Discursos

No vean las noticias

(discurso pronunciado en la ceremonia de grado de la Universidad EIA en diciembre 12 de 2017)
Doy este discurso con algo de nostalgia, con la idea dominante de una vida ya vivida. Crecí no muy lejos de aquí, a cinco minutos a pie. Recuerdo bien mis travesías. Saltaba presuroso la canalización, cruzaba las mangas de Tejicondor, pasaba raudo por el parque de la esquina y llegaba a mi casa de dos plantas, jadeante pero sano y salvo. En este colegio, el colegio San Ignacio, estudió mi padre. Yo no fui admitido por razones misteriosas, perdidas en el tiempo. Me gradué de ingeniero civil en 1987, en la quinta promoción de esta Universidad. Aprendí a integrar por partes, a derivar parcialmente y a invertir matrices, entre otras muchas cosas, que no he olvidado a pesar de una vida dedicada a otros asuntos, a los problemas sociales de nuestro país, siempre acuciantes. 
Casi ninguno de Uds. había nacido cuando yo era ya un estudiante de ingeniería. No he olvidado mis primeros años en la “Escuela”. Mi obsesión con los computadores. Mi fascinación con las calculadoras programables. Mi afición a los métodos numéricos. De todo aquello, de los cientos de semanas dedicadas a la programación, conservo una preferencia por el pragmatismo, por los problemas bien definidos, por las soluciones concretas para problemas concretos. 
Hace treinta años, pronuncié el discurso de grado de mi promoción.  Recuerdo la esencia del alegato: la aspiración humanista, la queja por la instrumentalización de la educación y la irreverencia impostada. En los últimos años he pronunciado muchos discursos de grado. Demasiados tal vez. No es un buen indicio, dirán algunos. Otros, más francos, insinuarán que estoy entrando en la etapa “Paulo Coelho” de mi carrera, en la filosopausia como dicen los académicos gringos, siempre críticos de los generalistas. 
Los discursos de grado son una tradición cuestionable. Los consejos gratuitos tienen en general poca audiencia. Estamos ya sentados en el avión. Todo está listo para el despegue. Nos hemos abrochado el cinturón. La azafata recita, entonces, sus recomendaciones. Pero no prestamos atención. No nos interesan sus advertencias. Ya veremos qué hacer si algo grave pasa. Nadie puede enseñarnos a vivir por adelantado. En fin, así me siento ante Uds., como la azafata locuaz ante su audiencia indiferente. 
No voy a abrumarlos con muchos consejos. Dudo, ya lo dije, de la eficacia de las arengas. Voy a ser económico. Pragmático. Simplista. Voy a hacerles una sola admonición. No va a cambiarles la vida. Ni va a transformar sus carreras. Pero sí puede hacerlos ligeramente más felices. Levemente más optimistas acerca de nuestro mundo, nuestro tiempo y nuestro país. 
Mi único consejo es simple: no vean los noticieros de televisión. Cambien de canal. Apaguen el televisor. Hablen con sus padres. Llamen a la novia. Jueguen video juegos. Lean El Quijote. Pero no les presten atención a las noticias. 
Espectadores sin memoria 
Empecemos con un primer punto. Las noticias son repetitivas, exasperantes. La música apocalíptica de la apertura presagia que algo extraordinario ha ocurrido. Pero la verdad es otra, casi nunca pasa nada. Las noticias son las mismas día tras día. Rutinarias, predecibles, un inventario de la miseria humana: asesinatos, violaciones, robos, actos de corrupción, etc. 
Los noticieros se han convertido en versiones audiovisuales de los tabloides, de El Espacio: sangre en la portada, soft porno en la contraportada y, en el medio, las fechorías de políticos. Los noticieros–dice Mario Vargas Llosa—legitiman “lo que antes se refugiaba en un periodismo marginal y casi clandestino: el escándalo, la infidencia, el chisme, la violación de la privacidad, cuando –en los casos peores—el libelo, la calumnia y el infundio”. Todo parece construido para saciar nuestra curiosidad perversa, nuestro apetito de escándalos. 
Esa carga de negatividad diaria nos va convirtiendo en «espectadores sin memoria». El escándalo de hoy reemplaza al de ayer. Los noticieros venden lo efímero como si fuera duradero. Prometen la novedad, pero entregan la rutina. Uno ve uno y los ha visto todos. 
Pesimismo artificial 
Pasemos a otro punto. Los noticieros entorpecen nuestro entendimiento del mundo. Si quieren entender el mundo, no vean las noticias. Las noticias se ocupan del estruendo, el escándalo y la tragedia individual. Pero el cambio social es gradual, parsimonioso, acumulativo y, por lo tanto, invisible. No suscita titulares. No genera emociones. No vende. 
En nuestro país, por ejemplo, la tasa de pobreza es la menor de la historia. La tasa de homicidio, la menor en cuarenta años. La mortalidad infantil ha disminuido sustancialmente. La desnutrición también ha descendido. Pero la mayoría piensa que estamos viviendo en el peor de los tiempos, en medio de un desastre sin nombre. Los noticieros han creado una suerte de pesimismo artificial. Mentiroso. 
