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¿Qué pasó en Medellín?

Esta columna presenta una explicación inédita de la gran sorpresa de las elecciones de la semana anterior: el triunfo de Alonso Salazar en la ciudad de Medellín. Quisiera comenzar la explicación con un reconocimiento: las firmas encuestadoras pasaron el examen. Todas lograron predecir los ganadores de las elecciones en las principales ciudades del país, con una excepción notable: la ciudad de Medellín, donde ninguna pronosticó el triunfo de Salazar, donde el error fue unánime, general. Un mal de todas y un consuelo para cada una.


¿Qué pasó en Medellín? La mayoría de los encuestadores han ofrecido una explicación empaquetada, una excusa genérica. “Las encuestas señalaron la tendencia”, dicen en coro. “Las últimas mediciones —insisten— mostraban que Salazar iba perdiendo pero que venía recortando terreno”. “Seguramente —especulan— Salazar ganó en el último envión, en el esfuerzo final del último fin de semana”. Esta explicación deja mucho que desear, es una forma de racionalización ex post que tiene la gran ventaja de no ser verificable. Además, en el caso de Medellín, un examen detallado de las encuestas no permite discernir ninguna tendencia. Si acaso, la tendencia favorecía a Luis Pérez. En suma, la explicación dada por los encuestadores es incompleta en el mejor de los casos. Y equivocada (deliberadamente engañosa) en el peor.


¿Qué pasó, entonces? En mi opinión, los encuestadores sobreestimaron la participación electoral de los residentes en los estratos bajos, lo que, a su vez, los llevó a sobreestimar el caudal electoral de Luis Pérez, el candidato perdedor. En Medellín, el porcentaje de votantes es mucho menor en los estratos bajos que en los altos; en Bogotá, Cali y Barranquilla, es muy similar. Los datos de la Encuesta Social y Política (ESP) de la Universidad de los Andes muestran, por ejemplo, que en las elecciones presidenciales de 2006 la participación electoral en Medellín fue 42% en el estrato uno, 54% en el estrato dos, 62% en el estrato tres y 80% en los estratos cuatro, cinco y seis. Los porcentajes correspondientes para las ciudades de Bogotá, Cali y Barranquilla, consideradas de manera conjunta, fueron: 63%, 60%, 65% y 68%. Las firmas encuestadores actuaron como si todos los estratos tuvieran una participación similar o confiaron en los reportes (muchas veces exagerados) sobre intención de voto. Este comportamiento afectó seriamente sus predicciones en Medellín pero no causó mayores distorsiones en Bogotá, Cali y Barranquilla. En la ciudad de Medellín, las encuestas sumaron votos inexistentes en algunos barrios de estratos bajos, precisamente donde el candidato perdedor tenía una mayor aceptación.


La menor participación electoral de los estratos bajos implica que los votos del estrato cuatro son determinantes en Medellín. Paradójicamente, la baja participación de los estratos bajos protegió a Medellín del oportunismo electoral y de las promesas populistas. Tanto en Medellín como Bogotá, los ciudadanos más pobres favorecen algunas formas dudosas de intervención estatal y rechazan algunos aspectos esenciales de la economía de mercado. Estas opiniones tienen más fuerza electoral en Bogotá que en Medellín, simplemente porque los pobres votan con mayor asiduidad en la primera que en la segunda. La diferencia entre ambas ciudades no radica, entonces, en las preferencias políticas, sino en las tasas de participación electoral de los estratos bajos.


La conclusión del análisis previo es inquietante. Aparentemente la elección de Alonso Salazar no fue el resultado de la madurez política, de la fuerza del voto de opinión o de la responsabilidad ciudadana, como lo han afirmado varios analistas. El triunfo de Salazar parece, más bien, haber obedecido a un hecho circunstancial, fortuito y (al mismo tiempo) olvidado por los encuestadores: la desidia electoral de los pobres de Medellín.

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  • Jaime Ruiz
    3 noviembre, 2007 at 2:39 pm

    La explicación puede ser muy precisa para aludir al error de los encuestadores, pero el triunfo de Samuel Moreno en Bogotá no se explica sólo por la votación de los pobres, que ni es tanta ni es tan unánimemente favorable al hijo de la capitana del pueblo, sino por otros factores, el principal de los cuales es la proporción de empleados estatales, que no sólo votan sino que también hacen campaña, aparte de la abundancia de recursos que denunció Mauricio Vargas y la adhesión de los deudos de Martha Catalina Daniels.

    Es muy interesante, porque ese modelo ideológico y estructural en que florece la izquierda democrática ha resultado eficaz en tres de los cinco países andinos, con estremecedoras consecuencias. Y la desgracia en Colombia es que todo el mundo tiene tareas más importantes que buscar la unidad para contener ese cataclismo anunciado. Siempre es más chévere figurar en el censo de críticos que desaprueban por igual a Bush y a Ahmadineyad, a Luis Carlos Restrepo y a Carlos Gaviria, etc.

  • Anónimo
    3 noviembre, 2007 at 3:26 pm

    BRABONEL.

    Lo dicho: la clase media pone Presidentes populistas y las clases menos favorecidas los sostienen. Al señor Chávez lo puso la clase media pero son las clases de estratos bajos las que lo están sosteniendo en el poder, bueno ese es el caso de Venezuela que puede compararse con la Argentina de la dinastía Kirchner. En Bolivia y Ecuador hubo otros factores como los étnicos.

    En el triunfo de Samuel Moreno en Bogota, los empleados públicos fueron determinantes. Pero también triunfo en las clases medias gracias al nombre de su abuelo y es ahí donde el proyecto de Izquierda le encuentra atractivo al nieto del ex dictador. Por esa razón la unidad en el Uribismo debe estar a todo prueba, por que sino atinan con Garzón si tendrán muchas posibilidades con Moreno en el 2014.

  • Alejandro Gaviria
    3 noviembre, 2007 at 3:43 pm

    Jaime: De acuerdo. Yo no quiero plantear una explicación única. Pero sí poner de presente un hecho desconocido que puede ayudar a explicar los resultados de las elecciones de la semana anterior. Los datos que conozco sobre Bogotá muestran, sin embargo, una brecha creciente en las preferencias electorales de pobres y ricos.

    No son sus opositores, es el mismo Bush quien explica el surgimiento de figuras como Ahmadineyad, quien, al menos, le ha dado cierta legitimidad a su discurso lunático. Lo mismo ocurre en Colombia: las torpezas de Uribe y la ausencia de una coalición con una verdadera ideología, unida por algo distinta al pragmatismo clientelista, lo que ha fortalecido al PDA.

  • Apelaez
    3 noviembre, 2007 at 4:18 pm

    Desde hace rato Bogotá ha sido una presa facil para el populismo. En las elecciones de 1970, Rojas obtuvo la mayor votación en Bogotá, con un apoyo de cerca del 84% en las clases bajas.

    Para el que quiera mirar mejor la info ver aca: http://links.jstor.org/sici?sici=0043-4078%28197809%2931%3A3%3C334%3ATVOPTC%3E2.0.CO%3B2-I

  • paisita
    3 noviembre, 2007 at 4:38 pm

    Buenísimo el triunfo del sucesor de fajardo en Medallo

  • Alejandro Gaviria
    3 noviembre, 2007 at 5:41 pm

    Jaime: si el Presidente sugiere, como lo ha hecho esta semana, que las reglas de juego pueden cambiarse drásticamente para evitar que la izquierda gane las elecciones, va a terminar impulsando lo que quiere evitar: un triunfo del PDA. Por ello la oposición tiene incluso un sentido pragmático. Además de tener también una justificación filosófica. Paradójicamente uno puede hacer oposición en Colombia hoy en día citando a Lleras Camargo.

    El País de Madrid habla hoy de Lula 3 . Los caudillos parecen el destino cierto de América Latina.

