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¿Qué tanta discriminación racial hay en Colombia?

En los últimos días ha ocurrido un interesante debate en la prensa colombiana sobre la conveniencia de programas de acción afirmativa o discriminación positiva. Héctor Abad Faciolince planteó inicialmente el debate en una columna reciente en la cual criticó con vehemencia (y con gracia, vale decir) la certificación racial. Para Abad, el racismo es malo en todas las circunstancias, sin importar las buenas intenciones de sus promotores.

Las opiniones de Abad fueron recibidas con indignación. Motivaron la respuesta de varios académicos y activistas (algunos de ellos tienen estas dos camisetas puestas, una encima de la otra). Entre quienes respondieron cabe mencionar a Cesar Rodríguez, Rodrigo Uprimny y Jaime Arocha. Las replicas mencionaron el llamado mito del mestizaje, trajeron a cuento algunas anécdotas y sugirieron la existencia de un problema grave, tradicionalmente ignorado o subestimado: la discriminación racial.

Sin embargo, ninguno de los defensores de la acción afirmativa pareciera interesado en medir o dimensionar el problema de discriminación racial en Colombia. Ninguno mencionó un solo dato. Sus armas retóricas son distintas: las anécdotas y la indignación.

Pero los datos están disponibles, a la mano. La encuesta sobre Cultura Política en la Democracia Colombiana (LAPOP) correspondiente al año 2010 contiene algunas estadísticas relevantes para el debate en cuestión. Describo brevemente algunas de las cifras más importantes (ver el capítulo 10 del documento que resume los resultados de la encuesta).

1. El llamado mito de mestizaje no es tal: el mestizaje es una realidad sociológica incuestionable. En su mayoría, los colombianos se considera mestizos.



2. Los colombianos expresan opiniones “menos prejuiciadas contra las poblaciones de raza negra que en otros países de la región”.



3. En Colombia hay una menor incidencia de hechos de discriminación que en los otros países estudiados.


Estas cifras no niegan la necesidad de programas de acción afirmativa pero sí contradicen de manera rotunda algunos de los argumentos de sus defensores. Sea lo que sea, los datos son un aporte relevante a un debate interesante pero incompleto, que ha ocurrido, hasta ahora, en un vacío empírico.

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  • Maldoror
    6 abril, 2011 at 4:02 am

    Alejandro:

    Viendo sus indicadores tengo los siguientes comentarios:

    – El indicador 1 es un chiste. Que la población colombiana se perciba a si misma mestiza no implica que las distinciones y la discriminación por raza no existan. No me parece casualidad que las expresiones "indio"y "negro" se usen en muchos contextos despectivamente, ni que perviva de la herencia colonial el afán de "blanquear la sangre" en diversos estamentos de la sociedad.

    – El indicador 3 me parece el más certero, pero no me queda claro a que alude…es decir ¿habla sobre hechos de discriminación denunciados ante las autoridades?

    Igual no creo que la acción afirmativa sea la solución, pero no porque la discriminación no sea real o muy grave. Sus estadísticas no prueban que el racismo abierto y sobre todo el velado (más difícil de medir por obvias razones) no siga existiendo en el país.

  • Camimi
    6 abril, 2011 at 5:25 am

    Un punto: Lapop es una encuesta que mide la percepción de los ciudadanos, no los indices de discriminación racial. Y las percepciónes de las mayorías no siempre son fieles a los datos, en este caso a los datos que pueda arrojar el Observatorio de Discriminación Racial que mencionan los opositores a Abad(por ejemplo).

    Medir por medio de encuestas qué tanta discriminación hay en un país es casi tarea imposible. Solo formular la pregunta es difícil. A la pregunta "¿Es usted racista?"….apuesto que la mayoría dirá que no. No sé si se le ocurre una mejor pregunta para medirlo con números.

    En este caso, depronto sí hay que mirar con algo más que encuestas, con un enfoque más cualitativo. ¿Porqué los negros son los pobres de Cartagena? ¿Porqué el departamento más pobre del país es el Chocó? ¿Cúantos estudiantes negros hay en los Andes?

    Saludos.

  • ADRIANA
    6 abril, 2011 at 5:39 am

    Qué imprecisión la de algunos líderes al llamarnos "blancos" a quienes no somos negros ni indígenas ni gitanos.

    No consultarles a los campesinos como se obliga a hacerlo con las "minorías étnicas" sobre los proyectos en sus territorios, entre otros temas, ¿obedece a la idea de que siendo mayoría se suponen protegidos? ¿Protegidos por los representantes de las mayorías que son una minoría burócrata y corrupta?.

    Qué odiosos los puristas excluyentes, muchos o pocos, mayoría o minoría.

  • Galactus
    6 abril, 2011 at 12:50 pm

    La gravedad del problema de la discriminación en Colombia me parece mas o menos evidente. Por lo menos lo suficientemente evidente como para que unos columnistas de opinión discutan sobre ella sin necesidad de mediciones.

  • Mía
    6 abril, 2011 at 2:12 pm

    una es lo que te dicen en las encuestas y otra muy distinta es convivir con ellos y desenmarañar lo que realmente piensan, eh ahí la diferencia, las encuestas pueden decirnos también que tanta discriminación hay pues el hecho de que digamos mestizos no quiere decir, que esas personas que se aceptan como mestizas no sean racistas, porque bien lo dijo Peter Wade, el mestizaje es la mexcla de los tres colores, blanco, café y negro, pero en el que predomina el blanco, hidalgo y europeo. Donde el negro, es un afrodescendiente ancestral, cuyo origen es el africa, una africa que viene para recordarnos el sufrimiento de un grupo que fue sacado de su habitat para ser esclavizado y que ambos con el indigena, que también fue rechazado excluido, destriuido, aniquilado y violentado, son buenos, aman la naturaleza, eran gente noble y romantica. Puede que las personas encuestadas si les preguntan por las personas que viven en el chocó o en el cauca y que son parte del Cric o fueron los que ayudaron a la declaratoria de la Ley 70 del 93 para que les fueran reconocidos sus derechos. piensen de los afrodescendientes las palabras que nos digan sean desconfiados, maliciosos, malos, perezosos, guerrilleros, comunistas (por su sentido de comunidad, etc. ese es el racismo. un reconocimiento a un pasado victorioso y bueno, mientras que los afrodescientes no los dejan trabajar ni en tv a no ser que actuen como esclavos en series de época o como pobres en la vida actual, porque en una clinica en Bogotá lamentablemente aún no trabajan gente afro.

  • Alejandro Gaviria
    6 abril, 2011 at 2:26 pm

    Maldoror: de acuerdo con su punto 1. Pero recuerde (la columna de Uprimny es un buen ejemplo) que los defensores de la acción afirmativa hacen alusión constante la llamado mito del mestizaje. El mestizaje, según la tablita, es una realidad sociológica más o menos evidente: la gente se considera mestiza.

    El gráfico 3 está basado en la siguiente pregunta:

    Y pensando en los últimos cinco años, ¿alguna vez se ha sentido discriminado o ha sido tratado mal de manera injusta?

    Por su color de piel, ¿usted diría que eso ha sucedido muchas veces, algunas veces, pocas veces o nunca?

    Camimi: las encuestas sobre discriminación se han hecho por mucho tiempo en muchas partes. Las comparaciones socioeconómicas, de otro lado, no son una medida de discriminación. El atraso del Chocó, por ejemplo, tiene causas complejas: históricas (asociadas, entre otras cosas, al legado de la colonia y de los primeros años de la república), geográficas, institucionales, etc. Reducir esta complejidad a la “discriminación” no sólo es un error analítico: es también una mala guía para las políticas públicas.

    En el acceso a salud, por ejemplo, los afrodescendientes aparecen como “discriminados” (como excluidos con respecto a personas con características socioeconómicas similares) pero una vez se tiene en cuenta el departamento de residencia desaparece la supuesta discriminación.

  • Alejandro Gaviria
    6 abril, 2011 at 2:26 pm

    Los problemas de desempleo y pobreza son más o menos evidentes. ¡Qué pendejada! Deberíamos cerrar el DANE de una vez.

  • galactus
    6 abril, 2011 at 2:55 pm

    El punto no es que las mediciones no sean valiosas (eso obvio que lo son!), lo que digo es que no se necesitan esos datos para darse cuenta del problema y discutir al respecto *en columnas de opinión*. Obviamente no seria el mismo caso en articulo academico o en otros ambitos.

    Por lo demás, el racismo de un país es casi casi tan poco medible como el esnobismo de Constain. Espero una tabla con los datos que comprueben el snobismo de Constain, para discutir en serio sobre el asunto.

  • Javier Moreno
    6 abril, 2011 at 2:55 pm

    A mí me da la impresión de que aunque la gente efectivamente se considera mayoritariamente mestiza, paralelamente sigue al pie de la letra la regla porcina que dice que "todos los animales son iguales pero unos son más iguales que otros". En la práctica todo el mundo se considera mestizo, pero siente que el resto no necesariamente lo es, o simplemente consideran distintos grados de mestizaje (lo que quiera que eso signifique). Un cambio de tonalidad de piel (incluso entre autodeclarados mestizos) es suficiente para despertar prejuicios, distancias o resentimientos. Un ejemplo tonto es que aunque Alejandro seguramente se considere mestizo, es probable que muchas personas que se cruza a diario lo consideren "blanco", con toda la carga que eso implica en el medio social colombiano (adinerado, educado, etc.). Por otro lado tengo la impresión de que la discriminación por color de piel sería mayor si el color de piel en Colombia no estuviera correlacionado con pobreza. Las diferencias económicas en Colombia son una barrera muchísimo más seria de segregación y prevalecen, a la hora de discriminar, sobre otras cosas, como "la raza".

