Comienzo con una aclaración. No creo en los delitos de injuria y calumnia. Considero que todas las opiniones deberían ser toleradas. No respetadas pero sí sobrellevadas con resignación o enfado. En palabras de Isaiah Berlin, “podemos discutir, atacar, condenar, rechazar con pasión y odio, pero no podemos acallar o sofocar”. La lucha contra las opiniones calumniosas, contra las mentiras y las exageraciones, debe darse en el mercado de las ideas, no en los tribunales de la justicia. Los jueces, en últimas, no pueden ser los determinantes de la justeza de todas las opiniones de los hombres públicos.
Hecha esta aclaración puedo ya entrar en materia. Considero que las razones esgrimidas por la juez de conocimiento de Bogotá que absolvió a la columnista Claudia López de los delitos de injuria y calumnia son cuestionables, absurdas para decirlo sin rodeos. La juez no hizo alusión a los derechos de la demandada. Tampoco hizo una defensa explícita de la libertad de expresión. Argumentó por el contrario que los derechos del demandante no podían ser protegidos habida cuenta de su condición de ex funcionario público. «Los funcionarios públicos tienen un derecho menor del derecho a la honra», dijo claramente. Puede colegirse, entonces, que si el demandante hubiera sido, por ejemplo, un dirigente empresarial, no un expresidente, la columnista habría sido declarada culpable. Extraña la cosa, sin duda.
Me gustaría creer que los argumentos de la juez revelan apenas sus opiniones y prejuicios personales. Pero la realidad es mucho más preocupante. Sus razones reflejan una opinión generalizada, una idea mayoritaria; a saber: los funcionarios públicos no tienen derecho a nada. Ni a la privacidad. Ni a la presunción de inocencia. Ni al buen nombre. Son literalmente ciudadanos de segunda categoría, con menos derechos que los demás. Discriminados abiertamente por cuenta de su trabajo.
El llamado Estatuto Anticorrupción, que está punto de convertirse en ley de la república, parece inspirado por la misma idea, por el mismo afán revanchista. Prescribe hasta 18 años de cárcel para un funcionario que tramite un contrato sin cumplir algunos requisitos legales: un servidor público descuidado podría terminar más tiempo en prisión que un homicida. El Estatuto crea al mismo tiempo todo tipo de inhabilidades y obligaciones. Supone que los funcionarios son culpables mientras no se pruebe lo contrario. Desconoce por lo tanto que hay muchos funcionarios honestos. Por cada Turbay o Moralesrussi (ojalá no me demanden), hay decenas de servidores públicos cumplidores de su deber.
Paradójicamente muchos de quienes, en los medios de comunicación o en el debate político, despotrican de todos los funcionarios públicos, sin distinción, abogan también por una mayor presencia del Estado. Consideran que el Estado debe hacerlo todo y piensan que los funcionarios públicos son irremediablemente corruptos. Creen en la idea del Estado pero descreen de la realidad estatal. Las políticas que promueven terminan siendo muchas veces contraproducentes, perjudiciales: alejan a los buenos funcionarios y aumentan el tamaño del botín estatal.
Volviendo al comienzo. Yo celebro el triunfo de la libertad de expresión. Pero lamento la discriminación en contra de los funcionarios. Bien valdría la pena que los jueces revanchistas volvieran a leer la Constitución.
Alejandro Gaviria
27 febrero, 2011 at 3:03 amConsidero, por ejemplo, que muchos de los funcionarios llamados a indagatoria en el caso de AIS son completamente inocentes. En el peor de los casos firmaron alguna cosa que no deberían haber firmado. Pero ninguno se robó un peso. Ni tampoco creo que hayan permitido deliberadamente que alguien robara. Pero la jauría quiere gente en la cárcel.
Alejandro Gaviria
27 febrero, 2011 at 3:04 amBuenos y malos políticos: una reflexión sobre los efectos contraproducentes de satanizar a funcionarios y congresistas.
Alberto
27 febrero, 2011 at 5:31 amBueno, pensé que era el único que no se sentía del todo satisfecho con la manera como se resolvió en esa instancia el caso López-Samper…Pero yo iría un poco más allá; desde un punto de vista estrictamente personal, en un mundo ideal, creo que todos deberíamos ser libres para decir lo que se nos venga en gana. No obstante, cuando pienso el problema en términos de la sociedad, de derechos y de mínimos necesarios para la discusión pública, considero que la absoluta libertad no es posible. Si el caso se resuelve en última instancia a favor de Claudia López, quedará establecido un indescriptible limbo en el cual se diluirá cualquier criterio que permita cierta adecuación de las “palabras” a la “verdad” (las comillas no son gratuitas).
La mayoría ha celebrado la decisión de esta Juez, por razones puramente emocionales, para decirlo precisamente, por ser Samper quien es. Estoy casi seguro que esos mismos se mostrarían menos entusiastas si, por ejemplo, el caso fuese porque, uno de esos opinadores reaccionarios hubiese acusado de asesino a, Mockus o a Humberto de La Calle…Y mucho me temo que lo que sucederá por esta vía será precisamente eso, mañana, algún Obdulio, algún Londoño, dirá que Claudia López es una terrorista, una secuestradora, una asesina, lo dirá a manera de pregunta e invocando a Dios, y nadie podrá decir nada, porque Claudia fue funcionaria de la administración de Peñalosa y “"Los funcionarios públicos tienen un derecho menor del derecho a la honra".