  • Jaime Ruiz
    3 noviembre, 2007 at 6:11 pm

    Alejandro, de acuerdo, se podría tomar también por el revés, que lo peor de la segunda reelección es que favorece las posibilidades del PDA. Y eso precisamente porque Colombia no aguanta caudillos, en todo el siglo XX los que gobernaron dos veces no pudieron terminar el período.

    El país que podría servir de referencia es El Salvador, donde la derecha lleva casi 30 años gobernando y a ningún presidente se le ha ocurrido presentarse a la reelección. Es curioso que a pesar de sus orígenes casi criminales la Arena resultó un partido coherente mientras que en Colombia los partidos son asociaciones de clientelistas de estereotipo que se llaman «Cambio Radical» o partidos de centro (¡»tercera vía!») que se declaran nacionalsocialistas, no por tener la menor veleidad nazi sino por su absoluta falta de ideas.

    Uno podría reprocharle a Uribe que no promoviera ningún partido con un programa claro, la desgracia es que tampoco lo hicieron otros, como no sea el PDA. Y lo mismo pasa con la reelección, que no aparecerá nadie que se quiera proclamar candidato y declarar que seguirá la seguridad democrática y la Ley de Justicia y Paz y no negociará las leyes con los terroristas; fuera de eso las críticas acertadas a Uribe serían muchas. De hecho, Uribe fue elegido porque todos los demás candidatos de 2002 habían ido al Caguán a ver si el Secretariado les daba el visto bueno.

  • Juan Francisco
    3 noviembre, 2007 at 8:14 pm

    en unas entrevistas que hice para la campaña Voto Vital, fue desconcertante ver cómo las personas más humildes carecen de cualquier concpeto o convencionalidad en su propio lenguaje que les permita entender el valor de la democracia y el peligro del clientelismo. Sin embargo, me dió la impresión que la sensura al clientelismo también pasa desapercibida para personas de clases medias y altas.
    Algo preocupante que vimos en las pasadas elecciones es que los votantes reaccionan y hacen valer un criterio de selección. el problema es el raciocinio que justifica este mismo criterio. Por ejemplo, votar por moreno, por oponerse a los aires dictatoriales de uribe. O no votar por peñalosa por «esperar» una novedad, que sera olvidada con el mismo paso de los comisios.

  • Anónimo
    3 noviembre, 2007 at 8:51 pm

    Con Uribe proponer su reelección en caso de una hecatombe, esta evitando que la coalición Uribista se desintegre y a la vez esta señalado a las otras alternativas como sumamente peligrosas para el futuro del País. Ese hecho ha impulsado a que Garzón diga que va hablar dentro de poco sobre el asunto y talvez los líderes del Partido Liberal también se pronuncien. En todo caso ya el daño esta hecho y será muy difícil revertirlo. Uribe utilizo una frase muy estremecedora en un momento crucial.

    Las consecuencias mas cercanas sobre el pronunciamiento de Uribe han hecho que Políticos como German Vargas hablen de unas primarias Uribistas. Nadie dentro del Uribismo querrá ser acusado de provocador la hecatombe y el PDA como el PL son vistos como la hecatombe. Sobretodo, para el PDA le resultara muy difícil desligar la palabra apocalíptico de su nombre, mas cuando Jaime Dusan había dicho que las FARC no eran sus amigos pero tampoco sus enemigos, mientras que Samuel Moreno decía que un brazo armado era necesario si quería alanzar el éxito con un proyecto político. Pero quizás el que le apuesto la H de hecatombe con mas fuerza al PDA a sido Carlos Gaviria.

  • JuanDavidVelez
    4 noviembre, 2007 at 3:03 pm

    Yo vote por Alonso Salazar, de pura cagada con Luis Perez, la investigacion del PHD de Luis Perez fue critica en esta desicion. Aunque realmente me parecian muy interesantes las propuestas de Luis Perez.
    Durante estas elecciones me quedo mas claro que nunca la superficialidad de mi voto. Realmente esta es la hora en que no tengo ni puta idea que es lo que va a hacer Alonso Salazar.
    Y aunque se podria decir que es culpa mia, que soy un inculto que no se informa, la verdad es que yo atribuyo un poco de culpa al periodismo, que me parece que se queda en la anecdota y la bobada, no hace un analisis serio, profundo y documentado «facticamente» de los programas y «hechos» de los candidatos.
    Espero que para las elecciones del 2010 el periodismo haga su tarea social y explique las diferencias IMPORTANTES de los candidatos.
    Con respeto y tristeza me atrevo a afirmar que asi como los periodistas dicen que hay crisis moral en la politica tambien hay una GRAVISIMA crisis profesional en el periodismo.
    Por favor aclarenme si tengo razon o si por el contrario yo no tengo ni puta idea de leer.
    Los medios de informacion que utilizo son la revista semana, la revista cambio, el colombiano diariamente, la seccion de opinion del espectador y un canal de noticias que vemos en Medellin propiedad de Luis Perez que se llama cable noticias. (tambien leo la revista SOHO).
    Es probable tambien que realmente los periodistas no puedan informar lo que realmente saben porque los matan. Tal vez la seguridad democratica no haya llegado todavia al punto de proteger la libre opinion del periodismo.

  • JuanDavidVelez
    4 noviembre, 2007 at 3:08 pm

    Un minuto despues de haber escrito lo que escribi me arrepenti, el programa de gobierno de Alonso Salazar si estaba publicado y yo no lo lei porque me dio pereza. Porque prefiero leer las opiniones de los que escriben en la seccion de opinion.
    Lo que si creo que no explicaron bien es porque Luis Perez fue mal alcalde.

  • Anónimo
    4 noviembre, 2007 at 3:24 pm

    Alejandro, recuerdo que para la elección de Fajardo y para la anterior, los encuestadores en Medellìn tambièn se pifiaron. Recuerdo a algún directivo de firma encuestadora comentándolo. ¿Recuerda uusted este fenòmeno?.

  • Javier Moreno
    4 noviembre, 2007 at 4:41 pm

    Bueno, ¿y hay alguna idea de por qué los pobres en Medellín no votan y en Bogotá sí? ¿A qué se puede deber eso?

  • Alejandro Gaviria
    4 noviembre, 2007 at 4:43 pm

    Hace cuatro años, la historia fue similar: las encuestas indicaban una derrota cierta de Fajardo, quien finalmente duplicó la votación de Sergio Naranjo. Entonces, como ahora, los encuestadores esgrimieron la disculpa conveniente de la tendencia. Sin tener mucha evidencia la respecto, creo que lo sucedido hace cuatro años, el descache de las encuestas en Medellín, puede también tener que ver con lo mencionado en la columna: la baja participación de los estratos bajos.

    La gente, en general, no se toma el tiempo de leer los programas de los candidatos. Y si así lo hicieran, estarían pediendo el tiempo: es imposible evaluar críticamente un inventario deshilvanado de promesas. Anthony Downs (un economista) llamó a este fenómeno ignorancia racional. Todos, en últimas, terminamos votando más por un candidato que por un programa. Por una persona que encarna ciertos valores compartidos y tal vez ciertas ideas llamativas. Eso es todo.

    Juan David: La presteza de Luís Pérez a mentir sobre el PhD es más informativa que toda la propaganda política y todas las opiniones de la prensa y los editorialistas. Mejor dicho, puede estar tranquilo: votó bien. Hasta el mismísimo Antanas estaría de acuerdo con sus razones.

  • Alejandro Gaviria
    4 noviembre, 2007 at 5:09 pm

    J. La respuesta honesta es: no tengo ni idea.

    Pero se me ocurre una hipótesis. La normalización de muchos barrios de estratos bajos en Bogotá ha estado desde siempre mediada por la política. Los urbanizadores piratas primero construían y luego lideraban y movilizaban la comunidad para la conexión de los servicios públicos, entre otras cosas. Este proceso hizo que las comunidades, desde su mismo origen, estuvieran bastante involucradas en la política. En Medellín, las comunidades nunca tuvieron que presionar por los servicios públicos. EPM lo hace y lo hacía espontáneamente. Tal vez, este hecho, esta condición inicial, tenga algo que ver con las diferentes tasas de participación electoral.

