El dopaje académico es una consecuencia previsible de la presión por resultados. Un ingrediente menor de la inveterada receta del éxito adolescente: la combinación del garrote de la presión paterna y la zanahoria del ego propio. El entrenamiento para la vida en la meritocracia comienza desde muy temprano, con los CDs de Mozart y la estimulación temprana. Y continúa con las guarderías especializadas, las absurdas pruebas de admisión a los cuatro años, las tutorías y las actividades extracurriculares. Son dieciocho años de preparación para una competencia de un fin de semana. Así, un empujoncito químico en las postrimerías de la larga carrera no está de más. Los beneficios son dudosos. Pero los costos del fracaso son incuestionables.
Muchos de quienes consiguen ingresar a una universidad de prestigio continúan la alocada carrera del mérito. En las universidades, los estudiantes desarrollan lo que el ensayista David Brooks ha llamado la mentalidad del promedio. En la meritocracia, un interés genuino por el tema de estudio es una distracción inconveniente. Un desperdicio de energía. Una forma de ineficiencia. Muchos estudiantes creen que cada examen, cada trabajo, cada materia, es una prueba definitiva; consideran (con razón o sin ella) que un simple titubeo estropeará el número que define sus vidas y definirá sus oportunidades.
De manera extraña, cuando llega el día del grado, el darwinismo se convierte en hippismo. Los padres que acuden felices a los grados, los mismos que posan satisfechos en la foto con el diploma (el destete definitivo de este mamífero diletante), deben soportar largos discursos sobre la igualad, la fraternidad, la solidaridad, etc. Los discursos nos invitan a comer más helados, a admirar los pliegues de las cosas, a acariciar el terciopelo del durazno antes de proseguir con el consabido mordisco. Todos sin excepción revelan una hipocresía tan empalagosa que envidiaría hasta el mismo Pablo Milanés.
Pero terminada la ceremonia, la meritocracia continúa. La vida vuelve a lo mismo. A lo que el poeta Elkin Restrepo llama la búsqueda de salidas al más breve extravío, la ardua tarea por alcanzar lo que nadie en verdad nos ha pedido. Pues, en últimas, uno puede refinar las formas de la protesta, sofisticar el discurso, ridiculizar el asunto, dar patadas de ahogado, pero todo será en vano. La pelea está pérdida. La meritocracia ya impuso sus reglas. Ya definió el camino. Y nadie infortunadamente ha descubierto aún una forma efectiva de dopaje.
camilo ernesto
16 junio, 2007 at 5:20 pmProfesor gaviria, me ha impactado su más reciente columna, veo que ha dejado planteado este tema en otras oportunidades.Hay algo que me inquieta, no se si sea una crítica social, una forma de develar un trastorno, una patología, una lenta e imperceptible desviación social lo que usted describe, o simplemente una confirmación del mundo competitivo de hoy. Me imagino que usted ha sido beneficiario de la meritocracia, ha desplegado su intelecto, se ha educado como economista, es decano de una las prestigiosas escuelas de economía y ha conquistado todos los honores académicos posibles. No existe dopaje alguno para la meritocracia aún, es su conclusión, y también se muestra pesimista con el ascenso y el destino que nos cupo en suerte, tras la arrolladora carrera de la meritocracia con sus reglas del exito y el darwinismo social.
Una sociedad meritocrática, es seguramente mejor que una sociedad aristocrática, o una sociedad patrimonialista, o una sociedad democrática, ¿ pero será más benigna?. La democracia tiene mucho de «mediocracia», todo lo contrario a un ideal de «excelencia» y optimo desempeño, de una élite de tecnocrátas, «economistas» o ingenieros sociales depositarios de la receta infalibe.
Profesor Gaviria en ultimas ¿es una contrición lo que usted practica, o una defensa airada de un selecto grupo de hombres esclarecidos, una invitación a la competencia, al destino del merito y el saber?. ¿O usted lamenta nuestra pobre condición y la condena a buscar sobresalir?.
panOptiko
16 junio, 2007 at 6:01 pmAlejandro, me da la impresión que del mérito a la meritocracia hay un camino que usted omite, dejando vacíos en la columna que confunden.
1- De alguna manera hay que elegir a la gente que hará parte de las universidades, como de cualquier posición en la vida – somos animales políticos, después de todo. En ello, los méritos son un recurso apenas obvio en la dificil carrera de evaluar personas. Pero su crítica no va orientada a objetar el valor de los méritos, creo yo, sino a mostrar como el sistema de evaluación distorsiona la realidad de una manera perversa: llevando a abusar de los cuerpos o procurarse otras tácticas.
En ese sentido colgué hace unas semanas acá un link de un texto de Gabriel Zaid, que estoy seguro que nadie leyó, y que viene muy al caso. Unos apartes:
«La competencia trepadora no siempre favorece al más competente en esto o en aquello, sino al más competente en competir, acomodarse, administrar sus relaciones públicas, modelarse a sí mismo como producto deseable, pasar exámenes, ganar puntos, descarrilar a los competidores, seducir o presionar a los jurados, conseguir el micrófono y los reflectores, hacerse popular, lograr que ruede la bola acumulativa hasta que nadie pueda detenerla. La selección natural en el trepadero favorece el ascenso de una nueva especie darwiniana: el mediocre habilis.
No es imposible que una persona competente en esto o en aquello sepa también acomodarse y trepar, pero no es necesario. Lo importante es lo último. Una persona más competente aún puede ser descartada en la lucha trepadora, si no domina las artes del mediocre habilis. Así se llega a las circunstancias en las cuales un perfecto incompetente acaba siendo el número uno.
Desgraciadamente, aquellos que no tienen interés en lo que están haciendo, sino en ser aprobados, presionan hasta que se salen con la suya. Muchos años después, cuando llegan al poder y la gloria, son los modelos ejemplares de una sociedad reducida a trepar, y la degradación se extiende desde arriba. Muchos lo lamentan, sin ver que todo empieza abajo: cuando maestros, jurados, editores, para no sentirse verdugos, se vuelven cómplices del trabajo mal hecho.»
2- Si no estoy mal, en su párrafo final usted quiere decir que no existe un dopaje que nos ayude a saltarnos este destino. Pero yo creo que si hay una forma: salirse del sistema. Hay buenos ejemplos, se ven por todos lados de hecho, aunque no en las posiciones del poder tradicional: en la mayoría de artes y oficios, como la cocina y la música, académicos discidentes que no publican pero son honestos – no confundir con los profesores universitarios ®, por favor -, con muchos de los que rondan la periferia, en todo caso. Una mirada por esos lugares podría ser más optimista, sugiero.
3- Últimamente he escuchado que el resultado del ICFES ya no se entiende. Eso, a priori, me parece fabuloso. En mi época eramos un número, ahora parece que es un entramado de curvas, posiciones, grupos… no se muy bien, pero con ello se puede reducir la presión y decir más sobre el estudiante. Si alguien sabe más al respecto, gracias anticipadas por comentarlo.
Buen día.
Alejandro Gaviria
16 junio, 2007 at 7:32 pmAntes de contestar las preguntas planteadas, todas muy pertinentes, vale la pena concretar el significado del término meritocracia. En mi opinión (y en la opinión de la mayoría de los economistas), la meritocracia es un sistema caracterizado por formas elaboradas de selección basadas en el talento heredado y el esfuerzo personal; formas que son unidimensionales y cuya aplicación resulta en un alto grado de segregación social.
El término meritocracia fue acuñado por el novelista inglés Michael Young. En 1958, Young escribió la novela The Rise of Meritocracy. Una utopía negativa que denuncia (mediante la parodia) los excesos de la meritocracia, tal como la definimos arriba.
Camilo: más que una celebración, una denuncia o una contrición tardía, la columna es una constatación. Mi objetivo es descriptivo. Quise señalar algunos de los aspectos más conspicuos de la meritocracia. Incluso los aspectos cómicos. Cada semestre, en cada ceremonia de grado, me sorprende el énfasis igualitario de los discursos cuando, en las aulas, la competencia es descarnada. Yo tengo estudiantes que reclaman durante semanas, que recurren a todo tipo de argumentos y artilugios, para obtener una nota dos o tres décimas mayor.
También quise, al respecto coincido plenamente con el bello texto de Gabriel Zaid, copiado por panóptico y que no había leído: si lo hubiera hecho, tal vez habría escrito otra columna; también quise, decía, señalar que la competencia puede llevar al desinterés, a una especia de apatía racional, de renuncia eficiente.
Creo que es conveniente, cada cierto tiempo, cambiar de tema: escribir columnas sin un mensaje preciso. Simplemente impresiones desordenadas sobre algún aspecto puntual de la realidad. De lo que me toca vivir.
Lionel Essrog
16 junio, 2007 at 8:56 pmEl Redbull es el mejor amigo del estudiante de postgrado en Estados Unidos. Especialmente en época de exámenes.
Anónimo
16 junio, 2007 at 10:33 pmDice la cita de GZ que trae a cuento Panóptiko: «La selección natural en el trepadero favorece el ascenso de una nueva especie darwiniana: el mediocre habilis».
Estamos llenos! Habría que hacer un etudio para establecer si a lo mejor ESA es la esencia de nuestra nacionalidad, o si en todas partes se cuencen más o menos la misma cantidad de habas.
Gracias Panóptiko por tan maravillosa cita.
Tarantini
17 junio, 2007 at 12:25 amMe gustaría saber que es salirse del sistema para liberarnos del destino, frase que le leí a Panoptiko en su comentario, como una respuesta a la sin salida de la meritocracia y del destino.
Es un tema que me parece interesante analizar porque quiero saber si ese salirse del sistema, como lo concibe Panoptiko, pero la discusión está abierta para todos, coíncide con esta frase de José Ingenieros en su libro «El Hombre Mediocre», pagina 22:
«Los idealistas suelen ser esquivos o rebeldes a los dogmatismos sociales que los oprimen. Resisten la tiranía del engranaje nivelador, aborrecen toda coacción, sienten el peso de los honores con que se intenta domesticarlos y hacerlos cómplices de sus intereses creados, dóciles, maleables, solidarios, uniformes en la común mediocridad. Las fuerzas conservadoras que componen el subsuelo social pretenden amalgamar a los individuos, decapitándolos; detestan las diferencias, aborrecen las excepciones, anatematizan el que se aparta en busca de su propia personalidad. El original, el imaginativo, el creador no teme sus odios: los desafía, aún sabiéndolos terribles porque son irresponsables. Por eso todo idealista es una viviente afirmación del individualismo, aunque persiga una quimera social; puede vivir para los demás, nunca de los demás».
Los comentarios de Alejandro me ubicaron más en la idea de su artículo de hoy, que es una locura colectiva por el éxito profesional y social.
Jaime Ruiz
17 junio, 2007 at 5:10 amYo dudo mucho que los padres chinos sean despistados respecto a la ritalina, sobre todo teniendo en cuenta que Los beneficios son dudosos. Pero los costos del fracaso son incuestionables. Claro que es la primera vez que oigo hablar de la ritalina, pero eso de que se recete para calmar a los hiperactivos me lleva a pensar en algo que siempre me ha llamado la atención respecto a los exámenes: que muchas personas esforzadas y aun talentosas fracasan debido al estrés que les produce ser puestas a prueba y evaluadas. Es decir, ese estrés les impide mostrar su capacidad y la droga se lo permite. No multiplicando la concentración o el rendimiento, sino aplacando el estrés. Para lo otro existen las anfetaminas y hasta el famoso alcaloide que tiene la culpa de todos los defectos de los colombianos (pese a que no se consume mucho en el país). Por lo demás, conocí a alguien que obtuvo un resultado histórico en el ICFES y ciertamente no había crecido oyendo a Mozart: ni siquiera había leído un solo libro en su vida, todo su bagaje era lo aprendido en las clases. Aparte de buena memoria, es evidente que esa persona no tenía una voz interna convenciéndola de que no iba a llegar a ninguna parte.
Bueno, esa condición psicológica que fuerza el fracaso de quien se presenta a una evaluación es un tema interesantísimo. Pero volviendo a la columna, teniendo en cuenta eso, ¿no se podría pensar en la ritalina como una solución parecida a quien se toma una pastilla de acetaminofén para el dolor de cabeza? Claro que si fuera así, la conexión con los defectos de la meritocracia resultaría mucho más difícil de establecer.
Y a ese respecto me llama mucho la atención el comentario de Panóptiko: académicos disidentes que no publican pero son honestos… Ya el mismo término, «académicos», denostado durante siglos por los poetas y artistas, resulta forzoso en cualquier escrito de un colombiano. «Académicos disidentes» es el ejemplo perfecto de oxímoron, pues precisamente la academia es lo contrario de la disidencia. El problema de la meritocracia descrita por Alejandro me parece que tiene que ver con todo lo que discutimos aquí, con la libertad económica y el tamaño de las organizaciones, con la iniciativa empresarial y el trabajo. Durante muchos años me ha llamado la atención esa mentalidad reinante en el mundo universitario colombiano, pero también en organizaciones como el Estado francés: el individuo talentoso obtiene rentas que están por encima de su rendimiento, sólo a partir de su presumible capacidad. Lo mismo pasa con los títulos académicos y con los resultados de los exámenes: si se premiara la cantidad de objetos que se producen o la calidad o el servicio que se presta a los demás, no habría el mismo problema respecto al mérito ni al resultado de los exámenes. Si no hubiera esa tendencia al predominio de las grandes organizaciones en las que pueden medrar los mediocres que describe Zaid (y en últimas las camarillas de siempre), no sería tan fácil asociar la meritocracia con el parasitismo de unos avispados.
