pido.
mmm
9 octubre, 2006 at 3:03 pmpor otro lado, seguire diciendo a la corriente de occidente, el fenomeno del niño, ofenda a quien le ofenda, y a un grupod e personas en las que este al menos un hombre, señores, a sí me calilfiquen de machista e insensata.
Sergio Méndez
9 octubre, 2006 at 5:11 pmMmm:
Ud escribe que actualmente el feminismo ha tratado de hacer todo lo que está a su alcance, no para lograr una igualdad entre los hombres, sino ´más bien lograr una superioridad.
¿En que se basa esta afirmación?
mmm
9 octubre, 2006 at 9:15 pmen sus actitudes, en su manera de señalar las cosas, en decir que los hombres y las mujeres somos iguales, cuando no es así, debemos de propender una igualdad dentro de la desigualdad, no una busqueda incesante de una igualdad que no existe.
si pensamos que somo siguales no va a existir nunca una posibilidad de tolerancia, porque buscamos en el otro la verdad absoluta, pero si vemos que al contrario, somo sdiferentes propugnamos el respeto hacia el otro más que buscar que este se parezca a uno.
mejor dicho somos tan desiguales qeu el hombre no puede tener dentro de su vientre un hijo, y eso es naturalmente imposible. si vemos al otro como un ser distinto las cosas serían mejor, en vez de buscar una igualdad como al parecer hacen las feministas.
muchas sociedades las labores de las mujeres y de los hombres están separadas, y para ellos es normal, ahora no podemos llegar y decirles que eso no es lo normal e imponerles nuestra verdad, si se les está violando algún derecho pues que sean ellos mismos como comunidad o como sociedad las que busquen solución.
y me baso en que por ejemplo hace unos años, se decía que si un grupo de personas la mayoría eran mujeres se deería decir señoras, en vez de señores. me baso en us sactitudes en su manera de decir, en su manera de actuar, en que pelean porque la mujer no sea tratada como un objeto, pero cuantas no han ido a una despedida de soltera a un striptease, o no les gusta ver a un hombre como un objeto? en eso me baso, y en que soy mujer y conozco a las muejeres.
zangano
9 octubre, 2006 at 10:47 pmlas leyes en una sociedad humanista y justa protegen a las personas sin distincion de genero.
colombia esta muy lejos de serlo,el abuso de los desprotegidos de cualquier genero es lo corriente. cuesta ingente esfuerzo entender, que una mujer con acceso a la internet ,represente y pueda determinar si sus congeneres, sin acceso a la internet, ni educacion ,ni medios economicos necesiten o no un mejor trato por parte de las leyes,suerte que tiene mmm,que no necesita defensa ,ni defensores,me alegro,pero ella ,si que es una minoria,y sino que les pregunten a las jovenes colombianas que buscan ganarse el pan de cualquier modo,dentro y fuera del pais.
Scared Crow
10 octubre, 2006 at 12:25 amLo del tonito peyorativo a «lo francés» me da risa, de Foucault provienen grandes y serios analisis sobre los esquemas sociales y sus desordenes.
Lo de la Corte es lo mismo de siempre, leguleyismo, palabreria; tiene razon Alejandro: la realidad sigue por su lado, ajena a las pompas de jabon de los magistrados. Lo que si es de resaltar es ese desmedido uso del eufemismo y el superlativo; en Colombia parecemos llevarnos las palmas: calificamos un asesinato de «accidente de carretera» sin siquiera un atizbo de rubor; los millares de hombres, mujeres y niños mendicantes en las esquinas son «desplazados», las putas que trabajan de alumnas en las universidades «prepagos»; los «honorables» son ministros, senadores, congresistas y demas ladrones de diversa calaña; los «reinsertados»: parrandas de asesinos de motosierra y pistola al cinto; la guerra: «ataque por parte de grupos terroristas a la soberania del Estado»; las ventas de empresas, los capitales que se fugan, la concesion de empresas estatales «capitalizaciones», y la ultima que escuche, hace poquitico al director del DAS, señor Peñate, que hablaba muy orondo del exodo de colombianos calificando al pais de «exportador neto de poblacion», bonito, no?, entonces la gente aqui es como el café, o la coca: «producto de exportacion».
Eso en cuanto al eufemismo; del superlativo, bueno, ese es mas producto de los medios, de la publicidad, aunque por su intermedio nos metieron este paquetazo de Uribe II con el lemita de «el mejor Presidente de la historia»; y lo peor es que a la gente le encanta el ruidito, les encanta el eufemismo, los excusa en su egoismo; los deslumbra el superlativo, los apoltrona en su confianza; y ademas viene entonces la Corte a decirnos que hay que cambiarle el genero a las palabras!
Respondón
10 octubre, 2006 at 1:10 amEs posible que *nadie* en esta discusión haya logrado captar lo verdaderamente absurdo del fallo? La corte arremete contra una disposición *progresista*, que busca garantizar la igualdad efectiva, privando a los leguleyos retrógradas toda posibilidad de argumentar que el uso de formas masculinas (según la práctica sempiterna del castellano) implica un lugar privilegiado para el ser masculino. La Corte con su ridículo fallo abre la posibilidad de retroceder en la igualdad efectiva. Esto puede ser ironía pero no es una ironía aislada, pues así funciona el posmodernismo en el mundo: es un instrumento de dominación, porque trivializa los factores reales de desigualdad y de opresión, privilegiando a unos factores puramente verbales. Cito con suma aprobación la frase de un terrorista totalitario, Trotsky, pues hasta un terrorista totalitario entiende el mundo mejor que la actual H. Corte, y uds. me disculparán el uso de la versión en inglés, tomada de la Red: «They [los formalistas] believe that “in the beginning was the Word.” But we believe that in the beginning was the deed. The word followed, as its phonetic shadow.»
la colombia que no claudica
10 octubre, 2006 at 2:28 amUna constitución pendeja necesita un corte pendeja, diciendo pendejadas. Y más pendejos nostros que les paramos bolas.
