Las palabras tienen vida propia. Cambian de significado caprichosamente. Pueden traicionar incluso a quienes las acuñan. En 1958, el escritor y político británico Michael Young publicó una novela futurista, en la tradición de Aldous Huxley y George Orwell, titulada El ascenso de la meritocracia, 1870-2033. Young quiso darle a la palabra “meritocracia” un sentido negativo, sarcástico. La novela describe el surgimiento de una sociedad estratificada, desigual, donde el éxito depende del acceso a ciertas instituciones educativas y de la posesión de ciertas habilidades mentales (estrechamente definidas). En la sociedad imaginada por Young, el sistema educativo selecciona a los ganadores, no los forma. Dicho de otra manera, descarta a los perdedores, no los redime.
Por cuenta de la evolución impredecible del lenguaje, la palabra “meritocracia” asumió con el tiempo una connotación distinta, opuesta a la originaria; se convirtió en un sinónimo de movilidad social e igualdad de oportunidades. Un “sistema meritocrático” denota ya no un sistema excluyente, sino todo lo contrario, un sistema abierto, sin roscas, ni privilegios heredados, ni favoritismos odiosos. Actualmente los políticos que desean posar de justos e independientes, proclaman su compromiso inquebrantable con la meritocracia, esto es, con el merito individual como criterio exclusivo para la selección y escogencia de sus colaboradores.
En 2001, un año antes de su muerte, Michael Young escribió un largo artículo de prensa en el que lamentaba, en tono vehemente, el nuevo significado de la palabra meritocracia. Young invitó a Tony Blair, entonces primer ministro de Inglaterra, a que eliminara de sus discursos la palabra en cuestión o a que, al menos, admitiera el lado oscuro de la meritocracia. Una cosa es la asignaciónde puestos con base en el mérito individual, escribió Young, otra muy distinta la consolidación de una nueva clase social, de una elite inexpugnable y arrogante que considera que merece todos los privilegios. “Al contrario de quienes se lucraban del nepotismo, las nuevas elites creen firmemente que la moralidad está de su lado”.
Los escrúpulos semánticos de Young son exagerados, pero no irrelevantes. Llaman la atención sobre los peligros que acechan a una sociedad donde el mérito es entendido de manera estrecha y asociado a trayectorias académicas y laborales muy específicas. Young criticó duramente al gabinete de Blair, conformado por una elite meritocrática, poseedora de unas credenciales impecables, pero, en últimas, un buen ejemplo de las nuevas formas de exclusión. Lo mismo podría decirse sobre el gabinete de Santos o sobre los cuadros directivos de muchas empresas colombianas. Lo escribo sin resentimiento, todo lo contrario, con algo de pudor. Al fin y al cabo los egresados de la Universidad de los Andes, donde trabajo, figuran de manera prominente en el gabinete del gobierno nacional y en muchos cargos de responsabilidad y privilegio.
En fin, si el mérito se asocia exclusivamente con unas pocas instituciones educativas o con un conjunto estrecho de competencias, la meritocracia es casi indistinguible del nepotismo o del amiguismo. La meritocracia, sugirió Young hace ya más de medio siglo, puede ser un eufemismo conveniente para designar una nueva forma de exclusión. Esta sugerencia, sobra decirlo, no ha perdido vigencia.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 1:41 amYoung le consultó el título de su novela a una amiga que estudiaba literatura clásica en Oxford. Esta le dijo que la palabra “meritocracia” solo podría ocurrírsele a un ignorante: “solo alguien así mezclaría en una misma expresión una raíz latina (merito) con otra griega (cracia), un signo imperdonable de mal gusto”. Young quedó preocupado por el asunto, pero ignoró los escrúpulos clasicistas de su amiga. Quizá la confusión semántica posterior sea una maldición o una venganza de la señora.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 1:41 amÚltimo artículo de Young donde conmina a Tony Blair a dejar de usar la palabra meritocracia.
Artículo sobre Young escrito por su hijo.
klazt
10 junio, 2012 at 2:01 amsi la educación es una forma de acentuar desigualdades, el mérito académico no es más que otro privilegio de los más privilegiados.
Anónimo
10 junio, 2012 at 2:04 amMuy buena columna. Que se abra el debate.
Constantino
10 junio, 2012 at 2:15 amSociología es otra palabra de mal gusto: del latín socius y del griego λογία.
Gran columna, pero hay algunos gazapos: en la primera línea es pueden en vez de puede; en el segundo párrafo, quinta línea, es proclaman, no proclama; en esa misma línea, es mérito, con tilde; en el tercer párrafo, línea cuarta, es otra, no otro; en ese mismo párrafo, en la quinta línea, es al contrario de, puesto que contrario es adjetivo, no adverbio, y no remplaza las locuciones adverbiales que deben ir en esa clase de frases.
Carlito
10 junio, 2012 at 2:22 amPero a la larga es eso, estratificación, lo que no es tan malo teniendo en cuenta que es una tendencia natural de la especie humana.
Para mi el problema surge en el nombramiento del que define quién tiene mérito y quién no, igual que cuando nos hablan del bien común, quién es el superhombre que sabe y tiene esas respuestas?
