“Víctima de la globalización: la historia de cómo el narcotráfico destruyó la paz en Colombia”. Así se titula el nuevo libro del historiador y colombianista James D. Henderson que será presentado esta semana en la Feria del Libro de Bogotá. El libro comienza con una tesis novedosa: entre 1965 y 1975, en la década siguiente al fin definitivo de la Violencia, “Colombia fue un lugar extraordinario”, un país en paz con una economía floreciente. En 1950, en los años de Laureano Gómez, 50 mil colombianos fueron asesinados. En 1966, cuando Carlos Lleras Restrepo asumió la presidencia, tan solo 496 personas murieron por causas violentas. “En 1965, era difícil encontrar 500 violentos en todo el territorio nacional”, escribió otro historiador estadounidense, Rusell W. Ramsey. La cifra parece inverosímil. Los colombianos estamos convencidos de que la continuidad de la violencia caracteriza (o define incluso) nuestro país.
La década de la paz, escribe Henderson, comenzó (simbólicamente por supuesto) en junio de 1965 con la muerte del bandolero conservador Efraín González en el sur de Bogotá durante un operativo militar. Con el mismo hecho empieza “35 muertos” de Sergio Alvarez, una novela que, casualmente, cuenta la misma historia: la recaída de Colombia en el abismo de la violencia por cuenta del narcotráfico. Otro evento simbólico, sugiere Henderson, marcó el fin de la paz y el comienzo de más de tres décadas de violencia y desorden. En noviembre de 1975, en la ciudad de Medellín, tuvo lugar la primera masacre perpetrada por un grupo de narcotraficantes: 40 personas fueron asesinadas después del decomiso de 600 kilos de cocaína por parte de la Policía Nacional. Colombia comenzaba apenas a consolidarse como el principal exportador de cocaína a Estados Unidos y la década de la paz (es fácil apreciarlo en retrospectiva) había terminado abruptamente.
Pero muy pocos percibieron lo que se venía encima: la destrucción de la paz de Colombia. En 1975, la Casa Blanca presentó un documento que minimizaba la importancia de la cocaína. “Tal como se usa actualmente, la cocaína no tiene graves consecuencias sociales”, señaló el documento de marras. Inicialmente las autoridades de Estados Unidos toleraron el comercio de una droga considerada inofensiva. Las autoridades colombianas, con el presidente Alfonso López Michelsen a la cabeza, “adoptaron una política de laissez-faire con respecto al tráfico de drogas ilícitas”. En 1975, Alvaro Gómez Hurtado, quien sí intuyó el desastre en ciernes, planteó una pregunta que resultaría ominosa: ¿cuánto nos cuesta la indiferencia?
Mucho nos costó. Desde la masacre de Medellín hasta el presente, cientos de miles de colombianos han sido asesinados. Los capos del narcotráfico y otros grupos violentos “corrompieron, debilitaron y casi destruyeron los sistemas judiciales y legales del Estado”. La historia es bien conocida. Pero Henderson es optimista. No cree en la supuesta continuidad de la violencia. “Estoy convencido –escribió– de que Colombia será de nuevo un país en paz. Viví allí en 1966 y recuerdo el alivio y el optimismo de un pueblo que había dejado atrás la Violencia. Algo de ese mismo espíritu está presente hoy”.
Tal vez este optimismo sea exagerado. Pero tiene un mérito: nos recuerda que este país tuvo, durante una década ya olvidada, un momento de paz y tranquilidad, y nos sugiere, en últimas, que a pesar de todo no estamos eternamente condenados a la violencia.
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 2:31 amEl libro de Henderson no es muy original. Pero cuenta una historia conocida con lujo de detalles y desde una interesante perspectiva personal.
Para la misma historia, contada con las herramientas de un economista, ver aquí.
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 2:31 amLa masacre de Medellín figura en esta cronología de PBS sobre la guerra contra las drogas.
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 2:33 amAprovecho para recomendar 35 muertos de Sergio Alvarez.
Como testimonios de la locura colombiana de las últimas décadas, prefiero sobradamente a Líbranos del bien y a 35 muertos que a El ruido de las cosas al caer.
eureka
22 abril, 2012 at 2:56 amGazapos que no faltan.. En la última oración cambiar el recuersa, por recuerda.
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 3:02 amCorregido. Mil gracias.
JuanDavidVelez
22 abril, 2012 at 3:24 amImpresionante lo de los 40 muertos por los 600 kilos. Supongo que eran otros tiempos cuando los jovenes sí sabían el valor del dinero.
Bacano que alguien que sepa como fue la cosa cuente, yo no sabía de eso.
Vi en el enlace que puso Alejandro que fueron en un fin de semana. Pero también impresionante que 40 muertos a la semana por el narcotrafico fueron lo normal en Medellín cuando yo era joven. (estoy suponiendo que el 60% de los asesinatos eran por el narcotrafico, lo mio son los datos estadísticos).
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 3:36 amJuan David: busqué la noticia en el archivo de El Tiempo (está muy incompleto) y no encontré nada. Ojalá alguien aportara algunos daticos.
Juan Esteban
22 abril, 2012 at 3:47 amAggghhh… .. no Alejandro … lo único que a mi me falta es una visión idílica de nuestra realidad…!!!.. que pena… pero todo apunta a que no hemos sido una sociedad pacifica… Obando y Mascachochas se dieron fusilasos.. entre cauca y cundinamarca…. desde que en la batalla de la humareda renunciamos a definir de una buena vez si somos o no estados federados o república unitaria y centralista… desde nuestra inconclusa rebelión por el problema bananero … desde que el pacto de sitches nos enfrento ..entre godos y cachiporros …. desde que el frente nacional nos dividió … agghh .. me resisto a aceptar que el palurdo de pablo escobar definió nuestro destino …. nooooo..!!me rebelo … bonita columna … pero con un perfume claudicante …!!!… aggghh . quizás soy una antigualla… pero me resisto a negociar nostalgias… no hubo mejores tiempos antes … el futuro es el mejor escenario para para transigir …
Camilo P.
22 abril, 2012 at 4:09 amLeí el libro convencido de encontrar algo original, un enfoque y retrospectiva cautivante, motivos ocultos, perfiles más configurados, alguna novedad para el lector colombiano. Los protagonistas tal vez no dan para tanto. Su libro sobre la modernización en tiempos de Laureano Gómez, me parece que quedó mejor. Sin embargo si me transmitió algo de optimismo. Y me recuerda a Cioran pero en sentido inverso: "A causa de mi prejuicio en contra de todo lo que termina bien, me vino el gusto por las lecturas históricas"
¿Cuándo es el lanzamiento en la feria?
– Pense que 35 muertos era una floja novela, por que la recomienda.
Anónimo
22 abril, 2012 at 5:03 amTambién le jala a las ciencias, vea pues…:
Autor personal: Alvarez Guarín, Sergio, 1965-
Título: Retículos generados por colecciones de espacios Lp / Sergio Alvarez.
Datos publicación: Bogotá : Uniandes, 1988.
Descripción Física: 12 p. ; 28 cm.
Serie: (Apuntes matemáticos ; no.7)
Materia general: Teoría reticular
Anónimo
22 abril, 2012 at 5:07 amDebe de ser una confusión del catalogador.
Autor personal: Alvarez Segura, Sergio Andres
Título: Dos topicos en espacios LP / Sergio A. Alvarez S..
Datos publicación: Bogota : Uniandes, 1989.
Nota de Disertacion: Tesis (Magister en Matematicas) — Universidad de los Andes
jaime ruiz
22 abril, 2012 at 9:15 amSi alguna vez se tiene que definir a Colombia por algo, sin duda tiene que ser por esa inclinación enternecedora de la gente a creer más en lo que le dicen que en lo que ve. La propaganda comunista en buena medida se apoya en el hecho de que muchas personas en Europa y aun en Norteamérica apoyan a las guerrillas, cosa que para los colombianos las legitima.
