Ahora que el Dane vuelve a estar cuestionado: no sabemos ni cuantos somos, ni cuantos trabajamos, ni cuanto devengamos, etc. Ahora que la investigación socioeconómica dejo de ocuparse de la realidad, para dedicarse a la especulación sobre lo que el Dane hizo o dejo de hacer. Ahora que el Gobierno y el Dane se imprecan en privado y se evitan en público. Ahora que lo simbólico prima sobre le verídico, vale la pena leer la historia de lo sucedido en Perú, donde acaban de arrojar el último censo de población a la basura. Copio un editorial publicado el primero de febrero en el diario peruano La República. No quiero hacer de agorero. Pero es bueno que nos vayamos preparando para lo que viene: la chatarrización de la estadística.
El Décimo Censo Nacional de Población y Sexto de Vivienda, realizado a mediados de 2005 por el economista Farid Matuk, entonces director del INEI, y un vasto equipo de especialistas, trajo una gran novedad. Los anteriores censos se concentraron en un solo día, en el cual el país permanecía inmovilizado y pendiente de la llegada de los encuestadores a cada casa. Pero hace dos años se empleó un método nuevo, que obvió todo eso al extender la consulta a lo largo de un mes, sin encierro o inmovilización alguna.
En aquel momento se dijo que tal era el método de recolección de datos utilizado por los censos modernos, que recomendaban extender la consulta y no paralizar productivamente al país. Hoy el nuevo gobierno ha puesto en la picota al señor Matuk y satanizado en todos los términos el censo que realizara, al extremo de que se ha llegado a decir que había que arrojar sus resultados a la basura.
Lo que está en juego no es poco, pues al cancelar de ese modo las cifras recogidas en el 2005 no quedaría más remedio que mantener las del censo de 1993 y quedarnos sin estadísticas confiables, pues todas ellas serán proyecciones sobre economía, población, educación, vivienda, etc. Dicho sea de paso, esas mismas proyecciones, solo que sobre los resultados del 2005, son las que viene proponiendo el señor Matuk.
La idea de “arrojar a la basura” estos resultados no es broma, pues implica declarar oficialmente que se desperdiciaron 38 millones de dólares, que tal fue el costo de la última consulta. Es verdad que nuestro país solo puso una parte de dicha cantidad, pero tampoco estamos para dilapidar 10 millones de dólares. Como sea, y sin que medien estudios serios sobre las cifras del 2005, el gobierno ha resuelto desecharlas y realizar otro censo.
Y aquí nuestro asombro, pues circula la versión de que el nuevo jefe del INEI, el señor Renán Quispe, ha anunciado que la fecha tentativa para dicha consulta sería el próximo 26 de agosto. ¿Siete meses apenas para preparar y realizar un nuevo censo nacional?
Es como para no creerlo, pues si esta encuesta se va a realizar mediante el método antiguo, es decir, inmovilizando al país por 24 horas, es necesario entrenar un ejército de medio millón de empadronadores, contar con cuestionarios de base, hacer ensayos previos, etc.
En suma, se trata de una maniobra de alta estrategia, que no admite fallas. Al ser realizada con tanta premura, lo único que ocurrirá es que se la acuse de improvisación y voluntarismo, y sus cifras sean tanto o más cuestionadas que las del anterior censo.
Qué país.
En aquel momento se dijo que tal era el método de recolección de datos utilizado por los censos modernos, que recomendaban extender la consulta y no paralizar productivamente al país. Hoy el nuevo gobierno ha puesto en la picota al señor Matuk y satanizado en todos los términos el censo que realizara, al extremo de que se ha llegado a decir que había que arrojar sus resultados a la basura.
Lo que está en juego no es poco, pues al cancelar de ese modo las cifras recogidas en el 2005 no quedaría más remedio que mantener las del censo de 1993 y quedarnos sin estadísticas confiables, pues todas ellas serán proyecciones sobre economía, población, educación, vivienda, etc. Dicho sea de paso, esas mismas proyecciones, solo que sobre los resultados del 2005, son las que viene proponiendo el señor Matuk.
La idea de “arrojar a la basura” estos resultados no es broma, pues implica declarar oficialmente que se desperdiciaron 38 millones de dólares, que tal fue el costo de la última consulta. Es verdad que nuestro país solo puso una parte de dicha cantidad, pero tampoco estamos para dilapidar 10 millones de dólares. Como sea, y sin que medien estudios serios sobre las cifras del 2005, el gobierno ha resuelto desecharlas y realizar otro censo.
Y aquí nuestro asombro, pues circula la versión de que el nuevo jefe del INEI, el señor Renán Quispe, ha anunciado que la fecha tentativa para dicha consulta sería el próximo 26 de agosto. ¿Siete meses apenas para preparar y realizar un nuevo censo nacional?