Sí, allí donde reina el mercado hay millones de personas que viven bien sin haber aprobado esos exámenes, pues lo que recompensa la sociedad es otra cosa que el estar bien dotado. Y en todas las actividades productivas hay personas excluidas que obtienen buenos ingresos porque se dedican a servir a los demás y no a alcanzar puestos altos en un ranking.
panOptiko
17 junio, 2007 at 7:19 amGracias Alejandro, Anónimo y Tarantini, de las cosas más valiosas de este espacio es compartir esas obras maestras escondidas. Vale la pena leer el texto completo:
http://www.letraslibres.com/index.php?art=9919
Tarantini, yo me refiero a no hacerle el juego al sistema, devolver el foco de los intereses personales a ellos mismos, en vez de ponérselos a las evaluaciones necesarias para acceder a un puesto, a un diploma. Por ejemplo, una de las cosas que a mí me parecen más sin sentido es estudiar para un examen de idiomas, como si un papel lo fuera ayudar a uno cuando se encuentre en tierras extrañas.
No estaría seguro que tan relacionado es ello con el idealísmo de su cita, porque según Zaid, con lo que concuerdo, la mediocridad es una cosa apenas lógica, aún más evidente hoy en día con toda la interconectividad existente. Tan sólo navegue un rato por youtube, sino lo convencen muchas de las discusiones académicas de gentes excelentísimas, que son más vanidades que otra cosa. Mi duda radica, además del ataque a la mediocridad, en un tipo de correspondencia del rebelde y el sistema. Cuando este vínculo es claro lo que tenemos es una unidad: el nerdo y el vago, el soldado y el rebelde, son las partes de un sólo sistema. ¿No ha visto cuan ridículos son los satanistas, los contestatarios? El punto está, por el contrario, en aceptarse mediocre, jugársela por lo que lo apasiona y por que los evaluadores entrevean ello con sus sofisticadas metodologías.
Es muy probable que la negación de la mediocridad sea una de las cosas que tiene a las juventudes colapsando el sistema aquí y allá. Desde pequeños creyendo que todo es una competencia fiera, donde desde temprano se empiezan a notar quienes son más habilis, hacen desistir a las mejores personas de persistir en la vida del conocimiento, a frustrarse y sufrir sin sentido mientras se hacen a un lado. Es por eso que menciono la periferia.
En ese punto conecto con JR, porque nos puntos no son muy distintos, haciéndolos más difíciles de acompasar. Yo me refiero a algunos académicos de la periferia, que no le hacen el juego a los índices o a la guerra de las vanidades, pero se mantienen honestos con su trabajo. Creo que la diferencia está en que no encuentro una palabra diferente a académicos para nombrarlos, y que JR tiene una concepción de ella que no se presta a la ambigüedad a la que me refiero.
Finalmente, coincido plenamente con JR que el mercado, como una cara de la realidad, es un espacio privilegiado para desenmascarar a los mediocres habilis; pero precisamente en sus fallas – (risa breve) – es donde el florecen las perversidades del sistema: publicidad engañosa e información restringida, por ejemplo, cosa de avispados, o la avispadez como oficio, y queda la duda de si no será ese el origen de todo esta debacle.
Anónimo, espero que encuentre mi posición en lo arriba escrito.
Buen día.
Anónimo
17 junio, 2007 at 1:04 pmDice Panóptico:»coincido plenamente con JR que el mercado, como una cara de la realidad, es un espacio privilegiado para desenmascarar a los mediocres habilis».
Yo agregaría una obviedad, y es que las burocracias son los escampaderos privilegiados para la misma especie. Allí se camuflan y se trepan en hormigas diligentes muy bien preparadas aunque sin hojas de vida de 18 páginas, para sacar la cabeza y parecer que son siempre ellos/as los protagonistas imprescindibles. No sé si llegan allí porque reconocen a tales burocracias como su medio natural de supervivencia, o si se convierten en esa especie porque el medio se los chupa y termina imponiendo su efecto de clonación para crear una manada de expertos en justificar por qué NO se pueden hacer las cosas. Así que el verdadero creador, el verdadero hacedor, el verdadero meritócrata (?) puede pasar por la burocracia pero sale espantado de allí para no volver. En cambio las hienas se quedan, con su sonrisa permanente, comiendo carroña y apareándose si acaso una vez al año.
Alejandro Gaviria
17 junio, 2007 at 1:40 pmEstoy de acuerdo con Jaime. El mercado ayuda a corregir algunos de los problemas señalados. Pero no los resuelve. Puesto que las dificultades de información son enormes (el talento y el esfuerzo no se observan fácilmente), el credencialismo siempre será importante. Las Universidades filtran a la entrada y ponen un sello de calidad a la salida. Y las organizaciones actúan con base en la calidad certificada.
Casualmente El Tiempo publica hoy una historia que muestra el lado bueno de la meritocracia. Un inmigrante antioqueño, que entró ilegalmente a los Estados Unidos, es hoy un día un reconocido cirujano en la ciudad de Nueva York. En su ruta hacia el éxito socioeconómico, los buenos resultados en las pruebas de ingreso a la universidad, que le permitieron primero entrar a Pricenton y luego Harvard, fueron fundamentales. Más que buscar una salida propicia, el protagonista de la historia decidió jugar el juego. Aceptar las reglas. Y finalmente ganó.
Anónimo
17 junio, 2007 at 1:51 pmcorreccion:la ritalina,es una metaanfetamina,si,se usa en el tratamiento de la narcolepsia y la hiperactividad con resultados satisfactorios en ciertos parametros,agresividad, agitacion,entre otros, como toda droga tiene efectos secundarios,el estress se alivia en los que conviven con los hiperactivos,pero no garantiza a los normales mas que un insomnio que dura mientras se use la ritalina,los japoneses conocen bien esta droga,ya que tuvieron una epidemia de abuso de metanfetaminas por alla por los sesentas. del tema en si, acotaria, que los que trepan la escalera del exito alcanzan al final su nivel de incompetencia,por eso se dice de muchos que son pateados peldanos arriba.
Anónimo
17 junio, 2007 at 3:46 pmTodo esos cuentos del éxito a cualquier precio, de la meritocracia , de los Icfes, etc, son elementos consubstanciales al arribismo propio de las sociedades democráticas.
Para que a uno le de lo mismo cumplir bien su destino como administrador de la oficina de Telecom en Pajuil, Huila, o como actor de televisión o como futbolista, o como presidente de Bavaria, tendría que haber sido educado en el Gimnasio Moderno.
Tarantini
17 junio, 2007 at 6:19 pmQuedé muy pensativo con la última reflexión de Alejandro, porque esta mañana temprano también leí la historia del médico antioqueño que alcanzó su éxito y reconocimiento en el difícil y competido mundo médico norteamericano.
Esa história tocó fibras íntimas mías, como antioqueño y sobre todo conociéndo lo que es barrio antioquia en Medellín, y las implicaciones socioeconómicas de ese barrio allá.
Pero la reflexión mía es que al contrario de lo que sucede en Colombia, en los Estados Unidos, lo digo con conocimiento de causa, la mentalidad americana es descubrir los valores de la gente, independientemente de su nacionalidad, color o género, ya que si el sujeto es valioso lo promueven, si es esforzado lo ayudan, si es estudioso le dan el empujón para que ingrese a una buena universidad o le dan créditos blandos para que estudie y progrese. Allí la universidad juega un papel fundamental con los estudiantes sobresalientes y con sus estudiantes en general, en especial si esa universidad es «Ivy League», como son Princeton y Harvard, ya que les ayudan a conseguir trabajo y se sienten responsables por el éxito posterior de sus egresados, que mantendrá a su vez su prestigio como universidad «Ivy League».
Al contrario en Colombia, ese tipo de universidades son la excepción más no la regla, y los trabajos en las grandes empresas y en las entidades públicas importantes e influyentes, se les otorga con preferencia a los profesionales jóvenes, puede que brillantes o buenos, pero por sobretodo, y esto si que se ve en Antioquia, por ser hijo de alguien importante, de abolengo, exitoso o influyente. La mentalidad del colombiano no es la de ayudar o promover, sino que se brinda la ayuda a quien mantendrá el «statu quo», a quien no inquietará, al niño bien, que mantendrá el orden y la disciplina que de él se espera, y que no desordenará lo establecido, que perpetuará lo conocido, lo bien, el ideal de la sociedad establecida.
Son reflexiones muy personales y que conozco, por lo menos en Antioquia.
Daniel Vaughan
17 junio, 2007 at 6:58 pmReflexiones personales sobre el tema, o mi lectura de la columna:
Hace unos meses, hablaba con un amigo chino sobre mis recién compradas congas, y me contó que él estaba pensando comprar un violín también. Me contó que él tocaba el violín, pero que hace muchos años que no lo había vuelto a tocar. Como ahora entiendo el grandísimo placer que genera tocar un instrumento musical, le pregunté por qué había dejado de tocar, y la respuesta es que cuando entró a la universidad le tocó abandonarlo porque no tenía tiempo para otras cosas diferentes al estudio. Por mi experiencia personal, la cosa me sorprendió, porque un pregrado no es exigente para nada: uno tiene tiempo para todo, novia, gimnasio, trago, y hasta para el estudio. Pero lo interesante de la historia es la forma como los chinos son educados: de acuerdo con ellos (he hablado con varios de ellos sobre esto, porque no deja de sorprenderme que son unas máquinas para estudiar) la explicación es muy sencilla: en un país con una población tan grande en donde los cupos para la universidad son tan reducidos, la única opción de los padres chinos es implementar, desde muy chiquitos, una disciplina férrea para el estudio. Resultado: máquinas eficientes para el estudio. ¿Seres humanos felices? La respusta, desde mi experiencia personal, es que no están ni siquiera cerca de entender es palabra. Es un dogma: el dogma del estudio por el estudio, sin entender por qué ni para qué.
Hablaba de esto mismo con unos amigos míos colombianos que estuvieron haciendo un doctorado en Francia y me contaron que el sistema francés generaba el mismo tipo de incentivos desde chiquitos: las personas que tenía «talento» desde chiquitos eran llevados por ese camino. Por supuesto esto exigía muchísimo trabajo y estrés. Un amigo mío, economista por supuesto, opinaba que este era la mejor opción porque este sistema, esta coladera, sacaba lo mejor de cada individuo y por lo tanto, la sociedad estaba mejor. Mi posición por supuesto es totalmente contraria: la eficiencia que los economistas buscamos como objetivo nos aleja de las preguntas importantes: el por qué y el para qué. Y ese tipo de respuesta muestra que mi amigo podrá ser un excelente economista, pero nunca ha parado dos segundos a preguntarse el por qué y el para qué de lo que estudió, y más tristemente, el para qué y el por qué de lo que hace y de su vida.
Más historias: este semestre que acaba de pasar, decidí intentar convencer a mis alumnos que lo importante en la universidad no son las notas: que ese es un objetivo sin importancia. Que lo importante es gozarse y vivir plenamente esta (cada) etapa de la vida, sin necesidad de estresarse con detalles que no son importantes. Pero esa batalla fue totalmente perdida: el estudiante de pregrado tiene en la cabeza que tienen que ser exitosos, y por supuesto, en la gran mayoría de los casos, el éxito se mide con la cantidad de plata que se haga. No saben muy bien qué quieren hacer, no saben muy bien qué les gusta, no saben muy bien el «para qué», pero tienen en la cabeza que la décima adicional de la que habló Alejandro, va a ser fundamental en la vida.
Llevo mucho tiempo pensando sobre esto, utilizando mi experiencia personal, pero tratando también de entender lo que pasa por la cabeza de los demás. Mi conclusión en este momento de mi vida es que los objetivos que la sociedad nos impone (si, esta sociedad capitalista en donde el éxito se mide en pesos o en dólares, y no en felicidad) nos alejan de lo que realmente es importante.
Jaime Ruiz
17 junio, 2007 at 7:19 pmYo creo que Daniel tiene grandes motivos para aliviarse, porque los estudiantes colombianos no se alejan de lo que realmente es importante. Sólo tiene que leer el entusiasta reportaje de Cambio sobre las marchas estudiantiles y comprobar que el vil metal aún no ha corrompido las almas combativas del estudiantado colombiano, dispuesto a luchar contra la reforma de la ley de transferencias y a favor del movimiento bolivariano. A lo mejor Daniel es el Rafael Correa que espera a Colombia al cabo de una década. Como a fin de cuentas sólo hay dos clases de personas entre las que tienen estudios (las que forman parte del movimiento bolivariano y las que niegan exista tal cosa como el movimiento estudiantil revolucionario), llegará el momento en que la mayoría de votantes que hoy tienen más de 30 años lleguen a ser minoría y la nueva generación formada con los recursos públicos encuentre metas elevadas de la vida, más allá de esa continua obsesión por la plata: un hombre nuevo se anuncia en esa rebelión de los jóvenes.