Así ocurre con ese señor Henderson. La historia es aburrida, casi infantil. Si la guerra es resultado de la cocaína, ¿cómo es que había en los mismos años una guerra proporcionalmente aún más mortífera en El Salvador, sin cocaína pero con la versión local de Golconda y los mismos sueños universitarios? ¿Y cómo es que en los países tradicionalmente productores no se dispararon de forma comparable los homicidios?
Por entonces la lucha armada era un clamor de decenas de miles de estudiantes universitarios, cosa que parecía poco realizable. El golpe de Pinochet disuadió a muchos de buscar el socialismo por las buenas. En 1974 apareció el M-19, cuya primera misión era impedir el triunfo de la "capitana del pueblo" en las elecciones de ese año.
Ni hablar de la creación de redes criminales alrededor de las esmeraldas, ni de la exportación de carteristas y otros malhechores, ni de la inseguridad ciudadana que avanzaba.
Suena a puro chiste que una persona tan afín a los filántropos de la ola verde (ahora llamada más fervorosamente "Marcha Patriótica") resulte usando tonos idílicos (un tanto apastelados) para pintar la situación contra la que se rebeló Camilo.
La expansión de la cocaína permitió eso sí, junto con el apaciguamiento de Betancur, que el PCC se asentara en muchas zonas rurales y contratara más niños para labores de extorsión y retención. Y que gracias a eso y a las décadas de hegemonía universitaria se apropiara del poder judicial.
Hay quienes irrespetan tanto a los demás que cuesta creer que tengan algún respeto de sí mismos. La leyenda de la mata que mata ahora viene firmada con apellido anglosajón, pero es la misma mentira.
Carlos Méndez
22 abril, 2012 at 1:15 pmNo estoy convencido que esa fuera una década de paz. En esa década se fortalecieron las Farc, el Eln y el nacimiento del M-19.
Colombia tuvo período de paz mas tal vez mas relevantes. Se me ocurre que luego del final de la guerra de los mil días y hasta finales de los años 20, fue de relativa paz.
Carlos Méndez
22 abril, 2012 at 1:16 pmSe desploma la popularidad de Santos
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 1:42 pmCamilo P.: 35 muertos es una novela dispareja. A veces innecesariamente vulgar. Pero la leí hace un año y todavía recuerdo bien algunos personajes y situaciones. Por algo será.
Carlos: no creo que en esa década se haya fortalecido las Farc. Hasta la mitad de los años ochenta las Farc eran una guerrilla campesina sin mucho poder. Se fortalecieron, primero, como resultado del proceso de paz de Belisario y, después, como consecuencia de su participación directa e indirecta en el narcotráfico.
Juan Esteban: yo no creo en la tesis de la continuidad de la violencia. Pero es una tesis popular. Está en el libro de Rafael Pardo. Fue repetida hasta el cansancio por Alvaro Uribe durante su fallido intento de perpetuarse en el poder. Ha sido una de las banderas intelectuales de la izquierda. Etc.
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 1:57 pmJaime me recuerda a los violentólogos de antaño. Al grupito que, por pedido del Presidente Barco, presentó una serie de recomendaciones sobre cómo disminuir la entonces creciente violencia (año 1987). “Reduzcan la desigualdad y la exclusión política”, dijeron como si le hablarán a un gobierno todopoderoso. No mencionaran el tráfico de drogas ilícitas en absoluto.
Jaime dice en esencia lo mismo. “El problema de Colombia son una elites asesinas”, repite gasta el cansancio (suyo y nuestro). Ante esta visión exaltada de la historia, yo prefiero la simplificación reveladora que señala al narcotráfico como causa y detonante.
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 2:03 pmUn comentario de profesor refunfuñón: les pregunté a mis estudiantes de Constitución y Democracia en los Andes (eran como 150) quién había sido el presidente de Colombia entre 1974 y 1978. Ni uno solo, ninguno supo responder.
Este es el verdadero fin de la historia.
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 2:33 pmTerminé de leer Why Nations Fail de Acemoglu y Robinson. Me impresionó su pesimismo sobre Colombia: “In all these cases there has been a long history of extractive institutions since at least the nineteenth century. Each country is trapped in a vicious circle. In Colombia and Argentina they are rooted in the institutions of Spanish colonial rule…In Latin America, it includes Brazil, Chile, and Mexico, which have not only achieved political centralization but also made significant strides toward nascent pluralisms. Our theory would suggest that sustained growth is very unlikely in Colombia”.
De otro lado su optimismo sobre Brasil, la historia que cuentan en el último capítulo sobre cómo el Partido de los Trabajadores (PT) lideró la creación de instituciones incluyentes, me pareció sesgada e ingenua, casi contradictoria con el espíritu escéptico del libro.
Todos tenemos nuestro corazoncito.
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 2:33 pmPara quienes no quieran leer el libro de Acemoglu y Robinson.
Edward Torres Ruidiaz
22 abril, 2012 at 3:50 pmDr Alejandro, le comparto esta columna de El Heraldo del jueves:
TENDER PUENTES DOMESTICOS
Tender puentes” fue, digamos, el eslogan del presidente Santos en la pasada Cumbre realizada en Cartagena, un llamado a que los países más desarrollados del área se interesen de veras y creen las condiciones para apoyar a los que se encuentran social y económicamente rezagados. Es cuestión, no de mezquinas políticas individuales de los gobiernos, sino de equidad con los pueblos, con la gente, fue el mensaje que se recibió con general complacencia.
Pero “la caridad empieza por casa”, decían las abuelas. Así que lo primero debe ser tender los puentes para que las regiones colombianas que están muy por debajo de los indicadores del denominado ‘Triángulo de Oro’ (léase Bogotá, Medellín y Cali) y hasta de los promedios nacionales de desarrollo, puedan superar la inequidad; que no sean puentes verbales sino reales, y así las abuelas no dirán que Santos “predica, pero no practica”. Es que son muchas las regiones desatendidas, sobre todo en la Costa Caribe, hay que tenderles puentes, y a veces no es complicado lo que puede hacerse para equilibrarlas, algunas con solo la expedición de precisas normas.
La Depresión Momposina, por ejemplo. Extensa región con gran potencial, pero abandonada, no solo por el Gobierno Nacional, sino también por los gobernantes de sus departamentos, que en reuniones repartidoras de billete, como si las necesidades básicas insatisfechas de esos seres humanos con el agua al cuello fueran cosa de mamar gallo, le asignan una partida para que monten un ‘Museo del Hombre Anfibio’.
Anfibios sí son: año tras año resultan víctimas de devastadoras inundaciones, sin recibir mayor atención. Desde hace algún tiempo un grupo de dirigentes locales propende por la creación de un nuevo Departamento de 11.378 km2, que agrupa 21 municipios y 400 mil olvidados habitantes, no como un reclamo a más presupuesto, sino como un derecho a la autonomía política y administrativa que, sin mayor burocracia, propicie el acercamiento de los servicios del Estado lo que les permitirá desarrollar su potencial.
Se trata de un grupo humano con afinidades étnicas y culturales, en un área con unidad geoambiental que posee una inmensa reserva acuífera y una gran riqueza en sus tierras, y que podría convertirse en gigantesca despensa nacional y sede de consolidación agroindustrial.
Pero no les paran bolas. Los enjundiosos dirigentes han convocado foros, reuniones, conversatorios, solicitudes, todo el lobby, todas las gestiones y toda la participación ciudadana sin obtener más que positivos comentarios, ofertas de apoyo, pero de aquello nada, pese a haber preparado una bien fundamentada y estructurada presentación de las bondades y beneficios que para el Caribe colombiano y para Colombia entera significaría la creación del nuevo departamento, datos, cifras y estadísticas que seguro son más sólidas que las que en su momento presentaron los impulsores de la creación de los pequeños departamentos de Risaralda (4.140 km2) y Quindío (1.845 km2), cuyas capitales, Pereira y Armenia, eran en su momento poblaciones con menos habitantes que El Banco y Mompox, y sin la tradición e importancia histórica de estos. Hoy, gracias a que son departamentos, exhiben prosperidad.