Tengo amigos con muy buenos promedios que se quejaban porque gente menos "preparada" y con menos mérito accedía a cargos mejor remunerados pero siempre me pareció que les faltaba ese don de gente, no todo es mérito académico creo yo, también se necesita algo de inteligencia social.
Hoy veo que los sindicatos hablan mucho de meritocracia, lo que me da mala espina porque quiere decir que encontraron cómo aprovecharse y no es sino leer la justificación: qué más mérito que llevar X años en el cargo? Asi que como vemos, ya la palabra da para todo.
Vidadementiras
10 junio, 2012 at 2:24 amEntre el sexismo, racismo , xenofobia … me quedo , sin dudas , con la meritocracia .
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 2:28 amConstantino: mil gracias. Me va a tocar enviarle las columnas antes de publicarlas. El problema es que termino muy tarde. Voy a corregir los gazapos más evidentes.
Javier Moreno
10 junio, 2012 at 2:32 amLa llamada meritocracia francesa es una implementación casi exacta del sistema distópico de Young que con frecuencia se vende, entre los progresistas bienpensantes (todos tan meritocráticos), como una virtud de su sociedad.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 2:44 amJavier: eso dice exactamente esta reseña.
Constantino: terminé muy tarde y mi esposa (que funge de correctora) leyó la columna medio dormida. Le mostré los gazapos y no podía creerlo. Vamos a ver cuántos logra corregir el corrector de El Espectador.
Anónimo
10 junio, 2012 at 2:51 amAl referirse a "gabinete de Santos", hace referencia al bueno de para nada del ex francisco santos, cierto?
porque ese engendro expresidente le babeaba la boca cuando pronunciaba meritocracia.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 2:55 am"Meritocracy" en ngrams de Google.
JuanDavidVelez
10 junio, 2012 at 4:12 amMe parece bacano mostrar que eso existe, eso que decía Alejandro de que es una ruta muy exclusiva que no todo el mundo está en igualdad de condiciones y que finalmente no es ni tan meritocracia.
Bacana la columna y muy bueno esto: "En fin, si el mérito se asocia exclusivamente con unas pocas instituciones educativas o con un conjunto estrecho de competencias, la meritocracia es casi indistinguible del nepotismo o el amiguismo." Que más allá de los titulos y las notas, que miren los otros meritos de la gente y hagan cuentas que es lo mejor para el estado y las empresas privadas (un man bien teso para trabajar pero sin titulos muy caros ni exclusivos ni buenas notas).
Sería lo mejor para el capitalismo que piensen en eso y más ahora con TLC.
Apenas empiecen a valorar lo tesa que es la gente para trabajar y sus otros meritos y esos también resulten bien hereditarios. Ahí si ya toca es hacer una revolución.
Juan Carlos
10 junio, 2012 at 6:01 amDe alguna manera existe una relación entre meritocracia y tecnocracia. En sí misma la expresión "mérito" requiere ser completada por un criterio que la defina; y aquí viene que se le concede el "mérito" a quien maneja la "técnica". Al que sabe.
Los Estados son cada vez más complejos y esto los aleja del pueblo; les impide ser concebidos por el común de los ciudadanos. El manejo de los asuntos públicos es confiado a unos pocos que sí saben. Los ignorantes que se alejen: esto es en su beneficio, aunque no lo entiedan. En esas circunstancias el ejercicio genuino de la democracia resulta más difícil.
Y hemos llegado a un grado de especialización tal, que un técnico muy especialista en una rama se enfrenta a dos situaciones particulares: 1) cree de corazón que posee la única verdad rebelada; y 2) ha desarrollado una terminología que le hace incapaz de comunicarse con otros técnicos muy especialistas en otras áreas. Resultado: el caos.
¿El gobierno de todos o el de los sabios? ¿Cuál es la certeza del conocimiento? Preguntas difíciles. Yo voto porque los técnicos sean más claros y por tener ciudadanos mejor formados para el ejercicio de la democracia.
Me resta señalar que la Corte Constitucional ha definido que nuestra Carta Política contiene unas "discriminaciones" válidas, enmarcadas dentro de la teoría de que para hacer efectiva la igualdad hay que tratar de forma diferente a los diferentes. Es una igualdad "proporcional". Dentro de éstas tenemos a las diferencias por mérito. Resaltar el mérito y el esfuerzo será siempre una estrategia de promoción positiva.
La columna me deja la sensación de que existe una meritocracia buena y otra mala. Pero no están bien dibujados los perfiles de una y otra. Sólo se mencionan. Puede ser que sea difícil establecer cuándo estamos ante una discriminación y cuándo ante un ejercicio sano de la competencia. Y ese sólo hecho, que la diferencia sea difícil de plantear, que tengamos que aplicar criterios "sutiles", puede demostrar la debilidad del planteamiento. Nada tan perjudicial -pienso- en este tipo de asuntos, que la ausencia de una claridad contundente.