Anónimo
17 junio, 2007 at 8:41 pmpara daniel,en especial:lei un articulo en voltairenet.org, el titulo: el banco asiatico de desarrollo predice una tempestad monetaria, me parece un colofon adecuado, al dopaje academico,puesto que si correcta la advertencia del banco asiatico,estamos sufriendo de un dopaje economico,aparte del cocainico, la prediccion del superman con careta de nobel, pudiera darse mucho antes de lo que piensa
Anónimo
17 junio, 2007 at 9:12 pm«… Más que buscar una salida propicia, el protagonista de la historia decidió jugar el juego. Aceptar las reglas. Y finalmente ganó. »
A mi lo que me preocupa es que la gente mas pobre no sabe que el juego lo puede ganar. No creen que hacer el esfuerzo vale la pena, cuando yo por lo menos creo que si vale la pena. Y no es vender ilusiones falsas porque asi no logren acceso a una universidad «de prestigio» el tener un buen bachillerato permitira que tengan un muchisimo mejor salario. Y creo que por lo menos en Medellin donde yo vivo hay muchisimo espacio para que los muchachos pobres se destaquen academicamente dada la pereza de las personas que como yo pertenecemos a la clase media, yo me acuerdo que en el colegio (un colegio de «prestigio»), las personas que nos graduamos eramos realmente bastante mediocres academicamente. Y lo mismo pienso del nivel que teniamos los compañeros que estuvimos en primer semestre en una universidad de «prestigio». Y Ahi me perdonan el pensar que estuve en lugares de prestigio.
Lanark
18 junio, 2007 at 1:15 pmLa defensa de la Ritalina que hace Jaime en su comentario de hace unos días es un ejemplo perfecto de el inmediatismo del que se hablaba en un post anterior. Aquí van algunas de mis razones
1 – No se qué es la Ritalina, pero si la venden debe ser buena. Seguro que les quita a los niños el estrés en los exámenes. Ahí está. No hay necesidad de saber anada, todo es sencillísimo, con sólo mis prejuicios, y una confianza ciega en la infalibilidad de un mercado libre (que no existe) y pone a nuestra disposición, si somos buenos y trabajamos y tenemos plata, maravillas como la Ritalina.
2 – Necesito resultados YA, para poder salir rápido con mi cartón a trabajar, porque para antier es tarde. Pásenme pepas. ¿que me van a joder el hígado y los riñones? ¿cuándo? ¿en 15 años? jajaja no, seamos serios. Yo necesito resultados YA. En 15 años trasnochándome y acabando con mi salud voy a volverme rico, y podré pagar por un tratamiento que me arregle el hígado y los riñones. Y si el tratamiento me daña otro órgano, pues para eso fué que gane LA PLATA.
3 – Lo maravilloso de la libre competencia es que precisamente lo único que cuenta son los resultados para mostrar ya: todos esos perdedores que tienen un interés genuino en lo que hacen, y no les interesa sólo ascender y ascender en su capacidad adquisitiva (fuente de todo derecho legítimo), esos, que se queden pobres. ¿Qué tiene de malo la gente ambiciosa? Por ellos es que tenemos el mundo maravilloso de hoy en día.
Y lo de las dos clases de estudiantes está de lujo. Yo también creo que hay dos clases de hombres: los que se afeitan sólo el lado derecho del bigote, y los que se afeitan sólo el lado izquierdo.
Carlos
18 junio, 2007 at 2:54 pmCoincido con el comentario de Alejandro sobre lo «noteros» que son los estudiantes de los Andes (y tambien de otras Universidades. En la EAN donde tambien he dictado clase, sucede algo parecido). A mi tambien me pelean hasta por una decima en un simple quiz de lectura!!. Lo que me dicen es que tienen que tener buenas notas PORQUE ASÍ LO EXIGEN los requisitos de entrada a posgrados, becas,etc. Tambien existe la percepción, algo cierta pero no tanto, que las mejores notas permitirán acceder a mejores trabajos. Y dejemonos de bobadas. Para muchos estudiantes y familias, estudiar una carrera universitaria representa un costo enorme, tanto en matriculas como en costo de oportunidad(los ingresos laborales perdidos), así que su visión se acerca a lo que sería una inversión financiera: «invierto tiempo y dinero ahora y luego cuando termine accedo a trabajos que pagan mucho mas que el promedio y recuperó la plata». Además esta la cuestión del status que tanto nos importa como seres humanos.
Como la mayoría de los fenomenos sociales creo que el problema es cultural: el sistema que ha sido creado por la acción de muchas personas (sin que haya sido un plan maquiavelico concebido por algún enemigo de la sociedad occidental) es el resultado de ideas y creencias como que las buenas notas son un predictor del exito profesional. Las universidades admiten a los que tienen las mejores notas. Las instituciones que dan becas las dan a los que tienen mejores notas. Algunas empresas grandes contratan a los mejores estudiantes.
Los incentivos para el «noterismo» estan por todas partes. No nos extrañemos por los resultados.
Que se requiere? Promover otras ideas, creencias y valores.
Por otro lado creo que siempre ha existido una meritocracia, lo que pasa es que antes no era tan academica(no se hablaba de la sociedad del conocimiento), sino militar.Las aristocracias se perpetuaban por siglos porque se creía (y eso que prácticamente no había conocimientos de genetica) que las habilidades se heredaban. Recordemos aquello de «la sangre azul».
Pero al menos en la meritocracia militar el merito se demostraba por la batallas ganadas en el pasado y no por la capacidad para responder bien los examenes (lo que supuestamente es un predictor del exito futuro en la profesión. No tan cierto, desde mi punto de vista)
Por ultimo coincido con el comentario de Jaime. El mercado (el real, el libre mercado) permite resolver los problemas de la meritocracia academica (aunque no lo que le preocupa a Alejandro). Todos los días los consumidores(que somos todos) «evaluamos» a los productores(que somos casi todos) sobre la base de los beneficios o resultados concretos que nos proporcionan los productos y servicios . Aunque siempre existirá el fraude, la publicidad engañosa, «las asimetrías de información», en últimas la libre elección del consumidor evita el mediocre habilis que sabe aprender a competir en el sistema academico sin generar valor real para el resto de la sociedad.
Saludos,
Carlos
Carlos
18 junio, 2007 at 3:12 pmTodos estos comentarios anticapitalistas, anti-libre mercado, anti-librecompentencia deberían tener en cuenta que nadie les esta imponiendo realmente nada. Si no quiere acumular capital o esforzarse por aumentar sus ingresos no lo hagan. Si no quieren competir mas fuerte no lo hagan. Nadie los esta obligando ni «imponiendo nada». Eso es una ficción que solo esta en sus mentes. Pero lo que si deben ser capaces de aceptar es que aquellos que deciden estudiar mas, trabajar mas, competir mas, ahorrar mas, etc probablemente(no esta asegurado) tendrán mas exito economico y ustedes no tienen ningún derecho a recriminarles ese éxito y a pretender apropiarse de sus ingresos. Tal vez en el fondo les da miedo perder status ante estos nuevos ricos con valores tan burgueses como la competitivad, el trabajo duro, el ahorro,la inversión,etc??? Será eso? Si no estan de acuerdo con esos valores(lo cual esta muy bien) porque les debe molestar?
Una sociedad libre (y eso incluye el libre mercado con todas fallas e imperfecciones, así te duela, mi querido Lanark) no consiste en que todo el mundo tenga tenga que ser de X o Y forma. Consiste en que exista la libertad para que TU decidas como quieres pensar, vivir y actuar. Si quieres vivir como un asceta, dale. Si quiere vivir con pocos ingresos, y sin tener que esforzarte demasiado,dale. Si quieres intentar enriquecerte, sacrificando tiempo con tu familia y amigos, dale. TU decides.
Yo NO he querido irme a estudiar al exterior a pesar que muchísima gente a mi alrededor lo esta haciendo. La verdad me siento bien como vivo mi vida actualmente y prefiero, en este momento, poder estar mas cerca de mi familia. Ha sido mi decisión. Y no critico a los que ha decidio irse a estudiar al extranjero. Probablemente sea tildado de flojo o mediocre dentro de los estándares meritocráticos, pero yo no tengo porque aceptar esos estándares. El individualismo consiste en reconocerme como un ser único y autonomo y no un ente sujeto a las fuerzas e «imposiciones del capitalismo» o de la «libre competencia» o «de la sociedad de consumo».
Nadie obliga a nadie a jugar «el juego». Pero debemos ser capaces de aceptar los resultados (que tambien pueden ser malos) de los que si deciden hacerlo.
Saludos,
Carlos
Jaime Ruiz
18 junio, 2007 at 3:26 pmJua jua jua. Prestar atención a comentaristas como Lanark sólo conduce a sumergirlo a uno en la jovialidad idiota del blog del juglar del zipa, doctor Barbarie y quién sabe cuántos calumniadores más (por allá hace o hacía falta Daniel, sin duda se divertiría mucho). Jua jua, cuánta comprensión de lectura:
La defensa de la Ritalina que hace Jaime en su comentario de hace unos días…
¿Cuál defensa? Sólo precisaba que podrían no estar tan despistados los padres chinos, es decir, que para su objeto sí podría ser útil la ritalina. Es muy gracioso que estos previsibles legalizadores exhiban los más patéticos prejuicios sobre las drogas, propios precisamente de los prohibicionistas más fanáticos.
… es un ejemplo perfecto de el inmediatismo del que se hablaba en un post anterior.
Madre de Dios, era el presentismo como inclinación a proyectar las condiciones de un momento al lejano porvenir. Nada de cortoplacismo ni nada parecido. Y después se molestan porque digo que Colombia es el mundo al revés, que la formación en filosofía daña la comprensión de lectura.
Aquí van algunas de mis razones
1 – No se qué es la Ritalina, pero si la venden debe ser buena. Seguro que les quita a los niños el estrés en los exámenes. Ahí está. No hay necesidad de saber anada, todo es sencillísimo, con sólo mis prejuicios, y una confianza ciega en la infalibilidad de un mercado libre (que no existe) y pone a nuestra disposición, si somos buenos y trabajamos y tenemos plata, maravillas como la Ritalina.
La paradoja es triste, el humor de Lanark no sabe a nada (o a ánade). El anticapitalismo es así de cómico: ¿de dónde saca que «si la venden debe ser buena»? También venden manuales para dummies de los más rústicos epígonos de Marcuse, ¿deben de ser buenos? Ahora bien, si la compran debe de ser buena, es decir, surtir algún efecto para el fin buscado. Se vuelve a lo mismo: ¿les va mejor a los que presentan un examen si toman ritalina? Es muy probable que sí. ¿Qué tiene que ver eso con inmediatismo si precisamente consumen eso para poder estarse unos cuantos años estudiando para ascender socialmente?
2 – Necesito resultados YA, para poder salir rápido con mi cartón a trabajar, porque para antier es tarde. Pásenme pepas. ¿que me van a joder el hígado y los riñones? ¿cuándo? ¿en 15 años? jajaja no, seamos serios. Yo necesito resultados YA. En 15 años trasnochándome y acabando con mi salud voy a volverme rico, y podré pagar por un tratamiento que me arregle el hígado y los riñones. Y si el tratamiento me daña otro órgano, pues para eso fué que gane LA PLATA.
¡Ahora la mísera pastilla que con grandes esfuerzos les pagan los padres chinos a sus hijos para que salgan airosos del examen los dejó sin hígado, millonarios pero sin salud…! Noción colombiana de «filosofía»: el efecto de pasar demasiadas horas viendo «Francisco el matemático» o algún melodrama que explote los mismos resortes.
3 – Lo maravilloso de la libre competencia es que precisamente lo único que cuenta son los resultados para mostrar ya: todos esos perdedores que tienen un interés genuino en lo que hacen, y no les interesa sólo ascender y ascender en su capacidad adquisitiva (fuente de todo derecho legítimo), esos, que se queden pobres. ¿Qué tiene de malo la gente ambiciosa? Por ellos es que tenemos el mundo maravilloso de hoy en día.
¡Ahora los que toman drogas es porque no tienen interés genuino en las cosas, mientras que los que se aferran a pretensiones grotescas, exhibiendo la más deprimente ignorancia, son los que llevan el interés genuino! Ahí tienen al arribista R. W. Fassbinder, muerto a los 36 años en la embriaguez de la codicia y de la cocaína, y en contraste, como modelos de genuino interés por las cosas, esos cientos o miles de ex rectores de universidades públicas colombianas que sin duda llegarán a los noventa años floreciendo en la plenitud de su ocio fecundo. Dios mío. Claro que lo mejor es el sentido de justicia: «ésos que se queden pobres». Por ejemplo, pongamos las drogas, fulanito le da por fumar marihuana todo el día y vive experiencias que le fascinan, y por esa causa se queda pobre. ¡Si le da por leer a William Blake tiene derecho a una renta estatal, habida cuenta de que algo (no les quepa duda, la buena familia de los zuletianos línea Felipe) los designa merecedores de ingresos y genuinamente interesados! Y yo que diz que diciendo que Colombia es un muladar. ¿Cómo se va a quedar Lanark sin su renta si en sus investigaciones filosóficas llegó hasta la práctica del budismo? Claro que la forma de obtener la plata en Colombia es precisamente la industria de la protesta. El que lo dude puede preguntárselo a los cientos de miles de fecodistas que sacan estos días a los niños (o proto-hombres nuevos) a servir de carne de cañón para asegurarles rentas a esos visionarios de la utopía.
