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Trabajo, trabajo y trabajo

Hace ya varios años, el Banco Mundial publicó un libro con una colección de testimonios de los pobres de Colombia. En el segundo capítulo, el libro recoge varias frases sueltas que resumen el tema de esta columna. “Con un empleo uno vive feliz”, dijo un joven de Medellín con una sencillez que no deja duda. “Estar bien es tener trabajo”, dijo una mujer de Barrancabermeja con la misma naturalidad. Para ambos, el bienestar depende del empleo. No de cualquier trabajo. Pero sí de un empleo que ofrezca un ingreso cierto y unas condiciones dignas. La felicidad, en últimas, está asociada al empleo formal. A lo mundano más que a lo sublime.

Una encuesta reciente, realizada por la Universidad de los Andes, en asocio con Invamer-Gallup, refuerza los testimonios recogidos por el Banco Mundial. 35% de los ocupados y 30% de los pobres reportan sentirse “muy satisfechos con su vida”, mientras apenas 20% de los desocupados manifiesta lo mismo. De la misma manera, el porcentaje de “insatisfechos” es dos veces mayor para los desocupados que para los ocupados. Los desocupados también tienden a ser más pesimistas, más renuentes a creer que es posible enfrentar unas circunstancias adversas o influir sobre la propia vida. “De qué sirve ser bachiller si al final uno queda igual: sin trabajo, en rebusque. Por eso yo me salí”, dijo un adolescente de Medellín. Y su testimonio resume la apatía causada por la desaparición del trabajo formal.

Varios investigadores sociales han demostrado, con base en estudios detallados, tanto etnográficos como estadísticos, que el trabajo formal no es simplemente una manera de asegurar un sustento. El trabajo define las dimensiones espaciales y temporales de la vida: dónde estamos y hasta cuándo. Sin ocupación regular, la vida (incluso la vida familiar) pierde coherencia. Los incentivos materiales y morales para hacer un buen uso del tiempo desaparecen. El tiempo transcurre sin estructura. Sin disciplina. Y muchas veces sin significado.

Pero el punto de esta columna no es académico: es político. Propone un predicamento sencillo. Intenta rescatar un lugar común que, por razones extrañas, es comúnmente ignorado. A saber: el empleo debe ser el propósito primordial de la acción colectiva. Debe convertirse en un fin en sí mismo. O, mejor, en el fin de todo lo demás. Si así lo aceptamos, deberíamos, entonces, rechazar las medidas antiempleo: el asistencialismo pagado con impuestos al trabajo, la idea de sumar subsidios en lugar de sumar empleos y la tendencia a maximizar la inversión en lugar de multiplicar el trabajo.

“Nosotros no queremos medir la economía en función del crecimiento. Para nosotros, más importante que ello es medir la economía en función de las tasas de inversión… Son las tasas de inversión las que permiten los recursos para hacer sostenible la política de Seguridad Democrática y para cumplir con las metas de inversión social”, dijo recientemente el presidente Uribe. Y sus palabras no dejan dudas: la inversión privada y los programas sociales, más que el empleo, son las prioridades del manejo de la economía. El empleo es un subproducto: el resultado secundario de la búsqueda de otras prioridades. Resulta paradójico, en últimas, que el continuo trabajar, trabajar y trabajar no tenga como referente principal el utilitarismo del empleo: la receta que llevaría a la maximización del bienestar colectivo, la fórmula simple de la felicidad: trabajo, trabajo y trabajo.

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  • Alejandro Gaviria
    9 junio, 2007 at 2:55 pm

    Ayer al mediodía, en un aeropuerto, mientras esperaba un vuelo retrasado, hice lo que no había podido hacer durante la semana: leer con detenimiento los comentarios del blog. Me llamó la atención, en particular, el debate sobre la imposibilidad de convencer a los otros. Sobre la inutilidad de los argumentos. “Es que convencer es algo que no se consigue cono argumentos”, dice Jaime.

    Después de leer los comentarios, me puse a hojear un libro de J. M. Coetzee (“Contra la censura”) que había comprado en la mañana, y me encontré, por azar, sin buscarla, con la siguiente la reflexión.

    Desde las conclusiones de nuestro rival podemos remontarnos en la argumentación hasta las premisas de nuestro rival; pero cuando llegamos a nuestras premisas se interrumpe la discusión y la invocación de una premisa contra la otra se convierte en una cuestión de simple afirmación y contraafirmación.

    Ahí queda, entonces, la reflexión como abrebocas a la discusión de esta semana.

  • Tarantini
    9 junio, 2007 at 3:05 pm

    Estimado Alejandro: Me gustaría conocer por qué los economista difieren tanto en materia económica, por ejemplo, en el tema de la Comisión del Gasto Público, Eduardo Sarmiento propone controlar los capitales, frenar las privatizaciones y modificar el sistema cambiario porque el problema del gasto público del país es por abundancia de divisas, el cambio flotante y los especuladores. Por otro lado, la Comisión, propone reducir el gasto público en la cifra ya conocida, privatizar Isa e Isagén y reducir los aranceles de algunos alimentos básicos; y por el lado del gobierno, ministerio de agricultura y hacienda, ni lo primero y lo segundo solo parcialmente. Sería importante promover una unificación de criterios entre los economistas, por lo menos, mientras llegamos a un desarrollo económico sostenible, y evitar así reformas tributarias cada año, que nunca son estructurales, y planes nacionales de desarrollo coherentes para que el país, por fin, y en materia económica al menos, prospere. ¿Será esto posible? ¿Usted que cree?

  • Maldoror
    9 junio, 2007 at 3:26 pm

    Alejandro:

    La cita de Coetze tiene válidez empírica. Pero eso no quiere decir que:

    a) Las premisas fundamentales de una forma de pensamiento no puedan refutarse o ser puestas en duda a través de una discusión

    b) Que toda epistemología sea fundacionalista (es decir, que sea un simple edificio de premisas con premisas fundamentales que cumplen el papel de soporte de las demás)

  • Juan Francisco
    9 junio, 2007 at 5:18 pm

    Sobre las discusión de premisas:
    creo que laspremisas de cualquier argumtento sí pueden ser discutidas, pero para hacer esto posible es necesario tener un acercamiento no solo racional, sino también emocional, hacia las propias actitudes que uno trata de justificar con el mantenimeinto de sus propias premisas. Es importante jugar un poco, imaginar que uno podría pensar diferente a como piensa actualmente, que podría tener actiudes alternas y paralelas. Creo que el soporte socio-afectivo hacia esta posibilidad es muy importante. Cuando una persona se siente segura independientemente de lo que diga, empieza a sentirse más libre, y eso es lo que despega a la imaginación.

    Sobre la columna:
    es muy interesante, porque aquellos que no sabemos de economía tenemos una imágen del presidente como alguien especialmente preocupado en el tema de empleo. Y los argumentos que da Alejandro parecen contundentes sobre las propias incongruencias del presidente.

  • Juan Francisco
    9 junio, 2007 at 5:28 pm

    beno, no quería ponerme subjetivo, pero el tema de esta columna me ha tocado especialmente, porque yo soy uno de esos desempleados más en este momento, y la descripción que hace Alejandro sobre lo difícil que es encontrar un espacio, una disciplina y un sentido cuando uno está sin empleo, es algo que en este momento entiendo muy bien. Sólo quise comentar que esta es mi situación, con el ánimo de darle un sustento existencial a estas acertadas observaciones, cosa que creo puede enriquecer el acercamiento a la temática puesta en discusión.

  • Anónimo
    9 junio, 2007 at 6:18 pm

    Alejo otra opiniòn del trabajo

    El negrito del batey
    por Pablo Cedeño
    Agencia de Prensa Decoro

    LA HABANA, enero 28 1998

    – Me parece estar oyendo aquella vieja canción, de mi ya lejana infancia: «A mí me llaman el negrito del batey, porque el trabajo para mí es un enemigo». Y es que en Cuba nadie quiere trabajar, por no decir nadie trabaja.
    A cualquier hora la calle está repleta. Está repleto el transporte, repletas están las tiendas. Las cafeterías repletas. Un enorme rebaño deambula de aquí para allá, de allá para acá, y uno se pregunta: ¿A qué hora trabaja el cubano?
    Es posible que el trabajo sea algo muy malo. En realidad, es por lo único que pagan. Todo lo demás tiene uno que pagarlo.
    Es posible que sea verdad aquello de que Dios lo inventó como castigo («Habrás de ganarte el pan con el sudor de tu frente»), y que en Cuba la gente se haya confundido. En clima tan tórrido, donde se suda desde la frente hasta la planta de los pies, la gente puede pensar que ya vivir aquí es el castigo divino y quiera vivir cantinflinescamente con el sudor de el de enfrente.
    El caso es que donde único el desempleo no parece ser un problema es en Cuba. América del Sur, quizás siguiendo las últimas reflexiones de Simón Bolívar en su retiro de Santa Marta, cuando afirmara que a América no le quedaba otra alternativa que emigrar, se larga a todas partes, y hay un reguero de sudacas espantoso por todo el mundo. La comunidad europea se queja del desempleo creciente, y Estados Unidos se queja de que todo el descarriado del mundo va a parar a su territorio. Y el cubano, por no quedarse atrás, se queja de no tener un familiar allí que lo apuntale con algunos fulitas para resistir la sudadera cubana.
    Y lo más lindo es que la gente vive aún sin «pinchar». No sé cómo se las arreglan, pero viven. Unos jineteando, otros robando, algunos limosneando. Cuando usted les habla de trabajo se erizan como un gato. «¡¡¿Trabajar?!! ¿Para qué? Con lo que se gana trabajando no alcanza ni p’al picadillo de soya». Y ahí termina la conversación. Si les hablas de autorealización, te miran como a un marciano. Si les hablas de la utilidad social del trabajo, te miran socarrona y desconfiadamente como si tú fueras un comunista. Si les explicas la tesis darwiniana de que el trabajo convirtió al mono en hombre, tiran una sonora carcajada y te viran la tortilla: «¡Qué va, acere! El trabajo lo que convierte al hombre en mono».
    Desarmado, uno se va a las labores cotidianas, ya no muy seguro de que el trabajo sea tan necesario y tan bello, y temiendo el licantrópico acto de convertirse en mono por trabajar tanto.

    Lelo69

  • Anónimo
    9 junio, 2007 at 7:16 pm

    “Si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos”

    El estar desempleado favorece enormemente la posibilidad de deprimirse y desarrollar otros problemas de salud física y mental. Se aduce el mecanismo de desesperanza aprendida en aquellos sujetos que pasan largos periodos llenando hojas de vida y esperando una llamada que les informe que les dieron el trabajo que tanto necesitan.
    También son victimas de este fenómeno de desesperanza los jubilados que por años añoraban estar en la casa sin hacer nada y al llegar esa etapa tan ilusionada los mata el tedio.
    Lelo69

  • Carlos
    9 junio, 2007 at 7:49 pm

    Obviamente estoy de acuerdo con el llamado de Alejandro a una mayor libertad en los mercados laborales(eliminando los impuestos al trabajo) y/o permitir la existencia de incentivos para la contratación y el trabajo(eliminando subsidios)).

