Yo he tenido necesariamente que preguntarme, bueno, y qué pasa en último término con el proyecto socialista frente al proyecto capitalista. Yo me planteo a mí mismo en los siguientes términos; muy buenas intenciones en el proyecto socialista. Óptimas las intenciones. Pero parecería que las sociedades evolucionan como evoluciona el lenguaje, el idioma. Recordemos que el esperanto, por ejemplo, no tuvo ninguna aceptación, a pesar de que era un idioma que estaba racionalmente justificado ciento por ciento. Un idioma no lo produce un tipo en un escritorio. Una sociedad no puede salir de un cerebro de un señor Marx ni de nadie. Es un organismo vivo que se está formando a sí mismo, solo, y lo más que podemos es tocarlo por aquí, por allá. O sea, a mí me parece en último término comprensible que lo que podríamos llamar la sociedad empírica le doble la mano a la sociedad racional, al monstruo de la razón que sería esta sociedad. Fíjate que yo me he dejado caer por ahí. No sé que te parece a tí esta síntesis. Esta es una síntesis muy atrevida, creo yo. Es muy valiente, pero me atrevo a formularla. Claro que yo no estoy haciendo una defensa del capitalismo, sino que estoy haciendo una defensa de la sociedad empírica no más.
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