Es como para no creerlo, pues si esta encuesta se va a realizar mediante el método antiguo, es decir, inmovilizando al país por 24 horas, es necesario entrenar un ejército de medio millón de empadronadores, contar con cuestionarios de base, hacer ensayos previos, etc.
En suma, se trata de una maniobra de alta estrategia, que no admite fallas. Al ser realizada con tanta premura, lo único que ocurrirá es que se la acuse de improvisación y voluntarismo, y sus cifras sean tanto o más cuestionadas que las del anterior censo.
Qué país.
Carlos
1 marzo, 2007 at 10:30 pmBueno y que soluciones se proponen para los problemas del DANE?
Anónimo
1 marzo, 2007 at 10:57 pm¿CUAL ERA ENTONCES TODA LA CARRETA DEL DIRECTOR DEL DANE DICIENDO QUE TODO EL MUNDO TENÍA LOS OJOS PUESTOS EN COLOMBIA PARA VER LOS RESULTADOS DE ESTA NOVEDOSA METODOLOGÍA?
DE LOS PROBLEMAS DEL CENSO NO TENGO DUDA, SOLO EN EL TRANSPORTE PÚBLICO UNO SE ENTERABA DE LA BAJA CALIDAD DE LA CAPACITACIÓN DE LOS EMPADRONADORES.
A TODAS ESTAS, YO NISIQUIERA FUI CENSADO, SUPONGO QUE ETARÉ DENTRO DEL MARGEN DE RROE DE LA METODOLOGÍA.
Anónimo
1 marzo, 2007 at 10:57 pmEstos son los resultados que producen las rabietas de Uribe (¿se acuerdan de por qué echó a Caballero?), y que constituyen el principal impulso de sus acciones de gobierno. Para que hacen Plan Nacional de Desarrollo si al final priman las decisiones improvisadas de los consejos comunitarios? Para qué se planifica un censo si al día siguiente resuelven que es mejor cambiar de metodología porque a Uribe no le gusta lo que dice el antiguo director del Dane? Para qué se hacen CONPES, CONFIS y similares si al final todo puede cambiar por una emberracada presidencial?
zangano
2 marzo, 2007 at 11:33 ampareciera que la razon de todo este desbarajuste, se debe a la necesidad de ajustar los resultados a los deseos y politicas del mesias reelecto,la dificultad,es que el dane se ajusta a criterios metodologicos, que chocan con los espejuelos color rosado del aparato de desinformacion mediatica que tiene hipnotizados a una gran parte delos colombianos.
los que no miran con los espejuelos rosados
son obviamente opositores satanizados y condenados por el mesias y sus apostoles mediaticos.
que tal profesionales independientes y competentes como solucion?
o sera mucho pedir a los deslumbrados por los espejuelos rosados.
lelo69
2 marzo, 2007 at 2:25 pmEl sobre diagnostico
En nuestro país hay muchas formas de botar la plata de los contribuyentes, una de esas son los estudios que tiene una doble “intención “ primero favorecer a unos cuantos con un contrato y segundo buscar un efecto político con el estudio o la obra que se ejecute. En este caso del Censo, se cumplió la primera parte “alguien “ se beneficio, pero en la segunda intención el tiro les salio por la culata
bebeprobeta
2 marzo, 2007 at 4:37 pmHay chatarristas y chatarrismos.
Carlos
2 marzo, 2007 at 8:24 pmLe recomiendo este articulo a todos los socialistas, intervencionistas y estatistas que leen y escriben en este foro:
http://www.spiegel.de/international/spiegel/0,1518,448747,00.html
Saludos,
Carlos
zangano
2 marzo, 2007 at 8:45 pmcarlos: tu deseo de ensenar es notorio,tanto como el de aprender?
Anónimo
2 marzo, 2007 at 9:00 pmPero Carlos, si eso que predican en Der Spiegel es prácticamente un invento bogotano: aquí todos somos anarquistas! O es que acaso ha visto que alguien respete los signos o los semáforos, o use las direccionales, o haga pares? Jamás! Lo que pasa es que en vez de hacernos guiños de amabilidad y otras cortesías para tomar nuestras decisiones de desplazamiento nos echamos la madre, algo tan pero tan nuestro. Estamos en el «cutting edge», my rey!
