Carla Bruni lanzó esta semana un nuevo álbum musical, el tercero de su intrascendente carrera como cantante. La política y la farándula nunca habían estado tan extrañamente entremezcladas. Aparentemente la primera dama francesa no ha aceptado los dictados imperiosos de lo políticamente correcto. Una de sus nuevas canciones menciona la abultada aritmética de sus amoríos y otra alude, como si nada, a la cocaína colombiana. Las protestas oficiales no se hicieron esperar. El canciller Fernando Araújo dijo, ante un puñado de periodistas de la política y de la farándula –mezclados otra vez–, que “en lugar de hacer la apología del consumo, nosotros esperamos que el mundo entero nos acompañe en la lucha contra las drogas”.
Pero el mundo entero está en otro cuento. La cocaína se ha convertido en un capricho de la clase media, en un aperitivo para amas de casa desesperadas y profesionales agobiados. En los años setenta, las canciones de la cocaína eran entonadas por los sacerdotes de la contracultura. Grateful Dead, la banda más famosa de la época, instaba sin reservas al consumo del alcaloide: “no necesitas un avión… hay más de una forma de volar… pruébala, baby”. En los mismos años, Eric Clapton, casualmente uno de los tantos nombres en la abultada aritmética de la Bruni, repetía un corito pegajoso: “ella no miente, ella no miente… cocaína”. Pero las cosas han cambiado. La cocaína ya no es un símbolo de rebeldía. Ya no es ni siquiera un capricho extravagante (“la cocaína es la forma como dios nos dice que estamos ganando mucha plata”, decía Robbie Williams). La cocaína se ha convertido en un vicio domesticado, en una forma de entretenimiento para la misma clase media que sigue con pasión las peripecias de la Bruni.
Hace unos días, el diario londinense Daily Telegraph reportó que en la capital inglesa las hospitalizaciones por sobredosis de cocaína se cuadriplicaron durante los últimos ocho años. El reporte citó a un conocido presentador de televisión, un consumidor declarado, quien dijo sin tapujos que la cocaína era la droga predilecta de la clase media de su país. En un especial periodístico de la BBC, publicado hace varios meses, una profesional asalariada confesó abiertamente sus hábitos cocainómanos: “he metido cocaína con casi todo el mundo en mi vida, con la familia, los amigos y los colegas, incluso con mis jefes”. “Un día de enero –dijo– me sobró un poco de la noche anterior y la terminé en mi casa con mi esposo. Vino, un DVD y unas pocas rayas”. Una velada perfecta. Sólo faltó el CD de la Bruni. “La gente está tomando menos vino y consumiendo más cocaína”, dijo recientemente el jefe de la policía británica. No sólo en el Reino Unido, sino también en casi toda Europa.
En los Estados Unidos, la cocaína todavía no ha conquistado los bolsillos y las narices de la clase media. Pero ya lo hará. Mientras tanto, los habitantes de los suburbios están consumiendo cada vez más cafeína, convenientemente diluida en las famosas bebidas energizantes. La más fuerte de todas, con 280 miligramos de cafeína por botella, tiene un nombre familiar: “cocaína”.
Las palabras del canciller colombiano, su discurso de Disneylandia, su visión infantil de como debería ser el mundo, contrastan con la realidad, con las cosas como son. Dentro del orden económico mundial, Colombia se ha especializado en la estimulación y el entretenimiento químico de las clases medias del primer mundo, bien sea en la forma de cocaína, de cafeína o de ambas. Pero el Gobierno insiste en negar la realidad, en dispararle al mensajero, a una mujer que, querámoslo o no, encarna los gustos y las aspiraciones de las clases medias de medio mundo.
Anónimo
15 junio, 2008 at 3:34 amClap, clap, clap.