Les propongo el siguiente ejercicio sociológico. Podríamos llevarlo a cabo hoy mismo, al final de esta ceremonia. Seleccionemos un ciudadano al azar, un típico consumidor de noticias, y hagámosle seguidamente la siguiente pregunta: “¿cree Ud. señor que la desnutrición en Colombia ha empeorado?” Anticipo que responderá indignado, “por supuesto”. Nuestro televidente no intuye, no sospecha siquiera, no conoce que hace 25 años uno de cada cuatro niños en Colombia estaba desnutrido, mientras actualmente uno de cada diez está en la misma condición. Las noticias han generado una suerte de negativismo por reflejo. 
No quisiera agobiarlos con tareas, pero voy a proponerles una muy simple. No tomará más de cinco minutos de su tiempo. Quiero que, uno de estos días, vayan a Youtube y hagan la siguiente búsqueda: «Hans Rosling_noticias». Encontrarán un video en el que Rosling confronta a un periodista en Dinamarca. Rosling, uno de mis héroes intelectuales, falleció recientemente después de una vida dedicada a visibilizar el cambio social, a mostrar, con humor y sapiencia, la mejoría en el bienestar y la salud de la humanidad. En el video de marras, exasperado con su interlocutor, se agacha súbitamente, coge uno de sus pies con la mano, lo levanta en el aire, señala la suela del zapato y le pregunta retóricamente al presentador, “¿considera Ud. que solo mostrar  la suela de mi zapato da una idea verosímil de mi apariencia?” Todas las suelas son iguales. No vale la pena sentarse frente a la pantalla a ver lo mismo todos los días. 
Daniel Kahneman, un pensador imprescindible y premio Nobel de Economía, ha llamado la atención sobre una falencia cognitiva, sobre el llamado sesgo de disponibilidad. Así la tasa de pobreza fuera muy baja, ínfima, de 1%, habría siempre miles de tragedias que mostrar, suficientes para llenar todos los noticieros. Sin contexto, sin análisis y sin investigación, cada tragedia se presenta como el resumen de una esencia, como la regla, no como la excepción. Las noticias, sugiere Kahneman, nos llevan a sobrestimar los riesgos y subestimar los avances. A menudo confundimos la pantalla con la realidad. 
Rolf Dobelli, otro pensador imprescindible, escribió recientemente un libro que compendia cien errores que atrofian el pensamiento. El penúltimo reitera una admonición ya reiterada: no vean los noticieros. Otros innovadores, cabría citar, por ejemplo, a Elon Musk, aconsejan lo mismo. Predican por conveniencia el optimismo. 
Queridos graduandos, les tengo una buena noticia. No sé si ya la conocían. Uds. pertenecen a la generación más afortunada de la historia de la humanidad. En promedio, ninguna generación previa ha vivido tanto como vivirán Uds. Nadie viajará tanto. Ni probará tantos sabores. Ni verá tantas películas. Nadie ha tenido tanta libertad ni tanto acceso al conocimiento. En sus bolsillos todos guardan un aparatico brillante, el Aleph de Borges, una ventana al mundo, a todo el conocimiento humano. Pero paradójicamente muchos piensan que estamos viviendo en el peor de los mundos. Mi invitación respetuosa es al optimismo basado en la evidencia. 
Por supuesto millones sufren todavía por el hambre, la enfermedad, la guerra, el odio y la corrupción. Pero el pesimismo no resolverá ninguno de estos problemas. Por el contario. Puede agravarlos. 
Sobrevaloración de la política 
Pasemos ahora a un último punto. Los noticieros no solo invisibilizan el cambio social; generan también otra idea equivocada: una sobrevaloración de la política, de las leyes y de los pronunciamientos de congresistas, jefes de organismos de control y ministros (me incluyo). Las leyes, por ejemplo, no cambian el mundo. Algunas veces son más una forma de evasión que un instrumento para la solución de los problemas. La política se caracteriza con frecuencia por la máxima grandilocuencia y la mínima eficacia. Los noticieros tristemente amplifican la farsa. 
Buena parte de la vida ocurre por fuera de la política. Muchos de Uds., estoy seguro, harán un gran aporte a la sociedad desde ámbitos más privados, más íntimos, más invisibles, donde nunca llegarán las cámaras ni los micrófonos. Si queremos cambiar el mundo, podríamos comenzar por el principio, por agradecer a nuestros padres como lo hacemos extrañamente los seres humanos, juntado nuestra boca a su mejilla, contrayendo los cachetes y haciendo un ruido instantáneo con los labios. Podríamos también estrecharle la mano a los compañeros más distantes. O abrazar a los profesores, quienes viven en últimas, lo sé por experiencia, del afecto de sus alumnos. 
Por último, no olviden usar el aparatico ese que brilla, el Aleph de Borges, para tomarse fotos con sus padres y hermanos. Deben guardarlas en la nube, en algún lugar seguro. Con el tiempo pocas cosas serán más preciadas. Los testimonios del amor son invaluables. 
Les deseo una vida plena. Plena de amores, lugares, sabores y experiencias. Les recomiendo el optimismo. Afortunadamente hoy no tendremos tiempo para ver el noticiero. Un abrazo a todos de todo corazón.

