Esta semana, el empresario colombiano Nicanor Restrepo, antiguo director del Grupo Empresarial Antioqueño, manifestó una preocupación similar a la de los empresarios estadounidenses. Según varios informes de prensa, Restrepo resaltó la importancia de la equidad en el desarrollo económico y llamó la atención sobre la trascendencia de los salarios justos, los derechos de los trabajadores y la solidaridad social. En suma, muchos empresarios (de ideologías distintas y nacionalidades diversas) parecen coincidir en sus preocupaciones sobre la distribución desigual de los réditos de la economía global.Más que con sentimientos altruistas, la preocupación de los empresarios tiene que ver con consideraciones prácticas. Y, en particular, con las consecuencias políticas de la desigualdad. Muchos consideran, con razón, que la creciente desigualdad le resta soporte político a la globalización. O, en otras palabras, que el empeoramiento distributivo les confiere legitimidad a las políticas proteccionistas y a las prácticas populistas. Nicanor Restrepo, por ejemplo, llamó la atención sobre la enfermedad contagiosa del populismo. “Somos una isla y nos podemos convertir en parte del archipiélago… Existen unos gobiernos populistas en el vecindario y el populismo se vende fácil”. Sobre todo, cabría adicionar, si la desigualdad y el consecuente malestar de la clase media aumentan año tras año.Los empresarios han ofrecido pocas propuestas concretas para disminuir la desigualdad. Las iniciativas sociales emprendidas directamente por el sector privado son loables, quién puede negarlo, pero nunca resolverán el problema en cuestión. Algunos comentaristas económicos, entre ellos los editorialistas de la revista inglesa The Economist, han propuesto una solución basada en la capacitación laboral y en la universalidad de la protección social. Pero estas medidas toman tiempo, tienen un efecto limitado y son por lo tanto insuficientes para mitigar los efectos políticos de la desigualdad. Si acaso, los editoriales de The Economist sirven para aliviar la remordida conciencia de los hombres de Davos, alarmados ante el crecimiento exagerado de sus sueldos y ganancias.En últimas, el crecimiento de la desigualdad necesita de una nueva política fiscal. Entre otras medidas, cabría pensar en la introducción de incentivos tributarios, ya no para la acumulación de capital, sino para la generación de empleo; en la reimplantación de la doble tributación; y en el aumento de los impuestos para las ganancias de capital. Tal vez este tipo de iniciativas no cuenten con la anuencia de los preocupados hombres de Davos. Probablemente no resolverán el problema de la desigualdad. Pero constituyen, al menos, una alternativa razonable a las políticas regresivas de Bush y Uribe, y a las propuestas populistas de Chávez y sus amigos.
Hace unos días, la revista electrónica Slate publicó un artículo que llamaba la atención sobre un fenómeno inusual en la política estadounidense: la manifiesta preocupación de los empresarios por el crecimiento de la desigualdad. Entre otras, la revista cita la opinión de Stephen Schwarzman, uno de los 100 hombres más ricos de los Estados Unidos, defensor del presidente Bush pero crítico del deterioro distributivo. Dice Schwarzman: “a la clase media no le ha ido tan bien como a la gente más rica durante los últimos 20 años, y yo creo que uno de los acuerdos tácitos de los Estados Unidos es que todo el mundo tiene que mejorar”. En el mismo sentido, Mortimer Zuckerman, otro empresario exitoso, integrante de la famosa lista de los 400 de la revista Forbes, dijo lo siguiente: “la mayor parte de las ganancias de la economía han ido a lo más alto de la distribución. En contraste, el ingreso mediano de la gente en edad de trabajar ha caído por cinco años consecutivos”.
j.
27 enero, 2007 at 10:52 pm¿Luis Carlos Sarmiento no había hecho un discurso parecido hace unos años? ¿En qué quedó ese?
Alejandro Gaviria
27 enero, 2007 at 11:02 pmJ:
En nada. Creo que va a donar una plata a Colfuturo. El discurso de LCS también hizo énfasis en el riesgo del populismo.
Los empresarios haciendo política por los laditos.
lelo69
28 enero, 2007 at 12:20 amQuienes trabajaran para poder mantenerle las grandes pensiones?
Quienes ganaran lo suficiente para comprarle sus productos?
Quienes podran pagar sus creditos?
Para poder vivir bien rico…
No es filantropia, es simple conveniencia…
PD: Me imagino el vainazo de Jaime por mi comentario simplon, pero cierto
Luis Jaramillo
28 enero, 2007 at 2:56 amMe parece importante hacer un stop en la parte de los empresarios.
Creo que si ellos desean que la gente no se contagie de populismo, deben mirarse a sí mismo y ver que están haciendo para impedirlo. Ellos podrían hacerlo mediante políticas un poco más flexibles con los empleados, re-distribución (Como en el artículo de La propuesta modesta, sí, quitarle al estado otro de sus monopolios) de las ganancias corporativas ó cosas por estilo que vuelvan a crear confianza por parte de la gente en el sector privado.
Además que están dispuestos a dar en las reformas tributarias para prevenir de raíz el discruso populista que generalmente los tiene a ellos como cabeza (La oligarquía, los ricos, etc).
Necesitamos un sector privado un poco más solidario con sus empleados, no que una crisis sea para la prole y las bonanzas para los que van a Davos.
Y para que el estado no deje de competir en el mercado re-distributivo, un estatuto tributario más justo, donde fomentar la inversión no sea la excusa para más desigualdad social
Ernesto Bettín
28 enero, 2007 at 3:41 amAl leer este artículo me parece apropiado traer a colación una anecdota del empresario Carlos Slim con el premio nobel Stiglitz.
El mexicano le pregunto al nobel: ¿que me aconsejas para ayudar a aliviar el problema de la pobreza?, a lo cual Stiglitz, le contesto: Pagar impuestos, mi querido amigo. De igual manera la historia sirve para recordar lo que dejo de pagar en impuestos (500 millones de dolares aprox) Julio mario por la transacciòn con SABMIller. Y ahora dandoselas del altruista por donar 24 mill!!!
Sergio Méndez
28 enero, 2007 at 5:01 amEsto me acuerda una discusión que tuvimos sobre el salario real en Estados Unidos….acá el link de 1964 a 2004…No es muy alentador saber que ha bajado considerablemente en comparación al crecimiento económico del país….
En cuanto a lo que pueden hacer los grandes empresarios para acabar la desigualdad…¿qué tal si empiezan por destruir todo el sistema de privilegios estatales que les han permitido enriquecerse? Cosas como:
– El bienestar coorporativo
– El gasto militar desmedido
– Los subsidios para ciertos sectores agricolas
– Las leyes de propiedad intelectual
– Los sistemas semi privados o de subsidio para la salud
etc….
Jaime Ruiz
28 enero, 2007 at 6:07 amEsta columna es continuación de la anterior: ya Colombia no sólo exporta argumentos de ficción sino también modelos de conducta, ya todo el mundo se está colombianizando y hasta en los países punteros en humanización se da el fenómeno de que los ricos viven quejándose de la desigualdad y maldiciendo ese sistema que les permite tantos privilegios, servicios personales incluidos (aunque la equitación humana todavía no se ha exportado y sólo falta que se le haga caso a Nicanor Restrepo para reimplantarla).
Bueno, las consideraciones prácticas de Nicanor Restrepo tienen poco que ver, creo, con el interés de la burguesía por la estabilidad, y muchísimo, muchísimo menos con la inquietud por el populismo. ¿Ya nadie recuerda que era el que volvía del Caguán conmovido por las posibilidades de paz y alertando sobre la necesidad de escuchar a esa otra Colombia? Bah, al menos recordarán que en 2002 anunció que votaría por Luis E. Garzón. O el populismo es una oportunidad para él, o definitivamente yo estoy loco y lo correcto es esperar a que Alfredo Garavito salga libre para contratarlo como protector de los niños contra el peligro de los pederastas.
Esa oposición entre el interés empresarial y el populismo (o socialdemocracia, que son lo mismo, según Gustavo Petro) es una de esas rutinas que lo dejan a uno pensando. No hay mejores aliados que los políticos populistas-estatistas y los grandes empresarios mercantilistas. Ahí está el caso de Cisneros con CAP o de Polanco con Zapatero y compañía, o de Santodomingo con Samper y Serpa. Son arquetípicos. En Francia en tiempos de Mitterrand se hablaba del «socialismo de los negocios».
Ciertos términos de esta columna ponen en peligro a su autor de que se ponga en duda su buena fe. Empieza hablando del aumento de la desigualdad en EE UU, o en el mundo, y termina con las políticas «regresivas» de Uribe. Si la desigualdad en Colombia ha aumentado durante el primer gobierno de Uribe, ¿por qué no decirlo? Y si no ha aumentado, ¿por qué asociarlo con las políticas de Bush que supuestamente (yo no lo sé) han aumentado la desigualdad?
Pero esa palabra, regresivas lo deja a uno muy inquieto. ¿Qué es lo regresivo? Por ejemplo cuando Hitler planteó el holocausto estaba claro que se avanzaba en una dirección, la de la solución final, lo regresivo habría sido devolver sus propiedades y derechos a los judíos. No, un imbécil decía una vez que yo era como el señor ese cínico de los Simpson: es porque hay gente que no comparte esa teleología tan tranquilizadora según la cual Fecode y la USO son progresivas o progresistas o de avanzada o representan pasos hacia la «justicia social» y quien no ve el socialismo como el futuro luminoso de la humanidad es un reaccionario. ¿Cómo puede haber alguien así?
Hay algo peor, para que tengan ocasión de escandalizarse, es que el aumento de la desigualdad no tiene por qué ser lesivo para los pobres. Es porque siempre se cree que el problema de Latinoamérica (o de Colombia) es la desigualdad entre los ricos y los pobres, con lo cual se pasa por alto que el ingreso medio en los países ricos (según el poder adquisitivo) es entre tres y siete veces más alto que en Colombia. A lo mejor las FARC consiguen reducir la desigualdad: si todos los millonarios se van, ya no hay tanta desigualdad de qué quejarse. Si se consigue un crecimiento muy alto y se diversifica la economía, y sobre todo si sube el ingreso de los pobres y el empleo, el agravio de la desigualdad deja de ser tan penoso. Por ejemplo, en Chile la desigualdad es bastante parecida a la colombiana, pero eso no quiere decir que la pobreza se pueda comparar.
Bah, todos los que yo conozco que se viven quejando de la desigualdad son ricos y lo que lamentan es no poderse comparar con los potentados. Durante el gobierno de Samper no sólo aumentó la desigualdad, sino también la pobreza, y eso que no paraban de hacerse proclamas justicieras y de dárseles puestos con sueldos de 40 o más salarios mínimos a los abanderados de la lucha contra la desigualdad (como Alfredo Molano y Daniel García Peña) o a los líderes sindicales, como el mencionado Garzón.
Y tanta ingeniería tributaria me parece más de lo mismo: ¿por qué no simplemente copiar el modelo tributario sueco o el de cualquier país civilizado? Eso me hace recordar un artículo sobre las carreteras: todo el mundo necesita un trazado vial que le dé ventajas aunque signifique despilfarro y ruina para el país. Lo mismo pasa con los impuestos, cualquier legislación que no sea protochavista termina pisando los callos del todopoderoso y sacrosanto y sobre todo temible clero mamerto (es decir, de «intelectuales» o de lectores de este blog), por eso hace falta el cónclave a ver cómo castigan a los idiotas que tienen la ocurrencia de trabajar por su cuenta y hasta de prosperar y amenazan la hegemonía de los pensadores-filántropos.
j.