En realidad el contraste con esa ambición de los padres chinos (resultado de la pobreza de su país, cuyo PIB per cápita todavía es mucho más bajo que el colombiano) se da en la iluminadora y liberadora experiencia de los niños colombianos: sólo nos hacen falta unas décadas para verificar el hígado sano de los genuinamente interesados (y naturalmente despreciadores del dinero) y en contraste la bárbara autodestrucción de los amarillos ritalinizados. Dios santo.
Y lo de las dos clases de estudiantes está de lujo. Yo también creo que hay dos clases de hombres: los que se afeitan sólo el lado derecho del bigote, y los que se afeitan sólo el lado izquierdo.
Esto no sé con qué tendrá relación. ¿Quién habló de dos clases de estudiantes? ¡Ahora lo veo! Estudiantes = «que tienen estudios». Sí, comprensión de lectura de la buena.
Anónimo
18 junio, 2007 at 4:07 pmLas habilidades sí se heredan, y la estupidez también.
Lanark
18 junio, 2007 at 6:47 pmCarlos: En una sociedad liberal, uno tiene todo el derecho del mundo de ser productivo o de no serlo. Uno puede o no ser un avaro estreñido que no quiere regalar ni el aire que exhala, y aspira a que la sociedad le reembolse cada segundo de su trabajo en plata. Yo no le veo ningún problema a que si alguien quiere hacer de su vida un infierno por plata lo haga: lo más justo sería que ese pobre diablo, al menos, consiga plata, y pueda gastársela a sus anchas. Pero no acepto que el que no haya hecho eso pierda el derecho a vivir, a comer, y a ser tratado como persona.
En una sociedad liberal nadie tiene demasiada injerencia sobre los demás, ni el estado clásico que todos reconocemos, ni esas cofradías, esos pequeños estados ineficientes pero poderosos que son los monopolios. Empresas como Microsoft, o aún como Caracol o El Tiempo, se ríen de la productividad y de los resultados, y pueden darse el lujo de producir basura, porque su negocio está en impedir que la competencia produzca algo mejor. Y una de sus armas, es el estado corrupto que sirve sus intereses.
En la mitología neoconservadora sólo existe la improductividad y la corrupción en ese estado que es el garante del interés común de todos, sin que medie el capital, pero no existen en esos pequeños estados que son los garantes del interés común de, digamos, cien mil accionistas. El capital parece ser la vacuna contra la corrupción… y, sin embargo, todos los días vemos a los burócratas de empresa hacer lo mismo que a los burócratas del gobierno.
Por otro lado, el libre mercado es hoy por hoy imposible, porque los grandes capitales necesitan estados que coarten las libertades individuales. Se puede, eso sí, aplastar a nombre del libre mercado a los pobres perdedores que tuvieron una iniciativa de negocios fuera del chic de los grandes capitales: está bien ser pequeño empresario, pero sólo si uno le presta servicios a las grandes empresas, desde asesorarlos hasta enjabonarle la espalda al jefe o salir en moto a deshacerse de personas incómodas.
El tercer mundo tiene un ejército de planeadores económicos con doble estándar, mas tinterillos que tecnócratas, que enarbolan el discurso del libre mercado para sacrificar todos los derechos individuales al derecho a la propiedad, y están perfectamente entrenados para mirar a otro lado cuando aún este derecho es vulnerado por esos supra-estados dueños del estado que son los grandes grupos económicos.
Lanark
18 junio, 2007 at 7:35 pm«¡Ahora la mísera pastilla que con grandes esfuerzos les pagan los padres chinos a sus hijos para que salgan airosos del examen los dejó sin hígado, millonarios pero sin salud…! Noción colombiana de «filosofía»: el efecto de pasar demasiadas horas viendo «Francisco el matemático» o algún melodrama que explote los mismos resortes»
jejeje se ve que la farmacología no servía para apuntalar los prejuicios de su Divina Persona, porque no la consideró digna de adornar su abigarrada erudición. Pero no es difícil buscar en google algo sobre este tipo de drogas, o incluso averigüarse porqué es peligroso que los papás se antojen de darles a los niños una droga que está de moda.
¿le suena la palabra «metanfetaminas»? ¿sabe qué significa «estrés»?
¿sabe qué función tiene el hígado y los riñones?
Si su valioso tiempo se lo permite, podría buscar «metilfenilato» en Google, porque los estudios clínicos no suelen referirse a una denominación comercial, sino al nombre del principio activo.
Al que no le de pereza, puede echarle un ojo a un artículo sobre una hepatitis autoinmune que parece ser provocada por el uso habitual de esta sustancia. Claro que uno puede despachar esa información como una conspiración de los doctores de la izquierda, como ese cuentico del calentamiento global. Y hablando de conspiraciones de doctores de la izquierda… ¿Jaime cree en la teoría de la evolución, o es creacionista como sus admirados neoconservadores blancos, anglosajones y «luteranos»?
Anónimo
18 junio, 2007 at 7:38 pmLos «neomamertos» penitentes se escudan en discursos nuevos o refritos pera justificar sus intereses personales o corporativos. De que intereses genuinos se habla. Los anticapitalistas de ultima generacion combaten teoricamente los mecanismos de competencia meritocratica, pero sus amigos de Fecode y Aspu se apuran por hacer todo lo posible por hacer cuanto «posgrado» de fin de semana o presentar cuanta «produccion intelectual» para que les den los puntos (pesos) en el 1279 y en el escalafon docente. Critican la teoria pero ordeñan la realidad para estar en el mercado. O acaso el «escalafon docente» no es un sistema de ranking al que ellos juegan.
Daniel Vaughan
18 junio, 2007 at 8:39 pm¿Quiénes son los anticapitalistas?
Jaime Ruiz
18 junio, 2007 at 8:39 pmLanark, hombre, según el artículo se tomaban una pastilla para el examen de ingreso a la universidad. Sin duda los fármacos ilegales tienen muchas consecuencias, sobre todo si se abusa de ellos, pero la inferencia de que esa pastilla les va a destruir el hígado es un chiste muy malo. Lo mismo que digamos la posibilidad de sobrevivir de quien no quiere trabajar: altísima en los países en los que se deja trabajar, ínfima en los países miserables en que sólo una casta tiene asegurada la posesión de todo gracias a estructuras de dominación.
Eso es algo que tanto Carlos como el último anónimo describen vagamente pero no señalan con claridad: ¿es o no exacto el aserto de que lo que en Colombia se llama «izquierda democrática» sólo defiende las rentas desproporcionadamente altas de una minoría inevaluable y directamente heredera del orden esclavista tradicional? ¿Y que todo ese poder se basa en la acción de los niños sicarios que hacen funcionar el clientelismo armado?
Si un ciudadano pobre desiste de trabajar (o prefiere trabajar lo menos posible), sus posibilidades de llevar una vida mínimamente digna son altísimas en los países en que se han aplicado políticas económicas liberales y son ínfimas en los que siguen en el orden-estamental-del-barroco (agravado por la adánica exuberancia del trópico). Parece que la distracción de Lanark lo lleva a idealizar sus ideales a niveles grotescos. Su rechazo de la sociedad competitiva viene acompañado de una torpe careta caritativa, pero sólo es defensa de su jerarquía, de su estrato, de las pensiones tempranas de los rectores que han desecado pródigamente el erial intelectual que ya era el país y, como sus antepasados, se han asegurado rentas mandando matar gente.
Me da risa relacionar todos esos datos espeluznantes de la ritalina con la beata y rutinaria defensa de la legalización de las drogas basada en la libertad individual. Ese sentido de libertad se acaba en cuanto se ha conseguido convertir el narcotráfico en una desgracia ocasionada por otros, como las manchas que dejan en la ropa las salpicaduras de un carro que pasa sobre un charco. Después hay que denunciar este capitalismo que destruye los hígados con tanto consumismo y envilece las almas obligando a algunos a estudiar economía en Nueva York por la despreciable ambición del dinero.
Daniel Vaughan
18 junio, 2007 at 8:43 pmYo no he visto el primer «anticapitalista» en este blog… el primero… no he visto tampoco el primer mamerto, o «neomamerto» por acá.
Lanark
18 junio, 2007 at 9:13 pmJaime: Una cosa es que una persona tome drogas porque quiere, y otra que los papás lo obliguen porque creen que si no, va a ser un fracasado.
Jaime Ruiz
18 junio, 2007 at 10:24 pmPero Lanark, si se trata de un país comunista, el muchacho forzado a consumir drogas se consigue una beca denunciando a sus padres. Y no parece muy probable que los padres los obliguen, suele haber más simpatía por las tomar drogas entre los jóvenes sujetos que entre sus padres.
Anónimo
18 junio, 2007 at 10:41 pmYO soy anticapitalista, pero no por razones ideológicas, o porque desprecie las posibilidades de la meritocracia o de la competencia, sino precisamente por las razones que da Carlos en defensa del mismo sistema y que en realidad son una farsa: «Todos los días los consumidores(que somos todos) «evaluamos» a los productores(que somos casi todos) sobre la base de los beneficios o resultados concretos que nos proporcionan los productos y servicios . Aunque siempre existirá el fraude, la publicidad engañosa, «las asimetrías de información», en últimas la libre elección del consumidor evita el mediocre habilis que sabe aprender a competir en el sistema academico sin generar valor real para el resto de la sociedad».
Explíqueme cómo elegir, por ejemplo, aquí: mercadeo
Alejandro Gaviria
19 junio, 2007 at 1:03 amCulpar al capitalismo de los excesos de la competencia es como culpar a la evolución por la exuberancia de la cola del pavo real. El capitalismo funciona muchas veces por overkill. Pero la pregunta siempre será: ¿cuál es la alternativa? Y todos, creo yo, estaríamos de acuerdo en que la multiplicidad frívola es mejor que la uniformidad impuesta.
Quiero ahora referirme al comentario del anónimo 16:12. Dice el comentarista: “A mi lo que me preocupa es que la gente mas pobre no sabe que el juego lo puede ganar. No creen que hacer el esfuerzo vale la pena, cuando yo por lo menos creo que si vale la pena”. El economista y premio Nóbel Robert Fogel ha señalado que las diferencias más grandes (o más significativas) entre ricos y pobres tienen que ver no tanto con los bienes materiales, como con los bienes espirituales: la autoestima, la visión de oportunidad, lo que los sociólogos llaman el sentido de la eficacia propia: self-efficacy. En últimas, la autoexclusión es otro de los grandes problemas de la meritocracia, al menos en un país como Colombia.
La columnista María Jimena Duzán escribió hoy en El Tiempo sobre el testimonio de una niña caleña que le confesó a su maestra que quería ser sicaria. En lugar de condenar el ambiente sociológico creado por la concentración espacial de la pobreza, o de hablar de la falta de visión de las oportunidades, la columnista presenta una teoría excepcional. “Viéndolo bien –dice– no es extraño que en este país los niños quieran ser sicarios si estos, además, se toman fotos con el Presidente”. La pereza de este argumento es casi ofensiva.
Pero en la competencia por la atención de los lectores, este tipo de facilismo intelectual es efectivo. Allí acuden los lectores en masa. A congraciarse o a indignarse. La vulgaridad vende. Y no sólo en el mercado de bienes: también en él de las ideas.
Maldoror
19 junio, 2007 at 1:12 amDaniel:
Cuenteme entre el primer anti capitalista convencido que ha visto en este blog. Desde luego, tiene que preguntarse que se entiende por la palabra «capitalismo» antes….
Maldoror
19 junio, 2007 at 1:16 amAlejandro:
La verdad no he leido al economista que dice que la diferencia entre pobres y ricos está en los bienes espirituales. Pero dado que es una teoría que suena bastante familiar y que es tan poco creible en vista de la realidad que uno ve todos los días cuando sale a la calle o cuando habla con un pobre, a mi se me gustaría que ud nos ampliara de donde sale y en que datos se sustenta…
Lanark
19 junio, 2007 at 1:27 amPor un lado, estoy de acuerdo con Alejandro en la vulgaridad del argumento de misia Duzán, pero por otro lado, también me parece bastante vulgar el concepto de «bienes espirituales». Es el tipo de vulgaridad de libro de autosuperación que también vende bien.
Es completamente cierto que en la exclusión socioeconómica juegan más los factores culturales: más que la herencia material, juega la riqueza del repertorio comportamental (un término menos vulgar y más científico, prestado de la sicología conductista).
El repertorio comportamental no tiene nada de espiritual. O, por lo menos, es tan «espiritual» como saber usar Google. Tiene elementos como no asustarse por el hecho de tenerse que endeudar, reconocer y aplicar con precisión pero con naturalidad los comportamientos asociados con jerarquías y relaciones de poder, y ser capaz de ver que hay muchas oportunidades. La paranoia y el simplismo, por ejemplo, son maneras de interpretar que son escasas entre la gente que logra ascender socialmente, al igual que una moral rígida.
Las personas que hayan tenido la oportunidad de estudiar en la Universidad Nacional y en la Universidad de los Andes (creo que por acá hay varios) podrán dar fe de que en la Universidad Nacional, debido al origen social de los estudiantes, predomina una actitud tímida y temerosa de sobresalir: por ejemplo a la hora de preguntar cosas en clase. En la Universidad de los Andes, por otro lado, es menos frecuente que se preocupen de que sea tonto lo que tienen que preguntar, y en general teman menos llamar la atención del profesor o de los demás estudiantes.