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  • diana patricia rivera sánchez
    13 diciembre, 2017 at 8:22 pm

    Hace varios días hago eso no veo noticieros no por decisión propia, sinó porque se ha dañado mi televisión, inicialmente quería comprar una nueva pero siento que no me hace tanta falta, ahora estoy concentrada en agradecer todo lo que me ha dado este año y planear con mucha ilusión el 2018 en el que espero seguirlo leyendo. Gracias

    • María del Carmen Cardona Loaiza
      17 diciembre, 2017 at 3:20 pm

      Diana la mejor decisión. Uo hace vsrios años no veo noticias. Y esto nos hace abrir la mente a encontrar otras formas más productivas de vivir. Como ejemplo: ayudar a otros…

    • Barbara Venegas
      18 diciembre, 2017 at 5:19 pm

      Poco, muy poco haría falta para completar este cuadro de la mente actual de nuestra sociedad. Tal vez recordar que los modelos de aprendizaje "se basan en los conocimientos neurológicos sobre las funciones del sistema límbico" y, éso, ha tenido las grandes implicaciones que apenas la neurociencia comienza a formular. La información que recibimos estimula continuamente está parte que es la más antigua del cerebro y, tal vez, debido a ello, nuestra amígdala permanece estresada la mayor parte del tiempo. ¿Cuándo cambiará está situación? Cómo dice mi admirado ministro y acojo yo, cuando nos decidamos por el 'Aleph de Borges' porque, entonces, comenzaremos a estimular la parte más nueva -poco y nada estimulada- del cerebro: el neocórtex y de él, nuestro maravilloso lóbulo frontal.

  • ANAMARÌA LEAÑO
    13 diciembre, 2017 at 8:38 pm

    Cada una de sus reflexiones me llegan al alma y al corazón.
    Gracias por compartirlas siempre.
    Espero tener sus reflexiones hermosas de vida por muchos años más.
    ¡Saludos!

  • Andrés Calle Noreña
    13 diciembre, 2017 at 9:06 pm

    Excelente. Alejandro Gaviria nos tiene acostumbrados a magníficos discursos. Discrepo del último punto. ¿Jóvenes, estudiantes, que no se involucren en la política y que esperen que otros decidan por ellos? Cómo puede ser. La despolitización de los estudiantes es el campo más propicio para los abusadores del poder. Si éstos, privilegiados, con la mejor información, no toman parte en lo público o no deciden en la política, es esperable que los peores, los ineptos y los gritones que conocemos pueblen el senado, los noticieros y que se coman el país como lo saben hacer.

  • Unknown
    14 diciembre, 2017 at 1:24 am

    así como la sabiduría la vamos percibiendo a través de nuestras vivencias… gracias señor Gaviria por compartir esos consejos..

  • Andres Felipe Munera Cano
    14 diciembre, 2017 at 2:36 am

    Alejandro ¿creés que los noticieros de radio tienen otro enfoque?

  • Unknown
    14 diciembre, 2017 at 2:42 am

    Muchas gracias…

  • Alejandro Gaviria
    14 diciembre, 2017 at 2:42 am

    Andrés Felipe: me parece que en general sí. Son menos dados al miserabilismo. Saludos.

  • Javi Guti
    14 diciembre, 2017 at 3:09 am

    Excelente reflexión!!! El optimismo nos programa para cosas buenas. ????????????

  • Anónimo
    14 diciembre, 2017 at 4:36 am

    Gracias por sus reflexiones acertadas nos olvidamos de lo mas important

  • jania marrugo
    14 diciembre, 2017 at 10:36 am

    No tengo Directv…me toca ver la tv local de Mendoza y lamentablemente usted señor Alejandro tiene razon…parece que es problema a nivel mundial.

  • Rafael Lara
    14 diciembre, 2017 at 12:32 pm

    Sencilla y sinceramente, Gracias!!!!

  • José Ignacio Pérez Rodríguez
    14 diciembre, 2017 at 12:50 pm

    Que bueno leer estos artículos de una persona como el señor ministro que es lo único bueno que tiene este gobierno. Definitivamente los noticieros llenan de "basura" nuestra mente. Buen consejo sr. ministro.

  • Henry C. A.
    14 diciembre, 2017 at 1:29 pm

    Por higiene mental silencio los noticieros por épocas. Es cierto, no cambian en lo esencial.

  • Henry C. A.
    14 diciembre, 2017 at 1:38 pm

    Gracias por su claridad, parece que es un funcionario lúcido en un Estado psicopático.

  • Martha Bottia Noguera
    14 diciembre, 2017 at 2:49 pm

    Esparcir únicamente las noticias malas lo único que puede hacer es llenar de desesperanza a la población. Es una forma de manipulación. Creo que si se debe estar informado/a pero debemos ser muy cuidadosos/as de cuáles son nuestras fuentes. ¡Excelente reflexión!

  • nuevecerocuatro
    14 diciembre, 2017 at 6:34 pm

    Excelente y calidoso en todo sentido. Solo creo que la radio es muy mediocre también… Y de los periódicos, pocos se salvan. Ya entiendo a los taxistas, prefiere lo que sea a julio, Darío, vicky, etc.. Etc…

  • Iván Osorio Sabogal
    14 diciembre, 2017 at 8:43 pm

    Gran reflexión, maestro. Un abrazo navideño para Usted

  • Juan Ramiro Betancur Velásquez
    14 diciembre, 2017 at 8:46 pm

    Gracias por la vacuna anti-estafiloapocaliptica con que nos infecta tanto seudo profeta desde todos los rincones del neo-oscurantismo. Prefiero este estado filopausico optimista al que nos invita con tan buenos argumentos, que el de ovejas asustadas y dispuestas a la manipulación de tanto avivato con datáfono. Le deseo de todo corazón que recupere plenamente su salud. Juan Ramiro Betancur

  • Rodolfo Prada
    14 diciembre, 2017 at 10:25 pm

    Como profesor de periodismo, considero oportuna esta reflexión. Gracias. Y que viva Netflix.