  • Jaime Ruiz
    4 noviembre, 2007 at 5:49 pm

    Yo supongo que Alejandro no menciona por pudor el episodio de la denuncia contra su hermano, pero puede resultar más grave que mentir sobre un doctorado. ¿Qué delito puede ser llamar «demagogo» a un político? La concepción del delito que asoma es la de «ofensa al poderoso»: alguna influencia tiene Pérez, al menos la posibilidad de pagar a un buen abogado.

    Ese episodio podría servir de paradigma de la tutela. Algún tribunal podría encontrar que el ser llamado «demagogo» atenta contra el derecho fundamental a la vida (dan ganas de suicidarse) o a la salud. La gente pobre o con escasa educación o habitante de pueblos apartados no tiene esas influencias ni conocimientos jurídicos, y así la redistribución de la izquierda democrática significa despojo de esa gente.

  • Javier Moreno
    4 noviembre, 2007 at 8:31 pm

    Alejandro: ¿Y dentro de esa conjetura, cómo explicaría usted la serie de «alcaldías independientes» bogotanas (Así como todas las alcaldías, digamos, políticas en Medellín antes de la de Sergio)?

  • Alejandro Gaviria
    4 noviembre, 2007 at 9:53 pm

    J:

    Según un estudio reciente de Rafael Santos, el voto de opinión de los estratos medios y altos fue determinante en la elección de Mockus y Peñalosa. En ambos casos, se presentó una notable estratificación de los votos pero la unanimidad de los estratos medios y altos en favor de Mockus y Peñalosa marcó la diferencia. En los casos de Garzón y Moreno, en mi opinión, la unanimidad no fue tan alta, muchos votantes de estrato medio y alto votaron por los candidatos del PDA, lo cual, sumado al apoyo de los estratos bajos, pudo haber marcado la diferencia.

    Lo mismo, pero al revés, pudo haber ocurrido en Medellín. En las elecciones previas al 2003, no existía una diferencia tan notoria en las preferencias electorales entre ricos y pobres: siempre ganaba uno de los candidatos de los partidos tradicionales. Sólo ahora, con el derrumbe de los partidos, han aflorado las diferencias en las preferencias políticas entre estratos, y las diferencias en participación han, entonces, cobrado importancia.

    En fin, estas son mis especulaciones. Pero claramente las diferencias en la participación electoral no pueden explicarlo todo.

  • Anónimo
    4 noviembre, 2007 at 10:26 pm

    leer «el colombiano» de medellin es un ejericio de fe, esperanza,pero no caridad.
    es como los partes de guerra del tercer reich en 1945,la verdad hay que buscarla con microscopio electronico en ambos casos.
    cantaleta feminista

  • Anónimo
    5 noviembre, 2007 at 1:43 am

    Hecatombe para quien ?
    Para Jose Obdulio y lo que representa ?

  • Anónimo
    5 noviembre, 2007 at 12:26 pm

    Para bien de Medellín, la tendencia “Fajardo” terminara por consolidarse. Los Paisas se dieron cuenta que Fajardo no es un demagogo y por el contrario cree en la racionalidad económica como ingrediente para sacar a los medellinenses de la pobreza. No atropella los derechos de nadie y respetándolos logro crear consensos que terminaron por asegurar la continuada con su sucesor. Si el nuevo Alcalde sigue al pie de la letra las ideas de Fajardo es muy posible que esa corriente política termine consolidándose además de tener muchas oportunidades de ganar la Gobernación de Antioquia y extenderse por toda la zona Paisa en las próximas elecciones regionales.

    Bogotá es otra historia. El triunfo del Polo es una mescla explosiva de odio ¿Cuántos Ex y empleados de telecom Ecopetrol y otros empleados del Estado odian a Uribe por su política reformadora del Estado? Los empleados públicos han sido determinantes en las dos últimas elecciones de Alcaldes en la Capital como también pudo ocurrir en Cali con la reforma que sufrió las empresas públicas de Cali. Kico Lloreda perdió por parecer muy cercano a Uribe.
    En las otras regiones donde los Empleados Estatales no pesan se noto que l Izquierda apenas existe.

  • Alejandro Gaviria
    5 noviembre, 2007 at 7:24 pm

    Historias:

    Muchos hombres quisieron mejorar el mundo por la fuerza. Ninguno tuvo éxito en su cometido. Pero algunos terminaron enriqueciéndose, contando los muertos (los medios para su fin) en la comodidad suntuosa de su palacio.

    Otros sólo aspiraban a enriquecerse. Y terminaron, al final de sus días, tratando de cambiar el mundo con la fuera de sus millones. Probablemente estos últimos tampoco lograrán su postrero cometido.

  • Daniel Vaughan
    5 noviembre, 2007 at 7:31 pm

    Sólo con el ánimo de discutir, yo propongo una hipótesis diferente:

    Algunos hombres han podido cambiar el mundo por la fuerza. En algunos momentos históricos se necesita un choque externo lo suficientemente fuerte como para realmente cambiar.

    DV

  • Anónimo
    5 noviembre, 2007 at 11:16 pm

    Only a crisis, actual or perceived, produces real change. Milton Friedman

  • Alex
    6 noviembre, 2007 at 3:01 pm

    Les pido el favor de corregirme si los estoy malinterpretando. De acuerdo con la columna y con algunos comentarios los resultados de las elecciones son más deseables si por alguna razón los pobres no votan.

    Es posible, como lo menciona Juan Francisco 15:14, que aquellos con menos oportunidades carezcan de criterio para discernir entre los candidatos buenos y malos. La pregunta sería ¿cómo hacer que la mayoría de los electores escoja de la mejor manera?

    Varias consideraciones:

    1. En un escenario de sufragio universal nadie puede ser marginado de ese derecho.

    2. Como casi todo, en el largo plazo la solución es más educación. En el corto plazo hay que entrar en un proceso de ensayo y error, en donde la información es fundamental.

    ¿Será que la sociedad colombiana, y en particular los medios, tienen la independencia y el interés de divulgar oportunamente los aciertos y desaciertos de las autoridades elegidas para que la gente sepa quién hace una buena gestión?

  • Alejandro Gaviria
    6 noviembre, 2007 at 5:32 pm

    Alex:

    La columna presenta una explicación basada en las diferencias de participación electoral entre estratos. Allí termina el argumento. No hay ninguna sugerencia normativa. Hay más bien la constatación de una dificultad, de una asimetría fundamental: las políticas populistas son más fáciles de vender que las políticas basadas en efectos futuros e indirectos. La pedagogía es fundamental, por supuesto. Pero tampoco debemos sobrestimar su poder.

  • Alejandro Gaviria
    6 noviembre, 2007 at 5:32 pm

    Otro tema:

    Ahora que comienza la discusión sobre el aumento del salario mínimo, vale la pena examinar una propuesta que ha sido mencionada por el Presidente Uribe de manera reiterada en varios escenarios públicos. La propuesta es la siguiente:

    ¿Qué es lo que yo propongo?… Que estudiemos para los sectores con prosperidad económica, un alza más generosa, un alza que sea mayor que la tendencia histórica. Y que encontremos el mecanismo para poder darle un tratamiento desigual a esos casos que son desiguales…A ver si me hago entender de ustedes. Uno no puede subirle en exceso el salario mínimo a sectores que están mal por la revaluación, porque los quiebra y quiebra la fuente de empleo. Pero también es injusto sacrificar a los trabajadores que están en sectores de prosperidad económica, de tener una mejor elevación del salario…Son casos diferentes. Uno no puede decir vamos a darle la misma elevación del salario a un sector con dificultades, que a un sector con prosperidad. Como son casos diferentes, la manera de igualarlos es dando tratamientos diferentes…Mi invitación es a crear una conciencia nacional sobre el tema y a buscar mecanismos para que pueda haber una fraterna negociación de empleadores y trabajadores ahora en el mes de diciembre.

