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Literatura

Conversaciones cándidas

Hace ya un año fue publicado Alguien tiene que llevar la contraria, una
colección diversa (y dispersa) de reflexiones sobre la inestable relación entre
la teoría y la práctica. Creo –decía en el libro– que (i) la acción y la reflexión
deben ir de la mano, (ii) que la toma de decisiones requiere de una reflexión
informada sobre las posibilidades del cambio social y (iii) que los académicos deben
tener, por lo tanto, un papel más protagónico en las decisiones públicas. En últimas, yo soy
un optimista (ingenuo tal vez) sobre la importancia del mundo de las ideas.
Enlazo, como una suerte de archivo electrónico y credo personal,
cuatro conversaciones sobre diferentes aspectos del libro mencionado. Todas
tienen un tono cándido. Pienso, como diría Antanas Mockus, que la ética de
la verdad (decir lo que se piensa) debe primar sobre la ética de las
consecuencias (decir lo que se juzga conveniente).
  1. Sobre
    la institucionalización de la demagogia
  2. Sobre las
    dificultades del cambio social
  3. Sobre el ateísmo y
    la impopularidad
  4. Sobre la práctica
    de llevar la contraria: defensa del aborto, los impuestos, etc
Academia

Resultados de la encuesta ENSIN sobre situación nutricional

La encuesta ENSIN sobre la situación nutricional de la población colombiana (y sus determinantes socioeconómicos) es un instrumento fundamental para diseñadores de política pública e investigadores sociales. La última versión de la encuesta, algunos de cuyos resultados principales se resumen a continuación, contiene varias novedades que la hacen única en América Latina: mide el juego activo en prescolares y el tiempo excesivo frente a pantallas en escolares y adolescentes (más de dos horas diarias), estima el cumplimiento de las recomendaciones de actividad física en adultos, recolecta información sobre ingesta dietética en todos los grupos poblacionales, mide la vitamina D y el yodo en la orina y contiene además un componente cualitativo.  

Los resultados muestran, inicialmente, una disminución notable de la baja talla para la edad (desnutrición crónica) en menores de 5 años (ver gráfico). Este indicador pasó de 13,2% en 2010 a 10,8% en 2015. La baja talla para la edad también disminuyó en escolares y adolescentes. Más allá de la encuesta ENSIN, cabe resaltar la mejoría sistemática de la mayoría de los indicadores de salud en el país: la mortalidad infantil, la mortalidad materna, el embarazo adolescente y ahora la desnutrición. 

Los resultados muestran, de otro lado, un aumento en el exceso de peso en todos los grupos poblacionales (ver gráfico). En adultos, el aumento es sustancial. La población adulta con exceso de peso pasó de 51,2% en 2010 a 56,4% en 2015. Aunque todavía  los niveles observados están lejos de los prevalecientes en México (64,4%) y Estados Unidos (67,3%), la tendencia es preocupante. 

Por último, los resultados señalan un aumento en la prevalencia de inicio temprano de la lactancia materna, una disminución en el tiempo la lactancia exclusiva (pasó de 47% en 2005 a 36% en 2015), un aumento leve e insuficiente en la actividad física en tiempo libre y un tiempo excesivo frente a pantallas en escolares y adolescentes (ver gráfico).

Con todo, los resultados llaman la atención sobre la necesidad de reforzar las políticas públicas para combatir la obesidad y el sobrepeso: impuestos, etiquetado, promoción de normas sociales, ciudades saludables, etc. El debate no da espera. 

Academia

¿Bastaría con eliminar las EPS?

