La corrupción ha sido definida como el aprovechamiento del poder del Estado (incluido su poder económico) por parte de individuos o empresas particulares con fines de lucro. Esta definición incluye muchas de las formas más comunes de corrupción; incluye, por ejemplo, al funcionario que negocia la adjudicación de contratos, al burócrata que cobra por expedir un permiso, al regulador que es capturado por las empresas reguladas, al magistrado que vende los fallos al mejor postor, al policía que trabaja veladamente para la mafia, etc. En todos los ejemplos anteriores, el poder del Estado ha sido vendido, alquilado o subastado por alguno de sus agentes.
Pero la corrupción va más allá de la definición y los ejemplos anteriores. Los casos más visibles de corrupción tienen que ver con el Estado, con el robo de los recursos públicos o con los abusos sistemáticos de poder. Pero hay formas de corrupción que no involucran directamente al Estado. También hay corrupción, creo yo, cuando un individuo o un grupo de personas traicionan la confianza del público con fines pecuniarios. En este caso, como en los ejemplos del párrafo anterior, la corrupción enriquece a unos pocos a costa de un bien público fundamental, a costa de la confianza general en las instituciones.
Hay corrupción, por ejemplo, cuando los economistas se presentan ante el público como analistas imparciales de las políticas públicas o de la realidad económica pero, en realidad, son agentes a sueldo de poderosos intereses financieros, comerciales o industriales (el documental Trabajo confidencial denuncia este tipo de corrupción con eficacia y algo malevolencia). Hay corrupción cuando los científicos, quienes usualmente disfrutan de una reputación de objetividad e independencia, actúan veladamente en pro de intereses privados. Los ejemplos abundan. Ronald A. Fisher, el estadístico más importante del siglo XX, negó de manera tozuda la existencia de una conexión significativa entre el consumo de tabaco y el cáncer de pulmón. Fisher mantuvo una controvertida (y no siempre clara) relación profesional con la industria tabacalera.
Hay corrupción (o puede haberla al menos) en las complicadas relaciones de los médicos con las compañías farmacéuticas, relaciones que involucran atenciones, viajes y regalos no declarados. Hoy hay funcionarios públicos presos por faltas comparativamente menores. En privado, muchos médicos cuestionan estas relaciones. En público, pocos lo hacen. Hay corrupción cuando los periodistas asumen el doble papel de opinadores independientes y asesores o consejeros de empresas privadas u oficinas estatales. En este caso, los periodistas están traicionando la confianza del público: mucha gente cree, ingenuamente, estar leyendo u oyendo análisis independientes cuando, en realidad, están consumiendo opiniones compradas o amañadas. Al final, ya lo dijimos, unos pocos ganan y muchos pierden.
En últimas, la corrupción no comienza ni termina con los funcionarios públicos. No voy a decir que la corrupción es inherente a la naturaleza humana. No lo creo así. Pero sí quisiera señalar que es mucho más generalizada de lo que usualmente se reconoce. Si queremos sinceramente acabar con la corrupción deberíamos iniciar por combatir la hipocresía.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 2:45 amEnlazo uno de los mejores artículos académicos sobre corrupción. Para insistir en el tema de la entrada, Andrei Shleifer, uno de los autores, estuvo involucrado en un sonado escándalo de corrupción que afectó incluso a la Universidad de Harvard.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 2:46 amEste artículo contiene un resumen de la literatura académica sobre corrupción (ver sección 2).
charlie
24 abril, 2011 at 3:22 amLa Ley 100 convirtió al medico en un intermediario, casi comercial, entre los pacientes y las unidades de diagnostico, las farmacéuticas y las clínicas.
Juan Carlos
24 abril, 2011 at 3:43 amLeí en Caracol.com que "Se dilata indefinidamente último debate del estatuto anticorrupción".
Sé que las normas no son la solución pero sí constituyen un elemento que tiene influencia en muchas personas (por su acatamiento voluntario, por los sistemas coercitivos que puedan aplicarse, etc.)
He insistido mucho en una falta de pragmatismo en estas normas que raya casi con la complicidad. El Ministro del Interior afirma que "los contratistas son más poderosos que los propios partidos políticos" en varias partes: http://www.rcnradio.com/node/82092, http://www.lafm.com.co/noticias/nacional/13-04-11/mininterior-denunci-que-los-contratistas-se-han-convertido-en-otro-partid, http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=1454560&rel=1454524, http://www.dinero.com/edicion-impresa/informe-especial/alerta-roja_86000.aspx.
Y los contratistas son poderosos porque sus utilidades no son las que dicen los documentos. Y con esas utilidades desmedidas se acompañarán las campañas para el próximo 30 de octubre. Y con esas utilidades se nutre la corrupción.
Sin embargo sobre esas sobre-remuneraciones nada se dijo en la Ley anticorrupción. Si basta con establecer normas prácticas sobre la relación costo-beneficio y sobre los riesgos de demoras en las obras civiles.
Pero se necesitaría voluntad….
Constantino
24 abril, 2011 at 3:49 am"You will begin, I suppose, by thinking that people who disagree with you and oppress you must be dishonest. Cynicism is the besetting and venial fault of declining youth, and disillusionment its last illusion. It is quite a mistake to suppose that real dishonesty is at an common. The number of rogues is about equal to the number of men who act honestly; and it is very small. The great majority would sooner behave honestly than not. The reason why they do not give way to this natural preference of humanity is that they are afraid that others will not; and the others do not because they are afraid that they will not. Thus it comes about that, while behaviour which looks dishonest is fairly common, sincere dishonesty is about as rare as the courage to evoke good faith in your neighbours by showing that you trust them."