    En mi opinión, esta propuesta es un exabrupto. Por dos razones. La primera, la propuesta implica que el costo de la apreciación del peso se debe transferir a los trabajadores (y, en particular, a los trabajadores de menores ingresos). La segunda razón tiene que ver con los problemas de implementación. No es fácil decidir que sectores han sido afectados por la coyuntura internacional: los exportadores, los que compiten con exportaciones, los que han visto encarecidas las materias primas, etc. Todos demandarán tratamiento espacial. Escoger perdedores es tan difícil como escoger ganadores.

    En fin, la propuesta de Uribe es un injusta e impracticable. Mala economía de principio a fin.

  • Alex
    6 noviembre, 2007 at 7:16 pm

    Alejandro:

    Recuerdo que en alguna entrevista que le hiciera D´Artagnan (en compañía de su padre) usted comentó que el presidente Uribe pasaría a la historia por ser el que acabara con la credibilidad del DANE.

    Esa opinión se inscribe dentro de mi concepto personal del presidente a quién considero una persona con profundo desprecio de lo técnico. Las dádivas en los Consejos Comunitarios, el uso de los programas sociales y el presupuesto por audiencias públicas son ejemplos elocuentes de la orientación de recursos con fines más politequeros que de construcción de país.

    Estas declaraciones son otro ejemplo de ello; con ellas trata de quedar bien con todo el mundo y deja abierta la puerta para que aquellos que se crean con derecho vayan a rogarle por alguna prebenda.

    ¿Quiénes llevan la peor parte? Los técnicos del gobierno que deberán inventarse alguna fórmula cósmica que haga parecer que los aumentos de los salarios obedecen a criterios desinteresados en vez de las veleidades del primer mandatario.

  • Jaime Ruiz
    6 noviembre, 2007 at 10:19 pm

    Me parece que el comentario de Alejandro sobre mejorar el mundo por la fuerza acusa cierta influencia del que opone matar para enriquecerse y matar para que la gente viva mejor. Puede que después de todo el nombre sí sea arquetipo de la cosa.

    Dice Nietzsche: «¿Dices que una buena causa justifica incluso la guerra? Yo digo que una buena guerra santifica todas las causas». La mejora del mundo sólo es un pretexto para los apetitos de poder de los mejoradores, y la diferencia con los que sólo aspiran a enriquecerse es meramente profesional: unos tienen que trabajar (producir) y los otros no. Lo que me parece inadmisible es suponer que los sueños del joven revolucionario tienen un contenido noble y que por no saber de economía termina ejerciendo la violencia. Lo bello de esos sueños es la violencia, es decir su efecto mágico sobre el mundo, sobre todo en lo que concierne a resolver las dificultades con la economía (recursos) que acechan al soñador, aparte de permitirle justificarse, encontrar novia, etc. Mandar.

    El cambio del mundo sí lo consiguen, pues sólo se trataba de su poder. Lo extraño es que haya quien crea que fracasaron. Fidel Castro a lo mejor completa cincuenta años de reinado, de protagonismo, de esplendor verbal, de sumisión… ¿Acaso su revolución no era lo que quería? Qué raro, él piensa otra cosa.

    En cambio el anhelo de enriquecerse es universal y comporta cierto respeto por los demás (por su vida, por su voluntad; una disposición a someterse a unas leyes compartidas que son las que permiten que haya dinero). Y naturalmente el enriquecimiento de los avariciosos es muy inferior a sus sueños, pero de su laboriosidad y su ahorro ha surgido todo lo que hace nuestra vida más grata que la de nuestros antepasados.

  • Anónimo
    7 noviembre, 2007 at 2:23 pm

    hara su vida mas grata,jaime ruiz.al costo de que paramilitates deguellen a una nina de 4 primaveras en el departamento de santander.

  • Daniel Vaughan
    7 noviembre, 2007 at 2:52 pm

    Alejandro,

    La propuesta de Uribe tiene todo el sentido (económico) del mundo. Lo que Uribe está diciendo es:

    1. Ajuste de salarios se debe hacer por productividad. Medidas gruesas (nacionales) son menos exactas, así que lo idea sería hacerlo por sectores.

    2. Sectores afectados por la revaluación deberían ser tratados diferencialmente.

    Para ningún economista 1 es problemático: es el paradigma de la profesión: salario = productividad marginal. Si productividad aumenta, aumenta salario. Ahora indexe salario y productividad por sector y sale. Es la misma racionalidad que hay detrás del aumento general (nacional, no sectorial) anual, pero tratando de utilizar información desagregada.

    Y bueno, para los economistas 2 tampoco debería tener problemas: para que vea por qué, imagínese un mundo sin salario mínimo (como dicen por ahí «back to basics»): el salario se ajusta y «vacía» el mercado. Es decir no hay desempleo. Sectores menos dinámicos ajustarán más el salario a la baja, pero el empleo se mantendrá constante: todo se va a salarios. Ahora imagínese un mundo como el nuestro en donde el salario mínimo se fija exógenamente: es obvio que sectores menos dinámicos tendrán que despedir más empleados.

    Así que no veo por qué dice que es mala economía. Es economía pura. La racionalidad económica de las dos propuestas no puede ser más transparente.

    Ahora, lo que a usted realmente le molesta no es la economía detrás del comentario. Usted tiene preocupaciones diferentes a la de eficiencia, que es el criterio que Uribe está utilizando. A usted le preocupa, con razón, que «el costo de la apreciación del peso se debe transferir a los trabajadores». Pero en un mundo con mercado laboral flexible esto sería lo que pasa, así que su preocupación no puede ser la eficiencia (o la racionalidad económica).

    En suma, la propuesta puede o no ser un exabrupto social. Esa es otra discusión. Lo que no puede estar en discusión es que detrás de la propuesta hay racionalidad económica pura. Así que no puede ser «mala economía de principio a fin», a menos que la palabra economía haya cambiado de significado, por supuesto.

    DV

  • Alejandro Gaviria
    7 noviembre, 2007 at 3:13 pm

    Daniel:

    Primero, la productividad no es un concepto sectorial. Como decía Eduardo Sarmiento hace poco, un peluquero gana cuatro veces más en NYC que en Bogotá no porque sea más productivo individualmente (quizás lo es menos) sino porque la productividad general es mayor en la primera ciudad que en al segunda. Su idea de que la “productividad sectorial” es más ajustada a la realidad es mala economía.

    Segundo, el salario mínimo, por definición, está basado en la capacidad de pago, en el costo de una canasta mínima, no en la competitividad de un sector.

    Y tercero, insisto, lo que hace la propuesta es transferirles el costo de la apreciación a los trabajadores no calificados.

  • Daniel Vaughan
    7 noviembre, 2007 at 3:51 pm

    Alejandro,

    La productividad no es un concepto sectorial, y mucho menos nacional, como usted y Sarmiento, haciendo un pésimo uso de la economía, sugieren (intuyo que está sacando de contexto a Sarmiento, porque sería raro ver a dos «expertos» cometiendo el mismo error que un estudiante de 2do semestre no cometería). La productividad es un concepto a nivel de la firma. De hecho, sólo a nivel de la firma el concepto está bien definido, pero esta discusión nos lleva a terrenos que no vale la pena explorar ahora.

    No quiero extenderme en este post. Podría hacerlo y tratar de explicarle por qué los argumentos económicos que usa son bastante flojos (intuyo también que ya se dio cuenta de esto, pero por motivaciones diferentes mantiene su posición).

    Pero no me extiendo porque las discusiones económicas con usted en el blog funcionan así: DV da un argumento claro, que puede o no estar correcto, y usted responde citando a algún economista (el economista varía: en alguna ocasión fueron estudios de Heckman y Pagés, y en otras es Eduardo Sarmiento).

    Dicho de otra manera, la capacidad de argumentación del experto se reduce a la descalificación del no experto, y los argumentos se quedan sin tocar. Para ser un blog en donde se discutan temas económicos este parece no ser el método más indicado… pero puedo estar equivocado.