El ejemplo de las actitudes en las dos universidades, aclaro, sólo funciona en las carreras más comunes, porque hay otras (como matemáticas o música) donde no hay diferencias notables «de estrato» entre las dos universidades.
Maldoror
19 junio, 2007 at 1:37 amLanark:
¿Ud está seguro de que «es completamente cierto que en la exclusión socioecónomica juegan más los factores culturales»?
Lanark
19 junio, 2007 at 2:03 amMaldoror: Tal vez lo que pasa sea que yo cuento demasiadas cosas como factores culturales: por ejemplo la maquinaria para comprarles a los pobres el voto con lechona, podría decirse que es una especie de tecnología logística, pero yo la contaría como cultural.
También la forma como están excluídos de los manejos de los tinterillos es una cosa cultural: ellos podrían neutralizar esa exclusión horrible que los puede por ejemplo llevar a la cárcel injustamente, con un poco de conocimiento.
Hay mecanismos de mantenimiento del statu quo, como el paramilitarismo, o ciertas prácticas ilegales de funcionarios de las «fuerzas del orden» (que siempre son casos aislados), o simplemente estructuras de relaciones sociales, que son completamente inmunes al cambio cultural, al menos por parte de la víctima, pero esos no creo que lleguen a pesar más que la enorme cantidad de fenómenos culturales.
Los oprimidos llevan una buena parte del opresor dentro de sus cabezas.
Maldoror
19 junio, 2007 at 2:15 amLanark:
«Los oprimidos llevan una buena parte del opresor dentro de sus cabezas.»
Eso tiene parte de cierto, pero me parece que uno debe tener cuidado con esa forma de pensar, que usualmente está al borde de racionalizar la opresión y olvidarse de que los opresores tienen usualmente una cuota de responsabilidad mayor
Alejandro Gaviria
19 junio, 2007 at 2:16 amCreo que más que el concepto mismo, lo que le parece vulgar a lanark de los bienes espirituales es el nombre. El concepto tiene que ver con las diferencias culturales. Con cierto bagaje psicológico asociado con el pobre desempeño socioeconómico. Yo no pretendo resumir una teoría compleja en un párrafo. Los interesados pueden encontrar información aquí.
Voy a dar un ejemplo sacado de mis propias investigaciones. 35% de las niñas de estrato bajo están o han estado embarazadas. En los estratos altos, el porcentaje en cuestión no supera el 8%. Esta diferencia no tiene nada que ver con el acceso a anticonceptivos. La evidencia (tanto cuantitativa como cualitativa) muestra que los embarazos son una decisión consciente, explicada en parte por la falta de oportunidades reales y en parte por la incapacidad de identificar (y aprovechar) las oportunidades que se tienen. Ambas cosas son importantes. Y la segunda refiere a lo que Fogel llama bienes espirituales.
Jaime Ruiz
19 junio, 2007 at 3:59 amEs verdad que eso de «bienes espirituales» para el caso tiene un tufillo religioso que no corresponde en absoluto a lo que nombra. A veces bastaría «información», otras, «disposiciones psíquicas». Lo que en Colombia define a los opresores es que hablan en nombre de los oprimidos. No hay nada que explique mejor al país y por eso todas las teorías generales del mundo hay que usarlas recordando que se aplican a un objeto sui generis. Es lo mismo que hacen los patrones del narcoterrorismo, quienes lean en El Espectador por ejemplo al columnista y heredero Cepeda II comprobarán cómo se arenga a los asesinos en nombre de las víctimas.
Anónimo
19 junio, 2007 at 1:22 pmque sorpresa,jaime y carlos coinciden en la explicacion de los problemas colombianos,la culpa es de la clase sindicalista,especialmente fecode y similares que expolian el trabajo de empresarios y trabajadores,por esto sera que son asesinados con tanta frecuencia para quitarles las riquezas que estos explotadores de colombia,acumulan en el exterior, los miles de millones de dolares que obtienen con su actividad criminal, despiertan la envidia de los desposeidos.
con esta logica explicacion se entiende bien el aporte del anonimo de las 11.07 en que la herencia responde por habilidades y estupidez.
notese que le sigue a la verborrea paranoide del superman rojiazul,sera,que este entusiasta de la ritalina,muestra otro de los efectos secundarios de la metaanfetamina,paranoia y desvarios de grandiosidad,tales como representarse con careta de nobel y en traje de superman capitalista?
Carlos
19 junio, 2007 at 2:58 pmLanark dice: «Carlos: En una sociedad liberal, uno tiene todo el derecho del mundo de ser productivo o de no serlo. Uno puede o no ser un avaro estreñido que no quiere regalar ni el aire que exhala, y aspira a que la sociedad le reembolse cada segundo de su trabajo en plata. Yo no le veo ningún problema a que si alguien quiere hacer de su vida un infierno por plata lo haga: lo más justo sería que ese pobre diablo, al menos, consiga plata, y pueda gastársela a sus anchas. Pero no acepto que el que no haya hecho eso pierda el derecho a vivir, a comer, y a ser tratado como persona.»
En esencia manifiestas estar de acuerdo con lo que ya dije. Lo unico que inquieta es la ultima frase. El derecho a vivir lo interpreto como una restricción a los demás a que no te quiten la vida no a que los demás te tengan que dar el sustento(eso sería el derecho del vago #1). El derecho a comer lo interpreto como una restricción a que no te quiten el acceso a la comida o no te la roben pero no a que los demás te tengan que dar la comida (derecho del vago #2). Por supuesto que es bueno promover la solidaridad como un valor deseable en la sociedad. Pero es que tiene la principal obligación de buscarse su sustento es uno mismo.
«En una sociedad liberal nadie tiene demasiada injerencia sobre los demás, ni el estado clásico que todos reconocemos, ni esas cofradías, esos pequeños estados ineficientes pero poderosos que son los monopolios. Empresas como Microsoft, o aún como Caracol o El Tiempo, se ríen de la productividad y de los resultados, y pueden darse el lujo de producir basura, porque su negocio está en impedir que la competencia produzca algo mejor. Y una de sus armas, es el estado corrupto que sirve sus intereses.»
Es totalmente equivocado llamar a Microsoft,Caracol,etc «pequeños estados» porque la definición de estado implica tener el monopolio de la fuerza en un territorio específico, algo que ninguna de estas empresas tienen. Estas repitiendo un viejo truco de la izquierda y es trastocar el significado de las cosas llamando a las grandes empresas «estados» cuando claramente son simples organizaciones. Si quieres llamar a alguien «pequeños estados» es mucho mas apropiado hacerlo con los paras o con la guerrilla en los territorios que dominan.Un enorme poder economico no hace que una organización se convierta en un estado.
Por otro lado, todo eso que mencionas sobre empresas como Microsoft(que en realidad no es un monopolio), Caracol, etc, se debe a los privilegios estatales. Y es cierto que estas empresas utilizan al Estado para servir sus intereses. Pero eso tambien lo hacen muchísimos grupos de interes desde Fecode hasta los terratenientes colombianos. El problema es el enorme poder del Estado, no son la existencia de estos grupos de interes. Yo tambien tengo mis intereses pero carezco de influencia política así que mi posibilidad de utilizar el Estado para lograr mis intereses es mínima o inexistente.
«En la mitología neoconservadora sólo existe la improductividad y la corrupción en ese estado que es el garante del interés común de todos, sin que medie el capital, pero no existen en esos pequeños estados que son los garantes del interés común de, digamos, cien mil accionistas. El capital parece ser la vacuna contra la corrupción… y, sin embargo, todos los días vemos a los burócratas de empresa hacer lo mismo que a los burócratas del gobierno.»
Esto es cierto pero la gran diferencia es que los accionistas de una empresa privada pueden optar por vender la partecita de la propiedad que tienen o buscar un cambio en la junta directiva y la gerencia,etc. En el caso de un ciudadano frente al Estado las opciones son mucho menores. Hace unos meses el distrito decidió crear un instituto de turismo dizque porque es función de la administración distrital promover el turismo. A mi nunca me preguntaron al respecto ni me dan la opción de dejar de pagar la parte de los impuestos que irán dirigidos a los burocratas de ese instituto.
«Por otro lado, el libre mercado es hoy por hoy imposible, porque los grandes capitales necesitan estados que coarten las libertades individuales. Se puede, eso sí, aplastar a nombre del libre mercado a los pobres perdedores que tuvieron una iniciativa de negocios fuera del chic de los grandes capitales: está bien ser pequeño empresario, pero sólo si uno le presta servicios a las grandes empresas, desde asesorarlos hasta enjabonarle la espalda al jefe o salir en moto a deshacerse de personas incómodas.»
En parte cierto, pero este es un argumento mas a favor de la libertad no en contra de esto. Si le quitaramos al Estado la capacidad de intervención de la economía muchos de estos grandes capitales no existirían. Aunque muchos se la pasan diciendo que la libertad economica es la ideología de las trasnacionales, es todo lo contrario: los ricos son los principales enemigos de la libertad economica. Ej: En Colombia pagamos tiquetes de avión carísimo porque no existe libertad en el sector aereonaútico(el famoso «cielos abiertos» algo que le hubiera dañado los ingresos, en su momento, al señor Julio Mario Santodomingo. Y ni hablemos de los carteles de la banca, las EPS, los taxis en bogota, y muchos mas.
«El tercer mundo tiene un ejército de planeadores económicos con doble estándar, mas tinterillos que tecnócratas, que enarbolan el discurso del libre mercado para sacrificar todos los derechos individuales al derecho a la propiedad, y están perfectamente entrenados para mirar a otro lado cuando aún este derecho es vulnerado por esos supra-estados dueños del estado que son los grandes grupos económicos.
Pues el derecho de propiedad, como yo lo entiendo, es un derecho individual muy importante. Seguramente cuando piensar en propiedad tu te imaginas a un terrateniente que se roba las tierras de los campesino o un empresario que se roba la plusvalía generada por los trabajadores(la desvirtuada teoría marxista del valor del trabajo) pero cuando yo hablo del derecho de propiedad pienso precisamente en que no le robe al pobre campesino la parcela que tiene (como hace el gobierno «socialista» Chino como hizó Stalin) o a que nos quiten gran parte de nuestros ingresos como ese robo legalizado llamado «impuestos». Crees que santodomingo, mancuso, las farc o ardila lulle necesitan derechos de propiedad tanto como nosotros los que no somos ricos? Ellos tienen ejercitos enteros y cientos de abogados para defenderse. El derecho de propiedad es para el pobre campesino desplazado, para el ciudadano de clase media, para el debil. Es para defenderse de los ladrones (pobre o ricos) y del mismo Estado.
Por otro lado, es una media verdad que las grandes empresas son las dueñas del Estado. El análisis es simplificado. El Estado esta capturado por muchos grupos de interes no solamente las grandes empresas. Tambien estan los sindicatos estatales, los terratenientes, los políticos y muchos mas.
Saludos,
Carlos
Carlos
19 junio, 2007 at 3:06 pmanonimo 17:41: Pues será una farsa para ti pero yo, como consumidor, realizó elecciones todos los días. La semana pasada podía decidir si quedarme en bogota en el puente o irme para otro lado con mi presupuesto disponible. Decidí irme para bucaramanga. Aquí podía decidir pedirle a un amigo o quedarme en un hotel. Luego de averiguar en mas 5 hoteles me decidí por uno que me salía en 50000 pesos la noche. Luego tenía que elegir si irme en el carro de una amigo (pagando parte de los paajes y la gasolina), irme en avión(decidiendo en cual aerolínea) o en bus(definiendo con cual empresa y en que horario).Al final decidí irme con un amigo. Y luego llegue a bucaramanga y tome otras decisiones entre varias opciones comparando precios, beneficios,etc.
Y todos los días sucede lo mismo: me voy en transmilleno o en bus normalito. O pago un taxi a pesar que cuesta mas? a donde voy a almozar: tengo decenas de opciones cerca del sitio donde trabajo de diferente precio,sabor,etc. Y así.
La libre elección del consumidor será una farsa para ti pero yo la vivo todos los días. Probablemente no siempre existen todas las opciones que yo quisiera pero vivimos en mundo imperfecto.
Saludos,
Carlos
bebeprobeta
19 junio, 2007 at 4:05 pmQue lindo articulito.
Y despues pensas escribir para ciclistas profesionales ?
Por ese «tour» hay muchisima Meritocracia.
planetaenano
19 junio, 2007 at 4:23 pm» A dos pasos de aqui,una humanidad sensible y educada y enferma del higado seguia coleccionando ferias libres ,estudiando las glorias de la raza china,tocando diminutas musicas nocturnas de Bob Dylan,leyendo «La Fecode» de Jaime Ruiz a los Sub-Danieles. «
( siniestramente post-moderno y sensacion de haber tragado coca alemana hipercristalizada )
Carlos
19 junio, 2007 at 4:58 pmDefinitivamente hay que leer la ultima columna de Kalmanovitz en El Espectador. Basicamente es una critica a los enemigos del capitalismo y una reafirmación de lo que venimos hablando en esta discusión: la influencia de los factores culturales en nuestra pobreza y el subdesarrollo. Un parrafo para no olvidar:
«Por último está la herencia cultural de concebir el trabajo como de la esfera de las castas inferiores de la sociedad, algo que la legislación colonial tenía en cuenta para descalificar a los que ejercían trabajo manual de las altas posiciones como los cabildos, los colegios mayores, el ejército y los consulados (gremios de comerciantes). El tiempo de los cristianos viejos (otra condición de acceso) era entonces muy pausado, desconocedor de los ritmos del trabajo que comandaban, lo cual los hacía administradores incompetentes que imponían largas esperas o incumplimiento de sus compromisos con los demás.»
bebeprobeta
19 junio, 2007 at 5:09 pmEntonces,dada la coca que por
gracia de Alemania nos ha caido encima,dado que los mediocres Sadianos se resisten,alguien de este Blog tiene que subir a recoger a esos benditos teutones,bajarlos y llevarselos a los sudaneses de Bolombolo.