Les están bailando el indio, y hay que pasar a las acciones. Antes de tender puentes internacionales debemos tender puentes domésticos, actuar para equilibrar las internas desigualdades, y la Depresión Momposina requiere ser Departamento, para alcanzar prosperidad.
Por Roberto Zabaraín
[email protected]
Anónimo
22 abril, 2012 at 4:27 pmHenderson revive una historia olvidada: la conexión tre en Jaime Bateman Cayón y Jaime Guillot, un narcotraficante costeño. Esto fue publicado por Semana hace un tiempo:
Es un hecho que sí existió vínculo entre Jaime Bateman y Jaime Guillot, cuyos barcos fueron utilizados para el transporte de armas con destino al M-19. Uno de esos barcos, el "Karina" fue capturado por las autoridades colombianas en 1981.Es indudable además que Castro conocía este vínculo. SEMANA pudo establecer que, amparados por el gobierno cubano, Bateman y Guillot se entrevistaron en La Habana en 1980… Guillot fue siempre considerado por la misma mafia, más como un guajiro aventurero traficante de armas, que como un narcotraficante profesional. Su encuentro con Bateman permitió al M-19 resolver un problema de transporte de armas, antes que un problema de suministro. Guillot fue arrestado posteriormente en México, acusado de narcotráfico. SEMANA se ha enterado de que el gobierno cubano, a solicitud de Bateman, llegó a interceder por su liberación, ante el gobierno de López Portillo. Hasta ahora, la razón de la liberación de Guillot ha sido siempre un misterio…
Anónimo
22 abril, 2012 at 6:47 pmsuena muy simplista eso de definir la violencia solo en terminos de un numero de muertos
Andres Avila
22 abril, 2012 at 8:58 pm"… me recuerda a los violentólogos de antaño. Al grupito que, por pedido del Presidente Barco, presentó una serie de recomendaciones sobre cómo disminuir la entonces creciente violencia (año 1987)."
Me acuerda de ciertos económistas durante la década de los noventa (los hermanos Montenegro, el dueño de este blog, entre otros) que en sus modelitos para explicar la violencia, nunca tuvieron en cuenta las implicaciones externas (la descentralización como política del Banco Mundial), trabajaron con fuentes problemáticas (además de Medicina Legal, que es fiable; utilizaron las estadísticas de la Policía Nacional y la Dijin, que se caracterizan por ser difusas)y lo más grave aún, por momentos omiten en sus estudios el naciente páramilitarismo (¿no era evidente el fenómeno?)
Por otro lado,al analizar el período que sugiere el autor del libro, no se debe olvidar que era común gobernar utilizando el Estado de sitio. Ya que hablan de masacres, en febrero de 1963(si, por fuera del período de estudio, pero que le vamos a hacer) en Santa Bárbara Antioquia ocurrio una contra trabajadores cementeros que puso a tambalear la relación sindicato, estudiantes -Gobierno, situación que se agudizaría en la presidencia de Pastrana.
Ah, y en 1967 aparece el EPL.
Anónimo
22 abril, 2012 at 10:24 pmAlejandro: Se me ocurre que tal vez no sea pesimismo lo de Acemoglu y Robinson, sino que nosotros, por ser de acá, confiemos en que "los buenos somos más", en que va a existir un futuro cercano mejor y ese tipo de cosas. Recuerdo que Las Venas Abiertas de América Latina describe los orígenes de esas instituciones que se mencionan en Why Nations Fail y esa descripción deja, también, un cierto sabor a pesimismo. El libro editado por Ocampo es otro ejemplo, aunque menos crudo y menos descriptivo que el de Galeano.
Muy buena la columna.
@muribec
Alejandro Gaviria
22 abril, 2012 at 11:54 pmDe todo este debate entre violentólogos y economistas, rescato el libro de Mauricio Rubio Crimen e impunidad. Mauricio les dio sopa y seco, en su terreno, a casi todos los científicos sociales de este país. Yo diría que refutó, para siempre, el argumento de las causas objetivas.
También cabe mencionar las investigaciones de Fernando Gaitán, Carlos Esteban Posada, Malcolm Deas y Eduardo Posada.
Alejandro Gaviria
23 abril, 2012 at 12:18 amAndrés Avila: ¿está sugiriendo que quienes estudiamos estos fenómenos en los años noventa cohonestamos (intelectualmente) con el paramiltarismo?
Anónimo
23 abril, 2012 at 12:24 amNo entiendo para qué se molestó Henderson en hacer una investigación minuciosa de los hechos y estadísticas relacionados con su hipótesis, cuando bastaba con contactar a JR para que el le dictara de verdad verdadera. Además, el hecho de que el M-19 hubiera surgido en 1974 ya se tira del todo la prístina hipótesis de la década de paz de 1965 a 1975. Para fortalecer los aportes científicos de Colombia –o de los llamados colombianistas al mundo–, sugiero que de ahora en adelante todo el que quiera hacer investigación de cualquier índole se ahorre la platica y más bien le pregunte a Ruiz qué hay que decir, trátese de física cuántica, neutrinos, violencia, feminismo, consejos de belleza y demás.
Anónimo
23 abril, 2012 at 12:35 amLo más sensato lo ha escrito el anónimo 19:24 (risas). Publiquese y punto.
Andres Avila
23 abril, 2012 at 2:57 amCohonestar (real academia): "Dar apariencia de justa o razonable a una acción que no lo es. Hacer compatible una cualidad, actitud o acción con otra."
Revisando lo escrito, me suena a que el Sr. Gaviria quiere voltear la discusión por caminos que no están propuestos en mi crítica.
Sin embargo la pregunta (si no era tan evidente el fenómeno)la debe responder usted o sus colegas. En otras palabras : ¿Por qué dentro de los estudios realizados por aquél grupo de economistas, se nombra a los paramilitares como parte de los actores armados; pero se hace extremo enfásis en demostrar que la violencia no es solo política (p.e. esta la multicausalidad de Gaitán, la tesis del acceso a las armas y la ineficiencia del sistema penal por parte Rubio); y no enfocaron las luces sobre el fenómeno que estaba en ese justo momento, arrasando el país?
Pareciera que el objeto de dichos estudios hubiera sido "vamos a tumbar las tesis de las causas objetivas de esos dinosaurios de la nacional"; pero no fueron capaces de captar lo que en sus narices pasaba. Tal vez demasiada oficina y poco trabajo de campo? Ustedes tienen la respuesta.
Pd. Esto no significa que dichos trabajos sean inertes. En mi opinión, he leído trabajos de Rubio que me han gustado por que aportan nuevos elementos a la discusión, pero no significa que "refuto para siempre" (en términos heroícos de , oh sorpresa, A. Gaviria!) las causas objetivas. Entre más lee uno sobre la historia de Colombia, más se autoconvence de que la balanza siempre ha estado desequilibrada.
Alejandro Gaviria
23 abril, 2012 at 12:33 pmEl reporte de los violentólogos, leído en retrospectiva aclaro, con la perspectiva que brindan los años, es casi penoso. Ni siquiera tiene oficina. Habría bastado, entonces, con leer la prensa para entender lo que estaba pasando.
Rubio menciona el paramilitarismo. Fabio Sánchez también. Creo que el trabajo de Carlos Esteban Posada no lo hace: fue escrito a comienzos de los años noventa y nadie puede ser acusado de falta de clarividencia.