Nota; Hablando de opinadores reaccionarios te dejo una imagen del maestro José Obdulio explicando el tema de las falsas desmovilizaciones;
desmovilización preventiva
Anónimo
27 febrero, 2011 at 5:39 amSe nota que en Colombia, el querer beneficiar a pocos (en éste caso a los amigos) significa socavar la pobreza.
Carimagua(para muchos olvidado) es un ejemplo de lo que predestinó el caso de AIS.
Es como beneficiar a 12 ó 13 narcoterroristas paramilitares, extraditandolos a los E.U, para que dejen de matar.
Se pregunta ¿que habrá pasado, si No se denuncia este caso?
Anónimo
27 febrero, 2011 at 5:45 amEs verdad la parte final, cuando hablo de independencia de instituciones, algunas personas creen que hablo de privatización, pues ven peligroso que el estado se mantenga a cierta distancia de alguna institución y sí es chistoso, al mismo tiempo afirman que casi todos los funcionarios son corruptos.
Daniel Vaughan
27 febrero, 2011 at 6:29 amAlejandro, en general me gusta la columna, pero tengo mis críticas:
1. En esto hay que aterrizar la discusión. Eso del "mercado de las ideas" es tan abstracto que desvía la discusión. El primer párrafo parece una forma de pedir disculpas de antemano, como diciéndole a CL que no quiere cazar otra pelea.
¿Cuál mercado de las ideas? No será que hay una posición dominante (los medios) que por obvias razones quieren que sus libertades no tengan límite?
El resto de la columna es interesante. Gracias a mi novia, me enteré que los gringos tienen una jurisprudencia bastante exigente con los funcionarios públicos (ver http://tinyurl.com/ktuep). Los argumentos son interesantes.
El fallo es vergonzoso. Y vergonzoso el cubrimiento de la prensa (aunque los incentivos son tales que no es inesperado).
Saludos,
DV
Alejandro Gaviria
27 febrero, 2011 at 11:35 amDaniel: el primer párrafo puede ciertamente sonar como una excusa anticipada. Pero yo creo sinceramente que es muy dificil (o imposible casi) trazar una linea entre la injuria y la libre expresión. De allí mi preferencia por cierto absolutismo en defensa de la segunda.
Yo si fuera Samper me habría dedicado a mostrar (por escrito) las falacias de la columnista, a burlarme de ella, a ridiculizarla publicamente. No solo en la prensa sino en los blogs y demás. A eso me refiero, en este caso, con el mercado de las ideas.
Interesante el enlace sobre el caso de los EEUU. Pero no creo que sea un ideal. Obama se demoró muchos meses en llenar varios cargos clave. Nadie aceptaba. Toca primero contratar un abogado y gastarse miles de dólares para defenderse de posibles ataques antes de la posesión. Los gringos han llevado a un extremo esta idea de los funcionarios sin derechos.
Saludos.
Alejandro Gaviria
27 febrero, 2011 at 11:41 amAlberto: de acuerdo con su queja sobre los dobles estándares. Si José Obdulio hubiera sido el absuelto (por poner cualquier ejemplo) ninguno de quienes hoy celebran estarían cantando himnos a la libertad de expresión. Nadie dijo nada (pongo otro ejemplo) después de la sacada de Rangel de Semana. Pensadores dobles, mejor dicho.
Anónimo
27 febrero, 2011 at 12:19 pmY porque no hablo de Libia? Otro izquierdista que guarda complice silencio del genocidio de Gaddafi?
Carlos Méndez
27 febrero, 2011 at 12:37 pmGaddafi metido hasta el tuetano en el capitalismo de Italia y Europa.
Apelaez
27 febrero, 2011 at 12:44 pmCreo que se fue "estatuto antiterrorista" y supongo que era el "anticorrupcion"
Alejandro Gaviria
27 febrero, 2011 at 12:53 pmApelaez: gracias. Anoche me di cuenta del error. Lo corregi aquí, le escribí inmediatamente a la gente de EE. Pero no lo han corregido todavía.
Javier Moreno
27 febrero, 2011 at 1:15 pm¿Por qué salió Rangel de Semana?
Anónimo
27 febrero, 2011 at 1:48 pmQue tan bueno sería que los periodistas pusieran atención, y comentaran, en el tipo de argumentación utilizado por la gran mayoría de jueces de la República. ¡Oh! qué sorpresa se llevarían.
Anónimo
27 febrero, 2011 at 2:01 pmLos doblepensantes también están aplaudiendo que CSanin mande callar al ministro del interior porque se atrevió a manifestar públicamente su posición personal frente a la adopción por homosexuales
AP
Anónimo
27 febrero, 2011 at 2:15 pmMuy de acuerdo con la columna. Independientemente de lo gordos que nos caen algunos funcionarios la idea de descalificarlos o atacarlos sin tregua ha llevado a muchas acusaciones falsas. O a que en aras de atacar una administración que no nos gusta, acusan sin temor a gente que no tiene nada que esconder u ocultar. Nuestra prensa ha caído muy pero muy bajo al condenar a gente antes que la justicia misma.