Sergio Méndez
10 octubre, 2006 at 4:16 ammmm:
Pues no sé que feministas haya leído o conocido ud, pero no conozco ninguna que diga que hombres y mujeres son exactamente lo mismo 8que es lo que entiendo cuando ud usa el término «iguales»). Creo en cambio que lo que la mayoría de las feministas dicen (con excepción de una pequeña franja de separatistas lésbicas medio fanáticas que son minoría) es que hombres y mujeres son iguales o deberían serlo ante la ley y en derechos. Que una mujer debe tener los mismos derechos y libertades de un hombre, y por ende las mismas oportunidades ¿Qué exactamente le parece erroneo de eso?
zangano
10 octubre, 2006 at 8:33 amscared crow:comparto su juicio sobre foucalt,una de las mentes mas preclaras del siglo xx,ojala que tales juicios fueran mas leidos y discutidos por nuestra «intelligentzia» que me temo, esta absorta por los pensadores anglosajones y sus escritos que son los unicos que son citados en los debates.
no es este un sesgo deformante?
sillogysmes_mao
10 octubre, 2006 at 3:44 pmAHHHHHHHHHH ::: La colombiana que no claudica tambien quiere ‘incendiar’ la delicuncuente constitucion colombiana ( ??? ). Chevereee y post-morten. ( El panoptico discipulado debe estar lamiendose las garritas. ) ( Que Tal ? Tomas Wolfe + Los Carrangueros De Raquira.Hoy nuestro Bob Dylan esta super-estelar.Y funcional como un higado )
sillogysmes_mao
10 octubre, 2006 at 3:54 pmMuy humildemente opino que desde su populismo neo-liberal el vilipendiado Jaime Ruiz le esta dando demasiada importancia al ‘virtual lenguaje’. (Que regrese este amable «rentista» de la Moliner a leerse al gran Zangano.Asi podra ser Corte y Academia.Segurolo.)
mmm
10 octubre, 2006 at 4:54 pmeso que no somos exactamente iguales, o cuando ha visto a un hombre embarazado, debemos propugnar por una igualdad dentro de la desigualdad no una igualdad.
la ley de cuotas está muy bien siempre y cuando no se vaya al otro extremo y dejen de contratar a un hombre, al mejor de todos y todas que pasó el examen solo por eso por ser hombre y porque prefieren a una mujer porque es mujer aunque en el examen haya sacado el quinto mejor puntaje detras de cuatro hombres que se lo merecen más por ser mejores, no por ser hombres, a eso es a lo que me refiero. que los puestos se los den al mejor, sea hombre, mujer, blanco, negro, homosexual, heterosexual, u homofobico, o travesti. o lo que sea.
Jaime Ruiz
10 octubre, 2006 at 8:48 pmBueno, lo que diga la corte no es comparable a lo que diga un político. Se olvida que el derecho es ante todo lenguaje, y un tipo de lenguaje. Las vaguedades, los eufemismos, los excesos, las metáforas y sinécdoques, etc. forman parte sin remedio del lenguaje del político, que sin ese arte no podría llegar a ser intérprete de la angustia popular y dejaría ese apetecido papel a quien sí lo supiera explotar, no necesariamente con mejores intenciones. Pero el lenguaje del juez es poder sin mediación ni figura, cuando la corte determina que alguna cosa se llame de determinada manera eso no es algo que se permita un ciudadano sino una norma para el resto. Por eso la imposición de los magistrados no es sólo una ligereza retórica sino un paso en esa dirección totalitaria que algunos llaman «posmodernista».
Un buen ejemplo es lo del «género». Los hombres y las mujeres y los maricas y los magistrados somos todos del mismo género, que es el género humano. La atribución de «género» a las personas a partir del lenguaje (es algo que afecta a las palabras) es una forma de presión ideológica orientada en esa misma dirección. Claro que en Colombia no escandaliza, en una ocasión el inverosímil fecodista Alfredo Beltrán declaraba que todos sus actos como magistrado estaban dictados por su ideología, y de hecho, poco más que la frase abimaelesca sabía decir el insigne jurista.
Muy graciosa la interpretación que hace Respondón de Trotski. Lo que ese golpista (no le gustaba el terrorismo de oposición porque le parecía contraproducente) decía es que antes de las palabras «dictadura del proletariado» estaba el hecho «violencia estructural» o como quisiera llamarse al hecho «no dictadura del proletariado». Para Respondón, que es una especie de Funes el memorioso, no puede ser que las palabras «Echémonos al monte» tengan relación con matar soldados, pues por lo general las palabras son gratuitas y no figuran en el código penal. Triste noticia: no hay ningún acto humano significativo en la historia que no haya estado representado antes en palabras, aun en la vida familiar, casi todos los episodios de violencia en el hogar están precedidos de amenazas. Las guerrillas son sólo la realización de lo que se decía durante varias décadas en las universidades colombianas, sobre todo en las facultades de Derecho: literalmente, no es lícito pensar que estaba encubierto. El paredón para los «gusanos» era (¿y es?) absolutamente popular. Si he de ser sincero, sin esa esperanza de matar gente, de tomar decisiones sobre la vida de los demás, la utopía socialista no habría tenido ningún éxito entre los estudiantes. Todavía uno oye o lee a los mamertos investidos de esa majestad que les otorga el poder decidir sobre las vidas ajenas.
Bueno, la interpretación de Trotski es muestra de ese discurso de Respondón, para quien probablemente relacionar Mein Kampf con las cámaras de gas es otro abuso retórico que no tiene en cuenta la legalidad o ilegalidad de una cosa (es decir, el libro era ilegal, el holocausto no, pero…).
Y no se entiende que reemplazar las cuestiones fácticas por otras retóricas o aparentes sea un método de dominación. La única dominación que se puede temer de los magistrados es la expansión de sus facultades, es decir, del Estado, a costa de las libertades de los demás ciudadanos. Leí hace unos años un texto de un juez que se declaraba seguidor de Zuleta y proponía (atribuyéndole al difunto tal intención) que los jueces intervinieran directamente en el reparto justo de la riqueza. ¿No sería Respondón? Uno puede temerse que sí, en lugar de inventarse agravios en las palabras, ese hombre se iba lanza en ristre a aplicar justicia social con las propiedades y recursos.
Digamos que es un espíritu frecuente entre los juristas en Colombia y que el texto que comenta Alejandro es una muestra. Y por cierto, lo de arreglar la realidad a punta de decretos no es tontería ni vicio: su propia realidad es encantadora, cuando el ministro de Hacienda Santos intentaba congelar los salarios estatales ellos lo impidieron con una sentencia, y en los retóricos autos que resuelven las tutelas siempre saben contar los viajes como sueldos para cobrar la pensión de 60 o más personas. Pero soy el único que ve eso o que le da importancia: es que no todo el mundo tiene que estar afectado de populismo neoliberal.
camilo ernesto
10 octubre, 2006 at 9:24 pmel posmodernismo es una bobería, una rareza, pura bazofia. Ese relativismo del lenguaje, esa sarta de mentiras veladas, esa supuesta denuncia de las ideologías, esa jerga con sus cuentos, no puede ni debe desvelarnos, pero si preocuparnos. La corte constitucional como dice Gavira, con esta sentencia, junto lo peor de Foucault y de Santander -aunque aclararía que el legalismo, no es santanderista, allí yerra Gaviria-, esta innovación no es más que un exabrupto. La interpretación constitucional no puede ser asunto de aprendices de literatura y filosófos despistados, embelasados con las modas. La izquierda no necesita más de estos discursos de lamentación, frustración, victimización: esa moda de convertir la desesperanza en un rasero, no puede continuar.