  • nuevecerocuatro
    14 diciembre, 2017 at 11:03 pm

    Es una excelente reflexión, muy válida. A mi juicio un poco indulgente con el problema de fondo que es el "mal periodismo" en general, y específicamente el mal llamado "de opinión", manipulado por los grupos económicos dueños de los llamados "medios". La "fracasomanía" es, indudablemente, una gran "mina de oro" para estos medios empecinados en el "rating" y en el control politico e ideológico general al servicio de sus dueños. Y los "periodistas" que moderan esas mesas de opinión son de una ignorancia monumental y un adolecen sin saberlo de un servilismo que produce compasión y asco. Los noticieros de televisión apenas la zona que accede a los que no leen prensa ni oyen radio, y solo esperan la franja de goles y tetas, mientras empieza el "reality" y la fila de novelas. Ya se sabe a quienes de esta haciendo referencia: fiscales "ad-hoc" con libreto aprobado por sus patrones, arrodillados al poder y a su sueldo, aquellos que hablan de "nuestro policías y soldados", "nuestros campesinos" y "los Empresarios". Alejandro le ha dejado un muy buen consejo a estos graduandos, pero les dejó abierta una puerta grande para el despiste y el desinforme del ingenuo que todos llevamos dentro. Faltaría, en mi opinión, sin subestimarlos, plantearles el panorama completo. Ese discurso de grado no saldrá ni el Caracol, ni en RCN, ni en W, ni en El Tiempo, ni en Semana, ni en la FM, ni en Blu, ni en El Colombiano ni en muchos otros… ¿o, de pronto, para desmarcarse, se arriesgan?.

  • Anónimo
    15 diciembre, 2017 at 1:14 am

    Alguien, alguna vez dijo que los noticieros a veces acertaba n con el pronóstico del clima, solo daban los hechos verídicos cuando decían los resultados deportivos, y del resto eran un montón de mentiras

  • Dalila Camelo
    15 diciembre, 2017 at 1:45 pm

    Que reflexion tan bonita. Usemos el aparatico para difundir optimismo y esperanza, no dolor y tristeza.

  • carlos alberto puentesgonzalez
    16 diciembre, 2017 at 12:32 pm

    La apocalíptica realidad que buscan dar a conocer los medios de comunicación y que hábilmente los políticos de todas las tendencias y partidos utilizan para su beneficio, lograr el apoyo de un elector despistado, sin criterio y sin compromiso con el mismo y menos con la sociedad.

  • William
    16 diciembre, 2017 at 12:36 pm

    Venía percibiendo algo parecido a esto desde el ejercicio profesional en los medios, ahora desde la academia es el momento para ayudar a crear una generación de estudiantes de periodismo con una visión del mundo enfocada al servicio de la sociedad. Desde ahí debe llegar el cambio de lo que vemos en las pantallas.
    Gracias ministro por iluminar con sus palabras.

  • Unknown
    16 diciembre, 2017 at 1:23 pm

    ¡Magnífico!!
    Necesitamos que nuestros jóvenes escuchen más y más atentamente mensajes como este.
    Gracias

  • His
    16 diciembre, 2017 at 2:41 pm

    Ministro, felicidades. Me alegra verlo y leerlo mucho mejor. Excelente cierre de año, rendición de cuentas y en todos los aspectos. Buen discurso, mi televisor salió del cuarto hace muchos años y los canales nacionales son algo ya lejano. Definitivamente el espacio que queda ha Sido enriquecedor.

  • C. Mendoza
    16 diciembre, 2017 at 3:06 pm

    ¡Qué maravilla de discurso! Compartiré ampliamente este texto. Gracias por ampliar nuestro horizonte y hacernos ver que la vida mejora.

  • Manuel Santiago Moreno Castro
    16 diciembre, 2017 at 10:02 pm

    Dr.Gaviria ya había leído su discurso pero como siempre,usted tiene la capacidad de sorprenderme, siempre lo volveré leer. Gracias

  • Norman Augusto Mesa Lopera
    16 diciembre, 2017 at 11:45 pm

    Este ministro se tomó confianza para ponernos a pensar a los colombianos cada año, y en actos de graduaciones escolares. Gracias don Alejandro…

  • Exitosa
    17 diciembre, 2017 at 2:02 pm

    Hace mucho tiempo deje de ver noticias, pirque en realidad no me enriquecía para nada, me si cuenta que cada noticia es sólo negativas a todo, nunca soluciones y siempre tragedias y defendiendo a los malos. ( violadores, políticos. Fuerza publica). Ni siquiera la propia audiencia hace nada, solo es repetitiva y parecen grabadoras con las noticias. Agradezco mucho este documento de Alejandro y ojala los próximos estudiantes si sepan desarrollar bien la noticia y el periodismo

  • María del Carmen Cardona Loaiza
    17 diciembre, 2017 at 3:33 pm

    Es uno de los mejores consejos que podemos recibir. Particularmente me llena más estar leyendo sobre crecimiento personas, ser más espiritual, poder conocer personas que enriquecen tanto en lo personal como en lo espiritual. Gracias!!!

  • CPGL
    18 diciembre, 2017 at 12:49 pm

    Que gran regalo el discurso de Gaviria. Es una realidad que nos abruma ya la vez nos deshumaniza. Es una invitación a ver lo que hay detrás del velo de la superficialidad, la búsqueda de la verdad nos ayuda a ser felices, es un trabajo diario….