    En cualquier análisis sobre el empleo existen al menos 4 partes interesadas: el Estado, los empleadores, los que ya estan empleados y los desempleados. Viendo las acciones reales de este gobierno (incremento de contribuciones a pensiones,a salud, aprendices del sena, negativa a eliminar parafiscales, altos incentivos tributarios al capital) sus prioridades parecen estar así: sus propios intereses(como todo gobierno), los de los empleadores, los que ya estan empleados y muy pero muy lejos, los de los desempleados. Es evidente que existe un sesgo anti-empleo, tal como lo mencionaba Alejandro en una columna hace ya varios meses.

    Sin embargo, cuando Alejandro dice que la principal prioridad de la «acción colectiva»(si es que tal cosa existe dado que las acciones siempre son individuales) debe ser el empleo me preocupa que caigamos en lo que Bryan Caplan, en su libro «The Myth of the Rational Voter», llama el «sesgo de creación de empleo»(make-work bias). Que caigamos en intentar que todo el mundo TENGA un trabajo(o que no lo pierda) y no de que tenga una mayor libertad de trabajar y producir. Aunque son muy conocidos los beneficios psicologicos y sociologicos de trabajar no debemos caer tampoco en políticas coercitivas para «GARANTIZAR el empleo» ni convertirlo en un fin en si mismo por encima de los objetivos individuales de cada persona (que es razonable suponer casi siempre son mayor prosperidad por encima de tener un trabajo). Si así fuera regresariamos a los gremios medievales. Si claro. Garantizaban trabajo incluso de por vida, pero con baja productividad e innovación.

    El fin debería ser la prosperidad,lo cual en muchos casos se logra porque se requiere menos trabajo para producir los bienes y servicios que queremos(la famosa mayor productividad). El trabajo por sí mismo no es un indicador de prosperidad. La mayor productividad (menos trabajo para producir lo mismo o mas) si que lo es.

    Si empezamos a hablar de que la prioridad debe ser el emplo ya veo mas de un ñangara promoviendo políticas coercitivas que incrementen deliberadamente el costo del capital para de esta forma promover el uso de mano de obra. Pues si, tendremos muchísima gente empleada pero poca productividad.

    Infortunada o afortudamente, el crecimiento economico casi siempre requerirá destrucción temporal de empleos para aumentar la productividad(tal como ocurrió en Inglaterra en el siglo 18 cuando aumento la productividad agrícola). Mientras las inversiones se desplazan a nuevos productos y servicios que requieran la mano de obra, existirá algo de desempleo. Pero la riqueza aumentará. Gracias al capitalismo hoy en dia la mayoría de nosotros no estamos en estos momentos en el campo, sino en las ciudades con empleos de servicios mas de tipo intelectual y menos de tipo físico que la agricultura, ganadería o minería.

    Seguramente políticas debileradamente anti-capital NO es lo que pretende Alejandro, pero me preocupa que se pueda interpretar así.

    En ultimas: SI a una mayor libertad en los mercados laborales, pero NO a medidas coercitivas para garantizarle a todo el mundo un empleo ni a promover artificialmente la creación de puestos de trabajo mas alla de lo que realmente demande el mercado(es decir, que no sea empleo realmente productivo).

    El Estado, por el gran poder que tiene, inevitablemente terminará promoviendo consecuencias inesperadas en el funcionamiento de los mercados. Y hay que ver lo díficil que es eliminar regulaciones e intervenciones, luego que ya existen intereses creados.Ese es uno de los grandes problemas del intervencionismo estatal en la economía.

    Lo mejor siempre será un Estado menos intervencionista en la economía. Ni sesgo «anti-empleo» ni sesgo «garantizar-empleo».

    Saludos,
    Carlos

  • Alejandro Gaviria
    9 junio, 2007 at 9:12 pm

    Tarantini:

    Creo que el desacuerdo tiene varias causas. Primero, cabría mencionar la diferencia en los objetivos. Sarmiento parece estar pensando solamente en contener la apreciación de la moneda. La Comisión expresa, por el contrario, que «el ritmo de crecimiento del gasto público, más que la tasa de cambio, debería ser el tema central del debate económico nacional». También hay diferencias ideológicas. Sarmiento cree que las privatizaciones son antipatrióticas. Y, por último, hay diferencias relacionadas con la eficacia de algunos instrumentos económicos. Sarmiento cree que los controles al capital y la tasa da cambio fija son eficaces. Yo no me opongo a ultranza a los controles moderados al capital especulativo. Pero fijar la tasa de cambio es, en mi opinión, un despropósito.

    ¿Es posible alcanzar un acuerdo? No lo creo. La cita de Coetzee resume de manera exacta mi escepticismo la respecto.

    Carlos:

    Yo no quisiera caer en la disyuntiva eterna entre libertad de mercados e intervención. Mi punto es otro. A saber, entre dos una intervenciones, una a favor del capital y otra a favor del empleo, yo prefiero la segunda. Entre un programa estatal que otorgue subsidios a los desempleados y otro que subsidie la generación de empleo, yo favorezco el segundo. Como lo sugiere el mismo Caplan, el intervencionismo es inevitable. Así que vale la pena, en lugar de arengar contra lo imposible, discutir como sacarle un mejor provecho.

    Lelo:

    Muy buena la columna del cubano. Yo creo que muchos de los bloggers (me incluyo, por supuesto) estamos en una lucha personal para que el trabajo no nos absorba completamente.

  • Charliie Ventura
    9 junio, 2007 at 10:23 pm

    Prof. Gaviria:
    Su articulo demuestra que la cultura también vacuna contra el fanatismo en Economia.

  • Apelaez
    10 junio, 2007 at 12:45 am

    Me gustó la columna y estoy de acuerdo completamente, yo tambien prefiero que el gobierno subsidie la generacion de empleo y no la entrega de subsidios al desempleo.

    No se bien en que medidas de intervencion para la generacion de empleo esta pensando Alejandro (tal vez en el recorte a los parafiscales u otros mecanismos, no sé). En una escala mas pequeña al gobierno le encanta intervenir para generar empleo, el tema de los «proyectos productivos», esta en boca del presidente en todos los consejos comunales.

    Los ex paracos tienen sus proyectos productivos, los guerrillos desmovilizados los suyos, los campesinos cocaleros tambien tienen, los desmovilizados. Creo que muchas de estas experiencias han fracasado o han derivado no en proyectos productivos sino en proyectos subsidiados, en donde la gente trabaja pero en realidad su paga es un subsidio por la simple razon de que el proyecto no es productivo.

  • Daniel Vaughan
    10 junio, 2007 at 1:53 am

    Alejandro,

    ¿Exactamente a que se refiere con medidas antiempleo?

    ¿Según usted cuáles son esas políticas antiempleo?

    Me parece que la columna de esta semana es extraña: primero monta un escenario dramático, tratando de mostrar que lo más importante para las personas es tener empleo, y tener empleo formal. Después de haer esto en 4 o 5 párrafos, termina diciendo que este gobierno muestra un sesgo antiempleo claro, y utiliza como argumento un fragmento de algún discurso de Uribe de donde es realmente difícil concluir lo que pretende concluir.

    Yo no si quiera veo cuáles son las políticas o medidas antiempleo que este gobierno ha estado utilizando. ¿Puede por favor ser más explícito?

  • Alejandro Gaviria
    10 junio, 2007 at 2:31 am

    Daniel:

    Resumo las medidas antiempleo: 1. Aumento de los impuestos y las contribuciones laborales (ley 789, 797 y última reforma a la ley 100), 2. Disminución simultanea de los impuestos al capital, y 3. Expansión de los programas asistenciales, los cuales (acabo de publicar un paper sobre el tema en la revista de Lacea) desincentivan la formalización del empleo.

    El comentario de Carlos tiene un vínculo a una columna anterior que desarrolla algunos de los argumentos. Si está interesado en una formalización de los mismos, hay un paper reciente de Santigo Levy (se consigue fácil en internet) que presenta las mismas ideas en un contexto de equilibrio general.

    Sobre el drama del desempleo, le recomiendo los libros del sociólogo William Julius Wilson (en particular “When Work Disappears”). Valen la pena.

  • Javier Moreno
    10 junio, 2007 at 7:59 am

    Me acuerdo que en el programa de La voz del Papa que daban los domingos por la mañana había una parte, en la presentación, donde el papa decía algo en italiano, o tal vez en su español raro, que en el colegio interpretábamos (por la manera como sonaba) como: «El trabajo (pausa) no es una maldición de Dios (pausa) sino una bendición del diablo.» Quién sabe qué era lo que realmente decía el viejo Karol.

  • Jaime Ruiz
    10 junio, 2007 at 9:27 am

    No faltarán las interpretaciones norcoreanas de este artículo, del mismo modo que la columna reciente de Jorge Orlando Melo se convirtió en una bandera del sindicalismo estatal. Y yo creo que el texto de Alejandro se presta para eso. También para la más absurda de todas las falacias, la del «derecho al trabajo». El caso del cubano lo expresa muy bien: «trabajo» deja de ser el tormento que el simpático Alberto Beltrán le dejaba sólo al buey para convertirse alegremente en «ingresos». Sin ingresos estamos todos en la olla, claro. Fernando Savater proponía hace tiempo un sueldo de ciudadanía, que ciertamente en los países ricos se podría pagar. Así se podría garantizar el verdadero derecho, que no es el de trabajar sino el de no hacerlo.

    Eso de que el empleo debe ser el objetivo de la acción colectiva me traslada a una conversación de hace años con un amigo (era un contador público de unos sesenta años): estaba convencido de que una política correcta para no dejar sin empleo a los pobres sería prohibir las excavadoras. Con picos y palas habría más puestos. Bueno, de hecho, en Cuba y Corea del Norte hay pleno empleo: si el empleo es el primer objetivo de la acción colectiva el reproche a esas sociedades tendría un significado menor. Mi amigo el contador tal vez nunca manejó una pala, ni se imagina lo que duelen los callos. Del mismo modo, no faltarán en Colombia quienes entiendan que el primer objetivo colectivo bien justifica la supresión de las libertades.

    En mi opinión, el primer factor generador de empleo es el crecimiento económico. Sobre todo de empleos de calidad (que no se definen principalmente por ser seguros y estables, para eso hay que volver al Misisipí de antes de Lincoln, sino por proveer pocos callos, fatigas y lesiones). Pero eso no funciona cuando reinan infamias estructurales como la parafiscalidad (el negocio que más gente contrate y mejores sueldos pague, más castigado resulta por el fisco).