Hay por supuesto una relación entre desigualad y violencia: el Gini explica entre 3% y 5% del aumento en los homicidios entre 1975 y 1995. No más.
sansinverguenza
23 abril, 2012 at 9:04 pmLas bases de la década de la paz las dejó Guillermo León Valencia en su período 62-66. Lleras y López revivieron la violencia justificando, mediante el reconocimiento político, la lucha armada de los radicales de izquierda. Valencia, como Uribe, fue menospreciado y atacado por el establecimiento capitalino, que lo tildó de godo y retrógrado. La mafia encontró una veta de impunidad en la justificación de la violencia armada promulgada por la izquierda.
sansinverguenza
23 abril, 2012 at 9:13 pmSi el Gini explica la violencia, ¿Por qué es más violento el Chocó de la propiedad colectiva que el Casanare de los latifundios? ¿Por qué es más violento el Cauca de la propiedad colectiva que el Valle de la Agroindustria? Si el Gini explica la violencia, ¿porqué se creó el ELN en la Barrancabermeja sindicalizada y no en las sabanas de Sucre? Alejandro tiene razón, como causa es marginal comparada a otras más objetivas y tangibles, como narcotráfico, guerra fría y radicalización política.
Anónimo
23 abril, 2012 at 10:29 pmYa…osea que a pesar de tener alrededor de 5 o 6 millones de desplazados en el campo en los últimos 20 años, y del robo másivo de tierras (¿1 o 2 millones de héctareas?), la violencia no tiene nada que ver con un conflicto por la tierra. A don sansinverguenza le queda bien el nickname.
Anónimo
23 abril, 2012 at 10:44 pmNo hay cifra más mentirosa en este país que la de los desplazados y las de los robos de tierra. Los mercernarios de la paz las multiplicaron por diez para hacer negocio.
Maldoror
24 abril, 2012 at 2:04 amCarlos Esteban Posada no lo hace: fue escrito a comienzos de los años noventa y nadie puede ser acusado de falta de clarividencia.
Hmmm…Pero el paramilitarismo para ese entonces ya era un fenómeno notable, no una ambigua predicción hacia futuro. ¿O es que no sabía quien había sido el MAS, las autodefensas del Magdalena Medio o cuales eran las "fuerzas oscuras" detrás del exterminio de la UP? Claridivencia mi…
Alejandro Gaviria
24 abril, 2012 at 2:09 amNo lo hace con ese nombre. Claro que los crímenes del paramilitarismo fueron tenidos en cuenta. Además, estos grupos también se fortalecieron como consecuencia del narcotráfico (el MAS, por ejemplo, fue fundado por mafiosos).
Este tipo de insinuaciones solo muestran falta de argumentos e inseguridad intelectual.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2012 at 4:32 amMe da un poco de miedo los abogados en papel de niveladores.
De otro lado, paz en la tumba de Juan Jaramillo.
Andrés
24 abril, 2012 at 5:36 amRidículo este señor
http://www.elespectador.com/impreso/unchatcon/articulo-340813-legalizarlas-seria-desastroso
Juan Carlos
24 abril, 2012 at 7:25 amMe cuesta un poco entender la columna. Es agradable de leer y está bien documentada, pero ¿de qué habla? De las causas de la paz y la violencia, o de si es razonable ser optimista.
Establecer las causas es una cuestión tan compleja que la cortedad de los comentarios no permiten abordarla. Ni siquiera con alguna frase "infinita".
Me parece que la cuestión esencial (y en especial por el último párrafo) de la columna, es la cuestión del optimismo. Justificado o no, el caso es que en mi caso particular tengo la impresión de que tenemos derecho a pensar en que las cosas estén mejorando.
Creo que es verdad (confesión de fé) que las estadísticas de violencia se han reducido por la política de seguridad de Uribe pero también, y especialmente, de Santos. El sólo conteo de la cantidad de noticias en ese sentido me permiten ser optimista.
Es cierto que ser pesimista es el "estilo" de algunos para posar de intelectuales. Y que también los hay con un criterio serio y convencidos. Pero yo soy optimista, perdonen que lo repita tanto. Sí creo que Colombia está mejor que antes y que la economía tiene una oportundiad, todo lo cual aunado puede generar un clima de paz.
Quizás es que no me puedo concebir perdido porque tengo dos hijas y mi posición sea entonces puramente subjetiva. Como sea, el caso es que -reconociendo las dificultades- también percibo evidencias de que es posible acercarnos a la paz.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2012 at 12:33 pmSí, ridículo el tipo de la Procuraduría. Copio el enlace nuevamente.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2012 at 12:34 pmJuan Carlos: aquí hay un examen más detallado de las causas. Saludos.
Anónimo
24 abril, 2012 at 12:35 pmSansinverguenza pertenece a la escuela de pensamiento jaimeruicesca. Las cosas son como él las dice, dado que es él el que las está diciendo.
PD: Para quienes no sepan quién es el Juan Jaramillo que menciona el profesor Gaviria en su última entrada, pego aquí un enlace a un perfil muy completo y sentido que sobre Juan–jurista formidable, excelente maestro y mejor persona–escribió Juanita León de La Silla Vacía.
http://www.lasillavacia.com/historia/juan-fernando-jaramillo-qepd-32680
sansinverguenza
24 abril, 2012 at 6:06 pmEstimado Anónimo, Acusarme de pertenecer a una escuela de pensamiento particular que ignoro no responde mis preguntas. Si el Gini es la causa de la violencia, ¿por qué es mayor la violencia en los teritorios de la propiedad colectiva (Chocó, Cauca, Putumayo, etc.) que en los de la Agroindustria (Valle, Risaralda, Casanare, etc.)? La obsesión Pancho Villesca por la tierra es uno de los karmas de Colombia y Latinoamérica. La historia y Hernando De Soto probaron lo contrario. La Ley 70 de 1993, que condenó el Pacífico a vivir en el comunismo inmobiliario, es prueba fehaciente que a veces un buen puntaje de Gini crea más violencia de la que frena. ¿Se acuerdan de la película Gringo Viejo?
Eduar Alfonso Valbuena Gómez
24 abril, 2012 at 7:50 pmque me dicen desde Chile, que después de una semana de haber recibido una cachetada desde Argentina, hoy la historia se repite para los neoliberales incapaces de demostrar algún tipo de triunfo que no sea el personal reflejado en sus abultadas cuentas bancarias. http://actualidad.rt.com/actualidad/america_latina/issue_39120.html
Anónimo
24 abril, 2012 at 10:04 pmSansinverguenza: He debido aclarar que me refería a su entrada de las 16:04:
"Las bases de la década de la paz las dejó Guillermo León Valencia en su período 62-66. Lleras y López revivieron la violencia justificando, mediante el reconocimiento político, la lucha armada de los radicales de izquierda. Valencia, como Uribe, fue menospreciado y atacado por el establecimiento capitalino, que lo tildó de godo y retrógrado. La mafia encontró una veta de impunidad en la justificación de la violencia armada promulgada por la izquierda".
En cuanto al "comunismo inmobiliario", tiendo a estar de acuerdo con usted. Pero también es cierto que el sistema crediticio no ofrece opciones de financiamiento para actividades realizadas por empresas comunitarias. ¿Por qué?
Anónimo
24 abril, 2012 at 10:40 pmPorque rídiculo?
¿?
Alberto
25 abril, 2012 at 1:41 amAlejandro;
De acuerdo con la legalización, pero me temo que las causas de la violencia hoy en día desbordan el tema del narcotráfico… Tengo que ser pesimista por coherencia epistemológica y para equilibrar el censo.
1. ¿cómo se consigue el título de colombianista y de violentólogo?
2. La columna de este domingo de Faciolince, "Brasilia", me parece pertinente para la discusión que provocó la columna "el sueño bogotano"
Buena noche.
Anónimo
25 abril, 2012 at 2:17 amColombianistas son aquellos académicos de otras nacionalidades que por diversas razones se han dedicado a estudiar a Colombia.
Para ser violentólogo solo es necesario ser colombiano y suscribir la tesis de que la violencia se origina en la pobreza y la desigualdad. Solo hay violentólogos colombianos; la violentología es una ciencia totalmente autóctona.
Fernando
25 abril, 2012 at 3:20 amQuien le apuesta a la Paz ?
Cuando vemos a macabros y siniestros personajes, caciques políticos con mentalidad de rentistas que tienen ordeñando la vaca presupuestal de la nación.
Un país es paz relaciona los actos terroristas de las pipetas de gas con la corrupción imperante de las grandes familias con apellidos que realizan multimillonarios robos al erario publico.