    DV

  • Jaime Ruiz
    7 noviembre, 2007 at 4:14 pm

    Lo que no es fácil entender es el tránsito que se recorre desde proponer alzas mayores para el mínimo en los sectores afortunados hasta su traducción en cargar la revaluación sobre las espaldas de los trabajadores de menores ingresos. ¿Acaso es posible subir menos que el índice de inflación? No, está excluido en las palabras del presidente, que sólo habla de un aumento mayor en algunos sectores. De ese modo, el ingreso actual de los trabajadores que ganan el mínimo estaría asegurado y el peso de la revaluación sólo resultaría localizable si se piensa que un aumento progresivo es un derecho (adquirido o fundamental) que debe garantizar la Corte Constitucional.

    Pero ¿están errados todos los economistas que aseguran que las alzas drásticas del salario mínimo afectan negativamente al empleo? La limitación en algunos sectores del aumento a la tendencia histórica (es decir, en todo caso por encima de la actualización de la inflación) se convierte en un despojo y en un agravio.

    Pero lo más inquietante es la idea de que el mínimo se calcula sobre una canasta mínima. No sé cuántas personas me han demostrado que el mínimo no alcanza para los gastos básicos, para una canasta mínima habría que subirlo considerablemente, como hizo Chávez. Vamos bien, cada vez más va resultando claro que el ingreso debe provenir de algún decreto.

    (Supongo que alguien habrá evaluado el resultado de un mundo sin salario mínimo de que habla Daniel: en una década, ¿cuántos de los actuales devengadores del salario mínimo habrían mejorado considerablemente sus ingresos? Lo que es seguro es que los políticos habrían perdido poder. En lugar de una desigualdad atroz de los ingresos de la gente se va a una operación justiciera que nos asoma al infinito. En lugar de personas que sólo se ganan 100.000 pesos al mes hay montones que se ganan 0, cantidad más efectiva para operaciones que den infinito.)

  • syllogismes_mao
    7 noviembre, 2007 at 4:23 pm

    Solo con el animo de ‘fajardear’,yo propongo una de Bob Dylan.

    Los cadaveres de los vencidos no cuentan ni en los parquimetros.

  • Alejandro Gaviria
    7 noviembre, 2007 at 4:52 pm

    Daniel:

    Yo tampoco quiero entrar en discusiones inútiles. Solo dos cosas. El concepto de productividad relevante para la fijación del salario mínimo, una decisión macro, es la productividad total de los factores.

    La productividad de las firmas nada tiene que ver con este asunto. Pero la misma productividad de las firmas está influenciada por factores macro. Por la oferta de bienes públicos. Y hasta por el mismo conflicto, que le resta algunos puntos a la productividad general, según varios estudios. Son estos factores los relevantes en la fijación del saalrio mínimo.

    O ¿qué propone usted? ¿que cada firma fije su propio salario mínimo?

  • Alejandro Gaviria
    7 noviembre, 2007 at 5:06 pm

    Jaime:

    Un aumento desproporcionado del salario mínimo puede tener consecuencias adversas sobre el empleo. Pero esta no el único efecto relevante. Un aumento del salario mínimo también tiene consecuencias redistributivas.

    Yo soy partidario de un aumento prudente pero general, igual para todos los sectores. Si la propuesta del Presidente hace carrera, en el futuro, un sector que experimenta bajos precios internacionales o una menor demanda internacional (la próxima hecatombe de la economía venezolana, por ejemplo) va a solicitar un salario mínimo ,más bajo, esto es, una legislación especial para su circunstancia particular. Y esto, en mi opinión, es inconveniente. Por razones teóricas y prácticas.

  • Anónimo
    7 noviembre, 2007 at 5:39 pm

    lo que escribió Eduardo Sarmiento:

    «Por su parte, el presidente Uribe propone ajustar los salarios de acuerdo con la productividad y exceptuar los de las exportaciones, y en general de los sectores afectados por la revaluación. No se advierte que el salario no es determinado por la productividad del sector en donde se origina, sino por la productividad media de toda la economía a través de los precios. Así, el salario de un peluquero en Estados Unidos es tres veces mayor que en Colombia, no porque el norteamericano sea tres veces más rápido que el colombiano, sino porque la productividad media de Estados Unidos es mayor que la colombiana.»

  • Daniel Vaughan
    7 noviembre, 2007 at 5:52 pm

    Alejandro,

    No hay que ser un economista muy capaz para darse cuenta que:

    1. Dada su definición del salario mínimo, las consideraciones por productividad no son importantes.

    2. Asumiendo que sí es razonable incluir consideraciones por productividad, medidas más gruesas (macro) de productividad están más lejos de lograr el objetivo por el cuál se decidió incluir inicialmente las medidas por productividad.

    3. La PTF, dentro de todas las posibles medidas por productividad, es la más mala.

    4. Pero incluso si usted le cree a la PTF como medida de algo, es fácil calcular crecimientos de PTF sectoriales, bastante desagregados, para cada año.

    Pero bueno, como dicen por ahí hagámonos pasito o si prefiere deje así. Acá los argumentos teóricos no importan. De hecho, acá los argumentos no importan. Lo divertido del blog, más que la carreta que se discuta, es el funcionamiento del mismo como estructura social y bueno, una de las muchas conclusiones sociológicas del blog es que la jerarquía social se debe mantener.

    DV

  • Alejandro Gaviria
    7 noviembre, 2007 at 6:08 pm

    Daniel:

    Creo que la discusión en este blog es horizontal. No hay jerarquías. Quizás la confusión sea semántica. Pero va otro argumento que contradice el suyo. Considere el salario de un profesional. Digamos un abogado. Sería fácil demostrar que los abogados (dada su educación y su experiencia) ganan más o menos lo mismo en todos los sectores. Esto es, que sus salarios dependen en buena medida de la productividad media de la economía.

    En otras palabras, ¿dónde está, en su opinión, el error en el argumento de Sarmiento?

  • Luis Ernesto
    7 noviembre, 2007 at 7:53 pm

    A Daniel se le olvida que en el mundo los precios tienden a igualarse. Que el cuento de la igualación del salario a la productividad marginal, en cada firma, se da por el lado de las cantidades y no de precios.

    Algo raro para alguien que ha hecho tantos modelos CGE, ¿no creen?

  • Luis Ernesto
    7 noviembre, 2007 at 7:59 pm

    Y una cosa simple, cero teoría complicada.

    Que tal que a las señoras que empacan las flores les paguen menos que a las que empacan en servientrega sólo porque los precios del producto de uno y de otro variaron diferente.

    La fila de señoras exfloricultoras pidiendo trabajo en servientrega sería tal que el desastre de la medida sería evidente.

  • Daniel Vaughan
    7 noviembre, 2007 at 8:06 pm

    Alejandro,

    El argumento para que el ajuste del salario mínimo se haga a nivel de la firma, idealmente, o a nivel sectorial en caso que lo anterior no sea posible, depende del resultado teórico (e intuitivo) que así lo sugiere.

    Si uno muestra con datos colombianos (la comparación de Sarmiento es absurda aunque probablemente lo sea por motivos pedagógicos) que los salarios de esos trabajadores más alejados del salario mínimo (para evitar problemas de indexación al salario mínimo) son independientes de la productividad media en el sector, el argumento teórico se cae y usted tiene razón.

    La pregunta es empírica, y el hueco teórico inmenso (aunque esto no es sorprendente).

    DV

  • Daniel Vaughan
    7 noviembre, 2007 at 8:08 pm

    Luis Ernesto,

    No entendí la última parte del comentario (bueno, la penúltima… el latigazo por los modelos CGE es irrelevante): cómo es eso que «el cuento de la igualación del salario a la productividad marginal, en cada firma, se da por el lado de las cantidades y no de precios.»

    DV

  • Luis Ernesto
    7 noviembre, 2007 at 8:31 pm

    Daniel

    ¿Cómo así?

    Pues simple, ud iguala la productividad marginal de una firma al salario que paga, de dos formas.