28 enero, 2007 at 7:56 amEl regresivo que menciona Alejandro es un término técnico de política económica para referirse a sistemas tributarios que cobran más impuestos (porcentualmente hablando) a los que ganan menos. Entre más gane, menos paga, por eso se llama «regresivo». (Más información)
Jaime Ruiz
28 enero, 2007 at 1:09 pmJ. Tal como se describe en el texto que usted enlazó, los impuestos regresivos de que usted habla no corresponden a que cuanto más se gane menos se pague, sino a los impuestos fijos, en los que la proporción es menor cuanto más se gane. Pero se paga lo mismo. La posibilidad de que cuanto más se gane menos se pague sólo cabría en fantasías literarias tipo Erehwon (un lugar en el que se castigaba la enfermedad) o en proyectos maliciosos como el de Swift de gravar la inteligencia y el atractivo para el sexo opuesto, haciendo los impuestos voluntarios.
Perdón, también son posibles en la patria de la humanidad alterna. Seguro que hay casos en que se puede encontrar, bien que encubierta en retórica y en legislación turbia, esa situación.
Pero no creo que vayan por ahí los tiros. Primero porque pasar del tecnicismo «impuesto regresivo» a «políticas regresivas», que casi todos los lectores entenderán de otra manera, es un poco abusivo, y segundo porque el ministro Carrasquilla en una entrevista contestaba lo siguiente:
La reforma se basa en cuatro pilares básicos: equidad, competitividad, simplicidad y sostenibilidad. ¿Garantiza que todos se cumplen, sobre todo el principio de equidad?
En la propuesta del Gobierno, definitivamente sí. Que me demuestren que un colombiano con menor capacidad tributaria pagaría más impuestos que otro colombiano con mayor capacidad o que me muestren que dos inversiones idénticas tributarían distinto según el sector donde se ubiquen o según el sitio donde se hagan efectivas. Todo esto ocurre en el estatuto actual y es un error.
Es verdad que Colombia es especial, pero si fuera posible refutar al ministro ya habría habido muchos que habrían aceptado el desafío.
En últimas hay una forma de aumentar la desigualdad que es de derecha, por ejemplo aliviando la presión fiscal sobre las rentas de capital. Es sólo un caso. Podría ser que los ricos venezolanos se dijeran unos a otros «Sea, hagámonos colombianos y llevémonos nuestros patrimonios allá para que el sudor de la frente de esos esforzados menesterosos permita que seamos mucho más ricos». Es el camino de la explotación, al que se opone Alejandro pese a que todo el mundo sabe que gravando severamente esas rentas se consigue librar a los colombianos pobres de la explotación porque los desaprensivos se llevan la plata a otra parte. Así, con tantas facilidades para que los ricos se hagan más ricos la relación de renta entre ricos y pobres sería más desigual, pero ciertamente los pobres no serían más pobres. Ocurriría lo mismo si alguien en Colombia inventa la cura del sida y se dedica a vender a todo el mundo frasquitos con el elixir, o si otro consigue poner de moda los zapotes o curubas en China. Si yo tuviera tiempo de averiguarlo puede que hasta encontrara pruebas de que todas las fases expansivas de la economía tienden a aumentar de ese modo la desigualdad.
Pero en Colombia la desigualdad ha aumentado por el camino de la izquierda. Por ejemplo, las huelgas de maestros de los ochenta y los noventa y aun de esta década determinaron ventajas para los maestros (que son mucho más pobres que ustedes pero no están en la parte sufrida de la desigualdad) contaran con ventajas increíbles, como cobrar el sueldo y la pensión y hacerse aumentar el sueldo por obtener cualquier diploma (y así «enseñar» se convertía en una actividad paralela a lo verdaderamente rentable, que era, que es, graduarse: una molestia). Ni siquiera es ese despojo a los recursos comunes lo que más aumenta la desigualdad, sino el hecho de que la protesta y la huelga se conviertan en la verdadera profesión de los maestros y de ello resulte el fracaso generalizado de la enseñanza primaria, que todo el mundo puede comprobar. Si les digo que el ejemplo que dan esos maestros tampoco contribuye a hacer más productivos y prósperos a los pobres los aburro todavía más.
Pero volviendo a lo «regresivo», sigo pensando que aunque se soslaye la discusión sobre la desigualdad no parece muy probable que ésta haya aumentado en los cuatro años de Uribe. Si eso se pudiera demostrar, hasta Mancuso habría salido de las portadas y columnas de la prensa.
Jaime Ruiz
28 enero, 2007 at 1:28 pmPerdón, se me quedó en el tintero que la desigualdad de izquierda sí hace más pobres a los pobres, al sustraerse recursos del patrimonio común. En ningún país de los que desde 1960 se dedicaron a buscar inversores dándoles ventajas hay ahora más pobres o son más pobres los pobres de lo que lo eran entonces. Eso sólo ocurre en Cuba y Corea del Norte.
Hay algo admirable en el tesón de las personas de izquierda, aunque en Colombia además de esa tenacidad son envidiables las rentas que obtienen por hacer jueguitos de palabras pendejos, como es el caso del alcalde de Bogotá y de la mayoría de los profesores de la Nacional.
Alejandro Gaviria
28 enero, 2007 at 2:23 pmEl tema de si la desigualdad importa (o si solamente importa la pobreza) ha sido debatido un número infinito de veces. Cada cual tendrá su opinión. Cada cual aducirá sus razones pero lo que muestra la evidencia es que cuando la desigualdad aumenta de manera sistemática y sostenida, la calidad de las políticas se deteriora. , al mismo tiempo, algunas instituciones democráticas pierden legitimidad.
El artículo académico más debatido en los Estados Unidos por estos días, escrito por Thomas Piketty (un investigador francés) y publicado hace tres años por el Journal más antiguo de la profesión (el Quaterly Journal of Economics), muestra que la participación del 1% más rico de los Estados Unidos en el ingreso nacional pasó de 7% en 1980 a 15% al final de la década anterior. A Jaime este hecho lo tiene sin cuidado. A los propagandistas del Cato Institute la cosa no les preocupa. Pero para el grueso de la sociedad estadounidense (incluidos los políticos y algunos empresarios) el asunto es preocupante. Y, en las democracias, cabe recordar, lo que pesa son las preferencias de la mayoría. Así muchos libertarios acusen de usurpadores a quien manifiesten su preocupación por la desigualdad.
Valdría la pena pedirle a Jaime que, antes de presumir la mala fe, repase la evidencia. La exención tributaria a la reinversión de utilidades (el núcleo de la política tributaria de Uribe) es claramente regresiva. Es como si la pagaran a uno por respirar: las empresas se financian esencialmente con utilidades reinvertidas. Es perdonarles los impuestos a las empresas para que sustituyan trabajo por capital. La reforma laboral de 2002 es regresiva: transfirió directamente recursos de los sueldos de los trabajadores a las utilidades de las empresas. Los subsidios agrícolas son regresivos: van a los terratenientes. Y las muchas otras exenciones tributarias también son regresivas.
¿Qué si la desigualdad ha aumentado o no con Uribe? Probablemente no. Pero existen muchos otros factores en juego que nada tienen que ver con las hechuras del Gobierno, y que son coyunturales. Por eso, en esta materia, yo prefiero juzgar a un gobierno por las políticas más que por los resultados.
Jaime: lo que sí parece de mala fe, es citar una declaración del Ministro de Hacienda sobre un proyecto de reforma que nunca tuvo el apoyo del Presidente, que fue derrotado 15-1 (cito a Carrasquilla) y que dio pasó a una reforma casi opuesta a la contemplada inicialmente. Un gobierno no puede juzgarse por las intenciones del ministro de Hacienda, por loables que estás sean. En todo caso la cita de Jaime, es irrelevante. O peor aún, engañosa.
———————–
Pd: gracias a J. por aclarar el tecnicismo “política fiscales regresivas”. Reconozco que se puede prestar a malos entendidos. Pero es casi inevitable en este tipo de discusiones.
Sergio Méndez
28 enero, 2007 at 3:05 pmIncreible que un economista de los Andes tenga que decirle a Jaime Ruiz que el sistema de impuestos de este país es regresivo ¿Alguna vez lo ha discutido con el ministro Carrasquilla Alejandro?
Mientras les dejo otro artículo interesante desde la perspectiva libertaria -y aristotélica-(no la del CATO institute) sobre ideas para solucionar las penurias de la clase trabajadora.
Jaime Ruiz
28 enero, 2007 at 5:10 pmAlejandro: Sin duda la desigualdad importa, sólo que menos que la pobreza. Y sin duda la democracia se ve afectada por un aumento notorio de la desigualdad, pero, y es mi punto, eso no ha ocurrido en Colombia en estos años.
Acerca de si la concentración del ingreso en EE UU me preocupa o no, sólo digo que me parece algo que ocurre a menudo en fases de expansión de la economía. Siempre queda la cuestión de la limitación de la riqueza y de la propiedad, pero eso en un lugar como Colombia no debería importar más que el crecimiento del PIB, sobre todo no en esta época en que se sale de un periodo recesivo bastante traumático.
Ahí entra bien el aspecto de la exención a la inversión de las utilidades, algo que favorecería la concentración del ingreso. Como tantas medidas creativas es algo que en seguida despierta recelo. En todo caso, siguiendo con lo expuesto en el párrafo anterior, tal vez sea prioritario el crecimiento del PIB y algo decisivo en ese punto: el refuerzo del raquítico tejido empresarial. En todo caso no entiendo esta frase sobre la exención a la reinversión de utilidades: Es perdonarles los impuestos a las empresas para que sustituyan trabajo por capital ¿No se puede pensar que las empresas favorecidas van a crear plantas en otras ciudades y a explorar nuevas áreas de negocio, es decir, a crear puestos de trabajo o por lo menos a aumentar la productividad de los existentes, lo que también termina favoreciendo la creación de empleo?
Esa medida, siendo discutible (pero hay que ver qué proponía la oposición) es complementaria de la reforma laboral de 2002. ¿Hay en alguna parte una evaluación creíble del impacto de esa reforma en la creación de empleo? Si los ingresos de los empleados se reducen lo que tienen que hacer es buscarse otro empleo. Y claro que se dirá que no lo encuentran, pero ¿no es eso abrirle la puerta a la contratación de otros que no tenían empleo? Es que los salarios altos, de por sí un objetivo loable, no se consiguen decretando alzas o manteniendo legislaciones que violentaban el mercado.
Lo mismo se podría decir de la reforma laboral que aplicó el último gobierno de González en España, profundizada por el primero de Aznar y ciertamente mantenida hasta ahora: al abaratar el despido, según los críticos, se permitía mandar a mucha gente a la calle y eso haría aumentar el desempleo. Naturalmente ocurrió todo lo contrario.
Por mucho que se presente en términos distintos, es la misma cuestión de aumentar el salario mínimo. ¿Cuánta gente hay que no llega a ganarse eso? Como lo deseable es que todo el mundo tenga un ingreso mucho más alto, no hay otro camino que favorecer la contratación y el desarrollo empresarial, pues con condiciones en apariencia favorables a los trabajadores pero contrarias a la tónica del mercado por una parte se disuade a los empleadores y por la otra se fuerza la contratación ilegal en los casos en que sea imprescindible.
Lo de los subsidios agrícolas es más difícil de defender, pero en todo caso no fueron invento de este gobierno. Respecto a las exenciones, hay que recordar que lo que no hay es precisamente una propuesta de algún grupo opositor que las reduzca o conduzca a una mayor equidad.
La cuestión de las políticas y los resultados también se presta a interpretaciones espurias: por ciertos factores la desigualdad no aumenta (pero yo creo que esos factores tienen que ver con las políticas mencionadas, por ejemplo en lo que atañe a la reducción del desempleo), pero las iniciativas del gobierno sí conducirían a eso. ¿Qué decir del referendo de 2003? ¿Era regresiva la limitación de las pensiones o la congelación de salarios de empleados estatales superiores a dos salarios mínimos?
La interpretación que se me ocurre, y ya es como ver alguna forma de activismo político, es que se fuerza la asociación ricos-empresarios y se considera regresivo (con las dos acepciones que se podrían atribuir a este término) lo que favorece a los últimos. Lo del referendo de 2003, claro, también podría considerarse favorable a los empresarios, por tanto también se podría considerar regresivo (es decir, fomentador de una mayor desigualdad).