Los mismos de siempre jodiendo al país; por un lado los que llevan 40 años masacrando a diestra y siniestra, y por otro lado el bando de los charlatanes y ratas aristocráticas, matones disfrazados de oveja.
Alejandro Gaviria
25 abril, 2012 at 4:15 amAnónimo 21:17: gracias. Excelente.
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 1:15 pmJajaja. Este tipo de insinuaciones solo muestran falta de argumentos e inseguridad intelectual.
En cambio responder a quien señala que la violencia tiene el mismo origen que en toda la región (salvo en el Cono Sur, donde la frenaron dictaduras brutales y en lugares como Perú, donde ya se la interpretó "protochavísticamente" con Velasco Alvarado: la fiebre revolucionaria), es decir, la expansión de la revolución cubana, con la perla de que eso recuerda a los violentólogos, que eran quienes legitimaban la violencia, es modélico como pensamiento académico.
Claro que los homicidios los cometían sobre todo freelancers del crimen, pero sólo por la desmoralización que la ideología camilista-lopista sembraba (matar policías es resistir a un poder ilegítimo, y en realidad el fecodista sólo es un intermediario entre Antonio Caballero y los niños sicarios). Por no hablar de la formidable presencia del PCC en el negocio de la cocaína: fueron las FARC las que protegieron los cultivos en las regiones selváticas, los carteles no habrían podido resistir al ejército.
Si la refutación de algo tan claro, tan obvio, es decir que uno está en la lista de mamertos o que recuerda a los violentólogos, también se le podría responder a Alejandro que sólo le falta el bigotito para parecerse a Hitler, o salir del armario para ser idéntico a Felipe Zuleta, o cualquier comparación así.
Maldoror
25 abril, 2012 at 1:23 pmEn cambio responder a quien señala que la violencia tiene el mismo origen que en toda la región (salvo en el Cono Sur, donde la frenaron dictaduras brutales…
A ver si entiendo…¿en el cono sur las dictaduras brutales FRENARON la violencia?
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 1:25 pmAlejandro se queja del nivel de conocimientos de la gente que llega a las universidades, pero ¿hasta qué punto comparte los "razonamientos" del pensador anónimo de las 19.24. Yo creo que es lo que les enseñan a los muchachos en las universidades, él no conoce la investigación de Henderson ni sabe qué afirma exactamente, pero como se sabe que investigó, ya tiene el argumento de autoridad a la mano para descalificar lo que digo.
Es más o menos lo que se aprende en las universidades colombianas. No hay uno solo que responda a las cosas con otro recurso que la intimidación. Las pocas veces que he cuestionado esas certezas absolutas (el mismo artículo se basa en el argumento de autoridad del colombianista, y encima Henderson de apellido y no de nombre como es la gente que uno puede conocer personalmente en Colombia) en contextos distintos a internet siempre me he encontrado con una navaja o alguna amenaza directa.
El tráfico de cocaína en la historia de Colombia es la consecuencia de la delincuencia y no su causa. El matoncito anónimo de las 19.24 tendrá muchos títulos y muchos afines (aunque no tantos como los violentólogos en su día), eppur si muove.
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 1:29 pmSergio, EFECTIVAMENTE, los homicidios en Argentina son menos que en El Salvador, por odiosos que fueran los crímenes de la dictadura militar.
Sencillamente para usted los asesinatos de esa dictadura, diez veces más que los de la de Pinochet, son mucho más graves que los de las FARC, cien veces más que los de Pinochet, o que los del jemer rojo, mil veces más, o que los del comunismo en el mundo, diez mil veces más sin contar las hambrunas.
Maldoror
25 abril, 2012 at 1:31 pmJaime:
Me imagino que cosas como subir gente a un avión para lanzarla viva al mar es "frenar la violencia" para ud. No hay nada más que decir.
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 1:41 pmLos terroristas a los que exterminó Videla, muy colombianamente resultan en cuanto víctimas personas generosas que defienden los derechos humanos. Es la lógica de las protestas de Sergio, puro espíritu de Bonafini. Al respecto es muy recomendable lo que plantea Tzvetan Todorov.
El filántropo Cepeda II tampoco llegó de la luna. El hombre es el fruto de dos o tres generaciones de florecimiento de la cultura universitaria. Unánimemente los profesores razonan y obran así.
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 1:42 pm¿Qué va a haber que decir? No he dicho que esa dictadura no fuera criminal ni que esté bien lo que hicieron, pero ciertamente los montoneros y el ERP son unas FARC frustradas. A lo mejor en Argentina encuentran la forma de decir que no hay tantos homicidios porque no hay tanto tráfico de cocaína.
Eso hay que decir, que el humanismo se vuelve un pretexto de los asesinos.
Maldoror
25 abril, 2012 at 1:45 pmLos terroristas a los que exterminó Videla,
Amaneció inspirado el hombre. Pero después de esto no me cabe la menor duda de que ud es un paramilitar. O tiene el alma de uno.
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 1:53 pmSergio, muéstreme UN SOLO progresista universitario que ponga en duda que Uribe es el jefe de los paramilitares.
Ahora va a resultar que la dictadura no exterminó a las bandas terroristas Montoneros y ERP. Bah, que no eran terroristas.
Se nota que usted estudió en Los Andes. El profesorado exhibe las mismas condiciones morales e intelectuales. El que crea que eran terroristas es un paramilitar.
Perdón, no, el que crea que Videla los exterminó.
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 1:54 pmAlejandro es una víctima de una providencia perversa. Pese a sus buenas intenciones, todo el que sale de su universidad razona a la manera de Sergio.
Maldoror
25 abril, 2012 at 2:02 pmJaime:
Si, obvio, Videla y Pinochet solo exterminaron miembros de bandas terroristas o guerrilleros. Y asesinar y torturar gente no es violencia…¡ES FRENAR LA VIOLENCIA! Lo que le digo, ud es un paramilitar, ahora si se lo digo sin duda alguna.
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 2:18 pmSergio, los soviéticos y estadounidenses asesinaron y también torturaron gente, y aun gente inocente en la segunda guerra mundial. Eso no hace buenas personas a sus enemigos.
Y los que aplican la pena de muerte hacen violencia y tal vez puedan ser considerados criminales, pero efectivamente frenan la violencia.
La respuesta de las dictaduras militares del cono sur fue un crimen, pero, como explica Todorov en el artículo que enlacé, su terrorismo fue precedido por otro que ahora pretende pura defensa de las víctimas avant la lettre.
Usted es otra víctima del combo de Alejandro Gaviria. Dirán lo que quiera pero TODO el que sale de su universidad le dice al que no simpatiza con los montoneros que es paramilitar. Si da lo mismo oponerse a las mentiras burdas (como la de la mata que mata) que ser comunista…
Ustedes no podrán perdonar nunca que Argentina, Chile y Uruguay no llegaran a tener sus FARC. Es lo que pasa.
Anónimo
25 abril, 2012 at 4:48 pmSoy estudiante progresista y no creo que Álvaro Uribe fuera el jefe de los paramilitares. Esa tarea le conrrespondió, entre los 12 apóstoles, a Santiago el menor.
Alejandro Gaviria
25 abril, 2012 at 8:02 pm“El caso de la sociedad colombiana en los últimos 50 años es el de un Estado criminal que ha criminalizado al país entero”, escribió William Ospina (citado por Henderson). Jaime pienso igualito.
jaime ruiz
25 abril, 2012 at 8:22 pmAlejandro, tiene razón, yo pienso lo mismo. Sin ironías ni burlas.
Ese Estado criminal (sociedad organizada en torno a unas instituciones que no persiguen los crímenes sino que aseguran que quienes ocupan los cargos se enriquezcan gracias a ellos, no sólo los jueces sino los políticos y hasta los policías) exhibe como su joya más emblemática la espiritualidad ospinesca, hecha de cursilerías halagadoras para la clase de mafiosos encorbatados que ocupan los altos cargos. Entre el llanto de Óscar Agudelo para los borrachos de zapatos del barrio Restrepo y las reincidentes anáforas, los sorprendentes requiebros líricos y las palabras largas del poeta para los de zapatos italianos, varía la posibilidad de ostentar pomposidades deslumbrantes en el barrizal en lugar de cadenas de gruesos eslabones de oro puro.