    O mueve el salario (y deja fijo el número de empleados) haciendo que P*PMg(L)=W [que es lo que pasa en el mundo Uribe-Vaughan]

    O mueve el número de empleados, pues como estos se le pueden ir a otra industria, ud. no puede retenerlos con un salario inferior.[que es lo que pasa en la vida real]

    ******

    El cuento de sus CGE es que en esos modelos, dado unos choques que afecten la productividad ud. debería encontrar cambios en el nivel de empleo (L) de cada sector y no diferencias en los precios (w)entre sectores.

    Lo anterior, simplemente por el argumento de las colas de las señoras de servientrega. Si eso está pasando, pues no había equilibrio general, más bien desequilibrio general.

  • Luis Ernesto
    7 noviembre, 2007 at 8:36 pm

    Además, sobre su respuesta a Alejandro.

    Le recuerdo que el resultado teórico del equilibrio parcial (P*PMg=w) se mantiene en equilibrio general gracias a que la cosa esta se ajusta cambiando la participacion de empleos de cada uno de los sectores. Al final, todos los sectores pagan el mismo salario.

  • Daniel Vaughan
    7 noviembre, 2007 at 8:54 pm

    Luis Ernesto,

    Así que en el mundo Uribe-Vaughan las firmas ajustan endógenamente los salarios para que se cumpla esa igualdad, mientras que en el mundo real el ajuste se hace por cantidades para que se cumpla la igualdad? Hipótesis interesante… yo diría que en el mundo real la igualdad no se cumple, pero esta discusión degenera en el absurdo total.

    Pero me gusta lo del mundo Uribe-Vaughan… ojalá esto no lo lea Arias.

    DV

  • Luis Ernesto
    7 noviembre, 2007 at 9:12 pm

    Daniel

    ¿Por qué dice lo de Arias?

  • Pascual Gaviria
    7 noviembre, 2007 at 9:12 pm

    Parece que el tema pasó a mejor vida luego de la hecatombe y el salario mínimo. Sin embargo quería hacer algunos comentarios como habitante de Envigado que votó en Medellín. Creo que es cierto que la ciudad pudo verse beneficiada por una abstención en sus justas proporciones, similar a la famosa corrupción de Turbay Ayala. Nadie duda que por teléfono o en la puerta de la casa se vota con mucho más entusiasmo, y que la red de intereses populistas y particulares de Luis Pérez es mucho más sencilla de crear en los estratos bajos.
    Sin embargo, creo que no todo «se debió a un asunto circunstancial y fortuito», solo un pedazo de ese todo. En Medellín el porcentaje de abstención fue algo más bajo que en Bogotá, Cali, Cartagena y Barranquilla; sino estoy mal sólo en Bucaramanga la gente votó un poco más que en Medellín. En las elecciones de alcalde del año 2003 votaron 456.384 personas y en las del pasado 28 de octubre votaron 617.397. Un aumento de 35%. Eso podría ser un síntoma de que sí se movió un voto de opinión para defender un modelo de administración pública que convencía en las encuestas al 90% de los paisas.
    En todas las comunas de la ciudad, excepto en la 1, el corregimiento de Palmitas y los puestos censo, la participación estuvo por encima del 52%. Conozco más de 7 personas, todas mayores de 30 años, que usaron su cédula por primera vez para poder ensuciar su dedo índice. Y cómo sorpresas hay en todas partes, digamos que en El Poblado (comuna 14 fortín del estrato 5 y 6) ganó para juntas administradoras locales Alas equipo Colombia -campeón de la clientela-; mientras que en San Javier (comuna 13 con mayoría de estratos 1,2,y3) ganó la Alianza Social Indigena, donde estaban los candidatos grandes del voto de opinión. Salazar perdió en barrios populares como Pablo VI, Santo Domingo Savio, Alta Vista, 12 de octubre, Santa Cruz por mencionar algunos del pequeño sondeo personal por la página de la Registraduría. Pero ganó en otros como Tricentenario, Campo Valdez, Bueno Aires, Santa Lucía y La candelaria en el centro de la ciudad. Es cierto que entre más se empinan las cuestas es más fácil encontrar las mesas con mayoría de Luis Pérez, pero Salazar movió votos y obtuvo triunfos en sectores claves que son más estratos medios-medios que altos. Por ejemplo Belén, La América, Guayabal -donde voto entre el 65 y el 70 % de la gente-; o el puesto del Estadio Atanasio Girardot donde votan todos los hombres no inscritos. La insignificante votación de los candidatos lejanos de la dupla de punta muestra, según creo, la concentración de ese voto de opinión, el convencimiento de mucha gente de que se estaba frente a dos opciones antagónicas de la política. No es fácil que la gente salga a votar luego de 3 meses de derrotas en las encuestas, la más bajita por una diferencia de 7 puntos. Salazar ganó con votos de opinión en toda la ciudad y permite decir que en política todavía puede ganar el interés general sobre la red de intereses particulares de un mitómano con disfraz de luchador popular. Eso sí, el interés general debe estar probado con 4 años de buena administración.

  • Daniel Vaughan
    7 noviembre, 2007 at 9:20 pm

    Luis Ernesto,

    Era un mal chiste… se me pasó por la cabeza la furia que sentiría Arias si un economista, menos calificado y menos inteligente que él, le quita el privilegio en la historia de compartir con Uribe tan grandilocuente título.

    DV

  • Alejandro Gaviria
    7 noviembre, 2007 at 11:01 pm

    Sobre el tema del salario mínimo, quisiera hacer un último comentario. Existe una literatura empírica, más o menos extensa, sobre la igualación de salarios para el caso de los Estados Unidos. Esta literatura muestra que la igualación no es perfecta pero sí bastante evidente. En contravía con el primer argumento de Daniel, el caso de la igualación de salarios se considera la situación “normal”, la predicción teórica más segura.

    Sobre el comentario de Pascual, estoy de acuerdo en que la última frase de la columna es exagerada. Los datos muestran, efectivamente, que le voto de opinión fue importante en todos los estratos. Pero los datos aportados no explican el descache de las encuestas. Y uno podría, entonces, argumentar que si los estratos bajos hubiesen votado como contestaron las encuestas, otro habría sido el resultado. Esto no quiere decir que el voto de opinión no fue importante. Simplemente pone de presente que pudo haber sido insuficiente.

    Se me olvidaba. Mao bienvenido de nuevo por estos lados. «This land is your land».

  • Anónimo
    8 noviembre, 2007 at 12:12 am

    Gracias a Pascual por aterrizar la discusión del blog de esta semana.Por favor, la próxima vez aparezca más temprano. Qué se habrá hecho el policía bachiller? A lo mejor Mao sabe.

  • Anónimo
    8 noviembre, 2007 at 1:43 pm

    ¿Quien es Eduardo Sarmiento? UN DEMAGOGO UN IRRESPONSABLE CON IDEAS PASADAS DE MODAS QUE DEMOSTRARON QUE LO UNICO QUE CUSAVAN ERA HAMBRE Y MISERIA. A EDUARDO SARMIENTO LE DEBEN DE ATAR A UN ARBOL Y DEJARLO QUE MUERA DE HAMBRE Y SED PARA QUE PAGUE POR SUS CRIMENES.

  • Anónimo
    8 noviembre, 2007 at 1:49 pm

    Desde que Londoño Hoyos se entero que las Farc lo matarian, comenzo a soltar la lengua con mas fuerza como diciendo: si me matan que sea con gusto. Entonces comenzo a atacar al brazo politico de las Farc sin clemencia y de tal forma que el Papà Noel Guerrillero, Carlos Gaviria, puso el grito en el cielo por que las declaraciones y escritos de Londoño le estan haciendo mucho daño.

  • Daniel Vaughan
    8 noviembre, 2007 at 3:13 pm

    Alejandro,

    ¿Qué dice esa «más o menos extensa» literatura empírica en EEUU? Y, ¿es empírica o teórica? Porque al final del comentario dice que «la predicción teórica más segura» es la igualación de salarios. ¿Qué teoría está utilizando? ¿Y por qué es la predicción teórica más segura?