Y siempre queda la cuestión del papel de la oposición: si las políticas del gobierno tienden a favorecer la concentración del ingreso y la desigualdad habrá que pensar que la oposición tiene propuestas en sentido contrario, cosa que francamente no creo.
Acerca de la cita de Carrasquilla, sería bueno que los críticos del gobierno, y los hay por cientos con título en economía, aprovecharan esa respuesta para demostrar que en efecto la reforma tributaria que fue aprobada sí agrava la desigualdad, sí pone a pagar más a uno que ingresa menos, empeorando la situación anterior.
El punto último es si en Colombia debe inquietar que las empresas puedan tener demasiadas ventajas fiscales o que los recursos del país se gasten en mantener el parasitismo del clero o de sus herederos rumberos (perdón por la cacofonía). Puede que con tantas ventajas para los empresarios haya quien se anime a abrir un negocio y a contratar gente, puede que eso termine aumentando la desigualdad, pero lo que hace falta es declarar que eso es peor que un estancamiento del PIB, o mejor dicho, que un ascenso de demagogos que destruirían el tejido productivo y en absoluto reducirían la desigualdad. ¿O hay alguien que crea que en el gobierno de Chávez se ha reducido la desigualdad en Venezuela?
Juan Francisco
28 enero, 2007 at 6:05 pmsin referirme a lo económico, si quisiera resaltar que me parece que la forma de hacer política de uribe también es populista. No ejerce la manipulación de información ni asume el mesianismo que hace Chávez, pero indudablemente sí ejerce una presión no argumentada sobre la opinión pública, que tiene éxito gracias al cumplimiento cabal de la cadena del sistema de favores al cual se vendió uribe hace mucho tiempo. En colombia uribe no cierra noticias uno, pero sí ayuda a privilegiar a rcn, que con su mediocridad apoya al presidente sin siquiera decirlo.
creo que todo clientelismo conduce a populismos, de izquierda o de derecha, y también creo que están muy relacionados con la falta de argumentos y con la mediocridad, que no sólo se queda en el escenario político, sino que termina imponiendose en toda la sociedad. Surgen «académicos» que apoyan la enclenque democracia colombiana y surgen personas inescruplosas que se apoderan de los medios de comunicación más difundidos sin interés por informar y educar.
creo que una de las cosas que más preocupan a Alejandro es esa mediocridad, caldo de cultivo de los gobiernos absolutistas y dictatoriales.
Sergio Méndez
28 enero, 2007 at 6:37 pmJuan Francisco:
Claro que la forma de hacer política de Uribe es populista. El populismo no sólo se basa en cuestiones ecónomicas como la desigualdad o la pobreza…el discurso del miedo -que gente como Uribe y Bush manejan- es también puro y vulgar populismo.
Anónimo
28 enero, 2007 at 7:13 pmDefinitivamente admiro la paciencia que Alejandro Gaviria le tiene a Jaime Ruiz.
Bien se ve que Gaviria es maestro de vocación.
Jaime Ruiz
28 enero, 2007 at 8:27 pmEs impresionante la homogeneidad de la universidad colombiana. Seguro que el anónimo de las 14:13 es titulado, y lo único que ha aprendido es esa forma profunda y admirable de argumentar. ¿Qué es lo que no le gusta de lo que yo he escrito? Lo más probable, que no entiende nada, es lo más frecuente. Prácticamente todos son así. Seguro que uno va a las prisiones y encuentra gente con más capacidad de resistir un argumento. En las universidades sólo se aprende a intimidar, y cuando conviene a batir la cola para quedar bien con algún poderoso.
¡Claro que hay quien tiene argumentos! Vean a Juan Francisco todo ese desprecio que exhibe por quienes apoyamos a Uribe, desde la misma superioridad intelectual del anónimo de las 14:13 (todos son así). ¿Cuándo nos explicará cómo se compagina la presión para legalizar las drogas con la costumbre del Savonarola báltico-tropical de mandar matones a tirar al suelo las bebidas alcohólicas de la gente?
Tienen demasiados argumentos para responder a nada.
Scared Crow
28 enero, 2007 at 10:07 pmLa cuestion fue tratada hace poco en un debate televisado entre François Hollande, Secretario Gral. del PS frances; Arlette Laguiller, candidata de Lucha Obrera, y François Fillon, multicolor Senador de la UMP y Chiraquiano reconvertido a Sarkozista cual Liberal colombiano.
Entre los inevitables ataques personales de los candidatos de izquierda y derecha, la señora Laguiller dejo de una pieza al señor Fillon con una simple pregunta (pregunta que por demas ya habia sido formulada por Michael Moore a varios politicos gringos sin encontrar respuesta): Como es que el Gobierno sigue subvencionando empresas privadas, empresas con ganancias colosales que no revierten esas subvenciones en creacion de empleo, y que a la postre se van entre los bolsillos de los PDG’s (o CEO’s para que me entiendan mejor) en los famosisimos «Golden Parachutes», mientras reducen las ayudas «allocations familiales», (welfares en ingles)?; ya lo vimos hace poco, todos los patrones de varias empresas gringas, la francesa Vivendi y demas ladrones salian de sus cargos con primas de millones de euros, Chalets en Aspen, avion privado etc…
La comparacion quizas sea abusiva, pero el fondo esta ahi; y me parece muy ingenuo de parte de Jaime creer que la politica uribista vaya a favorecer la creacion de empleo, como él dice : «¿No se puede pensar que las empresas favorecidas van a crear plantas en otras ciudades y a explorar nuevas áreas de negocio, es decir, a crear puestos de trabajo o por lo menos a aumentar la productividad de los existentes, lo que también termina favoreciendo la creación de empleo?», yo, sinceramente, y de acuerdo al analisis juicioso de Gaviria, no lo creo; y la cuestion es de resultados, el empleo no ha crecido, y la informalidad aumenta rampante mientras que las codiciones laborales se pauperizan cada vez mas; ese «raquitico tejido empresarial» del que Jaime habla no es tan raquitico; las empresas colombianas, y las multinacionales que se nutren de Colombia, presentan un muy buen cuadro general, con ganancias importantes y sin demostrar un real interes en el bienestar de la gente que emplean y menos aun de los desempleados. De ahi la frase celebre que deberian estudiar en los colegios de Colombia, la del infausto señor consiglieri, eminencia gris o como quieran llamar a Echeverri, Fabio: «La economia va bien, pero el pais va mal», de eso ya hace 20 años o mas, frase que desde hace poquito ha vuelto a ser de actualidad.
Jaime Ruiz
28 enero, 2007 at 10:32 pmScared Crow: ¿de dónde saca que el empleo no ha crecido? En esta página (ver por ejemplo cuadro de p. 16) se muestra la evolución del empleo en el último lustro.
Lo que es muy representativo de Colombia es esa certeza de que a los únicos ricos que hay que cobrarles impuestos es a los productivos. También por esa mentalidad parece que hay muchas empresas muy prósperas, pero la realidad es bien distinta.
Alejandro Gaviria
29 enero, 2007 at 3:08 amLa columna contiene una sola idea: dado el aumento de la desigualdad –que más que coyuntural parece estructural– convendría aumentar los impuestos al capital (o disminuir las gabelas a los inversionistas) y eliminar, al mismo tiempo, algunas de las formas más perversas de asistencialismo empresarial. Es el mismo punto que ilustra Scared Crow a propósito del debate francés. Y el mismo que discutió hace un tiempo The Economits en un artículo que planteaba la diferencia entre políticas pro-mercado y políticas pro-empresa.
Jaime parece (más que justificarlas) resignarse ante las políticas pro-empresa, aduciendo que algún un empleo tienen que generar (estoy de acuerdo) y que la oposición no propone nada mejor (está por verse). El punto sigue siendo, en todo caso, que llevamos más de 20 años de crecimiento continuo de la desigualdad. Y que las políticas de esta administración seguramente han exacerbado el problema. Lo que no quiere decir que yo esté proponiendo el modelo Chávez. Ni más faltaba.
Sergio Méndez
29 enero, 2007 at 3:22 amInteresante la lectura de Jaime Ruiz….debería revisar la página 19-20 del informe que cita, sobre la influencia del aumento del subempleo en las cifras de empleo…y más interesante, en la calidad misma del empleo…
Jaime Ruiz
29 enero, 2007 at 6:50 amAlejandro: Lo de los veinte años de crecimiento continuo de la desigualdad supongo que hace alusión a EE UU, pues en Colombia la desigualdad no ha crecido durante el gobierno de Uribe, y dudo mucho que durante el de Pastrana.
Me atrevo a suponer que tiene que ver con la «nueva economía», con las ganancias multimillonarias de las empresas de computadores e internet. Y puede que en EE UU haga falta por ejemplo un aumento notable del porcentaje de impuesto de renta de las personas que por ejemplo ganen más de un millón de dólares al año, progresivo, progresivo, no me malinterpreten. (Pero esa combinación de expansión de la economía + aumento de la desigualdad ya se ha dado muchas veces en muchos sitios y de un modo u otro tiende a corregirse, sobre todo si funcionan las instituciones democráticas.)
Pero en Colombia parece que más bien falta inversión y desarrollo empresarial, con lo que sería deseable (ahí sí creo que hay que compartir la columna) que vuelva la doble tributación. Lo que no se puede es volver a la idea de que los multimillonarios rentistas estatales o meramente especulativos sigan gozando de la tradicional benevolencia fiscal. Siempre hay que volver a lo mismo, ¿por qué no copiar la estructura tributaria sueca o finlandesa en atención a la proporción del ingreso? O una más blanda con los ricos parásitos.
Porque Colombia aún no sale del orden colonial y la clase poderosa sólo tiene que exprimir a los productores. Los impuestos altos a las empresas también perjudican a los asalariados, salvo naturalmente a los del sector público (por eso la idea de que se cobren impuestos por los ingresos personales más que por la ganancia empresarial).
[Sí, Sergio, falta quien decrete de una vez por todas la felicidad general, pues ¿de qué sirve tener un empleo sin garantías y sin ingresos justos? Mejor no tener nada. Qué, pendejadas que digo yo: también los sergios en países ricos de Europa encuentran motivos para la rebeldía. Cierta hechura moral convierte la rebeldía en un valor universal, en algo de por sí honroso, en últimas el látigo que hace falta para los bobos que trabajan.]
JuanF
29 enero, 2007 at 1:24 pmEl mismo Economist citado por Gaviria se declara no estar tan particularmente preocupado por la desigualdad, siempre y cuando haya bastante movilidad. (Lo que yo entiendo es que ellos consideran que está bien que unos tengan más que otros, siempre y cuando esa diferencia se deba a su trabajo, profesionalismo, etc)
A mi me parece mejor eso. No abogar por una igualdad «utópica» sino por una movilidad meritocrática.
Alguna vez vi un estudio (creo, pero puedo estar confundiendo la fuente, que era «Ensayos Especulativos sobre las causas de la violencia en Colombia») que mostraba que la movilidad en Colombia era relativamente alta (hay algun ensayo de Malcom Deas que soporta eso tambien).
Pero bueno, por otro lado a mi me llama la atención que todos los proteccionistas gringos y europeos ahora están usando el argumento de la inequidad (sus trabajadores rasos pierden competitividad y sus salarios reales están estancados) como herramienta para imponer barreras para «defenderse» de los chinos y mexicanos, etc. De alguna manera, su argumento parece indicar que la desigualdad dentro de un país está mal, pero la desigualdad entre paises no tiene problema (los chinos, con sus $2/dia que se jodan, pero la población pobre gringa o Europea no deberían estar expuestos a desigualdades en casa)
Sergio Méndez
29 enero, 2007 at 3:23 pmJaime:
Responsa una sóla pregunta ¿En que parte he llamado al intervencionismo estatal como solución al problema de la desigualdad?
lelo69
29 enero, 2007 at 3:30 pmColofòn:
No me toques el bolsillo….
j.