Anónimo
10 octubre, 2006 at 9:35 pmSeñor Gaviria y comentaristas. Me ha parecido muy interesante la discusión, pero creo que usted no se apoya en razones admisibles. En primer lugar, hasta el momento no se ha publicado la sentencia a la que usted alude. Así que «postmodernismo para dummies», es predicable sólo de lo que usted entiende a partir del comunicado de la Corte. En segundo lugar, no es la primera vez que la Corte hace este tipo de análisis. Baste considerar la jurisprudencia desde el año 1994, donde se ha analizado cómo el lenguaje es un importante vehículo de discriminación. Así, la Corte Constitucional no dudó un segundo en rechazar la expresión «usted es una india» (no es textual de la sentencia, pero es el mismo sentido), no porque fuese algo negativo el pertenecer a una minoría cultural o étnica, sino que tiene un uso despectivo y discriminatorio. Ahora, usted ridiculiza la decisión de la Corte porque existen situaciones más apremiantes -«la realidad»-, que deberían ser objeto de la atención de la Corte. Empero, no un «postmoderno» -que usted rechaza, pues está implícito en su burla-, sino un pensador como Wittgenstein no tuvo problemas en comprender que el sentido está dado por el uso y, el sentido es lo que construye realidad.
La importancia de la decisión de la Corte no radica simplemente en lo que usted considera es un ejercicio de deconstrucción del orden jurídico. Es un problema práctico que conduce a tratos inadmisibles.
Por ejemplo, el que la ley diga que el hombre tiene derecho a inscribir a su cónyuge en el sistema de salud, ¿qué significa?
a. Que los hombres -es decir, todo ser humano- tienen tal derecho.
b. Que los hombres -es decir, los humanos del sexo masculino- tienen tal derecho.
El problema real, que usted reclama, es que muchos entendienden que la opción válida -por encima del derecho a la igualdad- es la b.
Parte del problema con la disposición estudiada por la Corte Constitucional es que el mismo código civil establece que las palabras deben entenderse en su sentido natural. Así, si se considera la disposición declarada inexequible, ¿cuando el contexto permite inferir que la expresión hombre manifiestamente se refiere a un solo sexo? La respuesta es sencilla, el contexto está dado por palabras, cuyo sentido depende del uso social. Así, si el uso social d las palabras generan contextos que permiten discriminar -como en el ejemplo-, hay un problema jurídico relevante.
Ahora, ¿es un «leguleyismo afrancesado» pretender que el legislador utilice un lenguaje que no realice distinciones que generen discriminación? Pues si eso es «leguleyismo afrancesado», bienvenido sea.
Así, comparto que no sea una pretensión de «modificar la realidad desde el poder», porque el poder de la Corte, aunque muy fuerte en ciertos ámbitos, no alcanza otros. Pero, de allí a que sea algo inocente, hay mucha distancia. Creo que es una decisión por suprimir la discriminación en sus fuentes: el leguaje.
Hernan
11 octubre, 2006 at 6:58 amAlejandro en 1:11 dice q el Presidente llama «Meritocracia» a la «politiqueria». Yo no creo eso, él sabe muy bien lo que significa «Meritocracia» y sabe perfectamente lo que es la «politiqueria», lo que sucede es que quiere engañar al país haciendolo creer que responde a lo primero pero actuando como lo segundo y, viendo los resultados de las elecciones, parece que lo logró.
Y respecto a la sentecnia de la corte, estoy de acuerdo con el blogger, es querer cambiar la realidad cambiando la ley, es como pretender cambiar la legalización narcotraficante, con el eufemismo de desmovilización paramilitar.
zangano
11 octubre, 2006 at 10:05 amsi las palabras no tienen fuerza y realidad, porque sera que hay tanta oposicion de algunos «irredentos» al cambio de termino de ilegal a legal,para los narcoticos y demas.
ademas si la justicia no tiene mayor papel que jugar,porque sera que el padrino de auv,su eminencia dubbya bush, acaba de firmar una ley que elimina el habeas corpus para todos los «combatientes irregulares»,que el mismo se toma la libertad de definir.
bailenme ese trompo en la una.
zangano
11 octubre, 2006 at 10:25 amy yo que creia que pertenecia a la especie humana!
que iluso! ya el pontifice infalible, hablando ex catedra,nos ha transmigrado al genero humano, algo asi como las drogas genericas?
deben ser tambien «machos,mujeres,maricas y magistrados»
Anónimo
11 octubre, 2006 at 11:49 amAl blogger de las 4:35 pm:
Interesante su ejemplo sobre la ambigüedad del lenguaje en el caso del derecho de afiliación al sistema de salud, pero me gustaría saber si así reza el texto en la vida real, porque si dijera «trabajador», en vez de «hombre», a quién le quedaría duda de que cualquier trabajador puede afiliar a su cónyuge al servicio de salud? Ambos términos–trabajador y cónyuge– son perfectamente genéricos.
panOptiko
11 octubre, 2006 at 1:39 pmApreciado profesor Gaviria:
De nuevo gracias por su columna. Debo decir que es la primera vez que me encuentro en algún grado de disconfort sobre su posición. Siento que el lenguaje puede jugar una papel en las estrategias de poder y control en cuestiones de genero: por ejemplo, mi novia no pone problema si salgo con un amigo, pero en el caso contrario es mejor decir que voy a salir con un humano (claro que, para ser sincero, da la misma). El hecho que se comente, que exista discusión y que la gente se pregunte por la manera en que el lenguaje afecta su vida, no deja de parecerme positivo.
Sin embargo, me parece que estas discuciones se las ganan movimientos ciudadanos que sienten la presión y piden reinvindicaciones; lo cual por lo visto no es el caso. Con ello retrocede mi mente a un vago recuerdo de las discuciones del congreso en tiempos de la patria boba, esos tiempos que no se quieren acabar.
Tenindo en cuenta que puede tratarse de un asunto que no se ha tomado la opinion publica porque la sociedad no veia en ello un problema (total, los códigos los leen los abogados, mientras que al ciudadano le basta con que este haga bien su trabajo), lo que verdad me inquieta del asunto es ¿no tiene la corte mejores cosas que hacer?
