A la usanza de las telenovelas latinoamericanas, Brothers explota la fascinación con la psicología del enriquecimiento repentino. “Durante la revolución cultural, vivíamos en una sociedad cerrada; todo era en blanco y negro, y si uno estaba en el lugar equivocado, estaba muerto”, dice Hua. “Pero la búsqueda del crecimiento económico también es loca. Todas las perversiones han salido a flote. La sociedad china ha encontrado el vacío. Después de que la gente se enriquece, no sabe qué hacer”.
Ante el enriquecimiento súbito, los autores chinos parecen enfatizar el existencialismo. Los latinos, por su parte, prefieren el moralismo. Para los primeros, la riqueza vacía el alma. Para los segundos, corroe la sociedad. Pero ambos están de acuerdo en una cosa: la riqueza desfigura el cuerpo de la misma manera. Aquí y allá los pectorales femeninos parecen crecer a la par con los mercados de exportación. Legales o ilegales. Da lo mismo.