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El engordamiento global

Aparentemente la economía no es lo único que está creciendo en China. La gente también crece, literalmente. Según una investigación publicada esta semana por el Ministerio de Salud, los chinos se han estirado seis centímetros en los últimos 30 años. La estatura promedio de un niño de seis años, por ejemplo, pasó de 112,3 centímetros en 1975 a 118,7 en 2005. Ante el estiramiento general, una consecuencia obvia del crecimiento económico, las autoridades de Beijing decidieron sumarle diez centímetros al límite de estatura bajo el cual los niños chinos pueden viajar gratis en los autobuses de la capital. La burocracia renguea detrás del capitalismo. Pero avanza de todos modos.
El crecimiento económico usualmente tiene efectos multidimensionales, como afirman, circunspectos, algunos indignados burócratas internacionales que denigran del capitalismo ajeno mientras disfrutan del propio. En el caso de China, el crecimiento no sólo ha sido a lo largo, sino también a lo ancho. La gordura ha crecido a la par con la estatura. El peso promedio de un niño de seis años aumentó en más de tres kilogramos entre 1975 y 2005. Los adultos, por su parte, engordan pero no crecen. Se ensanchan pero no se alargan. A partir de cierta edad, el crecimiento económico se torna unidimensional. O se concentra alrededor de la cintura. O se manifiesta principalmente en las balanzas.Pero el fenómeno en cuestión no está circunscrito a las lejanas tierras de Oriente. En todas partes, el músculo del capitalismo multiplica la grasa del organismo. La gordura es una consecuencia inevitable de un sistema que incrementa los ingresos, modifica los patrones de vida y de trabajo (mediante la urbanización y la creciente predominancia de los servicios) y aumenta, al mismo tiempo, la disponibilidad de comidas procesadas a bajo precio. Para bien o para mal, la obesidad afecta actualmente a una proporción similar de mexicanos que de gringos. Con el paso del tiempo, el capitalismo parece convertir a muchos de sus súbditos en figuras redondas y macizas, semejantes a las ubicuas esculturas de Botero. Otrora los caprichos plásticos de un artista. Ahora los símbolos metálicos del sistema.El capitalismo no afecta a todo el mundo por igual. Mientras unos se hacen cada vez más ricos, otros se hacen cada vez más gordos. La obesidad, en concreto, afecta cada vez más a los pobres que a los ricos. En los Estados Unidos, el porcentaje de adolescentes con sobrepeso es 14% en las familias de ingresos altos y 23% en las de ingresos bajos. Algo similar ocurre en las zonas urbanas de Brasil y en las de otros países del tercer mundo, incluido Colombia. En las ciudades del mundo en desarrollo, las calorías son baratas, los televisores asequibles y las ocupaciones sedentarias. El resultado: una versión actualizada del Mundo Feliz, poblado ya no por hedonistas hipnotizados, sino por trabajadores panzudos y satisfechos.Y el sistema, todos lo sabemos, tiene sus contradicciones culturales. Al mismo tiempo que engorda la gente, enflaquece los estándares. En los centros del nuevo capitalismo, los trabajadores viven rodeados de vallas gigantescas que muestran a unas mujeres de flacura sobrenatural exhibiendo las chucherías que ellos producen mediante actividades rutinarias que gastan apenas una fracción de las calorías engullidas. Tal vez sus corazones no estén contentos. Tal vez sus mentes estén confundidas (el sistema produce gordura y celebra la flacura). Pero sus barrigas están llenas. Y eso, insisto, es mucho más que un cuento chino.

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  • Anónimo
    6 enero, 2007 at 3:44 pm

    Señor Gaviria:
    Muy buena su columna, como siempre. Es cierto, cada vez más y más gordos. ¿Será totalmente un efecto irrelevante o al menos inevitable del capitalismo? O de pronto un precio bastante alto por pagar, sobre todo para países tercermundistas…
    Amanecerá y veremos, mientras desayunamos.
    Cordial saludo de año nuevo

  • Sergio Méndez
    6 enero, 2007 at 6:02 pm

    No me quedam muy claro cual es el punto de la columna.