Lástima que la discusión fuera si la causa de la multiplicación de la violencia fue el tráfico de cocaína o el proyecto revolucionario que inspiraba a los mafiosos de corbata y jerga leguleya cuando eran estudiantes.
Anónimo
25 abril, 2012 at 8:53 pmLe va a costar caro a Gaviria decir "pienso igualito" sin explicar bien qué "piensa igualito"…
sansinverguenza
25 abril, 2012 at 9:35 pmPregunta Anónimo:
El sistema crediticio no ofrece opciones de financiamiento para actividades realizadas por empresas comunitarias. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla: no hay garantías (imposible hipotecar la propiedad colectiva) y casi nunca hay flujo de caja (la propiedad colectiva genera pobreza. No es negocio.
Anónimo
26 abril, 2012 at 2:08 amUsted es otra víctima del combo de Alejandro Gaviria. Dirán lo que quiera pero TODO el que sale de su universidad le dice al que no simpatiza con los montoneros que es paramilitar. Si da lo mismo oponerse a las mentiras burdas (como la de la mata que mata) que ser comunista…
Ustedes no podrán perdonar nunca que Argentina, Chile y Uruguay no llegaran a tener sus FARC. Es lo que pasa.
El contraargumento para Ruíz es que los de atrabilioso proclaman que no haber estado en el combo de Uribe lo convertía a uno en fariano, comunista, pagado por chavez etc. En ATRABILIOSO nunca se verá un solo artículo criticando a los hechos criminales de los militares en el cono sur. (O a ningun militar de ¨derechas¨). Nunca olvidaré el artículo que publicaron en atrabilioso de la hija de un pobre militar torturador de Argentina. Conmovedor… mucho más que Guantanamo y Abu Graib.
El cristianismo de Jaime Restrepo y el antimuladarismo del payaso travestido Jaime ruiz no dan para tanto.
Anónimo
26 abril, 2012 at 2:18 amLa propiedad colectiva genera pobreza porque el sistema financiero no tiene productos/métodos crediticios que apoyen las empresas comunitarias basadas en la propiedad colectiva. Así que no genera nada. Ud dice que no es negocio: ¿para quién?
La última crisis hipotecaria en Estados Unidos se originó en una feria de crédito totalmente irresponsable para promover la "propiedad privada" entre montones de gente sin historial de crédito sólido o sin historial de crédito, punto. La combinación perfecta entre las buenas intenciones del gobierno y la codicia de banqueros y financistas. Fue muy buen negocio hasta que se derrumbó porque las casas estaban "en el aire" como la famosa canción vallenata del maestro Escalona. O en los sueños de la gente, cuya máxima aspiracion en la vida es tener vivienda "propia".
¿De qué estamos hablando entonces?
Alejandro Gaviria
26 abril, 2012 at 4:07 amEsto escribí alguna vez sobre Ospina:
Uno creería que los poetas odian las opiniones corrientes y los lugares comunes; que desconfían de la uniformidad de pensamiento; que aman lo recóndito, tanto en el mundo natural como en el intelectual. Pero uno muchas veces se equivoca. Esta semana el poeta William Ospina intentó, en su columna de la revista Cromos, una apasionada defensa de los lugares comunes: “¿Por qué los desvela tanto”, escribió “…que tantos y tantos intelectuales preocupados por el país denuncien los males de Colombia y repitan con frecuencia algunos lugares comunes que, como decía Borges, casi nunca contienen errores? Los lugares comunes muy a menudo son lo que el común de la gente advierte. Pero estos señores no pueden verlo”.
Tanto la pregunta inicial como la frase final estaban dirigidas contra Eduardo Posada Carbo y contra este columnista: los objetos de la diatriba del poeta y los sujetos de su juicio moral. “No es mi propósito tratar de abrirles los ojos a estos señores que tapan el sol con las manos, sino señalar qué curioso es que no sean capaces de ver lo que aquí ve todo el que tenga corazón”. Esto es, nuestra reticencia a aceptar los lugares comunes (a suscribir las opiniones corrientes) es tomada por el poeta como prueba de una falencia moral: de la falta de corazón o de la existencia de intenciones torcidas. “Estos profesores ven en cambio a simple vista lo que el resto de la sociedad no consigue ver”. No por miopes, diría Ospina, instalado en su trono de inquisidor moral, sino por malos. O por indiferentes. O por malintencionados.
Ospina parece convencido de la perversidad de sus adversarios. Aunque uno podría cuestionar su presteza, tan propia de algunos intelectuales, a descalificar moralmente sus antagonistas, mi punto es otro: la sinceridad moral no puede sustituir a la seriedad intelectual. Es un error suponer que quienes se preocupan genuinamente y muestran una empatía natural (los que tienen corazón) no pueden estar equivocados. No pretendo cuestionar la bondad de Ospina pero no creo la misma le otorgue la razón. O, al menos, no inmediatamente. En particular cuando sus argumentos están construidos sobre bases tan deleznables como la infalibilidad de los lugares comunes: “esas verdades evidentes como montañas”.
No sé si Ospina lo habrá leído pero no está de más volver a citar a Chamfort. “Se puede estar seguro de que cualquier idea aceptada, cualquier noción recibida, será una idiotez puesto que ha sido capaz de atraer a la mayoría”. Con frecuencia, “esas verdades como montañas que todo el mundo sabe” (no me cuadra eso de “saber una montaña” pero hasta los poetas tienen derecho a mezclar metáforas) no son más que espejismos, opiniones sin asidero hechas de prejuicios y simplificaciones. Por desgracia la fiebre moralista de Ospina (el hombre bueno es la medida de los cosas) parece conducirlo hacia el peligroso destino del populismo intelectual, el mismo del que tanto ha denigrado a propósito de la tendencia oficial, igualmente equivocada, de confundir la opinión de las mayorías con la verdad revelada.
En últimas, creo que estamos estancados en un debate irresoluble. Pero creo también que deberíamos aceptar que, en paralelo a nuestras muchas tragedias e injusticias, hemos experimentado algún un progreso real. Y que no es negando lo segundo como compondremos lo primero. En palabras de Joseph Brodsky, un poeta que unía a su integridad moral su desprecio por los lugares comunes: “no importa que tan sustancial sea cualquier progreso, éticamente siempre será insignificante, porque siempre existirán algunos –así sea uno solo– que no se beneficien del mismo”.
sansinverguenza
26 abril, 2012 at 2:44 pmEstimado Anónimo: No es negocio para el banco, que es el que pone el capital. Y nadie está obligado a hacer malos negocios. Obvio que sería buen negocio para los colectivos que recibirían créditos sin aportar garantías ni cubrir loas cuotas, pero un negocio debe ser gana-gana, como el trueque.
Lo de la crisis financiera en Estados Unidos tiene, a mi humilde juicio, un ingrediente que afianza mi tesis. El problema surgió de mezclar varios créditos e hipotecas en un mismo paquete, para vender títulos de dichos paquetes de deuda a terceros. Los créditos malos terminaron intoxicando los créditos buenos, y como estaban en el mismo coctel, en el mismo colectivo, arrastraron todo el paquete al piso. De la misma manera, al mezclar los intereses y activos de una comunidad en un solo paquete de propiedad colectiva, los actos de los más perezosos, hampones y fracasados terminan arrastrando toda la comunidad "empaquetada" del territorio colectivo. Eso es Chocó y el litoral Pacífico desde 1993. El spread de indicadores de esas regiones con la región andina es peor hoy que antes del 93.
sansinverguenza
26 abril, 2012 at 2:44 pmEstimado Anónimo: No es negocio para el banco, que es el que pone el capital. Y nadie está obligado a hacer malos negocios. Obvio que sería buen negocio para los colectivos que recibirían créditos sin aportar garantías ni cubrir loas cuotas, pero un negocio debe ser gana-gana, como el trueque.
