Reflexiones

Un decálogo reformista

  1. El reformador debe combatir dos formas extremas de dogmatismo: la primera postula que el Estado (o la estatización) es la solución de todos los problemas; la segunda, que, directa o indirectamente, el Estado es la fuente de todos los problemas.
  2. El reformador debe tener en cuenta que, así como hay fallas de mercado, hay fallas de Estado. Cualquier intento de reforma tiene que partir de un entendimiento sofisticado de ambos problemas.
  3. El reformador debe rechazar la disyuntiva falsa entre “un sistema injusto y corrupto que no puede mejorarse y otro racional y armonioso que ya no habría que mejorar”. El cambio social no es cuestión de todo o nada, es cuestión de más o menos.
  4. El reformismo permanente, continuo, basado en el conocimiento práctico de los problemas, es siempre más eficaz que el reformismo ocasional y utópico, basado en concepciones ideológicas y en objetivos grandilocuentes.
  5. El reformador debe huir de las utopías regresivas, de la retórica pomposa de la revolución y de los que destruyen sin haber construido.
  6. El reformador nunca debe perder de vista los valores progresivos, los objetivos intrínsecos de todo proceso de cambio. Las reformas se hacen para la gente, no para los agentes (quienes casi siempre disfrazan sus intereses particulares de altruismo y desprendimiento).
  7. El reformador debe ser consciente de una asimetría fundamental: el poder del Estado es mayor para redistribuir que para generar bienestar. Por ello muchos reformadores terminan siendo árbitros de contiendas redistributivas, decidiendo qué grupo  gana y qué grupo pierde pero no contribuyendo al bienestar de las mayorías.
  8. Las reformas legales cambian los incentivos, pero no cambian las normas sociales (la cultura). Tampoco crean, por sí solas, capacidades colectivas. Por lo tanto los efectos de las reformas legales son con frecuencia inferiores a lo presupuestado.
  9. Los reformadores deben evitar caer en “la pretensión del conocimiento”. En los sistemas abiertos y complejos, los efectos de los cambios legales son en buena medida impredecibles e imprevisibles. De allí la importancia del gradualismo y la experimentación permanente.
  10. El reformador debe entender que casi siempre es una figura trágica. Su respetabilidad (ética) viene de su insistencia en hacer lo que toca en contra de las fuerzas (mayoritarias) de la insensatez, el oportunismo y la indiferencia.

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  • Anónimo
    6 octubre, 2014 at 3:11 am

    Si el reformador tiene ¨entendimiento sofisticado ¨ ¿entonces el resto somos unos zopencos?, en ningún de sus puntos esta presente la discusión democrática. Su reformismo es el nuevo despotismo ilustrado.

  • Alejandro Gaviria
    6 octubre, 2014 at 3:28 am

    Hay críticas que enaltecen. La de arriba por ejemplo.

  • Anónimo
    6 octubre, 2014 at 4:30 pm

    Ministro, ¿por què tanta indiferencia y oìdos sordos ante la tragedia de Camila Abuabara? Ella NECESITA un transplante en MDAnderson para VIVIR…de lo contrario morirà. Autorizar el TTO allà es parte de su recuperación. Por favor atièndala…es una vida la que està en riesgo.

  • Alvaro Forero Navas
    6 octubre, 2014 at 9:46 pm

    Los "reformistas mesiánicos" creen que una reforma es el resultado "genial" o "visionario" de un talento sin igual, que les permitirá inscribir su nombre en la historia al lado de los faraones. Tales reformadores pierden la dimensión destructora e implacable del tiempo y de la abulia de los pueblos.

    Alvaro Forero Navas
    @DePacotilla

  • Anónimo
    11 octubre, 2014 at 2:50 am

    Diré algo que para muchos será desconsiderado. Camila no necesita el trasplante, está obsesionada con el trasplante, en contravía de lo que han dicho los médicos. En EEUU, los especialistas le dijeron que el estado de su enfermedad todavía requiere de mucha quimioterapia la cual, si falla, hará necesario el trasplante. Camila se está autodiagnosticando y automedicando. Ha hecho de un capricho personal (de cierta manera comprensible) una causa nacional. No lo necesita, no todavía.

  • Anónimo
    14 octubre, 2014 at 5:42 am

    me bendigo por no oír radio…y por ver a duras penas algunas noticias en tv nacional…

    sobre el decálogo… hay que leer cada item …reflexionar sobre el…una cosa me es clara: sólo un hombre de centro (democrático) (curiosa suma de palabras)…puede ser un reformador permanente…

    me va quedando algo…con qué indicadores se mide la reforma…y cómo se hace para que sea permanente…

    voy masticando, por ahora lo imprimo

  • JAVIER JOSE VERGARA GIRON
    20 octubre, 2014 at 1:38 pm

    Los Sistemas de Salud, se fundamenta en un principio de la Calidad, que es, el mejoramiento continuo, por tanto requerimos de reformas continuas, algunas positivas otras equivocadas, pero si aportamos constructivamente, tecnicamente y sin interes individual lograremos el mejoramiento. por Ejemplo, hay que reformar desde la misma norma, como se administra y como se gestionan las Empresas Sociales del Estado Hospitales, estas deben funcionar en redes (desde los departamentos o distritos), donde las de mas alta complejidad puedan gestionar y administrar las de media y baja, en sus procesos de contabilidad, administrativos y de de gestión calidad de una forma unificada, procesos de Talento Humano que permita el acceso de las especialidades tan escasas que hay en zonas apartadas, procesos de referencia y contrareferencia articulados, todo ello nos va a llevar a ahorrar recursos económicos, a manejar mejor el Talento Humano, no podemos seguir con hospitales de baja complejidad con un gerente, un administrador y un director científico, ademas de la carga administrativa, cuando un hospital de baja puede funcionar perfectamente con un director medico, y fortalecer la suficiencia de Talento Humano Asistencial. EN CONCLUSIÓN: Menos criticas y mas aporte al mejoramiento continuo, que es responsabilidad de todos, que en cada comentario dejes una propuesta para mejorar nuestro Sistema de Salud es lo Importante.

