- Paranoide, tendiente a la auto-victimización y a la idealización del enemigo.
- Obsesionado con las teorías de conspiración y la omnipresencia de los conspiradores.
- Renuente a los compromisos, apegado al “todo” o “nada» y desconfiado del “más” o “menos”.
- Desdeñoso del gradualismo, el incrementalismo y las soluciones imperfectas.
- Reduccionista, creyente en una gran teoría totalizante y unificadora.
- Convencido de la existencia del paraíso, en el cielo o en la tierra.
- Inmune a la evidencia y al conocimiento práctico.
- Indiferente al progreso social y moral.
- Negacionista de la complejidad, la tragedia y el conflicto.
- Fabulista, convencido de que la historia se reduce a una lucha entre el bien y el mal.
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