El Estado de bienestar no es solo un acuerdo político, una forma institucionalizada de la solidaridad y un contrato social intra e intergeneracional, es también una cultura, un acuerdo que va más allá de las leyes y las instituciones. El Estado de bienestar debe estar acompañado de una norma social de respeto a los recursos públicos, de rechazo a los abusos y de conciencia colectiva sobre la necesidad de límites razonables. Sin esa cultura, no es viable. El contrato social termina rompiéndose.
En los países nórdicos, donde los ciudadanos no abusan de los beneficios, aportan lo que pueden y toman lo que necesitan (no más), el Estado de bienestar es sostenible. En muchos países mediterráneos, donde los ciudadanos abusan de la solidaridad institucionalizada, aportan menos de lo que pueden y toman más de lo que necesitan, es inviable (ver aquí). Uno puede decretar el Estado de bienestar. Uno puede también proclamar derechos. Pero cambiar la cultura (un imperativo) es mucho más difícil.
Hay una palabra sueca que resume bien el asunto en cuestión: lagom. Imaginémonos a 30 personas sentadas en un gran círculo, descansando después de un día arduo, de una batalla o una empresa colectiva. Uno de ellos pone a circular (literalmente) una vasija con agua. Cada persona bebe un sorbo y le pasa la vasija a su compañero de la derecha. La vasija da la vuelta, recorre todo el círculo y el último bebe tanto como el primero. Lagom significa eso, una conciencia colectiva sobre las necesidades de los otros, una moderación de los apetitos propios y un respeto a los de los demás.
En los debates en Colombia sobre el sistema de salud, resulta evidente que estamos lejos de esa cultura, que no somos conscientes de los límites y que el derecho fundamental a la salud se ha concebido de manera individual, no colectiva. Buena parte de nuestros problemas vienen de allí: muchos tomamos más de lo que nos corresponde y el agua, por supuesto, se agota antes, mucho antes de llegar al final.
Luís A. Daza C.
9 marzo, 2016 at 1:01 amExcelente analogía Dr. Alejandro, solo pregunto: mas allá de lo cultural, el problema sera tambien de eleccion entre justicia distribuitiva versus una utilitarista? #Lagom
Alejandro Gaviria
9 marzo, 2016 at 2:09 pmEste artículo muestra la ligereza (e ignorancia) con la que se tratan los temas de bioética en los medios colombianos. La mediocridad es casi triste. No hay análisis. No hay contexto. No hay nada. Emociones mal expresadas, escritas a las patadas.
Anónimo
9 marzo, 2016 at 6:00 pmMinistro, además el fact-checking del artículo es terrible. Ese periodista es una verguenza. Da pena ajena.
Anónimo
10 marzo, 2016 at 9:36 pm10 de Marzo de 2016
Estimado Ministro de Salud,
Cómo ciudadana, persona mayor de edad, nacida y domiciliada en Colombia, en uso de mis derechos civiles y constitucionales le solicito, como máxima cabeza del sector salud, me responda las siguientes preguntas:
1- Donde estaba la presencia del Ministerio mientras Saludcoop manejaba de forma inescrupulosa los recursos de la salud y el patrimonio legítimo de muchas IPS y profesionales de salud.
2- Donde se encontraba la Supersalud a la que se le paga grandes sumas de dinero por concepto de “tasa de vigilancia” para verificar los estados financieros y contables de “SALUDCOOP”, para hacer las auditorias en campo, de manera regular y seria.
3- Donde se encontraba la Contraloría para vigilar el uso y destino de los recursos de salud.
Todas las funciones arriba señaladas se encuentran asignadas a estas instituciones y funcionarios por CONSTITUCIÓN Y LEY. Lo peor del asunto, es que seamos precisamente aquellos que en últimas lograron que el sistema no colapsara porque prestamos de buena fe nuestros servicios a los usuarios de SALUDCOOP los de debemos pagar no solo por la mala y dolosa administración de esa EPS sino por la negligencia del ESTADO. Es decir, fuimos estafados por doble vía por el grupo SALUDCOOP y además por el ESTADO.
Conociendo la dinámica, es muy seguro que con más del 70% de las acreencias glosadas y con errores garrafales, la liquidación sea demandada, proceso legal que en nuestro país llevaría muy posiblemente entre 5 a 6 años si se cuenta con suerte y muy seguramente será de las arcas de la nación de las que se paguen todas aquellas acreencias que se glosaron indebidamente en la liquidación, con el añadido que se liquidará con intereses. Es decir en últimas todos terminaremos pagando las jugadas de unos cuantos.
Ahora bien, lo mismo que ocurrió con SALUDCOOP sigue pasando. La mayoría de EPS para cumplir con el margen de solvencia maquillan sus estados financieros, siguen autorizando a prestadores no habilitados en el departamento y/o región donde se encuentra el usuario con el fin de autorizar a IPS de los directivos y funcionarios de dichas EPS. Es más le puedo asegurar, que muchas grandes EPS de este país no soportarían una auditoria forense contable.