29 enero, 2007 at 7:24 pmJuanF dijo: «Alguna vez vi un estudio (creo, pero puedo estar confundiendo la fuente, que era «Ensayos Especulativos sobre las causas de la violencia en Colombia») que mostraba que la movilidad en Colombia era relativamente alta (hay algun ensayo de Malcom Deas que soporta eso tambien).»
Raro. Aquí hay un artículo de hace algunos años (¿será que ha cambiado mucho la cosa?) que parece concluir exáctamente lo contrario. ¿»Relativamente alta» con respecto a cuál?
JuanF
29 enero, 2007 at 8:42 pmj.:
Segun lo que entiendo del estudio del BID, lo que hacen allí era utilizar información sobre el grado de escolaridad de los niños de 16 a 18 años. El gran supuesto es que la escolaridad es un indicador que permite estimar el éxito FUTURO de una persona (si la persona no está educada hoy, pues su éxito futuro se supone inferior). Haciendo ese análisis, mirando la escolaridad promedio entre paises, el estudio llega (segun entiendo yo) a la conclusión de que la movilidad es más baja en Colombia, México y otros.
La fuente que yo cito (aunque me leí ese libro hace varios años) utilizaba índices más directos de «éxito». Si mal no recuerdo, comparaban cuántas personas en altos cargos (o sea exitosos) eran, a su vez, hijos de padres en altos cargos. La relación para Colombia daba que, en términos relativos, la movilidad en Colombia era alta.
j.
29 enero, 2007 at 10:28 pmJuan,
Creo que lo que están midiendo ahí en el informe del BID no es simplemente la escoladidad promedio sino una correlación entre niveles de escolaridad y condición socioeconómica basándose en diferencias de escolaridad entre hermanos. La primera sección aclara cómo ese índice mide, de alguna manera, la movilidad social.
Tocará que encuentre su cita perdida a ver si entendemos qué es lo que estaban midiendo ellos. Tal vez Alejandro nos pueda aclarar cómo es ese asunto. Yo, para serle sincero, no tengo ni idea de economía.
Anónimo
30 enero, 2007 at 2:44 pmEste espacio del Blog es muy diverso. Me parece de antemano que antes de empear a realizar una critica al Profesor Gaviria, debemos hacer una lectura màs profunda y realmente entender que es lo que transmite, para no llegar a una discución similar a la del articulo de una modesta propuesta…
En mi opinion personal, los pequeños pasos, necesarios para tomar impulso y realizar muchos.
Muchas Gracias.
ahh y por favor Jaime… sí la economía fuera en un laboratorio, podríamos hacer maravillas, hace ya bastante tiempo, pero como no, no podemos hacer cosas a la ligera.
JAIME RUIZ
30 enero, 2007 at 6:16 pmEs la tipica calidad moral de los doctores de la izquierda democratica como el mendez y el Gaviria dueño del chuzo. ufff es que hay que ser profesor universitario para proponer algo tan vergonzoso como lo que uds proponen. Hasta un sicario es mas decente.
sillogysmes_mao
30 enero, 2007 at 6:23 pmJUEGITOS DE PALABRAS PENDEJOS.
» Dicen que Suecia ha tenido ano tras ano un crecimiento robusto y ganancias en producion,convirtiendola en envidia de la UE.EL PROBLEMA ES EL EMPLEO.Para continuar competitivas,las companias suecas han reducido por miles sus plantas laborales.Segun las estimaciones,mas del 15 por ciento de los suecos estan sin empleo,si se incluyen a los desempleados de largo plazo y los ‘estudiantes perpetuos’que han elegido mantenerse fuera del mercado laboral.El subsidio a desempleados se infla.La respuesta del aretudo Anders Borg es atraer a la gente de vuelta al trabajo por medio de reducir impuestos a los empleos con bajo sueldo,cortar algunos beneficios de desempleo y reducir los costos de contratacion a los empleadores.El gobierno invertira mas en escuelas, hospitales y vodka.Los subditos aceptaran la propuesta del cola de caballo? Es la pregunta de las diez mil corona ?» ( copiado de un tal Dikey-link )
syllogismes_mao
30 enero, 2007 at 6:47 pmGARBO TALKS
» People don’t lie,Borg do «
Alejandro Gaviria
30 enero, 2007 at 7:34 pmLas gráficas que he pegado en el post pueden ayudar a darle un poco de contexto empírico a la discusión.
La primera muestra la correlación entre los años de educación de padres e hijos (una medida de inmovilidad). La correlación es muy alta en Colombia; mucho más que en otros países de la región. Lo que sugiere que la idea de Malcom Deas sobre la alta movilidad colombiana no tiene un sustento empírico claro.
La segunda gráfica muestra cómo ha evolucionado la concentración del ingreso en Colombia (medida por el coeficiente Gini). Como se observa, la desigualdad ha aumentado de manera casi continua desde comienzos de la década anterior. Las causas son esencialmente dos: el cambio tecnológico (que ha elevado los diferenciales de salarios entre educados y no educados) y la globalización (que ha deprimido los salarios de los no educados). Las causas son externas: tienen que ver más con tendencias mundiales que con políticas locales. Lo que no implica que las políticas locales sean irrelevantes: lo que proponía la columna era precisamente trata de implantar políticas que naden contra esa corriente tan poderosa.
En Colombia, para decirlo de otro modo, coinciden la alta desigualdad y la baja movilidad
Luis Ernesto
30 enero, 2007 at 9:23 pmVamos por partes.
Jaime, por ahí arriba dice usted que la desigualdad importa, pero menos que la pobreza. Eso es una posición ética. Para muchas personas puede ser al contrario y no hay nada que le demuestre a uno de forma irrefutable que la desigualdad es menos importante.
Por otro lado, suponga que la desigualdad genera inestabilidad política (hay mucha gente que cree eso). Entonces cualquiera que sean las ganancias en reducción de la pobreza, via crecimiento, se perderán una vez la inestabilidad genere una crisis económica.
Súmele a eso la inmovilidad y seguramente tiene más inestabilidad. Alguna vez leí algo como esto: cómo se puede esperar que en un país donde una persona que «nace comiendo mierda tiene certeza de que se va a morir comiendo la misma mierda o un poco más» no sea violento. En un mundo así, una persona pobre no tiene nada que perder. Mejor se dedica a delinquir.
Así que tenemos tres problemas:
1)La parte teórica (y políticamente práctica) de pensar qué es más importante y a qué le vamos a dedicar la mayor cantidad de esfuerzo, si a la pobreza o a la desigualdad. Desde luego ambas se relacionan, pero uno podría intentar generar crecimiento económico y esperar que la pobreza desaparezca, así la desigualdad no. O tener políticas redistributivas en las que la pobreza y la desigualdad bajen, y sentarse a esperar que via una mayor demanda agregada la economía mejore su desempeño.
2) El problema de la pobreza. Como ya dije, se puede solucionar esperando el crecimiento económico, pero sin mejorar la movilidad ni la desigualdad. Lo que mantiene el problema de los pobres que «comen mierda».
Y 3) el problema de la movilidad, que posiblemente se solucionaría metiendole más plata a la educación, mejorando la calidad y la cobertura. Junto con alguna política que mejore la calidad y cantidad de empleos. De paso, genera mejoras de productividad y crecimiento económico, y posiblemente la desigualdad se reduciría. Posiblemente esta es la receta del Decreto de la Felicidad General.
Para finalizar una cuña que me encanta. Ese decreto no es más que cumplir con la Constitución, en últimas, esa gente si sabia lo que hacía, los que no hemos sido nosotros.
zangano
30 enero, 2007 at 9:26 pmel doctor pangloss,como uds sabran,siempre encontraba algo positivo en cualquier situacion desastrosa en que se encontrara,no importa que la desigualdad,la pobreza,y la baja movilidad social,se hayan ido a las nubes, en los ultimos 20 anos,nuestro pangloss de cabecera, el inefable pontifice infalible,no quiere oir nada, contra su idolo mesianico,perora y perora sobre los que trabajan y trabajan,que empresa productiva ,que emplee cientos, decenas, de compatriotas, ha gerenciado el panglosiano j.r.?
ninguna que yo sepa,eso si con su fetichismo neocon panglosiano,quiere continuar esta senda de auto destruccion,para beneficio de los que le pagan sus peroratas.
Luis Ernesto
30 enero, 2007 at 9:31 pmZangano, ¿sabe que Colombia se me parece cada vez más al mundo de Cándido?
Jaime Ruiz
30 enero, 2007 at 9:34 pmCiertamente parece mejor incentivar el empleo que la inversión a secas, pero para incentivar el empleo, ¿por qué no empezar por quitar la parafiscalidad y financiar esos gastos con un alza en el impuesto progresivo a la renta de los ricos, de todos los ricos, de todos los que digamos se ganen por hogar más de seis salarios mínimos, combinada con una reducción de subsidios a la gasolina? Leí hace años una propuesta, creo que del difunto Juan Luis Londoño, para pagar a las empresas una parte del salario mínimo para las ampliaciones de plantilla.
Pero lo que me parece más apremiante es meterse en la cabeza que la persecución a las empresas no favorece el empleo, sino al contrario. La clase enemiga de los proletarios no es la empresarial sino la de los parásitos estatales. Puede que un gobierno consiguiera milagros en materia de empleo creando una ventanilla única para empresas, de modo que la creación y la permanencia legal de aquéllas fuera fácil y barata. Los empresarios van a pagar lo menos que puedan en salarios, pero puede que la oferta de gente que busca trabajo se reduzca si proliferan lsa empresas y los timoratos ven los beneficios que obtienen los osados. En cambio, los que se enriquecen haciéndose sobornar (que son muchísimos, y más profundamente representativos de Colombia que cualquier empresario, y también se sientan a tomar cerveza y a recetar la filantropía a los ricos) ésos sólo aseguran que haya siempre gente dispuesta a deslomarse por el mínimo.
Una cosa que uno cree adivinar en los gobiernos colombianos, también en el de Uribe, es el escaso interés que tienen en la creación de empresas: parece que tienen amigos que temen la competencia.
(Alejandro, supongo que no soy el único que no entiende la tabla de las diferencias en educación. Pero preferiría ser el único, no faltaba más. ¿Quiere decir que en Colombia y Brasil los hijos estudian los mismos años que los padres y en EE UU hay más diferencia, que los hijos estudian más? ¿Cómo se comparan hombres y mujeres, a las hijas las comparan con las madres? ¿Y por qué hay indicadores más bajos en EE UU?)
El imbécil que firma Jaime Ruiz (pero no puede sacar la imagen de García Márquez, obviamente) ya deja ver la clase de argumentos de los mamertos: cuando es difícil la intimidación entonces recurren al sabotaje más pueril.
idrobo
30 enero, 2007 at 9:41 pmAlejandro me gustaria saber porque es mas alta la movilidad de las mujeres en Colombia que la de los hombres
Luis Ernesto
30 enero, 2007 at 9:48 pmIdrobo, muy posiblemente porque antes la mujeres no estudiaban y ahora si.
Jaime Ruiz
30 enero, 2007 at 10:28 pmLuis Ernesto:
Lo que me parece es que usted tiene una concepción poco dinámica, por llamarlo de algún modo, de la economía. Supongamos que uno de sus amigos va mañana y seduce a Paris Hilton y se la lleva a vivir a Colombia con todo su patrimonio. ¡Nos jodimos, aumenta la desigualdad! Ya puse otros ejemplos, ganarse una lotería de ésas que pagan más de cien millones de euros, inventarse la cura del sida… La gente pobre quiere aumentar sus ingresos, si se hace al contrario, si se saca corriendo a todos los ricos y a todos los empresarios, esos ingresos bajan, pero hay más igualdad.