F. M. Cornford.
Nestor Jose Bravo Chadid
24 abril, 2011 at 4:06 amEn efecto se habla de un sistema social y politico que coexiste con el accionar estatal y privado, eso se llama MAFIA, en colombia se ha confundido la mafia con la delincuencia, aunque se relacionan son dos terminos de diferente accion y objetivo, es por ello que en colombia existe esa ciudadania mafiosa que es la accion deliberada a un interes o intereses
Camilo Fajardo
24 abril, 2011 at 4:07 amBuena entrada. En el segundo artículo del número 18 de la Revista de Economía institucional (Universidad Externado) Geoffrey Hodgson y Shuxia Jiang se esfuerzan en mostrar que la corrupción no es un fenómeno exclusivo de las entidades públicas. Muestran, además, cómo aquél destruye la normatividad y el ordenamiento incluso privado.
Me acordé de esta lectura al leer esta entrada al blog y se la dejo por si hay tiempo de abordarla (dejo enlace a todo el número de la revista):
http://www.economiainstitucional.com/esp/num_ant/rei18.htm
Anónimo
24 abril, 2011 at 4:56 amExiste tambien la llamada corrupcion corporativa, agentes privados que en los cargos directivos de empresas, roban a los dueños o propietarios de estas. En algunos casos, los propietarios lo toleran soterradamente, por el tamaño de las ganancias.
jaime ruiz
24 abril, 2011 at 6:11 amPero no todo es corrupción, ahí tienen ustedes a los columnistas de Semana, El Espectador y sus sucursales denunciando todas las semanas los desmanes de Uribe y su familia y reivindicando al salvador que volvió y enderezó el país. De hecho, ¿alguno discrepa de la necesaria solución política negociada del conflicto social y armado?
No todo está perdido. El señor Santodomingo de hecho hace un gran esfuerzo por la moralidad, de la que este columnista y esta columna son admirable ejemplo.
Anónimo
24 abril, 2011 at 11:37 amAlejandro
El RAE define corrupción como:
"En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores."
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 1:08 pmLa corrupción corporativa, las muchas formas cómo los administradores pueden defraudar a los accionistas o a los dueños de una empresa, me interesa menos que la corrupción más sutil descrita en la entrada. La violación del contrato implícito que existe entre el público en general y algunos expertos (por señalar un solo caso) es menos notoria, menos visible, más difícil de cuantificar pero tiene, en mi opinión, consecuencias más graves que la corrupción corporativa.
Sin embargo es con frecuencia abiertamente tolerada. Más aún, muchos de quienes se escandalizan con la corrupción pública ignoran (o practican a veces) esta forma de corrupción privada.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 1:11 pmGermán Manga llama la atención sobre el peor escándalo de corrupción, este sí, de nuestra historia reciente: “el fraude pensional del poder judicial, con base en fallos espurios, supera al de Foncolpuertos (aproximadamente 13 puntos del PIB). Consejo de Estado es el principal culpable”.
Anónimo
24 abril, 2011 at 1:30 pmExccelente la columna de Coronel, en la revista semana.
Desenmascara la corrupcion privada.
Anónimo
24 abril, 2011 at 1:48 pmAlejandro –
Y la corrupción en las Universidades existe? Cual es su experiencia en la Universidad de los Andes? Gracias
JORODI44
20 octubre, 2017 at 10:17 pmReciben 120 estudiantes en primer semestre sabiendo que a mitad de carrera van 60 y se gradúan 40. Así está planificado y así sucede. Una planeación curricular en ese marco es corrupción que pagan las familias con dinero y los estudiantes con frustración.
Anónimo
24 abril, 2011 at 2:17 pmEs obvio que no existe una "naturaleza humana", pero que los actos de corrupción están ahí en frente de nuestras narices diariamente no se puede negar. Y que somos y hemos sido pasivos y permisivos con pequeños y grandes actos de corrupción es más que cierto avergonzante. Que los funcionarios que han sido el centro de atención en el proceso AIS, tal vez sean culpables menores o no sean culpables, eso no lo se. Pero que si se encontraran culpables se les debe aplicar la sanción o pena que corrasponda. Y no por ello dejar de gritar como sociedad que los "altos" responsables de los actos de corrupción también deben ser procesados. Somos permisivos y pasivos, indiferentes o tal vez resignados a la cultura mafiosa y corrupta que se enquistó en la sociedad. Valdría la pena penar en las causas o los mecanismos que permitieron que llegáramos a lugar en que nos encontramos…
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 2:34 pmSeguramente la corrupción existe en las universidades. Rudolf Hommes se quejaba de que encontró muchas formas de corrupción y desgreño en los Andes. Yo no he sido testigo de nada distinto a los fraudes de siempre: copias, suplantaciones, plagios, etc.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 3:35 pmSobre la conveniencia de un código de ética para los economistas: 1y 2.
Apelaez
24 abril, 2011 at 4:01 pmHace años acompañé al vendedor de una editorial de libros de texto en su tour por varios colegios. El hombre ofrecía un catalogo de "incentivos" a los profesores (o encargados del tema) que decidían incluir los textos de su editorial en sus curriculos.