James bizarre
15 junio, 2008 at 4:04 amEs asquerosa esa manera que poseen los profesores universitarios para estimular las masacres y a quienes se lucran de ellas. La lucha contra las drodas es ante todo un acto de descencia, un oponerse a la moral de los poderosos, a la ética de los Universitarios nacionalistas, a la sordida visión Orwelliana que pregonan los Maldorores y otros tantos ¨niños de los Andes¨, apóstoles del plan quinquenal en Colombia. Jaime Ruíz, respaldará mi comentario palabra por palabra.
jaime ruiz
15 junio, 2008 at 6:22 amA ver, estimular nos tocó a nosotros en esta vida, ya sea de forma legal o ilegal, es nuestro destino hasta el final. No importa que las gentes nos encarcelen, si así lo quiere Dios, tenemos que estimular. La fatalidad del deseo de consumir estimulantes me parece menor en todo caso que la de la pedofilia, relacionada con el miedo a envejecer: vergajos políticos esos que todavía quieren ponerle puertas al campo, tapar el sol con un dedo y no promover hoteles dedicados a la prostitución infantil.
La idea del ministro de condenar a la Bruni es un viejo error por el que los altos dignatarios del gobierno no se oponen al caballerismo sino que lo interpretan a su manera: el problema no es si los demás consumen o prohíben, sino si nuestro país termina sometido a las organizaciones criminales. Lo que debería inquietar a los colombianos no es el consumo o la prohibición que haya en otros sitios, sino la opción por la ley. El sentido de este artículo, es decir, su impacto, resulta claro: todo el esfuerzo de los policías y militares contra las organizaciones criminales parece vano e ilegítimo, y tácitamente se brinda reconocimiento a los que creen que el gobierno debería decir: «Nosotros no haremos nada contra la cocaína, es un problema de ustedes que quieren prohibir algo que su población quiere consumir». Si los demás dan papaya para que unos colombianos fuercen a otros a viajar en aviones cargados de cocaína, pues es problema de ellos, ¿por qué vamos a hacer algo? ¡Son ellos los que nos salen a deber!
Ahí salta por un lado un aspecto totalitario: las leyes que los demás escogen no valen, el gobierno estadounidense debería levantar la prohibición contrariando la opinión de sus propios ciudadanos. Los que saben ordenan el mundo sin hacer caso de los que no saben. (Ocurre con el rey de Marruecos, que se considera amigo del rey de España y se indigna cada vez que la prensa española publica algo que no le gusta: ¿cómo es que su amigo permite eso? No concibe la libertad de prensa como los doctores colombianos no conciben la aprobación de las leyes por los ciudadanos o por representantes a los que eligen. Todo el movimiento estudiantil desde cuando los arengadores llamaban a la lucha armada [yo estuve allí] hasta cuando los politiqueros más cínicos recomiendan la negociación política, es un intento de anular el sufragio con algún pretexto.)
Pero además se percibe algo que resulta deprimente, una entrega a la complacencia con cierto público universitario: nadie espera que el ministro presente la renuncia o que algún político importante en ningún país presente un proyecto de ley aboliendo la prohibición del tráfico de drogas, pero ¡cuánto bienestar se experimenta condenando a esos que tiran bombas atómicas y se creen mejores que nosotros siendo los que llevan a nuestra gente a llenarse la barriga de bolas de látex llenas de cocaína!
Ese bienestar se va extendiendo por todas las clases altas y llega a muchos otros sectores, incluidos claro está los que se lucran de ese negocio. Una señora que escribe columnas en El Tiempo y vive en Nueva York contaba que el Cartel de Cali tenía un periódico en Queens, periódico que naturalmente propugnaba por la despenalización del tráfico de drogas.
Y toda la cuestión es si Colombia tiene que ser el país del crimen o no. Porque ninguna actitud del gobierno colombiano va a cambiar la prohibición en ningún otro país y porque si se dejara de perseguir la cocaína en Colombia los homicidios no se reducirían sino que se multiplicarían, por efecto de las guerras entre las bandas.