    Pero, primero, si el punto de la columna es que es el capitalismo mal que bien «llena las panzas de las personas», me queda la duda si otras formas de economía no podrían lograr lo mismo. Segundo, algo que no ví en la columna, es lo que el modo de producción industrial a escala masiva del capitalismo significa para la calidad de la comida: una comida fumigada y una carne llena de hormonas, que explican en buena medida (aparte de lo que menciona sobre comidas procesadas, y añadiría yo, altas en grasas saturadas) la expansión del cancer y los problemas de obesidad tan tremendos que hay, sobre todo en Estados Unidos.

  • Juan Francisco
    6 enero, 2007 at 8:05 pm

    Definitivamente la obesidad y la pobreza ya son un problma de salud pública en EU y México. Los estilos de vida no saludables y la mala alimentación se combinan peligrosamente con malos sistemas de salud y protección social pública, siendo que las personas termianan adquiriendo diabetes, problemas cardiacos, enfermedades profesionales y cáncer, sin ayuda en los tratamientos preventivos y en los tratamientos a la morbidez. Pero definitivamente, como señala Alejandro, las contradicciones del mismo sistema que premia socialmente la esbeltez pero convierte a la gente en cebos mal nutridos, influye mucho en la mente de las personas. Por esto, también podríamos hablar de epidemias de depresión y de estrés para una población que, al no tener acceso a una buena atención en salud físca, ahora mucho menos la tendrá para su salud mental.

  • Anónimo
    7 enero, 2007 at 1:49 am

    De acuerdo con los tres comentaristas anteriores, el capitalismo es la causa del cáncer.

  • Anónimo
    7 enero, 2007 at 2:22 pm

    Y ese es sólo el comienzo. En países y culturas donde el dulce nunca había sido un componente habitual de la dieta (China, Corea Japón …), ya se verán las maravillas que hace la globalización por la vía de Crispy Cream y Dunkin Donuts. Y por qué no hablar de las estrategias publicitarias que utiliza la industria de «alimentos» y bebidas y que ha llevado a que la gente, en vez de comer porciones humanas en plato, se alimente a baldados como en las porquerizas? Baldados de crispetas rociados con aceite de carro, baldados de totopos bañados en un líquido espeso y amarillo que hacen pasar por queso,baldados de Cocacola con derecho a «refill» , baldados de helado 100% grasa coronados con toda clase de bellezas como galletas Oreo, salsa de chocolate, crema chantillí, M&Ms, nueces, etc.Y ahí vamos todos, detrás como borregos, pensando que hemos alcanzado la civilización porque tenemos acceso a las mismas asquerosidades que consumen en el «Norte». Por lo menos el Palacio del Colesterol se llama así y el que quiera alimentarse allí lo hace a sabiendas. No así en las sucursales de la comida chatarra en nuestros centros comerciales, donde todo está envuelto en un halo de consideración para con el consumidor: toda porción doble por la mitad de precio es por su absoluto bienestar, la oportunidad de su vida, no más aguantar hambre, llegó la prosperidad! Que los señores encargados de la reforma del sistema de salud empiecen de una vez a hacer cuentas sobre cuánto va a costar semejante prosperidad.

  • Anónimo
    7 enero, 2007 at 5:23 pm

    Es bonito estar todos de acuerdo, deberíamos enviar todos un correo al Tribunal de La Haya para que procesen a Monsanto y McDonald’s por genocidio.

  • Sergio Méndez
    7 enero, 2007 at 5:37 pm

    El anónimo de las 20:49

    ¿Quién dijo que «el capitalismo era la causa» del cancer?

  • Anónimo
    7 enero, 2007 at 9:11 pm

    Seria intersante que el anonimo de las 12:23 se metiera de lleno en el debate y guardara por un rato sus sarcasmos sobre el tribunal de La Haya. El problema es real y ya tiene costos enormes en los paises industralizados y cada vez mas en los que estan en vias de induatrializacion e incluso en el tercer mundo. Se podria ver si el mercado va a resolver el problema por si mismo, como por ejemplo produciendo gaseosas dieteticas para ayudar a «bajar» las cantidades industriales de grasas y carbohidratos que se consumen a diario, u ofreciendo por la television docenas de productos farmaceuticos que prometen hacernos perder 20 libras de una semana, o los inumerables aparatos, adminiculos y rutinas de todo tipo de ejercicio que nos dejaran iguales a Charles Atlas. O se podria ver si merece la pena cuestionar los mensajes de la publicidad (hay un comercial reciente de Burger King donde se asocia la masculinidad con la cantidad de hamburguesas para machos, tipo Texas, que se consuman… Bush debe ser cliente fijo) y adoptar maneras mas saludables de alimentarse y de mantenerse en forma antes de que la unica alternativa sea la anorexia o mandarse a cortar un pedazo de intestino. Tambien valdria la pena consultar las estadisticas sobre todas aquellas enfermedades relacionadas con los estilos de vida contemporaneos y sus costos asociados.