Este esquema de mercadeo basado en "incentivos" es frecuente. Lo usan los que venden uniformes escolares, los laboratorios con sus visitadores médicos, los productores de agroquímicos cuando ofrecen "incentivos" a los administradores de fincas, las empresas de gaseosas cuando regalan neveras a cambio de que solo se venda su producto ("sólo productos postobón, señor), las empresas de relaciones públicas cuando, pagadas por otras empresas, invitan a periodistas a eventos (nada muy diferente a las convenciones médicas organizadas por las farmaceuticas), en fin.
Yo no sé si eso es corrupción, o simplemente es el arte de hacer negocios.
Dreamer PhD
24 abril, 2011 at 4:39 pmAlejandro, y que podemos decir del programa que tenía Sergio Fajardo en Telemedellín, todos los días, en el cual un periodista "imparcial" le preguntaba acerca de sus avances como alcalde de la ciudad de medellín, durante sus cuatro años de mandato. El se jactaba de sus pirámides, sus bibliotecas y de sus visitas a zonas marginales, en la cual resaltaba la filantropía y lo sofisticado de su gobierno; algunas veces con un tono adulador y demagogo que preveía su candidatura a la presidencia. Y esto se vio reflejado en la cantidad de votos que obtuvo el partido verde en esta ciudad?
Por otro lado, una magnífica columna para reflexionar.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 4:59 pmApelaez: también están los reseñistas a quienes les pagan por mencionar ciertos libros o películas, los programadores de las emisores a quienes los “incentivan” para poner algunos artistas, etc. Pero el tema de los periodistas me parece más grave. En todo caso la demanda creciente por información favorable (el llamado riesgo reputacional es hoy una obsesión en los ámbitos público y privado) seguirá creando su propia oferta de comunicadores fletados.
Anónimo
24 abril, 2011 at 5:10 pmCreo que no hay que confundir la mentira, la asimetría informativa y la corrupción; respectivamente, la primera es inherente a todos los seres humanos, decir mentiras es parte del diario vivir, ya sea para imponer una opinión o para evitar un mal rato, todos decimos mentiras según nos convenga, esto va en relación con el segundo punto, la asimetría informativa, cualquiera que tenga información relevante o importante sobre algún asunto lo aprovechará en su propio beneficio en detrimento de los que no la tengan; finalmente, llegamos a la corrupción que es una combinación de las dos anteriores, cuando un individuo utiliza una posición privilegiada, utiliza la mentira para encausar los hechos en su propio beneficio y pierde de vista cualquier implicación en los demás es un corrupto. Lo importante es saber donde cada uno es mentiroso, aprovecha una posición de privilegio en cualquier situación y/o termina siendo corrupto al no importarle absolutamente nada más que su propio beneficio que no necesariamente siempre es material.
Anónimo
24 abril, 2011 at 5:23 pmUn ejemplo vil y vulgar de corrupción privada, aprovechandose de lo públio estatal, son los hijos del expresidente Uribe, aprovechandose de su posición y quizás con el apoyo de él o de sus subalternos, adquirieron una zona franca de manera tramposa, la aprovación de una ley para monopolizar el reciclaje (Ecoeficiencia) ilegalizando al reciclador que gana unos pocos pesos por recoger carton, papel, vidrio, etc. Igual Jerónimo Uribe hizo plagio en la Universidad de los Andes…..
Anónimo
24 abril, 2011 at 5:29 pmAlejandro: Seguiré en mi tarea de velar por el buen uso del idioma. Es REDUNDANCIA DECIR FUNCIONARIO PÚBLICO. Dí, simplemente FUNCIONARIO que significa empleado público. Ahora bien, si quieres resaltar lo público, entonces dí, EMPLEADO PÚBLICO o SERVIDOR PÚBLICO.
Catalombia
24 abril, 2011 at 7:12 pmAlejandro:
No estoy de acuerdo con minimizar el efecto de la corrupción privada, sobre todo cuando ésta ha hecho metástasis en una sociedad como la colombiana.
Cuando estas prácticas ya son comunes, cuando la gente cree que hacer negocios es untarle la mano al ingeniero, jefe de compras,o gerente de cualquier empresa privada la libre empresa y la competencia dejan de tener sentido, entramos en la sociedad mafiosa que impera en Colombia.
Toda la corrupción, la de las instancias estatales, las privadas, las periodísticas y las académicas son perniciosas.
Tal vez cada uno,según su ámbito, ve la que tiene más cercana como la peor, pero todas son el cáncer de nuestra sociedad.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 7:34 pmAnónimo 12:29: tiene razón. A veces se me pasa. Saludos.
Anónimo
24 abril, 2011 at 7:50 pmAlejandro, es que la corrupcion corporativa afecta al publico en general, no a los accionistas de las empresas. Un ejemplo de esto es la practicada en las empresas privadas a las que le entregaron los servicios publicos (agua, alcantarillado, energia electrica, cobro de impuestos etc)en las cuales todos los tumbes se soportan en las altas tarifas que estas empresas le cobran al publico. Existe implicitamente una violacion al contrato con el publico. Las ganancias extraordianrias lo permiten y el publico las sostienen con las altas tarifas cobradas.