Ahora, profesor, lo que de verdad le pediría encarecidamente, sin saber a que abogar para tener su apoyo, es que explicara o diera pistas de las razones de su trato despectivo hacia Foucault. Aunque reconozco mi ignoracia, de lo poco que lo he leido y seguido ha quedado en mi la firme impresión de que se trata de uno de los pensadores más brillantes del siglo pasado. Buena noche.
sillogysmes_mao
11 octubre, 2006 at 3:15 pm… Y me sigue procupando el ‘grado cero’a que ha llegado la comunicacion entre el gran Zangano y el amable Jaime Ruiz. ( se han excomulgado mutuamente ? )
sillogysmes_mao
11 octubre, 2006 at 3:41 pmDICEN que las tentativas de ensenar lenguajes a los animales han dado pocos resultados.Noan Chomsky y otros,opinan que es muy probable que la capacidad humana de emplear un lenguaje sea un aspecto innato de nuestra cognicion.Segun Chomsky,nuestra capacidad de aprender idiomas se debe exclusivamente a que gran parte de la informacion sobre la gramatica de los lenguajes naturales,asi como muchos conceptos linguisticos,forman parte heredada de nuestra facultad del lenguaje.Dicen que la capacidad de hablar un lenguaje natural completo seria una condicion suficiente para que una criatura adquiera el caracter de agente racional.DECIA una ultima MARGARITA sentirse ‘mamada’ del violento lenguaje que se usa en Bolombolo.Decepcionada Margarita seguramente inteligente CONTRACTUALISTA. ( asimismo cabra preguntarse por el ‘contractualismo de los juristas heredados ? )
Anónimo
11 octubre, 2006 at 4:24 pmentonces llegaremos al punto en que no podemos decir contratista, y debemos decir contratisto, porque es una palabra que por terminar en a puede ofender a las mujeres o de pronto a los hombres porque utilizamos contratista como el genero, así como ser human. ya debemos decir «humanos y humanas», muy buenas noches, no que pendejada, hasta donde ha llegado la cultura occidental, hasta una pendejada tal que bien puede ganarse todos los guinnes records
sillogysmes_mao
11 octubre, 2006 at 4:56 pmDicen.Como observa Scanlon,el criterio basico con que el ‘contractualismo’ determina si una criatura tiene entidad moral es si TIENE SENTIDO justificar una politica de accion ante ella.Para que una criatura tenga los mismos derechos basicos de nosotros no es necesario que podamos justificar ante ella nuestro sistema de normas,o una accion ejecutada en virtud de esas normas.Bastaria con que la criatura tenga todos los atributos y facultades mentales necesarios para apreciar esa justificacion,si hubiera algun modo de transmitirla.Dicen.
sillogysmes_mao
11 octubre, 2006 at 5:16 pm… pero ya sabemos que el gran MAESTRO JODA de la republiqueta-Lukas es una criatura que puede concertar un contrato explicito con nosotros.Queda pues claro que las criaturas no ‘humanos’ ni ‘humanas’son tambien agentes racionales.(Amigo anonimo.Mire usted ese ‘recordatorio)(Usted puede intercambiar artefactos tecnologicos con esos CRIATUROS)
sillogysmes_mao
11 octubre, 2006 at 5:35 pmDIGOLE.A la criatura anonima de las 11;40. ( … y como no hay posibilidad de deducir la moral a travez de la razon )
Anónimo
11 octubre, 2006 at 6:07 pmLa pregunta es si el lenguaje por sí solo cambia la realidad o si es la realidad la que cambia el lenguaje. Es lo mismo una «mujer pública» de los siglos XIX y XX que una mujer pública del siglo XXI? Desaparecerá la palabra «solterona»? Cuál es su imagen de la palabra «suegra» hoy en dia? Una señora gorda, ajada, malencarada, con rulos y pantuflas o una cuchibarbie que intenta seducir al novio de la hija de 17 años?
Roldán
11 octubre, 2006 at 6:13 pmpor favor visiten tambien http://www.analisiscontemporaneo.blogspot.com
zangano
11 octubre, 2006 at 6:25 pmsyllogismus mao, tienes un interlocutor empenado en hacer justicia gramatica,diferente,pienso yo de la gramatica de la justicia.
casi como el pontifice,con sus generos y especies,aunque tu interlocutor carece de la inefabilidad de su santidad.
zangano
11 octubre, 2006 at 6:51 pmroldan:blog inaccesible.
sillogysmes_mao
11 octubre, 2006 at 8:01 pmcriatura anonima de la una cero siete:MIRE USTED.Plausiblemente las solteronas tienen un odio concreto por los contratos.Algunas estan interesadas por el tema de los derechos de los animales… y hasta ahi.Y fijese,como los contratos con las nenas de 17 son inapelables usted puede llamarlas churritos o bomboncitos.Os quede claro?.
sillogysmes_mao
11 octubre, 2006 at 8:14 pmAMIGO GRAN ZANGANO ; a usted siempre lo he leido desde el ‘contractualismo’. Asi como leo con enorme placer a Gaviria desde el ‘estructural-funcionalismo’. Sobra decir que al amable Jaime Ruiz lo desleo.El populismo neo-liberal es una creencia que supone la posibilidad de no estar euivocada.Luego ‘desmadrosa’. Desopilante.O como diria el amable:FULMINANTE.
sillogysmes_mao
11 octubre, 2006 at 8:24 pmSe que la criatura anonima de las doce y cuarenta no existe.Pero si existiera quiero imaginar que ese personaje no es victima del «poder» del lenguaje.
Alejandro Gaviria
12 octubre, 2006 at 1:19 ampanoptico:
Mi problema no es tanto con Foucault, como con el 90% de sus discípulos que ha querido convertir las ciencias sociales en una rama de la paranoia.
Y hablando de porcentajes, cabría citar la famosa ley de Sturgeon, llamada así en nombre del escritor de ciencia ficción Theodore Sturgeon, quien dijo alguna vez, en una ataque de lucidez, que “90% of everything is crap”.
No sé si estamos ante una constante universal pero no se me ocurren muchas excepciones.
zangano
12 octubre, 2006 at 9:55 amsturgeon, muy probablemente, estaba calificando su propia rama literaria,la ciencia ficcion y en esto estoy totalmente de acuerdo.
lo digo como consuetudinario lector de ciencia ficcion ,en mi mocedad.
no sabia yo que foucalt,tenia escuela paranoide colombiana,lo mismo dicen de el, los siquiatras de orientacion medica ortodoxa,probablemente ardidos porque no tienen argumento para rebatir su analisis del ejercicio siquiatrico tradicional.