Este término es muy mal entendido cuando cae en la cabeza de los parásitos totalitarios. Si mañana un colombiano feo y zarrapastroso y dado a soltar ventosidades consigue entrar a EE UU y por algún motivo termina en un duelo con Bill Gates, la tendencia de la ley es a que ambos son IGUALES, ya se sabe que hay muchas circunstancias que favorecen a los ricos y nativos y bien relacionados, pero la igualdad es un principio de las leyes estadounidenses. En cambio en Cuba un poderoso de ésos que tiene aseguradas varias amantes menores de edad cada día es infinitamente inferior respecto al coma-andante. Éste puede decretar su muerte, y lo hizo con muchos. ¿Qué es igualdad? En cierto aspecto, el dinero es sólo representación del poder, pero un hombre que tenga cien millones de dólares en EE UU no es un millón de veces más poderoso que uno que uno que sólo tenga cien dólares.
Pero respecto al ingreso la desigualdad también se presta a falacias. Una persona que recibe un dólar al día no es diez veces más rica que una que recibe sólo diez céntimos al día, sino que la diferencia es mucho mayor. Un hombre que posea un millardo de dólares no es mil veces más rico que uno que sólo posea un millón: ambos pueden comer más o menos lo mismo, pueden vivir más o menos los mismos años, pueden viajar por el mundo igual.
Ahora, si la gente prefiere tener el mismo ingreso que los demás y por eso lavar la ropa en el río y no tener una letrina y no poder comprar papel higiénico, ésa es una posiciòn ética. Bah, es una posición ética de Luis Ernesto, en cuanto representante típico de los doctores colombianos, cuya labor no es reducir la desigualdad, por ejemplo acercando su patrimonio y renta a los de la mayoría de los colombianos, sino predicar que el Estado despoje a los productores. Son todos así. Es lo que significa «educación» en Colombia, pues las universidades nacieron de los seminarios y de ahí les viene la tendencia a considerarse por encima de la sociedad y a creer que pueden disponer de los recursos ajenos, que los que trabajan lo hacen para ellos. La universidad colombiana con sus decenas de miles de luisernestos es un atavismo. (Esa forma de ser de la universidad está muy bien explicada en un librito de Álvaro Vargas Llosa, Plinio A. Mendoza y Carlos A. Montaner: Fabricantes de miseria.)
La desigualdad genera inestabilidad política en la medida en que haya una clase repartidora siempre dispuesta a conspirar y aun a cometer toda clase de crímenes para despojar al resto. ¿Cómo es que Alejandro registra preocupaciones de los emrpesarios y no un estallido social en EE UU? Es sencillísimo, los que estaban más cerca de la magia de la informática y de internet (puede que también de la biotecnología) y supieron aprovecharse de eso se enriquecieron desproporcionadamente en comparación con los demás y eso determina el aumento de la desigualdad: en la medida en que las condiciones reales de la gente, es decir, el poder adquisitivo de las mayorías, no empeora, la figura de la desigualdad es una falacia. Es decir, en poder y en bienestar no hay tanta diferencia. Las diferencias más bien tienden a reducirse.
La crisis económica derivada de la desigualdad no se da por otro motivo que por la rapiña entre las facciones, no porque la gente se sienta agraviada por el enriquecimiento de algunos. En tal caso votan por políticos que van a reducir esa desigualdad. En el caso venezolano, para poner un ejemplo, la desigualdad se ha agravado gracias al régimen chavista, pues la destrucción de empleo empobrece más a los pobres que lo que les paguen por el voto.
La inmovilidad SIEMPRE procede del predominio de las rentas no productivas. Los doctores en Colombia, casi siempre descendientes de los encomenderos, consiguen hacerse pagar sueldos que son unas diez, quince o veinte veces el ingreso medio gracias a las masacres y a que están organizados. En cuanto haya COMPETENCIA no hay inmovilidad porque asoman los talentos de miles de individuos para esforzarse o para aprovechar las oportunidades. La inmovilidad es lo que BUSCAN ustedes a través de esa función tan grata de repartidores-parásitos.
Súmele a eso la inmovilidad y seguramente tiene más inestabilidad. Alguna vez leí algo como esto: cómo se puede esperar que en un país donde una persona que «nace comiendo mierda tiene certeza de que se va a morir comiendo la misma mierda o un poco más» no sea violento. En un mundo así, una persona pobre no tiene nada que perder. Mejor se dedica a delinquir.
Pero figúrese que en un país como Colombia las condiciones de vida de la mayoría pongamos durante el siglo XX era muchísimo mejor que por ejemplo en India, en China, en Indonesia, en Pakistán, en Nigeria, etc. ¿Cómo es que donde delinquen es en Colombia. Es exactamente por esa mentalidad. Eso es algo que SÉ positivamente y que alguna vez expliqué en mi blog, pero aquí se extiende espantosamente la carreta. Nietzsche decía «quien valora la compasión anhela la compasión», eso pasa con la amenaza de que si no hay una buena renta se delinque: es una amenaza de la clase de los saqueadores que desde el siglo XVI domina en Colombia. Nada más, la inmensa mayoría de la gente en todo el mundo ha tenido menos agua, menos tierra fértil, menos climas suaves que en Colombia y no se han dedicado a matarse. Es que la gente acostumbrada a enriquecerse de golpe gracias a alguna masacre de indios y después a alguna canonjía, beneficio, prebenda, sinecura, corbata o plaza universitaria JAMÁS piensa en trabajar. Los alemanes en el siglo XX estuvieron tres veces muriéndose de hambre, no faltaría más sino que se dedicaran a delinquir.
La parte teórica que usted describe es ociosa y aburrida: TODOS, TODOS, TODOS los países en los que no hay pobreza y hay equilibrio social experimentaron antes que nada un gran crecimiento del PIB y un predominio del mercado. El mercado tiende a igualar porque la condición de las personas es bastante parecida, el estatismo tiende a crear castas que se lo apropian todo. La discusión sobre si hay alternativa al crecimiento económico es el sueño sempiterno de los doctores colombianos, que no saben hacer otra cosa que exigir el reparto de lo ajeno y al final terminan matándose porque como el país sólo produce becados profesionales y demás vividores al final los puestos buenos no alcanzan para tantos, sólo para los que son de buena familia y tienen algún respaldo armado.
A mí me gustan las políticas redistributivas. Podría cobrarse un impuesto alto a todos los empleados estatales que se ganen más de cuatro salarios mínimos para repartirlo entre los pobres. Ya pagarles esos salarios es un DESPOJO a las personas que trabajan. Pero las políticas redistributivas de que usted habla sólo consisten en el robo a los que trabajan y en la negación del derecho de propiedad. ¿Cómo es que EE UU es rico si no es precisamente porque respeta ese derecho? No se preocupe, generación tras generación las universidades producen nuevos estrategas de ese despojo, demagogos que piensan todos los pretextos que puedan para quitarle el producto de su trabajo al que hace algo. ¿No sería el trabajo la mejor política redistributiva?
No, eso lo hacen los que no son doctores. No es raro que en Colombia el desarrollo empresarial sea tan escaso, siempre es mejor dedicarse a la redistribución. Averigüe por los sueldos de los sindicalistas, de los magistrados, de los rectores, de los congresistas… Muy pocos empresarios ganan tanto, y siempre están expuestos al secuestro, a la quiebra, etc.
Ojo a esta perla:
2) El problema de la pobreza. Como ya dije, se puede solucionar esperando el crecimiento económico, pero sin mejorar la movilidad ni la desigualdad. Lo que mantiene el problema de los pobres que «comen mierda».
La pobreza sólo se remedia a través del crecimiento económico. En los países de economía de mercado la pobreza afecta a una proporción muy pequeña de la población. ¿Cuál es el problema que se mantiene? Pero en un país tan afortunado como Colombia SÓLO, SÓLO, SÓLO hay pobreza porque todo se lo llevan los redistribuidores. Es que…
Y 3) el problema de la movilidad, que posiblemente se solucionaría metiendole más plata a la educación, mejorando la calidad y la cobertura. Junto con alguna política que mejore la calidad y cantidad de empleos. De paso, genera mejoras de productividad y crecimiento económico, y posiblemente la desigualdad se reduciría. Posiblemente esta es la receta del Decreto de la Felicidad General.
Hace unas semanas escribí un post de la blogoteca sobre eso de la educación. Eso que usted dice es patéticamente errado. Leí que el precursor de Chávez, Carlos Andrés Pérez aplicó un programa de enviar a los jóvenes venezolanos a estudiar al exterior con becas estatales. Primero, no se las dan a los mejores, segundo, los mejores se ablandan porque ya tienen la renta fácil, tercero, si son algo esforzados resultan atraídos por la vida en el país más rico… Esa inversión en educación de calidad y demás no sirve para nada. Uruguay era un país con una proporción altísima de titulados en muchas carreras. Cuando el golpe militar emigraron sobre todo esos titulados, nuevos ciudadanos europeos, estadounidenses, canadienses y australianos que fueron recibidos con los brazos abiertos por esos países que se ahorraban la educación. Uruguay es hoy en día un país más pobre que Chile, y puede que la proporción de titulados en los setenta fuera del doble o más. Un experto en África comentaba el hecho de que se invertían grandes recursos en formar médicos y enfermeros africanos. Casi todos trabajaban después en el Reino Unido. A los enfermos africanos los atienden ONG de caridad.
La educación es una misión maravillosa para el mismo clero colombiano: un «trabajo» bastante más cómodo, seguro y grato que la industria, la agricultura o los servicios. El caso del gasto en educación de CAP, de los gobiernos uruguayos o de las ayudas al desarrollo en África sólo es fomento de la desigualdad, inversión en los de mejor condición para que se aparten de los pobres. Es típico: también es una forma de redistribución. En Colombia la llamada izquierda lleva al menos medio siglo hablando de repartir la riqueza, y ciertamente la ha repartido: la que era de todos (subsuelo) se la repartieron entre ellos.
La Constitución colombiana del 91 introdujo algunos elementos de modernización, pero fuera de eso es sólo una muestra patética de hasta dónde puede llegar a ser grotesca la retórica totalitaria. Sólo una formulación que repetía Carlos Gaviria en las elecciones de 2006: «la propiedad es una función social que implica obligaciones». Ya las FARC aplican eso, convierten un DERECHO en una FUNCIÓN (un deber): el propietario de tierras es un esclavo que no puede ni irse ni venderlas, cumple la función de propietario.
Créame que en este mundo sólo hay países que hayan prosperado trabajando. La politiquería, y sus sueños redistributivos no son más que eso, sólo genera pobreza.
Alejandro Gaviria
30 enero, 2007 at 10:36 pmJaime: la gráfica muestra la conexión entre los años de educación de padres e hijos. Un valor alto sugiere que, a grandes rasgos, los educados son hijos de educados, y los no educados hijos de no educados. En Colombia, históricamente, la probabilidad de que un individuo cuyos padres no terminaron la primaria llegué a la Universidad ha sido muy baja: inferior al 5%.
Luis Ernesto: No creo que el asunto sea meramente normativo. Puede ser, por ejemplo, que uno piense que disminuir la desigualdad (aunque éticamente deseable) sea prácticamente imposible. Arnold Harberger afirmó algo parecido recientemente. En otras palabras, las consideraciones de economía positiva no deben dejarse de lado.
Idrobo: la mayor movilidad de las mujeres refleja su mayor logró educativo, evidente desde los años sesenta. En México y Perú, el resultado es el opuesto.
JuanF
30 enero, 2007 at 11:44 pmJ: No encontré la fuente en internet, supongo que es porque el libro es viejo, pero si encontré una parte donde citan la idea:
«Tanto este autor [M. Deas] como
otros investigadores han insistido en que parte importante de la historia de la violencia en
Colombia tiene que ver no tanto con las desigualdades y la injusticia social, sino sobre todo
con el hecho de que la sociedad colombiana “ofrecía más movilidad, estaba menos
estratificada en castas que sus vecinas”, como se evidencia en la pronta vinculación de los
mestizos a la política local y en el dinamismo social asociado a ello.»
Respecto a las gráficas puestas por A. Gaviria, tengo un par de preguntas metodológicas, para él de un no-iniciado en estas lides económicas:
1. Por qué hay tanta volatilidad en el GINI? (Cómo es posible que de un año a otro la lectura cambie tanto?) Hay años en que la cosa cambia 3% (de 0.54 a 0.57, por ejemplo).. no es como absurdo un cambio tan dramático? Al fin y al cabo el GINI es una división entre la riqueza de los unos sobre la de los otros, no?
