Colombia, como muchos otros países, tanto desarrollados como en desarrollo, ha definido la salud como un derecho humano fundamental, lo que significa, en esencia, que el acceso a los servicios de salud y a los medicamentos esenciales es una obligación del Estado y una cuestión de justicia y dignidad humana.
Los objetivos de desarrollo sostenible señalan de manera explícita que todos los Estados, sin excepción alguna, deben avanzar hacia “la cobertura sanitaria universal, en particular la protección contra los riesgos financieros, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad y el acceso a medicamentos y vacunas seguras”.
Este es un objetivo ambicioso que necesita tiempo, voluntad colectiva y determinación política. Durante las últimas décadas, Colombia ha avanzado con éxito en la búsqueda de la cobertura universal, el acceso equitativo y la protección financiera. La cobertura universal es casi un objetivo cumplido. Los avances en protección financiera han sido más profundos que en la mayoría de los países en desarrollo. En teoría, al menos, todos los colombianos tienen acceso a medicamentos esenciales, incluidos muchos medicamentos biotecnológicos de alto costo.
El camino no ha sido fácil. Todo lo contrario. Y será aún más difícil en los años por venir. Nuestras clases medias urbanas –Colombia duplicó su clase media en los últimos quince años– aspiran a tener el mismo acceso a servicios de calidad y nuevos medicamentos que sus contrapartes del mundo desarrollado. La industria farmacéutica ha discriminado en contra de algunos países de ingreso medio: en Colombia hemos pagado en promedio precios más altos que en Europa. La excesiva judicialización ha impedido la incorporación ordenada de las nuevas tecnologías. En suma, la presión tecnológica y los altos precios de los medicamentos son una amenaza cierta para la sostenibilidad de nuestros sistemas de salud y el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible. Los sistemas de salud insostenibles son también sistemas de salud injustos.
Colombia cuenta con algunos instrumentos para hacer frente a este problema. Hemos combatido, por ejemplo, la discriminación por medio de instrumentos regulatorios basados en la referenciación internacional de precios. Hemos eliminado algunas barreras de entrada innecesarias a la comercialización de medicamentos biosimilares. Hemos fortalecido nuestra capacidad técnica para la evaluación de tecnologías en salud. Y hemos promovido el uso racional de medicamentos, la transparencia en las relaciones con la industria farmacéutica y el pago por valor.
Pero estos instrumentos no siempre son suficientes habida cuenta de la magnitud y complejidad del problema. Dentro de los instrumentos disponibles están también las llamadas flexibilidades a los acuerdos sobre propiedad intelectual. Muchas agencias multilaterales, incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS), han instado a los Estados miembros a usar estas flexibilidades. Pero en la práctica los obstáculos son muchos. Insalvables a veces.
Así lo muestra nuestra experiencia reciente. Hace más de un año, por solicitud de la sociedad civil, el Ministerio de Salud de Colombia inició un proceso de declaración de interés público para un medicamento de alto costo, elimatinib. El proceso ha estado acompañado de un gran debate internacional y también, quiero decirlo claramente, de algunas presiones. A la luz de nuestra experiencia resulta claro que las flexibilidades existen en la teoría de los tratados y los pronunciamientos multilaterales. Pero en la práctica son difíciles de aplicar.
La presión tecnológica y los altos precios de los medicamentos pueden poner en riesgo el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible. La OMS debe apoyar a los Estados miembros en su búsqueda de la sostenibilidad mediante instrumentos técnicos: la regulación de los mercados monopólicos, la promoción de la competencia, la transparencia y el uso racional de medicamentos. Para nosotros, lo digo sin grandilocuencias innecesarias, este apoyo es fundamental en la búsqueda del desarrollo sostenible y la equidad social.
(Apartes del discursos pronunciado en la Asamblea Mundial de la Salud el 23 de mayo de 2016)
santiago puerta
26 mayo, 2016 at 9:50 pmMinistro esta como gran parte se sus intervenciones tiene todo el sustento técnico y de soberanía de nuestro país, creo este debate nos ha mostrado hasta donde pueden llegar las presiones de la poderosa industria farmaceutica con el eco permanente de muchos medios y periodista que incluso han llegado a presentar o la salud o la paz! Nada más lejano de la realidad, seria interesante conocer la. Posición de estos y otras voces en el. País que han descalificado su cruzada al leer el comunicado fechado el día de ayer del grupo de senadores de los Estados Unidos de Norteamérica enviado al embajador Froman solicita do aclaración de las presiones recibidas por nuestra embajada en ese país.
Lo que está en juego acá no es la salud o la paz, es la sostenibilidad de un sistema que ya no aguanta más presiones nias gastos, es la soberanía de nuestro país que jamas puede ser subyugada a los intereses de una multinacional. No debe ustedes ceder a estas presiones si usted claudia es como si estuviéramos aceptando la incapacidad de Gerencia nuestro propio sistema, es aceptar que nuestra soberanía esta supeditada a los intereses de grupos económicos.
Lo invito a seguir en esta lucha, créame usted no está solo millones de colombianos y extranjeros sensatos lo apoyamos.
Fuerza ministro, COLOMBIA PRIMERO
Sebastián
27 mayo, 2016 at 2:16 pmMuchas gracias Alejandro por sacarle tiempo al blog escribir el artículo y compartir reflexiones con los que no vimos el discurso completo. Por mi lado conozco muchas personas que están muy pendientes de su gestión y hacen barra desde la distancia de los periódicos.