La forma y el momento en que se realiza la vigilancia e inspección deja mucho que desear. Tan es así, que aún sobre el temor de resultar prejuiciosa, habría que preguntarse, será negligencia o dolo? Las decisiones deben tomarse de forma seria, pero en su momento, no cuando los periodistas (algunos bastante amarillistas), suelten la bomba y le obliguen a salir a los medios a dar explicaciones. No se puede llover sobre mojado, hay que evitar que la lluvia moje.
Sólo queda desearle buena suerte a todos los estafados de Saludcoop, que Dios y la virgen nos protejan de los estafadores de cuello blanco, aquellos que dejan un reguero de muerte financiera mientras disfrutan de la buena vida.
Ciudadana Indignada.
Alejandro Gaviria
10 marzo, 2016 at 10:24 pmCiudadana indignada: yo seguiré, en lo mismo, tratando de sanear el sector y evitando su politización. Hemos liquidado a Selvasalud, Saludcondor, Solsalud, Humanavivir, Goldengroup, Saludcoop y Caprecom. Tenemos un equipo técnico en todas las entidades del sector. Hemos actuado con coherencia y absoluta honestidad.
Creería en su indignación si denunciara también las prácticas corruptas de IPS, ESE y ET. Pero no. Lo suyo es lo mismo de siempre: una denuncia sesgada, que hace referencia a un solo lado de la corrupción en busca probablemente de una defender un interés particular (las IPS).
Indignación selectiva. Tan sospechosa como poco creíble.
Pascual Mauricio Correa Ospina
11 marzo, 2016 at 3:04 pmEso es lo que debería ser, si nuestro país fuera manejado por personas cultas y no por los políticos. Esos mensajes perversos que se emiten con tanto roba roba y nombramientos de personajes incapaces, es la forma más efectiva de crear cultura, que prevalece sobre la educación. El ejemplo educa más que la escuela.
Erick Céspedes
13 marzo, 2016 at 12:44 amAlejandro: me recuerda esto algo que casi había olvidado, y vale recordarlo, a saber: los incentivos –como diría Levitt y Dubner (LB)–, que sé que usted bien conoce, son tres: los sociales, los morales y los económicos. Pienso el “lagom” funciona, tal vez, porque se ven los unos a los otros, miradas cara a cara; y el duro castigo de la mirada evaluadora es un castigo inexistente que es difícil de soportar -es peso de los incentivos sociales, dirían LB-. O bien, tal vez, sea ese deseo de no hacer algo incorrecto, con independencia del entorno, ese auto constreñimiento: los incentivos morales, dirían LB. Pero los incentivos económicos, que bien conocemos, están ahí, como la gravedad que nos aplasta; es ese deseo de tomar un poco más; y una palmadita evitándolo es ese famoso incentivo negativo, que también tiene un costo, y a veces destruye a los demás incentivos.
En salud de manera individual se pide más de la cuenta, algunos beben más de la cuenta; usuarios, y también prestadores, médicos especialistas, farmacéuticas, etc. Ojalá supieran que los estamos viendo pedir más de la cuenta, en algunos casos tal vez se pueda. Pero si sólo operan los incentivos económicos y si no hay palmadita a quien se aleja del “lagom”, ya sabemos qué va a pasar: la tragedia; esa que bien anunció hace mucho tiempo Garret Hardin. Hay que dar la palmadita, pero no siempre la palmadita resuelve todo, a veces –vale insistir- destruye los demás incentivos; y tal vez no sea una simple palmadita la que haya que dar, y, quizá, sea inviable darla. Y si fuera difícil recurrir a la moral, hay que hacer lo posible para verlos, ya después, se sabrá si es necesario dar la palmadita, o bastará con algo más barato: que sepan que los vemos.
Anónimo
4 abril, 2016 at 6:28 amAlejandro, estuve buscando su columna dónde menciona que qué seria del lenguaje escrito y oral con el uso de señores y señoras, de nombrar a los hombres y a las mujeres, en fin. Me puede regalar el link, por favor. Busque en Uribenomics y no la tiene en el libro. Un abrazo y de paso éxitos en esa maratonica labor. Muchos, una gran cantidad, no se le medirían a un tema tan complejo, felicitaciones.
A propósito debería haber segundo tomo de Uribenomics. Lo tengo vigente por las excelentes referencias bibliográficas, bueno en realidad por todo.
Saludos Cordiales
JPR
Cecilia
9 abril, 2016 at 12:20 amA pesar de la gran dificultad que en lo individual es definir frente al sufrimiento de un paciente cuando y donde puede estar el limite, se puede entender su planteamiento desde lo colectivo; sin embargo uno se pregunta si no es aún más dramática esa posición humana y cultural de nuestro país en cosas menos complejas como en que las lecciones de biología de nuestros maestros de primaria en las que aprendimos que los árboles que nos regalan el milagro de convertir el CO2 del aire que respiramos en saludable oxígeno sigamos favoreciendo desde todos los ámbitos que los constructores se enriquezcan tumbando nuestros arboles y asfixiando las ciudades con volquetes a diésel o que encontremos razonable nuestro transporte público lleno de gases grises circulando diariamente….La salud colectiva no admitiría la contaminación del agua, las casas sin acueducto ni alcantarillado, las personas sin alimento, la falta de escuelas……ahí pudiéramos encontrar el cuenco circular para todos..?