    DV

  • Alejandro Gaviria
    8 noviembre, 2007 at 3:46 pm

    Eduardo Sarmiento puede ser un demagogo. Pero yo no lo condenaría a muerte por un crimen tan corriente. Además, algunas veces tiene razón. Quizás no en su conclusiones pero sí en sus razonamientos.

    Daniel: es una literatura empírica que documenta el aparente puzzle de la no igualación de los salarios. Más allá de la discusión teórica, creo que usted estaría de acuerdo en que los problemas de equidad e implementación hacen inconveniente la propuesta del Presidente Uribe.

  • Libertario
    8 noviembre, 2007 at 4:51 pm

    Comentario y pregunta.

    Comentario: Si el salrio mínimo sube muy por encima de las realidades del mercado, se incentivará la creación de empleos informales. Situación bastante contraproducente para los trabajadores.

    Pregunta: No creen que el salario mínimo debería ser diferenciado geográficamente, tomando encuenta, entre otras varialbes, el costo de vida? (i.e. no es lo mismo vivir en Bogotá que en Monteria)

  • Anónimo
    8 noviembre, 2007 at 6:04 pm

    Alejandro ¿Cuánta gente a matado Eduardo Sarmiento? mucha muchísima gente privándola que disfrute de los frutos que proporciona las medidas pro mercado.

    Mucha gente asegura que los pobres en Latinoamérica y en especial Colombia, odian las ideas pro mercado ¿Cómo es que se puede odiar algo que se desconoce? los pobres en Latinoamérica nunca han experimentado las mejoras de vida que trae las medidas pro mercado gracias a gente como Eduardo Sarmiento.

    Las medidas pro mercado en Colombia son como una pequeña puerta que se abre de vez en cuando para que entren unos pocos a disfrutar sus mieles, el resto esta detrás de esa compuerta viviendo penurias por que nadie a contado con la valentía suficiente para abrirlas de par en par y dejarlas de esa forma por siempre. Conservar esas compuertas cerradas hace que regimenes totalitarios lleguen y se consoliden como esta ocurriendo en estos momentos con Venezuela. País que de vez en cuando abría agujeros pro mercados para después saturarlos. En los Países donde las compuertas pro mercado han estado abierta a sido difícil que lleguen Gobiernos retrogradas y si llegan tienen que retroceder y abrazar de nuevo las leyes del mercado, como fue el caso del Gobierno Mitterrand en Francia.

  • Daniel Vaughan
    8 noviembre, 2007 at 6:04 pm

    Alejandro,

    Estoy de acuerdo con usted en lo de los problemas de equidad e implementación.

    Lo que es molesto es clasificar la propuesta como «mala economía de principio a fin». Note que la discusión es más técnica y especializada… puede ser mala economía de principio a fin, pero es la economía que se enseña (por eso la palabra «puzzle» en su último comentario).

    Y bueno finalmente es un problema de comunicación entre los economistas (los expertos) y los que realmente pueden implementar los cambios.

    DV

    pd. La verdad es que son puras ganas de joder… aunque intuyo que el lenguaje fuerte que usted utilizó tenía una motivación similar.

  • Anónimo
    8 noviembre, 2007 at 6:31 pm

    puzzle: rompecabezas. lo sabe cualquier ninio chiquito.

  • esteban
    8 noviembre, 2007 at 7:15 pm

    Por que Eduardo Sarmiento es un demagogo?
    Que tenga una interpretacion ( o mejor explicacion) de como funciona una economia como la Colombiana es una cosa. Otra muy distinta que le atribuyan el ser un demagogo.

  • Jaime Ruiz
    8 noviembre, 2007 at 8:40 pm

    Libertario, la lógica no es que el alza del salario mínimo incentive la informalidad sino aún peor, que desincentiva toda contratación. Y todas las ideas que tengan que ver con no subirlo son inútiles porque la capacidad de presión de los partidarios de subirlo es enorme y la resistencia ínfima. Lo deseable, en mi opinión, es que se mantuviera lo más cerca posible de la congelación en términos reales (no para que todos los que ganan el mínimo se quedaran ganando lo mismo, sino que muchos de los que no encuentran trabajo tengan la oportunidad mientras que los que adquieren experiencia y pericia ganan más, como en cualquier país desarrollado, donde casi nadie gana el mínimo).

    Pero no es lo que se discute, sino la posibilidad de que subir menos a los empleados de empresas exportadoras perjudicadas por la inflación (no cerca de la congelación ni nada parecido, sino menos que a otros de sectores que se han beneficiado de la situación y que podrían pagar más). A mí la propuesta de Uribe me parece un abuso contra la libertad económica, y la interpretación de Alejandro también. Lo deseable en el supuesto de que el gobierno quiera incidir en la mejora de los ingresos de la gente pobre sería por una parte buscar otra financiación para los actuales gastos parafiscales, pero sobre todo favorecer la creación de empresas y la contratación reduciendo trámites o llevándolos a cabo directamente (creando agencias que resuelven los problemas legales de las empresas nuevas, por ejemplo). De ese modo aquellos sectores en los que es muy rentable contratar gente por el mínimo podrían crecer ampliamente (en muchos casos) y eso aumentaría la demanda de trabajadores y a la larga los salarios de la mayoría.

    Es como una fatalidad de la cultura colombiana, no hay sociólogo ni jurista ni economista ni político ni literato ni periodista ni cura ni borracho que no quiera meter mano en los negocios ajenos para repartir según le parece. Ni la menor intención en ninguna parte de cobrar impuestos según los ingresos sino según el resultado del trabajo productivo. Es decir, nunca se encuentra ningún colombiano (a pesar de que casi todos son socialistas y viven enamorados del sistema sueco) que crea que los magistrados deban pagar por lo menos un 30 % de sus ingresos. Ellos no producen nada, no tienen por qué pagar impuestos.

    También se podría pensar en financiar con IVA las alzas del salario mínimo, la empresa se queda pagando lo mismo y el Estado paga el alza al trabajador, así no se reducirían los ingresos de la gente ni aumentarían los costes laborales, pero siempre se vuelve a la misma realidad, que Colombia está poblada por «gente» que siente un odio instintivo hacia los que trabajan y en cuanto los ven ser independientes o prosperar quieren despojarlos, trátese del atracador o del magistrado, siempre es el mismo principio, y si se hurga un poco en el motivo de esa mentalidad, de ese odio a los empresarios por parte de los profesionales de la protesta o de la retención redentora, siempre se va al molde de la Conquista, en la que había una clase que trabajaba y otra que retenía y emitía sentencias. Y claro, «la ideología dominante es la de la clase dominante».

  • Daniel Vaughan
    8 noviembre, 2007 at 9:08 pm

    Jaime,

    ¿Qué entiende usted por «libertad económica»?

    DV

  • Daniel Vaughan
    8 noviembre, 2007 at 9:16 pm

    Jaime,

    Vamos a ir a un curso de Principios de Economía a la JR.

    ¿Según usted cómo se fijan los salarios?

    Esta pregunta es fundamental, y es la gran diferencia entre el marxismo y la ideología neoclásica, por ejemplo.

    Y bueno, la pregunta es importante, porque usted sugiere que lo ideal sería que el Estado no ponga restricciones a los salarios (y precios en general). Eso significa que usted tiene en la cabeza un modelo de formación de salarios, que puede resultar interesante, o por lo menos entretenido.

    DV

  • Apelaez
    8 noviembre, 2007 at 9:49 pm

    Daniel el montador

  • Anónimo
    8 noviembre, 2007 at 10:30 pm

    Danielito el rojo tardío

  • Jaime Ruiz
    8 noviembre, 2007 at 10:52 pm

    Daniel, «libertad económica» es un término que sirve para muchas situaciones, en el caso del salario mínimo de las empresas exportadoras y de las demás, se podría decir que en habiendo libertad económica el gobierno no determina lo que van a pagar los empleadores, pues por norma éstos siempre pagarán lo menos posible y depende de la cantidad de gente apta para el puesto el que los salarios sean altos o bajos.