  • lelo69
    8 enero, 2007 at 2:08 am

    «Baliga llena, colachón contento»
    Provervio chino….

    En México se demostró que solamente el 4% de las madres de nivel socioeconómico bajo tenían un coeficiente intelectual normal (sobre 91 puntos) mientras que el 96% de las madres de nivel socioeconómico medio tenían un coeficiente intelectual normal. Estas investigaciones acuñaron el término de «daño sociogénico» al daño que producía la desnutrición marasmática lo que explicaba el porque un país que presentaba un número importante de desnutridos, tenía serias dificultades para superar el circulo vicioso desnutrición–subdesarrollo-desnutrición, ya que la población afectada estaba dañada, sin tener conciencia de su problema ni motivación para salir de ella (24). Cravioto, J. y De Licardie.: Neurointegrative Development and Intelligence in Children Rehabilitated from Severe Malnutrition. In. Brain Function and Malnutrition. Prescott, J. Read, M. y Coursin, D. Eds. John Wiley and Sons, Inc. N.Y. , 1975; pp. 53-72.

    EVOLUCION DE LOS PROBLEMAS NUTRICIONALES EN EL MUNDO.
    EL CASO DE CHILE

    Santiago Muzzo B.
    Unidad de Endocrinología, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) Universidad de Chile.

    El mundo ha progresado notoriamente en la solución de los problemas nutricionales, de mortalidad infantil e infecciosos. En Latinoamérica, Chile ha sido el que más ha mejorado estos indicadores, lo que explicaría la rápida transición epidemiológica que ha experimentado. Sin embargo han aumentado los problemas nutricionales por exceso, con un considerable aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles del adulto, las que constituyen actualmente la principal causa de muerte en el país. El desafío actual es disminuir la obesidad sin aumentar la desnutrición, la que actualmente es una enfermedad latente. En los últimos años la disminución del retraso estatural ha sido menos notoria que el aumento de la obesidad y la disminución de la desnutrición, lo que podría deberse a algún déficit de micronutriente o bien visualizarse mejor al no existir déficits de macronutrientes.

  • Anónimo
    8 enero, 2007 at 7:07 am

    Sergio Méndez

    ¿Quién dijo que «el capitalismo era la causa» del cancer?

    Yo.

  • lelo69
    8 enero, 2007 at 12:44 pm

    INSUMOS PARA EL DEBATE

    Malnutrición y obesidad, las dos caras de la misma moneda
    Arancha Desojo*

    Nuestro planeta produce alimentos en cantidad suficiente para toda la población. El problema del hambre en el mundo se reduce a una mala distribución de la comida. Estas dos afirmaciones no son un deseo, sino una realidad corroborada por la FAO. Pero esa misma mala distribución que hace que gran parte de la humanidad esté subalimentada está llevando a un número creciente de personas a una enfermedad potencialmente peligrosa: la obesidad. «Ya sabíamos que el mundo producía suficientes alimentos para todos -afirma Barbara Burlingame, Oficial Superior del Grupo de Estimación y Evaluación de las Repercusiones de la Nutrición de la FAO-. Desafortunadamente, los alimentos no siempre llegan a quienes más los necesitan».

    La obesidad lleva aparejada una mayor presencia de enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades del corazón y cáncer. Dándose el caso de que algunas personas de los países más empobrecidos están sobradas de peso, eso no implica que estén bien alimentadas. La obesidad a menudo encubre deficiencias de vitaminas y minerales tanto en los países pobres como en los más ricos. «Consideramos la obesidad un problema importante que necesita tratarse, a la vez que el problema de la subalimentación», explica Prakash Shetty, Jefe del Servicio de Planificación, Estimación y Evaluación de la Nutrición de la FAO. Esta afirmación habría sido considerada una broma hace unos años, cuando el empeño en eliminar el hambre del mundo era tan grande que cualquier pensamiento en evitar los males derivados de la sobrealimentación parecía una pérdida de tiempo. Pero en la actualidad todos los países encaran la malnutrición y la obesidad como dos caras de la misma moneda, ambas evitables y costosas en salud y vidas humanas.