Los problemas financieros del sistema de salud de Colombia son
reconocidos. Indiscutibles. Las causas o explicaciones de estos problemas generan una mayor
discusión, un debate mucho más álgido. En términos generales, hay dos explicaciones
opuestas y recurrentes.  La primera pone énfasis en las EPS, en sus utilidades, gastos administrativos y manejo de los recursos. La
segunda hace un énfasis distinto, en la falta de coherencia en los arreglos
sociales (“se gasta más de lo que se tiene”) y en el desbordamiento del gasto,
asociado, a su vez, a las crecientes demandas sociales y los mayores precios de
medicamentos y dispositivos médicos. 
Según la primera explicación, bastaría con cambiar el
pagador, sustituirlo por uno o varios pagadores públicos o sin ánimo de lucro
para resolver los problemas financieros. De acuerdo con la segunda explicación,
cualquier pagador, independiente de su naturaleza, pública, privada o mixta, enfrentaría los mismos problemas, esto es, un déficit operativo y un incremento insostenible
del gasto.

¿Cuál explicación es más verosímil? Usualmente la respuesta
a la pregunta de marras ha dejado de lado los hechos, los datos del mundo. El debate
al respecto parece ocurrir en un vacío empírico, en el ámbito de las
explicaciones prefabricadas de la ideología. Esta entrada no va a saldar un debate
eterno. Pero sí presenta una serie de hechos que arrojan, en mi opinión, muchas dudas sobre la pertinencia
de la primera explicación (“son las EPS”).

Esta semana la prensa nacional publicó una noticia relevante para el asunto que nos ocupa. Un informe reciente de la Contraloría muestra que
el sistema de salud de las Fuerzas Armadas tiene un déficit altísimo, de casi
800 mil millones en cinco años.  Por afiliado, este déficit es incluso mayor que el
del sistema general. “Como el sistema se
gasta cada año más de lo que recibe por ingresos para garantizar la atención el
Mindefensa ha venido cubriendo ese faltante con partidas cargadas al
presupuesto del año siguiente”, decía la noticia citada. “Tenemos cada día más
usuarios, muchos de ellos beneficiarios. Nuestra población se está haciendo
mayor, mucho más adulta, y ahí hay un costo mayor en la atención”, explicaba el
director de Sanidad Militar.  

El régimen especial de las Fuerzas Armadas no tiene EPS, es
un sistema meramente público, sin intermediación, pero enfrenta los mismos problemas del sistema general. El sistema del magisterio tampoco
tiene EPS y también tiene grandes problemas financieros y de atención. Otro informe reciente de la Contraloría mostró que la Unidad de Pago por Capitación (UPC) para la atención de la población pobre no aseguarada por las secretarias de salud es 3,5 veces mayor que la UPC del sistema general. Las EPS públicas
o mixtas (Capresoca, Convida, Saviasalud, Capital Salud, la Nueva EPS, etc.)
enfrentan igualmente una grave situación financiera, un déficit operativo
creciente, mayor en promedio que el de las otras EPS. «Si tan solo fuera tan fácil como cambiar el pagador», podríamos ir
concluyendo.  

Los problemas financieros tampoco pueden reducirse a un
problema de corrupción. Las explicaciones basadas en la corrupción como causa
única o preponderante son convenientes. Ahorran mucho tiempo. Nos evitan el
estudio y entendimiento pleno de los problemas estructurales. Reducen todo a un
asunto sencillo, a una fábula, a una lucha entre el bien y el mal. Las cosas, sobra decirlo, son usualmente mucho más complicadas.

En síntesis, unos cuantos datos pueden destruir una ideología
recalcitrante. La evidencia es clara, contundente: los problemas financieros de
la salud tienen causas complejas y su solución va mucho más allá del eslogan
conveniente, “No más EPS”.