  • Anónimo
    18 diciembre, 2017 at 4:19 pm

    Señor Alejandro, plausible su intento pero, desenfocado. Dicho discurso da cuenta de la gran crisis de todo tipo, sobre todo moral, que vive la prensa mundial, que en Colombia presenta connotaciones aberrantes. En términos generales la Prensa Libre se acabó y ya lo que existen son conglomerados de negocios, que cuentan entre sus líneas de negocio, un medio masivo de comunicación. Aquí radica el problema. El problema es la pauperización moral de los medios de comunicación, y por ello su discurso hubiera sido perfecto para una graduación de una facultad de comunicación y periodismo, no una de ingenieros. Es cierto, no podemos estar presas del pánico, debemos predicar la construcción y el optimismo, pero tampoco podemos venderle a los jóvenes graduados de un pregrado (que es el equivalente a ser bachiller hace 30 o 40 años), muchos de los cuales son ingenieros pero no saben leer ni escribir, que el mundo son ríos de leche y miel, y que las malas noticias son producto de lo que dicen los medios, es inclusive peligroso. Que tal que no nos informemos de lo que pasa en Venezuela, para poder ver el peligro que se cierne sobre Colombia, por ejemplo. Para eso sirven los noticieros. Lo que hay que enseñarle a los jóvenes es a mirar la prensa con criterio, a no tragar entero, a discriminar. A que más allá de ver noticieros frecuentemente, cuando no tengan algo mejor que hacer, lo fundamental es vivir informados. También para que puedan discernir de dónde salen las cifras de los gobiernos, quiénes son los economistas que diseñan los índices y sistemas de medición, por ejemplo de la pobreza; y que todo está interconectado, es cierto que en general el progreso pasa por ámbitos diferentes al de la política, pero desconocer la ineludible conexión entre la Ley y el avance social, político, económico, científico, es como decir que los presupuestos de las universidades públicas y hasta las privadas no dependen de la Ley y la Política, al igual que los centros de investigación científica, como por ejemplo los hospitales universitarios y Colciencias. El discurso es peligroso y desconectado en ese sentido. Descrestar unos graduados de pregrado con cuatro o cinco autores, no garantiza la validez del discurso.

    • Anónimo
      24 diciembre, 2017 at 5:10 am

      ������

    • Fernando Mejia
      28 diciembre, 2017 at 3:29 am

      Excelente respuesta

  • Alejandro Gaviria
    18 diciembre, 2017 at 5:07 pm

    El comentario del anónimo anterior parte de un supuesto extraño, que los ingenieros no saben leer. Yo me ratifico: los noticieros impiden un correcto entendimiento del mundo y en nuestro país sobrestimamos el papel del derecho como motor de cambio social.

  • Anónimo
    18 diciembre, 2017 at 5:22 pm

    Don Alejandro, se refiere usted a mi comentario, soy Fernando Rodas, ciudadano de Medellin, no me identifique por razones de brevedad en el envío. Su comentario respuesta es tan superficial como lo fue el enfoque del discurso, no el discurso mismo que en cuanto a reflexión sobre el papel de los medios de comunicación actualmente, tiene todo el valor. Usted reduce mi comentario a un "supuesto extraño" y de esa manera lo trivializa. Ahora, si lo que usted pretende plantear es un debate entre disciplinas, por ejemplo entre el derecho y otras disciplinas en el marco del cambio social, ya pasamos a otro tema, aclarando que es un error identificar el derecho con la política, y con el ejercicio del gobierno.

  • Alejandro Gaviria
    18 diciembre, 2017 at 6:27 pm

    Con el derecho hago referencia a las leyes, sentencias, decretos, resoluciones, etc.

  • Anónimo
    18 diciembre, 2017 at 9:03 pm

    Dr. Gaviria, siempre he tenido gran admiración por usted. Me pareció muy interesante su discurso, he tratado de ponerlo en práctica y con sólo un detalle ya estoy contenta. Tengo TV en la cocina y cuando preparo la comida oyendo el noticiero ésta no queda tan sabrosa como cuando escucho otro canal de variedades o música. Gracias por existir.

  • Cristian Munive
    18 diciembre, 2017 at 10:25 pm

    Buenas tardes señor Alejando, primero felicitarlo, me gustó mucho su columna. Lo segundo que quiero hacer es realizar un paradigma entre su discurso y la teoría de las ventanas rotas, la cual conocí a través de una columna del profesor Wasserman y que la resume como que: "la gente tiende a romper las ventanas de un edificio que ya tiene algunas rotas. Que la gente bota basura donde ya hay basura en el suelo". Leyendo su discurso y re leyendo la columna del profesor Wasserman, me surge la siguiente opinión. Es posible que la concepción de una sociedad cada vez más desquebrajada en todos sus aspectos, producto en gran medida de la percepción que tomamos sin filtros de los medios de comunicación que más nuestra sociedad, sea generador de una noción generalizada de que procurar el bien común, es ir en contra de la corriente. Puede que una percepción distinta de los medios, en donde las noticias buenas tengan un papel preponderante, brinde a nuestra sociedad el escenario de "un vecindario limpio" y que esto implique que los ciudadanos lo queramos cuidar con mayor compromiso y verlo seguir creciendo. Me gustaría conocer su opinión ingeniero. Saludos!

  • Anónimo
    19 diciembre, 2017 at 12:34 am

    Enhorabuena a todos aquellos que han sido sus alumnos, porque el valor agregado que reciben de usted profesor es aquel que pocas veces se encuentra en un aula de clase. Sólo los que sienten pasión por la enseñanza obsequian regalos que sin duda llevan a la reflexión!! Gracias totales por compartir tanto en su bitácora.. Un abrazo fraterno desde el otro lado del charco
    @magdaximena

  • Leticia Naranjo
    19 diciembre, 2017 at 2:25 am

    Excelente consejo, excelente discurso. Gracias, ministro.