Lo de la crisis financiera en Estados Unidos tiene, a mi humilde juicio, un ingrediente que afianza mi tesis. El problema surgió de mezclar varios créditos e hipotecas en un mismo paquete, para vender títulos de dichos paquetes de deuda a terceros. Los créditos malos terminaron intoxicando los créditos buenos, y como estaban en el mismo coctel, en el mismo colectivo, arrastraron todo el paquete al piso. De la misma manera, al mezclar los intereses y activos de una comunidad en un solo paquete de propiedad colectiva, los actos de los más perezosos, hampones y fracasados terminan arrastrando toda la comunidad "empaquetada" del territorio colectivo. Eso es Chocó y el litoral Pacífico desde 1993. El spread de indicadores de esas regiones con la región andina es peor hoy que antes del 93.
Anónimo
26 abril, 2012 at 4:46 pmEstimado Sansinverguenza:
¿Quién armó los paquetes tóxicos y con qué propósito?
Otra cosa: ¿De dónde sale el capital que prestan los bancos? ¿De los árboles? Yo entiendo que el negocio bancario funciona porque la gente como usted y como yo deposita sus ingresos y ahorros en cuentas en entidades supuestamente serias y confiables (así que la plata, el "capital" que prestan los bancos es en parte suyo, mío y de otros miles de millones de ahorradores, creo yo). El banco a su vez presta a interés para hacer su negocio y contribuir a que crezca la economía financiando consumo o iniciativas productivas, etc. Así que lo mínimo que los depositantes como usted y como yo podemos esperar es que no le presten la plata de uno a gente que evidentemente no puede pagar los créditos (sin historial crediticio o con un historial muy débil, algo que le corresponde establecer a los bancos mismos si son responsables).
Por último,entiendo que en el mundo de las microfinanzas hay varios modelos de crédito comunitario, rotativo y similares que han funcionado bastante bien. Cuando existe un mercado de servicios finacieros inexplotado como el de las comunidades más pobres, si se quiere aprovechar hay que diseñar productos y servicios que se acomoden a sus necesidades y posibilidades para comenzar a fortalecer ese mercado. ¿Qué tendría de malo prestarle a empresas comunitarias si los socios ofrecen sus pocos haberes, su mano de obra y/o sus planes de aprovechamiento de sus propiedades comunitarias como garantía de prestamo, por ejemplo? El problema de si el negocio o no es negocio lo tiene que resolver el que busca ganar clientes. Y para eso debe primero invertir en fortalecer el mercado.
La mayoría de las microfinancieras comenzaron trabajando con capital proveniente de donaciones precisamente porque no se sabía qué tan bueno iba a ser el negocio, que es la misma razón por la cual no se les permitía captar depósitos del público, dado que se desconocía si podrían responder o no por ellos. Han transcurrido ya cerca de tres décadas o más y la mayoría de las microfinancieras están regularizadas y hacen negocio. ¿De qué depende su solidez? De que se ingenien métodos y productos adecuados para la clientela destinataria, hagan análisis cuidadosos de los prestatarios y de lo que pueden ofrecer como garantía, y de que no se dejen arrastrar por la corriente de otorgar crédito de consumo a lo loco para satisfacer metas cortoplacistas impulsadas por una codicia desmesurada.
sansinverguenza
26 abril, 2012 at 8:23 pmEstimado Anónimo: Tiene razón. Y es clave impulsar, y hasta subsidiar, esquemas de microfinanzas. Pero creo sinceramente que la única manera de tener acceso a créditos de verdad, y a la libertad que significa la libre disposición del patrimonio, es teniendo acceso a la propiedad privada individual. Si un habitante de San Miguel, Chocó, tiene el sueño de montar una peluquería en Quibdó, su sueño se verá truncado porque no puede vender su parcela para montar la peluquería. Lo que no le sucede a usted o a mi, o al boyaco o paisa. ¿Quienes somos nostros para imponerle a una comunidad de cientos de miles el estilo de vida? Lo que pasa en la realidad es que ese individuo, que no quiere vivir de sembrar chontaduro o coca én el latifundio comunal, llega en la extrema pobreza a Buenaventura, Cali o Bogotá sin un "plante" para poder comenzar una nueva vida. Al menos deberían poder vender el usufructo por 100 años, como hacen los nobles de Inglaterra, o como hizo el gobierno mexicano con los terrenos de Cancún.
jaime ruiz
26 abril, 2012 at 9:09 pmEste Julián:
El contraargumento para Ruíz es que los de atrabilioso proclaman que no haber estado en el combo de Uribe lo convertía a uno en fariano, comunista, pagado por chavez etc.
No he estado en el combo de Uribe, desde mucho antes de que dejara la presidencia fui muy crítico de sus políticas y ahora lo incluyo entre los líderes de la Unidad Nacional.
La industria del odio contra Uribe es tácita adhesión a los terroristas y a Chávez, y ahora a Santos y Vargas Lleras, cosa requeteevidente en el silencio unánime de todos los odiadores ante las calumnias de Semana. Para esa revista y para toda la prensa bogotana Cepeda II es un defensor de derechos humanos y Piedad Córdoba una liberadora de cautivos. Muéstreme que respecto a la ex senadora (o a Bejarano o a Morales Rivera) Alejandro Gaviria muestra una centésima parte de la desaprobación que exhibe contra Uribe. Son un frente como una orquesta con coro, la Marcha Patriótica con sus 1.500 franquicias Münzenberg es como las mezzosopranos y Alejandro como uno de los contrabajos.
En ATRABILIOSO nunca se verá un solo artículo criticando a los hechos criminales de los militares en el cono sur. (O a ningun militar de ¨derechas¨).
Muéstreme un caso de aprobación a esos regímenes. Otra cosa es el desacuerdo con la infamia contra Plazas Vega, respecto del cual el unanimismo del poder es clamoroso. El típico silencio de Alejandro, para aludir a este blog, sobre todo eso hace pensar en una comunidad que empieza a considerar un signo de elegancia comer mocos. Cualquier día la gente de fuera entiende lo que significa una justicia aplicada por los criminales y unos personajes que figuran en un mundo así.
Nunca olvidaré el artículo que publicaron en atrabilioso de la hija de un pobre militar torturador de Argentina.
¿Cómo sabe que era torturador? El "oficialismo" en Argentina intenta destruir al ejército para expandir el poder en alianza con los antiguos terroristas, igual que en Colombia. Santos no expropia porque no hay nada que expropiar, pero su sucesor o uno de sus sucesores lo hará. De hecho Kirchner era un gobernador provincial en tiempos de Ménem, sin el menor asomo de radicalismo. La probabilidad de que haya persecución judicial y el típico delito de autor (evidente en su comentario típico sicarial: ¿de dónde saca que era torturador?) es altísima. La señora que escribió ese artículo no defendía ningún hecho criminal de la dictadura sino los atropellos de que según ella son víctimas los militares.
Conmovedor… mucho más que Guantanamo y Abu Graib.
En general para TODOS ustedes Abu Ghraib es monstruoso por lo que ocurrió en los tiempos de Bush. Lo que ocurría antes NUNCA tuvo el menor comentario en la constelación del mundo de los canallas. De hecho Irak es un país tan maldito como Colombia, pero su régimen incluso fue protegido por Chávez.
Decir fariano o pagado por Chávez a todos ustedes es un ultraje injusto con los farianos y paniaguados de Chávez. No los admitirían ni desperdiciarían recursos en gente así.
jaime ruiz
26 abril, 2012 at 9:50 pmSegún Sergio "no hay ideas criminales en la academia", cosa que acompaña Alejandro, que no ve ningún problema en que un funcionario del Estado colombiano (Miguel Ángel Beltrán) proclame su apoyo a las FARC. Pero después el que admite que las dictaduras del cono sur acabaron con las bandas terroristas locales es un "paramilitar".