Reflexiones

Diez ideas impopulares

  1. La corrupción no siempre es la causa del mal funcionamiento del Estado. Muchas veces es una consecuencia de problemas más profundos: la falta de capacidades estatales, de talento humano para desempeñar tareas complejas y de programas y proyectos viables.
  2. La corrupción revela también problemas culturales de fondo. No es sólo una enfermedad de la clase política, puede ser también un síntoma de falencias de la sociedad. «Está decepcionado de los políticos, espere que conozca los votantes», dijo alguna vez un congresista estadounidense.
  3. Las leyes basadas en la desconfianza, por ejemplo, aquellas que presumen que todos los mandatarios locales son corruptos, muchas veces terminan aumentando la corrupción. Transmiten la idea de que nos enfrentamos a un fenómeno generalizado y por lo tanto excusable. Si  se supone de entrada que alguien es corrupto, sus incentivos para actuar honestamente pueden verse disminuidos.
  4. La concentración de poder es sinónimo de corrupción sin importar que tan bien intencionados sean sus detentores: en la Corte Constitucional, en los medios de comunicación o en los organismos de control.
  5. El código penal no es una buena herramienta para combatir la corrupción. El populismo punitivo es una forma perjudicial pero eficaz de demagogia.
  6. Si una persona no ha sido vencida en juicio no deberían esposarla. La detención preventiva debe reducirse al mínimo. Tiene que ser la excepción, no la regla.
  7. El crecimiento del Estado viene acompañado en la mayoría de los casos de un crecimiento de la corrupción.
  8. Las democracias mediatizadas del siglo XXI prometen más de lo que pueden cumplir. Muchos de nuestros contratos sociales son incoherentes, incumplibles.
  9. La Constitución de 1991 llevó a una excesiva judicialización de la sociedad. Hizo que la mayoría de los conflictos sociales se entendieran como conflictos de derechos. Una sociedad de abogados no necesariamente complementa una sociedad de buenos ciudadanos. Puede sustituirla.
  10. La lucha por los derechos sociales es eminentemente política. En Colombia, esta lucha (necesaria) se ha judicializado en exceso. Con consecuencias nocivas para la democracia y la política social.
Academia

Alerta MIPRES: formulaciones de OPDIVO® (Nivolumab)

En diciembre de 2016, el INVIMA
expidió el registro sanitario del medicamento Nivolumab (Opdibo es su marca
comercial). El titular del registro
sanitario
es Bristol- Myers
Squibb. El nuevo medicamento está indicado
para
el tratamiento de pacientes con cáncer de pulmón metastásico de células no
pequeñas, para el tratamiento de pacientes con melanoma irresecable o
metastásico luego del tratamiento con Ipilimumab y un inhibidor de braf y para el
tratamiento de pacientes con carcinoma avanzado de células renales (rcc, por
sus siglas en inglés) que han recibido terapia anti-angiogénica previa.
Durante este año, se han recibido
166 recobros del medicamento en cuestión. Los recobros superan los 4.500
millones de pesos. El medicamento le ha sido formulado a 66 pacientes, lo que
implica un valor por persona de 67.501.278 pesos. El gráfico muestra las
frecuencias de los diagnósticos más mencionados por los prescriptores.
Hay tres preocupaciones que vale
la pena señalar escuetamente en esta entrada. Primera, el precio del
medicamento es muy alto, en promedio más de seis millones de pesos por dosis de
100MG/10ML. Este es un problema global (ver aquí
y aquí).
Pero en el contexto local tiene una implicación obvia: la necesidad de un control
de precios a la entrada, que coincida con el otorgamiento del registro
sanitario tal como lo señala el artículo 72 de la Ley del Plan Nacional de
Desarrollo (que ha sido combatido por la industria). El medicamento ser
á sometido a
control de precios en los próximos días.
La segunda preocupación tiene que ver
con la dispersión en los valores recobrados. Como se muestra en el gráfico
siguiente, el medicamento se recobra
en algunos casos hasta 30% por encima del
precio promedio nacional. Las diferencias por institución, que también se
muestran, son ciertamente notables y en principio injustificadas.
La tercera preocupación es más
compleja, atañe a la
efectividad o incluso a la costo-efectividad de los nuevos tratamientos
. Este
también es un debate global que involucra no solo consideraciones de tipo
financiero
, sino también de tipo bioético: el derecho a la salud no implica,
no puede implicar, por mero realismo, el acceso a medicamentos a cualquier
precio (ver un artículo
conceptual al respecto publicado recientemente por la revista Lancet
).
Academia