La falacia en este artículo consiste en sobreponer «cocaína» donde debe decir «crimen». La fatalidad colombiana no es la estimulación sino el delito, la incapacidad de adaptarse a las normas y de evitar la cárcel. Cada vez que se le dice a la gente que su problema no es su pereza y su indisciplina y sus opiniones torpes y su primitivismo e indigencia intelectual, sino las leyes que les dio a otros por aprobar, se está admitiendo que todo eso no se puede superar, lo cual es en toda regla el triunfo de los criminales: no hay un problema que surja de su conducta, sino de la manía ajena de prohibir.
En lugar de una campaña contra la guerra contra las drogas se debería emprender una campaña contra la fatalidad del delito, por la excelencia productiva, por la eficiencia de la educación (es decir, por el conocimiento, que es cosa bien distinta de la babosa propaganda terrorista que se transmite con recursos públicos ingentes en las universidades y hasta en las escuelas públicas). La causa antiprohibición es un esfuerzo que sólo delata falta de imaginación para proponer salidas y para concebir a nuestra gente como ciudadanos respetados (cosa que depende de lo que hagan y no de lo que quieran pensar los demás). Y… una rayita… ¿no les ayudaría a superar ese espantoso déficit?
Editor
15 junio, 2008 at 8:06 amAyer publicó El Tiempo que «en el 2007, el año en que se erradicaron y fumigaron más cocales que nunca, la superficie cultivada aumentó en casi 20 ciento». En vista de que ni la perniciosa estrategia de fumigaciones ni la extradicion de capos ha acabado con la producción de droga, el gobierno la quiere emprender ahora contra los consumidores, de la misma manera que ya la ha emprendido contra indígenas y campesinos. Sin embargo, el gobierno no puede endilgarle a los consumidores el fracaso de su lucha contra las drogas. Antes de criminalizar el consumo, el gobierno debería aceptar, por lo menos, otro de sus fracasos: el de las mediocres políticas de prevencion.
Maldoror
15 junio, 2008 at 10:13 amAlejandro:
Excelente columna. He estado pensando lo que ud ha dicho sobre los que nos oponemos frntalmente a la guerra contra las drogas ¿No estamos en mora de crear una asociación pro legalización en el país e invitar a academicos, políticos y cualquiera que quiera unirse?
Tarantini
15 junio, 2008 at 12:20 pmEste es uno de los temas más aburridos que existen, legalizar o no la droga. Es una discusión de moralistas versus no moralistas, de prohibición versus no prohibición para que las leyes de la economía hagan su trabajo. Es una pelea perdida.
Lo que si no tiene sentido y es vergonzoso es ver a nuestros políticos hacer el rídiculo, dando declaraciones como las de Araujo o Pacho Santos, que lo único que hacen es promover las ventas de música de estos artístas. Eso indica a las claras lo poco ocupados que nuestros burócratas se encuentran en sus cargos.
No puede olvidarse que Uribe están impulsando leyes para prohibir y perseguir el consumo personal, cuando parecía que ese tema estaba superado. El conservatismo de Uribe y sus asociados, casi todos religiosos de profundas creencias, están reversando políticas ya superadas.
Esta discusión, en resumen, es bizantina y no permitirá acuerdos en el corto o mediano plazo.
Alejandro Gaviria
15 junio, 2008 at 12:42 pmJaime: primero un punto menor. Dice usted, en la mitad del segundo párrafo de su comentario, que “El sentido de este artículo, es decir, su impacto, resulta claro: todo el esfuerzo de los policías y militares contra las organizaciones criminales parece vano…” Me parece curiosa esa asociación, la identidad propuesta, entre el sentido de un artículo y su impacto. El sentido es claro: poner de presente la ineficacia del discurso indignado que pretende inculcar una culpa imposible en los consumidores de cocaína del primer mundo (“sus narices están manchadas de sangre”). El impacto es otro cuento. Esta columna, si acaso, logrará vender dos o tres CD de la Bruni.