    En todo caso el gobierno también ha promovido medidas favorecedoras del empleo, como la reducción de impuestos a las empresas. Creo que lo que más se echa de menos en esta columna es la mención de la necesidad de reforzar esos verdaderos surtidores de empleos que son las empresas: menos trámites, menos impuestos por la actividad, más incentivos a la contratación laboral. Leí en alguna parte que Juan Luis Londoño proponía pagar la compensación del aumento del mínimo a las empresas que contrataran nuevo personal. Algo así estaría muy bien, en el supuesto de que no se pueda congelar el salario mínimo ni siquiera en términos reales, el Estado paga la diferencia por un tiempo, por ejemplo en empresas nuevas o en empresas que amplíen la plantilla. La reducción del gasto público podría hacer una salvedad, buscando aumentar los ingresos cobrando impuestos a los ricos (también se intentó eliminar la exención del 25 % de las rentas salariales, no sé qué pasó con eso).

    No faltará el ñángara que encuentre contradictorio rebajar impuestos a las empresas con cobrar impuestos a los ricos. Es el mal del platonismo, el colombiano ve el mundo en forma de arquetipos y en esos arquetipos los empresarios son ricos. En la realidad no, los ricos son los sindicalistas, la mayoría de los que trabajan por su cuenta madrugan al puesto de arepas o a algo semejante mientras que los avispados que se organizaron y lucharon se rodean de lujos y no pagan impuestos.

  • Alejandro Gaviria
    10 junio, 2007 at 12:28 pm

    Jaime:

    Yo también estoy de acuerdo con los aportes a las empresas para ayudar a cubrir el aumento del salario mínimo. O los parafiscales. Hay una contradicción en los anuncios del Gobierno que me gustaría señalar. Mientras rechaza la propuesta de reducir los parafiscales, anuncia que asumirá su pago para el caso de algunas empresas exportadoras con el fin de proteger el empleo. De un lado, reconoce el efecto adverso de los parafiscales; de otro, se resiste a cualquier cambio.

    Las rebajas de impuestos a las empresas no han sido neutrales en términos de empleo. Quizás por ello (y por algunos de los otros factores mencionados), el empleo formal crece a un ritmo inferior al de la economía. Decir que el crecimiento es lo que importa, es, en mi opinión, evadir el problema en cuestión. A saber: la exigua dinámica del empleo en el mejor momento de la economía en una generación.

  • Anónimo
    10 junio, 2007 at 3:29 pm

    La mayoría de las gentes que escriben en la presa sobre economía lo hacen mas por un afán politiquero que por otra cosa, es el caso especifico de Eduardo Sarmiento. Las criticas de Sarmiento carecen de fundamento y todos óigase bien todas sus intervenciones apuntan a crear un Gobierno Estatista que controle todo que Estatice todo lo que manejan los privados.

    Es cierto que en la presa económica abunda gente oscura como uno que escribe en la revista Dinero llamado Juan Manuel López Caballero, pero no creo que halle alguien peor que Sarmiento. Ese Señor se aprovecha de su edad avanzada para presentarse como el viejo que carece de ambiciones y por esa razón habla con la verdad, pero detrás de el existe un proyecto oscuro lleno de roscas que cuando toman el poder se reparten el presupuesto en contratos como fue el caso en el Gobierno Samper.

    Es vergonzoso que se discuta en cualquier lugar proposiciones como las de ese Señor Eduardo Sarmiento.

  • Anónimo
    10 junio, 2007 at 3:29 pm

    Carlos se parece al «Joe Republican» de aca: articulo.

  • Daniel Vaughan
    10 junio, 2007 at 10:02 pm

    Alejandro,

    Mi punto es que usted está apelando al uso de la retórica y creo que lo hace de manera malintencionada o subjetiva.

    A qué me refiero. Usted está sugiriendo explícitamente que el Gobierno Uribe se caracteriza por el uso de medidas antiempleo, y esta combinación de palabras me parece que es desafortunada porque sugiere un perverso objetivo claro por parte de Uribe: beneficiar a unos colombianos (los dueños del «capital» por llamarlo de alguna manera) y perjudicar a otros (los desempleados y los empleados informalmente).

    Yo puedo estar de acuerdo con usted en su análisis sobre los parafiscales, y definitivamente me gustaría leer el artículo de LACEA (que no encontré en internet) sobre la relación de los programas asistencialistas y el empleo formal.

    Pero de ahí a sugerir el perverso objetivo de Uribe me parece que atenta contra el primer principio del académico/científico que es la objetividad.

    Uno podría argumentar, por ejemplo, que Uribe está siendo asesorado por economistas de oferta que creen que para aumentar el crecimiento económico y por lo tanto el empleo (formal e informal) toca incentivar la oferta, y uno incluso podría argumentar que los asesores tienen razones «técnicas».

    Mi interpretación de su columna es diferente: no creo que haya mala intención de su parte. Sencillamente creo que ha intentado, de todas las maneras posibles, llamar la atención sobre posibles medidas que podrían mejorar los indicadores del empleo formal, que, por razones que yo desconozco (y que usted tal vez si conoce, eso sería interesante saberlo) no han sido puestas en práctica.

    Como último recurso está apelando a la retórica: primero montar, de manera académica (citando sociólogos, por ejemplo), un drama humano y después encontrar objetivos siniestros.

    Saludos,
    DV

    PD. Voy a buscar el libro que recomienda, aunque me adelanto en decir que no es difícil imaginarse que más de uno de los que acá participamos hemos vivido, de manera directa o indirecta, el drama humano al que usted hace referencia. No estoy seguro qué economista, de pronto Samuelson o algún otro ganador del Nóbel, decía que una de las cosas que lo marcó y que lo llevó a estudiar economía fue haber crecido durante la Gran Depresión. Me atrevo a decir que en mi caso personal la recesión de finales de los noventa ha cambiado de manera radical lo que yo quiero hacer como economista. Todo esto va a que probablemente la lectura del libro sea innecesaria.

  • Camilo
    10 junio, 2007 at 10:03 pm

    Porque el gobierno paga los aportes parafiscales de las empresas afectadas por la revaluación? No tiene igual derecho un empresario afectado por incrementos en las materias primas, la competencia de una multinacional o por lo que sea?

    Ahora estas cargas para la nómina fomentan los famosos contratos de prestacion de servicios y como siempre se crea un complejo sistema para evadir los pagos como en el caso de los bonos de sodexho y las bonificaciones por resultados.

    ¿En otros paises existen los aportes parafiscales? o fue producto de nuestra peligrosa creatividad.

  • Alejandro Gaviria
    10 junio, 2007 at 11:37 pm

    Camilo:

    Los parafiscales (al menos en su magnitud) son una peculiaridad colombiana. El cuidado infantil y la capacitación laboral se financian en toda parte con impuestos generales. Las Cajas son un Estado paralelo, que tuvo un origen corporativista y que tampoco tiene muchos referentes internacionales.

    Daniel:

    Yo en ningún momento dije que el Gobierno está actuando malintencionadamente. O que tiene objetivos perversos. Sobre la retórica, le recomiendo a McCloskey. Creo que al respecto sí tiene mucho que aprender.

  • nicolás
    11 junio, 2007 at 12:47 am

    Leyendo los comentarios de esta semana (y los de la semana pasada) no dejo de pensar en un tema que ha sido recurrente, LA ACCIÓN COLECTVA.

    Varios comentaristas han venido afirmando, consisentemente, que esta no debería existir. Por mi parte yo creo que el debate de la acción colectiva (y estatal en este caso) se empobrece mucho al plantearlo en términos de que las unicas opciones son más o menos ‘intervención’ (es decir cuantitativamente) y no de su forma (es decir cualitativamente).

    Al respecto quiero traer a colación un tema a veces olvidado y es que el mismo funcionamiento del «mercado libre» no ha nacido historicamente de la ausencia de acción estatal sino todo lo contrario (ej. protección a la propiedad intelectual, creación de la moneda…). Con esto no quiero decir que estás deban ser las políticas adecuadas sino solo mencionar que el argumento de que el estado debería no existir para que así funcione el mercado libre es medio contradictorio.

    Termino entonces repitiendome la cuestión de cuanta intervención debería existir es medio desierta, podriamos hablar un poco de la forma.

    P.D. y a propósito del uso de la retorica ¿no es esto una columna de opinión? además la retorica (por asi llamarla) está presente en todo lado, eso de que los debates academicos se llevan a cabo con argumentos puros es negar que en ellos intervienen personas que se comunican mediante el habla (o la escritura) y nunca mediante datos puros.

  • Anónimo
    11 junio, 2007 at 2:04 am

    Estoy de acuerdo con el anónimo de las 10:29 que asimila a Carlos con el Joe Republican de la historia que aparece en el link. Creo también que aunque la mamertada colombiana le ha hecho mucho mal al país (pues los beneficios por los que «luchan» solo favorecen estrambótica y abusivamente a sus propios bolsillos), se necesita más acción COLECTIVA (plop! Carlos cae desmayado ante semejante herejía) de carácter ciudadano para luchar por causas que nos beneficien a todos: aire limpio, agua potable, alimentos higiénicamente procesados, transporte público limpio, asequible y eficiente, por ejemplo. Pero en Colombia existen muy pocas organizaciones ciudadanas (excepto aquellas tipo residentes de estrato 9 del parque de la 87 para que no les organicen bazares en favor de los policías y soldados que defienden sus propiedades e intereses) que verdaderamente ejerzan una presión informada en defensa de nuestros derechos COLECTIVOS (plop! segundo desmayo de Carlos).

  • Jaime Ruiz
    11 junio, 2007 at 8:33 am

    Pasando por alto el que Eragón sea o haya sido profesor universitario (pero es muy probable que el que fue a escribir insultos en su blog firmando como Alejandro sea otro profesor universitario, a fin de cuentas la campaña de calumnias relacionada con los blogs destruidos era orquestada por otro profesor de la Universidad externado de Colombia), bueno, sin tener en cuenta eso, es muy interesante la forma en que intentan acallar toda discusión en la que no reinen ellos con sus falacias. ¿Será alguien de equinoXio el que firma como Alejandro? Bueno, era alguien de equinoXio el que firmaba como Jaime Ruiz. No sería nada raro.

  • panOptiko
    11 junio, 2007 at 9:52 am

    Creo tambien que todos mas o menos entendemos lo del desempleo. Me parecio interesante tambien pensar como esta fragilidad ontologica cuenta en los cargos con horarios flexibles y tareas creativas. Puede ser una de las razones de las peculiaridades de los profesores universitarios.

    Asisti en epoca electoral a una conferencia en Bogota organizada por el Carnegie y una senadora liberalque gano con bastantes votos – se me escapa el nombre -, centrada especificamente en el trabajo. Alguien sabe que paso con eso?