( Silogisto… Por donde te escurres ? )
.
Lanark
19 junio, 2007 at 5:49 pmCarlos: Cualquier forma de organización social ha tenido detractores de dos tipos: los que abogan por volver a la anterior, y los que abogan por pasar a la siguiente. Y ambos, desde luego, revolucionarios y reaccionarios, tienen el interés común de rechazar el estado actual de cosas.
Por otro lado, hasta cierto nivel de conciencia, cada ideología se considera la cúspide del desarrollo humano, el non plus ultra, el orden de cosas en el que desemboca necesariamente la historia. Hasta que la misma historia la hace a un lado en favor de la siguiente.
Y no sorprende, entonces, que en la defensa del statu quo, se echen al mismo costal a los que plantean una regresion con los que plantean un paso adelante.
El neoliberalismo se ha gestado con sentido común en boga, que es un sentido común tipo nueva era o tipo charlatanería posmoderna, que rechaza jerarquías, tradiciones, y grandes relatos, sean formas que ya han sido superadas, o sean formas completamente nuevas y más sofisticadas, complejas o incluyentes.
Ese afán de defender el orden actual igualando las tendencias regresivas, que pretenden volver a un estado anterior, con las tendencias progresivas, que pretenden superarlo, ha sido llamado «falacia pre-trans». Consiste en confundir las propuestas de superar el capitalismo, con las propuestas de regresar al feudalismo o al primer colonialismo, por ejemplo.
Pero ese error de confundir lo premoderno con lo posmoderno, o de confundir lo postindustrial con lo preindustrial, etc. no sólo lo cometen los defensores del statu quo, sino también sus atacantes, que en su afán iconoclasta, terminan pidiendo un regreso al pasado.
Considero que la falacia pre-trans da cuenta de al menos un 80% de las discusiones políticas estériles, porque consisten en que cada interlocutor está confundiendo la posición política del otro con algo más trivial y fácil de entender.
Juan Francisco
19 junio, 2007 at 5:54 pmEs tan interesante este tema que prefiero leerlos a todos ustedes que comentarlos. pero sí quiero hacer una observación. creo que el concepto de Self-eficacy (autoeficacia) es psicológico y no sociológico, porque creo que fue Bandura, psicólogo investigador, el primero en proponerlo con este nombre.
fe marginal
19 junio, 2007 at 6:05 pmUna muchacha de la aldea rescata del amontanamiento la ironica condescendencia…
Encontro uno que tocaba congas…
Encontro uno que era alfarero…
Encontro uno que aparte de Jefe…
fe marginal
19 junio, 2007 at 6:23 pmUna muchacha de la aldea rescata del amontonamiento su embarazo no deseado…
Una muchacha de la aldea atisba por la puerta de la alfareria…
( ‘ De hecho habida cuenta los utiles de barro son los que con mas frecuencia van a la mesa del pobre y mas facilmente se rompen…’ )
Las Congas y El Jefe.
Jaime Ruiz
19 junio, 2007 at 6:55 pmPregunta Daniel dónde hay anticapitalistas, y es una de esas cosas que distinguen a Colombia. ¡Si ya asfixia tanta pasión contra el régimen cubano en todos los artículos de la prensa y en todos los blogs! ¿No expresan la identidad de la universidad pública en que se va el 2 % del PIB la efigie de dos campeones del capitalismo como son el trans-post redentor de los humildes Camilo Torres Restrepo y el condescendiente médico asesino Ernesto Guevara?
En realidad basta con seguir la teleología de Lanark o del anónimo que siempre habla de la imagen de García Márquez como típico personaje del Mundo Bizarro para ver lo que es un país en el que la unanimidad en torno al comunismo como una bella ilusión es tan abrumadora que ni siquiera se llaman comunistas, son todos demócratas y liberales.
No es que estén contra el capitalismo sino que anuncian las auroras rojas del despertar de la sociedad que lo reemplazará bajo las banderas rojas del proletariado que tras aplastar las falacias neoliberales creará la sociedad sin clases.
Apelaez
19 junio, 2007 at 7:35 pmMe parece interesante la discusión acerca de la meritocracia y sus límites. Me parece claro, como dice alguien aca, que una cosa es tener las habilidades para competir (pasar entrevistas, caerle bien a los jefes, etc) y otra las capacidades para el trabajo en sí.
Yo, despues de haber sido descalificado en algunos trabajos por ser timido o simplemente porque no le cai bien a los contratantes, he despotricado de los psicologos que lo entrevistan a uno, del test meyer-briggs, y en fin, he rajado de la farsa de los mecanismos de selección y como terminan por contratar gente más inepta que uno (o que al menos eso es lo que uno cree).
Sin embargo, cuando uno pasa todo ese berenjenal de pruebas y pendejadas y lo contratan; o cuando lo llaman para un trabajo porque ya lo conocen, ahí si es la gloria, uno es un berraco que paso las pruebas y quedó de primero, el putas.
En conclusión, la meritocracia o como quiera que se la llame, es un juego -un poco sádico a veces- pero un juego al fin y al cabo. Algunas veces uno gana y otras pierde.
Daniel Vaughan
20 junio, 2007 at 12:44 amJaime, mi preocupación por el capitalismo es una preocupación filosófica, por ponerlo de alguna forma.
El argumento tradicional procapitalismo, prolibre mercado, etc.etc. es que gracias a éste (el capitalismo) el ser humano ha podido satisfacer sus necesidades. Todo esto gracias, a la usualmente citada, aunque generalmente conocida de manera superficial, mano invisible.
Esto sería verdad si las preferencias fueran exógenas, es decir, el ser humano tiene un gen (o un chip) en donde hay un ordenamiento claro de sus preferencias y necesidades. Pero la verdad es distinta: el capitalismo no es que satisfaga las necesidades de la gente. El capitalismo genera necesidades: la necesidad de tener el carro último modelo, el celular con cámara y reproductor mp3 (el iphone, por ejemplo, quién no lo quiere?), el computador último modelo, etc,etc.
Entonces acá es cuando uno tiene que hacerse la pregunta que a mi me parece importante: ¿Todo esto para qué? ¿Qué son los seres humanos? ¿Cuál es el objetivo de vivir? ¿Hay un objetivo superior, un objetivo divino, o somos sencillamente animales biológicos? ¿Qué significa ser feliz? ¿De qué depende ser feliz? ¿Está mejor la humanidad en una sociedad capitalista que en otro tipo de sociedad, tal vez que no nos hemos inventado (no tiene que ser el capitalismo)? ¿Y qué significa estar mejor? ¿Cómo lo medimos?
Para que sea claro que este comentario no tiene nada que ver con la eterna discusión entre capitalismo vs. comunismo, que los libertarios- por su bien conocido dogmatismo y por una polarización interna que son incapaces de reconocer- pretenden endilgarnos a los que osamos preguntarnos ¿y el capitalismo para qué? pongo el ejemplo de un tipo como el Dalai Lama. No es difícil imaginarse que este ser, ajeno a las discusiones bobas entre capitalismo vs. comunismo, es un ser absolutamente feliz. Sus necesidades son mínimas, y es totalmente ajeno a los vaivenes del mercado.
Entonces repito la pregunta: ¿Todo esto para qué? ¿Son ustedes felices? ¿Si pudieran devolver el tiempo, y pudieran escoger cuál era el camino que querían seguir- es decir, qué quieren ser un sus vidas- tomarían decisiones diferentes, asumiendo que las pueden tomar, y que no dependen de los vaivenes del mercado, o de la mano invisible?
Yo no se ustedes qué piensan. Y bueno, todo esto empata con la discusión original: ¿Todo este sistema educativo, ultra competitivo, para qué?
DV
Anónimo
20 junio, 2007 at 10:19 amuna respuesta a la pregunta de daniel:para ubicar los mas adecuados agentes para incrementar y mantener el poder economico, del club bilderberger.
tipo, ideologos cavernarios como jaime ruiz y su combo.
Maldoror
20 junio, 2007 at 11:47 amDaniel:
Si te interesa la discusión sobre el término, puede mirar este par de enlaces, acá y aquí.
Lanark
20 junio, 2007 at 12:17 pmRealmente, creo que sólo Maldolor clasifica por acá como anti-capitalista. Sería bueno, eso sí, tener algunos anticapitalistas más, así no sean tan ilustres como ese anticapitalista tan citado por acá, Kevin Carson que pareciera pensar exaxctamente lo contrario que algunos de sus «seguidores» amantes de los argumentos de autoridad.
Maldoror
20 junio, 2007 at 12:18 pmLanark:
El único «seguidor» de Kevin Carson que escribe en este blog soy yo….pero no recuerdo que tenga un gran amor por los argumentos de autoridad…
Lanark
20 junio, 2007 at 12:37 pmMaldoror: No me refería a usted, claro. Noto la similiaridad ideológica, aunque no sabía que se considerara un seguidor. Por otro lado, tenía la impresión de que había alguien, ese sí unentusiasta de «y no lo digo yo, lo dice…» que alguna vez se había declarado seguidor de Carson. Tal vez sea sólo mi mala memoria, y la poca atención que últimamente me deja mi trabajo para estas discusiones.
Apelaez
20 junio, 2007 at 12:37 pmCreo que los útopicos que han emprendido la carrera por salirse «del sistema» generalmente terminan mal o desilusionados de su Utopía. Una anecdota personal, mi suegro, que es hebreo, decidió a los 17 años irse a vivir a Israel, justo cuando el Estado israelí estaba siendo fundado y estaba lleno de judios útopicos que querian construir un pais inedito (la mayoría eran socialistas y anarcos utopicos más que fanaticos religiosos). El señor le toco patiarse varias guerras en el ejercito (con lo cual su sueño se derrumbo un poco) y termino viviendo en un Kibbutz en donde todos vivian de manera colectiva compartiendo todo y alejados del mercado. Pues bueno, a los tres años de vivir en ese sitio el señor suegro casi se pega un tiro del aburrimiento y de pensar que asi seria el resto de su vida si se quedaba ahí. Así, empacó maletas y se fue a buscar fortuna a America, y bueno, creo que fue y es feliz.
Historias como estas las he oido muchas veces de gente que se ha salido del sistema. Los hippies, que en los setenta se fueron a vivir a comunas en santa marta y villa de leyva generalmente terminan contandole a uno historias parecidas de lo aburrido y jarto que resultaba «salirse del sistema»,
Carlos
20 junio, 2007 at 1:00 pm«el capitalismo no es que satisfaga las necesidades de la gente. El capitalismo genera necesidades»
Daniel le asigna capacidades humanas a un sistema, a una abstracción. Los unicos que son capaces de motivarte o persuadirte para algo son otros seres humanos. El capitalismo no satisface necesidades. Los individuos satisfacen las necesidades de otros individuos. Deja de hablar del capitalismo como si fuera una persona o una cosa concreta. Es una abstracción mental.
Eso de la «mano invisible» lo repiten los que no saben de liberalismo. Casi nadie utiliza ese argumento para defender el libre mercado o el capitalismo(que son diferentes, Sergio sabe bastante del tema).
Y esta muy bien que te preguntes el porque de las cosas o del estilo de vida «moderno». Si no quieres vivir un vida «burguesa» nadie te debe obligar a eso. Pero TU TAMPOCO NOS TIENES QUE OBLIGAR A VIVIR con tus valores. Esa es la belleza de una sociedad libre. Que no consiste como tu crees en tengamos que llevar una vida supercompetitiva, capitalista,etc. Consiste en maximizar la autonomía del individuo (limitando la coerción de los demas y del Estado) para que DECIDAMOS QUE ESTILO DE VIDA QUEREMOS VIVIR.
Que valores se asocian al liberalismo? Pluralismo, diversidad, tolerancia.
Solo en una sociedad libre pueden existir infinidad de estilos de vida. De acuerdo a lo que cada cual escoja. Una sociedad libre no tiene porque ser capitalista o hipercompetitiva. Si quieres vivir como el Dalai Lama, muy bien. Si quieres vivir como Bill Gates, muy bien. Si quieres vivir de las congas, muy bien.
Cualquier estilo de vida es valido en una sociedad libre siempre y cuando no amenazes o intentes usar la violencia contra los demas.
Saludos,
Carlos
Lanark
20 junio, 2007 at 1:09 pm«Los unicos que son capaces de motivarte o persuadirte para algo son otros seres humanos»
Menos mal que, de Francis Bacon para acá, ha habido un puñado de gente que no necesita que le den lechona o le muestren credenciales para entender las cosas: a veces son incluso capaces de considerar algo llamado la evidencia empírica. Los datos fríos e inhumanos. Numeros, y ese tipo de cosas.