    En fin, yo creo que la estadística sí tiene un papel en la discusión por la simple razón de que es útil para poner el asunto en perspectiva y decidir cuál es la mejor manera de tratarlo, pero me gustaría ver estudios específicamente diseñados para medir el impacto del racismo en la sociedad colombiana (considerando sus particularidades, normalizando por condición socioeconómica, etc). Me impresiona que los activistas/académicos interesados en el problema no hayan hecho todavía la tarea. Hay mucha gente en Colombia que vive en el mundo en el que cualquier afirmación se puede demostrar mencionando un par de ejemplos de personas conocidas. Es una mala práctica.

  • galactus
    6 abril, 2011 at 3:04 pm

    Para poner otro ejemplo, donde menciona Alejandro, en su columna sobre el micro-crédito, el mas mínimo dato? La columna podría haber sido mas valiosa con datos de verdad, pero igual aporta algo tal como está.

    Lo que me molesta de la columna no es que muestre datos que aporten a la discusión, sino el tonito con el que descalifica la discusión que han dado otros columnistas por no haber citado ese tipo de encuestas.

  • Daniel Andrés
    6 abril, 2011 at 3:56 pm

    Coincido en líneas generales con Javier. De hecho, a mí me da la impresión de que la discriminación *racial* es más intra-razas que inter-razas. Yo conozco muchos negros racistas con otros que consideran más negros que ellos (¡!). Una amiga chocoana —con el color de una chocolatina Jet— dice que no es negra, que negritos son los «negroj tu'quí» (cosa cuyo significado no es muy claro, pero que me da la impresión de que sería algo así como «negro morado»).

    Mi intuición también me sugiere que a estas alturas las élites colombianas no están tan conformadas por blancos, sino más bien por la variedad más clarita del mestizo… por ejemplo, no es que uno diga «uy, Juan Manuel Santos es la representación pura y viva de la raza aria». En la misma línea de ideas, yo viví durante un tiempo en el llano y allá me di cuenta de que tampoco es que la raza blanca sea la aristocracia de la región, que tiende a estar conformada más bien por criollos morenos y bajitos (aunque sé que en la costa la realidad es bien distinta).

    De todas maneras sí hay una correlación muy alta —otra vez hablando desde la intuición— entre los colores más oscuros y la pobreza. Y nosotros, dignos herederos de nuestra herencia latina, estamos más dispuestos a discriminar por estrato que por color (y, aclaro, con eso no digo que no existan casos de discriminación por color). Así que, como en muchas ocasiones, gran parte del problema de discriminación racial desaparecería si se mira a través de la discriminación socioeconómica, como dijo Javier (a propósito, yo creo que por el último censo esos datos y correlaciones pueden obtenerse fácilmente). Así que en mi opinión, se hace más por solucionar la primera si se ataca la causa de la segunda… toda una promesa de campaña.

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 4:30 pm

    Ignoro cuál sea la profesión o estatus de este señor, pero se me antoja que pasó por las clases de empirismo (del que se declara adalid) y no volvió. No pasó por clases de filosofía de la ciencia, ni ha sacado de la biblioteca La Lógica de la Investigación Científica, ni le enseñaron cuan fácil se le puede uno meter a datos de esta clase, más cuando se trata de describir un comportamiento humano.

    Me parece que el señor Gaviria es una linda mezcla de ternura e ingenuidad, con sus cifras sacadas de debajo de la manga, para intentar "aportar" a un debate que da gente involucrada en el tema afro desde hace muchos años, sin necesidad de encuestas pendejas que vienen a decir menos que cualquier otra cosa. Mejor dicho: el silencio habría sido más digno que estas mugres cifras.

    No hay sino que fijarse en el título de la pomposa encuesta "Encuesta sobre Cultura Política en la Democracia Colombiana".

    ¿Cultura Política en Colombia? ¿Democracia en Colombia? Jua. Partamos de ahí. Aunque mejor sería quedarse callado, de repente el blogger nos castiga con otra encuesta con datos contundentes sobre cultura,democracia, disminución de la pobreza, y vainas de esas, que apenas uno las ve dice: huy, de verdad, cuanto ha bajado la pobreza, ¿viste? lo dice la última encuesta.

    Don Gaviria, sí lo que quería era aportar al debate le habría salido más bonito quedarse callado.

    Lo invito a pasarse un día por mi clase,

    Afectuosamente

    Karl Joachim Popper (o su esposa)

  • Alejandro Gaviria
    6 abril, 2011 at 4:56 pm

    Primero, el último anónimo popperiano creo que salió bastante indigestado de un cursito de tercer semestre de filosofía de la ciencia: simplemente descalifica la encuesta. No dijo más y yo tampoco pienso decir más sobre su verborrea. Los números. ¡El horror! ¡El horror!

    Las encuestas tienen limitaciones. Pero sus problemas son conocidos y no implican necesariamente que el racismo sea inconmensurable, que no podamos hacer comparaciones, que todo debamos dejarlo entonces en el ámbito de la subjetividad o de las percepciones. Estoy convencido de que el fenómeno en cuestión es medible, con las limitaciones obvias por supuesto.

    En Colombia, la discriminación tiene muchas caras. A la gente la discriminan por el nombre. No es lo mismo llamarse Catalina que Yunny. La discriminan por el estrato. Por el barrio. Por la Universidad. Y por el color de la piel. Los estudiantes becados de los Andes tienen muchos problemas a la hora de conseguir trabajo. Los diferentes mecanismos de exclusión se yuxtaponen. No son fáciles de diferenciar. Pero los académicos-activistas desechan toda está complejidad y (en esto tiene razón Héctor Abad) importan el debate gringo sin mayor reflexión.

    Invito a los foristas a que pregunten por el fracaso de los programas de acción afirmativa en la Universidad de Antioquia. Es un buen estudio de caso que, por razones obvias, no les interesa a los académicos-activistas.

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 4:59 pm

    ¿Sí ve que sí podía decir algo más inteligente? Lo felicito, y póngalo en práctica para el futuro.

    Consídereme su amigo en lo sucesivo (no así sí vuelve a publicar encuestas bobas).

    Afectuosamente,

    Karl Joachim Popper

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 5:04 pm

    La percepción sobre algo no creo que sea necesariamente conocimiento confiable. Asi que medir percepciones como que no miden nada o casi nada.

  • Galactus
    6 abril, 2011 at 5:13 pm

    Ok, de acuerdo, si se pueden medir muchas cosas sobre la exclusión basada en cosas como el color de la piel (la comparación con medir el snobismo de Constain era en chiste…).

    Pero eso no convierte la discusión anterior en algo completamente esteril y que se pueda descalificar con el argumento de que sus únicas razones sean "la indignación y la retórica". No veo de donde puede deducirse que a los columnistas en cuestión no les interesen esos datos (de seguro que si hubieran tenido a la mano datos que confirmaran lo que ellos pretenden los habrían usado sin reparos).

  • Javier Moreno
    6 abril, 2011 at 5:44 pm

    De acuerdo con Galactus. Que los columnistas no utilicen encuestas no descalifica sus puntos de vista, al menos en principio, pero seguramente que el uso de estudios de este tipo enriquecería y fortalecería (o debilitaría) sus posiciones.

    Me queda la duda, y así es como entiendo esta entrada de Alejandro, de por qué los activistas-académicos que defienden la tal "acción afirmativa" no cuentan con este tipo de estudios (o si cuentan con ellos, por qué no los esgrimen). Es muy difícil, para mí, imaginarme un medio académico en el que una problemática como esta no diera paso casi que naturalmente a un estudio para medir qué tan grave es el problema y cómo se entrelaza con los otros. Estoy seguro de que ya debe haber metodologías más o menos estándares para medir discriminación. Un ejemplo son estos datos que presenta Alejandro, y seguro que eso se podría, con encuestas más sofisticadas, refinar muchísimo más y especializar al contexto nacional.

  • Alejandro Gaviria
    6 abril, 2011 at 5:48 pm

    Galactus: está bien. Acepto el regaño. Es tal vez mi manera (no siempre justa) de invitar al debate.

    Karl Popper: los daticos son sólo eso: un insumo más para la discusión. Las preguntas de autoidentificación étnica (que han sido incorporadas en muchos censos de población) son una fuente de grandes debates y discusiones que tampoco vale la pena desechar de buenas a primeras. Urrea y otros académicos colombianos dedicados a los temas raciales llevan años dándoles vuelta a estos datos.

    Anónimo 12:04: existe una industria dedicada a la medición de percepciones. La Encuesta Mundial de Valores, la General Social Survey de los EE.UU., el Latinobarómetro, el Eurobarómetro., etc. han sido usadas en muchos estudios académicos, algunos de ellos valiosos.