Yo sí creo que la fatalidad del crimen está asociada, al menos en parte, a la fatalidad de la cocaína. Y no creo que los clamores por un tratamiento distinto al problema de la droga sean incompatibles con “una campaña contra la fatalidad del delito, por la excelencia productiva, por la eficiencia de la educación…” Es más, diría que yo he abogado por ambas casos en estos foros.
Sergio: A mí la iniciativa de Gaviria, Cardozo y Zedillo me parece interesante. Pero no creo que excluya otro tipo de iniciativas. Un tema que me parece clave, en esta coyuntura, es conocer las opiniones de los candidatos presidenciales sobre el tema.
jaime ruiz
15 junio, 2008 at 1:04 pmAlejandro, palabras como «sentido» o «impacto» se prestan a muchos malentendidos tratándose de un escrito que se difunde en un periódico dominical. Si un columnista escribe un panegírico exaltado de los encantos y audacias íntimos de una señora conocida siempre podrá decir que el «sentido» era el halago, aunque el efecto sería la deshonra de la señora. La identidad de conceptos viene de que es inexcusable prever el efecto de lo que se publica. Y no, no se va a quedar en que algunos sientan curiosidad por Carla Bruni porque usted tiene una autoridad que ya ha perdido Caballero entre la gente más joven o más informada, y su escrito refuerza esa forma de pensar hegemónica entre las clases altas colombianas, según la cual la amenaza que acecha es Bush y Uribe con su obstinada guerra absurda y no Jabón y El hombre del overol, compañeros del pueblo que creyeron que podían jugar con el imperio y se encontraron traicionados por el jefe del narcoparaestado.
Claro, ésa es una corriente de opinión que influirá en los programas de los candidatos presidenciales, por ejemplo en los del Gran Acuerdo Nacional, ese sueño de Posada Carbó que ya es programa manifiesto de Petro, entre otros: no habrá resistencias el día que ganaran las elecciones aliados con los seguidores de Fajardo y el Partido Liberal y decidieran echar a la DEA, como ya hizo Chávez.
Maldoror
15 junio, 2008 at 1:50 pmAlejandro:
Ok. Pero yo me refería más a una iniciativa local, dado que nosotros somos uno de los principales afectados por todo esto. Asi seamos una minoría, por algo se empieza. Ah, y vieron el artículo que salió en El Espectador sobre la marihuana…parece que otra vez estamos exportando
Alejandro Gaviria
15 junio, 2008 at 2:51 pmJaime: usted mismo ha dicho que mis opiniones son poco más que un adorno tecnocrático, y le confieso: logró convencerme. De otro lado, la entrevista de Petro en El Espectador me parece un gran avance. Petro dice que con las Farc no se negocian temas de fondo, que la negociación debe circunscribirse a los términos de su desmovilización. Yo celebro un acuerdo en este sentido, un acuerdo que se oponga a la tan cacareada constituyente.
charlie
15 junio, 2008 at 3:17 pmQue buen articulo. Sin cocaína el mundo se muere de aburrimiento o de stress. Con cocaína, va a morir de sobredosis.
Anónimo
15 junio, 2008 at 3:24 pmBuen artuculo, solo un comentario, no se por que razon se ha extendido en Colombia la opinion de que la cocaina es consumida por la clase media y alta. Error, de las estadisticas o se sesgo o de opinion no se de cual, lo cierto es que el consumo hace mucho rato se traslado a la clase baja su precio ha caido y la mezcla alcohol y cocaina es necesaria entre generos y entre diferentes edades en la clases bajas.
panÓptiko
15 junio, 2008 at 3:37 pmAlejandro: Sin palabras, muy bueno e, tirón de orejas al circo. Claro que si el disco es en francés, el efecto es limitadísimo, así que cualquier empujón ayuda. Lo único que me sonó exagerado es el medio mundo del final. El 20% con el 80% del ingreso tal vez…
Sergio: ¿Un grupo de tal estilo se puede crear en Facebook?