Anónimo
12 octubre, 2006 at 10:03 amYa van dos personas que no sé conocen y que me dicen que sillogysmes_mao es el mismo Sergio Méndez mamando gallo. Pero puede ser mentira, puede que Méndez lo haya dicho para chicanear. Quizás no son el mismo, pero se parecen.
zangano
12 octubre, 2006 at 11:09 amsyllogismus mao es un maestro del retruecano,cosa que no veo en sergio, a pesar de sus otras cualidades.
se me ha pasado complimentar el aporte de anonymus 4.35 pm, muy al punto y sensato ,sin rastro de delirios persecutorios,temidos o denunciados por alejandro.
sillogysmes_mao
12 octubre, 2006 at 4:23 pmPero Luckas no insiste en la «verosimiltud» de su guerra de guerrillas.El dice que si alguien considera que su saga intergalactica es ‘realista’, lo que esta diciendo es que el,el lector,es real porque se reconoce en ese texto al cual otorga estatuto de relidad.Mejor dicho:el realismo de Estrellas en Guerra consiste en CREAR un tipo de lectores realistas.La realidad a la que se refieren autor y lector,sin embargo,no esta en ningun lugar,solo en las imagenes de la saga cuyo contenido es distinto para cada lector.Paranoico,desde luego.Eso que Jesus llamaba la «realidad ficticia».
Sergio Méndez
12 octubre, 2006 at 5:08 pmAnónimo:
No tengo por pcostumbre escribir mensajes anónimos o con pseudónimos. Siempre digo lo que digo de frente con mi nombre propio.
sillo0gysmes_mao
12 octubre, 2006 at 5:55 pmDON SERGIO : Como siempre,muy interesante su intervencion.Decia un genio del matiz linguistico que un seudonimo es «como un charco de sangre a nuestros pies». Y agregaba concierta sorna «que hay que ser muy optimista y haber leido mucha ecologia,para no crrer en mascaras».
Alejandro Gaviria
12 octubre, 2006 at 6:03 pmJuan Nuño sobre las feministas:
«Lo divertido es que no sólo abominan del sexismo lingüístico y proponen bobadas tales como decir «humano» en lugar de «hombre». Por cierto, ¿por qué si es masculino? ¿No sería mejor «humane» (terminado en e) como sin siquiera reír quiere y propone un filósofo español? Así, el libro de Nietzsche se convertirla en Humane, demasiado humane para que las feministas no chillen.
Qué manía esa tan femenina de andar mezclando el sexo con todo. El machismo será muy poco recomendable, pero al menos tiene la ventaja de poner al sexo en su sitio, que es donde debe estar».
Scared Crow
12 octubre, 2006 at 6:42 pmDespués continuaràn con el sexo de los àngeles; !es que estamos en Bizancio!
sillogysmes_mao
12 octubre, 2006 at 6:58 pmDicen que cuando a los Angelitos los invade una fiebre de 39 los marea la felicidad.Giran como rodeados por una orla luminosa,una especie de feminista diosa hindu.
Sergio Méndez
12 octubre, 2006 at 8:14 pmMe pregunto cuantos «feministas» habrá leído Juan Nuño. Por lo general los críticos del feminismo jamás leen feministas ni tienen la menor idea que es lo que proponen….
Wilfrido
12 octubre, 2006 at 10:25 pmLA MISERIA INTELECTUAL
«El universo es azaroso, moralmente neutral e inimaginablemente violento» W. A.
Si hay un elemento donde se ponga en evidencia nuestro atraso, ese en el de la ausencia de un pensamiento propio. Habituados como estamos a llegar tarde a las tendencias universales de la filosofía, nos contentamos con ser de los primeros entre nosotros en adoptarlas. Aquel que logre poner en boga entre los asistentes a los seminarios, los contertulios de los cafés, las chicas de los posgrados o sencillamente entre los colegas, alguna de las teorías que se siguen en los cursos de las universidades extranjeras donde se preparan los cuadros dirigentes del país, logra de inmediato el reconocimiento y la calificación de sus provincianos escuchas.
Pues bien, tal ha sido el caso de la expansión entre nosotros de las teorías de Karl Popper. Llevados de la mano de las escuelas de desarrollo económico de Inglaterra y de los Estados Unidos, imbuidos de las teorías «liberales» del capital, el grupo de tecnócratas que hace ya varios lustros controla los destinos económicos de la nación se tropezó con las hipótesis de filosofía política del mencionado pensador y armados de cincel y martillo, paciencia y prestidigitación, se dedicaron a encajar nuestra realidad en las hipótesis popperianas.
Empezaron por el título. De La sociedad abierta y sus enemigos, eliminaron aquello de los enemigos, porque no convenía a la intención. Poco importó la de la obra original, escrita durante la Segunda Guerra, en el obligado exilio al que fue sometido el autor y que lo autorizaba a expresarse contra los totalitarismos de derecha e izquierda en general, y contra Marx y Hegel, en particular. La refutación del planteamiento de origen marxista que le concedía una posibilidad de previsión al devenir histórico como hecho científico, les cayó como anillo al dedo. Fue adoptada la parte que le supone a la voluntad de los hombres el curso de la historia. El antimarxismo se volvió endemia. Ni la crítica al método inductivo ni los argumentos de Goodman (Fact, Fiction and Forecast, 1954), Scheffler (The Anatomy of Inquiry, 1963; Science and Subjectivity 1967), Quine y Nagel (The Structure of Science, 1961), sus contradictores, fueron tomadas en cuenta, ya que no se ajustaban a sus llanos propósitos.
Así, de esa manera, la que fue la lucha de Popper contra el totalitarismo, vino a quedar convertida en la rendición a los pies de un solo tirano: el mercado. Del humanismo que el viejo sabio rezumaba, no quedó una gota. Sus esfuerzos por redefinir una cientificidad se hicieron vanos en nuestro medio, donde apenas se usa como pretexto para lucir un paupérrimo y amargo prejuicio en contra de naciones que, sin eximirlas de los graves pecados propios del colonialismo, han mostrado posturas más equilibradas que las del burdo imperio que ha malformado a nuestros dirigentes. Estos sí que están obligados, por lo menos, a conocer al dedillo no solo a Foucault, sino a Wittgenstein, a Deleuze, a Derrida y a Lyotard, entre otros.
Por eso cuando se muestran impostando, haciendo coros recíprocos en una chirimía vergonzosa y vergonzante, echándose flores entre ellos mientras sacan su tajada, tildando a los otros de anunciadores de desastres, ciegos ante la evidencia de que el desastre hace rato está aquí, no puedo sino alentarlos a que cometan el gesto valiente de mirarse en un espejo y verse. Recordarles que pese a nuestra rapaz naturaleza, no queda más sino construir civilización para ganar el derecho a hablar de democracia o para poder alguna vez hablar de pensamiento propio, que en eso, de verdad, sí que somos míseros.
Wilfrido
12 octubre, 2006 at 10:26 pmLos que me conocen saben que firmo Adán. Reconocerán mi estilo démodé.
Sergio Méndez
13 octubre, 2006 at 2:47 amAsí, de esa manera, la que fue la lucha de Popper contra el totalitarismo, vino a quedar convertida en la rendición a los pies de un solo tirano: el mercado.