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 5:51 pm

    Alejandro, ¿cuál es la experiencia de fracaso de la acción afirmativa en la UdeA?. Yo sólo tengo información de dos situaciones vagamente relacionadas, por un lado la experiencia de un concurso docente para vincular un profesor indígena sin el requisito del idioma inglés y por otro lado el programa para estudiantes ciegos, que funciona, pero del cual he escuchado muchas quejas porque se organizó con el escaso soporte de unos servicios especiales de biblioteca y se espera que los profesores de alguna manera se las arreglen sin mayor capacitación, apoyo o equipos para responder a la realidad de recibir estudiantes con problemas de visión en cursos regulares y trabajar con ellos a la par que con el resto del grupo.

  • Alejandro Gaviria
    6 abril, 2011 at 5:54 pm

    Javier: aquí hay un resumen de varios estudios que usan metodologías estandar para medir discriminación.

  • Camimi
    6 abril, 2011 at 5:59 pm

    Gracias por su respuesta.

    "Los diferentes mecanismos de exclusión se yuxtaponen", dice, tiene razón, y creo que por eso es que me parece difícil medir la discriminación racial. Si una gran parte de la población colombiana es pobre no se puede asumir que los negros son pobres por negros, y no por ser colombianos jodidos como muchos más. Es detrás de esas cifras que están las historias de discriminación. En el caso del Chocó no es la única razón por la que el departamento está jodido, de acuerdo. Pero es una variable que pesa mucho, en mi opinión.

    No conozco una encuesta sobre discriminación juiciosa, pero si puede compartir una con nosotros (Lapop es exelente, pero de nuevo es percepción de los ciudadanos)yo le estaría muy agradecida.

  • Adriana
    6 abril, 2011 at 8:45 pm

    No es cierto que no se haya hecho referencia a datos concretos a lo largo del debate. El profesor Uprimny, en su última entrada al blog, menciona los estudios del l Observatorio de Discriminación Racial, y que César Rodríguez Garavito mencionó en un artículo del 5 de febrero de 2011 en El Espectador: http://elespectador.com/impreso/nacional/articulo-249153-cifras-de-discriminacion-racial.

    Cabe anotar que encontré afortunada, por concreta, la anterior entrada de Uprimny cuando resume en 3 las críticas a las acciones afirmativas, y considera que deben usarse con sumo cuidado, e invita a seguir el debate sin atacar o defender en bloque

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 9:31 pm

    Las cifras no son necesariamente la verdad y las palabras sin cifras no son necesariamente retórica. El viejo ejemplo: si de dos personas, una de ellas se come un pollo y la otra no come nada, sacando la estadística nos queda que se consume medio pollo por cabeza, en promedio.

  • Javier Moreno
    6 abril, 2011 at 9:32 pm

    Enlaces relevantes (siguiendo el comentario de Adriana):

    1. Observatorio de Discriminación Racial

    2. Informe del Observatorio sobre "discriminación racial".

  • Alejandro Gaviria
    6 abril, 2011 at 9:50 pm

    A pesar del título, el Cifras de la discriminación racial> artículo de Cesar Rodríguez no menciona ninguna cifra de discriminación racial. Sólo hace referencia a varios intentos previos de contar la población afrodescendiente. No hay tampoco cifras comparadas. Eso sí: el artículo reitera la idea del mito del mestizaje.

    Llama la atención, de otro lado, que el uso de la estadística se siga cuestionando con el ejemplo manido del medio pollo. Como diría Juandaví, mucha gente pasa muy rápido de la ignorancia al revisionismo.

  • Alejandro Gaviria
    6 abril, 2011 at 9:57 pm

    Me gustó mucho este comentario de un lector de LSV (probablemente Adriana):

    Ya lo he dicho en los demás foros: Qué imprecisión la de algunos líderes al llamarnos "blancos" a quienes no somos negros ni indígenas ni gitanos.

    No consultarles a los campesinos como se obliga a hacerlo con las "minorías étnicas" sobre los proyectos en sus territorios, entre otros temas, ¿obedece a la idea de que siendo mayoría se suponen protegidos? ¿Protegidos por los representantes de las mayorías que son una minoría burócrata y corrupta?

    Qué odiosos los puristas excluyentes, muchos o pocos, mayoría o minoría.

  • Adriana
    6 abril, 2011 at 10:54 pm

    Ciertamente el artículo de César Rodríguez no menciona cifras, pues se queja justamente del vacío que considera ha dejado el último censo. Me refería a que quienes se han dedicado al tema no se han limitado a la prosa.
    Y sobre el comentario en LSV, que también dejé aquí anoche, surgió en una reunión en la que me sentí discriminada por ser "blanca"

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 1:49 am

    Señor Gaviria, sus interpretación del primer cuadro me parece tendenciosa y su argumento un "hombre de paja". Cuando por ejemplo Rodrigo Uprimny califica de mito al mestizaje no esta queriendo decir que en Colombia no hay mestizos ni que muchos colombianos no se identifican como tales (muy probablemente el vio historia de américa en septimo grado), sino que hay minorías por fuera del mestizaje que no se pueden negar. Es decir, la mayoría de mestizos no convierte en insignificante la plena existencia de minorías raciales (que si bien no tienen sentido biológicamente, si lo tienen culturalmente) como PRECISAMENTE lo indica el primer cuadro: uno de cada dos colombianos no se identifica dentro del mestizaje, por ejemplo, poco menos del 10% (eh que es una minoría obviamente!) se considera negro. Lo que yo veo en el cuadro es que Colombia no es una nación mestiza.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 2:06 am

    También me parece irónico que defienda las estadísticas (correctamente… el argumento del pollo no es muy bueno) como herramientas de apoyo, que aunque no replican la realidad son útiles y no reconozca que las categorías raciales, el menos desde el punto de vista de un regulador o legislador, aunque no repliquen la complejidad de las mezclas raciales en Colombia si pueden ser útiles para identificar, en general, grupos en riesgo.

  • Alejandro Gaviria
    7 abril, 2011 at 2:39 am

    Según entiendo, el llamado mito del mestizaje cuestiona que Colombia sea una nación mayoritariamente mestiza. El primer cuadro muestra que más de la mitad de la población se considera mestiza. Yo sinceramente no veo la contradicción.

  • MS
    7 abril, 2011 at 3:23 am

    Aunque no estoy totalmente de acuerdo con lo de los nombres, creo que esto es mas importante en Colombia que la discriminación racial:

    http://www.economist.com/node/18483423

    Eso sí, hay discriminaciones puntuales, como las de los bares en Bogotá, que existen y afortunadamente hay activismo haciéndole frente.

    Una anécdota: en Filipinas entrevisté una profesora que hacía 20 años había visitado brevemente Bogotá. Su principal recuerdo: ver mendigos blancos. Supongo que la vara de la discriminación varía bastane entre sociedades, pero no es está de más comparar.

    ñapa: A todos los asiduos de este foro les interesará esto:
    http://www.economist.com/node/18483765?story_id=18483765
    El que lo lea, no deje de comentar.

    Saludos,

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 3:48 am

    AG dijo: "Según entiendo, el llamado mito del mestizaje cuestiona que Colombia sea una nación mayoritariamente mestiza. El primer cuadro muestra que más de la mitad de la población se considera mestiza. Yo sinceramente no veo la contradicción"

    No lo creo. Parte del mito del mestizaje es, según uno de los artículos dados en este foro (Cesar Rodriguez): "la arraigada creencia de que en Colombia no hay distinciones raciales". Cosa que contradice el primer cuadro aportado en la entrada. Los considerados por ellos mismos mestizos son mayoría es cierto (alcanza en el mejor de los casos poco menos del 60%), pero no es apabullante y por ello no da para afirmaciones como que Colombia es un "país de negroides, blancuzcos y aindiados" (Abad) y de todas maneras no contradice el hecho de que haya un 40% bastante significativo que se considere, digamoslo así, puro. La afirmación solo vale biologicamente, y no es el punto.

    La otra parte del mito es que como producto de esta mezcla apabullante, supuestamente aceptada en el imaginario colectivo colombiano, no hay discriminación. Esta parte del mito no la acoge Abad que reconoce que si existe la discriminación lo que me parece curioso porque si existe discriminación entonces existen las categorías que la soportan y son esas categorías las que Abad parece minimizar.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 4:10 am

    AG dijo: "Según entiendo, el llamado mito del mestizaje cuestiona que Colombia sea una nación mayoritariamente mestiza. El primer cuadro muestra que más de la mitad de la población se considera mestiza. Yo sinceramente no veo la contradicción"

    No lo creo. Parte del mito del mestizaje es, según uno de los artículos dados en este foro (Cesar Rodriguez): "la arraigada creencia de que en Colombia no hay distinciones raciales". Cosa que contradice el primer cuadro aportado en la entrada. Los considerados por ellos mismos mestizos son mayoría es cierto (alcanza en el mejor de los casos poco menos del 60%), pero no es apabullante y por ello no da para afirmaciones como que Colombia es un "país de negroides, blancuzcos y aindiados" (Abad) y de todas maneras no contradice el hecho de que haya un 40% bastante significativo que se considere, digamoslo así, puro. La afirmación solo vale biologicamente, y no es el punto.