La W y la FM, Noticias Uno, etc. encabezan la lista de los que condenan sin pruebas o por el mero "intento de sospecha".
Y los argumentos de la Juez solo revelan lo malos que son nuestros jueces y lo pésimamente preparados que están. El nivel intelectual del fallo cae por debajo de cualquier clase elemental de lógica por no hablar de las de derecho porque no soy abogado y no he ido a una sola. Pero dudo que una facultad les pasen siquiera un 1.5 ante un fallo tan horrendamente argumentado.
Nelson
27 febrero, 2011 at 2:22 pmAlejandro, de acuerdo con tu columna y de acuerdo con que hay un doble estándar para juzgar y condenar. Si fuera Andrés Felipe Arias el absuelto los cánticos en la radio mañanera en contra de la sentencia serían ensordecedores… no porque estuvieran felices de que le protegieron sus derechos sino porque parece ser un delito proteger los derechos de aquellos que nos caen mal.
Mi pregunta es ¿a qué hora ganó esta juez un concurso para cubrir esa plaza? ¿cómo puede alguien con tan pésima preparación llegar a ser juez? ¿qué facultad le dio el diploma? hombre, porque es que hay cosas elementales que a uno se las tiene que corregir algún profesor de primer semestre… como las perlas de la jueza.
Andrés
27 febrero, 2011 at 2:37 pmMuy buena columna Alejandro.
Este tema es cuestión de poner una linea entre el hecho de ser funcionario público (que implica manejar intereses de la nación etc etc etc) y el ser ciudadanos comunes (que tienen derecho al buen nombre y lo demás que ud menciona). Y pues la más fácil para la sociedad, la que hace sentir a todos más tranquilos, y la que hace que todos hinchen el pecho y digan "qué buen ciudadano que soy" es ponerla más del lado de los funcionarios públicos, porque "ellos" son los malos, los corruptos, etc, y "nosotros" os bueno, los inocentes, los que están siendo robados día a día, bla bla bla. Pero a la hora de la verdad, cuantos de "nosotros" hemos denunciado actos de corrupción de los que tengamos conocimiento? o mejor, en alguna parte de estatuto anticorrupción se mencionan sanciones para quienes tengan conocimiento de tales actos y no denuncien?
Anónimo
27 febrero, 2011 at 2:53 pmPero claudia lopez dice la verdad verdad !; duelale a quien le duela!
Apelaez
27 febrero, 2011 at 2:56 pmNo hemos leído la sentencia, es más, creo que ni existe. De la columna se deriva que el juez presentó un argumento viejo de la Corte Constitucional colombiana y de otras cortes similares alrededor del mundo: las personalidades públicas (no sólo los altos funcionarios) tienen una protección menor cuando se enfrenta el derecho a la libertad de expresión con el derecho a la intimidad.
En otras palabras, cuando se trata de personas "públicas", la gente tiene derecho a conocer sus intimidades, su intimidad se convierte en un bien común o algo así.
Tal vez es absurda la doctrina, pero claramente no se la inventó el juez penal 23
Anónimo
27 febrero, 2011 at 2:58 pmCon la venia del dueño, este es un grafiti en su muralla, que es el papel de la canalla. Pero es que a este funcinario publico si le deben clavar varias condenas consecutivas.
Quien está detrás de OS?
Anónimo
27 febrero, 2011 at 3:12 pmUna civil sin derechos.
Los helicópteros de 'La Gata'; Enilse del Rosario López
RCN, se ha convertido en el único medio que defiende a esta delincuente, razón más que justificable para iniciar una investigación. El espectaculo grotesco de su entrevista en una Clínica de Barranquilla evidencio el interés de la delincuente y del medio períodstico de burlar la Ley y las miles de víctimas que ha dejado esta infame familia de la Costa Norte de Colombia.
y los amigos de la gata.
Anónimo
27 febrero, 2011 at 5:55 pmQue raro !
ahora los fiscales parecen inclinados hacia el uribismo.
Alejandro Gaviria
27 febrero, 2011 at 6:00 pmapelaez: hay una diferencia, no de clase pero si de grado, entre decir que los comerciantes de chismes puedn publicar infedencias sobre una actriz y decir que los columnistas pueden insultar a los funcionarios. El fallo nos original pero si es, creo, representativo de un clima de opinion absurdo.
(sin tildes)
Alejandro Gaviria
27 febrero, 2011 at 6:15 pmInfidencias, quise decir en el comentario anterior.
Anónimo
27 febrero, 2011 at 7:48 pmLas bacrim: "Durante el 2010 realizaron más ataques contra la población civil que las Farc y el Eln juntos." El Tiempo, febrero 27 de 2001. Todo esto es "carreta", segun Alejandro, por la contraevidencia de las cifras del numero de homicidio por cada mil habitantes.Amen.
Alejandro Gaviria
27 febrero, 2011 at 9:53 pmAnónimo: yo no he dicho que sea carreta. Pero sí que es bueno contextualizar estas noticias con las cifras generales sobre la evolución de los crímenes violentos. Probablemente los ataques de las Bacrim han aumentado pero los homicidios han caído 20%, lo que nos obliga a preguntarnos sobre la naturaleza de los ataques reportados y la confiabilidad de las estadísticas. Las cifras de homicidios, en eso todo el mundo está de acuerdo, son las que menos problemas de medición tienen.