  • Mauricio Bejarano Botero
    22 diciembre, 2017 at 4:57 am

    Me gusta mucho leerlo, pues además de compartir muchas de sus ideas, encuentro muy necesaria su insistencia en mantener una visión pragmática, basada en evidencia, educada y libre de dogmas. Gracias por estar dispuesto para el servicio público y la educación. "rara avis"

  • Piensa Libre.
    22 diciembre, 2017 at 8:22 pm

    Ministro, aunque no lo conozco lo quiero mucho y considero que su presencia en el futuro del país es indispensable. Deseo que el año que viene lleguemos a la meta de la remisión y que siga dando lata en este país de borregos en el que es necesaria la mentalidad libre de un buen líder. Abrazo grande.

    • Alejandro Gaviria
      26 diciembre, 2017 at 4:15 pm

      Gracias por los buenos deseos. Un abrazo igualmente.

  • Luisa Gil
    24 diciembre, 2017 at 12:22 am

    Ministro Alejandro. Gracias por escribir me gusta mucho su estilo. Me ayuda a valorar cada vez mås. Me ha llevado a sentirme orgullosa de asombrarme. Gracias nuevamente por que el leer casi todo lo que usted escribe me ayuda a saber que de este linfoma que me identifica como su colega/paciente de lucha vamos a salir airosos viviendo cada vez mejor. Yo decidī vivir en modo felicidad. Lo aprecio como si lo conociera desde siempre. Feliz Navidad

  • cesar
    24 diciembre, 2017 at 4:51 am

    Como siempre, usted lo pone a pensar a uno cada vez que escribe o habla, siempre importantes y valiosos aportes.

  • Anónimo
    27 diciembre, 2017 at 8:32 pm

    Hace muchos años que no ceo noticieros, me parecen muy tristes. Por lo general muestran lo mas malo de nuestro pais. Pero esto no ocurre solamente en Colombia….ocurre en todo el mundo. No se si ustedes recuerden la pelicula "duro de matar 4" donde Justin Long, en su papel de Mat Farret (haker), nos dice que el no ve noticieros…..fueron creados para que las personas siempre tengan miedo

  • JAIME VELASQUEZ Rios
    28 diciembre, 2017 at 3:30 am

    Creo el odio y el resentimiento es los que nos tiene envenenados y los noticieros de acuerdo a la tendencia política nos acaban de envenenar. No hemos podido aprender que para vivir bien, en comunidad, es necesario la reconciliación y el perdón

  • Fernando Mejia
    28 diciembre, 2017 at 3:35 am

    Muy desasentado, como miembro del gobierno paga propagandas en esos noticiero, es una doble moral terrible, sabe cómo el gobierno manipula los medios y ahora sale hablando de ellos. Entonces porque pagan propagandas en esos espacios con recursos del ministerio que dirige?. Que debe decir de su hermano Pascual? . Humilla un oficio loable como el de los periodistas, cuantas cosas buenas hacen y dicen. Lo que sucede es que en este momento no le conviene lo que algunos noticieros publican. Para mí es escencial estar informado, ya cada uno analiza, pero además nos menosprecia considerando que no hacemos análisis de lo que los noticieros informan.

  • javiergarayfernandez
    28 diciembre, 2017 at 11:33 am

    Saludos Alejandro. Gracias por sus letras; motivantes, enrriquecen y que obligan al cambio.
    Una pregunta : Sucedería igual con el periódico en linea y la radio? Inmersas también en un despliegue informativo fugaz !

  • Anónimo
    28 diciembre, 2017 at 4:20 pm

    Hola. Presenta muy buenos argumentos. Gracias!

  • Elisa
    31 diciembre, 2017 at 6:05 pm

    Nunca es fin de año porque el único final posible es el final imposible. El verdadero final, que es único. El verdadero fin de año es el fin de los años, el fin de los cuentos, el fin de las cuentas. Mientras, hay un planeta que gira alrededor de una estrella y que no sabe de calendarios, ni de comienzos ni de finales. Nunca hay un final para lo que gira porque tampoco hubo un inicio. El planeta no sabe de cuentos, ni de cuentas. Solo gira, volviendo eternamente a realizar el mismo giro. Una piedra suelta en un universo de piedras sueltas, donde vaya a saber por qué se produjo algo que en su devenir evolutivo creó sentido. (…)El ser humano, ese animal que se narra a sí mismo. Y que provoca que el año tenga un sentido que exceda a la piedra girando alrededor de la estrella. Un sentido donde al final de cuentas, se pueda hacer un balance y contablemente definir: ¿hubo sentido o no hubo sentido? (…) Los fuertes celebran fin de año como si fuera el final, o el inicio (que es lo mismo). El resto es literatura. El resto no cambia el mundo: crea mundos. Muchos mundos, como tiene que ser el mundo: muchos y ninguno. Cuenta sabiendo que cada cuento cuenta en la medida en que no cuenta. Descuenta. Interrumpe la cuenta. Juega, sabiendo que todo es juego. Sueña, sabiendo que todo es sueño y que no se puede sino seguir soñando (…)Celebra fin de año sabiendo que no es el final (…) Es la piedra que gira un año más, descontando los años que restan para ese final imposible. Solo gira, volviendo eternamente a realizar el mismo giro. Una piedra suelta en un universo de piedras sueltas…
    DARÍO SZTAJNSZRAJBER Texto publicado en Tiempo Argentino en 2015

