“Nuestros países están al alcance de cualquier aventurero populista de izquierda que prometa la luna. Lo están esperando”, escribió recientemente Carlos Alberto Montaner en una columna citada en este espacio por Jaime Ruiz. La predicción de Montaner está basada en una apreciación pesimista sobre el clima de opinión pública en América Latina en general y Colombia en particular. “Hay demasiados problemas demasiada pobreza—dice—, y los gobiernos han sido tremendamente torpes en la búsqueda de soluciones”. Por lo tanto, concluye, el rechazo a la democracia y a la economía de mercado es mayoritario, lo que podría ser capitalizado por los émulos de Chávez. Los lunáticos.
¿Qué tan acertada es la apreciación de Montaner sobre el clima de opinión imperante en Colombia? La Encuesta Social y Política de la Universidad de los Andes (todavía inédita) da algunas pistas al respecto. El primer gráfico muestra, para cada quintil de nivel socioeconómico, el porcentaje de entrevistados que dice respaldar (i) la economía de mercado y (ii) las privatizaciones. Las cifras son representativas de la población urbana de Colombia. Y fueron recolectadas en los meses de abril, mayo y junio de este año.
El apoyo a las privatizaciones es minoritario: 44%. Sólo la población del último quintil (el 20% más rico) parece respaldarlas mayoritariamente. El apoyo a la economía de mercado está dividido por mitades: 50% a favor, 50% en contra. Y sólo es mayoritario en el quintil intermedio y en el último. Una profundización de la economía de mercado (vía mayores privatizaciones, por ejemplo) no cuenta con respaldo político. Y un discurso anticapitalista cuenta, de entrada, con el apoyo de la mitad de la población. En suma, el clima de opinión sí parece favorecer a cualquier aventurero populista dispuesto a prometer la felicidad.
El segundo gráfico muestra la distribución por quintiles del bienestar subjetivo o de la satisfacción con la vida. O para decirlo en el lenguaje de los titulares de prensa, de la felicidad. La felicidad no está distribuida de manera homogénea (como quiso decir Pambelé). 25% de los más pobres y 60% de los más ricos son felices. Los de abajo, como sugiere Montaner, estarían esperando a un populista, a un predicador o a la versión exaltada de Jaime Duque Linares. A alguien que les prometa algo distinto. La homogenización de la felicidad. O, al menos, de la infelicidad.