Creo que si existe algo que no es tiranico en este mundo es el mercado. El mercado se basa en la transacción voluntaria de bienes y servicios, al menos una economía de libre mercado. Lo que pasa es que la izquierda debe dejar de pensar en el mercado como equivalente a «capitalismo» o «afán de lucro privado» (aunque este última es parte del mercado pero no es la esencia del mercado mismo).
MS
13 octubre, 2006 at 8:46 amGracias por el 100% de su explicación profesor. Usted sabe que 21% del aire es oxígeno, pero puro…
Jaime Ruiz
13 octubre, 2006 at 3:39 pmCada vez que uno siente que se ha pasado de la raya diciendo que Colombia es un muladar aparece quien lo convence de que era una apreciación justa. Por ejemplo leyendo lo de «la ausencia de un pensamiento propio». ¿Puede haber algo más necesario en este mundo que un pensamiento «ajeno»? Cada vez que uno mira un país o una época de esplendor de la humanidad, en lugar de la afirmación de algo «propio» se pretendía emular algo remoto, respecto de lo cual a nadie se le ocurriría compararse. Así el Renacimiento era el anhelo de recuperar el saber de la Antigüedad, y los mejores hombres de la Alemania de Beethoven y Goethe lamentaban su época y su país. Pero en el paraíso tropical todos esperan una rueda, un carro, un alfabeto, un motor de explosión «propio». A tal punto de indigencia lleva el aislamiento, a creer que realmente William Ospina es alguien como Octavio Paz o Castro Caicedo es alguien como Homero. Como lo que se hace es repetírselo unos a otros (a mí me dijeron con toda seriedad que Tirofijo era un gran ingeniero civil sin estudios), al final decretan cualquier cosa.
sillogysmes_mao
13 octubre, 2006 at 4:14 pmYo creo que el ‘Maestro Joda’ tambien leyo al Pope-Karl.Y es que con esa pinta de chihuahua-verde que tiene la intergalctica criatura el marketinerismo subversivo esta ‘virtualmente’asegurado.
Adán
13 octubre, 2006 at 4:18 pmSu argumento parece bueno, pero, ¿no le parecen suficientemente particulares las circustancias locales como para que ameritaran un diagnóstico propio, y me refiero a uno que conociera a fondo las sutilezas nuestras? ¿Por qué no tenemos derecho a pensar en que las teorías colombianas se expandieran en Berkeley? ¿Por qué sus columnas no se estudian en Leipzig? Culpa de los rentistas, seguramente.
sillogysmes_mao
13 octubre, 2006 at 4:24 pmMe parece que si la nostalgica Margarita que vaga por el mundo se contagia con el 21% de oxigeno puro que recicla el ‘Panoptico’…Me temo esperanzado que ella regresa a este modesto bloc impuro.A que no ? ( Margarita,margarita que esta verde la mar ) ( VOLVERIAS? )
Alejandra
13 octubre, 2006 at 5:24 pmSeñor Alejandro:
Pese a que estoy de acuerdo con usted, respecto a que este país existen temas de mayor trascendencia para ser tratados por la corte, me gustaría respetuosamente plantearle lo siguiente:
1. Me parece supremamente preocupante que una persona, como usted, que utiliza la palabra escrita para comunicar sus ideas y pensamientos, le de tan poca importancia al lenguaje. Es tan importante el lenguaje que utilizamos, que sin miedo a equivocarme, puedo decirle que de acuerdo a como usted se exprese a si lo tratan y así lo catalogan.
2. Nuestro código civil se remonta a los tiempo de de Don Andrés Bello, y es casi una fiel copia del código napoleónico, en el existen una serie de términos arcaicos y una serie discriminaciones sexuales de bastante relevancia que todos tomamos como broma pero que nadie en este país se ha tomado la molestia de intentar cambiar. Es más, ya el código exige un cambio no solo en su vocabulario sino que debe ser adecuado a las necesidades de esta época. Estoy de acuerdo con usted, que esta no es tarea de la corte, sino de nuestro congreso, que parece preocuparse más de la política que de legislar.
3. En cuanto a su planteamiento de que en Colombia no existe discriminación sexual o que hemos hecho muchos avances en ese sentido, me gustaría comentarle lo siguiente: cuando recién me gradué del colegio quise ingresar a la Marina, y me dijeron que me aceptaban, pero que no podía viajar en los buques, que era solo para trabajo de oficina, porque primero los barcos no estaban condicionados para una mujer y segundo como iba a viajar una mujer con esa cantidad de hombres solos en el mar. En ese entonces era solo una niña de 16 años no sabía que mis derechos de igualdad debía lucharlos en los estrados judiciales, y de eso solo hace seis años. No me considero una feminista, no creo que las mujeres sean mejores que los hombres, estoy mas que satisfecha de mi condición de mujer, pero si bien es cierto que no existe una discriminación abierta como en otros países como Perú o Nicaragua, en Colombia existen unas ideas y condiciones que disminuyen y encasillan a las mujeres, y decir lo contrario es desmeritar y desconocer la labor de muchas mujeres que se han tomado el trabajo de acudir a la justicia ordinaria para reclamar sus derechos de igualdad, decir lo contrario es sencillamente no querer profundizar en el tema. Mire hay lugares en Colombia, donde el hecho de que una mujer se siente sola en un Bar, ya la califica de “Buscona” o epítetos peores, mire cuantas mujeres encuentra usted en el gremio de la construcción, o cuantas mujeres encuentra usted como ortopedistas, son profesiones que desde siempre se ha pensado que las debe hacer un hombre porque requieren fuerza. Es más, ¿Sabe usted cual es la defensa mas común de los violadores?, “Ella me provocó”, eso parece una tontería, una simple frase, pero lo invito a que reflexione sobre ella y vea todo lo que abarca. No contenta con esto, pregunte a cada una de las veinte (20) mujeres que laboran conmigo, si alguna vez habían sentido discriminadas o que algunas situaciones eran más difíciles de afrontar por el hecho de ser mujer. Todas respondieron que si, que eso se volvía en cosa de todos los días y con el tiempo uno se cansaba de pelear contra ellas, por lo tanto perdían importancia y uno se acostumbraba a aceptarlas. La discriminación si existe es solo que preferimos no verla.
Sergio Méndez
13 octubre, 2006 at 5:57 pmAlejandra:
Chevre tu exposición, pero te aseguro que el feminismo no proclama que «las mujeres son superiores a los hombres». Creo que la palabra «feminista» ha sido por demasiado tiempo atacada y vilipendiada, usualmente por gente que ni siquiera se ha molestado en leer lo que las feministas dicen de verdad. Usualmente personas como tú terminan dandose cuenta que son mucho más parecidas a las feministas de lo que pensaron.