    La otra parte del mito es que como producto de esta mezcla apabullante, supuestamente aceptada en el imaginario colectivo colombiano, no hay discriminación. Esta parte del mito no la acoge Abad que reconoce que si existe la discriminación lo que me parece curioso porque si existe discriminación entonces existen las categorías que la soportan y son esas categorías las que Abad parece minimizar

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 5:11 am

    Anónimo (16:31), sencillamente hay razonamientos que se caen por obvios, otros por el contrario, necesitan una muestra significativamente estadística (dos personas y un pollo, no dice nada) que permita llegar a conclusiones generales. JPR

  • Alberto
    7 abril, 2011 at 10:39 am

    Esta es una de las raras veces que comparto un planteamiento de Héctor Abad ¿la razón? me ponen nervioso las carnetizaciones y los sombreros rojos. Por otra parte, alguna vez vi una suerte de documental -lamento no recordar el nombre- en la que un negro (creo que un jugador importante de la bolsa de NY) críticaba ciertas maneras de los otros negros… En ese mismo documental reseñaban un tipo de "discriminación positiva" practicada en algunas universidades estatales; A los negros no se les exigía el mismo puntaje en las pruebas de ingreso, por ejemplo, pero también, durante la carrera, eran calificados con un criterio diferente. El resultado era que estas personas, al vincularse a eso que llaman "el mercado laboral" estaban en desventaja frente a los que si habían estudiado en serio…o un poquito en serio.

    Nota; una frase célebre de H. Simpson; "Oh, la gente puede venir con estadísticas para probar cualquier cosa. El 14% de la gente sabe eso".

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 12:46 pm

    Blogger borró mi comentario respuesta 🙂

  • Alejandro Gaviria
    7 abril, 2011 at 1:08 pm

    Copio el comentario borrado por el blogger:

    AG dijo: "Según entiendo, el llamado mito del mestizaje cuestiona que Colombia sea una nación mayoritariamente mestiza. El primer cuadro muestra que más de la mitad de la población se considera mestiza. Yo sinceramente no veo la contradicción"

    No lo creo. Parte del mito del mestizaje es, según uno de los artículos dados en este foro (Cesar Rodriguez): "la arraigada creencia de que en Colombia no hay distinciones raciales". Cosa que contradice el primer cuadro aportado en la entrada. Los considerados por ellos mismos mestizos son mayoría es cierto (alcanza en el mejor de los casos poco menos del 60%), pero no es apabullante y por ello no da para afirmaciones como que Colombia es un "país de negroides, blancuzcos y aindiados" (Abad) y de todas maneras no contradice el hecho de que haya un 40% bastante significativo que se considere, digamoslo así, puro. La afirmación solo vale biologicamente, y no es el punto.

    La otra parte del mito es que como producto de esta mezcla apabullante, supuestamente aceptada en el imaginario colectivo colombiano, no hay discriminación. Esta parte del mito no la acoge Abad que reconoce que si existe la discriminación lo que me parece curioso porque si existe discriminación entonces existen las categorías que la soportan y son esas categorías las que Abad parece minimizar.

  • Alejandro Gaviria
    7 abril, 2011 at 1:36 pm

    Esta carta de un lector de EE, respuesta a la columna “Cortos de visión”, me pareció interesante. O representativa: economistas que odian la economía.

  • Daniel
    7 abril, 2011 at 3:33 pm

    Alejandro,

    Algunos datos adicionales de mi tesis de maestría para alimentar el debate:
    – Los afros ganan 17% menos que las personas que no se autoclasifican dentro de una minoría étnica).
    – Cuando uno controla por educación y otras características esa diferencia es cero.

    Uno podría decir que no hay discriminación, al menos en lo que respecta al salario. Y uno podría concluir que no hay espacio para acciones afirmativas. Pero, ¿Qué haya una diferencia incondicional de salarios no implica que deberíamos abrir la puerta a acciones afirmativas? Creo que sí. Si bien el racismo ha quedado en buena parte en el pasado, las diferencias observadas dan sustento a lo que lo que Cesar Rodríguez llama "desventajas acumuladas".
    Otro punto. Mis cálculos dicen que un indígena gana 67% que una persona que no se auto-clasifica como minoría. Creo que en estos temas le paramos muchas más bolas a los afros que a los indígenas. En ese sentido le doy algo de razón a Héctor Abad en que caemos un poco en el "turismo académico".

    Creo que estamos frente a una pregunta mucho más interesante a si los colombianos somos o no racistas. La pregunta es ¿aunque no seamos racistas, por qué siguen siendo mucho más pobres las minorías? ¿usted qué respondería? En todo caso creo que ese hecho amerita políticas de acción afirmativa. ¿No le parece?

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 3:37 pm

    Alejandro:
    Me pregunto si políticas de focalización como la acción afirmativa son justificadas, cuando una vez redistribuida las igualdad de oportunidades entre la población, la desigualdad de resultados se mantiene?
    Esta duda me surge dado que en el artículo de Hector Abad subyace la idea d una sociedad con igualdad de oportunidades por tanto cualquier tipo de discriminación a favor o en contra es autentico racismo.

    Es decir si hay algún tipo de correlación entre ser negro y/o pertenecer a algún grupo étnico con bajo capital humano, NBI, menor salubridad, etc.. Una vez el estado logra que esos grupos menos favorecidos accedan a dichos servicios básicos y los resultados no cambian, la acción afirmativa tiene cabida? (aun cuando esto implique objeciones como la inferiorización, entre otras)

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 3:39 pm

    “Mi protesta principal contra la economía ortodoxa es que confunde la sustancia con su sombra”.

    Esta es la cita a la que alude el profesor de economía quien según usted odia la economía. Yo no creo que odie la economía, o si no no la habría estudiado ni la estaría enseñando. Lo que parece no gustarle tanto es la "economía ortodoxa que confunde la sustancia con su sombra", y que reduce todo a comprar barato y vender caro, como bien lo expresó usted de manera clara, consisa y precisa. Yo creo que en general todo el mundo está metido en el cuento de comprar y vender, y acepta que resulta mejor comprar barato y vender caro. El asunto es que a unos les interesa menos que a otros esa práctica cotidiana de comprar y vender, porque a lo mejor prefieren otras cosas como pensar, crear, disfrutar de cosas más simples, o más complejas, nunca se sabe. De modo que cuando se impone el modelo reduccionista de vender caro y comprar barato hasta sus últimas consecuencias, como lo vimos en las tres últimas décadas antes de la crisis, esas personas cuyas preferencias frente a la vida se ubican por fuera de esa estrecha ecuación, se sienten apabulladas por la sombra que se impones sobre la sustancia de la economía.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 3:43 pm

    Nota: Claro esta, que controlando por otros factores. Es decir si la desigualdad de resultados persiste por características totalmente ajenas a la productividad del individuo…se justifica la acción afirmativa?

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 4:03 pm

    Alejandro, en la nota del lector de EE, es claro que no odia "la economía". Vale la pena recordar en este foro que no hay "una" "ciencia" económica. Existen diferentes enfoques y precisamente la nota del lector declara su reproche a la economía ortodoxa que tanto daño ha causado y sigue causando.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 4:08 pm

    Por suerte algunos economistas hemos tenido la posibilidad de escapar a los encasillamientos de la estructura del pensamiento ortodoxo. Afortunadamente algunos hemos podido empezar a pensar los problemas de la sociedad partiendo de otras premisas ontológicas, epistemológicas y metodológicas. Se que somos pocos en Colombia (yo me encuentro afuera, pero me incluyo) y espero que el número pueda crecer aunque es difícil con la poca pluralidad que hay en las facultades del país. Existen los espacios y ojalá sigan creciendo.

  • Suramérica
    7 abril, 2011 at 4:25 pm

    Esto dice "HAF" en su columna de EE "Certificados de que no nos importa saber la raza a la cual pertenecemos" No puede decir que no nos debe importar saber la raza a la cual pertenecemos, es negar un pasado y un presente. Aclaro que yo también dudo de la importancia o impacto positivo de un "certificado de". Pero es claro que en nuestro país, como en muchos de América Latina, existe la discriminación negativa tanto por color de piel, aspecto físico, nombre, origen social, etc. No se si un certificado sea la solución. Es claro que existen problemas de origen en los contextos donde nacen y crecen los individuos, deficiencias de educación, nutrición, salubridad, que generan un circulo nocivo asociado a características físicas. De allí, la importancia de políticas más inclusivas para todos, como una educación de calidad que no discrimine en las posibilidades económicas de acceso.

  • Suramérica
    7 abril, 2011 at 4:27 pm

    Por ello la columna de HAF es tendenciosa, porque critica el "certificado de raza", pero no dice sobre el problema concreto de discriminación negativa en Colombia y las formas para empezar a modificar esa realidad.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 5:01 pm

    Alejandro, por favor, puede dar más detalles o referencias sobre el fracaso de la accrión afirmativa en la universidad de Antioquia?

  • Alejandro Gaviria
    7 abril, 2011 at 5:07 pm

    Anónimo 10:39: ¿ha leído usted algún libro de eso que llaman (sin definirlo) la economía ortodoxa? ¿La riqueza de las naciones? ¿O las Lecturas de crecimiento de Lucas? ¿O incluso el último libro de McCloskey sobre la importancia de lo que ella llama los valores burgueses? Parece que no. La tendencia de pasar de la ignorancia al revisionismo, de criticar radicalmente lo que no se conoce o entiende, es muy grande. Y hasta entendible, la verdad. Siempre será más fácil y más satisfactorio (confiere status moral) citar a Chomsky o alguien por el estilo que estudiar seriamente.

