Muchos fenómenos son el resultado de las acciones humanas no de sus diseños, escribió Adam Ferguson, uno de los pensadores más representativos de la ilustración escocesa. Esta idea (liberal, digamos) llama la atención sobre el peligro del hibris, la ilusión del control y la sobreestimación del impacto de nuestras respuestas (casi siempre chapuceras) a fenómenos complejos que no entendemos plenamente.
Muchos de los análisis sobre los efectos del Covid sufren de este problema. Tienden a sobrestimar el efecto de las medidas centralizadas. Pretenden, por ejemplo, explicar las diferencias entre países o regiones como un resultado casi inmediato de las políticas o medidas adoptadas. Exageran nuestra capacidad de control y nuestro conocimiento. Pierden de vista que (dinámicamente) el comportamiento de la pandemia con frecuencia poco tiene que ver con las medidas o políticas gubernamentales.
Voy a ilustrar este punto con cinco gráficas sencillas, inquietantes en mi opinión. En conjunto, sugieren un menor control al supuesto por muchos analistas y científicos.
La primera gráfica muestra una gran convergencia en las muertes acumuladas por millón de habitantes entre países y regiones con respuestas distintas y sistemas de salud diferentes. Unos pusieron en práctica fuertes medidas restrictivas, otros no. Al menos en el mundo occidental, la asociación entre restricciones y resultados es tenue por decir lo menos, un hecho que debería (creo yo) llamar la atención sobre la ilusión de control.
Las Dakotas en los Estados Unidos realizaron un experimento natural interesante durante los últimos meses. En la del Sur, las medidas de control fueron casi nulas. En la del Norte, las autoridades impusieron algunas restricciones (razonables en mi opinión). El resultado: un comportamiento similar, casi idéntico. De nuevo, parecen existir otros factores distintos a las medidas adoptadas que explican el comportamiento dinámico de la infección.
Sur África es también un caso interesante. A pesar de la variante (mal llamada surafricana), las pocas restricciones y la ausencia de vacunación, los casos han disminuido de manera sustancial durante las últimas semanas. “¿Qué hicieron las autoridades?”, preguntaría un observador desprevenido. “Nada distinto”, habría que responder.
Hace algunos años, antes del Covid-19, un grupo de expertos en salud pública calculó un índice del grado de preparación de los países para enfrentar una pandemia. En retrospectiva, la mayor preparación prevista ha mostrado estar correlacionada con un mayor número de muertes por habitante. Esta paradoja ha sido interpretada de una manera simplista, como un simple fracaso del índice en cuestión. Sin embargo, podría reflejar otro asunto, la ilusión del control, esto es, la mejor preparación no siempre garantiza mejores resultados.
- En Colombia, por ejemplo, las muertes por habitante son mucho mayores en Bogotá que en Chocó. ¿Estaba Chocó mejor preparado o hizo mejor las cosas? No lo creo. Simplemente el comportamiento diferencial de la epidemia tiene otras explicaciones, geográficas, socioeconómicas, demográficas, etc.
Todo esto no implica que nada pueda hacerse. Pero sí que la modestia debería acompañar, al menos, nuestros esfuerzos de análisis. Creer que los políticos controlan plenamente el virus, que basta con su voluntad y coraje, es una ilusión, una especie de falla democrática y una fuente de confusión y malas decisiones.