Ruiz
10 junio, 2012 at 8:49 amPara todo el mundo el término hace pensar en el mérito, pero ¿qué es mérito? Como dice un personaje de La condesa descalza, convertir 100 dólares en 110 dólares es admirable, convertir 100 millones de dólares en 110 millones de dólares es inevitable. Ser hijo de profesor de la Nacional y estudiar en Los Andes y obtener un doctorado en el exterior (hasta PETRO dice que tiene un doctorado en Salamanca, pero yo apostaría a que eso es mentira, en Salamanca no habría podido entrar a la universidad) y después ocupar un puestazo oficial, obviamente gracias a las redes de poder del Partido Comunista, es lo contrario a cualquier noción de mérito.
Previsiblemente (es el destino), ni en la columna ni en los comentarios se dice DÓNDE reina esa elite de ungidos. El problema de la expansión estatal, de una clase social que no responde realmente por sus resultados porque no tiene competencia y porque el propietario es difuso es invisible para los colombianos, que es como si los caníbales entendieran cualquier reproche a su costumbre por motivos cromáticos.
De modo que la meritocracia podría funcionar así: la gente se gana lo que produce, el más hábil gana más y el más inepto gana menos, porque el ingreso es la recompensa por un servicio que se presta a los demás. Las protestas por la equidad son sólo el resultado de que el parasitismo del Estado colombiano está al alcance de cualquiera, salvo que para proteger a los herederos "legítimos" se inventan barreras. Ya decía García Márquez que en Colombia el único que tenía un trabajo que no podía hacer cualquiera era el telegrafista.
Ya sé que me dirán que no es sólo el Estado sino las empresas, bueno, el ADN del colombiano es el del robo, que es la forma de acceder a las cosas antes del invento de la propiedad. La noción de la propiedad es algo que no tiene lugar en las cabecitas de esta especie. Si el empresario elige a sus empleados por su utilidad (que es algo distinto a su mérito porque el empleado afectado de trisomía 21 tiene mucho más mérito que el ingeniero genial) va a ganar más dinero, y por eso en cuanto haya propiedad, libertad económica y competencia esas formas de exclusión resultarán sin sentido. Ganará más el más productivo, que lógicamente tenderá a ser el que más ha estudiado.
Todo el artículo y la discusión son lógicos: ¿qué produce Colombia? Cuando sólo se trata de la rapiña, el problema importante es si se van a abrir las puertas para pensionarse como José Gregorio Hernández a los que no han estudiado nada o no son de buena familia (pero vista la calidad de los estudiantes, que el mismo Alejandro ha señalado, sólo se trata de tener dinero para obtener títulos).
El camino por el que una elite domina a la sociedad es el Estado. Alrededor de Obama y del progresismo estadounidense se mueve esa elite, que efectivamente se justifica por sus títulos académicos más que por su productividad. Por ese camino siempre se va a lo mismo.
Por otro lado, esa sociedad en la que el sistema educativo "selecciona a los ganadores, no los forma" hace pensar en las reservas de Hannah Arendt sobre el progresismo educativo (citada en este artículo): el igualitarismo obstinado en redimir a los perdedores conduce sin remedio al "derecho a la educación", a que realmente nadie sepa nada porque se debe considerar equivalente saber a no saber, tal como se debe admitir feas en los concursos de belleza y sombreros mexicanos en las celebraciones japonesas. Mentira, yo conozco eso de cerca, es un poco más fuerte: a que saber algo sea un crimen, en la medida en que se deja de ser como los demás.
Ruiz
10 junio, 2012 at 8:59 amEn realidad la elite cognitiva tiene una gran misión, y en Colombia se comprueba sistemáticamente: proveer equidad. El gremio profesoral en Colombia es riquísimo, parasitario y aun nefasto, pero no habrá un solo profesor que discrepe del anhelo de redimir a los perdedores de Alejandro. La marca "colombiano" es exactamente la de la persona amargada por la posibilidad de que los colegios buenos sean mejores que los malos, cosa que no ocurre en el país, desgraciadamente (para mí, que me he limpiado toda esa porquería): conozco gente salida de los mejores colegios que no sabría sacar el 15% de 20.000.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 1:10 pmJaime: yo creo que todos (sin excepción) estamos de acuerdo con la igualdad de oportunidades, no tanto con redimir a los perdedores, como con ampliar el espectro de posibles ganadores. Usted dice “basta con reducir el Estado a su mínima expresión, con estrangular la bestia”. Así usted tenga razón, su propuesta es utópica, irrealista. En todo el mundo, pero aún más en Colombia donde el gobierno, el público y los periodistas han creado una nueva narrativa que nos describe como sentados en una montaña de riqueza.
De otro lado, creo que vale la pena, en todo caso, promover cierto igualitarismo moderado que señale y denuncie los obstáculos más importantes (legales y culturales y demás) a la movilidad social.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 1:14 pmCada vez más doctores.