    De los 815 millones de personas que padecen hambre en el mundo, 780 millones están en los países menos desarrollados, pero los datos presentados por el Worldwatch Institute pusieron en entredicho el pensamiento clásico: por primera vez en la historia, el número de personas sobrealimentadas en el mundo iguala la cifra de las subalimentadas. Los países en vías desarrollo han engrosado las filas de los países que afrontan el problema de la obesidad. En Togo, donde casi el 10% de la población presenta un peso inferior al normal, cuenta con casi un 20 % de habitantes con exceso de peso. Igual que en Ghana, con unos porcentajes del 20% en ambos casos.

    En todas las regiones, la obesidad parece crecer conforme aumentan los ingresos. La población acostumbrada a vivir en medios rurales, en los que se realizan trabajos físicos muy duros y la base de la alimentación está en la verdura, los cereales y las legumbres, se mantiene apartada del problema de la acumulación de grasas. La población asentada en las ciudades adopta el estilo de vida sedentario y la «comida basura» importada de los países que representan la modernidad y el progreso. En China, el número de personas sobrealimentadas aumentó desde casi el 10% al 15% en tres años. En Brasil y Colombia, la cifra es de alrededor del 40%, nivel comparable con el de diversos países europeos. Incluso en el África subsahariana la obesidad está aumentando, sobre todo entre la población urbana femenina.

    Entre las enfermedades que la obesidad agrava o causa directamente está la diabetes, diversos tipos de cáncer, los problemas cardiovasculares y circulatorios, dado el aumento de grasas saturadas y azúcar, y la desaparición de la fibra dietética. También el aumento de masa corporal que impide el ejercicio obliga a los obesos a un sedentarismo poco saludable. Y aunque desde antiguo se identificaba la ingesta de un exceso de calorías con una buena nutrición, hoy se sabe que esto no es así. Las dietas hipercalóricas suelen llevar a una escasez de vitaminas y minerales como consecuencia de la disminución o eliminación de frutas y verduras de la dieta. Y esta escasez de micronutrientes produce también enfermedades y falta de salud. Tanto la deficiencia como el exceso acortan la esperanza de vida y disminuyen los niveles de productividad, lo que, para un país que desea salir del subdesarrollo y sólo puede conseguirlo mediante el incremento de su fuerza de trabajo, es económicamente desastroso.

    La capacidad de información en los países empobrecidos es limitada. Los responsables de elaborar las políticas sanitarias no pueden acceder a los datos necesarios para valorar en su justa medida el peligro del aumento de la obesidad y de las enfermedades crónicas asociadas. Hay que contar con que la idea, equivocada, de que la obesidad es un problema que sólo incumbe a los países ricos puede estar retrasando la investigación y la toma de decisiones. La primera medida para solucionar un problema es aceptar su existencia, también en algunos países pobres.

    Cualquier política sanitaria pública que desee ser económica debería promover la buena nutrición y la actividad física a través de campañas dirigidas a toda la población. Se trata de consumir alimentos más sanos y no sólo más abundantes.

    * Farmacéutica y experta en cooperación sanitaria

  • F PARRA BELTRAN
    8 enero, 2007 at 5:09 pm

    La velocidad del mundo actual, en el que si te detienes un instante a pensar en tí ya perdiste, lleva a que la gente cambie sus valores. La economia hoy esta por encima de la persona humana. A las naciones les importa más el buen desempeño economico que el respeto por los derechos humanos. A esta columna y la anterior les encuentro el mismo sentido -el mercantilismo-, lo que lleva a que la gente cambie sus habitos. La carrera actual no permite que la gente decida, todo lo impone el mercado. Son pocos los que se detienen a pensar. Los otros, la mayoria, simplemente respira y produce, son muertos en vida, con todo planeado, sin permiso para ser ellos mismos, xq ser ellos mismos se ha convertido en ser parte del sistema que los absorve.