Alejandro Gaviria
15 junio, 2008 at 4:04 pmPanóptico: el “medio mundo” es, por supuesto, exagerado. La forma se impuso sobre el fondo. Me pareció que sonaba bien aquello de la clase media de medio mundo. Me parece buena la idea del grupo de Facebook. Ojalá Sergio se le mida. Saludos.
Apelaez
15 junio, 2008 at 4:16 pmAlejandro, y que opina de las cifras de los cultivos de coca? Como raro ese asunto, no?
Gheysel Naranjo
15 junio, 2008 at 5:04 pmCon seguridad la cocaína es la gran competencia a las industrias tabaqueras y de de alcohol. Quien consume cocaína, no vuelve a consumir ni alcohol ni a fumar cigarrillo. Con respecto al consumo en los grupos elites, pues éstos solo consumen de Whisky para arriba o brandy escoses, cuya botella supera los 4000 dólares. Aunque la revolución flores o de los hippies fue una rebelión de los ricos contra ellos mismos, por vivir un mundo lleno de libertad y alcanzar aunque sea a nivel inconciente la dicha de la felicidad… Bueno, en general creo que la cocaina es del mundo de la sociedad estresada, que viven de la taberna al trabajo y del trabajo a la taberna.
Alejandro Gaviria
15 junio, 2008 at 5:06 pmApelaez: está raro el asunto porque contradice el diagnóstico anterior. Hasta la semana pasada se decía que el área sembrada estaba cayendo pero la producción se mantenía igual porque la productividad había aumentado. Ahora se dice que el área sembrada aumenta pero la producción disminuye. En mi opinión, seguimos produciendo las 500-600 toneladas anuales de siempre. Las estadísticas de siembra no son muy confiables pues el área monitoreada cambia de año a año.
Apelaez
15 junio, 2008 at 5:08 pmAlejandro, lo de que «el area monitoreada» cambia cada año es verdadero para las mediciones del Departamento de Estado, pero UNODC siempre ha dicho que hace mediciones en todo el territorio. (supuestamente esa era su ventaja)
james bizarre
15 junio, 2008 at 7:11 pmA pesar del cinismo de la universidad nacional y de la despreciable característica de nuestros medios de comunicación, no debemos olvidar las cosas importantes en nuestras vidas, por lo que le deseo un felíz día del padre a Jaime Ruiz este domingo.
Un abrazo.
Luis Felipe Jaramillo
15 junio, 2008 at 8:14 pmEn Facebook ya hay grupos relacionados con el tema. Sin embargo, hacen falta voces serias y de peso que hagan que estos movimientos sean mas efectivos y no parezcan de las tipicas tendencias de universitarios de la Nacional con camisetas de Bob Marley.
Gheysel Naranjo
15 junio, 2008 at 9:37 pmClimatológicamente la coca sólo se da en la región andina, entonces desde que haya consumo mundial, ya se sabe que niveles se producen. En cuanto a la efectividad de la politica antidrogas es muy curioso que sea más caro la encautacion que la misma droga. Los mejores estudios lo ratifican
Anónimo
16 junio, 2008 at 3:06 amViendo a Juan Carlos Echeverri esta noche en Cable Noticias……Nada mas patético que un economista que se crea genio.
Apelaez
16 junio, 2008 at 3:28 amClimatologicamente hablando, la coca puede darse en muchas partes, no sólo en la zona andina.
Maldoror
16 junio, 2008 at 8:53 amListo..ahí creé uno a ver que les parece
Alejandro Gaviria
16 junio, 2008 at 12:20 pmPerdón por el cambio de tema. Pero quiero señalar brevemente que la propuesta de reducir los parafiscales como medida remedial en contra de la revaluación sigue dando que hablar: entrevista de Alberto Carrasquilla , editorial de El Espectador y columna de Kalmanovitz .