    Vuelvo con McCloskey: el mundo comenzó a superar la trampa malthusiana (unos niveles de consumo apenas de subsistencia, vidas “cortas, ignorantes y crueles, etc.) cuando, en Inglaterra y Holanda, por razones en esencia culturales, mucha gente comenzó a valorar el trabajo de los mercaderes y comerciante, cuando, por decirlo de otra manera, la sociedad asumió plenamente el espíritu de la ilustración escocesa.

    Finalmente, la crítica a la llamada economía ortodoxa, la defensa de una economía autóctona, como si la ley de la oferta y la demanda no funcionara en el trópico, es un síntoma típico del subdesarrollo. Yo respeto mucho a Estanislao Zuleta. He leído casi todos sus libros. Pero no es, no puede ser, una guía para aprender economía.

  • Alejandro Gaviria
    7 abril, 2011 at 5:08 pm

    Daniel y otros: las diferencias raciales (que son parecidas a las regionales) existen por razones históricas, geográficas e institucionales, complejas, más difíciles de describir que de cambiar. La pregunta sobre cuáles son las políticas públicas más adecuadas para cerrar estas brechas (insisto las raciales y las regionales están íntimamente ligadas) es compleja. Yo no tengo una respuesta inmediata, por supuesto. Pero, como ha ocurrido en otros países, la acción afirmativa favorece a unos cuantos privilegiados, a las clases medias que pueden definirse como minorías, y deja intactos los problemas históricos de exclusión y pobreza.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 5:27 pm

    Dice Alejandro "la crítica a la llamada economía ortodoxa, la defensa de una economía autóctona, como si la ley de la oferta y la demanda no funcionara en el trópico".
    La cuestión, aunque se las quiera dar de erudito Alejandro, es que en áreas de estudio como la laboral, por ejemplo, es un grave error considerar que existe un "mercado de trabajo" en donde la ley de la oferta y la demanda funcionan como en otros mercados. Y no es así, es bueno por lo menos ACEPTAR que existen diferentes enfoques para analizar y comprender los fenómenos sociales. Usted que crítica lo doctrinario, parece que es muy dual en sus posturas. Entonces no se trata sobre una ley de O y D que actúa de una forma autóctona en el trópico, sino que simplemente, conforme a algunos enfoques de la economía no neoclásica, el problema del "mercado de trabajo" o la "economía laborar" puede y creo yo DEBE ser analizado desde otra perspectiva, por ejemplo. Y a ese tipo de cuestiones, es que hacemos crítica de la economía neoclásica, aún cuando han tratado de desarrollar algunas modificaciones a su teoría que admiten la imposibilidad en el análisis.

  • Alejandro Gaviria
    7 abril, 2011 at 5:35 pm

    Estoy buscando un documento (todavía en borrador) que leí hace tres años aproximadamente sobre lo ocurrido en la U. de A. No he podido encontrarlo. Seguiré en la tarea.

    Estanislao Zuleta decía que “pensar por sí mismo” no significaba tener ideas propias, ni originales, ni nada por el estilo. “Pensar por sí mismo” es simplemente entender las ideas de los otros, quererlas o criticarlas sin prejuicios. Zuleta siempre criticó el autoctonismo. Muchos por supuesto no aprendieron la lección.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 6:15 pm

    Como evidentemente no he leído en la fuente directa nada de lo que usted sospecha que no he leído, lo único que puedo preguntatme legítimamente es qué habría pensado un hombre del calibre intelectual y moral de Adam Smith sobre, por ejemplo, las ejecutorias de un tipo como Alan Greenspan en su calidad de Jefe de la Reserva Federal durante casi dos décadas. Y a propósito de Greenspan, él mismo ha estado como muy "revisionista" últimamente. Por lo menos de sus propios actos.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 6:16 pm

    Ecopetrol en venta
    Por: Rodolfo Arango
    EL LEGISLATIVO PLANEA AUTORI-zar la enajenación de un veinte por ciento de Ecopetrol, uno de los principales activos del país.

    En tiempos de bonanza petrolera, se planea entregar a particulares parte de la joya de la corona de la economía nacional. Las utilidades de Ecopetrol crecieron 59 por ciento en 2010, las segundas más altas de su historia, superiores a 8,34 billones de pesos. Antes de seguir adelante habría que preguntarse no sólo sobre la conveniencia de feriar la gallina de los huevos de oro. El hecho de haber autorizado ya en el pasado la venta de un diez por ciento de la empresa, nada dice sobre la constitucionalidad de la medida.
    Ecopetrol no es una empresa estatal cualquiera que pueda privatizarse por simple decisión mayoritaria. Es la responsable de la explotación del recurso natural no renovable del petróleo, cuyo dueño exclusivo es el Estado, ficción jurídica que nos representa a todos. Los recursos naturales son de todos los colombianos. Es deber de éstos protegerlos, según lo establece expresamente el numeral 8 del artículo 95 de la Constitución Política. No es dable admitir que quienes tienen dinero puedan adquirir parte de la única empresa nacional que explota el subsuelo del país, no dando la misma oportunidad de gozar de tales beneficios a los colombianos sin ingreso. Hacerlo supondría permitir que particulares con capacidad económica puedan tener mayor participación que otros sin ingreso en la apropiación y los beneficios de los recursos naturales no renovables. Esta decisión no sólo es contraria a las ideas de justicia e igualdad que inspiran el ordenamiento político, social y económico del país según el preámbulo de la Constitución. Desconoce también los fines esenciales del Estado consistentes en promover la prosperidad general y facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan.
    No sobra recordar que el gobierno y el legislador deben ejercer sus competencias dentro del marco que la Constitución establece. Ella dispone en su artículo 334 que la intervención del Estado en la explotación de los recursos naturales debe hacerse “para racionalizar la economía con el fin de conseguir el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes, la distribución equitativa de las oportunidades y los beneficios del desarrollo y la preservación de un ambiente sano”. La enajenación total o parcial de la exitosa empresa del Estado, vehículo de importancia estratégica para acceder al bien público del petróleo, desmejora la calidad de vida de los colombianos, distribuye inequitativamente las oportunidades económicas y va en contravía de los beneficios del desarrollo.
    Corresponde al procurador general de la Nación defender los intereses colectivos y a la contralora general de la República presentar al Congreso un informe anual sobre el estado de los recursos naturales y del ambiente. Ambos servidores públicos, tan diligentes en otros casos, no han dejado sentir su voz en la planeada venta de la gallina de los huevos de oro. Y esto pese a los antecedentes de saqueo de los bienes públicos, en este caso rentables, bajo el manto de servir a fines humanitarios. ¿Se imagina el lector qué será de los recursos millonarios obtenidos por la entrega de Ecopetrol a los particulares? No es sino observar lo que sucede ya con el despilfarro de los dineros oficiales dirigidos a socorrer a los afectados por las inundaciones, precisamente uno de los objetivos invocados para justificar la venta de parte del capital accionario de Ecopetrol.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 6:17 pm

    Alejandro usted no responde a los argumentos del comentario anterior, simplemente sigue caminando en círculo como un perro que quiere morderse la cola….justamente se dice ahí que la crítica a la economía neoclásica no deviene de su imposibilidad ante el autoctonismo, sino de la posibilidad de comprender los fenómenos con ideas críticas ante la imposibilidad detectada en otras ideas como las neoclásicas. ESO ES JUSTAMENTE TENER IDEAS PROPIAS. De hecho en Francia existe una extensa "red" de pensamiento de la economía hetorodoxa y eso no tiene nada que ver con nuestro "autoctonismo".

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 6:25 pm

    Ah una cosa más, también viene al caso -dado lo que citó el otro anónimo- el "meaculpa" del propio Oliver Balnchard tras la última crisis financiera….

  • Andrés Felipe Succar
    7 abril, 2011 at 8:09 pm

    Ya me imagino las entrevistas del futuro: "Y cuénteme doctor Balanta, cómo obtuvo su cupo a la universidad? con cuota o sin cuota?"

  • Andrés Felipe Succar
    7 abril, 2011 at 8:25 pm

    De otro lado, no entiendo la gente por qué tiene tanta fé en el derecho como herramienta para solucionar problemas económicos y ahora morales.

    Si uno se toma en serio el cuento de que somos una democracia liberal, pues entonces tenemos que aceptar que cada ciudadano colombiano, en su fuero interno, e incluso en su vida civil y comercial, es completamente libre de contratar o asociarse con quien quiera y por los motivos que quiera. Incluso motivos raciales. No importa si el legislador piensa lo contrario, en la vida práctica y diaria simplemente no hay poder que pueda obligar a un empleador racista a contratar a un indígena, o a ir a una discoteca de afrodescendientes.

    Además de este punto de vista pragmático, hay uno jurídico, y es que si al racista se le obligara a compartir con la gente que no es de sus afectos, se se afectaría gravemente el derecho de asociación y libertad de expresión.

    Es una postura muy bacana asumida por la Corte Suprema de USA en un caso de discriminación hacia homosexuales, y dice, básicamente, que una de las garantías necesarias para el funcionamiento de una democracia es el ejercicio de la libertad de expresión. Pero este ejercicio de la LdeE, solo es posible si se garantiza la libertad de asociación (y de no asociacion) entre ciudadanos, de tal forma que las ideas (incluso aquellas que no son del agrado de la mayoría, como el racismo) puedan gestarse y flir libremente.