Anónimo
10 junio, 2012 at 1:37 pmAlejandro, los conjuntos no se interceptan, se intersectan. Saludos.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 1:52 pmJohn Gardner, el educador y político estadounidense que promovió e impulsó la generalización de las pruebas estandarizadas, escribió una riposta al libro de Young (Excellence: Can We Be Equal and Excellent Too?): “The book is an amusing and effective sermon against Utopia based upon rigorous and unimaginative application of the merit principle. It is not, however, a sermon which we particularly need. Our society has numerous and powerful defenses against excess of that sort”.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 1:53 pmEn Colombia existe otra división absurda: la meritocracia está dividida en dos grupos que raramente se intersectan. El gabinete de Santos es de los Andes, el de Petro, de la Nacional. Los de los Andes trabajan en Hacienda, los de la Nacional, en la Contraloría. Etc. Hace falta no sólo mayor diversidad, sino también mayor comunicación entre las elites.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 1:56 pmAnónimo 8:37: Ouch. Mil gracias. Corregido
Pablo Abitbol
10 junio, 2012 at 2:57 pmQuizás Young habría evitado el mal gusto que le advirtió su amiga clasicista, y habría reparado de inmediato en la realidad de la deformación elitista de todo intento histórico por instaurar una meritocracia, si hubiera usado el concepto original de aristocracia.
Remedio infalible
10 junio, 2012 at 3:00 pmPara evitarse todos y cada uno de los gazapos que le han señalado, haga el ejercicio de leer la columna en voz alta antes de enviarla. Se gasta si acaso tres minutos adicionales y le garantizo que los pesca todos usted mismo (se obliga a leer lo que realmente escribió, no lo que supone que escribió) y así deja dormir a la doña.
Anónimo
10 junio, 2012 at 3:05 pmhttp://www.eltiempo.com/justicia/asi-opera-el-ejercito-contra-la-restitucionde-tierras_11933320-4
JAMES BIZARRE (AKA BIZARRE)
"Sabemos que eres uno de los h.p. que, con la excusa de ser defensor de derechos humanos, pretende despojar de sus terrenos a los verdaderos propietarios", dice el volante que envolvía 10 velas
Es obvio que en el muladar el unico problema son las universidades y su servicio doméstico: Las FAR.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 3:09 pmRemedio infalible: Gracias. Voy a intentarlo. Pero creo que no voy a prescindir de la doña. Siempre pesca alguna cosa. Saludos.
Anónimo
10 junio, 2012 at 3:14 pmProf. Alejandro una pregunta. Cuál es el papel de la meritocracia en los cargos públicos?. En particular creo que es un discurso un tanto amañado, en el que cumplidos los requisitos para acceder, el "meritócrata" obtiene su cargo; pero el control social sobre su actuación una vez asume el trabajo es nulo. No es mejor una sociedad en donde más que meritocracia se requiera mayores niveles de "vigilancia" sobre los resultados del trabajo?. No sé si funciona un tanto así en los EE.UU. Lo digo por los casos de los concursos docentes de la Universidad Nacional, en donde se exige mucho, se paga poco, y posterior a esto se trabaja poco. Sé de profesores de tiempo completo que no dan una clase y nada o poco investigan. Mauricio R.
Alejandro Gaviria
10 junio, 2012 at 3:24 pmMauricio: muy interesante el punto. Plantea una pregunta clave acerca de la importancia relativa de los mecanismos de selección y los incentivos. Creo, como usted, que si los segundos no están bien definidos poco o nada ganamos con seleccionar bien a la gente. Ese pacto de mediocridad que usted describe (se paga mal y se exige poco) es muy común en muchas instituciones estatales. Y privadas también.
Anónimo
10 junio, 2012 at 4:05 pmY la meritocracia en el sector financiero?
Miguel Angel
10 junio, 2012 at 4:14 pmLa meritocracia es un engaño, ideales que pretenden dar un sustento moral a los que esperan que el mundo algún día se justo. Ya se ha comprobado sobradamente que en el desarrollo de una persona influyen temas como el nivel de acceso a información, conocimiento, tipos de amigos, tipos de padres, tipo de educación a la que puede acceder, incluso, hasta los tipos de lugares que puede frecuentar.
Todo lo anterior influye en lo que puede lograr una persona, y bueno, está el factor de siempre, suerte, oportunidad o pertinencia en un momento o lugar de la vida; hoy es más claro que nunca que al ser la información y el conocimiento la moral de nuestro tiempo, cualquier información o conocimiento que cualquier posea se vuelve un valor de clase para adherir o excluir a personas que piensen igual o diferente. De hecho, esta columna lo demuestra cada 8 días.
Lo anterior no es malo en sí mismo, las asimetrías hacen al mundo lo que es, permiten el avance y logran con ello que salgan a la luz nuevas ideas o cosas, lo que uno si se da cuenta es que la educación al no poder controlar hoy en día todo el conocimiento disponible se inventó de buenas a primeras la regla tácita de que a usted no lo hace el conocimiento sino el lugar donde lo adquirió, el mejor ejemplo, la bronca tan mamerta entre los de la Nacional y los de los Andes.
En general, nos gusta la exclusión, la aplicamos y nos adherimos a ella si nos da algún tipo de poder y control sobre los demás, el resto, el sueño de la gente con igualdad de oportunidades y la meritocracia, bonito que lo sueñen, ridículo que crean que pasará.
Anónimo
10 junio, 2012 at 11:14 pmHabría que discutir la premisa implícita de Alejandro de que los Uniandinos obtienen cargos de importancia porque hacen parte de la elite cognitiva. Sin duda hacen parte de ella, pero las grandes ventajas con las que cuentan (frente a otros que hacen parte de la misma elite, i.e los de la nacho) son posibles solo gracias a que son parte de la elite económica y social.
