(Discurso pronunciado en la ceremonia de grado de la Universidad Icesi, febrero 20, 2016)
Quizás el rector confió en mí como orador en esta ceremonia, como protagonista de este ejercicio extraño, de este rito de paso en el cual un discursante ya entrado en años, una generación mayor que su audiencia, ofrececonsejos gratuitos y reflexiona en voz alta sobre su vida y sus errores; quizás, decía, el rector me otorgó este privilegio por cuenta de mi errática biografía.
Estudié ingeniería civil, pero, en mi paso por la universidad, me dediqué a otra cosa, a programar computadores. Decidí después estudiar una maestría en economía como una alternativa al desempleo. Terminé mi maestría con el firme propósito de convertirme en un macroeconomista. Salí del país a hacer un doctorado y abandoné la macroeconomía a mitad de camino. Hice mi tesis doctoral sobre asuntos sociales. Me convertí en un investigador en economía social. Con el tiempo fui profesor y tecnócrata. Además de columnista y bloguero en mis ratos libres. Escribí varios artículos técnicos sobre el sistema de salud colombiano. Participé en muchos debates sobre sus logros y extravíos. Y, contra todo pronóstico, terminé en el Ministerio de Salud, enfrentado a un problema complejo, no de índole macroeconómica ni técnica, sino de naturaleza filosófica, a saber, ¿cuáles son los límites éticos y legítimos del derecho a la salud?
En síntesis, comencé como un ingeniero civil con ínfulas de programador, quise ser macroeconomista, fui investigador social y opinador consuetudinario, y fui después arrojado abruptamente a la arena pública y allí he tenido que lidiar con uno de los dilemas éticos más complejo de las sociedades modernas.
Jamás imaginé que iba a vivir la vida que he vivido. Todo lo que pasa tiene probabilidad cero pero pasa. El azar puede casi siempre más que la voluntad. Pero no quiero esta tarde hablarles desde mi experiencia. Quiero proponerles, mejor, un ejercicio prospectivo, una mirada hacia atrás desde el futuro. En 50 años, en 2066, muchos de Uds. se reunirán, no muy lejos de aquí, me imagino, para celebrar un aniversario más de esta graduación. De todas las vidas que pudieron haber vivido, tendrán solo una, una sola para contar. Lo que hoy son dudas, preguntas y temores, serán entonces certezas, respuestas y arrepentimientos. Piensen que podría enseñarles ese otro que es también ustedes y vive 50 años en el futuro. Yo hice el ejercicio de marras y quiero compartirlesalgunas conclusiones como una última lección.
Esta es, pues, mi visión sesgada desde el futuro.
1 Empiezo con una obviedad. No conviertan su vida en la búsqueda afanada y obsesiva de un único objetivo. Deseen varias cosas. Mientas más disímiles mejor. Tengan un plan b, un plan c y un plan d. Probablemente su vida será muy distinta a sus planes. “El hombre planea y Dios se ríe”, dice un proverbio judío. La vida es incierta. Azarosa. Da giros imprevisibles. No existe ninguna brújula que pueda llevarnos a nuestros destinos soñados.
Tarde o temprano tendrán que aprender a “disculpar ilusiones”. La frase viene del testimonio de un buscador de diamantes que nunca encontró nada. Pero salió adelante. La resignación inteligente es una necesidad de la vida: debemos aprender a amar lo que somos y a desprendernos de lo que quisimos ser.
2 No se aferren a un único dogma. No sucumban ante las trampas de la ideología. No busquen todas las respuestas en un único libro o un solo predicador. No importa que tan elocuente sea. Esos son con frecuencia los peores.
Los que creen en una sola cosa, los que organizan el mundo con en base en parejitas, en narrativas binarias (los civilizados y los barbaros, los explotados y los explotadores, los capitalistas y los proletarios, los buenos y los malos) casi siempre se equivocan. Tanto en sus predicciones como en sus prescripciones.
En general desconfíen de los profetas, de los iluminados, de quienes creen en las soluciones totales, de todos aquellos que tienen más discurso que metodología y predican una falsa disyuntiva entre “un sistema injusto y corrupto que no puede mejorarse, y otro racional y armonioso que ya no habría que mejorar». Los profetas casi nunca predicen los desastres, con frecuencia los ocasionan.
El cambio social no es cuestión de todo o nada, es cuestión de más o menos. “En cuestiones prácticas uno no debe aspirar a la perfección”.
El conocimiento práctico construye. Poco a poco pero construye. Las ideologías abstractas solo sirven para destruir. En últimas, el reformismo incremental, permanente, basado en la experiencia y el conocimiento de los problemas, es siempre más eficaz que las revoluciones basadas en concepciones ideológicas y visiones grandilocuentes.
Cambiar el mundo es difícil. Las «musculosas capacidades de la política» son una ilusión. Con la excepción, por supuesto, de las «musculosas capacidades» para hacer daño. Ejemplos abundan. No muy lejos de aquí.