Alejandro Gaviria
10 abril, 2016 at 10:39 pmMuy bueno el comentario de Cecilia. Gracias.
Dreamer phD
14 abril, 2016 at 2:43 amhttp://datos.bancomundial.org/indicador/SH.XPD.TOTL.ZS
Richard Tafur
23 abril, 2016 at 3:59 pmAnalogía con similitud a la africana Ubuntu. Importante lo mencionado por el forista Erick, que adiciona el elemento de todos estar presentes para que no se beba más de lo necesitado, o finalmente la tecnología puede proveer la sensación de saberse vigilado. En este infinito entorno consumista se me antoja efectivo. Aunque lo ideal sería que la cultura se modificara hacia tomar lo que necesito, sin que me tengan que vigilar, además de aportar lo debido.
Ministro, he tenido oportunidad de leerlo y escucharlo en varias ocasiones y creo que sus reflexiones le pueden servir mucho al país desde una esfera más alta. Ojalá siga ud. hilando profundo en este tema tan necesario de equidad colectiva.
Mary
28 abril, 2016 at 6:35 pmBuen dia Dr. Alejandro quisiera que por favor me explicará en que se baso para firmar el Decreto 2325 de 2015, Resolucion 5159 de 2015 e incluso la ley Estaturia en Salud, pues aunque las mencionadas normas sean tan amplias y coherentes en el papel, para llevarlas a la realidad creame que no ha sido tan fácil.
Primeramente, es cierto que ha logrado liquidar a muchas EPS-S por su negligencia y mala administración, pero no ha sido suficiente cuando la Superintendencia de Salud no toma en serio sus funciones de Inspeccion Vigilancia, Control y no sanciona tanto a las IPS y EPS que violentan el derecho fundamental a la Vida y Salud. Y aunque no es una tarea facil es importante que medie o establezca parametros para que los entes territoriales no solo realicen inspeccion y vigilancia sino que tambien puedan ejercer un control que permita que los ciudadanos accedan oportunamente (sin barreras) tanto a la prestacion de servicios de Salud como a las autorizaciones.
Por otro lado que se ejerciera presion ante el USPEC e INPEC para que las personas privativas de su libertad contaran con el acceso integral a los servicios de Salud segun el modelo de atencion que enmarca la Resolución mencionada, considero muy deficiente que estas personas no puedan acceder a los servicios de salud del Regimen Contributivo y tampoco les sea garantizada la atencion integral por medio de las "Garantias" que menciona la ley.
Espero que realmente esto le sirva para seguir penetrando en aquellos temas que permitan tener el acceso integral a la Salud que TODOS los Colombianos merecemos.
Muchas gracias, espero obtener respuesta de su parte y lograr agendar una reunion para aclarar conceptos.
Luis Carlos Giraldo M
15 agosto, 2016 at 2:41 amMi reflexion son dos:
1. Los jueces deben conocer lo que otorgan en cuanto a las verdaderas necesidades de las personas.
2.La malas Gerencias,la politiquería en los hospitales publicos, y la comercializacion de la salud en las Ips ejemplo Ips A (trasplante de médula osea 540 millones) Ips B (trasplante de medula osea 240 millones ) el mas afectado los recursos de la salud
Luis f trujillo
16 agosto, 2016 at 7:34 pmTotalmente de acuerdo Ministro. Cuando generemos cociencia de la importancia de lo colectivo estaremos listos para un mejor pais, solo le comento que aun no aprendemos de la importancia de la colectividad en el transporte publico que es de las cosas basicas-minimas, que diremos de la SALUD? Arduo trabajo tenemos como ciudadanos.
Octavio Henao Orrego
17 agosto, 2016 at 11:22 amLos análisis y ejemplos del Ministro son sesudos y didácticos.Ponen en ejercicio dinámicas cerebrales que van desde las percepciones a los razonamientos argumentales.Invitan a la reflexión y son sugerentes.Pero debemos recordar que son por lo menos 10 los sistemas de pensamiento (U.de Michigan) y 5 los de acción (Unión Europea).En Colombia pais del trópico y del folclor no logramos a veces mínimos consensos,pero nos corresponde a todos una labor paciente de construcción de escenarios de diálogo centrado en la razón superando la emoción.El cerebro humano se deja tentar por la innovación y usted dr Gaviria con sus intervenciones contribuye al diálogo civilizado tan necesario para construir Nación.Para que el agua y la salud alcancen para todos debemos ser conscientes.Y para que el cántaro no se rompa debemos cuidarlo entre todos.