Estadísticas descriptivas MIPRES: población con diabetes

Esta entrada presenta un conjunto de estadísticas descriptivas acerca de los medicamentos formulados por medio de MIPRES a la población con diabetes afiliada al Régimen Contributivo. Como en las entradas anteriores, la información es resumida a partir de seis gráficos. La idea es brindar información oportuna sobre el uso de los recursos públicos de la salud. Los medicamentos formulados son pagados por un fondo común con recursos limitados, 2,5 billones anuales aproximadamente.
Para esta entrada, se realizó una búsqueda exhaustiva de los pacientes cuyo diagnóstico principal o relacionado mencionara de manera expresa al menos uno de los 70 diagnósticos de diabetes contenidos en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10). Los resultados de la búsqueda se muestran en el primer gráfico. En el mes de agosto, el último mes incluido en el análisis, se encontraron casi 40 mil pacientes, con más de 43 mil prescripciones, realizadas por 6.596 profesionales.

El siguiente gráfico muestra la distribución de los diagnósticos citados en MIPRES. Por mucho,
el diagnóstico más frecuente es “diabetes mellitus no insulino-dependiente sin mención de complicación”, seguido por “diabetes mellitus insulino-dependiente con complicacciones no especificadas”.

El tercer gráfico muestra los municipios con una mayor concentración de la población diabética con formulación de medicamentos por medio de MIPRES. Sobresalen los municipios de Puerto Wilches, Sogamoso y Tuluá y, dentro de las ciudades capitales, Bucaramanga, Pereira y Manizales.

Un total de 2.113 IPS formularon medicamentos no incluidos en el plan de beneficios (PBS) a
pacientes diabéticos: 10% de las IPS que más formularon concentran 66% de los pacientes. El gráfico siguiente muestra las 20 IPS con mayores pacientes. La IPS que aparece en primer lugar tiene una participación de 1,4% en el total de pacientes diabéticos con medicamentos no incluidos en el PBS. Las 20 primeras IPS tienen una participación cercana a 15,0%.

El quinto gráfico muestra los medicamentos más formulados. Los cuatro primeros medicamentos explican casi la mitad del total de prescripciones.

El último gráfico muestra las razones aducidas por los profesionales para no formular los medicamentos incluidos en el PBS. La mayoría (47,1%) menciona la inexistencia de «una alternativa en el plan de beneficios con cargo a la Unidad de Pago por Capitación (UPC)».  Sin embargo, un análisis detallado de las prescripciones mostró, contradiciendo la razón aludida, la existencia de alternativas disponibles. MIPRES, cabe reiterar, debería usarse solo si es estrictamente necesario, por ejemplo, solo si no existe en realidad una alternativa terapéutica en el PBS.

Academia

Estadísticas descriptivas MIPRES: soportes nutricionales

Esta entrada presenta un análisis estadístico descriptivo y preliminar de las formulaciones de soportes nutricionales por medio del aplicativo MIPRES. Los soportes nutricionales no hacen parte del plan de beneficios (de la protección colectiva del derecho), pero pueden ser formulados directamente con el propósito explícito de proteger el derecho fundamental a la salud. El análisis presentado apunta a contribuir a la transparencia y la rendición de cuentas en el uso de los recursos de la salud.

Desde inicios del año (MIPRES es obligatorio desde el mes de abril) se han realizado aproximadamente 86.000 formulaciones de soportes nutricionales, correspondientes a 52.000 pacientes y realizadas por 6.100 profesionales. El número de formulaciones por mes parece haberse estabilizado alrededor de 18.000.

Los tipos de diagnóstico mencionados son muchos, más de dos mil. Pero solo diez de ellos explican la mitad de las formulaciones. Para un número importante de pacientes, 16.0000 aproximadamente, los profesionales mencionaron dos o más tipos de diagnóstico.

Las mayores formulaciones por afiliado ocurren en Antioquia, el eje cafetero y el área metropolitana de Bucaramanga. En general las formulaciones tienden a ser menores en Bogotá, la región Caribe y el sur occidente del país.