Las leyes por sí solas no crean capacidades colectivas. Tampoco cambian la cultura. Ni modifican las normas sociales. No se puede legislar el conocimiento. Tampoco la moral. Las leyes sociales de Noruega y Grecia son las mismas. Los resultados, opuestos. Por algo será.
3 No presten mucha atención a los juicios pasajeros y superficiales de la opinión pública. No se sumen a la indignación facilista. La indignación permanente es una renuncia al pensamiento y a la acción, una manera conveniente de evadir los problemas, una forma de indiferencia.
Lleven la contraria. Combatan la extorsión moral de las mayorías. Resistan la tiranía de la opinión pública. Si creen que la verdad es “X”, pero la mayoría vociferante piensa que es “Y”, expresen siempre su desacuerdo. No falsifiquen ni escondan sus opiniones o preferencias. “Nadie –dice el poeta—se ha arrepentido de haber sido valiente”.
«Nunca será excesivo —escribió un filósofo decimonónico— recordarle a la especie humana que existió un hombre llamado Sócrates y que ocurrió una colisión memorable entre ese hombre y la opinión pública… y que, a pesar de merecer más respeto que cualquiera de sus semejantes, ese hombre fue condenado injustamente por un tribunal popular”. La mayoría se equivoca. Basta una mirada rápida a las redes sociales para entender la necedad de muchos consensos.
“La gran masa tiene ojos y oídos, pero no mucho más. Sus juicios son endebles. Algunos méritos caen totalmente por fuera del ámbito de su comprensión, mientras que otros, que entiende y aclama cuando se presentan por primera vez, los olvida muy pronto”.
4 Tarde o temprano sentirán el arrepentimiento que se siente cuando un ser querido se va de este mundo. En palabras del poeta escéptico: “la congoja, ya inútil, de que nada nos hubiera costado haber sido más buenos”.
Nada nos hubiera costado haber llamado a una tía enferma. O consolar al amigo derrotado. O agradecer los desvelos de nuestros padres. O ser amables con el desconocido que titubeante o temeroso se asoma a nuestros dominios, en el barrio, en la escuela o en la oficina.
En fin, nada nos cuestan los actos de amabilidad y gratitud. Nada nos cuestan, pero valen mucho. Deberíamos, por ejemplo, tomar más a menudo la mano de nuestros padres e hijos y saborear el momento. Pueden hacerlo a la salida de esta ceremonia. Nunca se arrepentirán. Todo lo contrario. La felicidad, bien lo sabemos, existe sobre todo en la nostalgia.
5 El remordimiento humano tiene una doble naturaleza. En el corto plazo, renegamos de nuestros excesos, de nuestra falta de autocontrol. En el largo plazo, por el contrario, lamentamos las experiencias no vividas. Y peor, somos incapaces de anticipar el arrepentimiento futuro que traen las oportunidades perdidas.
A las cosas terminamos haciéndolas a un lado. Dejamos de quererlas. A las experiencias y sus memorias aprendemos a amarlas con el paso de los años. Las cosas se devalúan. Las experiencias se aprecian. Ahorren en las primeras, nunca en las segundas.
Con el tiempo los éxitos y los fracasos se relativizan. En 50 años los más felices serán los más amados y los más amables, literalmente los más dignos de amor. La fama y la fortuna cuentan por un rato. Pero al final importan menos. Mucho menos. Sin amor, sin amar y sin ser amado, tal vez no vale la pena nuestro tránsito efímero por este planética.
Recuerden, ya a modo de resumen, que en algunos años, ya más cansados, expertos en el arte milenario de disculpar ilusiones, probablemente más escépticos sobre los profetas y otros demagogos elocuentes, ojalá inmunes a los juicios volubles y pasajeros de la opinión, con sus experiencias vividas y sus arrepentimienebrar los 50 años de su grado.
“Los días que uno tras otro son la vida”, escribió un poeta nariñense hace muchas décadas. Ya todos los que estamos aquí hemos vivido lo suficiente para entender que no todos los días son iguales. Unos cuentan más que otros. En la vida importan los picos (los momentos de gran alegría y tristeza) y los finales (los momentos de ciee importan. Un pico y un final.
Espero no haberlos aburrido con este ejercicio de existencialismo improvisado. Tómense fotos. Construyan buenos recuerdos. Abracen a sus padres. Cójanlos de la mano. De eso está hecha la vida. Yo por mi parte los felicito y les deseo la mejor suerte del mundo. Los miro desde el futuro y sé que la van a necesitar.
Manuel Bonilla M
23 febrero, 2016 at 7:27 pmAlejandro, buen mensaje; ojalá en el 2066 esos muchachos hayan experimentado el 10% -o algo porciento como mínimo- de las diversas formas expuestas de cómo ser mejores en la vida.
Anónimo
23 febrero, 2016 at 8:38 pmAlejandro, mis respetos. Gracias por este material. Con su permiso, tomaré prestados algunos apartes para sacudir unos estudiantes de pregrado.