  • syllogismes_mao
    8 enero, 2007 at 6:30 pm

    Recite nuestro Bob Dylan que la Filosofia del Obeso debe ser construida por los ahitos hambrientos,cuya experiencia es autoridad en ello.

    Diga nuestro Bob Dylan que los atiborrados de Arroz Chino son un conjunto de espiritualidades y divinas apariciones.

    Diga nuestro Bob Dylan que,por terrena fatalidad y pura razon,los hambrientos han de ser antagonistas de los saciados.

    Recite nuestro Bob Dylan que la piedad hacia los pregoneros de la globalizacion y las simpatias por su Gobernacion,son funcion del estomago.

  • syllogismes_mao
    8 enero, 2007 at 6:48 pm

    ZANGANO GRAN AMIGO :
    A prestamo. Enviole dos perlitas negras casi de coleccion.
    Final invertebrado: Sinonimo de Torcer el cuello.
    Confesion de Ortodoxia: Sinonimo de Tartamudo Tartapagado.

  • syllogismes_mao
    8 enero, 2007 at 6:56 pm

    …Mire usted.Las pronuncio Stefano King con cierta solemnidad y para dignificar algunas de sus andadas.
    Anochecera y veremos.
    Zanganouss.Tenga usted un venturoso 2-007.

  • zangano
    9 enero, 2007 at 1:51 pm

    amigo syllogismus mao: gracias por las perlas negras,creo que la primera, se pudiera tomar como las politicas de consumerismoo y globalizacion del imperio y sus aliados para los pomponios del tercer mundo, que dejan sus regimenes alimenticios trdicionales para adoptar las «sibariticas» comidas de macdonald ,donoughts ,kentuckies chicks,ect.
    el consumerismo,en materia alimenticia ,lleva al incauto,a la adiccion a estas seudocomidas,deprivandolos del consumo de alimentos que contienen acidos grasos esenciales, de alli el bajo cociente intelectual reportado en las mujeres mejiicanas.
    la segunda perla negra,es una descripcion fiel de los que defienden las politicas imperiales en nuestro sufrido pais.
    retorno los buenos deseos por salud y bienestar para el 2007 amigo syllogismus.

  • syllogismes_mao
    9 enero, 2007 at 4:36 pm

    Zangano Amigo Gran :
    Mire usted. Ahora que cita usted a la mujer mexicana…
    Enviole una divertida afirmacion de Barthes que me conto una inteligente mexicana.
    » Si en virtudd de una dialectica retorcida es menester que haya en el texto,destructor de todo sujeto,un sujeto al cual amar,este sujeto queda dispersado como las cenizas que se arrojan al viento despues de la muerte.»

  • syllogismes_mao
    9 enero, 2007 at 4:39 pm

    Zangano :
    …. Y creo que tengo una receta gloriosa con Mole negro que espero enviarle en proxima oportunidad.

  • zangano
    9 enero, 2007 at 5:50 pm

    amiguisimo syllogismus mao:diste en el clavo con la receta de mole negro, espero disfrutarla con pechuga de pavo,en el termino de tu promesa.
    gracias muchisimas.

  • panOptiko
    10 enero, 2007 at 2:44 am

    Apreciado profesor Gaviria, abusando de este espacio, haga dos comentarios con dejos de otra cosa:
    – Dejó usted el «posteador» automático, si se me permite, que no tenemos sus comentarios en las últimas calumnas, y

    – Entendiéndolo en unas merecidas vacaciones, ¿por qué deja tan sucluentas columnas para cuando las barras están más dispersas? Esto último, porque me disponía a comentar primero en la anterior entrada, pero luego pensé que nadie leería el comentario, porque los comentaristas viven del hoy, como en los noticieros, y cada tema crucial cuenta con sólo una semana para ser plenamente desarrollado – ¿o evacuado?

    Hace un poco más de 30 años un médco egipcio -Dr. Omran, qepd – que trabajaba para la OMS escribió un artículo que, si no cambio la historia de la ciencia, por lo menos si mi percepción de la salud pública: en el artículo describe lo que se entiende por transición epidemiológica, o como unas enfermedades van desplazando a otras en importancia, en íntima relación con lo que pasa dentro del ámbito de la salud y todos los otros hilos del tapiz en constante factura que es la sociedad.