    Piensen en un bar gay: éste bar, que excluye a heterosexiales, es necesario para que la comnidad LGBT pueda expresarse libremente en el recinto. Si se les obligara a aceptar a un grupo de católicos del opus dei, por ejemplo, pues esa hace, cuando menos, más difícil el ejercicio de la libertad de expresión.

    Por la misma razón se debe dejar quieto al racista. Está en su derecho. Yo estoy en mi derecho de no comprar sus productos por racista. Si somos muchos los que castigamos al racista dentro del mercado, pues el tipo pronto verá la necesidad de contratar al señor Balanta.

    Si los cantantes de mi orquesta no fueran afrodescendientes, seguramente tendría obstáculos diferentes para destacarme en la Salsa.

  • Alejandro Gaviria
    7 abril, 2011 at 9:52 pm

    Andés Felipe me hizo acordar de Gary Becker.

  • Apelaez
    7 abril, 2011 at 10:45 pm

    Por lo general estoy en desacuerdo con lo que piensa César Rodriguez et al, pero démole una mano con el mito del mestizaje.

    Cuando se habla del mito del mestizaje, no se busca refutar el hecho de que en Colombia la mayoría de la población sea o se sienta mestiza, lo que se busca es llamar la atención sobre la presencia de gente que no lo es. Mejor dicho, señalar una obviedad: que en este país hay negros, indigenas y otra gente que piensa que no es mestiza y que, por lo tanto, cree necesitar un trato diferenciado.

    Cambiando un poco de tema, siempre me ha llamado la atención que cuando se menciona a los grupos no mestizos se haga una mención expresa al pueblo Rom (también conocidos como gitanos en circulos menos correctos). ¿Por qué los gitanos merecen un trato afirmativamente diferenciado y no, por mencionar otro subgrupo, los judios o los chinos o los emos?

    Bonito rastrear los origenes de la inclusión del pueblo Rom en la baraja de las etnias con derecho a un empujón afirmativo.

  • Andrés Felipe Succar
    7 abril, 2011 at 11:02 pm

    Alejandro: no pude ver el link. Será este mismo?

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 11:59 pm

    Andres Felipe Succar, a documentarse un poco…alguna vez escuchó hablar del Estado social de Derecho que existe en Colombia? Que ejemplo de sentido común que plantea, usted
    afirma que el racista está en su derecho de serlo, obviamente, pero el Estado Colombiano esta en la obligación (por lo menos en el papel de la carta fundamental)de hacer que no se vulneren los derechos de la población. Me bajo a sus ejemplos burdos: si tenemos que dejar que los racistas hagan fiesta con su elección de vida, entonces si por ejemplo, existieran unos dueños de un colegio que son racistas, ¿están ellos en todo su derecho de negar el ingreso de un estudiante por alguna condición racial?

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 12:00 am

    Una pregunta para Alejadro, mejor dicho le devuelvo el interrogante con que titula su artículo, Alejandro: ¿qué tanta discriminación racial hay en Colombia?

  • Alejandro Gaviria
    8 abril, 2011 at 1:15 am

    Andrés Felipe: Posner explica aquí la idea central de Becker.

    Competition has been more effective than law in reducing discrimination in employment.

  • Alejandro Gaviria
    8 abril, 2011 at 1:33 am

    Anónimo: mi opinión: la discriminación racial es menor que en otros países latinoamericanos, menos seria como factor de exclusión que la discriminación por clase social (barrio, nombre propio, etc.) y menos importante como reto de política pública que la existencia de grandes desigualdades regionales.

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 1:39 am

    Gracias Alejandro por la respuesta. En mi opinión coincido qué son esas las aristas sobresalientes del problema, y que porsupuesto se imbrican con otro tipo de inequidades estructurales que las complejizan.

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 1:45 am

    Respecto a la discriminación por nombre, ya había leído el estudio hace un tiempo. Y como caso anecdótico y vergozante para mi, hace unos días vi en el FB de mi primo y sus amigos (todos ellos uniandinos)unas largas conversaciones en el muro haciendo bromas muy pesadas en relación a los nombres de las personas o algo tan vanal como la marca de morral que llevaban a la universidad. Una verguenza, que ellos sean gran parte de los futuros profesionales que muy seguramente estarán dirigiendo el país (tanto en el sector privado como en el gobierno)en unos años.

  • Alejandro Gaviria
    8 abril, 2011 at 1:58 am

    Anónimo: casualmente un estudiante de los Andes me contó la semana pasada que en el lugar donde trabaja el primer filtro de las hojas de vida es el nombre: un indicador confiable del origen social de los aspirantes a un empleo.

    A nadie se le ocurriría, sin embargo, un programa de acción afirmativa para los sin tocayo.

  • Harold H. Londoño
    8 abril, 2011 at 1:48 pm

    En una sociedad cada vez más superficial, debería tenerse en cuenta para las tales acciones afirmativas cuestiones, quizá más importantes que la raza como por ejemplo, la fealdad.

    Ser feo o fea en países como Colombia representa, mayor exclusióon que la misma raza.

    En el campo comercial, por ejemplo, una negra bien buena y bien culona(como las del Pacífico), sin duda tiene más probabilidades de enganche laboral que una blancucha insipida (como del altiplano).

    Deberían dar subsidios para silicona y vainas así, esto sería más contundente, para ampliar las oportunidades a todos y todas.

    ver clasificado.

    los bogotanos las prefieren trigueñas.

  • Alejandro Gaviria
    8 abril, 2011 at 3:02 pm

    Copio un comentario (excelente) de Harold Londoño:

    En una sociedad cada vez más superficial, debería tenerse en cuenta para las tales acciones afirmativas cuestiones, quizá más importantes que la raza como por ejemplo, la fealdad.

    Ser feo o fea en países como Colombia representa, mayor exclusióon que la misma raza.

    En el campo comercial, por ejemplo, una negra bien buena y bien culona(como las del Pacífico), sin duda tiene más probabilidades de enganche laboral que una blancucha insipida (como del altiplano).

    Deberían dar subsidios para silicona y vainas así, esto sería más contundente, para ampliar las oportunidades a todos y todas.

    ver clasificado.

    los bogotanos las prefieren trigueñas.

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 3:13 pm

    Sus enlaces están cada vez peor, don Alejandro.

  • Alejandro Gaviria
    8 abril, 2011 at 3:32 pm

    Vamos a ver si este enlace funciona: Advertencias.

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 4:37 pm

    Ja Ja Ja

  • Alberto
    8 abril, 2011 at 4:51 pm

    Alejandro;

    A lo mejor con la ley propuesta para Derechos de Autor en Internet terminen cerrando este blog; suplantan la identidad de Popper, citan a McCloskey y no le piden permiso, no le pagan derechos a Maquiavelo por meterlo cada tanto al baile; entre otras irregularidades.

    Y, cuidado, el Juez utilizará las siguientes palabras como prueba irrefutable del delito;

    "Estanislao Zuleta decía que “pensar por sí mismo” no significaba tener ideas propias, ni originales, ni nada por el estilo."

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 6:28 pm

    Para saber qué tanto racismo hay en Colombia el procedimiento es muy sencillo. Pregunte a los miembros de su familia si son racistas. Muy probablemente le responderán que no. Luégo cuénteles que la niña de la casa se va a casar con un negro, a ver qué pasa.

  • Andrés Felipe Succar
    8 abril, 2011 at 7:21 pm

    Claro, la aproximación de Becker al problema de la discriminación siempre me ha parecido muy aguda. Sin embargo, hay un tema que no sé cómo haya tratado: la discriminación provocada por las fuerzas del mercado mismo.

    Becker y Posner nos dicen que el mercado es más eficaz que el derecho para diminuir la discriminación (y yo les creo), pero el caso de las discotecas racistas muestra que uno de los tantos factores que propician la discriminación es la necesidad de satisfacer los gustos racistas de sus clientes. Las discotecas ofrecen productos poco diferenciados: música y trago. De manera que uno de los pocos factores de diferenciación son los clientes mismos; "gente linda".

    Es en este punto donde uno cae en cuenta de que el problema de la discriminación termina siendo un problema de simples gustos raciales y actitudes morales, frente a los cuales el mercado a veces no funciona y el derecho poco o nada puede hacer sin entrar en contradicción con el respeto a la libertad de consciencia, libertad de expresión y de asociación que el mismo sistema jurídico ha estipulado.

    Por eso, es que creo que al final hay que dejar al racista tranquilo con su delirio. Queda bien jodido tratar de ser ortopedistas morales, y eso es lo que no entiende el Congreso.

    Me parece que la vergüenza puede ser una altenativa. Así suene a cantaleta mockusiana

    Saludos

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 8:46 pm

    Hay discriminacion de discriminacion.

    Es claro que la no-discriminacion es el primer mejor, pero que mis papas pongan el grito en el cielo porque mi hermana tiene un novio negro no es algo de la incumbencia del hacedor de politica. Otra cosa es que mis papas no contraten a un negro por ser negro.

    Esa discriminacion velada, basada en preferencias, es mala, pero a la larga es inane.

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 9:06 pm

    Muchos abogados se creen justicieros cósmicos, que tipos tan jartos con sus infulas de Superman: "a luchar por la justicia".