Hace bastante falta su blog. Abrir un post cualquiera era educarse, a la fija.
Cordial saludo.
Alejandro Gaviria
23 febrero, 2016 at 8:40 pmGracias. Puede tomar lo que quiera. Saludos.
Dario Giraldo
23 febrero, 2016 at 9:22 pmUn buen discurso ojala llevado al ministerio esa prédica existencialista
santiago puerta
24 febrero, 2016 at 12:20 amMinistro excelente discurso ojalá a mi me lo hubiesen dado hace 28 años.
Creo hoy he confirmado que más allá de sus excelsas capacidades técnicas es un ser humano con una gran sensibilidad y un excelente escritor.
Ojalá continúe en minsalud y no lo traten. Igual a anonymus le solicito permiso para usar algunas frases con mis hijas y mi equipo de trabajo.
Saludos
Alexander Cordoba
24 febrero, 2016 at 12:37 amSobran las palabras doctor alejandro, basta aplicar aunque sea una sola linea y el trabajo estará cumplido. Abrazo
Eduardo Salazar Yusti
24 febrero, 2016 at 2:17 amAlejandro,
Este dice mi padre es el derrotero de un libro que los que te leemos y te admiramos nos encantaría verte escribir … Abrazo
Sebastián
24 febrero, 2016 at 2:23 amTe quedó bueno. Pa qué…
Juan Carlos Rivillas
24 febrero, 2016 at 3:33 amDiscurso excepcional. Muchas gracias y felicitaciones.
Luis Antonio Mueses Coral
24 febrero, 2016 at 3:41 amA las cosas terminamos haciéndolas un lado. Dejamos de quererlas. A las experiencias y sus memorias aprendemos a amarlas con el paso de los años. Excelente frase Ministro, siempre había pensado como escribirla, ya la tengo de su autoría, muchas gracias..
Mónica Pachón
24 febrero, 2016 at 4:46 amMuy inspirador y oportuno. Esta es mi parte favorita.
Tarde o temprano tendrán que aprender a “disculpar ilusiones”. La frase viene del testimonio de un buscador de diamantes que nunca encontró nada. Pero salió adelante. La resignación inteligente es una necesidad de la vida: debemos aprender a amar lo que somos y a desprendernos de lo que quisimos ser.
Jason Roncancio
24 febrero, 2016 at 5:04 amExcelente profe!! Le conté que luego de que me encontró sentado en las escaleras afuera de su oficina pensando en qué hacer con mi vida y mientras usted me decía – Jason no se rinda- ahora me encuentro próximo a comenzar mis estudios doctorales en economía? Se acuerda cuando me envió donde Guillermo sañudo para que me ayudara con un trabajo en Uniandes porque me habia quedado sin empleo y por ende no podía seguir con mi maestría? Usted es una inspiración, algún día le contaré por las que he pasado para llegar a donde estoy y por las que pienso pasar para llegar a donde quiero… Éxitos @jasonjrm
ALBA MARINA RUEDA OLIVELLA
24 febrero, 2016 at 5:32 amMaravilloso mensaje, es la fotografía de la vida, como nombras en algunos apartes de tu discurso…Unos son los planes que tiene el hombre y otros los que Dios tiene para ti, a pesar de los afanes del dia a dia, a pesar de de los ires y venires. debemos dar lo mejor de nosotros mismos, disfrutar y gozar de las cosas que hacemos cada momento, cada segundo, porque como lo mencionas, solo tenemos una vida para contar, solo una vida para vivirla, y se nos esfuma tan rápido, como el agua entre los dedos.
Solo al pasar los años nos detenemos a pensar que hemos hecho con nuestra vida, y después de tanto ruido, de tanto estrés, de tanto afán, concluimos que no hay mayor tesoro que compartir el amor, el tiempo y nuestra presencia con nuestra familia que al final, es lo único verdadero, valioso e importante que tenemos. Pero esas son conclusiones que llegamos a ellas solo con la sabiduría, la madurez, la tranquilidad y la experiencia que nos dan los años vividos…
Carlos Escobar
24 febrero, 2016 at 6:01 amSe siente lo bien intencionado del mensaje. Destaco el hecho que un Ministro le saque tiempo a escribir una vaina honesta, en medio de sus infinitos problemas. Muchos, en su posición, le hubieran delegado el trabajo a uno de sus cientos de subalternos, quienes se encargarían de llenar de lugares comunes y frases de cajón los oídos de los graduandos.
Carlos Felipe Muñoz Paredes
24 febrero, 2016 at 11:11 amGracias ministro. Asi de maravillosa e inquietante es la vida. Solicito, de ser posible y apropiado, su autorización para tomar su discurso y amplificar lo en nuestra sección de opinión en consultorsalud. Abrazos.
Alberto Eraso
24 febrero, 2016 at 11:54 amGracias!