Me parece curioso que el señor Jaime Ruiz niegue la cualidades académicas e intelectuales de Petro, teniendo en cuenta que la misma ha sido confirmada por varias fuentes (sus promedios en distintas universidades, nacionales y extranjeras, su puntaje Icfes, de los mejores en su generación, etc.). Espero que él y los demás colombianos entiendan la apoliticidad de los instrumentos psicométricos que, como el icfes, miden básicamente la inteligencia. Un ejemplo: en EE:UU la mayoría republicana no niega que Obama tiene un alto I.Q, dada su excelente trayectoria académica en su paso por Harvard, entre otros hechos. Quien diga que eso simplemente se debió a la "acción afirmativa" es un ignorante. Pero es cierto que es muy difícil explicar eso a los analfabetas numéricos, abundantes en Colombia.
Francisco Elorza
10 junio, 2012 at 11:34 pmLas cualidades intelectuales de Petro quedan demostradas cada vez que twitea, puede que haya estudiado donde sea, pero redacta como cualquier estudiante de bachillerato.
Francisco Elorza
10 junio, 2012 at 11:38 pmSólo hay que escucharlo cada vez que abre la boca para darse cuenta de que no es una lumbrera.
Anónimo
10 junio, 2012 at 11:39 pmmuy buen ejemplo, Francisco Elorza, de lo que habla cuando dicen que los colombianos son analfabetas numéricos… como cuando uno dice "en promedio" y no falta el colombiano que dice "pero yo conozco un caso que no…". Dan ganas de gritar "EN PROMEDIO". Juzgar por lo que aparece en twitter… en fin.
Ahora falta que Ruiz diga "yo conozco un caso…" o "apostaría que…" tan buenas esas apuestas que desde su anonimato nunca podría perder!
Francisco Elorza
10 junio, 2012 at 11:51 pmPetro es inteligentísimo, pero la inteligencia no le sirve para gobernar bien, ni para expresarse correctamente. Digamos que no hace gala una inteligencia muy práctica.
Anónimo
10 junio, 2012 at 11:54 pmen eso si PODRIAMOS estar de acuerdo… pero no lo estamos…
jhonny
11 junio, 2012 at 1:39 amEl sentido original de Meritocracia, de Young, reza: "Gobiernos que mantienen estratificados a sus ciudadanos en instituciones". El sentido moderno, el que muchos usan, es el de "Gobierno bueno, bien administrado..".
Yo creo que se resuelve anteponiendo el prefijo "pseudo" a Meritocracia, pues en Colombia, por ejemplo, manejamos una pseudo-meritocracia, con los dos sentidos; que Colombia es buena a ratos, y mala a ratos.
Alejandro
11 junio, 2012 at 2:22 amHola Tocallo.
Leí la columna en la página del Espectador y el foro subsiguiente. Me llamó la atención la discusión sobre la calidad de la Universidad de los Andes.
Por qué cree usted que la Universidad de los Andes despierta tantas pasiones negativas, en particular en la comunidad academica de la Nacional?
Alejandro Gaviria
11 junio, 2012 at 2:39 amBuena pregunta. No tengo respuesta. Pero puedo especular un poco. El resquemor no es reciproco. Tampoco creo que sea muy generalizado: conozco bien a algunos profesores de la facultad de economía (y a unos cuantos estudiantes) y no he notado nada distinto a un espíritu de colaboración y una rivalidad sana. Creo que, detrás de todas estas pasiones negativas, hay mucho de parroquialismo y desconocimiento. Los críticos más rabiosos están juzgando una universidad que no conocen plenamente. Están peleando con un fantasma o con un enemigo creado a la imagen y semejanza de sus odios más acendrados.
Hermes Tovar, profesor titular de la Nacional y ahora profesor de economía de los Andes, me ha dicho varias veces que muchos profesores de la Nacional no conocen la universidad que juzgan con tanta vehemencia.
Anónimo
11 junio, 2012 at 2:42 amAnd consider the university, the mothership of the professions. For-profit higher education is today a booming industry, feeding on the student loans handed out to the desperate. Even the traditional academy, where free inquiry nominally lives, has become a profit center, a place where exorbitant tuition somehow bypasses the adjuncts who do the teaching but makes for lavish executive salaries; where economists pull in fantastic sums for “consulting”; and where the prospect of launching the next hot Internet startup is a gamble that it is worth bending any rule to take.
http://www.thebaffler.com/past/too_smart_to_fail_notes_on_an_age_of_folly/P2
Anónimo
11 junio, 2012 at 3:46 amExcelente el artículo de coronel en Semana.
no propiamente tiene Santos la elección de hacer MÉRITOS
Anónimo
11 junio, 2012 at 3:03 pmMeritoria-Hispania.
El doktor Recortes_Causa Mariano Rajoy al tecnocrata
Luis de Guindos : " RESISTE que no somos Uganda ".
Anónimo
11 junio, 2012 at 5:06 pm… el viejo truco neoliberal : jodete,jodete y me cuentas como tapas las grietas.