    Los argumentos retoricos provienen, como apunto el anonimo, de sacar las notas de contexto. Pero gracias a eso estoy fascinado con McCloskey. Por donde se le vea, de inmenso valor academico. Muchas gracias.

    Saludos a todos.

    P.S> Me pregunto si vale la pena que alguien le explique a eragon el malentendido, o si esto es solo un intento de ganar publico. Me inclino por presumir de la buena fe.

  • Alejandro Gaviria
    11 junio, 2007 at 1:25 pm

    Los últimos comentarios de Jaime y Panóptico aluden a un cometario soez de eragón que decidí borrar con el fin de preservar la decencia que siempre ha caracterizado este blog.

  • Tarantini
    11 junio, 2007 at 4:58 pm

    He estado pensando durante este fin de semana sobre la frase de J.M. Coetzee («Contra la censura), además de leer los puntos de vista de todos los «bloggers». Al respecto creo, y lo veo en muchos comentarios de este «blog», que el ser humano, en especial, los más preparados académicamente, quieren convencer a los demás de sus propias verdades, puntos de vista o conceptos, y se detienen muy poco en analizar las verdades de los demás, de tal manera que las discusiones intelectuales se convierten en diálogo de autistas, sin ser peyorativo con los que sufren esa enfermedad, quienes se oyen solo así mismos.

    De otro lado, el gobierno de Uribe se ha caracterizado, a mi manera de ver, por oirse así mismo y afirmarse así mismo. Varios de sus representantes demuestran este hecho, nombres que no citaré para mantener la objetividad del comentario. Sin escuchar y analizar otras importantes verdades que incluyen a otros miembros importantes de la sociedad.

    Por último, uno de los factores nefastos de este gobierno es su carácter mesiánico y caudillista, que en vez de cohesionar, polariza, y la frase de Coetzee ahí, cae como anillo al dedo.

  • Camilo
    11 junio, 2007 at 5:42 pm

    Hay algun estudio que estime la cantidad de puestos de trabajo que se crearian si se eliminan los aportes parafiscales?

  • Daniel Vaughan
    11 junio, 2007 at 5:58 pm

    Camilo,

    Utilizando un modelo bastante elaborado (se llama un modelo de equilibrio general computable), Hugo López simuló varios efectos (al final de la presentación están los resultados).

    Los modelos de equilibrio general son bastante estilizados, e intentan incorporar toda la estructura del país. Sin embargo son tremendamente sensibles a lo que se llama «el cierre del modelo» (que verá al final de la presentación) y los parámetros (elasticidades de sustitución principalmente) que deberían haberse estimado econométricamente pero que generalmente son ad-hoc.

    Por eso, aunque en ese estudio hay resultados, yo no le pararía muchas bolas (yo estuve durante 2 años en el DNP trabajando con estos modelos, y por eso lo digo desde mi experiencia personal).

    DV

  • Daniel Vaughan
    11 junio, 2007 at 6:17 pm

    Alejandro,

    Comentarios a su comentario.

    1. Voy a aclarar lo que quiero decir, con un ejemplo de la época de Newton.

    Newton coge una manzana y la tira al aire, y tiene por lo menos tres alternativas para comunicar su sorprendente hallazgo:

    a) La manzana cae nuevamente, debido a que sobre ésta, la fuerza neta (en el caso estilizado es G-fr, donde G: Fuerza de Gravedad y fr: fricción o resistencia del aire) es positiva y en dirección hacia la mayor masa que es la Tierra.

    b) La manzana cae nuevamente porque sobre ella actúa una fuerza pro-Tierra, que tiene el objetivo de llevar la manzana hasta la Tierra.

    c) La manzana cae nuevamente porque sobre ella actúa una fuerza anti-manzana, que tiene el objetivo de no permitir que la manzana se quede flotando en vacío (el espacio).

    Note que (a) es una manera objetiva/científica de comunicar un resultado que viene de la observación empírica, mientras que (b) y (c), por la forma como se comunican, sugiere objetivos siniestros por parte de actores que no hemos identificado.

    Este es mi punto con el lenguaje que usted utiliza: quiere comunicar una idea desde unas observaciones que pueden, o no, tener validez empírica y teórica, y como último recurso- es mi hipótesis actual- apela a la retórica para convencer gente.

    Este, sumado al drama humano que nos plantea en el 80% inicial de la columna, es un buen recurso (ver trabajos de Kahneman y Tversky sobre «framing effects»), pero vale la pena tenerlo perfectamente identificado, en especial si viene desde un académico reconocido y no desde un político.

    2. Sobre su cita de McCloskey tengo varias dudas. A diferencia de otros comentaristas, que citan con frecuencia sin haber si quiera leido lo que citan, no dudo un segundo que usted está haciendo referencia al trabajo de McCloskey sobre el uso de la retórica como metodología en la economía. Me queda la duda exactamente qué está sugiriendo con la frase

    Creo que al respecto (la retórica de McCloskey) sí tiene mucho que aprender.

    Si no fuera usted el que cita a McCloskey, sino otro comentarista con el que discuto con frecuencia, pensaría que sencillamente utilizó (en Google) la primera referencia que encontró que uniera las palabras «retórica» y «economía» o «ciencia».

    Pero siendo usted el que sugiere a McCloskey, se me ocurre (tal vez será un complejo de persecución, como Jaime sugirió antes?) que está sugiriendo que esto es lo que yo hago en este blog? Si es así, me parece desafortunada la comparación, porque el argumento de McCloskey tiene que ver con el uso de la retórica como metodología de investigación y comunicación en economía, que sobra decir, nada tiene que ver con lo que yo hago (o usted, o cualquier otro comentarista) en este blog. Note que esta hipótesis no es tan descabellada, porque si no, ¿por qué sugeriría uno la lectura de un libro sobre metodología en economía?

    3. Le agradezco el de la frase que cito arriba, porque sugiere que de otras cosas no tengo que aprender. Pero lo rechazo, porque entiendo que tengo que aprender de mucho todavía, sobre todo lo más importante, que no es precisamente teoría económica.

    Saludos,
    DV

  • Anónimo
    11 junio, 2007 at 9:00 pm

    las muy sesudas tesis, de como el empleo debiera apoyarse, no mencionan los agentes que toman decisones sobre la economia colombiana.
    el trust bilderberg,define los roles que los paises tienen en la economia globalizada.
    se sugiere que colombia juega un papel clave en los planes del trust bilderberg,como la fuente de 700 mil millones de dolares anuales,producto del narcotrafico,para lubricar sus planes de control global.

  • Apelaez
    11 junio, 2007 at 9:43 pm

    a Daniel le molesta que en la columna se sugiera de manera retorica que el gobierno tiene una especie de agenda oculta a favor del capital y en contra de la generacion de empleo. Para eso despliega todo una serie de ejemplos de newton y la manzana y como se debe opinar. Mejor dicho, Daniel, entre lineas, le dice al columnista que deberia escribir como el quiere.

  • Daniel Vaughan
    11 junio, 2007 at 10:12 pm

    Apelaez,

    A Daniel no le molesta absolutamente nada de la columna. Daniel hace una lectura de la columna, y comenta sobre esta lectura. La lectura de Daniel, probablemente equivocada, es que el autor, por el uso de palabras que utiliza, sugiere objetivos siniestros del Gobierno. A Daniel le parece interesante esta hipótesis, y le gustaría ver evidencia, porque a Daniel le gusta jugar a ser científico.

    Como Daniel no va a encontrar tal evidencia, Daniel entonces hace una interpretación retórica de la columna y pretende encontrar razones para tal uso de la retórica, porque, a Daniel, además de jugar a ser científico, le gusta jugar a ser psicólogo y sociólogo. O bueno, en síntesis, Daniel se cree el cuento que es un científico social y dentro de sus hobbies está el análisis del comportamiento humano. En el caso particular de esta semana, Daniel- como en otras columnas- intenta hacer un análisis de los motivos del columnista.

    Y bueno, por último, y para ser totalmente honesto, Daniel es muy crítico del rol de la academia, sobre todo en un país como Colombia. Por eso, Daniel después de haber hecho su interpretación y lectura de la columna, sugiere que si ésta es correcta- con altísima probabilidad no lo es- y siendo el autor uno de los académicos más respetados del país (y con todos los méritos, eso no lo desconoce Daniel), tal uso de la retórica atenta contra uno de los principios del científico, que es la objetividad.

    DV

    pd. Daniel sólo quiere divertirse. Por eso Daniel sólo está jugando.

  • Daniel Vaughan
    11 junio, 2007 at 10:31 pm

    Tarantini

    Su comentario es interesante pero me quedan varias dudas:

    Supongamos que efectivamente cada individuo tiene su propia verdad (hipótesis que no es del todo cierta, al igual que en la discusión de la moral, pero no me pienso meter en este tema ahorita).

    Supongamos que un individuo X aparece muerto, y supongamos que un académico (aunque me gusta más la palabra «científico») creer tener evidencia de que a X lo mató U (el uso de las letras es pura casualidad).

    Ahora, cada individuo tiene su propia verdad acerca de qué le pasó a X. ¿Qué análisis puede uno hacer de esto?

    Usted sugiere que ese es el problema de los académicos (aunque insisto, me gusta más la palabra «científicos», porque hay literatos que son académicos por ejemplo) que participan (pamos) en este blog.

    Acá nadie está tratando de convencer a nadie de nada. Acá los que intentamos hablar con argumentos, sencillamente damos la evidencia y unos argumentos, que pueden o no, ser tomados en cuenta por los demás.

    Pero fíjese que el análisis de las «verdades personales» no dice nada interesante sobre el problema de quién mató a X. Dice un montón de cosas interesantes, desde el punto de vista sociológico y psicológico (por ejemplo, suponga que el individuo JR sugiere que a X lo mató un profesor de la Nacional, y no tiene nada de evidencia de esto. Aunque lo que diga JR no aporta nada al problema en cuestión, definitivamente es interesante analizar «su verdad personal» para entender, por ejemplo, de dónde salió tal individuo).

    Y bueno, además de echar carreta con una fábula que me salió malísima, por cierto, el cuento es mucho más sencillo: hay gente que se dedica a estudiar determinados problemas o temas. Mientras, la mayoría, trabajan un montón y se especializan en otros temas, estos individuos, los académicos, viven día a día del estudio de los problemas.

    ¿Por qué no aceptar que sencillamente hay gente tiene ciertas especialidades y que por lo tanto los hace más capaces o apropiados para dar determinadas opiniones?

    Que todos podamos opinar de mecánica cuántica o economía o de música o fútbol, no significa que todos sepamos de lo uno o de lo otro. El físico habla con propiedad del primero, el economista del segundo, y así sucesivamente.

    E insisto, esto no significa que no podamos opinar, sencillamente que me parece que hay que tener la humildad para decir: no sólo yo de eso no se, sino que esa persona ha estudiado más esto que yo.