Unknown
24 febrero, 2016 at 12:27 pmGracias! Excelentes palabras para poder hacer una pausa y reflexionar si seguimos en la inercia o hacemos que cada día valga la pena.
manuel neira aponte
24 febrero, 2016 at 12:48 pmGracias por esas palabras Ministro, tuve la oportuniad de escuchar su discurso en el evento de Big data, y de primera mano ver como su influencia positiva en el equipo del Dr. Nates, ha marcado los destinos del ministerio por una mejor calidad de vida de los Colombianos.
Nos inspira a los emprendedores a serguir en el camino del Bi y la analitica, como forma de contribucion al pais. Gracias por sus enseñanzas
Alejandro Gaviria
24 febrero, 2016 at 1:21 pmGracias a todos por los comentarios.
Carlos Escobar: lo escribí el viernes tarde en la noche después de llegar de La Guajira. Pero muchas de las ideas y algunas de las frases estaban ya desperdigadas en este blog.
Carlos Felipe: sí puede publicarlo. Saludos y gracias por el interés.
Alex Giovanni Muñoz MD. @GiovanniMunozMD
24 febrero, 2016 at 1:42 pm"La indignación permanente es una renuncia al pensamiento y a la acción". Estoy totalmente de acuerdo, las redes sociales promueven sólo "indignados" y pocas soluciones. Felicitaciones sinceras.
Robinson Cuadros - Médico Geriatra
24 febrero, 2016 at 1:53 pmMuy buen mensaje señor Ministro. Como médico geriatra quiero darle las gracias por motivar, entusiasmar y apasionarse por la vida. El envejecimiento poblacional está lleno de oportunidades y su mirada amplia permitirá construir una cultura positiva y solidaria para todas las edades.
JB
24 febrero, 2016 at 2:18 pmMuy bonito. Aprecio un excelente ser humano detras del escrito y comienzo a comprender que nuestro sistema de salud lo conforman muchas fichas y en ese juego usted solo tiene una.
Alejandro Gómez
24 febrero, 2016 at 3:05 pmMe recuerda otro discurso, en otro grado, de otro Gaviria: Juan Felipe en Eafit.
Estupendo pero sobre todo acertado en aquello de vacunarse contra los fanatismos, la unicausalidad no existe, para desgracia de los fundamentalistas.
Esplandián
24 febrero, 2016 at 3:32 pmExcelente: ¿Cuándo podremos tenerlo nuevamente como columnista?
Luís A. Daza C.
24 febrero, 2016 at 6:40 pmExcelente discurso querido y respetado Alejandro.
Hé sido testigo (un poquito), de tu más reciente trayectoria, sí esa que señalas, acerca de cuando dabas conferencias, investigabas y opinabas en El Espectador (en todas ha sido muy estimulante y motivador seguir tu trabajo, como hombre de familia, gobernante, tomador de decisiones, líder, y sobretodo: Humano).
Tu existencialismo no es trascendental como el de Heidegger o Camus, me gustá más el tuyo, congojado de esperanzas, buenos motivos, de amor (verdadero), positivo si se quiere; sin dejar de recordar como díces "nuestro tránsito efímero por este planetica".
Esa última expresión "planetica", te salío muy grandiosa y muy Vallejiana!!!
Se te aprecia montones. Un abrazo fraterno querido Dr. Alejandro.
***PD: Estaría super complementar la lectura de tu artículo con este otro:
Hóyos, H. La racionalidad herética de Fernando Vallejo y el derecho a la felicidad. Rev. Estudios Sociales. 2010. [Internet]. 35(1): 113-122. Disponible en: http://res.uniandes.edu.co/view.php/637/1.php
Anónimo
31 julio, 2016 at 8:29 pmfelicitaciones por el aporte al sñr ministro … sus palabras no solo inquietan a los medicos recien graduados … tambien a nosotros quienes en el camino siendo medicos se nos hace necesario recordar sus pautas y volver a entusiasmarnos…muy buen complemento luis daza…
Luís A. Daza C.
24 febrero, 2016 at 6:58 pmPD (#2).
Yo empecé Enfermero, quería doctorarme en Enfermería, empecé el PhD y deserté. Me volví Magíster en Política Social (todavía me parece que el campo de acción de hacer política pública raya entre lo justo y lo utópico); actualmente aprendiz de investigador, y sueño ahora con doctorarme algún día en Salud Comunitaria & promoción de la Salud… (Abrazo Alejandro).
Anónimo
24 febrero, 2016 at 7:23 pmQue bien!esas reflexiones son las que se aprecian y valoran en cualquier momento de la vida.Gracias.
CataD
24 febrero, 2016 at 7:34 pmMuy bueno… Se aprecia bastante el trabajo y el deseo de hacer reflexionar a los jóvenes. Si estás palabras llegaran a más personas algo de cambio
ManeSoft
24 febrero, 2016 at 10:39 pmNota abierta a la reflexión. ¡Muchas gracias Alejandro!
JOSE
24 febrero, 2016 at 11:44 pmUna obra de arte!