Sergio I Prada
16 junio, 2008 at 12:25 pmAlejandro, asuma por un momento que Ud es es Ministro de Relaciones Exteriores. Cual seria su respuesta? Diria algo si un periodista lo llama o diria que no tiene ninguna opinion al respecto?
Alejandro Gaviria
16 junio, 2008 at 12:29 pmSergio P.: yo diría que es un tema para los comentaristas de farándula o para las emisoras musicales. En todo caso, yo no seria capaz de fingir indignación
Alejandro Gaviria
16 junio, 2008 at 12:33 pmSergio: gracias por el grupo. Quedo muy bien. Ojalá coja fuerza
jaime ruiz
16 junio, 2008 at 1:03 pmEl cambio de tema es una buena idea, toda vez que se impone el unanimismo quietista (dejémelos quieticos) y los corazones se encienden con el sueño de ser realistas y pedir lo imposible, como en la añorada primavera de la utopía. A los raros y absurdos disidentes nos resulta tan claro que la metáfora de la cocaína y su comercialización no es la carcoma de la mujer de Sarkozy sino el mismísimo sarcoma de Kaposi: la enfermedad oportunista que prospera allí donde hay inmunodeficiencia, inmunodeficiencia que se exhibe de forma rampante en este foro (pero es un problema de comunicación, el no ser colombiano no se comunica, al que le interese lo invito a enviarle esta discusión a un amigo de otra nacionalidad cuyo juicio le parezca respetable, ya verán como hay algo raro, como las malditas joyas no son la trampa que le ponen los malditos ricachones a los pobres pistoleros, salvo cuando se sufre de colombianidad).
La columna de Kalmanovitz es un ejemplo del forcejeo que se detecta hoy en día en la vida colombiana: quiere descalificar a Carrasquilla, persona que se distingue por tener otro estilo y aun otra moralidad, y su recurso es atribuirle cosas que no dice. Supongo que los economistas sabrán si es cierta o falaz la reducción del gasto público como parte del PIB que había reclamado el ex ministro, pero ¿de dónde saca Kalmanovitz que el señalar que la reducción del gasto no tendrá un efecto corrector sobre la revaluación del peso es una invitación a gastar más? Eso es pura mala fe, por el contrario, en su escrito Carrasquilla había dejado claro que toda reducción le parecía deseable.
De nuevo el problema de comunicar la no colombianidad: los académicos colombianos creen que son la encarnación de la ciencia frente a una masa ignara, pero sólo son el típico gremio que vive de rentas públicas o en todo caso bendecidas, algo que fueron muchísimos tíos y tíos abuelos de los académicos: el clero. No ha cambiado mucho de los rosarios y homilías a la información de última hora sobre los economistas de moda en Harvard, lo que importa al final es la promoción personal en busca de canonjías, beneficios, nombramientos y ascensos. Los temas específicos son un pretexto, de ahí que se recurra a mentiras tan lamentables como la de Kalmanovitz: tiene efecto en política, puede perjudicar al uribismo y dar posibilidades al Gran Acuerdo Nacional, adelante, a atribuirle a los demás lo que en absoluto dicen ni quieren decir.
Anónimo
16 junio, 2008 at 2:43 pm«los académicos colombianos creen que son la encarnación de la ciencia frente a una masa ignara, pero sólo son el típico gremio que vive de rentas públicas o en todo caso bendecidas, algo que fueron muchísimos tíos y tíos abuelos de los académicos: el clero».
este pobre ruiz es que es bobo o se hace? sera que no lee lo que escribe? el primero ke cabe ahi es carraquilla, y también gaviria, aunque quiien sabe kalmanovitz cuanto pariente tenga en el clero catolico.
Juan Diego
16 junio, 2008 at 3:59 pmAl menos comico si es, algo que yo denominaria como politica a lo sacristan.
En el escenario politico creo que es mas bien un ataque timido, escondido detras de un moralismo, para mantener a raya a Sarkozy.
No creo que sea efectivo realmente, pero al menos es consecuente con la filtracion selectiva de informacion. Recuerdese el articulo de Paris match que deja como tonto engañado a Sarkozy.