  • Anónimo
    8 abril, 2011 at 9:45 pm

    La insoportable liviandad de Juan Felipe Succar…

  • Andrés Felipe Succar
    9 abril, 2011 at 1:12 am

    Andrés Felipe. Es Andrés Felipe

  • Suramérica
    9 abril, 2011 at 12:31 pm

    Para que se dejen de especulaciones, o de análisis sobre datos que NO tratan ni pueden aproximarse el fenómeno de discriminación, les dejo un link de una serie de publicaciones del PNUD. Allí encontraran distintas aproximaciones para el caso colombiano y también para otros países de AL.
    http://www.afrodescendientes-undp.org/page.php?page=3
    En el siguiente post pego una parte de uno de los textos.

  • Suramérica
    9 abril, 2011 at 12:33 pm

    "Como aporte al debate acerca de la desigualdad en Colombia,
    este documento compara de forma descriptiva diversos indicadores socioeconómicos al interior de la población colombiana,
    ofreciendo un riguroso diagnóstico de las condiciones de vida
    de los afrodescendientes y mostrando las dificultades que este
    grupo enfrenta para lograr niveles mínimos de bienestar relacionados con el cumplimiento de los ODM. El análisis busca
    ser una herramienta para el diseño, la implementación y la
    evaluación de políticas sociales incluyentes y equitativas. Un
    valor adicional es que, si bien los ODM no precisan la reducción de las brechas entre y al interior de los grupos étnicos,
    el documento destaca la importancia de hacer partícipes del
    proceso de desarrollo a todos los grupos que componen la
    población.
    El análisis presentado en las sucesivas secciones de este
    trabajo resulta relevante cuando muestra que los afrodescendientes en Colombia –minoría cuyo tamaño es cercano al 11%
    del total de la población– enfrentan notables desventajas en
    relación con el resto de la población. Por un lado, los hogares
    afrodescendientes presentan un ingreso per capita que es inferior, en una proporción cercana al 20%, al de los hogares
    no afrodescendientes, lo cual podría ser, en parte, resultado
    de las marcadas diferencias que existen en el ámbito laboral.
    Por ejemplo, la tasa de desocupación entre los afrodescendientes es de poco más del 1 %, en contraste con el 11% que
    esta tasa alcanza para el resto de los colombianos. Esta brecha
    se agudiza al desagregar los datos por sexo. Mientras que la
    desocupación entre la población femenina afrodescendiente
    alcanza una tasa cercana al 20%, la tasa correspondiente a los
    hombres es menor en alrededor de puntos porcentuales.
    Por otro lado, los afrocolombianos sufren también importantes
    rezagos en el acceso a los servicios públicos básicos, particularmente en las zonas rurales. Por ejemplo, la cobertura de
    agua potable llega a apenas el 30% de la población afrodescendiente, en tanto que en el resto la cobertura alcanza el 1%.
    Situaciones similares se observan en lo que respecta al acceso
    a los servicios de saneamiento y de energía eléctrica, así como
    en lo referido a la calidad de la vivienda. En cuanto a la formación de capital humano, la diferencia en la tasa de analfabetismo para los adultos mayores de 1 años de edad entre los
    afrodescendientes y el resto de la población es de alrededor
    de puntos porcentuales (11% y %, respectivamente). Un
    dato que merece ser destacado es que, contrario al promedio
    nacional, los afrodescendientes tienen un nivel de desigualdad
    en el ingreso menor al del resto de la población (coeficientes
    de Gini de 0, 2 y 0, 8, respectivamente), lo cual sugiere que
    la población afrocolombiana comparte características “más
    homogéneas” al interior del grupo, pero menos favorables en
    comparación con las que presenta el resto de la población." En: Situación socio-económica de la población afrocolombiana en el marco de los objetivos de desarrollo del milenio. PNUD

  • Suramérica
    9 abril, 2011 at 12:36 pm

    Se borró mi anterior comentario en dónde ponía el vínculo a la página completa de los Estudios del PNUD sobre discriminación racial en América Latina, se encuentran varios textos para el caso Colombiano. lo pego de nuevo.
    http://www.afrodescendientes-undp.org/page.php?page=3

  • Suramérica
    9 abril, 2011 at 12:41 pm

    Alejandro, se han borrado mis últimos comentarios en los que considero brindaba estudios muy interesantes sobre la población Afro. Intentaré de nuevo, espero que queden y no se pierdan

  • Suramérica
    9 abril, 2011 at 12:43 pm

    Terecer intento:
    Estudios sobre población afro en Colombia y en América Latina.
    http://www.afrodescendientes-undp.org/page.php?page=3

  • Suramérica
    9 abril, 2011 at 12:45 pm

    Extracto de uno de los estudios del PNUD
    "Como aporte al debate acerca de la desigualdad en Colombia,
    este documento compara de forma descriptiva diversos indicadores socioeconómicos al interior de la población colombiana,
    ofreciendo un riguroso diagnóstico de las condiciones de vida
    de los afrodescendientes y mostrando las dificultades que este
    grupo enfrenta para lograr niveles mínimos de bienestar relacionados con el cumplimiento de los ODM. El análisis busca
    ser una herramienta para el diseño, la implementación y la
    evaluación de políticas sociales incluyentes y equitativas. Un
    valor adicional es que, si bien los ODM no precisan la reducción de las brechas entre y al interior de los grupos étnicos,
    el documento destaca la importancia de hacer partícipes del
    proceso de desarrollo a todos los grupos que componen la
    población.
    El análisis presentado en las sucesivas secciones de este
    trabajo resulta relevante cuando muestra que los afrodescendientes en Colombia –minoría cuyo tamaño es cercano al 11%
    del total de la población– enfrentan notables desventajas en
    relación con el resto de la población. Por un lado, los hogares
    afrodescendientes presentan un ingreso per capita que es inferior, en una proporción cercana al 20%, al de los hogares
    no afrodescendientes, lo cual podría ser, en parte, resultado
    de las marcadas diferencias que existen en el ámbito laboral.
    Por ejemplo, la tasa de desocupación entre los afrodescendientes es de poco más del 1 %, en contraste con el 11% que
    esta tasa alcanza para el resto de los colombianos. Esta brecha
    se agudiza al desagregar los datos por sexo. Mientras que la
    desocupación entre la población femenina afrodescendiente
    alcanza una tasa cercana al 20%, la tasa correspondiente a los
    hombres es menor en alrededor de puntos porcentuales.
    Por otro lado, los afrocolombianos sufren también importantes
    rezagos en el acceso a los servicios públicos básicos, particularmente en las zonas rurales. Por ejemplo, la cobertura de
    agua potable llega a apenas el 30% de la población afrodescendiente, en tanto que en el resto la cobertura alcanza el 1%.
    Situaciones similares se observan en lo que respecta al acceso
    a los servicios de saneamiento y de energía eléctrica, así como
    en lo referido a la calidad de la vivienda. En cuanto a la formación de capital humano, la diferencia en la tasa de analfabetismo para los adultos mayores de 1 años de edad entre los
    afrodescendientes y el resto de la población es de alrededor
    de puntos porcentuales (11% y %, respectivamente). Un
    dato que merece ser destacado es que, contrario al promedio
    nacional, los afrodescendientes tienen un nivel de desigualdad
    en el ingreso menor al del resto de la población (coeficientes
    de Gini de 0, 2 y 0, 8, respectivamente), lo cual sugiere que
    la población afrocolombiana comparte características “más
    homogéneas” al interior del grupo, pero menos favorables en
    comparación con las que presenta el resto de la población"

  • Anónimo
    9 abril, 2011 at 1:14 pm

    ¿Será que Caballero Argáez comenzó a odiar la economía? Obvio que no. Pero…

    "La expansión futura de la oferta de educación superior, no obstante, no puede hacerse con base en universidades con ánimo de lucro. Si así ocurriera, no habría oferta de educación en artes liberales, humanidades, ciencias básicas y ciencias sociales, que tienen una demanda limitada. Este resultado tendría consecuencias devastadoras para la consolidación de una sociedad cosmopolita, como lo describe Martha Nussbaum, una de las intelectuales más influyentes del mundo, en su nuevo libro -Sin fines de lucro, Por qué la democracia necesita de las humanidades-. Solo una formación en artes y humanidades -señala Nussbaum- permite a una sociedad y a los ciudadanos formar una identidad moral, formar el carácter y fomentar la creatividad, todos ellos pilares fundamentales de una democracia sana".

    http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/carloscaballeroargez/el-gobierno-y-la-educacion-superior_9141640-4

  • Alejandro Gaviria
    9 abril, 2011 at 4:17 pm

    Suramérica: aquí va nuevamente el enlace a los documentos del PNUD. Gracias por la persistencia. Un saludo cordial.

  • Alejandro Gaviria
    9 abril, 2011 at 4:25 pm

    Muy bonita la frase de Nussbaum pero (me perdonarán mi escepticismo) no creo que dos o tres clases de humanidades a los 20 años determinen la moral, el carácter y la creatividad. A Estanislao Zuleta le habría dado un poco de risa (exasperación burlona, me permito llamarla) ese tipo de demagogia.