CLARA DEL PILAR
24 febrero, 2016 at 11:51 pmMinistro que discurso!!! Aun a mi edad creo que me aporta mucho haberlo leido. Me conmovió mucho que les recordara tomar de la mano a los padres, es un mensaje hermoso y profundo, dice mucho del ser humano que esta detras de esa imagen pública que representa. Lo felicito usted es un buen ejemplo de vida para nuestros jovenes!! Pilar Zambrano
Anónimo
25 febrero, 2016 at 12:01 amMuy buenos mensajes ministro ojala en su permanencia en el ministerio lo ponga en practica el ejemplo entra por casa y es más fácil de seguir
Orlando Bustillo Jr
25 febrero, 2016 at 12:39 amApreciado Alejandro : muy bueno y para quienes nos falta aun 15 años para los 50 de grado como médico, vocación que volvería a estudiar, sabemos muy bien de que habla .El amor me ha mantenido en las buenas y malas situaciones. Los amigos bálsamo en el diario vivir y la familia nido de seguridad en Colombia privilegio de pocos. Gracias por compartir este escrito existencial.
Anónimo
25 febrero, 2016 at 4:30 amEXCELENTE. Tan preciso como difícil, porque es más fácil encerrarnos en prejuicios, esquemas y doctrinas.
Alejo Martínez
25 febrero, 2016 at 9:52 amGracias!
Angela Chaves Restrepo
25 febrero, 2016 at 11:12 amEstimado Ministro: gracias por su discurso.
En medio de las duras batallas de transformación de las realidades en las que trabajo, batallas que se han dado a través del conocimiento, el compromiso y la creencia de que a través de las conversaciones se transforman las realidades, estoy encontrándome con eso de que "Cambiar el mundo es difícil"….. y también con las "musculosas capacidades políticas" para hacer daño.
Usted tiene razón al decir que esos ejemplos no están lejos …pero lo que me gusta de su discurso es que vuelve y me aterriza en el hecho de que todo éxito y fracaso se relativiza no solo con el tiempo, sino cuando nos damos cuenta que el motor de todo es el amor.
Gracias también por la reunión del 7 de diciembre, no sé si la recuerda, pero salí de ahí con esperanza.
Saludos!
G I R O N D O
25 febrero, 2016 at 4:48 pmAlejandro,
Gracias por su texto. Hacen mucha falta sus columnas y sus clases.
Me gusta mucho lo aprender a "disculpar ilusiones", a perdonar los fracasos propios. Muy difícil cuando se es joven.
Saludos.
Psdta. Tengo obsesiones de editor así que recogí algunas sugerencias tipográficas para su texto:
En 1.
"No conviertan" por "No convierten"
En 2.
"(…) en un único libro" por "en único libro"
"los que organizan el mundo con base en parejitas de contrarios" por "con en base en parejitas"
En 3.
"mientras que otros" por "mientas que otros"
En 5.
"A las cosas terminamos haciéndolas a un lado" por "haciéndolas un lado".
¿"planetica"?
Alejandro Gaviria
25 febrero, 2016 at 6:25 pmG I R O N D O, mil gracias por las correcciones. Ya las arreglo. Un abrazo.
Anónimo
25 febrero, 2016 at 7:42 pmSanta María Escrivá de Balaguer no hubiera podido haberlo dicho mejor. Bravo, ministro, tiene usted una biblioteca muy grande.
L. Arregocés
25 febrero, 2016 at 8:34 pmInspirador. Gran escrito. La mejor parte es que lo vive como lo escribe. Cómo le ha cambiado la vida a este país. Enhorabuena.
JEGUERRERO
25 febrero, 2016 at 8:35 pmProfesor Gaviria, estremecedor escrito nos regala usted. Aún recuerdo las magistrales de Economía Colombiana que usted dictaba, a las cuales me filtré en contadas ocasiones cuando no asistía a las del Dr. Perry. De esas pocas magistrales a las que entré sentí su discurso y me causa gran tranquilidad que este, con el pasar de los años, siga siendo el mismo: auténtico y honesto. Con usted, y contrario a lo que la fracasomanía en masa opine, el futuro de Colombia está en buenas manos. Saludos.
Anónimo
25 febrero, 2016 at 10:54 pmno sé dónde vive usted amigo o si es que también se mantiene haciendo doctorados sociales en el extranjero, pero yo veo la realidad cotidiana de la población colombiana en salud y es terrible con secuelas y muertes evitables porque los bancos y sus eps niegan lo mínimo y día a día se cierran hospitales que son quebrados adrede para luego ser comprados e integrados en el negocio por los mismos que reciben y se usufructan de los aportes de miles… sin entrar a hablar del deterioro progresivo en las garantías laborales, abusos con las cesantías, etc…
hhh
25 febrero, 2016 at 11:06 pmEl último anónimo es uno de esos alucinados por la ideología, por un Chávez o un Petro. Ni piensan ni ven ni entienden. Pero lo peor y lo más triste es otra cosa: la ideología los despojó de la humanidad. A mí antes me producían rabia. Hoy me llenan de tristeza.
