Nací en Santiago. Crecí oyendo las canciones de Ángel Parra, Quilapayún e Inti-illimani. Mi papá había traído varios discos de Chile. Estudió una maestría en un centro de estadística en Santiago. Iba con frecuencia. Quería a Chile como a ningún otro país. Hizo muchos amigos que después se sumaron a la diaspora.
Recuerdo el llanto de mi papá el día que mataron a Allende. En los años que siguieron repasamos juntos una y mil veces un libro de fotografías sobre el golpe de estado, “Esto pasó en Chile». No he olvidado una imagen de diez hombres barbados, sentados en un camerino del estadio Nacional: «esperando para ser torturados», decía la descripción.» Pinochet fue el diablo de mi niñez, la personificación de la maldad humana.
He visitado a Santiago muchas veces. He hecho varios peregrinajes a la clínica del barrio Providencia donde nací. La última vez caminé por el centro. Encontré un libro amarillento firmado por Nicanor Parra. Visité la Universidad Católica. Hablé con la gente. Noté inmediatamente una brecha (un abismo casi) entre las impresiones del visitante (positivas) y las opiniones de los habitantes (negativas).
Negar el progreso chileno (entendido como una disminución del sufrimiento humano) sería necio. Pero la dictadura (como un suerte de pecado original) enturbió siempre esta historia en mi mente. Aplacó mi entusiasmo. He mantenido por años cierta reserva o ambigüedad con respecto al aparente progreso chileno.
Las causas del estallido reciente son muchas. Ya los científicos sociales se ocuparán de ellas. Muchos mencionan a la desigualdad. Pero esta es también la protesta de los nietos de la dictadura. La democracia chilena no ha podido sanear todas las heridas. Volví a oír a Ángel Parra durante estos días. Me produjo una especie de fiebre nostálgica. Si viviera en Chile, habría salido a protestar sobre todo contra la brutalidad del pasado, contra los crímenes de Pinocho (como le decía mi papá a ese general adusto y asesino).
CeCavelier
27 octubre, 2019 at 1:43 amCreo que son causas variadas, si pero ojalá empecemos los científicos sociales a sacar nuestras hipótesis pronto para entender si es el Gini el que molesta tanto, es Pinocho o es qué?
Jairo Luis
27 octubre, 2019 at 2:57 amLa desbordada creciente desigualdad, atribuida a la clase política dominante de cada nación, la facilidad de convocar a las masas a través de la redes sociales y una sociedad fácilmente maleable política y económicamente, puede que sean parte del problema.
Edward Contador
27 octubre, 2019 at 3:11 pmHace falta verdadera educación financiera, eso daría un equilibrio en la sociedad… No se pide nada regalado, pero si tener acceso al crédito para tener la oportunidad de generar ingresos que mejoren la calidad de vida de las familias… También es importante frenar la devaluación de las monedas (pérdida de valor)… Recuperar ese poder adquisitivo que se tenía en los años de antaño, frenar la inflación pero sin deflación… Es tener un equilibrio total… Cordial saludo
Unknown
27 octubre, 2019 at 3:17 pmEs riesgoso mirar la situación chilena aislada del contexto latinoamericano.O mundial. Los modelos económicos en crisis? Progresara el capitalismo progresista?
Lydia
27 octubre, 2019 at 4:54 pmQue Piñera sacara al Ejército a las calles, fue una afrenta para el pueblo chileno.
surutopia
28 octubre, 2019 at 3:22 pmTan pocas veces Mario y tantísimas Benedetti. La vigencia de sus preguntas nos desborda: ¿qué les queda por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco?, ¿solo grafiti?, ¿rock?, ¿escepticismo?
¿Qué está pasando en el mundo? Brasil, Ecuador, Colombia, México, Chile, Cataluña, París, Hong Kong y tantos y tantos puntos suspensivos… ¿Habremos enloquecido? Repentinamente, la generación humana que ha desarrollado la “inteligencia de las máquinas” y develado los planetas más allá de nuestro vecindario demuestra la profunda inconformidad con el statu quo existente. Ya ni tan siquiera queda espacio para las antiguas verdades. “No hay sitio para Dios en el universo”, en palabras del nobel en Física Michel Mayor.