Anónimo
28 febrero, 2011 at 2:11 am¿CÓMO QUE FUNCIONARIOS SIN DERECHOS?
TIENEN TODOS LOS PRIVILEGIOS, HASTA DE ROBARNOS Y MENTIRNOS CON DESCARADO CINISMO. DEBE RECORDARSE QUE LOS FUNCIONARIOS, RESPONDEN POR ACCIÓN O POR OMISIÓN, NO ES NECESARIO QUE SE ROBEN EL ERARIO, CON SÓLO OMITIR UN ACTO PROPIO DE SUS FUNCIONES O ACTUAR CON NEGLIGENCIA Y SIN EL MÍNIMO CUIDADO, YA ESTÁN DENTRO DEL MARCO DE LA LEY. ELLOS,PRECISAMENTE POR SU INVESTIDURA, SON QUIENES DEBEN TENER LAS MANOS LIMPIAS DE TODO DELITO Y DE TODA FALTA. NO HAY EXCUSA, DURA ES LA LEY,PERO ES LA LEY. LO DEMÁS ES TRATAR DE JUSTIFICAR LO INJUSTIFICABLE.
Pablo
28 febrero, 2011 at 5:30 amAlejandro, comparto con usted la idea de que en general debe prevalecer la libertad de expresión y que resulta difícil trazar una linea entre injuria y libertad de expresión. Sin embargo, le pregunto -y esto al margen del caso Claudia López v. Samper- Cree usted que sigue siendo igualmente idónea la vía de la ridiculización del contrario cuando este lo señala como asesino o sicario? No cree usted que debe existir una forma de impedir que alguién en uso de su libertad de expresión denomine a otro como sicario, sin tener al menos un fundamento serio para afirmarlo?
En mi concepto la concepción que el periodista puede decir lo que sea de cualquiera es una abrupta injusticia. Como usted lo dice en su primer comentario cuantos de estos funcionarios hoy se encuentran en las primeras planas de los noticieros solamente porque "van a ser investigados" y una vez absueltos, nadie se da cuenta de la comprobación de su inocencia. La sociedad los continua macartizando como "ladrones". Los medios no se preocupa en darle el mismo despliegue a una absolución -salvo que le parezca injusta- No comparto la opinión que cualquiera o en especial que un periodista, pueda destruir la honra de una persona, amparado en su libertad de expresión.
Anónimo
28 febrero, 2011 at 12:54 pmPor eso precisamente, Pablo, existen los delitos de injuria y calumnia. Lo que pasa es que al doctor Gaviria a veces le gusta prenderle una vela a dios y otra al diablo. Esperemos que cuando le toquen a él las acusaciones públicas graves del tipo asesino o sicario, opte por la burla y no por la demanda.
Alejandro Gaviria
28 febrero, 2011 at 1:11 pmPablo: yo comparto su preocupación. Los juicios públicos contra los funcionarios que vemos, oímos y leemos todos los días son aberrantes. Pero no creo que la justicia penal pueda remediar este asunto. Siempre habrá políticos dispuestos a abusar de la justicia, a demandar por cualquier cosa y los casos en las cuales la justicia debería actuar naufragarían, entonces, en medio de un maremágnum de demandas frívolas. La defensa de la libertad de expresión implica tolerar muchos excesos. Los casos recientes de Uribe y Daniel Coronell y de Uribe y Pérez Esquivel, por ejemplo, no se definirán en los tribunales, las demandas anunciadas son simplemente una estrategia adicional en medio de la gritería.
Hay una dificultad adicional en todo eso. Claudia López no tenía nada que perder. Si la hubieran declarado culpable, le habría ido aún mejor. Hoy estaría celebrando ruidosamente su martirio. Saludos.
Alejandro Gaviria
28 febrero, 2011 at 1:17 pmUniendo los temas de los dos últimas entradas, menciono que Patarroyo alguna vez amenazó con demandarme por injuria y calumnia. Al final desistió, creo. Pero claramente la tendencia a abusar de estos tipos penales es muy grande.
Anónimo
28 febrero, 2011 at 2:16 pmCabe preguntarse si los que abogan por la libertad de opinión irrestricta de los columnistas, o sea los columnistas mismos, están de acuerdo con que los opinadores improvisados de los foros digan lo que se les dé la gana sobre ellos, en aras de la libertad de opinión. La prueba está en que varios columnistas que se han caracterizado por ser respetuosos de los derechos de los demás han clausurado los foros de sus páginas debido a los insultos, calumnias e injurias permanentes a que los someten los lectores/opinadores improvisados. Incluso en este foroel administrador ha borrado ocasionalmente intervenciones de opinadores de oficio porque traspasan ciertos límites, y nadie ha protestado. Evidentemente lo del abuso de las figuras jurídicas de calumnis e injuria por parte de políticos y otras figuras públicas para neutralizar a sus críticos es evidente. Pero es que la crítica puede ser virulenta y devastadora sin ser calumniosa y/o injuriosa. Las afirmaciones irresponsables solo se prestan para que los criticados acudan inmediatamente a los tribunales escudándose en las manidas figuras de la injuria y la calumnia. ¿Qué le hubiera quitado a la columna de Claudia López el abstenerse de insinuar la supuesta participación de Samper en el asesinato de la señora Sarria? Y eso de escudarse en "sabrá Dios …" como para qué? Si Dios es el que "sabe", la señora López, en caso de llegar a juicio, lo hubiera traído como testigo? Ahí sí, como dicen los apostadores, pago por ver.