Efrain Morales Correa
8 mayo, 2016 at 7:37 amToda la razón.
Luis Garcia
26 febrero, 2016 at 12:07 amDr Gaviria un saludo de admiración por esas bellas palabras. Muy sentidas y se nota que vienen de su vida / experiencia como persona y docente. Mis respetos. Lo comparti en F/B para mis hijos y alumnos de medicina.
Luis Hernando Garcia Ortiz. MD.
Profesor F de M UTP.Pereira.
pajaritu
26 febrero, 2016 at 1:58 amAlejandro, GRACIAS. Infinitas. Que reflexión tan hermosa, tan sencilla y tan humilde. Gracias por compartir esos pensamientos con todos, y dejarnos esas enseñanzas que sólo los sabios saben entregar.
Si me permite, ¿podría agregarle unas ideas?
(léase en paisa) Al final de esos días duros y pesados, llenos de inseguridades y sin sabores, no perdamos de vista quiénes somos. Los demás pueden opinar lo que sea, y puede pasar lo inimaginable, entre tantas vueltas que da la vida. Pero siempre seremos los hijos de nuestros padres, los hermanos de nuestros hermanos y los padres de nuestros hijos. Podremos tener muchas derrotas, pero siempre habrá que levantarse con fuerza, porque al final del día, "a uno nadie le quita lo bailado".
María Clara González
26 febrero, 2016 at 12:57 pmToda mi admiración y respeto señor Ministro.
EE
26 febrero, 2016 at 1:34 pmMuy buen articulo…excelente y el titulo no podria ser mejor
Fer'd
26 febrero, 2016 at 6:10 pmMuy buena reflexión ministro
Anónimo
26 febrero, 2016 at 8:37 pmEl alma del orador se entiende por el discurso que pronuncia…Viviremos siempre en mundos interpretativos ministro….muchas gracias por compartir.
Anónimo
27 febrero, 2016 at 12:20 amEste escrito no hace más que reconfirmar lo que vengo pensando hace rato, Alejandro Gaviria es de los mejores hombres que tiene este país, ojalá pueda llegar mucho más alto de lo que ha llegado y pueda ayudar aumentando más a Colombia
MASTER
27 febrero, 2016 at 8:29 pmMinistro, tuve el honor de escucharlo dar ese discurso de primera mano, al lado. El camino se hace al andar. Un saludo.
Alvaro Muñoz
27 febrero, 2016 at 8:55 pmExcelente y generosa reflexión desde el corazón ser humano. Para leer más de una vez y así renovar fuerzas para construir el futuro deseado, día a día.
javier rodriguez
28 febrero, 2016 at 1:39 pmDr alejandro, un excelente ejercicio, es posible tomar sus palabras , para alumnos de pregrado?, por cuanto su ejercicio sintetiza lo q muxhos hemos pensado, vivido, pero no logramos pasar al papel, gracias
Coordinacion Academica Anestesiologia HUS
28 febrero, 2016 at 2:08 pmExcelente mensaje señor ministro, esa es la vida, empezamos con un par de sueños muy grandes y como con el día a día terminamos construyendo otros pequeños que al final nos llevan a construir unos grandes que no son los que empezamos…muy buena enseñanza, se nota que su escencia es la academia
Federico Baquero
28 febrero, 2016 at 4:16 pmUn mensaje que reconforta. Me estremecí con: "lleven la contraria. Combatan la extorsión moral de las mayorías"…
"No falsifiquen ni escondan sus opiniones ni preferencias". En las instituciones públicas si que hace falta un discurso que controvierta ciertas posiciones.
Carlos Andrés Duque Acosta
28 febrero, 2016 at 4:45 pmEstimado Ministro, estimado Alejandro, seguramente usted no me recuerde, pero ya tuvimos la oportunidad de conversar alguna vez en el foro de comentarios a su columna en “El Espectador”. Rememoro mi sorpresa ante su gentileza de tomarse el tiempo para responder algunas críticas directas que planteé sobre un par de temas coyunturales que, la verdad, ya no tengo muy presentes. Es evidente: con usted se puede dialogar y debatir, por eso he decido hacer un espacio en mi investigación doctoral para redactar estas líneas. Dicho sea de paso, mi admiración general por usted y en especial, por algunas de sus realizaciones progresistas al frente de la cartera de Salud sigue intacta, lo cual, no será un obstáculo para estas palabras críticas.