Jaime Humberto Caro
24 abril, 2011 at 8:45 pmEn todas partes y en todo momento, aquí en Colombia, alguien está diciendo: "Todos son corruptos, todos son ladrones". Uno ya no puede contar un caso que cree ejemplar, porque alguien le dice: "¡Qué tan bobo! ¿No ve que están robando?". Sin embargo, tanto entre la gente sencilla, como la prestante, encuentra uno joyas de honestidad. En la historia, la corrupción es mayor a medida que retrocedemos en el tiempo. Es posible que hayamos mejorado. En los países dominados por dictaduras, teocracias y aristocracias la corrupción parece ser mayor que en los países democráticos. Así las cosas, debería ser posible lograr una sociedad honesta, basada en una cultura de la ética. Lo que no creo que sirva son los Estatutos Anticorrupción. Apostémosle a la educación. A un Mockus.
Alejandro Gaviria
24 abril, 2011 at 8:57 pmAnónimo 14:50: las tarifas de servicios públicos las fijan las comisiones de regulación, no las empresas. En una economía cerrada o sin competencia, la corrupción corporativa se transmite a los ciudadanos vía mayores precios. En una economía más abierta y competitiva, resulta en menores utilidades.
Anónimo
24 abril, 2011 at 11:32 pmSolo Dios sabe como se hacen esas regulaciones, lo que si sabe es que los gremios participan y de que forma.
Anónimo
25 abril, 2011 at 12:09 amBuena entrada Alejandro. Sobre el código de ética de los economistas y su experiencia en los Andes, ser analista o consultor para calificadoras de riesgo o agencias de inversión extranjera mientras se es profesor, ¿como lo calificaría?
Anónimo
25 abril, 2011 at 12:15 pmSobre la corrupción en las universidades en la entrevista al rector de los Andes, ne su esntrevita con MJD en Semana, cita el caso del abogado Ballesteros, detenido en una audiencia de justicia y paz el mismo día que en la universidad que regentaba una cátedra se celebraban 125 años…
Cabe preguntar en su calidad de decano: le cabe a la universidad alguna responsabilidad por el comportameitno ético de sus egresados y docentes?
Anónimo
25 abril, 2011 at 1:06 pmAprovechando la papaya que da Alejandro y de chismoso, que nos puedes contar de tu relación con Bancolombia? cuanto te pagan por estar en la Junta Directiva?
Harold H. Londoño
25 abril, 2011 at 2:04 pmCombatir la hipocrecia? Nooo, tampoco. No nos pida tanto; eso si que es inherente a la naturaleza humana.
Si no pudo Jesùs con los fariseos …
Anónimo
25 abril, 2011 at 4:32 pm"No todo está perdido. El señor Santodomingo de hecho hace un gran esfuerzo por la moralidad, de la que este columnista y esta columna son admirable ejemplo." Comenta un despistado arriba.
Ja Ja Ja por lo de Santodomingo si supiera de dónde viene el enorme capital de JMS Pregunte a quienes saben en Bavaria y en Avianca donde no se compraba,importaba o alquilaba NADA que no pasara por ALFAEXPORT ( de JMS) donde se quedaba una jugosa comisión en detrimento de los accionistas mayoritarios de estas empresas!!
Por otra parte es interesante y al mismo tiempo difícil la situación de los periodistas que a veces tienen que prestar su voz y su imagen para hacer Publicidad (con la misma P de prostituta)a productos que saben inocuos o perjudiciales.
Solo algunos valientes como la W y La Luciérnaga se atreven a denunciar a villanos (que podrían ser sus anunciantes) BMW y sus modelos 325 y a Fasecolda, mientras otros como cierto buen imitador de voces sucumbió a la tentación del dinero y terminó haciéndo publicidad a DMG!!
Lamentablemente quien dijo "Todos tenemos nuestro precio" tenía toda la razón.
Carlos E
25 abril, 2011 at 4:59 pmAlejandro, me acordó de un artículo que salió hace años en la revista Malpensante llamado Los Usos de la Corrupción, de Theodore Dalrymple. Y como buen artículo de la revista, hablaba de la virtud que hay en la corrupción… No encontré la versión en español pero acá está en inglés: http://www.city-journal.org/html/11_3_oh_to_be.html
Federico Baquero
25 abril, 2011 at 5:48 pmAlejandro, hay corrupcion cuando academicos y profesionales realizan consultorias y estudios financiados con recursos publicos que se sabe no tendran ningun efecto real?
Anónimo
25 abril, 2011 at 8:29 pmDejen trabajar!
Alejandro Gaviria
25 abril, 2011 at 10:07 pmHarold: digamos entonces (para seguir con las alusiones bíblicas) que la invitación es a practicar (a veces al menos, siempre es imposible) el proverbio aquel según el cual debemos mirar no tanto la paja en el ojo ajeno como la viga en el propio.
Federico: no exageremos. Eso no es corrupción, es cinismo.
Anónimo chismoso: soy miembro independiente de la junta directiva de Bancolombia. No represento a ningún accionista. Trato de actuar, como lo manda la ley, con independencia crítica. Me pagan 2,5 millones al mes. Y tengo además el provecho intelectual que da la mirada recurrente a la economía desde un banco importante.
Anónimo
25 abril, 2011 at 10:26 pmCómo le parece que entre las 50 personas más lindas de People en español aparece …
6. Chiquinquirá Delgado, presentadora, Despierta América (Univisión).
Y con ese nombre!!! Será que le pagan menos?