Harold H. Londoño
28 febrero, 2011 at 2:40 pmEl sábado se realizó "Taller Democrático" en Cali.
Comparto algunas reacciones de un público acalorado, casi que exitado:
1)Ese si es un líder. Ese si es un Presidente
2)Ojalá en Colombia existiera la Monarquía, pa tenerlo de por vida
3)Que ojos tan bonitos.
4) Con Uribe, Angelino no andaba haciendo lo que se le da la gana. Sinvergüenza!!
5) Viva el Presidente Uribe, Que viva!!!
6) Por algo tiene la popularidad que tiene. humm.
7) que desperdicio este tipo aquí, en vez de estar gobernando. Algo se tiene que hacer…
8) Se tiene que poder, claro que se tiene que poder.
El gato
28 febrero, 2011 at 2:51 pmCreo que no se debería enjuiciar la injuria pero si la calumnia. Un ejemplo: Si yo digo que Alejandro Gaviria es un imbecil con cara de tonto que se cree un opinador intoclable; o un dobletriplecatrepentahijodeputa pedantuelo ridículo, pues no pasa nada. El que escuche o lea lo anterior pensará que estos no son más que insultos tontos y que reflejan únicamente la bajeza educativa y moral del injurioso que los profiere. En cambio si digo: Ajelandro Gaviria es un ladrón que se apropió de recuros del estado mientras fue funcionario de Planeación Nacional, la cosa cambia. Esto no seria otra cosa que una calumnia que merecería algún tipo de castigo.
Por eso pienso que la "marimacho lenguaraz" (injuria) de Claudia López si debió ser condenada por decir que el botijón mojigato(injuria) de Ernesto Samper era un asesino (calumnia).
Alejandro Gaviria
28 febrero, 2011 at 3:38 pmCasualmente Jesús Silva-Herzog Márquez escribió hoy sobre el poder retórico de la calumnia. Vale la pena leer su artículo.
Anónimo: yo he borrado comentarios por razones estéticas. Como administrador de este espacio me toca procurar por el orden de la discusión. Creo, como en la teoría de las ventanas rotas, que un insulto es una invitación para muchos otros más.
El gato: con ese cuento de la calumnia Luis Pérez, el ex alcalde de Medellín, demandó a un montón de gente, entre ellos Héctor Abad y mi hermano Pascual. Es difícil evitar las demandas exageradas y abusivas.
Harold: muy ilustrativa la cosa. Me temo que la religión uribista se está volviendo una secta.
Anónimo
28 febrero, 2011 at 4:01 pmLa injuria ofende la calumnia daña. Comparto el ejemplo algo desproporcionado de El Gato. Por cierto, aunque injurie al gato, esa gata si es mucha vieja malparida ¿no?…
Anónimo
28 febrero, 2011 at 4:10 pmA mí me parece bien que borre lo que ha borrado y coincido con el criterio que usa para borrar. Pero lo de las ventanas rotas aplica igualmente a la calumnia, si lo entendí bien. Un castigo ejemplarizante a un calumniador evitaría que otros columnistas cuiden su pluma cuando de calumnia se trata. Insisto en que el evitar la calumnia no impide para nada una crítica devastadora. Por el contrario, las afirmaciones irresponsables joden la crítica devastadora porque se prestan a la demanda.
Anónimo
28 febrero, 2011 at 5:05 pmSin duda alguna la forma en que se cubrió el juicio deja mucho que desear pero me parece que se esta menoscabando las libertades que deben y pueden tener los periodistas en Colombia y en cualquier parte del mundo (lo digo sin ser periodista)
Anónimo
28 febrero, 2011 at 10:07 pmCalumniad, calumniad que algo quedará.
Lo de Wiki, serà calumnia?
Yo creo que en Colombia muchos imbéciles caen en la desgracia de enceguecerse con:
pequeños calumniadores
grandes calumniadores
jose obdulio, facha santos, etc.
Alejandro Gaviria
1 marzo, 2011 at 12:44 amAnónimo 11:10: yo coincido con el fondo de su comentario. Pero me preocupa el abuso de las demandas. Hay otro asunto un interesante: la tecnología (los foros electrónicos en particular) han trivializado la injuria y la calumnia. El mundo se llenó de calumniadores anónimos.
Maro
1 marzo, 2011 at 1:11 amLa cosa es de vaivén.
Si el argumento de la juez aduce un supuesto "derecho menor del derecho a la honra" para los funcionarios públicos (cosa que ya de por sí encuentro escandalosa), creo que también los periodistas, y muy particularmente los columnistas, por el hecho de ostentar (ya que no sólo gozan de un estatus, sino que se regodean en él) una posición privilegiada, deben observar una mayor rigurosidad en sus escritos que cualquier otro comunicador.
La opinión somete a quien la manifiesta a defenderla: la carga de la prueba recae en quien afirma un hecho (en el caso de la López la cosa es más grave, o más cobarde, mejor: lo insinúa) y claro, detrás de la insinuación se esconde el sacrosanto derecho a la "libertad de expresión".