    Esta visión, como la gran mayoría de las grandes corrientes científicas actuales, intenta atrapar lo que a todos se nos escapa en un comienzo: el cambio, la dinámica. Los comentaristas se acercan a la columna como una fotografía, sueltan los perros de su hermenéutica, y ponen cabezas a sus enemigos; pero fallan al no ver en el fondo un progreso, un flujo, un conflicto, el logro de una sociedad que está consiguiendo matar a sus mil millones de miembros de gordura y no de hambre.

    El chino en la calle se ve feliz, seguro la presión y el control no han acabado, pero ahora que sienten los ojos del mundo entero, se paran y sacan pecho, y barriga, porque no. Lo más interesante son las posibilidades de cambio cultural que podrían traer consigo billones de gordos y descomplicados chinos – así como el deporte con mayor número de ligas en el mundo es el ping pong.

    No se que bases tenga Alejandro para ampliar el malestar de la figura a las sociedades orientales, pero por lo menos acá en Japón, donde la esbeltez es tediosamente común, las gorditas están ganando campo. Los gordos… ese es otro cuento.

    Liando con la anterior columna, y otras discuciones que se han presentado por acá, le pregunto a los presentes ¿de qué se tiene que morir la gente para que no peguen el grito en el cielo?

    Lo que si es un punto valiosísimo, es lo de asegurar el suministro de micro nutrientes que aseguren actividades cerebrales completas. Lo que de alguna manera, por omisión, si es una forma de mantener un status quo. Pero las cosas se mueven, indómitas, la información percola, todo muta, desde un cancer hasta una práctica social, y, como decía Socrates, uno nunca sabe.

    P.D. Esta buena la foto, ¿la tomó usted, profesor?

  • zangano
    10 enero, 2007 at 11:20 am

    syllogismus mao se me ocurre que una repuesta al comentario de la mejicana inteligente es que :hay amores que matan, o para ponerlo en contexto mejicano ;hay amores perros.
    que seria el caso del consumerismo de comida chatarra.

  • Qué iluso
    10 enero, 2007 at 1:17 pm

    De modo que según Panóptiko, la gente puede ser lo gorda que quiera –eso no trae problemas, pues según él moriremos gordos y felices y no por ahí de alguna infección miserable bien pasada de moda– siempre y cuando tengamos acceso a los micronutrientes que fortalezcan el cerebro. Obesos e inteligentes, la fórmula salvadora del siglo XXI. Qué risa. Me gustaría que, si tiene la oportunidad, Panóptiko mire por pura curiosidad en un supermercado gringo el contenido del carrito de compras de las personas que pagan el mercado con estampillas de alimentos donadas por el gobierno: litros de Cocacola,bolsas gigantes de maíz pira, papas fritas y otros pasabocas que se pueden consumir cómodamente sentados viendo la TV, galones de helado, pizza congeladas, tarros enormes de maní, bolsas de chocolates Milky Ways y otros caramelos: en fin,toneladas de chatarra que se van acumulando en el montallantas que cada uno de esos personajes arrastra penosamente a medida que empuja su carrito hacia la registradora.

  • Anónimo
    10 enero, 2007 at 8:51 pm

    Lo pior de esos neo-liberales es que quieren legalizar la droga para que la gente esté todo el día soyada y asídominarla mejor.

  • panOptiko
    12 enero, 2007 at 3:32 pm

    Gracias por su réplica, señor qué iluso, pero me temo que me malinterpreta. Nunca me referí a la gordura como un fin deseable, sino a personas asumiéndola y dignificándola. Parece usted olvidar que hace tan sólo cuarenta años – y pico- alrededor de 35 millones de chinos murieron de hambre por una política errada y la inclemencia de los elementos.

    Acerca de los pobres en Estados Unidos me declaro ignorante. Sería interesante hacer un estudio sobre las deficiencias dietarias – macro y micro – y las preferencias electorales. Puede que la democracia se este tornando en un asunto de masas, en todo sentido.

    Mucha suerte.

  • zangano
    13 enero, 2007 at 2:58 pm

    panoptiko si te fuera conveniente,te sugiero que visites, como investigador de campo,al disney world de orlando,florida,alli admiraras la cima del progreso de la sociedad consumerista gringa,no son los pobres los que veras alli,la entrada es cara,veras la clase media en todo su esplendor.

  • Anónimo
    18 junio, 2013 at 4:50 am

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