    Claro que puede haber otros factores distorsionadores, pero el papel del gobernante suele ser el principal.

    Bueno, ¿cómo se fijan los salarios? Puede ser verbalmente o por escrito. ¿No? Si se refiere a una cuestión de teoría económica, desde mi ignorancia me puedo permitir suponer que los empleadores, como ya he dicho, intentarán pagar lo menos posible y los demandantes de empleo intentarán cobrar lo máximo posible, como con cualquier otra mercancía. Las distorsiones justicieras de los gobiernos no mejoran eso, sólo desestimulan la contratación en favor del poder del gobernante. Es decir, cuando se impone un salario mínimo sólo contratan formalmente los que cuentan con escaso riesgo y alta rentabilidad, y los que contratan informalmente están tan claramente contrariando la ley que se permiten otros abusos. Cuanto más grande sea el contraste entre el salario mínimo decretado y el que obtiene la gente en la informalidad, menos posibilidades de encontrar un empleo tendrán las personas económicamente más débiles (lisiados, minusválidos, ancianos, etc.)

    Ya sé que en todas partes hay otros elementos que entran en juego, pero salvo en Cuba o Corea del Norte ni los convenios sectoriales o cualquier otra normativa no pueden forzar a nadie a dar trabajo, con lo que sigue imperando la norma de pagar lo menos posible atendiendo a la rentabilidad del negocio.

    Vea, si pretende desde su suficiencia descalificar mi comentario anterior porque hay infinidad de aspectos de la economía que desconozco, perdóneme pero sólo hace algo que me resulta muy familiar, que casi resume la vida colombiana: el hábito del leguleyo que suelta cuatro latinajos y ocho sinónimos y deja patidifusa a su víctima. Por muy compleja y sutil que resulte la ciencia económica, le aseguro que ninguna teoría va a impedir que las cosas se caigan para abajo.

    Claro, ninguna teoría que se pueda explicar con palabras. Porque lo berraco es que usted no señala ningún error en lo que escribí antes sino estira el dedo y exhibe la sonrisa satisfecha del que conoce la materia y ni dedica tiempo a señalar el error ajeno.

  • Lanark
    9 noviembre, 2007 at 12:14 pm

    Las teorías económicas son tan sutiles que no les caben «razas deformes» ni luteranos plusquanperfectos.

    Y los economistas son tan malvados, que hasta podrían soltar la carcajada cuando alguien dice «cualquier país desarrollado, donde casi nadie gana el mínimo». Y es que no sólo en colombia es difícil graduarse de nada sin quitarse la indisciplia mental del «siempre», el «nunca», el «nadie» y el «todos». También en «cualquier país desarrollado» donde uno ve el pensum de «casi cualquier» carrera, y es igualito al colombiano.

    Volviendo al tema del salario, lo que aparece ahí no sólo es una flagrante ignorancia económica del capataz, que para que entiendan los peones habla de sectores «con prosperidad», cosa que, bien lo ha explicado Alejandro, no tiene asidero en la economía.

    Creo que no es sólo su pintoresca ignorancia lo que lleva a Uribe a proponer eso, sino algo que tal vez Jaime entrevió cuando finalmente definió su posición después de tres comentarios donde le escurrió el bulto con su discurso de la raza deforme. Ese algo, es la voluntad de darle una manito a alguno de los gremios que lo mantienen en el poder. Cuando él piensa en prosperidad, probablemente se refiere a prosperidad electoral.

    Yo creo que lo que hay detrás de eso, es un plan para encomendar el país al cultivo de palma como antes estuvo encomendado al Sagrado Corazón, pero con menos reservas. Por más que Uribe tenga a su diestra a uno de esos tecnócratas juiciositos que saben aplicar manuales, es más probable que la decisión de cuáles sectores son prósperos se tome en almuerzos de amigos , que en alguna instancia técnica. Por ese tipo de cosas los funcionarios técnicos se le aburren tanto a Uribe.

    Tal vez cuando ya a todo el mundo se le haya olvidado la matazón de notarios del Urabá que le escrituraron tierras a Fedepalma, a Uribe se le ocurra también alguna brillante idea de reforma agraria que le permita echarles una manito también con eso.

  • Libertario
    9 noviembre, 2007 at 5:07 pm

    Qué tal si eliminamos el salario mínimo y simplemente dejamos los aportes parafiscales?

    Así se elimina el problema de pagos asímetricos entre sectores o regiones.

    Los empleadores pagarán la suma que consideren propicia para conseguir la mano de obra que necesitan y los empleados decidirán si aceptar o no. Es decir, el salario no podrá ser inferior a lo que los empleados consideran «justo» porque sino, simplemente no trabajarían.

  • Anónimo
    9 noviembre, 2007 at 5:51 pm

    celebro la sutileza sofistica de jaime ruiz.
    que pais de alicia y sus maravillas sera este en que en igual puja los empleados ,trabajadores, se hacen pagar el salario que ellos consideran justo.
    no seria mejor acabar con el estado y dejar que patronos y empleados disputen en franca lid los sueldos a devengar? en el mercado laboral gringo,el ejemplo que jaime ruiz sigue, no existe tal paradigma,hay negociaciones colectivas entre las empresas y los sindicatos de trabajadores.
    claro que jaime ruiz sabe mas que nadie ,siempre tiene la razon y es el unico que tiene la verdad ,agarrada por el pezcueso,me recuerda al guien muy popular en colombia,a el mesias,
    jaime ruiz debiera postularse como el sucesor de uribe ,tiene todas sus cualidades mejoradas por su habilidad sofistica.
    adelante jaime ruiz presidente del muladar!
    seguro que sera el mejor presidente que colombia muladar haya tenido.
    alarido miserabilista.

  • Anónimo
    9 noviembre, 2007 at 5:51 pm

    celebro la sutileza sofistica de jaime ruiz.
    que pais de alicia y sus maravillas sera este en que en igual puja los empleados ,trabajadores, se hacen pagar el salario que ellos consideran justo.
    no seria mejor acabar con el estado y dejar que patronos y empleados disputen en franca lid los sueldos a devengar? en el mercado laboral gringo,el ejemplo que jaime ruiz sigue, no existe tal paradigma,hay negociaciones colectivas entre las empresas y los sindicatos de trabajadores.
    claro que jaime ruiz sabe mas que nadie ,siempre tiene la razon y es el unico que tiene la verdad ,agarrada por el pezcueso,me recuerda al guien muy popular en colombia,a el mesias,
    jaime ruiz debiera postularse como el sucesor de uribe ,tiene todas sus cualidades mejoradas por su habilidad sofistica.
    adelante jaime ruiz presidente del muladar!
    seguro que sera el mejor presidente que colombia muladar haya tenido.
    alarido miserabilista.

  • Daniel Vaughan
    9 noviembre, 2007 at 9:19 pm

    Jaime,

    El comentario no pretendía descalificar su punto de vista… le pido excusas si así lo sintió.

    Ahora no puedo responderle, pero trataré de hacerlo más tarde o lo dejaremos para otra semana.

    DV

  • esteban
    9 noviembre, 2007 at 9:28 pm

    Daniel,

    Que opina de un libro que estoy decidiendo o no comprar: «Imperfect Knowledge Economies»

    Gracias por su respuesta.Aun un breve comentario

  • JuanDavidVelez
    10 noviembre, 2007 at 4:13 am

    Que hijueputa cosa tan dificil para los que tienen que fijar el salario minimo, mi agradecimiento sincero para ellos.
    Yo que no tengo ni puta idea del tema pensaria en un incremento pequeño del salario minimo, y yo se que es el colmo de la estupidez y de la ingenuidad pero acompañaria esto de una campaña grandisima y carisima donde se «motive» a los empleados a pagar mas que el minimo, algo asi como lo que proponia Alejandro Gaviria de pagar un poco mas caros los servicios personales por iniciativa propia.
    Porque si bien el salario minimo es el colmo, tambien es cierto que hay muchisimos trabajadores que ni el hijueputa salario minimo producen.