Después de leer detenidamente su discurso en la Universidad Icesi, donde he sido profesor por varios años, quisiera plantear algunas observaciones y presentar ciertas objeciones a sus ideas. En primer lugar, reconozco que su discurso es especial. Los elogios en el foro de comentarios de su blog, hasta cierto punto, no se equivocan; sin embargo, más allá de los aspectos estéticos o motivacionales del texto, sostendré la tesis de que usted expone con claridad la visión de cierta clase de dirigencia ilustrada ─y brillante, como en su caso─ que si bien, es guiada por principios filosóficos liberales, en el fondo, para nuestro particular contexto nacional es sutilmente conservadora. Por efectos de economía textual, pasaré a exponer esquemáticamente mis observaciones en ocho puntos: (Puede leerse el resto en mi página de Facebook)
Alejandro Gaviria
29 febrero, 2016 at 12:22 amMuchas gracias a todos por los comentarios. Pueden usar el discurso como quieran (ya es público). El discurso está inspirado en una forma de pensamiento liberal que reconoce, de entrada, las imperfecciones y falencias del ser humano, pero no niega que seamos perfectibles. Plantea un pesimismo esperanzado o un optimismo apesadumbrado o algo así. Trata, como decía un personaje de Conrad, de mantener un respeto por el pasado y por el futuro en cada momento del presente.
Rylidead sig
3 marzo, 2016 at 1:09 pmEs genial, que bueno que se mantenga en la lid compartiendo así como lo hacia maravillosamente en el Espectador este espacio mágico para sus lectores y lectoras.
Varias frases esperanzadoras, deja ver que persiste ante todo siendo una persona humana de corazón al recordar no dejar de lado por mas ocupaciones a las personas cercanas.
la frase de "preso de las ideologías" es clave, así como que es un asunto filosófico de fondo, si, las grandes movilizaciones quizá hacia afuera predicando un bien común han sido históricamente aprovechadas por vivos para hacer de las suyas y no ser realmente un bien común, sino un trabajo que termina produciendo y beneficiando a unos pocos, el sacar al máximo el provecho de los otros, más y más, sin llenarse nunca, no importa por encima de lo que sea y de quienes sea, no importa de cuantos niños, niñas, personas mueran por el camino, su fin justifica sus medios.
Me hace recordar al fallecido Juan Luis Londoño, que persona tan entregada, tan valiosa, tan convencida, a la hora que fuera tenia una comunicación directa con los territorios, estaba con la gente con las comunidades directamente, veía la situación de cerca, pendiente de la gente, era claro que estaba convencido que lo que hacia era para el bien común, para beneficiar en salud a todos los colombianos y colombianas, creo que como estuvo de embebido en el sistema se dio cuenta de algunas cosas que nos confirma el presente ya 23 años después, tras una buena intención, hay vivos. Tuve el infortunio de enfermarme en Brasil, cerca a la frontera, estaba angustiada por que necesitaba un servicio de salud, casi no voy pensando que así como en Colombia el cheque por delante, y si no hay pago hasta hay llegue, pero no , quedé sorprendida con un sistema de salud único, si me peguntaron el nombre, pero no quien pagaba, un sistema público, del estado, me atendieron muy bien, de inmediato, me aplicaron los medicamentos que necesitaba y para sorpresa mía no me cobraron ni un peso, les decía "seguro que no tengo que pagar? no, aquí la salud es para todos y todas gratuita, estatal!, un sistema de salud sin intermediarios que asi como en el país deciden a distancia que requiere una persona y que no, que autorizan y que no,que llegan con carnets a sitios lejanos para cobrar la UPC, pero a la hora de la atención la eterna disculpa que no se hicieron medidas preventivas por que son de lejos, cuando SI es posible, un costal sin fondo al cual se le inyectan e inyectan recursos pero siguen pidiendo más y más debiendole a los hospitales. hay otros de sistemas de salud estatales muy buenos como Inglaterra, y más buenos ejemplos que benefician a todos y todas con muy buenos servicios y resultados en salud.
veo que SI ES POSIBLE, no un optimismo apesadumbrado sino esperanzado,
sumerce ha hecho cosas muy importantes como la portabilidad, como lo de poner tatequietos a las industrias farmacéuticas en sus precios, se nota que le interesa el bien publico, queda poco tiempo, pero estoy segura que con ese corazón todavía latiendo por hacer el bien a la gente va a seguir haciendo cosas muy buenas.
MUCHAS GRACIAS
Norberto Vera Reatiga
4 marzo, 2016 at 4:53 pmMuchas Gracias por su excelente mensaje!
Admirador del ministro
8 marzo, 2016 at 2:59 amExcelente artículo y excelente hombre. Dios lo guarde y le permita dar y compartir mucho más con toda la juventud, que por estos días solo piensan y se rinden a las banalidades de la tecnologia, haciéndonos pensar con pesimismo sobre el futuro de nuestra bella pero sufrida Colombia. Por favor más artículos como este.
Williams Moreno
9 marzo, 2016 at 5:07 amEstas palabras no son gratis. No las escribe alguien repitiendo lo que dicen los libros. Un profesor de filosofía me enseño que nadie lee en los libros mas allá de su propia experiencia y lo ratifico con los años de vida. Me gusta su escrito mas por lo que no se escribe que por lo escrito. Todavía mas por su calidad temporal de ministro de salud. Dios lo bendiga y lo guarde.
Anónimo
10 marzo, 2016 at 4:40 pmMagistral !!!