  • Juan Pablo Poveda Medina
    10 enero, 2018 at 10:09 am

    Apreciado Ministro Gaviria:
    Reciba un saludo especial desde http://www.medicosgeneralescolombianos.com
    Sigo sus escritos e intervenciones a través de Internet y Youtube y veo con satisfacción como evoluciona de manera muy satisfactoria lo que parece ser ya un tema del pasado todo ese asunto de su salud. Estoy seguro que la providencia divina lo esta acompañando. Desde mi óptica y sin ser para nada un fanático religioso es usted una especie de Saulo de Tarso del siglo XXI. A pesar de su Pseudoateismo tímidamente confesado, transmite usted una muy grande espiritualidad a juzgar por el impacto y las reacciones que su discurso viene produciendo en la gente, diría mejor en la sociedad como un todo.
    Estaba convencido de que dejaría el ministerio, muy a mi pesar, pero con sorpresa vimos que se quedó haciendo gala de un extraordinario coraje que parece fluirle con silenciosa naturalidad como signo inconfundible de la aceptación y la confianza (Fé) propias de un místico.

    Hace muchos meses he querido hablarle sobre el importante papel que deberían cumplir los Médicos Generales al interior del Sistema de salud, pero nunca encontré como "el ladito" para metérmele con este asunto ya que siempre los he visto muy convencidos de sus propias verdades. Además el estigma que alrededor del Medico General han creado "los noticieros", nos dejan sin mayor posibilidad de abrir la boca para decir nada distinto a agradecer por habernos bajado el ingreso de 23 salarios mínimos hace 20 años a 3 salarios mínimos en la actualidad. O para agradecer también por haber perdido por completo la autonomía profesional y habernos convertido en simples remitidores. Nuestro país paso de tener 60.000 médicos en ejercicio hace 20 años a tan solo 25.000 en la actualidad. Significa esto que hoy en día tan solo los especialistas son los que realmente ejercen la profesión. Los demás, es decir los médicos generales, nos convirtieron en simples escribientes y remitidores bajo la mirada aquiescente de nuestro propio estamento médico, ya que su gran mayoría comienza a sudar frió cuando la oportunidad de sus consultas baja de 3 meses a dos meses y les aterroriza pensar que esta pueda llegar a estar al día, situación que deberia ser considerada como ideal.

    En el ejercicio psicológico propuesto por usted al referirse al pesimismo artificial le propongo que salgamos a la calle y preguntemos a la gente si cree que los médicos generales en Colombia están bien o mal preparados y absolutamente nadie le va a responder que estamos bien preparados, cosa que de por si ya resulta sospechosa, siendo ademas absolutamente falsa. La verdad es que es el Sistema el que nos impide ejercer como parte de una estrategia fundamental para contener el gasto. Y por supuesto los "mentirosos" noticieros nos presentan casi como la octava plaga de la humanidad.

    El Médico General esta actualmente sometido, atacado y humillado por todos los actores sociales con los que interactua. De una parte los pacientes no creen en él, siempre están poniendo en duda sus conceptos y con increíble frecuencia han llegado incluso a la agresión verbal y física. De otro lado, el Sistema los remunera de la peor forma posible con vínculos laborales que en su gran mayoría no son otra cosa que modernos métodos de esclavitud y aberrantes e ilegales formas de vinculación laboral. Además como ya dijimos les impide ejercer la medicina para cual fueron formados. La mayoría de los médicos generales considera que el Sistema de Salud en Colombia no les permite ejercer mas allá del 30 % de lo que aprendieron en la Universidad, situación muy ligada a la falta de interés para adquirir nuevos conocimientos, habilidades y destrezas prácticas. Este ha sido mi discurso desde hace más de 14 años que iniciamos el Portal. Y confieso como usted, que casi siempre me he sentido como "la azafata locuaz ante su audiencia indiferente", en la que por supuesto y dicho con el mayor respeto, se encuentra usted.

  • Juan Pablo Poveda Medina
    10 enero, 2018 at 10:32 am

    Avedis Donabedian, imprescindible estudioso de la Calidad en Salud demostró los altos costos de la No Calidad en Salud frente a un servicio prestado con Oportunidad, Suficiencia e Integralidad. Pero resulta que en Colombia el Sistema de Salud con su órgano rector a la cabeza, están convencidos de que es mas barato esperar y dilatar los problemas de salud para que sea el super especialista quien dé el concepto final y adopte la conducta definitiva, así el tortuoso camino para llegar a este vaya quedando sembrado de mayor morbilidad y mayor mortalidad.

    Desprecio y me apeno por todos aquellos que lo han insultado insinuando que por usted ser el ministro recibió una atención oportuna que le permitió, estoy seguro, salvar su vida. Sin embargo, y en aras de un ejercicio meramente intelectual, no puedo dejar de pensar en la infinidad de pacientes en los que se pierde un tiempo muy valioso que afecta directamente el pronóstico de su patología, enredado en tramites, conductos regulares (para mi irregulares), autorizaciones e interconsultas a mi juicio absolutamente innecesarias, ya que en una primera consulta un médico general con verdadera autonomía, autoridad y solvencia podría resolver y a un costo infinitamente mas bajo para el Sistema.

    A manera de ejemplo y dicho de otra manera señor ministro, si una persona llega a un consultorio de un medico general con una ulcera gástrica y este pudiera ejercer con verdadera autonomía, el problema se diagnosticaría, se trataría y se resolvería completamente en muy corto tiempo y a muy bajo costo. Pero resulta que en Colombia este paciente se debe remitir a otros niveles de atención con el eufemismo de que va a ser mejor tratado cuando lo que todos sabemos es que lo que se busca es encontrar en el camino distintas formas de contener el gasto. Nada mas equivocado ya que cuando dicho paciente llega por fin al especialista, su ulcera posiblemente ya se perforó, seguramente requerirá hospitalización y los costos para el sistema se habrán multiplicado exponencialmente.