    DV

  • Maldoror
    11 junio, 2007 at 10:33 pm

    Daniel:

    Leyendo sus comentarios de la manzana, a mi me da la impresión que sumerce debería pegarse una leidita de historia de la ciencia. Las opciones b y c (en especial la b, que es más o menos la forma en que un aristoteles interpretaba la gravedad) no tienen nada per se de «anti científicas». La descripción empirica – es decir, la descripción del hecho bruto de la caida de la manzana- no nos dice nada de porque la manzana. Se pueden sugerir diversos modelos interprtativos al respecto…y el modelo newtoniano en todo caso, está igual descontinuado, a la luz de lo que hizo Einstein en el siglo XX, sobre como funciona la gravedad.

    En cuanto a la interpretación de la Columna, yo no sé si él sugiera objetvos siniestros por parte de los actores en torno a los impuestos al capital. A mi me dió la impresión de que al menos reconoce que este gobierno tiene una tendencia clara de favorecer la creación de impuestos que afectan al empleo, mientras es bastante laxo con los impuestos al capital, y creo que tiene toda la razón. Pero siendo Alejandro un ecónomista, dudo que vea malicia en la actitud del gobierno. Debería, pero no creo que lo haga….

  • Apelaez
    11 junio, 2007 at 10:47 pm

    Creo que daniel va a volver a colombia y será, como todos los academicos colombianos, critico de la academia. Desde su cubiculo empezará batallas academicas con sus pares, discutirá sobre la objetividad, tendrá chaqueta de pana y tomará cerveza con sus alumnos.

    He releido los posts de Jaime y su odio visceral a los universitarios y a los academicos colombianos en general, creo, en parte, que su molestia se basa no tanto en lo que estos hagan o digan, sino en sus actitudes. Los academicos son pedantes y creidos y eso molesta.

    A veces me pasa eso con daniel, su sobradez, reflejada en la constante subestimacion de los otros participantes, refleja un poco la actitud del academico frente al ciudadano de la calle. Para Daniel, nosotros citamos sin leer, nos guiamos por wikipedia, no procesamos la informacion, en fin, no estamos en su nivel.

    Por eso el ciudadano de a pie odia al academico, porque lo ve como un pequeño pedante que solo le importa debatir y discutir los temas que le interesan con gente que tiene sus mismas credenciales. POrque tienen como hobbie analizar el comportamiento humano, pero al parecer no se dan cuenta que estan en el mismo circo.

  • Jaime Ruiz
    11 junio, 2007 at 11:08 pm

    Voy a citar una frase de Alejandro que sin remedio me hace pensar en la validez de las rutinas ideológicas libertarias:

    Hay una contradicción en los anuncios del Gobierno que me gustaría señalar. Mientras rechaza la propuesta de reducir los parafiscales, anuncia que asumirá su pago para el caso de algunas empresas exportadoras con el fin de proteger el empleo. De un lado, reconoce el efecto adverso de los parafiscales; de otro, se resiste a cualquier cambio.

    Yo no creo que al hacer eso reconozca el efecto adverso de los parafiscales sino que obra como fatalmente va a obrar el Estado según esas rutinas: distorsiona el mercado para favorecer determinados intereses nacionales que terminan siendo intereses de la máquina estatal (cuando no de los funcionarios de turno). Paga los parafiscales de los exportadores porque la revaluación perjudica a esos empresarios y el gobernante necesita su apoyo. Alguien que parta de la paranoia antiestatista no vería ninguna contradicción.

    Cuando se menciona la parafiscalidad como un endemismo colombiano se olvida esa inclinación tradicional a repartir la riqueza ajena, algo que en gran medida recuerda las costumbres del Clero y también de los conquistadores, y que se puede detectar en otros endemismos. ¿Qué decir de la estratificación de los precios de los servicios? ¿Y la ley 931? La primera perjudica a los usuarios de servicios de todos los estratos, salvo a los que tengan amigos políticos, la segunda dificulta la contratación de las personas mayores, pues al complicarse y encarecerse en términos sociales (por el nuevo parásito que «protege» a los demandantes de empleo susceptibles de ser discriminados por edad) la contratación general, se reducen las oportunidades.

    Lo mismo se podría decir del salario mínimo. Ya son tres casos en los que el afán de favorecer a los desfavorecidos sólo redunda en favor de los políticos y de aquellos a los que les deben favores.

    En ese contexto esta frase de Nicolás nos lleva a tener claras algunas cosas sobre la utilidad de discutir y la posibilidad de convencer:

    Por mi parte yo creo que el debate de la acción colectiva (y estatal en este caso) se empobrece mucho al plantearlo en términos de que las unicas opciones son más o menos ‘intervención’ (es decir cuantitativamente) y no de su forma (es decir cualitativamente).

    Bueno, ya Alejandro decía lo mismo hace poco. «Cualitativamente» siempre conduce a una realidad más bien triste: a la de que este mundo siempre ha estado en las manos equivocadas y en realidad quien debería ocupar el solio de Bolívar es uno. Si alguien hace una encuesta entre los colombianos de todos los niveles económicos y culturales siempre encontrará una abrumadora mayoría de personas que creen que el Estado no favorece suficientemente a los pobres, pero eso se entiende siempre en términos de asistencialismo o de «protección» de ese tipo.

    Es curioso que nadie haya comentado algo que dice Alberto Carrasquilla en su blog: que en Colombia las mayorías apoyan la parafiscalidad y el alza continua del salario mínimo. Es algo que no entiendo (como tampoco la oposición entre favorecer el capital y favorecer el empleo, si copiaran la estructura fiscal sueca, o la de cualquier país desarrollado, se beneficiarían tanto los inversores como los demandantes de empleo). ¿Se aferrará Carrasquilla a la ficción de que el Congreso es representativo de la opinión mayoritaria? A lo mejor tiene razón: la opinión mayoritaria reproduce la ideología de la clase dominante, según la tradición, y en últimas todo el mundo se afilia a algún gremio justiciero y deja el trabajo en manos de los degenerados capaces de poner en práctica la explotación del hombre por el hombre, a los cuales es justo despojar. Eso sí, todos demandan trabajo, como en los ejemplos de Apelaez, sólo que la palabra aquí sólo quiere decir «renta».

    Sin duda hay un sesgo antiempleo en el gobierno, pero es algo que corresponde a los valores de la sociedad, por eso alguien que prometiera subir los impuestos a las empresas recaudaría muchos más votos que alguien que propusiera bajarlos.

  • Jaime Ruiz
    11 junio, 2007 at 11:21 pm

    Apelaez: le aseguro que no tengo ninguna molestia con los profesores universitarios colombianos por sus maneras ni por su estilo ni por sus características personales. Es porque obran como un clero esclavista, apoyan a Fidel Castro, se creen con derecho a ganarse el sueldo de decenas de personas por exponer sus opiniones personales, etc. A lo mejor es pura fantasía mía que en la Nacional tienen puesto o pensión TODOS los dirigentes de las sectas comunistas de las décadas anteriores. Es más, créame que me llevaría bastante bien con cualquiera de ellos en el plano personal. Lo que pasa es que la gente en Colombia considera honroso ser o haber sido comunista y abominable ser o haber sido anticomunista. Es como si en alguna parte es honroso ser asesino y despreciable ser respetuoso de la vida humana: ese lugar sólo merecería que lo consideráramos un muladar. Bueno, en un examen más audaz (y menos leal a datos empíricos, menos tolerable para Daniel), ese discurso y esas actitudes de los intelectuales de la izquierda democrática expresan los valores de los esclavistas, respecto de lo cual Octavio Paz dijo lo mismo, aludiendo a la izquierda mexicana.

    El profesorado universitario es el mismo clero colonial pero en una tierra aislada que se fue alejando del resto del mundo y en la que se fue haciendo innecesario seguir con la máscara cristiana y con la afectada bondad o castidad de los curas.

  • Alejandro Gaviria
    11 junio, 2007 at 11:24 pm

    Estoy completamente de acuerdo con apelaez. Sólo me resta añadir que los columnistas, los ensayistas o cualquiera que aspire a convencer a sus semejantes con palabras, hace uso de la retórica. Hasta los mismos economistas, cuando intentan convencer a sus colegas recurren, –vaya sorpresa– a la retórica. Y nuestro amigo Daniel, en sus alegatos contra la retórica, utiliza unas fabulitas retóricas.

    La actitud de Daniel con respecto a la academia (esa ambivalencia, el revisionismo coexistiendo con la idealización) es extraña. Adolescente, diría yo. No sabe si subirse al pedestal o demolerlo de una vez por todas.

    Jaime:

    El Gobierno pudo haber escogido muchas otras formas para ayudar a los exportadores: subsidios directos, créditos blandos, rebajas de impuestos. Pero escogió precisamente el pago de los parafiscales. Por lo tanto, insisto en la idea de la contradicción. Si esa fue la medida escogida, el Gobierna está reconociendo, implícitamente, que los parafiscales son perjudiciales para el empleo y para las empresas

  • Anónimo
    12 junio, 2007 at 12:14 am

    Me voy a tomar la libertad de degustar el abrebocas que ofrece Gaviria con su cita de Coetzee, relativamente acertada a juzgar por esta experiencia de debate cibernético. Pero me sorprende que coincida con Jaime Ruiz en que no se logra convencer con argumentos. Entonces, ¿para qué el blog? ¿Con qué que se convence a la gente, si no es con argumentos? ¿A garrotazos o a plomo, como solemos hacerlo en Colombia?
    Yo creo que Jaime dice eso porque él no entra a estos foros a oír o a entender nada: él ya lo sabe todo como esforzado autodidacta que es, además de que se cree el dueño de la verdad absoluta (pero nadie lo entiende al pobre!) A Jaime no le interesa debatir y es completamente pesimista sobre su capacidad de convencer (yo hasta me dejaría convencer si usara menos adjetivos y fuera menos prepotente…). En eso sí se diferencia de otros ideólogos tradicionales (Jaime ES un ideólogo), cuya misión en la vida es convencer a otros, como dueños que son de la verdad revelada. Es el caso claro de Carlos, quien admira y copia a Jaime hasta en los términos despectivos que usa (ñángaras en vez de mamertos, por ejemplo), aunque él si todavía esta imbuido de ese entusiasmo juvenil del converso reciente que quiere difundir a toda costa la palabra divina. Carlos también es ideólogo, abanderado (y candidato a mártir) de la causa libertaria, y catequista de tiempo completo con sus referencias wikipédicas (él no se está inventando nada, nos recuerda con frecuencia, pues todo está escrito y ahí están las sagradas escrituras: Hayek, Friedman, Schumpeter, Jaime Ruiz, para nombrar solo a algunos).
    Hay otros casos como el de Sergio, también ideólogo pero de la línea opuesta, aunque curiosamente a veces se junta con Carlos en su libertarismo y lo lleva a jugarle infidelias perversas a Jaime, su enemigo declarado. Puede haber crimen pasional en este foro.
    Y están los extremistas del conocimiento como Daniel, que es cuento aparte. Creo que debe salir más y airear el cerebro en Central Park para que deje la beligerancia estadística e intelectualoide que tan poco le sienta. Y estamos los demás, los curiosos, los lectores que entramos aquí para tratar de aprender y entender, y a veces para contribuir nuestra propias ideas y reflexiones, de manera que podamos participar más eficazmente en el debate político civilizado que tanta falta le hace a este país. No se trata, creo yo, de competir para ver quién tiene el ego más apabullante.