Otro caso tanto de las afinidades de los equidistantes con como del sentido del humor de los aliados y paniaguados del terrorismo (que es en esencia una red de control de universidades).
Este párrafo de Antonio Elorza sobre Guernica explica el típico ensañamiento de los universitarios con los ganaderos:
La obstinación del dictador y de sus voceros por sostener la tesis de que la ruina de Guernica había sido provocada por los propios “rojo-separatistas” fue el mejor signo de que la victoria del nuevo régimen iba más allá de la damnatio memoriae de los vencidos y que asumía el rasgo típicamente fascista de presentar a las víctimas de su barbarie como verdugos.
Bueno, también los militares y policías. La universidad es ante todo solidaridad contra esos servidores públicos. ¿O alguien recuerda alguna recogida de firmas de profesores cada vez que matan a alguno?
Anónimo
26 abril, 2012 at 10:15 pmGuernica o Garnupia?
No es la misma cosa?
Anónimo
26 abril, 2012 at 10:18 pmDe nuevo ese troll, dándole protagonismo al blog Atrababoso, al que nadie lee.
Bah!….que estoy haciendo? dándole importancia
hmmmmm…..
Anónimo
26 abril, 2012 at 11:58 pmSansinverguenza:
Recordará que inicialmente le dije que tendía a estar de acuerdo con usted en cuanto a lo de la propiedad privada de la tierra, precisamente por el ejemplo que da del tipo que quiere poner una peluquería. Y sí: no somos nadie para imponerle a otros un estilo de vida que ni siquiera queremos para nosotros.
Mi punto es solo que si por ejemplo las comunidades negras del Bajo Atrato quieren conservar su propiedad comunal de la tierra y la quieren poner a producir, las entidades financieras deberían contar con productos y metodologías financieras que se ajusten a ese propósito. Porque tampoco se puede dejar a esas comunidades a merced de la voracidad y el despojo de los terratenientes y obligarlas a convertirse en jornaleros de la gran agroindustria, que es lo que tiende a suceder si no cuentan con alternativas. Si quieren poner a producir sus propiedades comunales mediante esquemas de empresas comunitarias, también lo deben poder hacer. Si el fracaso es generalizado, entonces sabrán que el esquema no funciona y habrá que tomar las medidas pertinentes, con la aquiescencia de los implicados. A lo mejor se entusiasman con el modelo de la nobleza inglesa o de la riviera maya.
@orlandoparrag
27 abril, 2012 at 1:34 am5 interesante sansinverguenza
6. En mi tesis de especialización relaciono más de 20 causas de la violencia en Colombia
2. curioso personaje el Sr Ruiz
3. 1974-78 ¿la historia es una "costura" desde…primaria?…
4 Rubio…Crimen e Impunidad…si y no.
1. sobre ow.ly/axZ1m dudoso que "la far" "Se fortalecieron, primero, como resultado del proceso de paz de Belisario"
Maldoror
27 abril, 2012 at 12:47 pm[…] "asumía el rasgo típicamente fascista de presentar a las víctimas de su barbarie como verdugos".
Espero que Jaime se estuviera mirándo al espejo cuando leía está cita…
Alejandro Gaviria
27 abril, 2012 at 3:27 pmOrlando: Los economistas (lo confieso) tenemos un sesgo por las explicaciones parsimoniosas, por la identificación de algunas pocas causas. Identificar 20 causas, sin jerarquizarlas, sin ordenarlas, sin clasificarlas (en últimas y primeras, por ejemplo), es lo mismo que no identificar ninguna, es una forma (involuntaria tal vez) de decir que la historia es inescrutable. Sin reduccionismo, creo, no hay entendimiento.
Anónimo
27 abril, 2012 at 5:24 pmPinochet lo que hizo fue FRENAR LA VIOLENCIA… y la propiedad es el robo, bobo¡
Anónimo
27 abril, 2012 at 5:28 pmaqui hay otro que logro frenar la violencia en noruega :
moteles
27 abril, 2012 at 9:16 pmIncreible conocer sobre la violencia en Colombia, definitivamente es muy dificil que lleguemos a la paz, mucho menos con la situacion politica y economica que va viniendo desde la decada anterior… saludos
Alejandro Gaviria
28 abril, 2012 at 12:45 amla situación económica de la última década ha sido, por mucho, la mejor de los últimos 30 años.
Anónimo
28 abril, 2012 at 2:11 amAlejandro: Una lectura muy conveniente para sus aprendices de Economia. Y para usted.
http://www.neh.gov/about/awards/jefferson-lecture/wendell-e-berry-lecture
jaime ruiz
28 abril, 2012 at 7:18 pmSiempre ponen el grito en el cielo cuando uno pone en el mismo bando a Alejandro Gaviria y a Miguel Ángel Beltrán, pero es fácil demostrarlo. Sergio y los demás comentaristas dan por sentado que la violencia en el cono sur empezó con las dictaduras militares y que la causa de las muertes fue la resistencia a la Unidad Popular en Chile y a la alegre rebelión juvenil en Argentina. ¿Alejandro conoce en alguna medida esa historia? Da lo mismo, cualquiera que no apruebe a Allende o a Santucho es un paramilitar. De no ser por Kissinger, Pinochet y compañía no habría muerto nadie violentamente en Chile y el cuarto de votantes chilenos que eligieron a Allende tendrían derecho a imponerles a los demás el paraíso. La brutalidad de la dictadura argentina fue mucho mayor, como correspondiendo a los angelitos que aportaban el amor.
Es genial y es exactamente la posición tácita de Alejandro, que sólo pondrá reparos a la Marcha Patriótica si se ve en un apuro: las FARC no son agresores, son las víctimas de la agresión paramilitar, constituida por todos aquellos que no quieren que haya justicia. No, no va a decir eso, ¿es que Goebbels empujaba gente a las cámaras de gas? Ya tienen a cientos de miles de universitarios o adoctrinados mayores predicándolo, la tarea de cada cual corresponde a su estrato y a su categoría académica. El mismo hecho de tener a los más desvergonzados propagandistas de las FARC en su universidad le parece una muestra de apertura ideológica. Alguien que suponga que los asesinatos de personas que no convienen al gremio, o los secuestros, son problemas que merecen la exclusión del poder político de quienes los cometen y el castigo penal es un personaje curioso. ¿O algún forista alguna vez discute que la violencia en el cono sur empezara con los militares?
Buenos modales, eso sí. Cómoda equidistancia y alguna que otra crítica constructiva a Santos (después que el acompañamiento de contrabajo a Otálora, León Valencia y Morales Rivera cuando Mockus despertara la obsesión antiuribista menos académica y "pormenorista" que se recuerde).
jaime ruiz
28 abril, 2012 at 7:33 pmDe hecho, la columna forma parte de esa labor legitimadora: los causantes de la violencia colombiana no son los de Alternativa y sus huestes de la universidad sino los prohibicionistas. Para El Salvador sí valía la pena el origen rural (que le atribuye Santos a las FARC en su monólogo) y si vino Gabriel Zaid y demostró otra cosa es algo que más bien no se considera
Anónimo
28 abril, 2012 at 10:11 pmA Jaime Ruiz, José Obdulio y compañía lo que más les ofende de la "Marcha Patriótica" es que les hayan robado el nombre. Por que a ellos les hubiera encantado realizar su propia "Marcha Patriótica".
Todas las "marchas patrióticas" son por definición sospechosas, sin distingos de ideologías.
Anónimo
28 abril, 2012 at 11:23 pmProfesor Gaviria considero que usted es un papasito y lo amo!!!!
Anónimo
6 junio, 2012 at 6:02 pmAlejandro Gaviria dijo:
“la situación económica de la última década ha sido, por mucho, la mejor de los últimos 30 años”
Se nos chifló Alejandro.
paginas web
22 junio, 2012 at 8:35 pmEste post me hace reflexionar mucho!
saludos.
diseño web
5 julio, 2012 at 4:45 pmBuenisimo post!!