  • Mía
    9 abril, 2011 at 4:33 pm

    Alejandro, tenés razón la cosa es mucho más compleja, aquí lo normal es la discriminación por todo. El hijo de un (creo qeu directo de cine o actor famoso de Hollywood) no podría venir a trabajar aquí porque con su nombre (Pilot Inspector Lee, o algo por el estilo) creerían que viene de un barrio popular y no lo contratarían. pero además, las personas que viven en las zonas populares que quieren lograr un mejor futuro para sí mismo y para sus padres , quienes han luchado por su educación, (una educación que es cada vez más costosa y prohibitava, y va aserlo más cuando no podrás educarte con la nuevas leyes de derechos intelectuales) no podrás, porque no eres digno para que entres a esa empresa. ya que las empresas ahora creen tener el poder de saber quien eres y que tan bueno te has comportado, o que tan obediente sos con solo ir a tucasa o conocer tu dirección. Pero ojo empresas, porque diferenciando a sus trabajadores, por el estrato, pueden encontrarse conque contrataron a una persona que se parece más a los Nule, que roba o comete peculado, por distraerse un poco o por ambición. a alguien que lo hace o lo tuvo que hacer en algún momento, por necesidad o alimentación, los primeros, podrían robarte todo, y os segundos nada. El hecho de que lo tengas todo, no es garantía que en algún momento cometas algún delito, y el hecho de que no tengas nada, tampoco es garantía que lo cometas.

    Lo mismo con el conocimiento, el hecho de que tengas todas las oportunidades, no necesariamente seas el mejor alumno, y el hecho de que no hayas tenido sufiecientes oportunidades no es garantía que no sepas del asunto en el que labores.

  • Mía
    9 abril, 2011 at 4:37 pm

    Alejandro. Ya viste lo que salió en el espectador de hoy sobre la discriminación a las personas afro para la renta de apartamentos.
    Que opinas de ello?

  • Mía
    9 abril, 2011 at 4:58 pm

    Alguna vez escuché que a una chica le hicieron repetir la foto para la hoja de vida de la práctica porque tenía el pelo sin cepillar y su pelo era crespo. La respuesta qeu le dieron cuando ella preguntó porque se lo debía alisar si ella era crespa era que el pelo crespo es sinonimo de desaseo.

  • Alejandro Gaviria
    9 abril, 2011 at 5:07 pm

    Mia: con los estudiantes becados de los Andes la discriminación es tenaz. Donde puedo, en unos cursitos que enseño en un programa de Alta Gerencia (así le dicen), planteó el tema con vehemencia, les digo a los empresarios que tienen que ser parte activa en el desmonte de estas formas invisibles de exclusión. Con algo de grandilocuencia, digo que si la exclusión persiste este país no tiene futuro. Pero no estoy seguro de que el sermón sirva de mucho. Seguiré repitiéndolo en todo caso.

    De otro lado, me produce algo de sospecha la historia de EE. El aviso es un poco extraño, con “Negro” entre comillas, sin la dirección del inmueble. Seguramente hay discriminación en los arriendos pero casi nunca es tan explícita.

  • Anónimo
    9 abril, 2011 at 5:20 pm

    "…no creo que dos o tres clases de humanidades a los 20 años determinen la moral, el carácter y la creatividad".

    Yo también me estoy comenzando a exasperar, pues veo que usted interpreta todo a su acomodo. El cura predica pero no aplica. ¿Leyó la columna de Caballero siquiera? No se trata de dos o tres clases, sino de optar por las humanidades y las artes, y no por la economía o la administración, como alternativas igualmente válidas. Cuando usted comentó enervado mi entrada de las 10:39 también la distorsionó completamenta para descalificar ESA opoción (repito, "opción"), como también interpretó a su acomoco la cita de su lector de El Espectador, donde lo que se cuestiona no es LA economía sino "ESA economía ortodoxa, la que confunde la sustancia con su sombra" (o algo así).
    ¡Qué tal, pues, un mundo poblado exclusivamente por economistas, administradores de empresas, publicistas y programasdores de computadores! Tan aburrido como uno poblado exclusivamente de poetas, pintores, sociólogos, filósofos y ambinetalistas.

  • Alejandro Gaviria
    9 abril, 2011 at 5:31 pm

    Anónimo exasperado: usted también, veo, interpreta todo a su acomodo. A mí me gusta la diversidad. Ojalá haya más artistas y poetas. Yo mismo leo más literatura que economía. Nunca he propuesto o sugerido que la enseñanza se debería circunscribir a la administración, la economía o la ingeniería. Pero no creo que una buena clase de humanidades temple más el carácter o forme más la moral que una buena clase de ingeniería (por ejemplo). No creo, en últimas, en la demagogia sobre la superioridad moral o intelectual de las humanidades.

    Y hablando de cosas aburridas, habría que mencionar (como no), el bienpensantismo de Nussbaum.

  • Anónimo
    9 abril, 2011 at 5:41 pm

    Alejandro se contradice en una cosa. Parece defender la maximización del interés individual pero el mismo es más generoso con su tiempo que cualquier otro columnista o profesor que yo conozca.

  • Anónimo
    9 abril, 2011 at 5:45 pm

    El problema es que usted está obsesionado con la supuesta "superioridad moral" de las humanidades, i.e. William Ospina, o la hipócrita generosisdad de Patarroyo quién, a propósito, y gracias a usted, mojó más periódico en una semana que en los últimos 10 años! Tres crónicas larguísimas en El Espectador, El Tiempo y Cromos donde el hombre comprueba por qué merece aparecer en la mismas lista de premios con sor Teresa de Calcuta y otras almas caritativas.

  • Alejandro Gaviria
    9 abril, 2011 at 7:00 pm

    Anónimo: todos tenemos nuestras obsesiones. Son parte de lo que somos. Pero de acuerdo: ya es hora de cambiar de tema.

  • Anónimo
    9 abril, 2011 at 8:34 pm

    Ojalá que la próxima nota no sea sólo una réplica estrecha a lo que alguien dijo o escribió en un periódico (como las últimas). Muchos esperamos una buena nota de Alejandro, bien construida y que invite al debate con ideas un poco pensadas y no solo respuestas calientes!

  • charlie
    10 abril, 2011 at 12:29 am

    La exclusión social en Colombia: Lobos vetando lobos.

  • M.S.Aramendiz
    20 abril, 2011 at 7:08 pm

    Maravilloso, esto era lo que requería para darle palo a esa pendejada de la acción afirmativa (perdón por la expresión). YO SOY MULATO Y NO ME SIENTO MAL POR ELLO, NI NECESITO QUE ME DIGAN "AFRO", QUE ME DIGAN NEGRO O MULATO. Realmente me parece excelente la información pues me resulta indignante que unos cuantos sujetos se dediquen a negociar con la idea esa de la acción afirmativa. Por muchas razones. Primero, porque no se corresponde con nuestra experiencia histórica. Segundo, esa campaña solo tendrá un efecto negativo en nuestro país, en la medida que propicia la tensión racial (como sucede en Estados Unidos), al contrario de lo que se busca. Tercero, porque por aquello que se debe propender es por la integración (a pesar de las diferencias) y no por la separación (efecto de la Constitución del 91). LA ACCIÓN AFIRMATIVA ES UN NEGOCIO DE UNOS CUANTOS SUJETOS QUE SE APROVECHAN DE SU CONDICIÓN DE NEGROS, MULATOS Y/O PARDOS.

  • Javier Corredor
    24 abril, 2011 at 6:43 pm

    Pero las teorías de racismo aversivo (http://en.wikipedia.org/wiki/Aversive_racism) muestran que la gente tiende a moldear sus opiniones públicas de forma tal mientras mantiene altos prejuicios implícitos presentan opiniones altamente tolerantes. Hagan esto https://implicit.harvard.edu/implicit/spain/ y se darán cuenta que también les pasa a ustedes…

  • Anónimo
    29 abril, 2011 at 11:45 am

    A man can do no more than he can.

  • Julián Uribe
    7 agosto, 2011 at 9:53 am

    Me parece que falta diferenciar el racismo en este debate. Puede que la discriminación no se note mucho en datos económicos simplemente porque no existe o es poca, es decir a un negro lo contratan igual que a un blanco. Pero falta ver que tanto racismo hay socialmente porque la misma persona que contrata un negro puede no aceptar que salga con la hija o que sea "igual" socialmente.

    También me parece interesante mirar el efecto que tiene la concentración racial en Colombia. Si las personas no se sienten discriminadas puede ser porque no existe el mismo contacto entre razas que hay en otros paises. Esto indicaría que políticas como la necesidad de preguntarles sobre procesos productivos en "sus zonas" o la indepencia judicial que tienen los indigenas son perjudiciales y excluyente, simplemente generan separación y evitan una integración real como la que propone Succar.

    De todas formas se le da demasiada importancia al racismo porque es la discriminación estandar en el mundo, al menos desarrollado. En Colombia necesitamos un discurso propio porque la discriminación existe pero por motivos diferentes a los usuales.

  • Anónimo
    8 diciembre, 2011 at 7:54 pm

    http://elmejorposicionamientoengoogle.blogspot.com/

  • ruedandresg
    8 diciembre, 2011 at 7:55 pm

    http://outsourcingsos.com/

  • Anónimo
    10 febrero, 2012 at 4:10 am

    disculpen la interrupcion: quiero saber en colombia los motivos de algunas empresas por los cuales presentaron problemas de discriminacion racial … bajo los fundamentos establecidos por la constitucion colombiana y que dijo esta acerca de ello… gracias