Anónimo
20 junio, 2007 at 1:29 pma los zelotes de la globalizacion y el neoliberalismo,quienes predican las bondades libertarias,pasen por el washington post del 13 de junio y leanse dos articulos por pearlstone y robertson,donde advierten la inminente quiebra de la finanzas del paradigma de la globalizacion,despues no digan que no estban advertidos.
syllogismes_mao
20 junio, 2007 at 2:31 pmbebeplaneta : Me escurro con una broma post-moderna del godo catalan Arcadi.
Navego por Second Life y descubro las intenciones de ciertos avatares. Uno quiere montar un burdel,lo que es muy logico. Otro quiere una isla privada y estar todo el dia quitandose pelitos y haciendose la manicura.Otro quiere ser google: ni usarlo ni trabajar en la empresa; ser google. Supongo que habra tambien el que aspire a ser terrorista nacional e internacional. Es natural. Los juegos estan para eso; se da el caso del honrado y pacifico socialdemocrata que metido en el ordenador destruye el mundo,aunque empesando obviamente por la Casa Blanca.
syllogismes_mao
20 junio, 2007 at 2:35 pm… y Chupense esta ;
TIPOS QUE ACUDEN A UNA VIDA VIRTUAL PARA SER LO MISMO ?
El calvo,calvo;el burocrata,idem,el miserable…?
ENTRE COMILLAS.claro.chao.
Freddy Abel
20 junio, 2007 at 4:44 pmMe sorprende Daniel con su anterior comentario. Será que el capitalismo genera la necesidad de comer? o de vestirse? Tal vez el sistema genere incentivos de reconocimiento si comes esto o te vistes con una ropa de marca exclusiva, pero esa es decisión de cada quién. Es claro que el sistema capitalista incentiva la producción de ciertos productos que algunas personas consideran superfluos o innecesarios como los cosméticos, pero esa industria mueve cifras de ventas sorprendentes. Estoy de acuerdo con Carlos, cada quien tiene la decisión de definir sus valores y considerar bueno el comprar cosméticos, el carro último modelo (o un iphone, que por lo visto daniel desea con ansia). La decisión de hacerle juego a esas «necesidades creadas» son del individuo, seguramente éste se sentirá presionado por el grupo social que lo rodea (compañeros del trabajo, familiares, amigos,… eso me recuerda el cuento de que algunos estudiantes universitarios anticapitalistas no se permitían tomar Coca cola y si a alguno de ellos le gustaba dicho producto tenía que consumirlo a escondidas) pero en fin de cuentas es una desición personal.
como última cosa, será que los sistemas anteriores al capitalistas permitían que la gente decidiera qué consumir, tal vez el feudalismo genera más prosperidad que el capitalismo. Se me viene a colación una columna de Alejandro («Mentiras piadosas»), a ver si Daniel la relee.
F.
Carlos
20 junio, 2007 at 5:45 pmLanark: pero quien encuentra esa evidencia o quien te la va a mostrar? Otro ser humano.
Además, en mi experiencia laboral he visto que los datos fríos no son tan contundentes como el apelar a las emociones. Y no digo que sea bueno o malo. Simplemente describo lo que he observado.
Saludos,
Carlos
Daniel Vaughan
20 junio, 2007 at 6:11 pmHay una frase clásica, tomada de La Riqueza de las Naciones, que aparece en varias publicaciones académicas sobre el tema. Dice así:
«It is not from the benevolence of the butcher, the brewer, or the baker, that we can expect our dinner, but from their regard to their own interest.»
Eso es claro. Yo no estoy discutiendo esto. Tampoco estoy haciendo alusión al comunismo. Mucho menos estoy imponiendo un sistema de valores, como Carlos, en su bien conocido dogmatismo, intenta señalar.
Por otro lado, el discurso libertario de Carlos ni siquiera es relevante acá. Eso sucede cuando todo lo que uno lee pasa por el lente libertario. Como suele suceder, su cortísima visión hace que se quede en bobadas como «abstracciones»… el tradicional uso de la retórica de Carlos, que ni siquiera pretendo discutir.
Por otro lado, la discusión sobre qué significa el término tampoco me parece interesante. Esto no pretende ser una disquisición sobre qué es el capitalismo. De hecho, esa discusión es bien conocida, y nos lleva a la aburridísima discusión sobre acumulación de capital, sobre el valor del trabajo, y muy seguramente hasta Marx.
El capitalismo es una institución, y como toda institución, genera sesgos hacia determinados atributos de los bienes: el principal siendo los precios, pero además a atributos superficiales— aunque no por eso criticables— como si está de moda o no, si los demás lo usan, etc.etc.etc. En este sentido, por ejemplo, la institución capitalista genera una definición de éxito que se mide en pesos, o en dólares.
Hace un par de días (el lunes exactamente) salió un artículo en uno de los periódicos de circulación gratuita en NY (www.amny.com) sobre lo que denominaban la «generación endeudada».
El cuento es interesante y tiene mucho que ver con esta discusión, tanto la original, como la que surgió después de mi último comentario:
La generación de los veintitantos, es una generación endeudada, endeudada por múltiples razones:
En primer lugar, es una generación que se endeudó para ir a la universidad. De acuerdo con el artículo, una persona con «college» (un título de pregrado) gana en promedio 56000 dólares al año (o una cifra similar) mientras que una sin educación universitaria gana cerca de 28000 dólares anuales, muy cercano al salario mínimo anual.
La primera razón es esa, y la segunda es el mantenimiento de un nivel de vida que una ciudad como NY impone: el pago de un renta en Manhattan («porque si vivo en NY, ¿cómo no voy a vivir en Manhattan?») y el pago de las tarjetas de crédito para continuar con los hábitos que una ciudad como NY impone (comer todos los días en restaurantes, ir a cafés, salir a rumbear, etc.etc.etc.etc.etc).
A ustedes les puede sonar descabellado esto, les puede sonar descabellado que el sistema capitalista genera necesidades. Pero lo único que están haciendo es desconocer una realidad. Lo que los economistas llamamos, «las preferencias», son endógenas, y por eso la publicidad y el mercado funcionan. Por eso 10 pares de zapatos no son suficientes. Por eso el miedo a que nuestro hogar se llene de bacterias (que ni siquiera sabemos si existen realmente! Eso dicen los medios, así que debe ser verdad!) compramos el mejor jabón antibacterial que conseguimos (hace unos días salió un artículo diciendo, por ejemplo, que esto ha generado el efecto opuesto… las vueltas que da la vida, y la ciencia, no?).
El caso gringo es interesante por varias cosas:
1. El altísimo costo de la educación superior.
2. El funcionamiento del sistema, en donde no se generan habilidades específicas, sino se genera un conocimiento general. Acá no es como en Colombia en donde uno es ingeniero y estudia ingeniería por 5 años. Acá uno entra a un liberal arts college y ve historia, artes, algo de economía, algo de antropología, escoge un major y un minor. Los majors exigen ver unas 8 materias (no estoy seguro de este dato) pero no generan mayor conocimiento del área de estudio.
Y esto a mi me genera una cantidad de preguntas: está bien el mercado en valorar a una persona con college casi el doble que una sin college, como los datos de salarios anuales sugieren? Ese esta otra falla del mercado?
No se… son preguntas, preguntas que me parecen interesantes y que cuadran con esta carrera meritocrática en la que nos metemos desde chiquitos por vivir en la sociedad en la que vivimos.
Y bueno, para terminar un interminable post, repito lo obvio, que parece no ser tan obvio para varios comentaristas del blog: yo no estoy desconociendo que el sistema capitalista genera incentivos importantes, y que gracias a eso hoy tenemos internet, google, iphone, viajes espaciales, televisión por cable, carros con airbags, aceleradores de partículas, coca-cola, cerveza light, etc.etc.etc. La cita de Smith es clara.
Pero también es claro que la gran variedad de productos que tenemos han surgido no para satisfacer necesidades, sino para generar necesidades que puedan de esta manera generar más riqueza.
El sistema capitalista sería perfecto si hubiera un mínimo de estándares éticos. Pero como es bien conocido, el egoísmo inherente al sistema capitalista va en contravía de un sistema ético.
DV
Daniel Vaughan
20 junio, 2007 at 6:30 pmDos cortos «followups» de mi último post:
El primero.
Anoche estaba pensando en todo esto, y no dejo de imaginarme una sociedad en el futuro, en donde todas las tareas aburridoras, o sencillamente todo lo que necesitemos para vivir cómodamente, sean realizadas por computadores, o si prefieren, por robots.
No sería genial?
Así cada uno se puede dedicar a hacer lo que quiere únicamente! Sería una sociedad liberal perfecta! Carlos quiere dedicarse a leer libros, historia, política? Tranquilo, hágalo. Ahora no puede, porque tiene un trabajo, que aunque puede que le guste, no es lo que lo hace feliz. Lo que lo hace feliz es su doctrina.
No es fácil imaginarse esto mismo con todos los comentaristas de este blog, incluído yo, por supuesto. ¿Si no tuviéramos que ganarnos la papita, que estaríamos haciendo?
DV
Daniel Vaughan
20 junio, 2007 at 6:36 pmEl segundo:
Hay una cosa que «Carlos el libertario» (acabo de terminar de leer nuevamente 100 años de soledad y me quedó en la cabeza el nombre de «Remedios la Bella»), no termina de entender:
Él cree que una sociedad liberal necesita un sistema capitalista (la vieja discusión, atribuida de manera correcta a Friedman, sobre que el libre mercado es una condición necesaria para el liberalismo político).
Pero si uno acepta la tesis de la endogeneidad de las preferencias (y necesidades), la necesidad lógica se cae. Y esa es la tesis que yo he venido sosteniendo acá (hay evidencia empírica para el que quiera, aunque esto no debería ser necesario: sólo piensen en por qué, y cómo, funcionan la publicidad y el mercadeo para que se convenzan d de esto).
Uno no puede ser realmente libre en una sociedad capitalista. Y no lo puede ser, porque cuando uno decide «libremente» comprar el nuevo celular con reproductor mp3 de Apple, el ya conocido iphone, no lo está haciendo de manera libre. Sus preferencias tienen sesgos, que además- y esta es la parte interesante- suelen ser sesgos inconcientes.
Así, «Carlos el Libertario» decide comprar el iphone, digamos (con Carlos siempre toca hacer estas aclaraciones estúpidas, porque seguramente va a responder «Daniel, de dónde sacas que yo quiero comprar un iphone? Deberías tener cuidado antes de decir estas cosas!») no porque él lo haya decidido de manera libre.
La triste realidad, es que muy seguramente, «Carlos el Libertario» compra el iphone porque el señor Steve Jobs lo desea. Y no es difícil hacerlo.
DV
Carlos
20 junio, 2007 at 6:40 pmFreddy Abel: ademas ese cuento que los capitalistas «generan necesidades» no se sostiene en la realidad. Los casos de fracasos de nuevos productos son legión, incluso en las multinacionales con presupuestos multimillonarios de investigación de mercado. La gran Coca Cola se gastó un infierno de plata en los años 80 con la «nueva coca cola» que fue un fracaso rotundo y casi le cuesta la presidencia al difunto Roberto Goizueta.
Cuanto gastó Bavaria en las gaseosas que sacó en los años 90 para competir con Postobon? Donde quedarón?
Cuanto gastó Postobon en la cerveza Leona? Donde quedó esa cerveza?
Cuantos programas de Caracol y RCN no pegan? Infinidad de productos y servicios nuevos aparecen en el mercado cada día, algunos con inversiones multimillonarias en publicidad y mercadeo, pero no obtienen los resultados esperados.
La empresa donde trabajo facilmente ha gastado casi 10.000 millones de pesos en los ultimos 4 años en nuevos productos y servicios (para «generar necesidades») y no hemos recuperado ni la mitad de esa inversión.
La realidad es que todo es un proceso de ensayo-error, de descubrimiento de nuevas necesidades que van apareciendo ya que ni el ser humano ni sus estilos de vida son un ente estático que nunca cambia. Quien hubiera dicho que necesitaba un celular hace 150 años? Sabian que el telefono inicialmente se invento para ayudar a los sordos? Que Internet fue pensado para las comunicaciones militares en caso de una guerra nuclear? La incertidumbre domina nuestras vidas, incluyendo la economía, así nos cueste reconocerlo por darnoslas de «racionales».
Hay que aprender a ver la realidad de forma dinámica e incluso caotica, con necesidades nuevas, ensayos y errores, descubrimientos, azar, «destrucción creativa»,etc.
El libre mercado es superior porque la libertad permite ser mas flexible, mas adaptable a ese ser variable y cambiante llamado ser humano que se agrupa con otros para crear consciente o inconscientemente una realidad aún mas compleja llamada sociedad. Porque permite una mayor autonomía para experimentar, para descubrir nuevos productos, mejoras a los procesos,etc.
Ademas, la competencia genera los incentivos para aprender y mejorar.
Los empresarios capitalistas ni sus empresas generan necesidades. Las descubren probando nuevos productos y servicios con los consumidores (o sea con nosotros) en un proceso continuo de experimentación donde ocurren muchísimos «fracasos»(y en realidad el fracaso es aprendizaje). Las odiadas utilidades son las que generan los recursos para esta experimentación(Schumpeter llamaba a las utilidades el «costo del futuro») y a la vez son las que generan el incentivo para los emprendedores. Veamos a las utilidades como «el salario de los emprendedores y/o inversionistas» y veremos que tienen todo sentido y justificación. Que además no es un salario garantizado como sucede con los empleados.