Jaime Ruiz
13 octubre, 2006 at 6:11 pmAdán, ¿por qué mis escritos no se estudian en Oxford? Porque no lo merecen, sin la menor duda. Ojalá produjéramos pensamiento puntero, no creo que haya otra cosa en el mundo que me gustara más. Lo que no podemos es vivir pensando con el deseo. Para que rabien los que no quieren que se cite a Borges, ahí va una frase: «A diferencia de los bárbaros Estados Unidos este país (este continente) no ha producido un escritor de influjo mundial –un Emerson, un Whitman, un Poe, ni tampoco un gran escritor esotérico, un Henry James o un Melville».
Eso se lo citan en una entrevista a Neruda, quien dice en la respuesta cosas como «Aquí se desviven por hacer ensayos y por escribir filosofía que no cabe en un continente de pioneros que recién empieza su desarrollo».
sillogysmes_mao
13 octubre, 2006 at 6:17 pmALEJANDRA :
En ‘PERDONEN NUESTROS PLACERES’la
la escritora Sandra Russo pesca
momentos placenteros en la vida de
las mujeres.
Adán
13 octubre, 2006 at 6:18 pm¡Ah! Pensamiento puntero, no propio. Ya.
Sergio Méndez
13 octubre, 2006 at 6:45 pm«A diferencia de los bárbaros Estados Unidos este país (este continente) no ha producido un escritor de influjo mundial –un Emerson, un Whitman, un Poe, ni tampoco un gran escritor esotérico, un Henry James o un Melville».
Irónico que lo haya escrito Borges. Especialmente cuando él mismo es la refutación última de la afirmación (a menos que la haya escrito antes de que su trabajo se volviera famoso a nível mundial. Igual también tendría que haberla escrito antes que García Marquez lo fuera, o Juan Rulfo, o Cortazar, o Vargas Llosa…)
Alejandra
13 octubre, 2006 at 8:04 pmSergio:
Si lees nuevamente lo que escribí, observarás que cada idea tiene una coma,
“No me considero una feminista, no creo que las mujeres sean mejores que los hombres, estoy mas que satisfecha de mi condición de mujer…”
Por lo tanto en ningún momento estoy diciendo que el feminismo predica que las mujeres sean mejores que los hombres, sencillamente planteo que ni soy feminista ni creo que las mujeres sean mejores que los hombres, dos ideas diferentes. Lo siento si no me hice entender correctamente. Y estoy muy de acuerdo contigo, las teorías y políticas feministas realmente coinciden con algunas cosas que pienso y creo, pero en otras no, como sus ideas del aborto.
Sillogysmes_mao:
Muchas gracias por tu sugerencia no he leído el libro, pero lo buscaré. Pero no quiero que pienses que creo que las mujeres tienen una vida sufrida y miserable, para nada, sinceramente no me imagino siendo hombre, me gusta mucho mi condición de mujer, solo quería decir un poco lo que pienso ante una posición masculina que a mi modo de ver y con mucho respeto es algo ciega.
Jaime Ruiz
13 octubre, 2006 at 11:16 pmEl pensamiento propio supone el relativismo cultural: una lógica propia, una metafísica andina, una cultura nacional, científica y de masas. Atrás, Abimael.
Adán
14 octubre, 2006 at 9:07 amEntiende usted una lógica propia. Un aporte nuestro importante a la lógica, a la metafísica, a la cultura, digo. Una traducción de Homero directa del griego, al menos, apoyándose en la de Segala y Estalella, si se quiere, hecha por helenistas locales. Que siquiera hubiera helenistas. Que rebatieran a Platón, a Marx y a Hegel con argumentos no solo sensatos sino novedosos en las aulas de la Nacional o en las de los Andes. Fácil de entender si no se buscara torcerle el cuello a los argumentos (iba a anotar «… argumentos, Salvatore, pero ¡tan burdo el recurso!).
Fíjese usted que esa exepción se consiguió a través del realismo mágico, duélale a quien le duela. Y la anotación que hacía alguien sobre los otros aportes a la literatura hecha por algunos latinoamericanos ilustres, es cierta. O las reflexiones que han brotado del seno mismo de la nacionalidad mejicana, que les ha permitido sobrevivir con cierta dignidad pese a los vecinos. Eso es lo deseable. ¿Por qué no aspirar a eso? ¿Por qué -y es mi punto- estar felices con los escuálidos contentillos, venidos de pensar con el deseo o peor, nacidos de la conveniencia de quien se beneficia del statu quo?
Adán
14 octubre, 2006 at 10:49 amEntre otras, en Cartagena hay un man que aunque es de Nueva Candelaria, trabaja hace mucho tiempo en la ciudad. Su pasión es escribir groserías en las paredes de los baños de los bares de la Calle Lomba, pero vive de vender gafas en la playa. Asegura que el genio nos cambia de inmediato, volviéndolo afable y optimista, con el simple hecho de usar un par de anteojos rosados de los que él vende. ¿Se les ofrece?
Anónimo
14 octubre, 2006 at 11:39 pmPara los amigos de Foucault
«No me lo puedo creer»
Félix de Azúa. El País.
De esto hace ya cinco años, pero la semana pasada lo recordé y he podido reconstruirlo con un poco de paciencia. En diciembre de 2001, Raymond Tallis lanzaba una sorprendente acusación contra Michel Foucault, con la excusa de comentar un libro que exponía una posible historia de la falsedad. El artículo venía anunciado en la portada del Times Literary Supplement, lo que le daba un carácter marcadamente solemne.
El argumento de Tallis era un clásico: a su entender, Foucault nunca creyó seriamente en su propia formulación teórica de que las «verdades objetivas» no eran sino manifestaciones del poder dominante y por lo tanto tan relativas y efímeras como el poder mismo. Sin embargo, luego añadía un contraargumento. Basándose en la biografía de Foucault escrita por David Macey, afirmaba que cuando en 1980 el filósofo fue advertido por sus colegas americanos sobre una peligrosa enfermedad que afectaba sobre todo a los homosexuales, éste reaccionó como si de verdad creyera en sus propias teorías: no hizo el menor caso, lo consideró una intoxicación homofóbica, la típica «verdad» creada por los media al servicio de un poder represivo, un cuento de terror para impedir la libre circulación sexual, etcétera. Era entonces profesor invitado en Berkeley y pasaba una de sus etapas más eufóricas y de mayor promiscuidad sexual.
Todo lo cual sería materia de confesionario o basura para la prensa del chisme, de no ser porque una vez infectado por el virus siguió sin admitir la existencia del sida y consecuentemente no avisó a ninguno de sus colegas sadomasoquistas, ni siquiera en el año de su muerte, en 1983. Convertido en mártir de sus propias convicciones relativistas, el problema era que había creado, de paso, un buen número de mártires involuntarios que quizás se hubieran salvado de haber sido diagnosticados a tiempo. El relativismo de Foucault le había costado bastante caro a un montón de gente a la que supuestamente apreciaba.