JEDL
11 marzo, 2016 at 1:12 am"La felicidad, bien lo sabemos, existe sobre todo en la nostalgia", dice usted y efectivamente la nostalgia es algo que vive con nosotros en el día a día pero que no necesariamente tiene que significar tristeza. La mayoría de las veces nos recuerda momentos muy agradables de nuestras vidas.
diana cic
11 marzo, 2016 at 5:31 pmExcelente, me hizo llorar
Guillermo Sanchez
14 marzo, 2016 at 3:12 amApreciado Ministro, generalmente, los discursos de grado son un poco acartonados y llenos de frases de cajón que poco despiertan en los graduandos. Este es un discurso constructivo y formativo, que además lleva al futuro profesional a poner los pies en la tierra sobre verdades inevitables. No solo en el plano técnico nos da lecciones diarias, ahora también en el plano humano y personal.
CARLOS ANDRES DUQUE ACOSTA
16 marzo, 2016 at 1:43 pmAyer fue publicada en el portal de opinión y análisis político "Palabras al margen" esta respuesta crítica, que comparto para ampliar la discusión: http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/una-respuesta-a-una-ultima-leccion-discurso-pronunciado-por-el-ministro-de-salud-en-la-ceremonia-de-grados-de-la-icesi?category_id=138
carlos naranjo
17 marzo, 2016 at 4:07 pmMinistro : Por favor tomese la molestia de ver este video. Es critica constructiva.
https://youtu.be/DVM4Qt2KflQ
Alejandro Gaviria
2 abril, 2016 at 7:50 pmHace unos días releí la declaración de la Unión de escritores y artistas de Cuba con relación al polémico premio de poesía otorgado a Herberto Padilla en 1968 (van a cumplirse 50 años). Decían, entonces, los defensores de la revolución y críticos de Padilla: "su antihistoricismo se expresa por medio de la exaltación del individualismo frente a las demandas colectivas del pueblo… frente a las necesidades de una sociedad que construye futuro…ambas actitudes han sido típicas del pensamiento de derecha".
Las críticas de la izquierda a la "ideología liberal burguesa" no cambian, son una letanía decadente, reflejan una crisis intelectual inmensa. Antes me producían desazón, ahora solo me generan tristeza.
Alvaro Sanabria. Cirujano de cabeza y cuello
8 abril, 2016 at 12:12 pmMe gustó mucho ministro. Es un bálsamo escuchar esas palabras en estos tiempos de odio y falta de reflexión.
Unknown
23 abril, 2016 at 7:33 pmPor fin llega a mi correo y conocimiento esta Pieza Maestra.
Saludos Señor Ministro.
A través de las rígidas estructuras de un ministerio que no quizo avanzar hacia una nueva forma de ver el fenómeno salud-enfermedad como es: desde sus raices en la protección social y sus implicaciones como elemento de seguridad social, y con ello un gran efecto de resistencia al avance, ha logrado usted modificar visiones inelasticas y ha llamado a los extremistas constitucionalistas a medir sus desmedidas y descontextualizadas pretensiones sobre una construcción social (SGSSS) con límites y limitada, enmacada en una sociedad en avance pero no infinita en capacidades.
Muchas gracias Señor Ministro.
Efrain Morales Correa
8 mayo, 2016 at 7:39 amExcelente discurso ministro, gracias por compartirlo.
Jaime Tobón Calle
21 diciembre, 2016 at 9:06 pmHola Alejandro, hace muchos años no nos vemos… aún eras Ingeniero Civil y buscabas el camino.
Te leo con atención
Saludos
Juan David Atehortúa Mejía
30 mayo, 2017 at 5:58 pm"Cuando el alumno está listo el maestro aparece" y en esas búsquedas sobre telemedicina y sus recientes recovecos (dado lo relativo del tiempo) y por una maestría que se me apareció en el camino (azar otra vez), me encontré con éste discurso (mas azar seguro), que en forma similar al de los Andes en enero de éste año, me han generado esas sensaciones de cierto placer al leerlos, de un buen disfrute, de un buen momento, así que… gracias maestro Gaviria por alimentar mi buena vida!
Jenny Carolina Castañeda Morales
18 abril, 2019 at 7:09 pmQuerido Alejandro Gaviria quiero agradecerle por estás palabras que han rondado en mi cabeza desde que las leí en su blog en 2016 y hoy 3 años después estoy viviendo en la ciudad que jamás en mi vida imaginé, haciendo trabajos que jamás imaginé y cada vez que empiezo algo nuevo ó termino algo, recuerdo este discurso sencillo, claro y real acerca de la vida. Gracias por alistarme para la vida, gracias por decirle a esta nueva generación que la vida es un vaivén de emociones, personas, sueños y realidades pero al final solo quedamos siendo nosotros con nuestras historias. Le envío mis mejores energías para que no siga mostrando la vida desde su perspectiva. Atentamente una soñadora más desde Melbourne Australia.