Alejandro Gaviria
25 abril, 2011 at 11:12 pmAparentemente Santos también está en el cuento del Pacha Mama:
Pues créame que el día de mi posesión, cuando me fui a la sierra nevada de Santa Marta a saludar a los mamos, ellos me advirtieron que la naturaleza se vengaría de los abusos del hombre y que el país se vería enfrentado a grandes inundaciones en su territorio.
Pues sí que tenían razón. La madre Tierra está furiosa.
Y con razón. Hemos maltratado demasiado el medio ambiente. Hay que hacer muchísima pedagogía para que la gente entienda la magnitud de semejante tragedia, que nos desbordó a todos. Lo que quisiera es que todos colaboremos para salir adelante lo mejor posible. En estas tragedias, la unión es fundamental.
Anónimo
26 abril, 2011 at 12:20 amViolencia criminal incide en atraso y miseria de países: BM
Carlos Méndez
26 abril, 2011 at 12:54 amTambién me llamó la atención esas frases de Santos.
Un presidente que se precia de tener un estilo mas tecnocrático y de sí respetar la tecnocracia, resulta con una declaración casi que pre-moderna. Seguro pensó en ganar algunos votos de indígenas.
JuanDavidVelez
26 abril, 2011 at 2:54 amUn man que al parecer la tiene bastante clara.
"Considera que el radiodifusor es un privilegiado, no un simple comerciante, y debe tener en cuenta su responsabilidad ante la sociedad. "Tenemos la licencia concedida por el Estado colombiano de penetrar en la intimidad de los hogares y ese privilegio nos confiere obligaciones muy grandes, que la gente olvida, pero que yo recuerdo continuamente. Tenemos que respetar esos hogares, ofreciéndoles mensajes de cultura, de esa cultura que acompaña al hombre, que lo enaltece, que lo adorna y que tanto le sirve. Respeto a mis colegas, pero les tengo una objeción: no han hecho un esfuerzo real por mejorar la cultura de los colombianos"."
es una licencia concedida por el estado
ANDRES F.
26 abril, 2011 at 4:34 pmLo ideal sería que se aumentara el costo para el corrupto por sus actos, eso es obvio. El problema es que la credibilidad de las instituciones que juzgan al corrupto es cuestionable. No hay como agarrar al corrupto si no hay instituciones creíbles. Los medios no siempre son imparciales, las instituciones que imparten justicia tampoco y la opinión pública no tiene suficiente información. Tal vez habría que pedirle a las personas que van a formar parte de esas instituciones que hagan actos de verdadero sacrificio para que haya credibilidad en su rectitud. Mockus ha tratado de hacer este tipo de cosas con sus visitas a notarias, y demás actos que no cualquiera haría.Tema muy difícil.
Alejandro Gaviria
26 abril, 2011 at 6:22 pmSobre la evolución de la desigualdad del ingreso en Colombia y América Latina.
suramérica
26 abril, 2011 at 6:30 pmAlejandro no puedo acceder al vinculo en el otro blog de los malos resultados distributivos en Colombia. Lo podrías revisar? gracias.
Alejandro Gaviria
26 abril, 2011 at 6:37 pmYa lo revisé. Gracias.
suramérica
26 abril, 2011 at 7:17 pmGracias. Aprovecho para hacerle una pregunta. En general tengo una duda cuando en las noticias o en los informes se refieren a la informalidad en Colombia. Se refiere a quienes NO tienen un trabajo asalariado registrado en la seguridad social (Con Goce de salud y pensión). O la informalidad incluye sólo a los NO asalariados (es decir los trabajadores independientes, cuenta-propistas de bajos ingresos y educación) o también las cifras de informalidad en Colombia incluye a trabajadores asalariados pero que NO cuentan con las prestaciones o afiliación al sistema de seguridad social de país?
Apelaez
26 abril, 2011 at 7:29 pmLa sabididuría de los mamos no tiene rival. Al fin y al cabo son nuestros hermanos mayores
charlie
27 abril, 2011 at 12:42 amComo el agua es su capital, las elctrificadoras se negaron a bajar el nivel de las represas en verano. Las inundaciones no son su problema. Las ventajas de las privatizaciones, Alejandro.
Alejandro Gaviria
27 abril, 2011 at 1:59 amSuramérica: no hay una definición única. En algunos casos la informalidad se asocia con el trabajo no asalariado. En otros con la ausencia de contribuciones a la seguridad social: a salud, a pensiones o ambas. Y en otros más con la vinculación a empresas pequeñas, de cinco o menos trabajadores. En todos los casos, sin embargo, la informalidad supera el 50% de la fuerza laboral.
Finalmente, las descomposiciones del coeficiente Gini muestran que la desigualdad al interior de los trabajadores formales (o de los informales) es cercana a la de los Estados Unidos (por ejemplo). El exceso de desigualdad se explica por la brecha en los ingresos medios entre los trabajadores formales e informales.
Alejandro Gaviria
27 abril, 2011 at 2:01 amCharlie: Diego Calle decía que EPM estaba en el mejor negocio del mundo: la venta de aguaceros. EPM también ha vaciado los embalses. Y es una empresa pública por lo demás.