    40 Billones de pesos son un presupuesto que estoy seguro alcanzaría "para dar y convidar" siempre y cuando nos permitieran ejercer a los Médicos Generales la medicina para la cual hemos sido formados. Nunca entenderé por qué en todas partes se repite que el medico general es el actor mas importante del sistema pero sin embargo es al que peor hay que pagarle y al que menos se le debe dejar hacer. Un médico General bien remunerado, bien descansado, bien preparado y bien empoderado significaría incalculables ahorros para nuestro Sistema de Salud.

    Ayúdenos señor ministro a recuperar para Colombia el valioso recurso humano que hoy se encuentra intimidado y amordazado, representado en mas de 50.000 médicos generales ansioso de poder servir realmente a nuestro país. Ya sé que usted va a decir que el MiPres nos devolvió la autonomía. Permítame decirle que este tuvo un efecto búmeran ya que según nuestros propios sondeos el medico general que logra entender como funciona prefiere no usarlo temiendo que a la siguiente renovación de contrato no se lo renueven por hacer uso de dicha herramienta. Pero tal vez la razón mas importante es que con los 8 minutos escasos que les imponen para atención de un paciente no puede darse el lujo de gastar la media hora que le toma llenar el aplicativo.

  • Juan Pablo Poveda Medina
    10 enero, 2018 at 10:33 am

    Dirá usted ta,bien que la solución esta en formar mas especialistas en Colombia. Sin embargo, esta que necesariamente debería ser una estrategia de largo plazo y en principio creo que no tendría mayor acogida por parte del gremio de especialistas como lo señalamos antes. La verdadera razón es que ademas de ser muy escasas las plazas para especializarse en Colombia, el médico general colombiano termina buscando esta en otros países y una vez la termina prefiere quedarse afuera y no regresar a Colombia. No es una coincidencia que Colombia tenga la mas baja tasa de plazas para especialización comparado con todos los países de nuestro continente. Es así como mientras Cuba tiene 42.5 plazas por 100.000 habitantes, Argentina 7.7, Uruguay 7.0, República Dominicana 6.7, Brasil 5.4, México 5.0, Costa Rica 4.5, Paraguay 4.4, Perú 4.4, Bolivia 3.8, Chile 3.6, Honduras 3.4, El Salvador 2.4, Colombia en el último lugar solo tiene 1.7 plazas para especialización en medicina por 100.000 habitantes.

    Este es pues señor ministro mi aporte a la sociedad "desde ámbitos más privados, más íntimos, más invisibles, donde nunca llegarán las cámaras ni los micrófonos." gracias a Dios. Seguiremos como siempre dispuestos a colaborar en las buenas iniciativas que surjan desde el gobierno nacional.

    Cordial saludo

    Juan Pablo Poveda Medina
    MEDICO GENERAL
    Especialista en Administración en Salud y Seguridad Social
    Diplomado en Derecho Médico

  • Jose Julian Lopez Gutierrez
    12 enero, 2018 at 10:02 am

    Excelente consejo señor Ministro, como docente lo replicare a mis estudiantes

  • Gerencia MH
    18 enero, 2018 at 2:39 pm

    Muy buena reflexión Ministro.La comparto completamente.
    Lamentablemente lo que vende son las malas noticias pero ya todos nos estamos cansando.
    Esta situación no es nueva. Lo viví hace mas de 20 años en el antiguo Seguro Social donde un noticiero entrevistó mas de 50 personas de una fila larga que se hacia en un laboratorio en la mañana para toma de muestras pero que corría rápido. Cuando vimos la noticia, sólo mostraron el testimonio de 3 que habían llegado temprano o les pareció demorado y no el de la gran mayoría que estaban satisfechos. Esto creó la imagen de un mal servicio cuando en realidad era altamente valorado por los usuarios. Cuando hice la reclamación, el periodista afirmo falsamente que mi molestia se debía a que deseaba una entrevista y ellos no la hicieron. Me sentí atemorizada por la capacidad de mentir de ese "periodista" y no ahondé en el tema.

  • Santiago Osorio
    24 febrero, 2018 at 10:12 pm

    Me gusta este discurso. Lo reconozco luego de años investigando sobre los flujos de la información y la propiedad de los medios de comunicación. Algo de silencio y escuchar la respiracion propia a diario no está nada mal para descansar de este bombardeo de contenidos.

  • Santiago Osorio
    24 febrero, 2018 at 10:18 pm

    Me gusta este discurso. Lo reconozco luego de años investigando sobre los flujos de la información y la propiedad de los medios de comunicación. Algo de silencio y escuchar la respiracion propia a diario no está nada mal para descansar de este bombardeo de contenidos.

  • Adriana Sotelo
    9 marzo, 2018 at 9:57 pm

    Ministro Gaviria, cada vez que lo leo siento también que yo misma he entrado en la Filolopausia y la disfruto. No me hace usted y sus palabras reaccionar inmediatamente, me hacen pensar…pensar es cada vez algo a lo que se le huye con más frecuencia, es como un miedo tácito. Le agradezco que siga escribiendo, que siga siendo Ministro y que nos siga inspirando.

  • Robert Smith
    25 junio, 2018 at 5:38 am

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  • Robert smith
    15 octubre, 2018 at 6:08 am

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    28 octubre, 2019 at 1:03 am

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