2. Por qué no parecen existir lecturas recientes del GINI? (siempre encuentra uno hasta el 2001 o algo asi, como en la gráfica puesta por Gaviria). Lo hacen con Ingreso (anual) o con Riqueza (acumulada)?
3. Por qué nadie publica la curva que genera el GINI? (mejor dicho, no solamente la división entre el 20avo y 80avo percentil, que creo que es la forma de calcularlo). Sería más interesante ver la curva acumulada de riqueza para ver la tendencia
4. En el de la correlación entre años de educación de padres e hijos, por qué usa «correlación» como indicador? La correlación, si no me acuerdo mal, mide la dispersión de los puntos que forman la linea de regresión. Pero lo importante no es qué tan dispersos están los puntos, sino qué tan inclinada es la pendiente de la ecuación de regresión, no? Es decir, si por ejemplo todos los hijos de un pais estudiaran exactamente el doble que sus padres (ejemplo bobo), pues la correlación sería exactamente =1 pero la movilidad sería mejor que cualquiera de las graficadas en el dibujo
5. Y, a propósito, cuál es la fuente de esa gráfica? Hay para más paises?
Alejandro Gaviria
31 enero, 2007 at 2:49 amJuanF:
Van unas respuestas rápidas a las preguntas:
1. Más que en las fluctuaciones de corto plazo–originadas en errores de medida–, se debe hacer énfasis en las tendencias de mediano plazo.
2. Sí existen estimaciones recientes: muestran una leve caída que no afecta la tendencia.
3. El Gini está basado en la totalidad de la curva no sólo en la diferencia entre los percentiles 80 y 20. De allí deriva su popularidad.
4. En este caso la correlación mide lo mismo que la pendiente. En sentido estricto, los datos muestran la pendiente de una ecuación entre la educación de los hijos y la de los padres.
5. La fuente de la gráfica es un estudio que hice hace unos años. Fue publicado como el primer capítulo de mi libro “Los que suben y los que bajan. Educación y movilidad social en Colombia”.
sylogismes_mao
31 enero, 2007 at 3:13 amPor ejermplo,el PCM se unio con otros partidos para conformar el Partido Socialista Unificado de Mexico,que despues se unio con otros partidos para ser el Partido Socialista Mexicano en 1987.Al fin,en 1989,se unio con otros,en mayoria elementos de centro,para fundar el Partido de la Revolucion Democratica. Muchos piensan en Mexico que lo que le paso al PCM fue una auto-liquidacion visto que el socialismo no es una meta del PRD que francamente es un grupo socialdemocrata orientado a las reformas.
Sergio Méndez
31 enero, 2007 at 4:44 amPregunta al margen…
¿Hay alguién que se lea los ladrillazos de Jaime Ruiz?
zangano
31 enero, 2007 at 10:12 amluis ernesto:si, tanbien lo creo,la mentalidad de la mayoria,al menos la mayoria que vota,parece una reedicion colombiana de candide y de pangloss,muy triste para los que no lo son,los desplazados,los indigentes,la ninez,y la gran mayoria de los jovenes colombianos a quienes un sistema feudal los obliga a tomar armas para defender los privilegios de la minoria dominante.
Anónimo
31 enero, 2007 at 1:10 pmTyler Cowen, en su blog, marginalrevolution, ofrece las siguientes reflexiones (no las traduzco por falta de tiempo):
I believe we are programmed to favor political stories with relatively clear moral lessons, and stories which suggest we can improve the world as we might like to. As a result, you won’t hear the following claims too many times:
1. We already have wrecked our environment with global warming; the truth is, it is simply too late to do anything about it.
2. The U.S. economy is being riveted by forces which will increase inequality dramatically. These forces are so strong we had better surrender to them and learn how to live with that inequality. This may involve less political power for the downtrodden.
3. A polity wracked with inequality can’t last very long as a free society. Philosophic worries about inequality are mostly bunk, but we need to move toward greater equality to appease the masses and even to appease some of the elites.
Please note (all you blogs which quote selectively and out of context), none of those are my views. But they are not less plausible than many of the other opinions thrown around in these debates. Yet they remain, for obvious reasons I think, quite unpopular.
Luis Ernesto
31 enero, 2007 at 2:55 pmJaime,
por favor cuénteme como va a hacer para que la economía mejore si no educa a la gente.
Los va a poner a todos a trabajar de empacadores y vendedores?
O le diría a los de Intel(R) que pongan una planta en Colombia y contraten gente con 8 años de colegio?
Es que sus teorías de crecimiento son tan exóticas…
Alejandro,
Yo pienso bastante parecido a lo que usted dice sobre la economia positiva y las concepciones éticas. Mi punto es que antes que cualquier modelo siempre hay un punto de partida ético.
Yo sinceramente creo que la reducción de la pobreza es más importante que la de la desigualdad. Por eso casi siempre propongo mínimos de ayuda estatal, no redistribuciones relativas.
El cuento aqui es recordarle a Jaime que la importancia que se le de a la pobreza o a la desigualdad no es positiva, es etica. Por eso hay comunistas en el mundo o por eso los franceses son como son.
Luis Ernesto
31 enero, 2007 at 3:02 pmSe me había olvidado algo. Evidencia sobre el tema que siempre sale aquí, si los «doctores mamertos» ganan o no más que los empresarios.
Cito algo que puse en mi blog precísamente esta semana.
«Un estudio hecho para el Banco Interamericano de Desarrollo por Nelson Marconi, Laura Carrillo y Claudia Helena Cavalieri en 2003, muestra que en Colombia la diferencia de los sueldos entre la dirigencia del sector público y el privado es de al menos 59.8%, desde luego, en desmedro de los trabajadores públicos. Es decir, que para un empleado del sector privado que gane $10 millones, su contraparte pública, con iguales responsabilidades, ganará $4 millones.»
Saquen ustedes sus comclusiones.
JuanF
31 enero, 2007 at 3:18 pmLuis Ernesto:
Hay unos elementos que no están tenidos en cuenta:
– Un empleado público tiene, prácticamente, un cargo vitalicio (no se pueden botar así sean tremendamente mediocres). En el sector privado la estabilidad laboral es mucho menor
– El ritmo de trabajo de un empleado público es, en promedio, muy inferior al de un empleado del sector privado. Si uno ajustara los salarios por la intensidad del trabajo, otra «foto» quedaría
– Los sueldos son solo un componente de los salarios de los empleados públicos. Lo que ganan en «comisiones» y otros rubros poco éticos es mucho mayor (aquí y en Cafarnaún)
Eso no es bueno ni malo, solamente refleja diferentes perfiles de riesgo y apetitos de trabajo de unos y otros. Lo que me parece terrible es que se use el sector privado como «benchmark» para aumentar salarios públicos sin que eso represente cambios en sus condiciones de trabajo
JuanF
31 enero, 2007 at 3:20 pmPerdón, aclaro que el último punto claro que es malo. Los que no son malos necesariamente son los dos primeros.
Jaime Ruiz
31 enero, 2007 at 4:31 pmLuis Ernesto, pues hasta ahora lo que se llama «educación» es simplemente adoctrinamiento de asesinos. Le aseguro que la inmensa mayoría de los puestos que surgirían de un desarrollo previsible en Colombia requerirían una buena educación primaria, cosa que tampoco hay porque también lo único que se transmite es ideología y si los que han tenido que leer algo en la universidad ya tienen una ortografía penosa (basta con ver las reacciones de Sergio Méndez para ver cuánto les cuesta), sólo hay que figurarse cómo será la de los que no tuvieron ocasión de estudiar más que cuatro o cinco años.
¿No ve que los titulados colombianos no saben NADA? Bueno, sí saben recitar la propaganda comunista, es algo ético, el odio, los complejos, el resentimiento, la suposición de que no hace falta trabajar porque el subsuelo da para vivir como príncipes… Fuera de eso, la ignorancia es de lo más impresionante. Tengo en mi blog a un filósofo becado en el Reino Unido que cree que Lenin era un militar y que Bush viene de la aristocracia sureña.
Pero dado que de todos modos los colombianos quieren a toda costa ser doctores, pues que lo paguen. Lo que es una infamia es que se gasten los recursos de todos en la recitación de la propaganda polpotista («ética» según usted).
La comparación entre los ejecutivos y los empleados estatales es obscena. En otros países sería simplemente de 500 o 1.000 %. En condiciones de mercado un señor que dirige una empresa se gana lo que su empleador le quiera pagar. En Colombia el concejal embolador tenía unos ingresos de potentado por figurar que asistía a todas las reuniones. Y no es que los demás burócratas tengan un nivel cultural mucho más alto (lo cual tampoco justificaría sus ingresos fabulosos), sólo compran ropa más cara y tienen parientes que frecuentan los salones de belleza.
En la inmensa mayoría de los casos quienes podrían ganarse un buen sueldo en la empresa privada se lo van a ganar. En el Estado están aquellos cuya productividad es nula y sólo establecieron contactos matando policías o vociferando contra Reagan.
Lo ético es trabajar, producir, prestar un servicio a los demás. Sólo en un muladar hediondo puede llegar a llamarse «ético» lo contrario: despojar, robar, parasitar, oprimir a los demás.
james bizarre
31 enero, 2007 at 6:30 pmes obvio que lo unico que se transmite en las universidades colombianas es ideologia. es obvio que un biologo aca, nunca va aprender NADA de teorias evolutivas, genetica, biologia celular y molecular, es obvio que un medico de colombia en la UNAL, JAMAS va a aprender NADA de epidemiologia, inmunologia, anatomia, lo mismo un fisico! Calculo? Mecánica cuantica? Jamas!!! aca solo se aprende de guerra popular en el NEPAL y cocteles molotov!!! Los ingenieros??? que van a aprender de fisica, quimica o matematicas??? Jamas}!!!! solo les dan a leer las obras completas de Mao y por eso es que ninguna empresa (macro o micro) tiene profesionales capaces.
Durante los 6 años que estudie en la nacional, nunca ningun profesor trato de inculcar ningun tipo de discusion ideologica de la izquierda. Pero me gustaria ver los DOCUMENTOS y pruebas infalibles que tiene bizarro al respecto.
Jaime Ruiz
31 enero, 2007 at 7:42 pmJames Bizarre: sí, hombre, las patentes de la industria mundial ya no son estadounidenses ni japonesas sino sobre todo colombianas, los estudiantes del primer mundo (y también de muchos países del tercero) se forman leyendo obras escritas por científicos colombianos, las librerías rebosan de obras científicas de colombianos desde San Francisco hasta Shangai (yendo hacia el este, yendo hacia el este). Todas las calumnias que vierten sobre criminalidad y narcotráfico en Colombia son pura envidia.
No tiene nada de raro que ciertos profesores no imbuyan a sus alumnos de ideas mamertas, pues a fin de cuentas se trata de sobreentendidos que reciben todos los estudiantes junto con la idea de que las efigies del Che y de Camilo son intocables. ¿Cree usted que hay que repartir la riqueza, que eso es lo prioritario? ¿Cree usted que es justo que cualquier ingeniero se gane el sueldo de cinco peones y no lo que el mercado le pague por su trabajo? ¿Cree que el Estado tiene el deber de dar trabajo a la gente en aquello que estudió? ¿Cree que se debe gravar severamente las rentas de la inversión extranjera? ¿Y que los empresarios son unos ricachones avivatos que viven de explotar a los obreros?
Seguro, hombre: uno abre UNPeriódico y no se encuentra la eterna retahíla anticapitalista y antiamericana del semanario Voz. ¡Qué ocurrencia! Y si las FARC tienen una sección universitaria en su página web es sólo por darse aires de gran cultura.