El caso de Coronell es ejemplar, sus columnas casi siempre vienen acompañadas de montones de evidencias, documentos, videos, que sostienen sus denuncias, es más periodismo investigativo que otra cosa; aquí el caso es otro, hasta el mismo Alejandro ha criticado a CL por falta de rigurosidad en algunas de sus investigaciones. Y bueno, para los oyentes de Hora 20: a veces es difícil escuchar a Claudia, su "afectación en la expresión, en el tono de la voz o en el gesto" que definen al énfasis, la grandilocuencia de sus críticas, la indignación en sus acusaciones….
Porque hay un trecho muy grande entre afirmar que alguien es feo, gordo o un bojote e insinuar que el asqueroso bojote complotó o se hizo el loco frente a un posible conocimiento sobre un homicidio.
Mejor dicho, esto es de Perogrullo: un funcionario público es un ciudadano e igual el periodista; en los tratamientos de favor, en las discriminaciones, es que está fundamentada toda la malformación ética, estética y antediluviana que rige la realidad colombiana.
Pascual Gaviria
1 marzo, 2011 at 2:02 amEs posible que en la prensa se construyan o se inflen casos por animadversión política y por el afán más o menos burdo de señalar culpables. Pero no creo que sea posible decir que es fácil condenar a un funcionario público. Recuerdan a Dragacol.
Después de 10 años prescribió el caso Dragacol
javierguillot
1 marzo, 2011 at 4:26 amAlejandro:
Me gustó mucho su columna. Me puso a pensar acerca de este tema de una forma en que no lo había hecho antes.
Por ahora, hay algo que no me queda muy claro. En su opinión, ¿qué razones debió haber esgrimido la juez que absolvió a López? ¿Qué querría decir "hacer alusión a los derechos de la demadada" o "hacer una defensa explícita de la libertad de expresión" en este caso (dado el contenido de la demanda)?
Muchas gracias.
Alejandro Gaviria
1 marzo, 2011 at 5:50 amPascual: varios de los asesores del ex ministro Mauricio Cárdenas, el secretario general y uno de los viceministros (si mal no recuerdo) pagaron varios años de cárcel por el caso Dragacol. Todos eran inocentes. Al dueño de la draga nunca le pasó nada. Es más fácil, por supuesto, condenar a los funcionarios.
Javier: quise decir que la juez no hizo alusión a los derechos de CL, ni tampoco hizo una defensa general de la liberta de expresión. Prefirió un argumento más exótico: Samper tiene menos derechos por haber sido expresidente.
Maro: bienvenido nuevamente por aquí. Me gustó mucho su comentario.
Anónimo
1 marzo, 2011 at 9:01 amBueno, en aras de la libertad de expresión… Alejandro, ¿usted como habría argumentado la sentencia de la juez penal que absolvió a Claudia?
Alejandro Gaviria
1 marzo, 2011 at 12:35 pmEstá difícil la pregunta. Yo he dicho que los delitos de injuria y calumnia no deberían existir pero existen. No estuve en los alegatos y sería atrevido, por decir lo menos, decir algo muy específico. Pero probablemente hubiera hecho una defensa general de la libertad de expresión (ver aquí).
Pascual Gaviria
1 marzo, 2011 at 3:59 pmPues las noticias sobre el caso dicen cosas distintas:
"En este proceso fueron absueltos el ex viceministro de transporte Juan Alberto Páez, Darío Velandia Triviño ex secretario general, Carlos Ramírez, Roberto Salom y Alfred Bray.
Mientras que la prescripción ordenada por el Tribunal Superior de Bogotá favoreció a Juan Carlos Chávez, ex secretario jurídico y Hernando Santiesteban."
Otra noticia de octubre pasado dice que los condenados fueron Reginaldo Bray, dueño de la draga, y Juan Carlos Chávez, jefe de la oficina jurídica del ministerio que firmó la conciliación por 26.000 millones. Según el fallo esa conciliación no tenía más motivaciones que el hambre de Bray.
Sobra decir que un fallo de tutela de un juez de Bolívar tumbó la sentencia de la Corte Suprema.
Con respecto al ex ministro Mauricio Cardenas fue condenado a pagar 14.000 millones de multa pero luego un fallo de tutela de la Corte Constitucional protegió su derecho al debido proceso: se le estaba aplicando una norma que no existía al momento de firmarse la conciliación.
Pablo
1 marzo, 2011 at 8:17 pmAlejandro, considero que el hecho que ahora el insulto sea la regla y que el político abuse de este tipo penal para pretender acallar periodistas u opiniones contrarias, no puede ser un fundamento para no proteger la honra de las personas. Por el contrario sustenta la necesidad de si se quiere "corregir" el debate. No podemos proteger bajo el manto de la libertad de expresión una discusión degradada y calumniosa. Y entiendo tambien su observación, el límite es bien difícil de definir, pero debe definirse, es mas, creo que la justicia ha mostrado en la mayoría de los casos que ha optado por la libertad de expresión, que no ha condenado a aquel que se ha atrevido a señalar a un poderoso.
De un columnista no esperamos un fallo judicial en cada una de sus opiniones pero si al menos un argumento basado en un hecho, asi sea dudoso. No tiene la sociedad el derecho de exigirle al periodista que al menos fundamente -así sea en evidencia bien dudosa- sus opiniones?
