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El valor social de la innovación farmacéutica es innegable. Gracias a la innovación vivimos más y (en buena medida) mejor. Ver gráfico.
- Pero el beneficio de una innovación cualquiera puede ser inferior a su costo social. No todas las innovaciones son socialmente rentables.
- Además, el valor social de la innovación farmacéutica está disminuyendo.
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Para las tecnologías aprobadas hace dos décadas, un año más de vida de un paciente con cáncer costaba 50 mil dólares en promedio, para las aprobadas actualmente cuesta 150 mil dólares. Ver gráfico.
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Nuestro sistema de salud debe pagar por las tecnologías que agregan valor. Gráficamente debe incorporar la tecnología B, pero no necesariamente la tecnología A’.
- En Colombia, por mucho tiempo, el sistema pagó por todo, por A, A’ y B, casi a cualquier precio. Sin límites racionales o percibidos.
- La incorporación desordenada de las nuevas tecnologías ha sido la causa preponderante de los problemas financieros del sistema de salud.
- El gran reto de los próximos años es construir un acuerdo legítimo que nos permita, como sociedad, incorporar de manera ordenada y sostenible solo las tecnologías que agregan valor.
- Este acuerdo necesita nuevas normas (Pj., la reglamentación de la Ley Estatutaria y del Plan de desarrollo), pero también una nueva cultura (Pj., los médicos deben ser plenamente conscientes de su doble responsabilidad, con el paciente y con los recursos del sistema).
- Sin un acuerdo que facilite la incorporación racional de la innovación, los problemas financieros del sistema seguirán ahondándose con graves consecuencias sociales.
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