Ruiz_senior
11 junio, 2012 at 6:54 pmCualquier niño español de diez años tiene mejor ortografía que Petro, y cualquier atracador tiene más elegancia, hay que oírlo declarando que la bomba lapa contra Londoño es obra de los que no quieren la paz.
Pero ¡qué fastidio leer a sicarios patéticos que siguen escribiendo "analfabetas" después de que se ha comentado ese disparate!
Mejor quedarse pensando en el fondo de la columna, que al final me parece una muestra más del "exhibicionismo moral" de que habla Alejandro a veces, pero más lejos aún, más cínico, más como para burlarse de la gente. La forma en que en Colombia se podría reducir el índice Gini, aumentar la igualdad de oportunidades, multiplicar el crecimiento económico y de paso acabar con la violencia terrorista es cerrar las universidades públicas y cobrar impuestos a las privadas como a cualquier empresa. Si acaso dar créditos blandos a los estudiantes que muestran suficiente talento.
Porque en Colombia la elite cognitiva como casta tiene el mérito de parecerse a Renán Vega Cantor, y la mezcla de parasitismo, cretinismo y maldad es monstruosa. La burla de este artículo forma parte de eso mismo.
Ruiz_senior
11 junio, 2012 at 6:55 pmYa lo dije hace un montón de años: en Colombia vociferar contra la desigualdad es la forma correcta de ganarse 50 salarios mínimos (Luis E. Garzón cuando dirigía la CUT), de ese orden es la denuncia de la elite meritocrática.
Ruiz_senior
11 junio, 2012 at 7:33 pmEs incomunicable para un colombiano porque en los genes subhumanos no puede faltar el racismo, pero al lado de Petro Evo Morales es alguien como Goethe.
Jose Obdulio
11 junio, 2012 at 8:23 pmAnonimo 22:46
Que problema va a tener Santos, ya el dueño del uberrimo nego parentezco con ellas, entonces señor Santos, PROCEDA A LA EXTRADICION, NO LE VEO PROBLEMA NI PAPA CALIENTE.
Anónimo
11 junio, 2012 at 8:49 pmMira como te miran
bajo sus lentes negros
aman los dividendos
escuchan a Paganini
se azotan con la ortografia
Tienen una cadencia
aplaudelos
recuerdalo son estos
los caramelos
FMI OTAN Banco Mundial.
Anónimo
11 junio, 2012 at 10:46 pmEx-Colombian president's family face US extradition over drugs charges
Federico Baquero
11 junio, 2012 at 10:47 pmMuy buena columna Alejandro. La meritocracia puede ampliar la desigualdad.
Anónimo
12 junio, 2012 at 1:11 amMuy buen tema y buena la columna. Una anotacion, la elite instruida al interior de la Universdiades publicas tambien discrimina con sus sueldos altos producto de sus "investigaciones" que a nadie importan. Se jactan, se ufanan y se juran superiores intelectual y moralmente !ah! y economicamente. Vociferan contra el capitalismo desde sus 4×4. Su cinismo no tiene limite, despotrican del capitalismo, de la desigualdad y de la modernidad desde sus iphone y manifiestan publica y privadamente que los sueldos que poseen son producto de la meritocracia que los escogio a ellos por inteligentes. El parisitismo cretisnista, del que habla Ruiz, no es mentira.
Anónimo
12 junio, 2012 at 3:11 amLo que pasa si uno deja la escuela:
http://www.facebook.com/photo.php?fbid=450444951632559&set=a.142383582438699.25752.138573859486338&type=1&theater
Anónimo
12 junio, 2012 at 3:16 amLo que pasa si uno deja la escuela:
href="http://www.facebook.com/photo.php?fbid=450444951632559&set=a.142383582438699.25752.138573859486338&type=1&theater" target="_blank"
juan francisco muñoz
12 junio, 2012 at 3:55 amMe parece pertinente, para el tema de la columna, la siguiente cita:
"No es verdad que los seres humanos nazcan iguales […] [por tanto] la única manera de situarlos en igual posición pasaría por tratarlos de manera diferente. La igualdad ante la ley y la igualdad material, por consiguiente, no sólo son diferentes, sino contrapuestas" (Friedrich Hayek).
Alberto
12 junio, 2012 at 5:05 amAlejandro;
Leyendo la columna recordé un párrafo de una introducción de Mosterín a unos textos de Frege; Frege pasó la mayor parte de su vida como profesor de matemática en la Universidad de Jena, pero nunca llegó a ser nombrado catedrático. Ni siquiera se le concedió una distinción rutinaria que solía otorgarse a todos los profesores al cumplir los 60 años, pues "su actividad académica carecía de interés para la Universidad", según palabras del secretario de la misma
FREGE, Gottlob. ESTUDIOS SOBRE SEMÁNTICA. Ediciones Folio, S.A. Barcelona, 1.999
Buena noche
Alejandro Gaviria
12 junio, 2012 at 7:02 pmBad Arguments for Libertarianism: Merit.
Anónimo
12 junio, 2012 at 8:18 pmInfortunadamente la lógica del Burrus es bastante sólida.
Anónimo
12 junio, 2012 at 10:24 pmY hay diferencia ???