Sin duda Araujo no es un hombre tonto.
Carlos
16 junio, 2008 at 7:11 pmParece que el gobierno estudiará un CERT para los parafiscales.
Al fin parece que van a buscar reducir esa carga.
Anónimo
16 junio, 2008 at 7:58 pmQué comentarios tienen sobre la portada de la revista Semana. Escrita por Caballero, hace un paralelo entre Escobar y Marulanda.
Qué opinan Ruiz, Gaviria, Carlos…
Anónimo
16 junio, 2008 at 11:42 pmBien esta vez.
Carlos
17 junio, 2008 at 3:55 amAl parecer hay otra buena noticia: El gobierno si venderà ISAGEN.
Finalmente como que si le estan haciendo caso a la comisiòn del gasto publico
jaime ruiz
17 junio, 2008 at 12:32 pmCésar Gaviria y su partido serán simples comparsas del chavista que pase a segunda vuelta en 2010, pero puede que a lo mejor sea uno de ellos el candidato. En ese caso tendrán que comprometerse a echar a la DEA, como ya hizo Chávez, que es la aspiración de todos nuestros progresistas para que los gringos no nos sigan contaminando con su guerra absurda. Para el loable propósito de desmovilizar a las huestes antidrogas no podrán contar con el archibuenista mulato de labia afortunada. Según Juan Carlos Hidalgo:
Más preocupante aún es la receta de Obama contra el tráfico de drogas. El candidato demócrata promete intensificar la participación estadounidense en la región y brindar más recursos a los gobiernos bajo la condición de «metas claras en cuanto a capturas de droga, procesamientos de demandas de corrupción, reducción de la delincuencia, y la cantidad de jefes de carteles capturados.
Qué desilusión, es que… esos gringos, con toda su tecnología y todo su dinero… pues no, no llegarán a alcanzarnos en tolerancia y sensatez ni en un siglo.
Anónimo
17 junio, 2008 at 1:10 pmBrillante artículo el de Claudia Lopez.
JuanDavidVelez
17 junio, 2008 at 4:22 pmUribe arreglo en un momentico lo del paro camionero. Los transportadores exigen que se les pague un valor minimo por la carga, esa reglamentacion existe hace tiempo pero nadie la cumple. Yo no estoy de acuerdo con los camioneros, ellos quieren que el gobierno les haga facilito su negocio, y me diran: Pobres camioneros. ¿Pobres?, ellos para trabajar tienen herramientas de mas de 150 millones. Pobre yo.
Si de verdad Uribe soluciono ese problema en un momentico, cosa que dudo, entonces si es que ese man es el putas.
Maldoror
18 junio, 2008 at 9:45 amAlejandro:
Gracias por el comentario. Ahi el grupo esta creciendo. Quizás deberiamos aprovecharlo a futuro para organizar eventos (se me pasaba una conferencia) en el que invitemos a personalidades (academicos, politicos, empresarios, sindicatos lo que sea) a que hablen desde diversas perspectivas en contra de la prohibición y en favor de la legalización.
Sobra decirles de por más que inviten a todo quién conozcan al grupo.
Anónimo
18 junio, 2008 at 2:51 pmUn comentario sobre la producción de droga en Colombia:
¿Se sabe si la calidad sigue siendo la misma pese a que según Alejandro, el volumen sigue siendo prácticamente el mismo?
Lo digo porque hace poco me compré una bola de marihuana que me salió muy mala. Fui a otra olla en el otro extremo de la ciudad y me salió igualita. O los provee el mismo tipo o la calidad de la marimba está decayendo, dejando que se vengan raíces, tierra y pepas en exceso.