Y podremos todos compartir que el presidente Samper fue corrupto, pero asesino? Puedo simplemente decirlo o insinuarlo porque pienso que es así? Esa lógica es muy parecida a la del presidente Uribe (Y es una lógica bien peligrosa)
Ahora, creo que el problema es la criminalización de esta conducta. Creo que una acción de perjuicios sería mas efectiva frente a un periodista irresponsable. LO que definitivamente creo es que no puede ser el periodista el único que tenga patente de corso para cometer abusos, en nombre de un derecho esencial de la democracia actual que es la libertad de expresión.
Sin embargo, quiero rescatar la idea principal de la columna y es como cada vez resulta menos gratificante ser un servidor público. Cuantas conductas criminales, cuantos controles fútiles, cuantos funcionarios condenados porque olvidaron poner un sello en la parte posterior del contrato! El control sigue siendo un control ritual, formal, no sustancial. Lo importante es seguir el procedimiento, así sea ineficiente o absurdo. Si un funcionario público quiere salir indemne de su cargo (o incluso beneficiarse ilegalmente) debe cumplir con tantos rituales imbéciles que llevan a resultados contradictorios.
javierguillot
2 marzo, 2011 at 3:03 amCreo que mi pregunta fue reiterada, de una forma más clara, por el anónimo de las 4:01. Es un tema para pensar largo. Sobre la defensa de la libertad de expresión, vale la pena darle un vistazo al concepto que la Relatoría para la Libertad de Expresión de la CIDH envió a la FLIP en respuesta al caso de López:
http://www.scribd.com/doc/49283354/Concepto-Relatoria-para-FLIP
En el punto 1, la CIDH controvierte lo que usted plantea en su columna, e intenta brindar argumentos (más o menos convincentes, en mi opinión) sobre por qué las expresiones relacionadas con la actuación de funcionarios públicos deben ser especialmente protegidas.
Por otro lado, no estoy totalmente convencido de que a López le "habría ido aún mejor" si la hubieran condenado. Aunque probablemente le habría dado gran publicidad, creo que eso hubiera sentado un precedente poco deseable: una amenaza de demanda por injuria y calumnia sería mucho más efectiva para silenciar a un periodista o columnista que lo que lo es ahora (y esto aplicaría a la misma López en el futuro). No sé. No todas las veces paga ser mártir.
javierguillot
2 marzo, 2011 at 5:45 amDespués de un par de horas, me doy cuenta que lo de la CIDH tiene un giro interesante. No es que los funcionarios públicos tengan menos derecho a la honra, sino que las expresiones sobre su actuación son "más protegidas" que las otras.
De pronto este giro no es inerte.
Pascual Gaviria
2 marzo, 2011 at 6:04 amSobre la entrada anterior me dice una amiga: "A Patarroyo sí le dieron el Nobel…pero se lo quitaron."
Javier Moreno
2 marzo, 2011 at 12:00 pmLas demandas por injuria sirven para que los poderosos puedan amedrentar contradictores. Son una coraza legal de protección mediática del statu quo.
Anónimo
2 marzo, 2011 at 12:58 pmEse comentario de Javier Moreno ¿es circa 1970?
¿Cómo así "protección mediática" del statu quo? ¿En dónde se publicó la columna de Claudia López que da lugar a la demanda por injuria y calumnia de Samper? En el medio más importante del país.
El mico de Patarroyo
2 marzo, 2011 at 7:18 pmPatarroyo me ha chuzado varias veces y nada de nada.
Anónimo
2 marzo, 2011 at 7:21 pmPascual y Alejandro… Gavilla!
Maro
2 marzo, 2011 at 11:32 pmDe vuelta por acá y gracias por la bienvenida, Alejandro.
Con respecto al concepto de la RLE hay una frase, creo que en el segundo punto, en la que se dice, abreviadamente, que son los juicios de valor, y no las expresiones sobre hechos (que pueden ser verdaderos o falsos y que, según se puede colegir, no serían opiniones) las que más protegidas están frente a las posibles acciones penales (injuria o calumnia).
Se habla ahí, específicamente, de juicios de valor, de "opiniones"; no sé hasta qué punto la insinuación pueda ser calificada como opinión, lo que sí me queda claro es que es una manera cobarde de capotear la responsabilidad frente a lo que se está afirmando.
Yo tampoco creo que los delitos esos debiesen existir, y también detesto esa manía de los funcionarios públicos de demandar a diestra y siniestra a cada crítico que les sale; pero… la "gritería", como la llama Alejandro, alcanza a veces decibeles insoportables, grados de estupidez inenarrables: cada demanda ganada por un periodista es llamada ipso facto un "triunfo de la libertad de expresión" y cada demanda, por ende, un ataque a la misma.
Eso nos pasa por mirar tantas telenovelas, por mirar (para leer hay poco) tanto esa página de Facebook en que hoy se convirtió El Tiempo y por no cambiar el dial de la W: pierde uno la perspectiva que ofrece la distancia y de golpe Claudia López sale caricaturizada por Vladdo como la nueva Lady Liberty colombiana.