Como era de esperar, uno de sus amigos, Richard Sennett, replicó que todo era un montón de mentiras y que Foucault estaba demasiado ocupado trabajando como para convertirse en una fiera predadora. Muy al contrario, decía Sennett, el filósofo se encontraba tan delicado de salud en sus últimos tres años que no podría haber mantenido relaciones sexuales ni aun queriendo. Aunque, eso sí, le encantaba alardear como si las tuviera. De un modo impecable, la respuesta al puritano Sennett vino del departamento de sociología de la universidad de Brighton. Confirmaban que Foucault jamás se había apeado de sus convicciones relativistas, no había admitido la existencia del sida, pero que era imposible conocer su comportamiento sexual de los últimos años como no fuera mediante testigos directos, así que si Sennett sabía algo (algún fact) tenía la obligación de comunicarlo.
La verdad es que el problema no es fácil de formular y tiende a deslizarse por la vía del chismorreo, pero es un buen ejemplo de la responsabilidad del intelectual, esa criatura habitualmente irresponsable. ¿Deben los teóricos respetar sus propias teorías? ¿Las invalida un comportamiento contrario a las mismas? ¿Por qué es muy grave que un congresista americano defensor del menor resulte un pederasta, pero no lo es que Brecht, paladín de los explotados, explotara a sus amantes, las hiciera trabajar como mulas, y no les pagara un duro?
El caso es retorcido porque un relativista moral como Foucault mantiene que la doblez moral no sólo no invalida la teoría sino que la confirma, de modo que la inmoralidad de algún moralista como Brecht no es sino la prueba del nueve del relativismo moral. Por eso daba tanta risa la intervención de otro defensor del fallecido, Hill Luckin (18 enero), el cual afirmaba que Foucault no había sido «un relativista absoluto» y que no había que exagerar. En efecto, a todos nos gustaría saber qué es un «relativista relativo».
La cuestión quedó más ordenada y elegante gracias a John Hargreaves, el cual escribió que si alguien cree seriamente «que el conocimiento científico, como todo conocimiento, es un constructor lingüístico y por tanto sólo es una justificación del poder», entonces la destrucción de vidas humanas que podrían salvarse es algo inevitable. No se está hablando, en consecuencia, de un episodio privado con algunas perso
-nas muertas «por una infección sociolingüística», sino de las muchas que morirían si se aceptara el relativismo seriamente, políticamente. Si el relativismo penetrara en la estructura administrativa de la sociedad, la destrucción sería inevitable. Y quizás es lo que está sucediendo. El islamismo ha llegado en el momento adecuado.
Una semana más tarde Ian James trataba aún de salvar a Foucault tirando por elevación. Según decía, el relativismo arrancaba de la fenomenología de Husserl y llegaba hasta su desenlace en Heidegger. La mención de los padres desviaba la culpa del hijo y ponía al relativismo en un área prohibida para los empiristas, idealistas, positivistas y en fin para todos aquellos que no fueran relativistas. La consecuencia era que la verdad de Foucault sólo es verdadera para los foucaultianos lo cual, sin duda, confirma el relativismo de Foucault.
El círculo me parecía ya excesivamente vicioso. Cuando dos números más tarde regresó Raymond Tallis para pulverizar a Sennett y a Wright, abandoné la querella. Quizás ha tenido alguna continuación interesante. En todo caso, y a la vista del intercambio, parece evidente que, en resumidas cuentas, los partidarios de la verdad objetiva pueden ser informados de sus errores mediante razonamientos verdaderos (en los cuales creen), en tanto que un relativista no puede ser convencido de absolutamente nada porque cualquier razonamiento que debilite su posición entrará a formar parte de los «discursos de confirmación del poder». Incluido el suyo.
He recordado esta bella batalla, digna de una novela, pensando en aquellas otras batallas entre comunistas y demócratas en tiempos de Foucault, cuando ambas palabras designaban a individuos reales. Cualquier argumento o dato (fact) que debilitara la utopía comunista, por ejemplo la barbarie estalinista o el totalitarismo de Castro tan similar al franquista, era inmediatamente considerado un argumento pro yanqui y descartado con una risita de superioridad. Lo mismo sucede, en la actualidad, con los ideólogos del nacionalismo: es inútil razonar con ellos si no es para coincidir de inmediato y en todo lo que exponen. Cualquier dato, hecho, argumento o razonamiento que debilite su creencia es inmediatamente interpretado como infección sociolingüística del nacionalismo enemigo.
Por una pelmaza deriva de los astros, veinte años después de muerto Foucault la totalidad de la vida política española se ha hecho de un relativista que deja a Foucault como un teócrata. Tiene mucha gracia que se enfrenten dos posiciones de las que no hay una que defienda la razón o la verdad o algo similar y otra que la relativice, sino que ambas defienden la inexistencia de verdad, razón o algo similar en el terreno moral. Ambas saben que sus discursos sobre la justicia, el derecho, la patria o la libertad son una mera defensa del poder que administran y que la «verdad» se construye relativamente al discurso enemigo. Si el enemigo habla a favor del filete de buey, nosotros nos haremos furibundos vegetarianos. Y si, aunque sea contradictorio, aboga por los derechos de los animales, nosotros seremos humanistas a rajatabla.
Y no es cinismo, como en tiempos de Maura, sino auténtico y fundado relativismo. Por decirlo de un modo educado, es un cinismo con estudios de secundaria. Confiemos en que no provoque muchas víctimas. Sobre todo entre sus propios partidarios.
marta
16 octubre, 2006 at 12:10 amquerida alejandra, yo también soy muejr, y no he sentido tanto la discriminación como la has vivido tú, pero creo qeu el tema no es ese, el tema no está en cambiar esas palabras, o por lo menos no está en la competencia de la corte, el tema es mucho más profundo, mucho más problematico. y en colombia nos pegamos de las bobadas. como dicen, nos inventamos los problemas donde no los hay, nos ofende que los huracanes tengan nombre de mujer en vez de burlarnos de ello,alguien me dijo que llevaban nombre de mujer porque los cientificos jugaban a darles los nombres de sus esposas, así que si fuera al contrario y las mujeres de ese tiempo fueran las cientificas y los hombres se quedarían en casa, seguramente los hurcanes tuvieran nombre de hombre.
vuelvo y le repito, soy mujer y que en una reunión me digan señores, o hola muchachos, no me hace sentir aludida. yo, sinceramente, a diferencia tuya, aunque respeto muchisimo su opinión. prefiero demostrar cuanto valgo, por mis capacidades que por el solo hecho de ser mujer. poruqe con el machismo tenemos algo de culpa, ya que los que crían a los machos son sus propias madres.