Suramérica
27 abril, 2011 at 2:23 amEfectivamente lo de las definiciones variadas lo sé, así como la historia y evolución del concepto. El tema es que cuando leo notas o artículos (académicos o no) sobre la informalidad en Colombia, rara vez hacen aclaración de la definición a la cual están haciendo referencia. Y no es lo mismo decir que el 50% del total de los trabajadores (cualquiera sea su categoría)es informal, a decir que de los trabajadores asalariados el 50% es informal. Eso tiene implicaciones de política distintas. Y de allí las dudas que me resultan cuando no se hace explicita la referencia del concepto al que se hace mención. Saludos.
Pedro
27 abril, 2011 at 2:53 amHay corrupción con las calificadoras, es un modelo de negocio absolutamente erroneo. Lo más lamentable es cómo gente que estudió compra papeles o acciones en base a que X calificadora le otorgó tal calificación. Es como una forma fácil de lavarse las manos, no? Poder comprar un papel y después, si sale mal, culpar a la calificadora…aunque así también funcionan las universidades y colegios, los alumnos pagan para que los califiquen y de acuerdo a estas calificaciones van a ser deseados por el mundo laboral o no. Será que los estudiantes carecen del poder de manipulación que tienen los clientes de las calificadoras?
charlie
27 abril, 2011 at 3:55 amEPM tendra el mejor negocio del mundo, pero tiene un sentido social.
Espero que hayan vaciado sus embalses a tiempo.
Anónimo
27 abril, 2011 at 12:35 pmEstoy plenamente de acuerdo con Suramérica. Es incomprensible que un fenómeno como la "informalidad", que casi define la naturaleza de nuestra economía, carezca de una taxonomía más acabada y que se meta todo en el mismo costal con ese 50%. No será posible entender el fenómeno en sus múltiples variantes, ni mucho meños diseñar políticas adecuadas para abordarlo, si no sabemos si quiera de qué estamos hablando. Este e uno de los casos en que toca ver de qué está hecha la salchicha.
hermano sol
27 abril, 2011 at 3:29 pmAlejandro, refiriéndome al tema de Harvard, creo que deberíamos proyectarnos a tener algún día ese tipo de "sonados escándalos de corrupción". Ojalá, esas fuesen las noticias y no las de las pensiones de 20 millones, los edificios en dubai, y las desviaciones de AIS, por cuenta del presupuesto nacional, las concesiones viales y en general, de los contribuyentes.
Depronto ir trazando límites cada vez más próximos sea una forma de, en algún momento, suprimir la hipocresía.
Saludos,
Alejandro Gaviria
27 abril, 2011 at 6:05 pmHay una actitud contradictoria con respecto a las dificultades de medición de ciertos fenómenos sociales. Los mismos que resaltan la complejidad de la realidad se quejan de la inexactitud de las medidas o indicadores propuestos. La informalidad no es directamente observable. Su medición es difícil y por lo tanto es razonable esperar no uno sino varios indicadores. Usualmente hay diferencias entre unos y otros en los niveles. Pero todos describen cambios similares y todos sugieren causas parecidas. Las dificultades de medición no implican desconocimiento. Ni debería llevar al nihilismo, a concluir, así no más, que “no se sabe de se está hablando”.
Alberto Arango
27 abril, 2011 at 6:18 pmAlejandro:
Paradójico el discurso de Santos ante la CGT:
Ahora resulta que la informalidad atenta contra el sindicalismo y no a la inversa…
Suramérica
27 abril, 2011 at 6:41 pmEs claro que la informalidad no es directamente observable, además es un concepto que se puede llenar de contenidos diferentes y válidos, por tanto la operacionalización para su medición es variada. De allí que sea más que válido que existan diferentes indicadores para obtener una aproximación al fenómeno, que tener uno solo. Lo que si no es válido es que no se haga claridad y precisión acerca de lo que se está afirmando. Decir simplemente informalidad, sin hacer un poco de precisión es, por lo menos, poco académico. Además insisto que las implicaciones de política son bastante distintas. No es lo mismo 1. Tener informalidad por que no hay capacidad del sistema productivo de la economía para generar empleo asalariado, sino que sólo es posible caer en el “cuenta-propismo” de bajos ingresos (ejemplo vendedores ambulantes, negocios familiares, tiendas de barrio, etc), que 2. Tener informalidad porque tengamos un importante porcentaje de empleos asalariados pero informales (sin protección social: cotización para pensiones y sistema de salud contributivo, que tiene que ver más con la definición legalista de protección del trabajador). O debido a la combinación de estás dos formas con las definiciones más productivistas de informalidad.
Anónimo
27 abril, 2011 at 7:15 pm¿Quiénes son "los mismos"?
No señor, aquí nadie ha dicho que deba haber un solo indicador para medir la informalidad. La razón por la cual no se puede medir bien es porque no se ha definido bien. Es ahí donde hay que hincar el diente. Dígame cómo define la informalidad y luego nos ponemos de acuerdo sobre los indicadores de medición: uno, 20, 100, no importa. Pero tenemos que saber qué es lo que vamos a medir. Ese famoso 50%, ¿que contiene?
ANA LUISA SERRANO SERRANO
27 abril, 2011 at 8:07 pmLa única forma de acabar con la corrupción es imponiendo sanciones penales severas a quienes incurren en ella. Los funcionarios, los médicos, contratistas, nadie, debe recibir regalos, ni pequeños ni grandes por su trabajo.
Es una vergüenza que en Colombia la corrupción nos impida avanzar.