Otro problema es que «las necesidades» de los seres humanos no son tan simples como algunos creen. La gente compra carros de último modelo no tanto por la funcionalidad sino por el prestigio que cree que va a ganar al poder mostrar ese carro a familiares, amigos( y amigas,je,je). Los beneficios de un producto y servicio van mas alla de lo meramente funcional. Tambien existen beneficios emocionales que la misma persona le asigna. Ej: status, seguridad o disminución del miedo, imagen,estética(«es bonito»), pertenencia («yo tambien tengo uno» «esta de moda»), entre otras cosas. Muchos de los productos y servicios que algunos consideramos «superficiales» o «trivales» para otros pueden ser muy importantes. Porque? Porque ellos mismos les asocian beneficios que para nosotros no son obvios porque solo vemos la funcionalidad del producto o del servicio y no la experiencia que traerá para la persona.
Saludos,
Carlos
Carlos
20 junio, 2007 at 6:58 pmDaniel calumnia: «Él cree que una sociedad liberal necesita un sistema capitalista «
Pero en un post anterior claramente dije:
«Esa es la belleza de una sociedad libre. Que no consiste como tu crees en tengamos que llevar una vida supercompetitiva, capitalista,etc. Consiste en maximizar la autonomía del individuo (limitando la coerción de los demas y del Estado) para que DECIDAMOS QUE ESTILO DE VIDA QUEREMOS VIVIR.»
Daniel a su vez define libertad no como usualmente se define al hablar de política o de temas sociales: como una relación entre personas, sino que toma el termino libertad como la «libertad interior» («inner freedom»), libertad con respecto a las pasiones, influencias externas,etc. En esencia: desvía la discusión usando el termino para otra cosa. Y luego me acusa de contradicciones cuando creo que ya van mas de 20 veces que aclaro a que me refiero cuando hablo de «libertad». Nunca he dicho que hablo de libertad desde el punto de vista psicológico. Siempre hablo que es una filosofía política, que define la relación entre individuos en una sociedad.
Pues Daniel, la «libertad interior» no es una cuestión política sino del individuo mismo. La libertad, en el sentido político, contribuye a esa libertad interior, eliminando el miedo a la coerción, pero no va a eliminar la susceptibilidad a ser influenciado por fuerzas externas al individuo para que aparezca el «verdadero Daniel» o el «verdadero Carlos» que tomo las decisiones que realmente quiere.
Para los que les interese el tema les recomiendo esta pagina (que incluso ataca a los libertarios al final)
Saludos,
Carlos
Daniel Vaughan
20 junio, 2007 at 7:19 pmJejejeje, que respuesta tan tierna Carlos!
Ok, según usted yo defino libertad como «inner freedom»? Que comentario tan bobo.
Mi definición de libertad ha sido expuesta innumerables veces acá, y empiezo con lo que usted define como libertad: ausencia de coerción.
He sugerido muchas veces, y el ejemplo del capitalismo o cualquier otra institución sale a relucir nuevamente, que no es necesaria la coherción explícita— es decir, un tipo con una pistola en su cabeza— sino que la libertad tiene que ver con tres niveles:
1. Conjunto de elección
2. Preferencias
3. Capacidad de elección
Su definición de libertad como ausencia de coerción ataca únicamente el tercer nivel. Además esta se puede ver en dos niveles también: una capacidad virtual, y una capacidad real. Por eso, una constitución como la nuestra (olvidando la parte del papel del Estado, concentrémonos en el tema que estamos discutiendo) le garantiza 3. La verdad es muy distinta.
Ahora bien, en una definición completa de libertad toca analizar 1 y 2 también. Usted puede ser totalmente libre, en el sentido de 3, pero su conjunto de elección puede tener sólo un objeto. Por ejemplo, usted vive en una sociedad capitalista, y quiere comprar, libremente, un programa de hojas electrónicas, como Excel. Si Microsoft ejerce un monopolio (como efectivamente lo ha ejercido, y prueba de esto son las innumerables demandas tanto en EEUU como en Europa), su conjunto de elección se reduce a Excel de Microsoft. Note que 3 se satisface, pero usted no es realmente libre.
Lo mismo pasa con Chávez y la «democracia venozolana»: Chávez se presenta a la presidencia, y nadie más se presenta. Suponga además que no hay voto en blanco (como en Colombia, donde el voto en blanco no tiene ningún peso). Son los venezolanos realmente libres cuando escogen democráticamente? Por supuesto que no, así la bella constitución bolivariana lo diga así. Nuevamente 3 se satisface, pero no 2.
Y por último, la relación entre preferencias y conjunto de elección es interesantísima. Sus contraejemplos del último post no funcionan precisamente por esto: Coca-Cola presenta un nuevo producto que puede no ser un éxito, únicamente porque la capacidad de influir las preferencias depende del conjunto de elección también (lo que en psicología se conoce como «context-dependent preferences»).
Le voy a dar un ejemplo de lo variables que son las preferencias, y cómo se pueden manipular. Se conoce como el «attraction effect» (las referencias las puede encontrar en el artículo que escribí y está colgado en mi página web): usted tiene que escoger entre dos artículos, caracterizados por dos atributos, calidad y precio. X tiene mayor calidad, y mayor precio, y Y tiene menor calidad, y menor precio. Se ha demostrado experimentalmente, que la proporción de personas que escoge X sobre Y cambia sustancialmente (y se genera lo que se conoce como un «preference reversal», es decir, sus preferencias no están dadas, no son exógenas sino endógenas) cuando se agrega un tercer elemento, en donde la diferencia en calidad es mayor a la diferencia en precio. Sobre esto hay un montón de evidencia, pero insisto, no toca apelar a la evidencia para darse cuenta que nuestras preferencias (es decir, nuestras necesidades) se pueden moldear fácilmente a través de la publicidad.
Termino finalmente con su brillante definición de libertad (antes siempre había apelado a la tradicional, en usted por supuesto, definición de libertad negativa como «ausencia de libertad»): ahora define libertad «como una relación entre personas.»
Jejejeje, que profundidad.
DV
Apelaez
20 junio, 2007 at 7:20 pmDaniel, si no tuvieramos que ganarnos la vida estariamos, como mi suegro en el Kibbutz de su juventud, o los hippies en sus comunas, más aburridos que el coño
Apelaez
20 junio, 2007 at 7:24 pmDaniel, y cual es su pagina web??
Daniel Vaughan
20 junio, 2007 at 9:07 pmApelaez,
Yo no se usted qué estaría haciendo si no tuviéramos que ganarnos la vida, pero tengo plenamente identificado qué haría yo. Por una casualidad increible— cosas del azar digamos— lo que hago en este momento lo haría felizmente en ese caso hipótetico. Haría otras cosas también. Vale la pena que usted intente responderse esa pregunta. Todavía no es muy tarde.
DV
pd. Lo del azar es bobada, por supuesto. Ahí entra nuevamente la eterna discusión sobre educación, movilidad social, etc.etc.etc.
pd1. Mi página web la encuentra siguiendo el link de blogger y ahí en alguna parte dice webpage, si no me equivoco.
Apelaez
20 junio, 2007 at 9:18 pmEsta discusión va a terminar en la reiteradisima discusion de birras… Si yo me ganara el baloto…
Daniel Vaughan
20 junio, 2007 at 9:52 pmPues Apelaez,
A usted la pregunta del Baloto le podrá parecer boba, y creo que tiene algo de razón si es así.
El punto importante es preguntarse usted qué quiere hacer con su vida, tratando de olvidarse que hay unas restricciones institucionales, económicas, etc.etc.
La diferencia entre ser realmente feliz o no es preguntarse esto, y por supuesto, tratar de alcanzarlo. No dar por dado lo que se puede modificar, y no tenerle miedo a arriesgarse con algo que «nadie hace, porque es bobo».
Esto por supuesto es una sugerencia personal. Cada uno vive su vida como quiere. Algunos deciden ser esclavos de una idea, otros lo son sin darse cuenta, pero otros, deciden intentar ser realmente libres.
DV
Apelaez
20 junio, 2007 at 10:13 pm(…)Y otros deciden jugar las reglas del sistema y ser felices. Es casi un cliché pensar que uno solo puede ser feliz si se retira a un monasterio Zen, se pone a tocar congas en Cuba, o en fin, si se sale del sistema. Yo creo que la felicidad, como dicen todos los lugares comunes y todas las tarjetas de timoteo, son las cosas pequeñas. Pendejadas del dia a dia y no metadiscursos o filosofeaderas. Yo soy feliz a veces y a veces infeliz, como dice el borges apocrifo que suelen citar en los discursos de grado, si volveria a vivir…
Daniel Vaughan
20 junio, 2007 at 11:12 pmApelaez,
Estoy de acuerdo con usted en que llevar la discusión a la felicidad no nos va a llevar a nada: usted va a decir que la felicidad está en los detalles, DV va a decir alguna bobada semejante o peor, así que más bien, para acabar esta discusión sobre felicidad voy a citar al gran Edgar Perea:
«Sigan siendo felices, Édgar les dice».
Anónimo
21 junio, 2007 at 12:08 amDV:
El link para tu pagina web no funciona.
Alexander de Jesús
21 junio, 2007 at 12:20 amTal vez yo no logre ser tan elocuente como DV ó apelaez en el discurso. Pero creo que hablar de «Libertad» quizá es contradictorio. Gran parte del diario vivir esta premeditado o mejor, señalado por muchos factores cotidianos. De tal manera, creo que el hombre no es libre como tal pero tal vez si pueda ser un ser conforme. Así, el mejor sinonímo de libertad que encuentro en la conformidad.
panOptiko
21 junio, 2007 at 3:06 amDetrás de ese «generar-descubrir necesidades», que se me hace una sola cosa, hay un efecto distinto, que es el que soporta las opiniones pero las encierra. El efecto del capitalismo – aunque me parece que a veces dentro de esta discusión se centra en el consumismo – más allá de las necesidades, está en proporcionar un referente ontológico a las personas. Es dentro de esa «razón de ser» de las personas que una necesidad se genera en los terminos que Daniel usa, el mismo mecanismo que apuntala esa racionalidad a los individuos sobre la que reposa la teoría de juegos y buena parte de la economía.
Apelaez: esa mirada extrema de lo que es salirse del sistema hace parte del discurso que mantiene a los individuos conformes con su yugo. Hay pequeñas victorias que transgreden, y que el sistema termina por asimilar y hacerlo plural: algo que bien apunta Daniel como necesario para la libertad. Por ejemplo, la economista que citó en la columna pasada Alejandro se cambió de sexo y además de su prestigiosa carrera académica está ensanchando el sistema.
Daniel, comparto su respuesta sobre que estaría haciendo si no tuviera que ganarme la papita; y eso me ha hecho preguntarme si no hay un porcentaje del mundo que vive ya en ese mundo soñado – por lo mnos el posible. Cada necesidad superada traerá otra desidia. El extremo de su proposición estaría en el imaginario detrás de Matrix, y me inclinaría más por el modelo del Elogio a la Dificultad – claro que yo también estoy contagiado por una de las cartas de Rilke: «¿Si esto no es ser feliz, entonces qué es?». En fin, todo esto sólo un atrevido e insolente desliz posible cuando se escapa de nuestra realidad de masacres, lejos de fin alguno (¿o serán los muertos los que alimentan esa dificultad sobre la cual es feliz ahora, haciéndose necesarios? ¿Será eso lo que llama JR cobra masacres?). No se por qué escribí esto último.
Buen día
Anónimo
21 junio, 2007 at 9:00 amno existe la generacion de necesidades?desde cuando los humanos necesitan hamburguesas mac donald para sobrevivir?
no es adictiva la comida chatarra?
no son los gringos los mas obesos del planeta?
Javier Moreno
21 junio, 2007 at 10:04 amVolviendo al tema de la entrada, aquí una cita que me encontré hoy en The Fortress of Solitude de Jon Lethem. Dos niños de unos 12 años hablando sobre su inminente paso a High School y sus opciones. Uno de los dos dice:
«Just pass that test. Your life depends on it. You think this is bad, wait until high school. If you don’t get into Stuyvesant or at least Bronx Science you’re dead. That’s how the test works, highest scores get into Stuyvesant, next highest Bronx Science, Brooklyn Tech’s a last resort. Sarah J. Hale or John Jay, those places are practically like prison. A teacher got shot at Sarah J. Hale, it was on TV. Algebra, geometry, biology. Get Winegar to give you a practice test, I’m telling you out of kindness. Make him think you like him. Say you want to enter some king of project in the science fair. You don’t really have to do it. If he knows you want to go to Stuyvesant maybe he’ll call someone. Do whatever it takes.»
jhonny
14 junio, 2012 at 12:17 amNo sólo es una columna perfectamente poética, Alejandro, sino que refleja la realidad de unos pequeños proletarios por un afán intelectual de hacerse la paja, mientras la meritocracia -No en el de Young- les demanda por aquí y por allá algo que ni el Ritalin les despertará. Ni a los mismo profesores.
Yo creo que el modelo de Gardner es más o menos, si se re modela, un modelo que mediaría entre las exigencias personales y las meritocráticas. En cuanto a un sistema perfeccionado y separado de las capacidades fisiológicas, intelectuales, imaginativas, etc. Tal vez así Zuleta descanse en paz, y no sólo él, sino todo el embrollo de la educación Colombiana.