( entre la meritocracia de Africa y la meritocracia del partido popular del Reino Bourbon )
( ? ) Orina el Hidalgo fuera del tiesto cuando :: " Resiste que no somos Uganda ". ( Insisto porque los eficaces torturadores del neoliberalismo no son precisamente una puta prehistorica )
Anónimo
12 junio, 2012 at 10:28 pm… de donde salio el tecnocrata Luis de Guindos ( ??? )
Anónimo
13 junio, 2012 at 3:15 amEstos Lacotoure son un cartel mafioso de los mas tenebroso que pueda haber, también hacen meritos.
familia de ladrones.
Diego AMT
14 junio, 2012 at 4:02 pmAlejandro, la columna está excelente ya que muestra el mal síntoma de la sociedad cuando excluye a los que tienen algo de "mérito", pero este se confunde casi siempre con instituciones a las que tienen acceso, unos pocos privilegiados, y por lo tanto se reduce la igualdad de oportunidades, y no se acaba el círculo vicioso de pobreza, y en últimas, se reducirá la movilidad social.
Si bien esta clase de movilidad es baja en Colombia, nuestro país no es el único que confunde al "mérito" con un proceso de selección exhaustiva, y exclusión; leí un artículo sobre el proceso de selección de las universidades de la Ivy League, y puede verse claramente que en sus arduos procesos de selección, se excluye, y también se busca algo más que un estereotipo puramente académico. Y algo que deja muy claro el artículo tiene que ver con las diferencias salariales en personas que tienen iguales habilidades académicas antes de entrar a la universidad, pero que entran a distintas instituciones. El link del artículo es:
http://www.gladwell.com/pdf/getting_in.pdf
Diego AMT
14 junio, 2012 at 4:08 pmY el artículo también deja la sensación de que la "meritocracia" depende más del nivel social que de las habilidades; bueno se menciona algo sobre cuando se trató de reducir el nivel de judíos en Harvard, a pesar de que estos eran la parte de la población estudiantil que tenía mejores notas, lo cual ocurrió alrededor de 1920; quizás esto haya ocurrido por la época dado que los derechos humanos estaban más restringidos, y tampoco podía decirse que eran universales
Anónimo
14 junio, 2012 at 4:23 pmUn fragmento para tener en cuenta cuando se habla de meritocracia o movilidad social.
Doris Lessing a su libro El cuaderno dorado
“Ustedes están siendo indoctrinados. Todavía no hemos encontrado un sistema educativo que no sea de indoctrinación. Lo sentimos mucho, pero es lo mejor que podemos hacer. Lo que aquí les estamos enseñando es una amalgama de los prejuicios en cur-so y las selecciones de esta cultura en particular. La más ligera ojeada a la historia les hará ver lo transitorios que pueden ser. A ustedes los educan personas que han sido capaces de habituarse a un régimen de pensamiento ya formulado por sus predecesores. Se trata de un sistema de autoperpetuación. A aquellos de ustedes que sean más fuertes e individualistas que los otros, les animaremos para que se vayan y encuentren medios de educación por sí mismos, educando su propio juicio. Los que se queden deben recordar, siempre y constantemente, que están siendo modelados y ajustados para encajar en las necesidades particulares y estrechas de esta sociedad concreta”.
Anónimo
14 junio, 2012 at 4:51 pmJAMES BIZARRE
Como bien menciona Jaime Ruíz, aquí los únicos que se lucran de pensiones descomunales, son los profesores universitarios:
http://www.eltiempo.com/justicia/demanda-contra-las-pensiones-mas-altas-de-congresistas-y-magistrados_11945202-4
Anónimo
14 junio, 2012 at 4:52 pmPara las crisis solamente están preparados sus responsables. Es decir, sus beneficiarios hasta que empiece a funcionar la guillotina.
Anónimo
14 junio, 2012 at 4:54 pmConozco excelentes médicos con mala letra, gramática y ortografía, pero son muy muy buenos médicos.
Al igual conozco muy malos profesionales en ingeniería que tienen grandes capacidades matemáticas y lingüísticas, con títulos de pregrado y posgrado (en reconocidas universidades), pero muy malos profesionales, que no se comprometen realmente con los trabajos que realizan.
Conozco programas universitarios con más del 50 de sus profesores de planta, con un nivel de compromiso por la enseñanza muy bajo, con muchos títulos, pero pocas ganas.
Conozco personas sin ningún titulo, ni siquiera de colegio, con un conocimiento práctico de su entorno que les provee los suficientes meritos para manejar eficientemente y eficazmente un cultivo en una parte alejada del territorio colombiano.
Conozco personas que por sus títulos y posiciones actuales no son capases de mantener una conversación en toda su magnitud con estas últimas personas.
Y lo peor de todo son las disculpas de todos al respecto para no ser incluyentes.
Anónimo
14 junio, 2012 at 7:21 pm“If one is master of one thing and understands one thing well, one has, at the same time, insight into and understanding of many things.” (Vincent Van Gogh)
charlie
14 junio, 2012 at 11:36 pmWHY ELITES FAIL
http://www.thenation.com/article/168265/why-elites-fail?page=full
Alejandro Gaviria
15 junio, 2012 at 1:10 amCharlie: Gracias. "Muy a lugar", como dicen ahora.