  • Daniel Vaughan
    12 junio, 2007 at 12:22 am

    Bueno,

    Como dice Andrés Cabas, en un contexto completamente diferente por supuesto, «quién me manda», no?

    Jejejeje, esto está bastante divertido:

    Hombre Maldoror, el ejemplo de la historia de Newton y la manzana no pretendía publicarlo en un journal de historia y filosofía de la ciencia, y me parece que sus comentarios son totalmente inapropiados. Era una simple fábula que pretendía mostrar, de manera muy sencilla, mi lectura del uso del lenguaje. A usted le parece inapropiada por ser históricamente incorrecta, o imprecisa, si prefiere, y a mi ese argumento me parece bobísimo porque no tenía esa pretención. Insisto, me parece que el punto es claro, y bueno, acepto que el ejemplo puede no ser el mejor, pero creo que hizo el trabajo. Pero bueno quién me manda, no?

    Apelaez, si ve lo divertido que es especular? En su caso, usted está especulando sobre mi pronta llegada a Colombia, y debo confesarlo, la historia me parece divertida. De hecho un muy buen amigo hace rato sugería lo mismo: que me veía en 10 años como profesor de la Nacional, con una chaqueta de pana y parches en los codos.

    Por otro lado, yo no creo que el ciudadano común y corriente odie al académico. Acepto, eso sí, que el lenguaje que utilizo yo, Daniel Vaughan, genera odios y controversia. Me gusta y me divierte la segunda, y la primera, aunque la acepto y la entiendo (es decir, me parece que tiene sentido), me parece un poco boba. Es sencillamente mi forma de comunicarme, en un blog en donde se mama gallo. Porque eso es lo que hacemos acá, no? Yo en serio no creo que nadie se crea el cuento que acá estamos cambiando el destino de Colombia… oh, bueno, perdón, Carlos si lo cree, «un libertario a la vez». Pero como Jaime muy bien lo dijo hace muchas semanas, acá estamos mamando gallo: discutiendo para nosotros. Hay personalidades y carácteres totalmente identificados (Alejandro, Jaime, Carlos, usted un poco, Maldoror, Lanark, y bueno, otros comentaristas frecuentes, y por supuesto, yo pongo mi dosis de crítica extrema, a veces interpretada- acá es cuando me voy a victimizar- de manera equivocada e injusta como prepontencia. A mi me gusta llamarlo más bien, en un tono drámatico y retórico la lucha diaria para que haya unos estándares mínimos en la calidad de la discusión. Por supuesto, el sólo hecho que yo me haya asignado tal función es una muestra de prepotencia y sobradez, pero yo la llamo más bien, seguridad personal y exceso de formalismo. pero bueno quién me manda, no?

    Alejandro, yo no niego que la retórica sea parte fundamental de toda estrategia de comunicación. Lo que me parece es que hay ser claros o concientes que hay una carga verbal que se aleja del punto de vista más descriptivo u objetivo. De hecho esa fue mi última interpretación: el uso de la retórica para vender una idea que no ha podido vender de otra forma.

    Si quieren más bien interprétenlo de otra forma, que ya debería haber sido identificado plenamente por mi participación en el pasado: cuando no tengo nada interesante que decir sobre el tema en cuestión, me gusta jugar a analizar las razones de por qué se escribe lo que se escribe. Me gusta jugar a entender cómo llega una persona a pensar cómo piensa, cómo llega a concluir lo que concluye, y por qué utiliza el lenguaje que utiliza.

    Sobre la ambivalencia que usted ha sugerido en diversas ocasiones, y que yo no he querido responder porque me parece que este no es el escenario ideal para hacerlo, sólo quiero decir que no hay tal ambivalencia, aunque nuevamente, entiendo que una persona como usted, que sabe y entiende perfectamente a qué me refiero cuando hago las críticas que hago, crea que hay tal ambivalencia. Probablemente en el futuro entenderá realmente a qué me refiero en este momento. Pero definitivamente me gustó el adjetivo adolescente

    Pero bueno, quién me manda, no?

    DV

  • Maldoror
    12 junio, 2007 at 12:41 am

    Daniel:

    No, yo no dije que su comentario fuera inapropiado por ser «históricamente incorrecto», sino por la lógica de la que deriva sus conclusiones: en ese sentido, mii punto era simplemente que la ciencia no es la descripción «objetiva» de hechos, sino que ciencia es el modelo que se construye para interpretar esos hechos. Espero que el comentario no haya sonado ofensivo, no era mi intención.

  • Daniel Vaughan
    12 junio, 2007 at 12:45 am

    Y bueno, la última especulación del día, antes de seguir la recomendación del anónimo de las 19:14 (por cierto, me pareció muy bueno su comentario) y salir al parque o algo por el estilo:

    Apeláez, he notado, tal vez de manera equivocada, que suele salir a la defensa de Alejandro, o de los Andes, cada vez que alguien, como el presente o Maldoror, osa a discutir lo que Alejandro dice o hace.

    Me atrevería a decir que es un economista (tal vez está terminando todavía) uniandino, me equivoco?

    Bueno, la verdad no es importante si me equivoco o no… termino de jugar por hoy.

    Se cuida,

    DV

    pd. Por cierto, no estoy haciendo un juicio de valor sobre esto. Me parece totalmente respetable, y bueno, aquí entre nos, algo divertido.

  • Daniel Vaughan
    12 junio, 2007 at 12:47 am

    Maldoror,

    No hay problema. No sonó para nada ofensivo. Fue una crítica bien hecha, y bien recibida.

    DV

  • Alejandro Gaviria
    12 junio, 2007 at 12:52 am

    Daniel: Yo también tengo mis dudas con respecto a la academia. Como alguna vez escribió Paul Krugman, desde cerca, la academia es un mundo de intrigas y peleitas insulsas; desde lejos, es una institución que amplia nuestro conocimiento y contribuye a mejorar el mundo.

    Otra cosa: yo también desconfío (casi instintivamente) en los modelos de equilibrio general.

  • Daniel Vaughan
    12 junio, 2007 at 1:04 am

    Alejandro,

    Esa visión de cerca de la academia es la que más me ha impresionado estando acá. Es tremendamente cochina desde adentro, orgullos personales por todas partes, y bueno, en el caso particular de economía, el desinterés total por lo que pasa en el mundo real.

    Pero bueno, eso la hace más interesante para intentar de analizar, y dice mucho sobre el carácter sociológico de la academia y de la ciencia. Muy a la Kuhn, por cierto.

    DV

  • Apelaez
    12 junio, 2007 at 2:14 pm

    Daniel. Primero, si, soy uniandino pero no economista. Empece de ingeniero y termine en las ciencias sociales y con titulo de abogado. Ya me gradue hace rato (mas menos el mismo tiempo que ud, supongo) y trabajo y he trabajado en varias cosas relacionadas con políticas publicas en transporte, desarrollo local, y cosas por el estilo (tambien, como usted, estuve en el DNP un tiempito corto-primer trabajo de hecho-)

    En conclusión, vengo siendo un tecnoburocrata leguleyo o algo así, supongo.

  • nicolás
    12 junio, 2007 at 2:40 pm

    Me llama mucho la atención este tema de la academia y las rencillas personales. Sobre todo porque coincide con el trillado tema de la retorica.

    ¿No será esto (el uso de la retorica y la existencia de rencillas) la manisfestación de que son humanos los academicos??

    Me parece que el punto es entender que estamos imbuidos en un circulo social y no pretender ser ‘objetivos’ olvidando, y no enfrentando, estos roces de egos.

  • Tarantini
    12 junio, 2007 at 2:46 pm

    Estoy muy contento de haber encontrado esta página «blog» luego de ver por televisión una entrevista a Alejandro Gaviria, porque me gustan los temas económicos, y no soy economísta, o sea, que aprendo mucho y me exige a leer más temas económicos. Además, porque me empapo de mucha juventud, aunque soy jóven también. Tengo la impresión de que quienes participan en este «blog» son estudiosos, y parecen jóvenes, por su entusiasmo y algo de imprudencia, respetable por cierto, y hace parte de la naturaleza juvenil.

    Los científicos o académicos no deben perder su horizonte, esto es, hacer una mejor sociedad con su ciencia, así aparezcan académicos que buscan peleas insulsas e intrigan para favorecer sus intereses personales. En todos los sectores, aparecen personas así, buscan peleas insulsas y la envidia y la intriga los domina; eso no es exclusivo del sector científico o académico. En otras palabras, no se puede perder la esperanza en la academía y se deben promover valores altruistas desde la academía. Los académicos deben tener la paciencia de oir conceptos de académicos y no académicos con ideas opuestas a las propias, no para demolerlos intelectualmente por intereses personales y de arrogancia intelectual, sino para construir una mejor sociedad. Los acedémicos son un modelo para la sociedad, y así deben entenderlo, por sus criterios de autoridad, y ese es un poder que no se puede malgastar por vanidad o egoismo personal.

    La gente del común los mira, los estima, los analiza y quiere que alguien, sin intereses personales, mezquinos, con una educación superior haga algo realmente importante por una mejor sociedad y por tantos desamparados.

    En resumen, este «blog» sirve para ello porque tiene gente que en mi opinión es valiosa, estudia y ilustra bien sus argumentos. Ahora, el reto, es dejar un poco la teoría y hacer algo que realmente cambie el mundo. Para eso se estudia y se prepara uno, por lo menos eso creo yo.

    Por último, ¿cuáles son los modelos de equilibrio general y qué buscan?

  • Apelaez
    12 junio, 2007 at 3:53 pm

    Otra cosa sobre la academia colombiana. Es usual oir a los academicos hablando de la importancia de la multidisciplinariedad, de la transversalidad de las discusiones academicas y va uno a ver, y todos andan en sus nichos discutiendo sobre sus detallitos y con un desprecio hacia los academicos de las facultades de al lado.
    Bonito que a este blog vinieran los bloggers academicos de «izquierda» que publican en semana online y enriquecieran la discusion.

  • Daniel Vaughan
    12 junio, 2007 at 6:24 pm

    Tarantini,

    Para entender qué es un análisis de equilibrio general hay que empezar por recordar qué es un análisis de equilibrio parcial. La idea es muy sencilla: en equilibrio parcial, uno se concentra en los efectos de determinadas políticas sobre un mercado en particular(por ejemplo, la reducción del arancel que ponemos a las importaciones de papa- como en el caso de un TLC, o la reducción de las aportes parafiscales). En otras palabras, es el tradicional análisis de oferta y demanda que se ve en cualquier libro de texto.