Es muy interesante el contraste entre esas obviedades y lo que declara el gobernante de Bengala occidental, «comunista». (Alguien copió la entrevista en una discusión en mi blog. No es el disfraz ideológico sino la condición social. Los comunistas indios, como Lula, pueden tener que ver con movimientos populares o de gente pobre que busca la redención de su clase. Los doctores colombianos sólo son supervivientes atávicos, almas en pena de Álvaro de Oyón y los encomenderos, un clero parásito que sólo obra como lastre. ¿O me va a decir que conoce muchos empresarios formados en la Nacional?
Juan Francisco
31 enero, 2007 at 7:44 pmJuan F
Muy interesante su revisión del estudio. Es muy pertinente lo que plantea; Que la intensidad de la violencia en Colombia no es tanto debida a la pobreza y a la injusticia, sino a la particularidad del proceso de movilidad social, me imagino que casi desde la colonia española. Sin embargo, creo que esta variable de sentido de «pérdida» de la movilidad social previa en un grupo social, para relacionarse con el fenómeno de la violencia depende mucho del contexto. De qué tan próspero es este económicamente, y de qué tanta claridad entre reglas formales e informales hay para el logro del «nivel perdido». Pero estas otras variables, creo yo, siguen teniendo mucho que ver con la validez de la justicia (la congruencia entre la ley y la cultura presentes) y la acumulación de capital que no genera redistribución ni mayores oportunidades de prosperidad social de forma legal.
Jaime Ruiz
31 enero, 2007 at 7:45 pm(Perdón, la entrevista al señor de Calcuta es el comentario número 11 en el texto enlazado, lo mejor es buscar «calcuta» con control-F.)
Germán Bolívar
31 enero, 2007 at 9:29 pmDr. Alejandro
Extraordinario salirse del guion y los concensos que tanto daño le han hecho al desarrollo económico y social en nuestro país.
Felicitaciones, pensamiento crítico propio y constructivo es lo que necesitamos para salir de la encrucijada y cerrar brechas.
Cuente conmigo en lo que requiera!!
Germán Bolívar
[email protected]
syllogismes_mao
1 febrero, 2007 at 3:13 pmDe otro lado,un ejemplo inobjetable de «movilidad social» fue el CHE.Atacado por el virus indigenista se auto-liquido sobre el helado altiplano Boliviano. ( Reparese la posterior influencia del Icono en los EDUCADOS comunistas mexicanos de 1989. )
syllogismes_mao
1 febrero, 2007 at 3:22 pmSURF REGRESIVO. A algunos iracundos bodegeros derechistas de este bloc hay que invitarlos a CERVVEZA DULCE.Mezcla moderada de alcohol y jengibre de San Cristobal de las Casas.Porque como decia el negro poeta de ‘piedra al cielo’: «Salvo EL MAESTRO,casi todo lo demas es cursi-sarkossky».
syllogismes_mao
1 febrero, 2007 at 4:36 pmDIKEY_LINK
» La crisis de la TORTILLA cancelo las fantasias economicas,poniendo a la vista el duro rostro de la realidad : el pais es mas vulnerable y menos Pancho que nunca.El mercado no ha resuelto el grave problema de asegurar el abasto de alimentos basicos sin favorecer a los especuladores,cuya impunidad esta mas que asegurada.Tampoco hay crecimiento;menos,redistribucion y empleo.Esta es la triste verdad». ( copiado mientras tomo cafecito de Star-War en Starbuoouks de la Kedzie )
zangano
1 febrero, 2007 at 6:57 pmj.r. despotrica contra la indoctrinacion asesina ,que segun el ,practican en la u.nal,el como ideologo paraco, cuyos sermones son reproducidos en los blogs paracos, tendria que responder por el asesinato de yolanda izquierdo en monteria,por sus discipulos paracos del azotado sinu.
Patricia
1 febrero, 2007 at 10:01 pmZangano no le sorprenda que ahorita salga Gaviria a defender al paraco.
Alejandro Gaviria
1 febrero, 2007 at 10:16 pmYo simplemente abogo por una discusión civilizada. Por una confrontación de argumentos no de insultos. Pero si el resultado es el intercambio de improperios, lo mejor es cerrar este espacio. Ya El Tiempo cumple con creces la tarea de permitirle a cada quien desfogar su odio anónimamente.
Jaime Ruiz
1 febrero, 2007 at 11:51 pmEn general Zángano representa a la mayoría de los comentaristas, hay que ver la objetividad de lo que escribió, el tiempo que ha pasado desde entonces y el silencio absoluto de todos los demás. Y no es la primera vez.
En realidad es la forma en que avanza el proyecto redistribuidor. Tanto en Ecuador como en Bolivia han salido los activistas de la justicia social a intimidar y vociferar, son el mundo universitario andino, por eso el apoyo unánime a las lindezas de este típico doctor colombiano.
¿Falta alguna otra prueba de que en las universidades colombianas, especialmente en la Nacional y la Pedagógica no se hace otra cosa que adoctrinar asesinos y secuestradores?
elizquierdoso
2 febrero, 2007 at 2:25 amTodos ustedes necesitan una semana de camping junto a un río en tierra caliente…
y un viaje de LSD…
y una mascota…
menos el sr. Gaviria, bloguero egregio que parece nunca será dominado por la ira, a quien extiendo un caluroso saludo.
Sr, Ruiz, atento saludo:
Dice usted: «Si los ingresos de los empleados se reducen lo que tienen que hacer es buscarse otro empleo»
Aunque sus generalizaciones son pan de cada día y fuente de innumerables y amargas disputas, ninguna alcanza el grado de -quiero pensar que es ingenuidad- esta.
Pareciera como si en su visión, sr. Ruiz, el empleado fuese un automata que se limita a desempeñar una función, cual elemento incrustado por fuerza mayor en una estructura de producción. Y ya que se limita a cumplir una función determinada en esa estructura de producción, no puede cuestionarla, sino buscar dentro de ella venderse al mejor postor: se inserta más no hace parte de ella, no la puede tocar.
Lo anterior, bien visto, es un argumento muy, muy, muy marxista de su parte, lo que no deja de sorprenderme. Conque materialista-dialéctico-histórico, ¿no coquetón?, te lo tenías bien guardado…
Ahora bien, ¿será que existen esos aventajados trabajadores (dejando de lado, claro, a los parásitos de izquierda y derecha como Fachito Santos o el inveterado nunca igualado y jamás suficientemente citado Samuel Moreno Rojas) que pueden, dignamente, decidir cuando cambian de puesto pues no les están reconociendo justamente su trabajo? Para poder hacer ese jueguito de si-está-mal-me-voy, en las condiciones de Colombia, en las condiciones que Uribe implantó con su ‘flexibilidad laboral’, se necesita tener, en una palabra, doctorado, DOCTORADO sr. Ruiz -a mucho honor, distinción de los doctores de izquierda; con cinco años de primaria, ni sueñe que el trabajador va a andar en la cuerda floja porque le dio un arranque de dignidad laboral. Ojalá algún bloguero nos ilustre sobre cifras de educación y relación de esta con las posibilidades laborales en Colombia, y entonces hablamos.
Pero tengo otras preguntas, ¿y si TODOS los sueldos bajan y se pauperiza la calidad de vida? ¿Ya vio las alzas de este año?, ¿no le corre nada desagradable por el estómago saber que le van a cobrar el almuerzo diario mil pesos más caro, mientras el inmaculado gobierno Uribe incrementó el salario mínimo en se-ten-ta-pe-sos-dia-rios?
¿Y si, dado el caso, el trabajador labora en la única empresa que en su localidad ofrece el puesto para el que él está calificado? ¿Qué hace el empleado?, ¿renunciar y con la liquidación irse a buscar suerte a Bogotá? No creo, lo de la liquidación ya no se estila, y menos desde la ‘Ley del trabajo’ del mesiánico-populista-vendepatria. Y si el susodicho todavía tiene la idea de irse a probar suerte a Bogotá, tal vez su ‘indemnización’ no le alcance para más de dos meses, pues esa también la recortó la ley del 3 a 1: trabajar-trabajar-trabajar y cobrar solo una vez…
Pero al final para qué sigo en estas, se me olvida que así vamos a derrotar al narcoterrorismo, a generar empresa y empleo, a forjar una Patria Nueva para nuestros hijos, digna, justa, democrática y católica, que avance hacia el primer mundo, hacia el libre mercado y la globalización sin tacha, que se integre al mundo moderno, tan justo, tan ordenado, tan ecuánime, respetuoso de la diferencia, del medio ambiente, regulado por un consumo sano de bienes y servicios. Se me olvida que vamos hacia una Colombia inédita, pacificada por la seguridad democrática, por la inversión privada, por las multinacionales complacientes que siembran paraisos de Petrarca sin pedir nada a cambio, así, por el camino de Cristo, vamos a alcanzar la paz de un país sin FARC ni FARC, en el que la violencia de las FARC estará ausente, y los terroristas de las FARC, las FARC y las FARC, tras las rejas. Vamos por el camino correcto, ya se lo dijo Uribe y la santísima trinidad, al blasfemo del Morales, al impío del Chávez, al pecaminoso Castro: Ya cesaron los asesinatos a sindicalistas. Ya no hay perseguidos políticos. La impunidad no es la base del sistema judicial. No hay AUC. Hay paz en el territorio. El empleo creció. El PIB creció. Transferencias, exportaciones, ganacias, todo va muy bien. La pobreza disminuyó. Y eso que no ha entrado en vigor el TLC, fábrica de edenes, puerta gloriosa hacia el nirvana económico, que cuando entre en vigor hará que una planta de papa sea mil veces más rentable aún sin haberla sembrado, por las excenciones, por las cuotas fijas, por las preferencias arancelarias, ¿no lo ven?. Ya no hay más plantas de amapola. Ni de coca. Ni traquetos. Ni carteles. La guerrilla está acorralada: le quedan 500 miembros que desertan de hoy a quince días. Todo, gracias a la seguridad democrática, al buen gobierno, al go-bier-no-in-sus-ti-tu-i-ble-e-i-rreem-pla-za-ble, a la comprensión de USA y al buen tino que tiene el vicepresidente… Y pues ya que el tema es fantasía, los dejo y me voy a leer a Rushdie, que es capaz de lo mismo que este gobierno, sin gastar tanta energía, dinero, y sin verse tan patético…
Sr. Gaviria, reciba un cordial saludo, y una sincera felicitación por este espacio ya consolidado que leo fielmente, aunque algunas veces disienta y nunca comente.
Jaime Ruiz
2 febrero, 2007 at 4:51 amIzquierdoso, es que la diferencia de los salarios entre un país pobre y uno rico procede del juego oferta-demanda, no de políticas generosas de los gobiernos. Supongamos que una ley de flexibilización laboral extrema condujera al despido de mucha gente, habría que interpretar que esa gente obtiene su ingreso y su seguridad de la rigidez laboral, lo cual significa que no hay facilidades para contratar y que en realidad hay menos ofertas de empleo.
Siempre es lo mismo: en las sociedades de mercado el ingreso de la gente depende de su capacidad productiva, en las sociedades como la colombiana, depende de la generosidad de los políticos (que fuerzan el cobro de los servicios públicos por estrato pero después dejan exenta una cuarta parte del ingreso salarial, lo cual es más plata que la diferencia en el precio de los servicios y deja a éstos a merced del capricho gubernamental, al tiempo que los funcionarios estatales, en cuanto asalariados, tienen una ventaja increíble con los que tienen una panadería o un puesto de arepas, que no pueden deducir renta salarial). Cuanto más importe esa generosidad, más débil es la sociedad y más poderoso es el Estado, el gobernante. Y sin remedio eso se traduce en pobreza.
Lo único que puede permitir un aumento sólido de los ingresos salariales de la gente pobre es la creación y el desarrollo empresarial, de modo que la persona de su ejemplo que vive en un pueblo recibe un día una oferta de alguien que necesita personal. Pero eso significa reducir el poder de los políticos, es decir, de los decretadores de justicia, de los redistribuidores. La principal causa de la pobreza de los pobres es la labor de esa franja social, por lo demás atávica.