AMT: muy bueno el artículo. Muchas gracias.
charlie
15 junio, 2012 at 6:22 pmTratar de salvar a Europa con ahorro y austeridad resulta tan ingenuo como hubiera sido tratar de salvar al Titanic botando al agua el piano, la orquesta y a todos los pasajeros.
Los culpables de la decadencia de Occidente se llaman outsourcing, robotización y globalización. La Codicia.
sansinverguenza
15 junio, 2012 at 9:35 pmMeritocracia, buena o no, la de Uribe con Andrés Felipe Arias, Carrasquilla, Junguito, Carolina Barco, Martha Ramírez, etc.. Lo de Santos se asemeja más a la "Chanfocracia", que es el régimen donde el poder se reparte entre los dueños de los puestos, como Vargas Lleras, Samper, Pastrana etc.. No en vano el viceministro de justicia es hijo de Samper. Por ejemplo, ¿Arias tuvo mejor promedio que "Papa-en-Boca" Echeverri en la facultad que usted preside? Vale confirmar esa perla de dato.
Sansinverguenza
15 junio, 2012 at 9:49 pmCharlie, La decadencia de Occidente es el exceso de Political Correctness. Por ejemplo: que prohiban las corridas, pero que permitan la oblación del clítoris de los Embera Katío. O referirse a los colombianos y colombianas para no marginar los géneros. Eso es decadente, no la codicia. ¿Acaso la codicia es nueva? Codiciosos los conquistadores, pero sería estúpido pregonar que la conquista trajo la decadencia de Occidente, cuando en cambio financió el renacimiento. ¿Decaen los chinos ahora que codician?
Anónimo
16 junio, 2012 at 12:37 am¿Y el promedio qué dice? ¿Que el que unta la mermelada es peor que el que le regaló subsidios a los ricachones para que votaran por él? No, pues ¡qué perla!
¿Y qué dice SS del gabinete de Uribe una vez el mismo salió de sus tecnócratas y los reemplazó con las joyitas que hicieron y deshicieron en su segundo período?
Ruiz_senior
17 junio, 2012 at 3:07 amLa meritocracia a que alude la columna no tiene nada que ver con el mérito, pero como si fuera lo mismo Alejandro enlaza un artículo de un señor Burrus, un as no visto, en el que sí se alude al mérito con su sentido propio, pero el tema es el error de presentar el mérito como argumento a favor de la ideología libertaria, cosa que extrañamente le gusta a Alejandro, hostil a dicha ideología.
Eso se llama un quiasmo, el mérito de Young no tiene nada que ver con el de Burrus, y éste no es válido como argumento libertario, cosa que anima a enlazar el texto a un adversario de dicha ideología.
(El sicariato mamerto es a tal punto saturado de retraso mental y mala fe que, como diría André Malraux, se va más allá de la condición humana: para defender las pensiones de Pedro Medellín y Francisco Gutiérrez se pone el ejemplo de las de los hampones de la Unidad Nacional, que hoy obran conjuntamente para multiplicar los crímenes y cobrarlos a su favor, con ayuda de cuanto cínico puedan encontrar. No deberían mencionar tampoco las de los generales, es cuestión de meses que se sometan al régimen, como hicieron los venezolanos, y entonces habrá que empezar a explotar el odio contra los judíos o contra cualquiera que acierte en los negocios, tal como ya se hizo en Venezuela.)
ricardo
25 junio, 2012 at 6:28 pmA los que divierta el tema pueden buscar en Amazon “Twilight of the Elites: America After Meritocracy”, que acaba de publicar Chris Hayes. El libro nos muestra a una nueva elite que en los años 6o remplazó a la vieja. Pero es una elite desconectada del resto del país y en muchos aspectos más inclinada a la corrupción y con un historial de fracasos igual o mayor que la anterior. El libro muestra numerosos casos que ilustran esto, o con abrir un periódico cualquier día encontramos mas. Una de las características de la meritocracia es la falta de empatía, gesto que se manifiesta en la idea que sólo los mejores y más preparados triunfan, y mientras tolera y perdona los desastres de aquellos en la cima, no es tan generoso con los del fondo.
Así que tal vez el lenguaje es aún mas caprichoso de lo que sospechamos y puede que el recuento de los numerosos errores recientes justifique la definición de meritocracia de Young y nuestro entusiasmo por este termino sea simplemente prematuro y sólo se necesitaba del paso del tiempo para devolverle su significado peyorativo inicial.
Anónimo
23 septiembre, 2012 at 7:18 pmCasi el 70 % de los colombianos reconoce no poder conseguir un trabajo sin recomendaciones personales. Estas cifras son terrible panorama para la meritocracia en nuestro sistema de carrera. Más allá de la simple retórica nuestro país requiere un sistema de carrera basado en el mérito y la igualdad, que permita a todos los ciudadanos ser empleados del Estado sin verse obligado a acudir al clientelismo.
http://actualicese.com/actualidad/2012/09/12/la-cifra-y-donde-esta-la-meritocracia/
http://actualice.se/871r