Los profesionales formularon 115 de las 233 diferentes marcas de productos nutricionales registrados en MIPRES. Los 20 productos más formulados tienen una participación de 72% en términos de número de pacientes. De los 20 productos más formulados, 14 pertenecen al mismo laboratorio (Abbott), el cual concentra 61% del total del mercado. El Ensure, con ocho presentaciones diferentes, concentra 37% de los pacientes.

Dentro de los productos Ensure, el Ensure en polvo y el Ensure HN son los más formulados, con participaciones, al interior de la marca, de 24 y 17% respectivamente.

Finalmente, una auditoria preliminar mostró que 70% de los pacientes formulados tuvo una justificación adecuada. Una auditoria posterior examinará las dosis entregadas, sobre todo en el ámbito ambulatorio, con el fin de detectar posibles abusos.
Academia

Estadísticas descriptivas MIPRES: uso de la Somatropina (hormona de crecimiento)

El MIPRES es un aplicativo que permite la formulación de medicamentos, dispositivos, procedimientos y servicios sociales complementarios que no hacen parte del plan de beneficios, esto es, aquellos que (de manera transitoria o permanente) están por fuera de la protección colectiva del derecho fundamental a la salud. El MIPRES busca la protección individual del derecho por medio de la formulación y dispensación oportuna de tecnologías. Las formulaciones son cubiertas por una bolsa común, por un fondo estatal: los recursos disponibles para este año alcanzan 2,5 billones de pesos.

Esta forma de aseguramiento social requiere, para lograr un equilibrio entre necesidades y posibilidades, de un manejo responsable y transparente de los recursos. Los medicamentos prescritos, por ejemplo, deben justificarse adecuadamente y obedecer a criterios de costo-efectividad (entre otros). Cualquier uso de recursos públicos debe ser analizado, escudriñado en detalle. No con un ánimo fiscalizador, pero sí con la intención de promover la rendición de cuentas,  la responsabilidad y la autorregulación.

Esta entrada es la primera de una serie larga que examinará los patrones de prescripción de MIPRES. La entrada describe de manera sucinta, por medio de cinco gráficos, la prescripción de la hormona de crecimiento somatropina. El primer gráfico muestra el número de prescripciones mensuales. MIPRES comenzó a funcionar de manera obligatoria a partir del mes de abril. Las cantidades de los meses iniciales, por lo tanto, no son representativas del uso, contienen un subregistro. El número de prescripciones mensuales parece haberse estabilizado en una cifra cercana a mil.

Como era de esperase (y tal como corresponde con la indicación aprobada por el INVIMA), 98% de las prescripciones corresponden a pacientes entre 2 y 18 años de edad.

La distribución de las prescripciones por decil de ingreso, calculado con base en el Ingreso Base de Cotización (IBC), es bastante uniforme: es solo levemente menor en el primer decil que en el último, por ejemplo. Ricos y pobres se benefician por igual. Cabe señalar que el medicamento fue formulado a pacientes con un IBC de 18 millones de pesos (la Corte Constitucional ha insistido en que pacientes con capacidad de pago deben contribuir parcialmente en el pago de estos medicamentos).

La distribución por EPS (medida como el número  de pacientes con formulación por cada 10 mil afiliados) no es uniforme. La prescripción es tres veces más frecuente en EPS Sura, Sanitas y Aliansalud que en la Nueva EPS o SOS, por ejemplo. Estas diferencias pueden estar explicadas, a su vez, por diferencias en el comportamiento de los prescriptores asociados con las diferentes EPS.

El grupo técnico de ADRES hizo un análisis exhaustivo del comportamiento de los 20 mayores prescriptores en el mes de junio. El análisis tuvo en cuenta la indicación de uso aprobada por el Invima y la FDA. El grupo identificó grandes (y preocupantes) diferencias en la calidad de las justificaciones registradas por MIPRES. Mientras para algunos médicos 80% de las justificaciones registradas en cada formulación son precisas y bien hechas, para otros el porcentaje en cuestión no llega a 10%. Violando las normas, algunas prescripciones se hicieron por marca específica, no por principio activo. Diez prescriptores concentran más de 40% del total de prescripciones en todo el país.