Sobre el artículo, un apunte personal:
No creo que el verbo "discriminar" sea el correcto para aplicárselo a las farmacéuticas cuando hacen el "pricing" de sus productos en distintos países. Yo también haría lo mismo. Además ellas son libres de poner el precio que quieran como en cualquier mercado capitalista. Ahora, no quiero ser malinterpretado, el Ministerio también es libre de modificar el ecosistema competitivo, poner topes como lo ha hecho e ir más allá incentivando una sana competencia con biosimilares. Hago el comentario un poco "purista en el lenguaje" porque no quiero que mi Ministro hable como Robledo.
En el caso puntual de Novartis, ahí sí como dicen los costeños: se pasaron de calidad con lo del Glivec o Imatinib. Yo creo que ellos mismos no han mirado internamente algunos datos:
-¿Qué porcentaje del ingreso tendrán en ese producto?
-¿Qué porcentaje de la utilidad operacional proviene del Glivec?
Debe ser muy poquito. Estoy casi seguro que no se han dado cuenta del costo real de su pataleta. La afectación a la marca fue seguramente más grande que apoyar al Ministerio en una causa noble.
Abrazo
Anónimo
27 mayo, 2016 at 3:35 pmYo todos los días le hago barra. Lo admiro profundamente desde sus épocas de bloguero diario, pero especialmente por haberse metido de cabeza en todos los berenjenales que le han correspondido en ese chicharrón que es el Ministerio de Salud. Colombia necesita muchos más servidores públicas como usted.
Sebastián
27 mayo, 2016 at 4:02 pmAnónimo 10:35:
Jajajaja de acuerdo, se tiró de cabeza en un berenjenal! Se dejó convencer de que la independencia era para gastársela y efectivamente, se la gastó toda!
Saludo!
Anónimo
27 mayo, 2016 at 5:41 pmMinistro, solo una pregunta: hemos visto en la práctica todas las acciones que menciona en su discurso, pero tal vez hay una que no he visto, se trata del incentivo para que se desarrolle el Pago por valor de los medicamentos. Aparte de la continua mención al tema, no he visto herramientas concretas que impulsen a pagadores, prestadores y a la industria a llevar a la práctica estos modelos que en la teoria suenan bien, pero en la práctica son difíciles de implementar.
Sin duda, sería una buena idea impulsar proyectos de pago por valor, particularmente en patologías de alto costo. Saludos.
Alejandro Gaviria
31 mayo, 2016 at 1:23 pmSebastian (o Juan M.): estos asuntos del lenguaje son complicados. Claramente la expresión “discriminación de presión” tiene a simple vista un sentido negativo o peyorativo. Pero es también una expresión más neutral, técnica digamos, que describe el tipo de comportamiento que Usted señala, a saber: cobrar más a quienes tienen una elasticidad precio de la demanda más baja. Ver aquí.
Gleevec representa un porcentaje sustancial de las utilidades de Novartis. Aquí hay dos disputas traslapadas: una general sobre propiedad intelectual y otra más específica sobre los ingresos de Gleevec ahora que la patente comienza a vencerse en muchas partes.
Un dato: los ingresos de Gleevev están cercanos a los 50.000 millones de dólares.
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Anónimo 12:41: los intentos de pago por valor son todavía muy tímidos. Pero algo se ha hecho. Para los nuevos medicamentos de hepatitis C, vamos a comenzar a pagar por paciente curado. Para enfermedad renal crónica, la Cuenta de Alto Costo crónicos incorporó recientemente una ponderación por resultados en salud. Para artritis reumatoide, algunos pagadores también han puesto en práctica mecanismos de pago por valor. Saludos.
LHJ
31 mayo, 2016 at 6:46 pmUna conjetura: mas que discriminacion de precios, el modelo de precios de medicamentos (y en un futuro no muy lejano de durable medical equipment) es un sistema internacional de subsidios cruzados: el productor busca ingresos mas altos (via precios) en paises sin controles de precios, para compensar las perdidas generadas por los controles de precios en otros paises. A medida que la poblacion del tercer mundo empieza a envejecer y a parecerse a la del primer mundo, y los sistemas de salud convergen hacia la cobertura universal, las elasticidades precio de los medicamentos convergeran entre paises. Entre mas paises impongan controles de precios a los medicamentos, mas caros seran estos en los paises donde no los impongan.
elena
2 junio, 2016 at 7:34 pmEs una lucha ardua, pero indispensable en la garantia real del derecho a la salud .
Animo
Lo apoyamos
Torre de David
6 junio, 2016 at 11:00 pmLa paradoja: ¿CONVERTIR LAS INFECCIONES AGUDAS EN CRÓNICAS, PARA INTERÉS DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA? ¡Estan asumiendo el riesgo de quedarse sin clientes? https://www.facebook.com/torrededavid.net/
David E. Guerra M.
Médico Farmacólogo
Autor
JP
5 octubre, 2016 at 11:20 pmMinistro,
Estos dos posts me recordaron algunos de sus argumentos en la batalla en relación con el imatinib.. CGDEV y Foreign Affairs
Son muchas tareas hacia adelante en la gestión por la cobertura universal, como recomienda la OMS. Pero siga firme, le aseguro que cuenta usted con la admiración y el apoyo de millones de colombianos por su compromiso real con la salud.
Un saludo,
JP Medina.
Adriana Torres
5 octubre, 2018 at 8:56 pmCordial saludo,mi nombre es adriana y estudió en la escuela superior de administración pública, y estoy haciendo un trabajo sobre la regulación de los precios de los medicamentos en colombia y he leído su libro hoy es para siempre todavía, el cual ha llamado mi atención y me gustaría conocer un poco más sobre los datos e información sobre este tema.
agradeceria su valiosa ayuda.