Jaime Ruiz
3 marzo, 2007 at 2:53 pmValoro las columnas de Alejandro, pero la verdad es que me cuesta mucho hacerme una idea de su visión de conjunto de la economía colombiana. Bueno, lo de los ancianatos y la suposición de que la gente que atiende a los viejos es mano de obra sin calificación (cosa que cada vez es menos cierta, como la que limpia suelos o así) y sin ingresos comparables a los de los «profesionales» (en EE UU la gente que limpia se puede ganar hasta 30 veces más que en Colombia, pero no creo que un médico medio se gane siquiera diez veces lo que se gana una de las sufridas víctimas cuya opresión denuncia Lelo69), esa columna y esa visión me dieron una idea, pero ¿qué mejor que una pregunta sencilla sobre las ideas de los profesores que de alguna manera se pueden considerar próximos a Mockus? Hoy sale uno de un tal Guillermo Maya en el que hasta mencionan a Alejandro.
¿Qué opinión le merece ese discurso sobre la necesidad de políticas industriales? Yo creo que un país como Colombia podría alcanzar la prosperidad con la agricultura y los servicios, aparte de la minería, cuyo peso en la economía ojalá se reduzca, pero los sabios quieren que compitamos con China y con EE UU. De modo que no sé si Alejandro cabe en ese grupo o está más cerca de los «neoliberales».
Alejandro Gaviria
3 marzo, 2007 at 6:34 pmJaime tiene razón. Carezco de lo que él llama una visión de conjunto y que yo entiendo como una idea precisa, sin ambigüedades, de nuestra vocación económica. El tema del desarrollo económico es complejo, y la evidencia internacional es contradictoria. La política industrial parece estar de nuevo en boga pero el nombre es confuso. Lo que proponen Ricardo Hausmann y Dani Rodrik (los nuevos predicadores del desarrollo dirigido) es un papel más activo del Estado en el desarrollo de ciertos sectores. En términos económicos, proponen que el Estado provea bienes semipúblicos que sirvan de sustento a sectores líderes. Por ejemplo, si los ancianatos son vistos como una sector con encadenamientos importantes, capaz de liderar un proceso de desarrollo dinámico, el Estado debería enseñar inglés, subsidiar cursos de enfermaría o incluso otorgar subsidios tributarios (esto es, hacer parte del trabajo que correspondería a los empresarios). En otras palabras, el Estado debería escoger sectores ganadores. Algo que era una herejía hace unos años y que ha vuelto a ser considerado seriamente. A este tipo de intervenciones se les llama genéricamente política industrial. Pero, repito, el nombre es confuso porque no se está hablando solamente de industria.
Pasando a otro tema. No estoy seguro de que seamos capaces de vivir meramente de la agricultura y los servicios. Ojalá pudiéramos. Algunos contactos casuales con la economía costarricense me despertaron cierta animadversión hacia el desarrollo basado en los servicios personales. Me parece que puede conducirnos a un callejón sin salida. Pero el desarrollo es un proceso de autodescubrimiento permanente, de mutaciones imprevistas y es difícil hacer juicios definitivos. En el norte de Europa, por ejemplo, los cultivos forestales crearon las condiciones para el surgimiento de Nokia y otras empresas IT.
Mientras tanto, trató de dedicar mis esfuerzos académicos y profesionales a pensar en soluciones concretas para problemas concretos. El tema de desarrollo, cabe reconocerlo, no ha sido el fuerte de los economistas.
Jaime Ruiz
3 marzo, 2007 at 11:31 pmAlejandro, muchas gracias por la respuesta. El punto que me llenó de inquietud fue ese artículo en El Tiempo porque me parece que fácilmente prospera un disparate (como el odio a la inversión extranjera, que sólo piensa en sacar rentas de Colombia). Lo que he podido comprobar es que la economía mundial tiende a especializar a ciertos países según sus condiciones: a los chinos en manufacturas, a los indios en servicios, pronto a los ucranianos en cereales… No tiene mucho que ver con el nivel de vida. Noruega sólo tiene un poco de turismo, la flota mercante, la pesca y el petróleo y es un país riquísimo. Dinamarca vive de la agricultura y tampoco es propiamente pobre. Suiza obviamente no produce automóviles, como tampoco lo hacen Bélgica, los Países Bajos, etc.
Lo que pienso yo del papel del Ëstado es que impulsar determinados sectores económicos especialmente prometedores sería una buena medida con un sistema menos corrupto y que al menos pudiera cumplir con las funciones básicas de Estado: aplicar las leyes, proteger la vida y la propiedad y construir infraestructuras básicas.
Es decir, la idea de esos teóricos termina siendo una aplicación con pocas posibilidades en Colombia. Puede que dentro de unas décadas las industrias culturales (por poner un ejemplo) sean más importantes en la economía colombiana que la agricultura, pero el apoyo estatal, tal como es nuestra sociedad, no contribuiría en absoluto a su desarrollo.
zangano
4 marzo, 2007 at 10:49 amstats olja,la clave de,la riqueza noruega,saben lo que es? y saben quienes son los duenos?