  • Alejandro Gaviria
    21 octubre, 2014 at 4:01 pm

    Gracias Javier por su aporte y lucidez.

  • Alejandro Méndez Martínez
    24 octubre, 2014 at 5:37 pm

    Puntos 8 y 9 son competencias comunicativas y de negociación que tocan a la cultura, en este caso imaginarios, subyacentes, bajo la óptica apoyada en el pensamiento habermasiano. Totalmente de acuerdo con Javier José Vergara, sobre todo con opinar para aportar soluciones, de sabotaje y trolles desborda el mundo de la inutilidad. Ministro, pienso que en el camino de la reforma al Sistema de Salud, las prácticas clientelistas en las universidades para el acceso a especializaciones debe ser un tema eje. Saludos.

  • Anónimo
    29 octubre, 2014 at 10:55 pm

    Javier José:

    El mejoramiento continuo es una contradicción en términos. Solamente se puede mejorar lo que ya se tiene y esto nos torna defensivos. Pésima actitud ante una empresa reformiste. Nos predispone de forma negativa al cambio.

    Adicionalmente decir que éste es responsabilidad de todos es la vuelta a la manzana. Lo que es responsabilidad de todos no es responsabilidad de nadie. Es mejor pensar en cambios contundentes en incentivos y con responsables directos.

    No sé que le vio Alejandro de lucidez a ese comentario

  • Daniel Pacheco
    7 noviembre, 2014 at 2:57 pm

    Me gusta este manifiesto del centro extremo.

  • Anónimo
    7 noviembre, 2014 at 8:41 pm

    Tu eres uno de los peores ser humanos que he visto en un cargo publico tan importante. Que lastima por nosotros el pueblo que sufre por ustedes

  • Anónimo
    9 noviembre, 2014 at 8:51 pm

    Definitivamente usted es el único ministro de Santos que sirve. Usted es una rara excepción en este gobierno: reflexivo, pragmático y a la vez con principios, competente, preparado y valiente. A pesar de no estar de acuerdo con todas sus posiciones, como ciudadano y médico en formación le agradezco su gestión.

  • Lanark
    17 noviembre, 2014 at 3:45 pm

    Cada teoría o incluso discurso tiene su ámbito de aplicación. Es claro que la sociedad en la que vivimos requiere funcionarios "técnicos" que sepan lo que hacen, y este decálogo es una muestra muy clara de algunos preceptos que estos funcionarios tienen que seguir para no hacer desastres. Desde luego que es la gente, toda la gente, la que debe decidir qué es lo deseable a través de algún proceso democrático (como pretenden hacer nuestras instituciones caricaturescas). Los expertos no tienen por qué decidir qué es lo deseable más que cualquier otro ciudadano. Pero no se gana nada empantanando el trabajo de los expertos (que necesitamos para decidir minucias que casi nadie más entiende bien) con trampas ideológicas.

    Trampas ideológicas, valga la aclaración, no sólo son los discursos utopistas, sino también esa jerga de manager de la "calidad" la "mejora continua", la "excelencia", la "competitividad", etc. Aunque sea el caso que hay quien no puede pensar por fuera de ese lenguaje, no está de más desafiarlo de vez en cuando.

  • Alejandro Gaviria
    17 noviembre, 2014 at 4:46 pm

    De acuerdo con el comentario (y la crítica) de Don Alvar. Recordé un personaje del Nostromo de Joseph Conrad, un tal capitán Mitchell, un tecnócrata de otro tiempo. El narrador, no sin cierto sarcasmo, lo describe como “corto de visión, para bien y para mal”. Por supuesto este decálogo es corto de visión. Para bien y para mal.

  • Anónimo
    29 enero, 2015 at 8:37 pm

    hmmm interesante

  • Anthony G.
    23 septiembre, 2015 at 12:34 am

    Ministro usted dijo que reconoce 10 mil millones de pesos de los 22 mil millones que cobra el HUV ? Cuando los giraria ? igual que deuda emsannar, y deuda calisalud les haría seguimiento ?, desde el Valle tenemos todo el compromiso en sacar a HUV de crisis, sin 550 ni intervención, además de hacer veeduria ciudadana, cambiar junta directiva, y sacar politiquetos que han desangrado por decenios hospital, si ud trabajara en conjunto con la comunidad y abriera espacio para debate, no se le vendría el sistema tan dificil, la gente mueve voluntades políticas en tiempos extremos. Feliz noche

  • Anthony G.
    23 septiembre, 2015 at 12:37 am

    10 mil millones de pesos de los 22 mil de deuda Caprecom, adendo.

  • Octavio Henao-Orrego
    12 febrero, 2021 at 7:05 am

    No perder vigencia:
    Eso hace parte de la lucidez
    Una Reforma Democrática Participativa, ¿es mejor que una Revolución fallida en eternas discusiones bizantinas?