Hay que educar siempre, educar en valores (parece frase de vieja), pero sólo de esta forma lograremos ser mejores personas y lograremos una sociedad más justa.
Gracias Dr. Alejandro por sus artículos.
Alejandro Gaviria
27 abril, 2011 at 8:34 pmEl problema no es la definición de informalidad. La definición es sencilla: se es informal cuando no se cumple, total o parcialmente, con lo estipulado por la legislación, por el código sustantivo de trabajo. Suramérica plantea dos posibilidades: trabajadores no asalariados o trabajadores asalariados que no contribuyen a la seguridad social. Empíricamente esta diferenciación no es muy relevante. El grueso de los trabajadores asalariados contribuyen a la seguridad social y el núcleo de la informalidad está compuesto, entonces, por cuentapropistas, jornaleros, trabajadores de pequeñas empresas, taxistas, tenderos, etc. que en general no aportan al sistema de seguridad social. En suma, el 50% contiene en su mayoría a los no asalariados.
Suramérica
27 abril, 2011 at 8:56 pmEfectivamente esa era mi duda Alejandro. Al comparar cifras de informalidad en América Latina, necesitaba confirmar cómo era el fenómeno en Colombia. Mi presunción era que en nuestro país los trabajadores asalariados casi en su totalidad tienen contribuciones a la seguridad social, es decir, desde esa definición legalista no habría mucho trabajo asalariado no registrado en la seguridad social para Colombia. El problema entonces es fundamentalmente desde las posibilidades del sistema productivo para generar puestos de trabajo. Caso contrario en otros países, en donde la tasa de trabajadores asalariados no registrados en la seguridad social es relativamente alta. Tienen un nivel de asalarización mayor, pero con brechas de ingresos entre los registrados y no registrados.
Así coincidimos entonces que en Colombia el problema de la brecha de ingresos fundamentalmente es entre los “cuenta-propistas” y los asalariados. La dificultad principal a abordar en Colombia es diferente en relación a los otros países. Ahora si quedo más conforme con el intercambio de ideas. Gracias Alejandro por contribuir a aclarar ideas.
Pasando a otros temas, quisiera saber por qué en Colombia los micro-datos de las encuestas de hogares del DANE no están disponibles libremente en la página de Internet, como en otros países. Usted sabe algo al respecto o tiene alguna postura frente a ese statu quo que no permite acceder libremente a la información y por el contrario cobran unas fortunas por el acceso?
Alejandro Gaviria
27 abril, 2011 at 9:21 pmSuramérica: lo que está ocurriendo con los microdatos es un desastre. Es cada vez más difícil acceder a los datos. Los investigadores nos estamos quedando sin materia prima. Colombia dejó de aparecer en los informes de las entidades multilaterales. El Dane dice que le preocupan los problemas de privacidad. Pero mi impresión es que la gente del Dane es excesivamente temerosa de un escándalo dado lo ocurrido con el censo de 2005 y con las encuestas de 2006 y 2007.
Anónimo
27 abril, 2011 at 9:22 pmYo soy cuentapropista, no asalariado, trabajo a destajo y contribuyo a la seguridad social. ¿Qué soy? ¿Trabajador informal del 50%?
Suramérica
27 abril, 2011 at 9:29 pmYo creo que somos muy pasivos sobre el tema. Es impresentable lo que pasa con la disponibilidad de los datos en Colombia. Desde las universidades, los académicos y los investigadores se tendría que dar una pelea, hacer más público el problema, que la sociedad se entere, que sepa que es un problema grave que en Colombia no se publiquen los micro-datos de las encuestas. Es muy cierto que Colombia se está quedando afuera de los informes de organismos multilaterales. Es nuestro insumo de trabajo, pero además es necesario para la sociedad, porque si no, no hay pluralidad, se instala sólo la voz oficial de quien tiene la información. Hasta pensé iniciar una acción de tutela por derecho a la información. No se si sea un curso de acción posible.
Alejandro Gaviria
27 abril, 2011 at 10:02 pmAnónimo 16:22: los consultores independientes son generalmente clasificados como formales.
Anónimo
27 abril, 2011 at 10:15 pmMi hermano es cuantapropista, no asalriado, trabaja a destajo y NO contribuye a la seguridad social. ¿Qué es?
Alejandro Gaviria
27 abril, 2011 at 10:44 pmInformal.
Anónimo
27 abril, 2011 at 11:14 pmTiene más billete que yo.
Harold H. Londoño
28 abril, 2011 at 4:32 pmAlejandro: que opinión te merece todo este cuento de la Tasa Robin Hood.
Gracias
Alejandro Gaviria
29 abril, 2011 at 8:20 pmNo me gusta el impuesto. No se sabe uno quién terminará pagándolo. Tampoco qué tipo de ineficiencias podría generar. Si se quiere grabar más al sector financiero, mejor imponer una sobretasa a la renta o un impuesto al patrimonio más alto.
Alejandro Gaviria
29 abril, 2011 at 8:24 pmPreocupante análisis de la economía de Brasil publicado hoy en el FT:
Brazil, like much of the region, sailed through the global financial crisis. Roaring Asian demand for the commodities it exports in such abundance – iron ore, ethanol, soya and other foods – buoyed Brazil’s terms of trade. This huge windfall allowed for a huge surge in imports, but masked growing vulnerabilities.
Plug in 2005 commodity prices, for example, and Brazil’s $23bn trade surplus would become a $20bn deficit. If Chinese demand for commodities were to fall – and it cannot be sustained for ever – Brazil’s growing deficit would explode.