Academia Reflexiones

En defensa de la filosofía

La relación entre la teoría y la práctica (entre la reflexión y la acción) siempre es inestable, conflictiva. Muchos ven en la reflexión una actitud diletante. Otras (más pocos) ven en la acción una forma de evadir el fondo de los problemas. Puede haber una retórica especulativa que se queda en la carreta. Pero también una retórica de la acción que desconoce la complejidad. Ante los problemas sociales (acuciantes todos), no conviene la pasividad reflexiva (quedarse en el mismo sitio), pero tampoco la actividad irreflexiva (correr sin dirección).

Yo creo en la importancia de las ideas, de la reflexión y, si se quiere, de la filosofía. Creo que, en las discusiones públicas, falta un mejor conocimiento y entendimiento de los problemas. Muchas veces se confunden las causas con las consecuencias. Otras se evaden los debates complejos (trágicos). Otras más se ignoran los dilemas éticos. En los debates sobre el sistema de salud, estas tendencias suelen ser más acentuadas. 

Quiero rescatar la importancia de la filosofía y, en particular, de cuatro reflexiones fundamentales para entender los problemas del presente y construir un mejor futuro para nuestro sistema de salud. No son las únicas, pero son en mi opinión imprescindibles. 

Tragedia de los comunes: nuestro sistema de salud, mucho más que en otros países de la región, es una bolsa común, una gran “vaca” a la que aportamos nuestras contribuciones e impuestos. La salud la pagamos colectivamente. Este hecho resuelve un problema de equidad y acceso, pero genera al mismo tiempo un problema diferente, de incentivos, una tendencia al sobreconsumo o la sobrexplotacion, como ocurre típicamente con el uso de recursos y áreas comunes. El caso de Mipres es paradigmático. La bolsa es de 2,5 billones y está destinada a pagar por medicamentos innovadores y servicios complementarios a la salud que no hacen parte del plan de beneficios. Cada prescriptor está beneficiando a un paciente particular, pero restándole potenciales beneficios a los demás pacientes. Es un dilema inquietante y tiene mucho que ver con los problemas financieros del sistema de salud. Mejores incentivos, mayor conciencia del problema y mayor transparencia son aspectos claves en este contexto. 

Ingeniería social utopista vs. gradualista: muchos conciben los problemas sociales como grandes debates ideológicos: si tan solo desapareciera el negocio o la injerencia estatal, esto es, el Estado como remedio esencial o patología irremediable. Yo prefiero una visión distinta, que no parte de cero, que tiene en cuenta las capacidades de la sociedad, el know-how colectivo que unas veces reside en el sector público y otras en el privado. Los esfuerzos reformistas deben reconocer las capacidades y potenciarlas. Sea lo que fuere, la discusión filosófica sobre el énfasis y el alcance de la reforma a la salud es fundamental. Yo seguiré defendiendo la ingeniería social gradualista (el término es de Karl Popper) y combatiendo el utopismo y la simplificación ideológica.

¿Cuánto vale un año de vida saludable?: no es una pregunta fácil, pero es inevitable. ¿Debe el sistema de salud pagar por un medicamento que cuesta cientos de millones de pesos y brinda, a lo sumo, unas semanas más de sobre vida? Más que responder si o no, los sistemas de salud, en todo el mundo, han establecido (con mayor o menor éxito) procedimientos participativos para lidiar con este dilema ético. En Colombia, la Ley Estatutaria da algunas pistas, pero no nos brinda todas las respuestas. Con frecuencia, el dilema debe ser resuelto por el profesional de la salud, por una junta de profesionales, por los jueces o por todos conjuntamente, de manera tal que se tengan en cuenta las circunstancias de cada caso particular y la tragedia de los comunes descrita anteriormente. 