"¡Evadir, no pagar, otra forma de luchar!", gritan los jóvenes chilenos. “No es de buena salud mental adaptarse a una sociedad enferma” es una consigna escrita en la espalda de un chaleco amarillo en la provincia de Côtes-d'Armor en Francia. Mientras en "las calles de Quito una vez más vibrarán de dignidad, coherencia y pasión por la patria" era la consigna más repetida en las multitudinarias marchas ecuatorianas.
Indudablemente estamos experimentando un profundo cambio en los paradigmas que como especie nos han definido. Pareciera que ya no estamos dispuestos a continuar alimentando esa asimetría entre los avances tecnológicos que no se han traducido en el mejoramiento en la calidad de vida de las mayorías.
Las cosas han cambiado ante nuestros ojos y ya es imposible no actuar frente a esta nueva realidad. Múltiples estudios científicos revelan cómo nos estamos enfrentando a la sexta extinción masiva a un ritmo 10.000 veces más rápido de lo esperado. "Nuestros padres discuten sobre el final de Juego de Tronos mientras el planeta se quema", recriminó Greta Thunberg.
Los metros, aeropuertos y calles del mundo se han llenado de aquellos grupos marginados, los antes invisibilizados dejan allí toda la impotencia de la vida que los tecnobárbaros han diseñado para someter la voluntad humana. Ya no es suficiente el neuromarketing que los medios de insensibilización, más conocidos como máquinas de prejuicios o de “un-información” utilizan para convertirnos en mendigos de cariño. Son otros tiempos.
Mientras tanto, esta sensación de que un día de estos no sé cómo, ni sé cuándo, los “portadores de sueños”, como los llamaba Gioconda Belli, serán realistas y los realistas serán los sujetos fríos que se abrigan con el pasado porque son seres de otro tiempo.
Unknown
28 octubre, 2019 at 7:01 pmLos tiempos cambian, las conciencias igual. Alguien con mucha sabiduría y anticipacion lo dijo, creo se lo oi a Saramago "los desposeidos serán tantisimos q se comeran vivos a los dueños del capital, a costas d incluso de sus vidas. Casi no habrá empleo sino para defender alos grandes dueños del capital a traves de las armas" El empleo del futuro: manejar armas; en la oficialidad y como vigilantes privados.
Además, sin justicia en el cielo ni en la tierra, la situación se agravará".
Tanta mentira acumulada hace explotar las conciencias y las inconciencias..
IvanWilches
29 octubre, 2019 at 8:33 pmCuantas versiones apocalipticas sobre nuestro futuro. Negar nuestros problemas de igualdad seria tan necio como negar los avances en educacion, salud, conocimiento, pobreza monetaria y multidimensional, diversidad, etc, etc…
Somos afortunados, vivimos en el mejor momento de la historia del planeta, dia a dia vemos y descubrimos cosas improbables hace algunos años, vemos el mundo entero a traves de una pantalla, y al rededor de ella tambien nos reunimos en torno a causas sociales que para muchos eran inexistentes. ¿Los problemas de hoy son mas graves que los de antes, o tan solo son mas visibles?
Bun
15 noviembre, 2019 at 9:10 pm«La democracia chilena no ha podido sanear todas las heridas». El pasado no perdona, pero, por qué? Tal vez sea así, pero también creo que lo que ha pasado es que la brecha de la desigualdad se ha ampliado. No se soluciona. No se cierra.
Carlos
3 diciembre, 2019 at 10:23 pmYa vamos para 50 años del golpe de estado de as fuerzas Armadas chilenas contra el gobierno de Allende(que fue bastante autoritario y no fue el santo mártir que siempre vende la izquierda).
No creo que está protesta sea sobre Pinochet aunque claramente una constitución aprobada en ese régimen tiene un sinsabor permanente de ilegitimidad.