Meanwhile, the government has pursued the state-led mega-projects – most particularly in the oil sector – in which Dilma Rousseff, the president, believes and that are part of a global ideological shift towards bigger government. The echoes with the 1960s and 1970s are eerie – and not just in Rio’s retro-looking buildings and street decor.
The Brazilian real is the most overvalued major currency in the world. Cheaper imports have made Brazilians feel richer, feeding a consumer boom. But domestic manufacturers have appealed for help – and the same kind of tariff protections that characterised the doomed economic model of bygone years.
Finally, to deal with the global financial crisis, the government opened up the taps – and has only just started to withdraw the stimulus. Ultra-low interest rates in the United States, Europe and Japan has flooded the country with capital, pumping up the economy further. Bank credit is now growing at a 20 per cent annual clip.
That has given Brazil’s economy an appearance of strength, but also risked stretching it thin. Typically, Brazilians now spend a quarter of disposable income on debt payments. At the height of the US credit boom, by contrast, American households spent about 15 per cent. If US interest rates were to rise, Brazil’s boom could turn to a sudden bust.
Managing abundance is hard. Economists increasingly warn Brazil and the region of the dangers of complacency and over-exuberance. High foreign exchange reserves provide some protection. But if the coming decade really is to be Latin America’s, more needs to be done: grinding out efficiency from the state, saving part of the commodity bonanza to maintain social programmes when tough times return, improving education and infrastructure to foster lasting productivity gains, all the while maintaining macroeconomic stability.
That is a difficult task. Yet unless it is met, the almost unprecedented current boom – as with so many in the past – will eventually pass Brazil by, just like the girl from Ipanema who when she walked to the sea, looked “straight ahead, not at me”. Ah, what a wasted opportunity that would be.
Alejandro Gaviria
30 abril, 2011 at 1:05 pm"Cuarenta años después". Sobre La evolución de la lucha antidrogas y sus consecuencias.
Anónimo
30 abril, 2011 at 2:04 pmSentí vergüenza ajena frente a un artículo de una economista de los Andes, publicado en la revista semana sobre la "boda real". que nivel de servilismo y estupidez!!! La señora economista Maria Carmenza Arenas dice:
"Mujeres, a protestar. Cómo es esto de que encima de que nos culpan por el artículo de SEMANA sobre "La boda del siglo", nos quieran quitar la posibilidad de escapar de la preocupación de las tragedias diarias"
aqui el enlace a la nota completa:
http://www.semana.com/opinion/boda/155811-3.aspx
Alejandro Gaviria
30 abril, 2011 at 3:27 pmA mí me parecen más frívolas las críticas a la frivolidad que la frivolidad misma.
Anónimo
30 abril, 2011 at 6:19 pmYo no critiqué la frivolidad. Critiqué el contenido del artículo de esa mujer "economista". Es una vergüenza. En fin, así estamos….
Alejandro Gaviria
30 abril, 2011 at 8:49 pmLo peor del artículo, en mi opinión, es que intenta ser chistoso. La señora no sólo es economista. Creo que también fue gobernadora.
Anónimo
1 mayo, 2011 at 12:14 amDe la boda real, a mí lo que realmente me gustaría saber ea si la familian Windsor es realmente una parásita del Estado, o si lo que traen por concepto de turismo de manera permanente (y especialmente durante eventos como las recientes nupcias) compensa o no con creces los gastos en que incurren por mantener una institución anacrónica que en lo fundamental perece no cumplir otro papel que ese: ser fuente de ingresos por concepto de turismo.
Anónimo
1 mayo, 2011 at 12:37 amAprendamos de Radamel, que juega con la cabeza…
Anónimo
13 mayo, 2011 at 9:12 pmalejandro, hay corrupcion cuando personas traicionan la confianza del publico aprovechando su trayectoria academica, su reconocimiento, y su capacidad oratoria para acceder al poder, apoyandose en el ya comunmente adagio adoptado en colomnbia de quie el fin justifica los medios, teniendo en cuenta que una vez acceda al poder quiera anetponer los principios morales a los pecuniarios?EJOA
Gloria del Pilar Sarmiento
21 octubre, 2017 at 2:15 amEn general la mayoría de los colombianos nos quejamos de la corrupción de nuestro país, corrupción que consume la riqueza de nuestro país, y que afecta el bienestar de los colombianos.
Pero todos requerimos de una alta dosis de anticorrupción, y estos valores se forjan desde el núcleo familiar, y de nuestro entorno. Que nos atrevamos a denunciar y a estar en desacuerdo con lo que vemos día a día y denotan corrupción:
Cuando se factura un mayor valor que el real de un servicio o producto.
Cuando en un proceso de selección de personal, no se selecciona al mejor candidato, sino a quién tiene las mejores palancas.
Cuando estudiantes hacen fraude en sus evaluaciones.
Anónimo
21 octubre, 2017 at 12:10 pmsaludos, desde pasto nariño, esperando arquitecto del universo de recuperación completa para que bajo su liderazgo, haya un nuevo código de ética para los médicos,los colombianos urgen un nuevo codigo acorde a las nuevas realidades colombianas. un gremio que por supuesto no todos pero si una buena fracción, se han convertido en mercaderes de la salud, y que tambien es otra forma de corrupcíon.