El tema que me sugiere la cita de nuestro apreciado anfitrión, es el del espíritu crítico.
Si tuviera hijos o discípulos, fuera esa la virtud que procuraría heredarles. Me esforzaría porque a cada nuevo fenómeno que se vieran expuestos, cada vez que se les apareciera una idea, una reflexión o un concepto, antes de apropiárselo, antes de incorporarlo a sus inventarios de verdades, lo sometieran al proceso de la duda.
Imagino que el sentido de la máxima del señor Gómez Dávila es el de establecer una jerarquía entre las actividades del intelecto, atribuyéndole a lo oral un escalón bastante modesto, comparado a otras como la de la lectura, que nos vuelve objeto receptor del monólogo de quien escribe, quien seguramente se ha tomado el tiempo para escoger un tema que considera importante, y que además procura exponerlo de la forma más coherente y cuidada posible.
Habría otras variables a considerar, el criterio del lector y el del escriba, y la importancia intrínseca de lo escrito o lo dicho. En lo particular, me muero de ganas de tener un ejemplar de Los escolios de Gómez D. y me hubiera fascinado tener una biblioteca, no que se le pareciera, porque sería demasiada la ambición, sino tener una biblioteca, a secas, con cosas que siempre he querido leer. Sin embargo, de los escolios que he visto reproducidos, parece que los que atañen a la religión, lo muestran como un ser particularmente devoto -cosa muy respetable- pero que en lo personal no comparto. Y la cita que ha desencadenado esta nota, es, a mi juicio, discutible. Diálogos hay de todos los calibres. Circula por la red un texto atribuido a Borges, que sospecho que es apócrifo, pero que de todos modos luce sensato, sobre la poca importancia que debiera tener en el diálogo el origen de la mejor definición, el bando desde donde fue emitida la idea más razonable. Están también para apoyarme en la idea del potencial de los diálogos Laques, Lysis, Gorgias, Cratilo y todos aquellos que tan útil nos han sido.
Sr Gaviria: algo sobre el anterior escrito: el narcotráfico, como dice usted, ha deformado y malogrado todo el sistema de relaciones sociales del pueblo colombiano: el imaginario de la nación es otro después de que hiciera aparición este mal. Sin embargo, pienso que habría que tener en cuenta problemas históricos relacionados con la consolidación de una identidad ( no tenemos un momento fundacional) que sirva de garantía para resistir ataques a la sociedad. Un pueblo consolidado, desde su núcleo, con orgullo—sin arrogancia—pero sii con dignidad, no sucumbirá, ni devendrá en semejante galimatías.
La identidad nacional lo unico que hace es generar problemas, acaso europa no tiene problemas con sus valores heredados, la ventaja colombiana es que los posibles valores no son tradicionales aún. Aunque hay un dirigente que apela a menudo a ellos, todavía ceemos que no hay identidad. Además creo que la identidad podría caber dentro de un proyecto totalitario.
«La ex ministra de Cultura María Consuelo Araujo, quien renunció a esa cartera para no inhabilitar la candidatura de su hermano Álvaro al Senado, sigue de lleno al lado del presidente Álvaro Uribe. La Conchi, como cariñosamente le dicen a María Consuelo, fue nombrada por el Jefe de Estado como directora programática de su campaña presidencial. Ese cargo había sido ofrecido, inicialmente, al ex subdirector de Planeación Nacional, Alejandro Gaviria, quien después de su paso por el Gobierno, se convirtió en fuerte contradictor de Uribe.»
¡Caramba, Alejandro! Preferiste quedarte moderando este salvaje redil, a disfrutar de las mieles del alto poder. Se te anota, aquí donde la gente cambia de bando, de partido, o de ideas sin el más mínimo pudor.
Anónimo
17 febrero, 2006 at 12:28 am«El que tenga tienda, que la atienda!»:)
Adán
17 febrero, 2006 at 1:38 pmEl tema que me sugiere la cita de nuestro apreciado anfitrión, es el del espíritu crítico.