Mi teoría es que mantienen los volúmenes de producción a costa de mezclar/degradar la calidad del producto.
jaime ruiz
18 junio, 2008 at 4:13 pmEn estos días se me ocurrió que una salida al lío de la revaluación sería «dolarizar» la economía, renunciar a la moneda propia y hacer todas las transacciones en dólares. Como ocurre con tantas cosas, lo primero que me pasa por la cabeza es que si tuviera sentido ya lo habría propuesto alguien, pero esa clase de respuestas son siempre dudosas en un lugar como Colombia, pues ¿en qué otro lugar del mundo puede existir un impuesto por dar empleo? Es decir, ¿qué pasaría si la desaparición, aunque fuera temporal, del peso resultara conveniente para los exportadores, consumidores y aun para el empleo pero inconveniente para los intereses de políticos y «expertos»?
Al menos por la esperanza de que se dejara de perder tiempo discutiendo sobre la tasa de cambio parece una buena idea.
jaime ruiz
18 junio, 2008 at 5:25 pmDefinitivamente no encuentran el modo de jodernos, por ejemplo, cuando nos amargan la vida dejando a Irak sin su Sadam. Sólo hay algo que sirve de consuelo en un día tan aciago, y es que la izquierda democrática también se entusiasma con el candidato de color.
Ese apoyo tal vez llegue a ser tan trascendente como el grupo de Facebook que pide la legalización de las drogas. No todo tenían que ser malas noticias.
Anónimo
18 junio, 2008 at 7:49 pmTan ocurrente, Ruiz. Jura que a nadie se le ha ocurrido la idea de dolarizar. Como con lo de los paraficales. Pura creatividad propia.
Qué moneda circula en Ecuador? Sucres?
jaime ruiz
18 junio, 2008 at 8:06 pmLa necedad mezclada con resentimiento es explosiva: ¿de dónde saca el anónimo que yo pienso que a nadie se le ha ocurrido dolarizar? Sólo digo que creo que si tuviera sentido ya alguien lo habría propuesto, aunque (explicablemente) no entiendo cuál es el inconveniente. Y lo de los parafiscales (y la idea que me habría robado Carrasquilla) era claramente un chiste, no faltaría más sino pretender saber de materias como ésa más que ese señor.
Lanark
21 junio, 2008 at 10:04 amDefinitivamente es el mejor momento para dolarizar, ahora que el dólar lleva más de un año en la peor racha de inestabilidad de su historia, y, peor aún, cuando el famoso «credit crunch» obliga a los economistas gringos a jugar con él para tratar de salvarle el pellejo a su sistema financiero criminal.
Podemos ser el último reducto de admiración a esa economía ejemplar que no necesita guerras para mantenerse sana. Porque hay otros que no saben, y están perdiendo la confianza en el dolar , que desde hace como tres años ha ido perdiendo prestigio . Ya no creen en él:
Los rusos (ver también acá)
Los asiáticos
Los raperos y las modelos
El gobierno de Kuwait (desagradecidos)
Los jíbaros
La India
Off topic, y recogiendo el hilo del pensador colombiano (se ve que no lo han puesto en el canon de encarta, porque Jaime no sabe que es escritor) ¿Qué pasa cuando un país expulsa a todos los fanáticos religiosos sin sentido del humor, y los manda a fundar un país nuevo?
Estas teorías egocéntricas de que lo que es grande en los países es lo que se parece a uno es muy cómico, porque permite meter en el mismo costal al Reino Unido, a los Estados Unidos y a ¡España! (este último, incomprensiblemente parece pertenecer al panteón de los «países decentes» gracias a un puñado de columnistas catalanes godos).
Lanark
21 junio, 2008 at 10:11 amPerdón, en el último párrafo quería decir que esas teorías egocéntricas son cómicas. No corrijo todo el comentario porque tiene muchos enlaces.
Mil disculpas al gramático del régimen.
Lanark
21 junio, 2008 at 10:14 amY a los economistas, perdón por lo de la «peor crisis de la historia». Expresión bastante exagerada refiriéndose al dólar, pero no al síndrome de abstinencia petrolero.
Prologo
20 enero, 2009 at 6:34 pmsi