    Este análisis es interesante pero tiene la gran limitación que se olvida que los sectores en una economía están relacionados: por ejemplo, el agricultor que cultiva papa probablemente utiliza fertilizantes y otros insumos que son producidos por otros sectores, y que utiliza mano de obra, generalmente no capacitada e insumos de capital (maquinas, etc.etc.), así que lo que pasa con el mercado de la papa se transmite directamente a estos otros sectores, e indirectamente al resto de la economía (por ejemplo, el campesino que trabaja en el cultivo recibe un ingreso que utiliza para consumir determinados productos, y así sucesivamente).

    La idea es que con equilibrio general (la palabra general hace alusión que se están analizando todos los mercados o sectores simultáneamente, en contraposición con la palabra parcial) uno puede recoger los costos y beneficios totales de determinadas políticas, que es una mejor aproximación a las ganancias netas.

    Ahora, hasta acá esto suena muy bien. Los modelos de equilibrio general computable intentan aproximar numéricamente esta idea, utilizando la teoría económica como sustento teórico (es decir, no es sólo un problema contable, sino que se utiliza lo que los economistas creen es la forma cómo funcionan los mercados, y lo preocupante para algunos- como yo- la forma como los economistas creen funcionan los «agentes económicos», es decir, las firmas y los consumidores).

    Para que los resultados de un modelo de este tipo sean medianamente creibles uno tiene que tener dos cosas:

    1. Buena teoría
    2. Buenos datos

    Sobre el primer punto no digo mucho: sólo digo que la mayoría de economistas creen que lo que tenemos es buena teoría. El verdadero problema es que los resultados son tremendamente sensibles a 1 y 2 (el problema con los datos es que las demandas de datos cuando se desagrega la economía son altísimas, así que el que hace el modelo suele utilizar una cantidad de supuestos simplificadores que dejan en duda la seriedad de cualquier resultado que se derive de estos).

    No se si esto fue claro.

    Saludos,
    DV

  • Apelaez
    12 junio, 2007 at 7:02 pm

    Buena explicación daniel, gracias

  • Apelaez
    12 junio, 2007 at 11:12 pm

    Los camaradas del Polo son buenos creativos, no? Esta valla lo comprueba

  • Anónimo
    12 junio, 2007 at 11:56 pm

    Acerca de la creación de empleo formal, que es en lo que enfatica el artículo de Alejandro:

    Recientemente el minsitro de Hacienda dijo que no iba a desmontar la parafiscalidad, ante una propuesta de Fedesarrollo, ya que se habían convertido en «instituciones queridas por los Colombianos» y el presidente también se pronunció diciendo que el objetivo de estas institruciones es el de «ayudar a la gente más pobre». Entonces, el plan de la creación de empleo se desvía por dos caminos principalmente: no dejar subir demasiado el salario minimo, y atrayendo la inversión extranjera directa de una forma desmedida.

    Por un lado se sabe que el salario mínimpo no está garantizando una «vida digna para el trabajador y su familia» como lo reza la constitución, y por otro, que no se puede «regalar» el país a los inversionistas extranjeraos. Sin emabrgo,»todo extremo es malo», y no es recomendable que en un país en vía de desarrollo y con altos niveles de informalidad el salrio minimo real suba demasiado y que haya que dejar a un lado la inversión extranjera ya que esta de por sí genera empleo y desarrollo.

    Entonces , como varios estudios lo demuestran, se generaran gran cantidad de empleos en la medida que se recorten: puntos porcentuales de los impuestos parafiscales, costos que incurre el empleador al contratar y los costos de despido injustificado, ya que en comparaciones internacionales Colombia sale «rajado» en este asunto siendo uno de los países Latinoamericanos con mayor cantidad de parafiscalidad que van en contra vía de lo que dijo el presidente que «ayudan a la gente más pobre». Muy posiblemente es por estas «culebritas políticas»(porque se debieron incluir en reformas laborales por favores políticos) que el crecimiento del producto no haya generado el empleo que se auguria y que se espera con un crecimiento de la economía de tal magnitud.

    Alejandro: me pareció muy coherente e interesante su artículo, sin embargo ahora la discusión es: ¿hacia donde se debe guiar una política de genración de empleo? ¿Ud que opina?

  • Alexander de Jesús
    13 junio, 2007 at 12:15 am

    Alejandro.

    En primera instancia quiero salirme un poco del foco de discusión relacionado con el artículo. Y contarle que me parece muy interesante la forma de entender la actualidad nacional e internacional y cómo ud encuentra un ejemplo, un artículo, una anecdota para cada cosa. Además me parece realmente muy sorprendente que a pesar de que ud sea economista no se limita a hablar de economía lo hace de muchos temas en general y a simple vista lo hace bien.

    Por otra parte quiero contarle que estoy haciendo la maestria en economía en la Universidad de los Andes y también estoy haciendo un ejercicio académico y de la elaboración de un pensamiento público. Por ello hace pocos días abrí blog personal
    «http://adtamayo.blogspot.com» y participe con un artículo en el blog de la corporación para el desarrollo de san pedro de los milagros municipio del cual soy oriundo
    http://cd-sanpedro.blogspot.com.

    Por tal razón quiero que los lea y que me haga sus aportes los cuales son muy valiosos para mí. Apenas estoy aprendiendo y conociendo los secretos y arte de escribir bien y sobre todo con fundamentos. Sin embargo, creo que su aporte es muy importante y creo que aprendería mucho de ud.

    Gracias

  • Mathias Fíjate
    13 junio, 2007 at 6:39 am

    Este blogsucho cada día está más divertido:

    El anónimo tiene toda la razón en todos los puntos que toca.

    Le faltó decir que Maldoror es una guerrillero de teclado, adorador de Marx. A él le parece legítimo matar soldados y policías por el hecho de portar armar. Ojalá y algún miembro de sus infausta familia fuera miembro de la fuerza pública y muriera en combates con las farc. Él es de la ralea de comunistoides como Francisco Mosquera, Bernardo Gutiérrez Zuluaga, Jorge Enrique Robledo y demás séquito de sinvergüenzas.

    Respecto a los de Jaime Ruiz, muy acertado todo, este señor es una ser deleznable, un paramilitar y de todo. Jejje, este tipo me da risa, cuando pensé que sabía todo de política, montó un blog de ortografía, de economía, análisis de los blog, un directorio de blog (muy famoso por robarse las visitas de los demás a través de un applet), blog de análisis de los columnistas de El Tiempo y Semana, un blog de eleccions de 2006.

    Este señor es un genio! Por eso Carlos lo amo y lo idolactra.

    El término ñángaras, es un término cadudo que sólo dos estúpidos el dueño de País Mancuso y el liberal Conservador colombiano podrían usar.

    Lo más curioso del Liberal Conservador colombiano, es que toda persona que actúe bien inmediatamente sale la loca contadora de Carlos a decir que es liberal.

    Saludos,

    Dr.Barbarie

  • Tarantini
    13 junio, 2007 at 9:10 am

    Daniel, gracias, la explicación sobre los modelos de equilibrio general y parcial fue muy clara.

  • Alexander de Jesús
    13 junio, 2007 at 3:19 pm

    Con respecto al comentario inicial que hace Alejandro sobre la palabra convencer, al contrario de Jaime creo que dicha palabra es bien interesante.

    Si uds analizan bien y parten la palabra en dos: tenemos que «convencer» puede interpretarse como «vencer con». Luego uno puede vencer en la guerra armamentista con armas pero en las discusiones académicas, científicas e idiosincráticas con argumentos.

    Argumentos que deben estar fundamentados por un método, por un precedente. Argumentos que deben conocer las causas y no centrarse en lo empírico.

    Dice Aristóteles; que conocemos una cosa absoluta, cuando sabemos cual es la causa que la produce y el motivo por el cual no puede ser de otro modo; esto es saber por demostración. Por lo tanto, creo que en las discusiones de tipo académico la palabra convencer es fundamental y el instrumento para hacerlo son los argumentos ya que los argumentos son la manera de demostrar algo y la ciencia se reduce a la demostración.

  • Anónimo
    13 junio, 2007 at 3:50 pm

    Colombia es una farsa mediatica, donde hay cuatro realidades:
    las utilidades de los cacaos, las fortunas de los traquetos , las penurias de la clase media y la miseria de los pobres.

  • Jumping JAck Flash
    13 junio, 2007 at 4:06 pm

    Desde las conclusiones de nuestro rival podemos remontarnos en la argumentación hasta las premisas de nuestro rival; pero cuando llegamos a nuestras premisas se interrumpe la discusión y la invocación de una premisa contra la otra se convierte en una cuestión de simple afirmación y contraafirmación.

    Muy a propósito de la cita que aporta el profesor Gaviria, y si les resulta posible, no dejen de pillar «El Lobo y el Cordero, Retórica de la Prevaricación», una interesante pataleta que aparece en:

    Eco, Umberto (2007): A Paso de Cangrejo. Artículos, Reflexiones y Decepciones 2000-2006. Debate Editorial.

    Respecto del rollo de Daniel con los modelos computados de equilibrio general, habría que decir que los resultados de estas estructuras no son sensibles únicamente a la teoría y a los datos. Tambien son tremendamente sensibles a los modelistas amateur…, de esos que dicen que la parte más complicada de montar un CGE es ponerlos a converger, y que eligen un cierre particular, no porque sean esclavos de algún economista muerto, sino porque necesitan resolver prosáicos problemas de calibración que se derivan necesariamente de una lectura liberal de la teoría esencial (que dice Daniel, es buena)…

    ¡Cuán justa es en este sentido la desconfianza instintiva del profesor Gaviria!

    Todos tenemos miedos. Debo decir que cuando veo los trabajos de Dirk Willenbockel, Sherman Robinson o, sin ir muy lejos, de Rodrigo Suescún, a mi lo que me da culillo inveterado es ver tanto VAR estructural, suelto por ahí.

    Saludos.

  • Carlos
    13 junio, 2007 at 6:53 pm

    Daniel: dado que eres tan entusiasta de la planeación centralizada y las posibilidades del intervencionismo economico te recomiendo este paper sobre la caida de la Unión Sovietica.

    Tambien sirve para entender el desaste a donde puede llevar Chavez a Venezuela.

    Saludos,
    Carlos

  • Daniel Vaughan
    13 junio, 2007 at 8:15 pm

    Jumping Jack Flash

    Lo de los modelistas amateur es verdad, pero me quedan varias dudas:

    1. Esto aplica para todo, para el carpintero, el conguero, el pianista, el poeta, el «cge modeller», el econometrista, el arquero o delantero, etc.etc.etc.