Si tuviera hijos o discípulos, fuera esa la virtud que procuraría heredarles. Me esforzaría porque a cada nuevo fenómeno que se vieran expuestos, cada vez que se les apareciera una idea, una reflexión o un concepto, antes de apropiárselo, antes de incorporarlo a sus inventarios de verdades, lo sometieran al proceso de la duda.
Imagino que el sentido de la máxima del señor Gómez Dávila es el de establecer una jerarquía entre las actividades del intelecto, atribuyéndole a lo oral un escalón bastante modesto, comparado a otras como la de la lectura, que nos vuelve objeto receptor del monólogo de quien escribe, quien seguramente se ha tomado el tiempo para escoger un tema que considera importante, y que además procura exponerlo de la forma más coherente y cuidada posible.
Habría otras variables a considerar, el criterio del lector y el del escriba, y la importancia intrínseca de lo escrito o lo dicho. En lo particular, me muero de ganas de tener un ejemplar de Los escolios de Gómez D. y me hubiera fascinado tener una biblioteca, no que se le pareciera, porque sería demasiada la ambición, sino tener una biblioteca, a secas, con cosas que siempre he querido leer. Sin embargo, de los escolios que he visto reproducidos, parece que los que atañen a la religión, lo muestran como un ser particularmente devoto -cosa muy respetable- pero que en lo personal no comparto. Y la cita que ha desencadenado esta nota, es, a mi juicio, discutible. Diálogos hay de todos los calibres. Circula por la red un texto atribuido a Borges, que sospecho que es apócrifo, pero que de todos modos luce sensato, sobre la poca importancia que debiera tener en el diálogo el origen de la mejor definición, el bando desde donde fue emitida la idea más razonable. Están también para apoyarme en la idea del potencial de los diálogos Laques, Lysis, Gorgias, Cratilo y todos aquellos que tan útil nos han sido.
Ahora, si no están de acuerdo conmigo, los oigo…
autopilot
17 febrero, 2006 at 6:38 pmSr Gaviria:
algo sobre el anterior escrito: el narcotráfico, como dice usted, ha deformado y malogrado todo el sistema de relaciones sociales del pueblo colombiano: el imaginario de la nación es otro después de que hiciera aparición este mal. Sin embargo, pienso que habría que tener en cuenta problemas históricos relacionados con la consolidación de una identidad ( no tenemos un momento fundacional) que sirva de garantía para resistir ataques a la sociedad. Un pueblo consolidado, desde su núcleo, con orgullo—sin arrogancia—pero sii con dignidad, no sucumbirá, ni devendrá en semejante galimatías.
MG
17 febrero, 2006 at 7:26 pmserá?
circuloanonimo
18 febrero, 2006 at 1:47 amLa identidad nacional lo unico que hace es generar problemas, acaso europa no tiene problemas con sus valores heredados, la ventaja colombiana es que los posibles valores no son tradicionales aún. Aunque hay un dirigente que apela a menudo a ellos, todavía ceemos que no hay identidad. Además creo que la identidad podría caber dentro de un proyecto totalitario.
Adán
18 febrero, 2006 at 12:46 pm«La ex ministra de Cultura María Consuelo Araujo, quien renunció a esa cartera para no inhabilitar la candidatura de su hermano Álvaro al Senado, sigue de lleno al lado del presidente Álvaro Uribe. La Conchi, como cariñosamente le dicen a María Consuelo, fue nombrada por el Jefe de Estado como directora programática de su campaña presidencial. Ese cargo había sido ofrecido, inicialmente, al ex subdirector de Planeación Nacional, Alejandro Gaviria, quien después de su paso por el Gobierno, se convirtió en fuerte contradictor de Uribe.»
¡Caramba, Alejandro! Preferiste quedarte moderando este salvaje redil, a disfrutar de las mieles del alto poder. Se te anota, aquí donde la gente cambia de bando, de partido, o de ideas sin el más mínimo pudor.
Adán
18 febrero, 2006 at 12:49 pmEl link del ¿comentario?, ¿secreto?
http://www.revistacambio.com/html/secretos/articulos/4505/