Las dificultades de comparar costos y beneficios: a las vacunas, las becas crédito, las campañas preventivas, se sumarán pronto el tamizaje neonatal y otras obligaciones legales. ¿Cómo hacerlo? Por medio de mayores recursos por supuesto, pero las restricciones presupuestales son una realidad inmanente de la función pública. Toca escoger, al menos el margen. El problema es que el análisis costo-beneficio está lleno de supuestos cuestionables y discrepa con frecuencia de las valoraciones sociales. En general, los enfoques meramente utilitaristas son equivocados, pero también lo son aquellos que abogan por mayores beneficios a cualquier costo. La claridad conceptual y filosófica vuelve a ser, como en los casos anteriores, fundamental. 

Reflexiones

Estamos contigo

Pasa todos los días. Probablemente un periodista o director recibe una denuncia. Un reportero acude entonces presuroso (no hay tiempo que perder). La cámara recoge luego el testimonio que casi siempre es el mismo: la queja por la falta de atención oportuna o por la negación de un procedimiento, un medicamento o (en este caso) una prótesis. La narrativa es simple, toma la forma de una fábula, de un conflicto entre el bien y el mal: la víctima inerme que se enfrenta al lucro indebido, a la corrupción o a la indiferencia burocrática.

No hay ninguna pretensión de equilibrio. Raras veces se recurre a una fuente adicional. Pero sobre todo hay una carencia absoluta de contexto, análisis e investigación. En el caso en cuestión, por ejemplo, sería conveniente presentar una explicación (somera) sobre la cobertura del sistema de salud: existe un plan de beneficios claramente estipulado que es responsabilidad de las EPS, un conjunto de medicamentos, procedimientos y servicios complementarios que son responsabilidad del Fosyga (esto es, del Estado directamente) y un conjunto de exclusiones. Aquí puede leerse una explicación del asunto.

La prótesis representa un caso complejo. No es una responsabilidad de las EPS. Tampoco del Estado directamente (no puede formularse por medio de MIPRES). Pero tampoco ha sido excluida. Usualmente es pagada con los recursos del Sistema de salud solo si existe una tutela. En la gran mayoría de los países del mundo, este tipo de prótesis no hace parte de la responsabilidad de los sistemas de salud. Son asumidas por las agencias deportivas, por programas de bienestar social o por fundaciones privadas. En fin, el tema es difícil pues existen dudas sobre si en este caso la responsabilidad es del sistema de salud, del Estado en general o de la sociedad como un todo.

Toda esta complejidad se soslaya. Complicaría la fábula, la narrativa facilista que reduce todo a un asunto de víctimas y victimarios. Las reflexiones más complejas, de carácter ético y técnico, no tienen cabida en el formato ya definido. Se omiten de manera deliberada. Por conveniencia o audiencia. Las fabulas se entienden más fácilmente. La indignación vende más que el análisis. Hace un tiempo, el columnista americano David Brooks propuso una clasificación interesante. Habló de dos enfoques opuestos: “engaged” y “detached”. Comprometido e imparcial, podría traducirse. Ambos enfoques deben estar presentes en el periodismo, sugería Brooks. Infortunadamente el segundo es cada vez más raro, menos recurrido.

En mi opinión, estas notas no son periodismo, no tienen una pretensión de verosimilitud, ni tampoco una intención de equilibrio, ni mucho menos un afán escrutador o una finalidad de llegar al fondo del asunto o una mínima curiosidad que trascienda la denuncia y el testimonio. Constituyen más bien una suerte de etnografía oportunista o, para ser más benévolos, una forma de servicio social o actividad comunitaria o demagogia con cámaras (“estamos contigo”). Tristemente estas formas de «no periodismo» son cada vez más frecuentes en los espacios periodísticos. Puede ser la demanda, la tiranía de la audiencia. O la oferta, la inevitable levedad de la reportería diaria. Sea lo que fuere, llegaron para quedarse.