Un adolescente colombiano de hace unas décadas soñaba con tener un puesto en la Aduana o en los patios de Tránsito para cobrar su peaje por cualquier transacción que hubiera. En realidad ese sueño expresa el papel del Estado y de la clase poderosa, sólo que cuando la aspiración es seria y «elevada» hay que ponerle retórica, Rawls por aquí y Buchanan por allá. Y redistribución, sobre todo redistribución, que cuando no se puede redistribuir los doctores se pueden ver en el triste albur de tener que trabajar.
Esa obstinación generalizada en no entender cosas tan simples como ésa refleja el apego a esa mentalidad que expliqué con el sueño del adolescente, o con la indignación de quienes sufren porque se nos están robando los recursos naturales: el sueño de remediar la pobreza sin trabajar. A la hora de la verdad, con todos los políticos de todos los partidos, por no hablar de los guerrilleros, la caridad empieza por casa y quienes han trabajado son los demás.
zangano
2 febrero, 2007 at 1:29 pmel proyecto redistribuidor de la propiedad de los campesinos sinuanos,por medio de las expropiaciones a punta de fusil y motosierra son el camino a seguir de acuerdo al pangloss j.r.
Mario Zuluaga Uribe
2 febrero, 2007 at 4:39 pmLa desigualdad no sólo es inevitable sino necesaria. Equipararla con la pobreza es un error intelectual. Si todos fuéramos iguales, todos seríamos desesperadamente pobres. Para realizar grandes proyectos beneficiosos (salud,educación, vías,inovaciones tecnológicas..ctc)es necesario enormes concentraciones de capital (desigualdad)De otra parte, el enemigo del bienestar de la población es el proteccionismo. Esta práctica colbertiana la dominan los industriales colombianos con maestría centenaria. La globalización amenaza al proteccionismo y privilegia al consumidor.Los industriales colombianos siempre han estado del lado de igualdad,igualdad empobrecedora que han conseguido con sus peticiones proteccionistas.¿Acaso no piden protección los cafeteros, floricultores, arroceros…ctc?No veo cómo el proteccionismo se ponga del lado de mejoras redistributivas.Eso es un error de lógica formal.Populismo y proteccionismo su juntan en el camino para producir el mismo efecto:Empobrecer al consumidor.
Mario Zuluaga Uribe
Departamento de Matemáticas
Universidad Nacional
syllogismes_mao
2 febrero, 2007 at 5:01 pmNO POLITICEN. NO POLITICEN.
La pletora humana hace imposible la «noble idea» de la masa devenida SUJETO,dice el megalomano Canetti.
elizquierdoso
2 febrero, 2007 at 5:31 pmSr. Ruiz, reciba un atento saludo. Gracias por su respuesta, que paso a comentar y citar en los siguientes puntos.
1. «la diferencia de los salarios entre un país pobre y uno rico procede del juego oferta-demanda, no de políticas generosas de los gobiernos». En las condiciones actuales de liberalización de los mercados, eso parece ser cierto. Y de verdad que no apoyo los ‘estados caritativos’ que, como alguna vez discutimos, se enfocan en ofrecer subsidios y no en generar empleo. Pero creo que, así como el estado no debe ofrecer pañitos de agua tibia, tampoco debe aplicar políticas generosas. Para poder entrar en el juego de la oferta-demanda, el estado debe, aquí sí, retirar sus controles del mercado laboral, pero ello no debe significar que el estado deje de garantizar el acceso y la retribución justa al empleo. Una política de felixibilidad laboral como la de Uribe transfiere esa responsabilidad ética a las empresas, quienes, lo han demostrado, conocen poco el significado de la palabra. No es que el estado deba regular el mercado laboral, pero tampoco debe desentenderse de él.
2. «En las sociedades de mercado el ingreso de la gente depende de su capacidad productiva, en las sociedades como la colombiana, depende de la generosidad de los políticos (…) Cuanto más importe esa generosidad, más débil es la sociedad y más poderoso es el Estado, el gobernante. Y sin remedio eso se traduce en pobreza». Dos puntos al respecto. Primero, la capacidad productiva de la gente -sobre todo en la sociedad de mercado- está en correlación directa con su nivel educativo (al menos eso creo), por lo tanto, no puedo aceptarle el entimema. Segundo, es totalmente cierto, lastimosamente, que en colombia gran parte del ingreso y el acceso al mercado laboral, depende de los políticos. Pero creo que esa generosidad de la que habla debilita a estado y sociedad de forma directa, no inversamente proporcional: a mayor corrupción, mayor debilidad, mayor pobreza. Pero mi punto es el acceso al mercado laboral, y me mantengo en que hasta que no revisemos el impacto de los niveles educativos en las oportunidades laborales, no podemos discutir: nada saco yo con disponer de la capacidad productiva de un adulto, o con tener todos los deseos de ser productivo, si no cumplo con los requerimientos educativos que exige el mercado laboral. Y aquí vuelve a entrar el estado, como garante de un nivel educativo mínimo para la sociedad.
3. «Lo único que puede permitir un aumento sólido de los ingresos salariales de la gente pobre es la creación y el desarrollo empresarial, de modo que la persona de su ejemplo que vive en un pueblo recibe un día una oferta de alguien que necesita personal. Pero eso significa reducir el poder de los políticos, es decir, de los decretadores de justicia, de los redistribuidores». Sí y No. En efecto, en una sociedad de mercado, es inevitable, casi dogma fundacional, la reducción de los poderes políticos, pero, vuelvo al punto, ello no significa, o no debe significar, que el estado pierda capacidad de decisión y movilidad respecto a áreas que son de su interés (el mercado laboral, el mercado educativo, etc.). No digo que no deba existir reducción de poderes con miras a permitir un mercado libre estable, digo que esa reducción debe hacerse de tal modo que no afecte la tan cacareada soberanía. No creo que sea lo más prudente liberar la creación y desarrollo de empresas, al tiempo que se deja ‘a las tendencias del mercado’ las garantías laborales, pues las tendencias del mercado son: a menor gasto mayor utilidad, a mayor eficiencia menor gasto, etc, y así las cosas, las garantías laborales -como lo demuestra la ley de flexibilidad laboral- son un estorbo que impide la competitividad. El punto es si se liberaliza el mercado para permitir el desarrollo, o para darle vía libre a la explotación indiscriminada en aras de la productividad.
4. «Esa obstinación generalizada en no entender cosas tan simples como ésa refleja el apego a esa mentalidad que expliqué con el sueño del adolescente, o con la indignación de quienes sufren porque se nos están robando los recursos naturales: el sueño de remediar la pobreza sin trabajar». Remediar la pobreza sin trabajar es el sueño español del renacimiento: venir a América, encomendar indios, vivir de la hidalguía y del trabajo ajeno. Tal vez sigue vigente, ahora en forma de sueño transnacional globalizador: venir a América, montar maquilas, vivir del surplus y de la explotación laboral. No creo que la liberalización de los mercados sea tan simple, ni tan simples y cortoplacistas sus ventajas. No discuto las mentalidades ajenas pues no soy parapsicologo. Y a mi me indigna profundamente que en ese marco, los estados dejen de tener la soberanía sobre sus recursos, y se transfiera esa responsabilidad a las empresas. Si no lo ha pensado, los ciudadanos trabajadores también somos recursos naturales… Creo que la obstinación radica en defender un modelo económico que no resiste críticas puntuales (llámese estatismo o globalización).
Reciba un cordial saludo, y lo invito a la lectura de este post, un poco lacónico, ya que volvimos a la blogosfera.
Jaime Ruiz
2 febrero, 2007 at 10:13 pmIzquierdoso, respondo a sus puntos:
1. Las empresas siempre pagarán lo menos que puedan, y es necesaria una legislación laboral precisa y eficaz. La reforma de 2002 abarató los costes laborales, pero eso quiere decir que estaban por encima del valor real del mercado. Es muy interesante recordar que hay mucha gente que no llega a ganarse el mínimo, cuando ciertas consideraciones sobre el horario comportan que se pagará un sueldo más alto, lo que se hace es limitar la creación de empleo para esas personas. Es como si en lugar de una propuesta para subir el salario mínimo el gobierno se encuentra con una para igualarlo, un juego de manos, lo que había antes era un alza del salario mínimo presentada como legislación horaria.
La verdad es que el ingreso de la gente podría ser en términos reales del doble o el triple en pocos años. De la gente pobre, claro, el de los doctores de la izquierda democrática en una sociedad civilizada bajaría drásticamente. Pero ese aumento sólo puede provenir del apoyo a la creación de empresas que podría reducir la mano de obra cesante.
2. Está muy equivocado respecto a la relación entre la educación y el nivel de ingresos. En Colombia existe un orden de esclavitud y la «educación» es un disfraz de la casta. Dese cuenta, yo no tengo estudios y trato de opinar sobre el tema. Los demás, Zángano, Patricia, Sergio, etc. son todos doctores y ya ve para qué les sirve. Pongamos que un profesor universitario en EE UU se gane el sueldo de cuatro albañiles, hay que pensar en cuál su aptitud real y su preparación. Yo conozco muchos profesores universitarios en Colombia que no podrían acceder a una universidad en un país civilizado ni como estudiantes, pero el ingreso de un profesor es unas diez veces el de un albañil (sólo comparo el sueldo mensual, si se piensa en las horas trabajadas, en la proyección sobre la pensión, en las vacaciones y demás, saldrían veinte veces o más). El ingreso en una sociedad competitiva no procede de la educación sino de la productividad. De hecho, si fuera por la educación la Revolución industrial habría tenido lugar en Francia y no en el Reino Unido. La mayoría de los inventores que transformaron la industria entre digamos 1750 y 1850 eran autodidactos, y eso por no hablar de la gente que realmente cuenta, que son los empresarios.
En todo caso nadie pone en duda que el Estado debe proveer una educación primaria y ojalá secundaria gratuita y obligatoria. El problema es la productividad de esa educación. En Colombia es prácticamente nula, los niños no saben leer, no saben resolver operaciones aritméticas, no saben nombrar los árboles ni recitar una poesía. Sólo saben recitar el catecismo fariano, salvo que sus padres tengan dinero para mandarlos a un colegio de pago.
De modo que cumplir con ese requerimiento de un mínimo de educación significaría ante todo cambiar la escuela para que sea el centro de instrucción básica que es en el mundo civilizado.
3. Realmente no hay grandes problemas por la legislación laboral, no es el freno para la creación de empleo. Según mi profanísima idea lo peor es la parafiscalidad y en segundo lugar los trámites, pero en todo caso no la legislación laboral. Una vez que discutía con una doctora colombiana sobre el sentido de la corrección lingüística se me ocurrió comparar la lengua con una tecnología que en cada época tiene un desarrollo y un uso. En cierta medida ocurre lo mismo con la organización social, la idea de que no podemos aplicar lo que se estila en todo el mundo desarrollado sólo es como cuando alguien se resiste a desplazarse en automóvil porque prefiere el burro y el cariño que ejerce con él. Otro disfraz de la esclavitud.
4. Creo que usted confunde gravemente dos cosas: tener unas cuantas decenas de millones de dólares y vivir en Park Avenue o en Capri de fiesta en fiesta disfrutando de las rentas es el sueño de cualquiera (salvo de Fidel Castro y de algún otro psicópata). La diferencia entre el hidalgo parasitario (el protocolombiano, el primer doctor, admirablemente descrito por Jakob Burckhardt en su libro sobre el Renacimiento italiano) y el rentista moderno que tiene sus millones en un fondo de inversión que presta a empresarios vietnamitas o taiwaneses es que ese dinero está efectivamente sirviendo para crear riqueza. La lógica del mamerto de toda la vida le resultaría indignante al obrero asiático, que no piensa «Yo sudo y ese bastardo se pierde en la concupiscencia, eso no puede ser», sino que ve ¡TRES! platos de comida cada día gracias a la oportunidad que le da ese crédito. Ojalá los colombianos acomodados y con posibles pensaran en ser explotadores modernos y no los siniestros parásitos que son en realidad.