Todo parece obvio en retrospectiva. El mecanismo darwinista, recursivo, oportunista, implacable digamos, ha funcionado con celeridad. Nuevas variantes del SARS-CoV-2 han aparecido en Inglaterra, Suráfrica, Manaos y seguirán probablemente apareciendo en otros lugares de alto contagio. Las nuevas variantes son más contagiosas y (algunas) parecen capaces de evadir el sistema inmune. Con todo, las dinámicas explosivas de transmisión se repiten en varios países y las historias de reinfección comienzan a multiplicarse. Anécdotas todavía, pero cada vez más numerosas. El caso de Manaos, donde, según los datos disponibles, más de 70% de la población se infectó inicialmente y los pacientes hospitalizados han crecido de manera rápida por segunda vez, es preocupante, parece revelar el peligro y la eficacia del mecanismo darwinista: la nueva variante podría ser parcialmente inmune a la inmunidad adquirida.
Algo similar probablemente pasará con las vacunas. No hay razones para esperar nada distinto. La historia se repetirá. El virus seguirá mutando, cambiando, buscando salidas. Surgirán nuevas variantes que disminuirán la efectividad de las vacunas disponibles. Las vacunas tendrán que actualizarse constantemente. La pandemia será un juego repetido, una especie de carrera armamentista entre el virus y la humanidad. Algo similar ya ocurre con otros virus respiratorios, pero en este caso la escala y la letalidad son mayores.
Desde el inicio de la pandemia quise concentrarme en las buenas noticias, en lo positivo. He tratado de promover la necesaria defensa de los derechos humanos, las libertades individuales, la democracia, la educación, la salud mental, etc. Lo seguiré haciendo. Me preocupa, sin embargo, este posible escenario de ciencia ficción, la duración de la carrera armamentista entre la evolución del virus de un lado y el diseño inteligente de las vacunas del otro. La capacidad de adaptación del virus (esto es, la celeridad y eficacia del mecanismo darwinista) parece ahora más preocupante que siempre. El juego de una sola vez se vislumbra ya como un juego repetido, de varias iteraciones. La vacunación en ciernes será importante, pero no será el capítulo final de esta historia trágica.
La humanidad prevalecerá, pero va a tomar un tiempo. El final no será el resultado de una sola gran campaña de vacunación. La adaptación será más compleja, con consecuencias sociales todavía imprevisibles. Yo seguiré tratando (a pesar de todo) de presentar y divulgar buenas noticias. Pero no puedo desconocer que el año comienza en medio de mucha incertidumbre y un poco de desesperanza.