    2. Su comentario sugiere que usted sabe de estos modelos, y sugiere también- puedo estar equivocado, por supuesto- que usted no es un modelista amateur. Me queda la duda qué es un modelista amateur y quién un experto, sobre todo en un país como Colombia, en donde esta tecnología, que surgió en la década de los 50s en EEUU, es poco utilizada en Colombia, y me atrevería a decir que es un club tan cerrado que todos saben exactamente quiénes son los que pertenecen a ese club. Yo pertenecí a ese club, siendo lo que usted llama un modelista amateur y mi impresión es que todos, sin importar cuánto tiempo llevaban haciéndolo (como es el caso del modelo de los paisas del CIDE), lo eran también.

    3. Lo otro que tiene que tener en cuenta es para qué se hace un modelo CGE, o mejor, para quién.

    Los paisas del CIDE le vendieron un modelo al ministerio de Comercio Exterior, evaluando los efectos del TLC teniendo en cuenta la estructura, dicen ellos, del mercado laboral colombiano. Los resulados eran exactamente los que el Ministerio quería, es decir, tremendamente optimistas (por supuesto, utilizando el «cierre» que mejor daba). Lo mismo pasaba en el DNP donde yo trabajaba. Los resultados eran neutrales (no había ganancias del TLC) pero el gobierno Uribe no permitió que se publicaran porque no servían para vender la cosa. Se intentó de todas las formas que dieran positivos, «porque era imposible que el TLC no tuviera un impacto positivo» y no se logró. Sólo hasta que Fedesarrollo, con Cárdenas a la cabeza presentó en un seminario los resultados de su modelo CGE y los resultados de su modelo gravitacional, se tomó la decisión política de presentar los resultados como daban y era tremendamente difícil. Me acuerdo, por ejemplo, que alguna vez alguien que estaba trabajando en el plan de desarrollo, ese que tiene como objetivo el año 2019, discutía conmigo que era imposible que el modelo multipaís (que incluye la estructura económica de un montón de países, y que por lo tanto permite simular los resultados del TLC teniendo en cuenta que ya se firmó el de Centroamérica y otros países- que es clave para que de resultados positivos, porque con estos vecinos es que competimos en el mercado gringo) no diera resultados positivos: la respuesta fue «yo entiendo, pero no podemos hacer nada más». Afortunadamente donde yo trabajaba, Estudios Económicos, la política siempre fue esa: los resultados son los resultados, y ellos (los que toman las decisiones políticas y no técnicas) son los que deciden si se publican.

    Otra cosa muy distinta sería que se hiciera este análisis desde la academia, en donde se supone que hay criterios objetivos, pero bueno, como ya se discutió, la academia- y en particular en Colombia, donde está todavía en etapa de maduración- es una institución social, llena de todos los vicios y sesgos característicos de otras instituciones sociales.

    En general la discusión técnica del TLC fue flojísima. La investigación generada en instituciones públicas tenía una inmensa restricción política. Y la investigación por fuera tenía objetivos comerciales o agendas ocultas. Hay unos pocos casos interesantes generados desde la academia, pero éstos no tenían modelos de equilibrio general (y los que si, tenían los mismos vicios y sesgos, porque eran los mismos modelos utilizados en otras instituciones, con unos pocos cambios, pero que tenían intereses comerciales, es decir, la platica adicional de la consultoría que pagaba alguna institución multilateral).

    4. Yo no creo que la teoría sea buena.

    DV

  • Daniel Vaughan
    13 junio, 2007 at 8:25 pm

    Carlos,

    Hombre, qué día es hoy, miércoles? No está muy temprano para meternos en esta discusión?

    Creo que si, entonces sólo voy a decir gracias.

    Suena interesante.

  • Apelaez
    13 junio, 2007 at 9:20 pm

    Hombre Carlos, creo que Daniel no es un estalinista que este pensando en llegar a COlombia a implementar planes quinquenales. El mansito no único que afirma es que el estado debe regular o intervenir en unas cosas muy puntuaales, de ahí a ponerlo en el mismo saco con los sovieticos hay un gran trecho.

  • Apelaez
    13 junio, 2007 at 9:21 pm

    Carlos, esta interesante el paper. De acuerdo con esa teoria a Chavez todavía le quedaria muuuuccccchhhhaaaaa gasolina.

  • Apelaez
    14 junio, 2007 at 10:51 pm

    se murio esta vaina?

  • Daniel Vaughan
    15 junio, 2007 at 1:04 am

    Bueno, como el tema de la semana murió, voy a cambiar de tema, o bueno, echar carreta que leí hace poco a ver si alguien tiene comentarios.

    En un artículo relativamente reciente (O’Cass,2002, «A Micromodel of Voter Choice: Understanding the Dynamics of Australian Voter Characteristics in a Federal Election) el autor sugirió y probó empíricamente las siguientes hipotesis para el caso australiano:

    1a. El género del votante juega un papel importante para entender la participación: en general, hay más votantes hombres que mujeres.

    1b. Lo mismo con la edad: hay más votantes viejos que jóvenes.

    1c. Lo mismo con la educación: hay más votantes educados que votantes no educados.

    Hay cosas interesantes, unas tienen que ver con diferencias culturales/institucionales (caso de las mujeres/hombres), otras con hipótesis sobre cuándo se involucra uno en política (jóvenes/viejos) y la otra con la cantidad de información.

    Sobre la primera, por ejemplo, en este estudio sugieren que en EEUU se encontró que no hay diferencias entre géneros, contrario a lo que el autor encuentra en el caso australiano. Juzgando por la participación en este blog– que seguramente no es un buen predictor, por cierto– en el caso colombiano podría darse algo parecido. ¿Comentarios? ¿Son las mujeres en Colombia menos interesadas en política? Si sí, ¿por qué? ¿Somos realmente todavía un país machista? (esta pregunta es importante: yo crecí en Bogotá y nunca sentí machismo, pero en la provincia la cosa es completamente distinta, casos como la Costa Atlántica y los Santanderes se me pasan por la cabeza ahorita).

    ¿Votan menos los pobres? Eso podría explicar lo de la educación. ¿O será al revés? ¿Menos educados votan menos y por lo tanto, como son más pobres aparece una correlación acá?

    Alejandro, usted que tiene palancas (jejeje) debería tratar de levantarse una base de datos de los votantes. Eso sería una nota para analizar!

    Bueno, esto sólo con el ánimo de darle un respiro al blog. Me dejó preocupado el último comentario de Apelaez.

    Jejejeje, no mentiras.

    DV

  • Alexander de Jesús
    15 junio, 2007 at 2:12 am

    Creo que además hay que estratificar en población rural y urbana y además creo que no es pertinente comparar ciudades cómo Medellín, Bogotá,con Riohacha por ejemplo. A modo de anécdota o vivencia. Les cuento que atreviéndome a especular y argumentando con observaciones hechas en algunas regiones de antioquia. La gente necesitada y pobre es la que mas vota, de hecho le creen todos los cuentos a los políticos y se venden por una fiesta, media de aguardiente, 20000 pesos o una promesa que nunca se cumple.

    Para no ir muy lejos nuestro ilustre candidato Luis Pérez sabe mucho del cuento. Le podemos preguntar.

  • Daniel Vaughan
    15 junio, 2007 at 2:37 am

    Alexander,

    La compra de votos es de por sí interesante, pero creo que a lo que voy es a un punto distinto: cuáles son los razgos que caracterizan a las personas que votan por convicción (es decir, excluyendo a los que votan porque el voto se estableció como una transacción comercial)?

    Pero definitivamente lo que usted dice es importante. Sería interesante saber qué tanto afecta la compra de votos a la democracia colombiana.

    De hecho, me acabo de acordar que hace un par de meses hubo un experimento en Semana en donde los lectores votaban por los congresistas y se encontraron una cantidad de vicios en las elecciones virtuales.

    Y bueno, como ya casi es viernes, a quién le interese encontré esta entrevista con Daniel Dennet, que toca temas como determinismo, libre albedrío (free will), conciencia/inconciencia, dios, evolución, etc.etc.etc.

    DV

  • Anónimo
    15 junio, 2007 at 2:25 pm

    daniel: entiendo que estas en nueva york, que se comenta alla acerca del «club’ bilderberger?

  • Apelaez
    15 junio, 2007 at 4:35 pm

    Daniel, creo que en Colombia juega un papel importante el nivel de pobreza y la falta de presencia estatal para determinar quienes votan.
    Para mirar el grado de votación creo que hay dos variables importantes: los votantes efectivos (quienes votaron en la ultima eleccion, por ejemplo) y los inscritos para votar (el censo electoral). Si usted se fija en estas variables se puede dar cuenta que los departamentos que tienen un abstencionismo coyuntural alto (votaron poco en las ultimas elecciones), más un número bajo de inscritos en el censo electoral, son los departamentos perifericos en donde la presencia del Estado es mínima, la población esta dispersa y desconectada, los niveles de pobreza son altos y se concentran los problemas de guerrilla y narcotrafico: Choco, arauca, caqueta, guainia, guaviare, putumayo, vaupez y vichada.

  • Apelaez
    15 junio, 2007 at 9:52 pm

    esta vaina se jodio

  • Alejandro Gaviria
    15 junio, 2007 at 10:18 pm

    Los últimos comentarios plantean una serie de preguntas sobre la participación electoral y el interés en la política. Incluso Daniel sugiere que sería interesante tener una base de datos al respecto. Casualmente, hace unos meses, me invente una encuestita que tiene información sobre la demografía de la participación en política. La encuesta la estaremos lanzando recientemente pero les anticipo algunos resultados.

    Votaron en las últimas elecciones presidenciales:
    Estratos 4-5-6: 68%, estrato 3: 57%, estratos 1-2: 48%; hombres: 56%, mujeres: 54%; Ocupados: 63%, desocupados: 51%, inactivos: 36%.

    Desinteresados por la política:
    Estratos 4-5-6: 28%, estrato 3: 44%, estratos 1-2: 63%; hombres: 51%, mujeres: 47%; Ocupados: 46%, desocupados: 37%, inactivos: 61%.

    Alexander: gracias por sus comentarios. Este fin de semana me doy una vuelta por su blog y le dejo mis impresiones.

    Apelaez: no sólo el blog se murió. El administrador casi se muere con un virus que lo tuvo varias días fuera de los mundos real y virtual.

  • Apelaez
    15 junio, 2007 at 10:22 pm

    a bueno, menos mal no se murió. Ya hacia falta aca en el mundo virtual

  • Anónimo
    20 junio, 2007 at 5:04 am

    or fin la PLEBE entiende, despues de años de precariedad y flexiblizacion, que es mejor ser explotado que no serlo..
    VIVA LA PRECARIEDAD..VIVA LA FLEXIBILIZACION..
    Que dicha ser EXPLOTADO..