Antonio Caballero decía (por ahí en alguna columna de opinión) que a los colombianos nos ganaba el oído, que por eso aquí había tan buenos poetas y tan pocos pensadores y filósofos, y cita frecuentemente al general venezolano que en las batallas de independencia se lamentaba indignado: bochinche, esta gente sólo sabe hacer bochinche…
charlie
3 marzo, 2011 at 12:27 ammiren esto:
http://www.foreignpolicy.com/articles/2011/03/01/missing_before_action
charlie
3 marzo, 2011 at 12:33 amel anterior link quedo incompleto.
http://www.foreignpolicy.com/articles/2011/03/01/missing_before_action
charlie
3 marzo, 2011 at 12:34 amnada que hacer
Pascual Gaviria
3 marzo, 2011 at 3:20 amComparto con Maro que esa exaltación heroica luego de cada proceso penal contra un periodista es ridícula. Pero los dos articulitos no dejan de encarnar un peligro real. Una columna sobre el tema:
Mala espalda
Alejandro Gaviria
3 marzo, 2011 at 6:08 pmHacía rato no estaba de acuerdo con Rodolfo Arango.
j.m.g.a
4 marzo, 2011 at 1:59 ammi comentario sobre este blog es que todos tenemos derechos de pensar, expresar lo que sentimos sin dejar atras lo que somos y no mometer delitos de inculpar a otro por salir bien ante la gente cuando estamos implicados en algo. este blog me parece muy bueno porque nos enteramos de lo que estan haciendo la gente publica como son los jueces lo mienbros funcionarios y demas
Alejandro Gaviria
4 marzo, 2011 at 4:00 pmComentario de un lector de EE a la columna de Rodolfo Arango (vía Pascual gaviria). Está interesante.
Esta vez me aparto de mi maestro. Si el procedimiento disciplinario implicara una violación del derecho a no ser juzgado 2 veces por los mismos hechos (Non bis in ídem), en nada cambiaría el hecho de que dicho proceso se siguiera antes o después de la actuación penal. En ambos casos se violaría el Non bis in ídem y el Código Disciplinario sería todo inconstitucional. Sin embargo, es cierto que se corre un alto riesgo de incongruencia, máxime que las garantías de la acción penal (separación de las funciones de investigación y juzgamiento, doble instancia, entre otras) son más exigentes que en la acción disciplinaria, que puede llevarse a cabo con mayor celeridad.
Alejandro Gaviria
4 marzo, 2011 at 4:05 pm100 economistas españoles piden desligar salarios de la inflación.
Alejandro Gaviria
4 marzo, 2011 at 4:05 pmInformalidad laboral en Colombia y América Latina. Preocupante la cosa.
Anónimo
4 marzo, 2011 at 6:52 pmAlejandro, sería posible que colgara la presentación de ayer en los Andes sobre informalidad, me la perdí a última hora, por estar empleado formalmente (cumplir con un horario y falta de permisos, ahhh). Son mis costos de la formalidad.
Gracias. JPR
Anónimo
4 marzo, 2011 at 7:37 pmAlejandro, interesante la grafica sobre informalidad, y eso que el dato para Colombia es del 2006, lo que supondría que el diferencial con Paraguay es aún mayor, y nuevamente en el último lugar, teniendo en cuenta las cifras que publica el DANE, que de acuerdo al último dato sobre el trimestre móvil oct-dic la informalidad en las 13 áreas metropolitanas esta cercano al 51,7% de la población ocupada.
Muy bien lo de Chile, cual es su éxito?, no tienen tantos costos asociados a la nomina o al salario mínimo?.
Por último, interesante el debate de hora 20 sobre el precio de la gasolina, la conclusión seria que dado los ingresos que recibe la nación por cuenta de los impuestos asociados a la gasolina, y suponiendo que hay un uso eficiente de estos recursos, el precio no debería bajar, y por el contrario seguir ajustándolo al precio internacional del petróleo?
Saludos,
JPR
Juan Carlos
4 marzo, 2011 at 9:40 pmMe parece exagerada la reacción de Gaviria. Sobre el tema se ha trabajado mucho y considero que no una posición juridico-política como la sostenida en la providencia, no puede desecharse así no más sin incurrir en meras descalificaciones.
Es cierto que los juristas pueden opinar de economía y los economistas de lo que quieran, como todos, pero también lo es que hay cuestiones que se deben asumir con algun respeto.
Alejandro Gaviria
5 marzo, 2011 at 4:47 pmJPR: El tema de la informalidad es grave. Y creo que no se está haciendo lo suficiente. Chile tienen unos costos laborales no salariales mucho menores que en Colombia, tienen también un salario mínimo más acorde con la realidad de su mercado de trabajo y ha venido, además, ampliando rápidamente su cobertura de educación superior.
Sobre el precio de la gasolina, su comentario resume muy bien mi posición. Me parece, sobre todo en el caso del Partido Liberal, un partido que está promoviendo una ley que cuesta 80 billones o más, contradictorio criticar los impuestos a la gasolina o cuestionar una fijación de precios que redunda, en gran medida, en mayores ingresos del gobierno nacional.
Alejandro Gaviria
5 marzo, 2011 at 4:50 pmJuan Carlos: creo que los fallos de los jueces deberían cuestionarse más frecuentemente. Los jueces arbitrarios son una de las principales amenazas de la democracia y las instituciones.