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Cortos de visión

“Mi clase, en sus modestas proporciones, es para eso: para vacunar a los muchachos contra el terrible dogmatismo de la ciencia -la Ciencia como ideología y como religión, qué vanidad, qué estupidez- y para que recuerden siempre que la universidad debería formar sabios, no burócratas. Gente con criterio y conciencia, no con un Blackberry”, escribió esta semana el escritor y docente Juan Esteban Constaín en el diario El Tiempo. Como tantos profesores, Constaín desprecia el presente, los negocios, los imperativos de la economía, etc. Aspira a formar sabios, hombres y mujeres con conciencia, pero sabe o presiente, de allí su exasperación, que la mayoría de sus estudiantes terminará desoyendo sus consejos. Acabará dedicada a los negocios. A comprar barato y vender caro. Los profesores, sobra decirlo, muchas veces profesamos en vano.
Yo también soy profesor. Y tengo, lo confieso, compulsiones parecidas a las de Constaín. Pero trato, eso sí, de reprimirlas al instante. Estoy en un avión sentado en la silla de la mitad. Acaban de cerrar la puerta delantera. La azafata explica, en el tono de siempre, cómo inflar los salvavidas amarillos que jamás han salvado una vida. El pasajero del lado de la ventana está desentendido del mundo, pegado a su Blackberry, hablando sin pausa, atendiendo su negocio, preguntando por los clientes, averiguando por los pedidos; en fin, comprando barato y vendiendo caro. “Pequeñeces”, pienso para mis adentros, mirándolo por encima del hombro. Al fin y al cabo el negocio de los profesores es otro, el de las grandes preguntas, el de las ideas generales o incluso el de la formación de sabios. El esnobismo de los profesores, recapacito, es insoportable.
Mientras leí la columna de Constaín, recordé un personaje de Joseph Conrad, un tal capitán Mitchell, un burócrata sin pretensiones, encargado de la superintendencia de puertos en la provincia costera de la república ficticia de Costaguana. El capitán Mitchell no era un sabio. No tenía conciencia en el sentido grandilocuente del término. Ignoraba las grandes fuerzas que lo rodeaban. Tenía ante sí una tarea complicada y la hacía bien, con esmero y dedicación. Eso era todo. “El capitán Mitchell –escribió Conrad– era corto de visión. Para bien y para mal”; corto de visión, en últimas, como el pasajero del Blackberry o como los estudiantes de Constaín. Pero no por ello merecedor de nuestro desprecio o rechazo.
Aunque resulte paradójico, la suma de muchas pequeñeces, de los desvelos de burócratas dedicados y comerciantes obsesivos, puede conducir al progreso, a vidas más saludables, más interesantes y provechosas para más y más gente. Deidre McCloskey, una economista con inclinaciones literarias, “con criterio y conciencia”, ha argumentado recientemente que el desprecio por los mercaderes, que el esnobismo hacia los hombres de negocios ha sido históricamente un obstáculo para el avance de la economía, las artes y las ciencias. Constaín es un ejemplo reciente, otro más, de una rutina mental, de una forma de pensar que desprecia por principio las actividades ordinarias de la vida.
Volviendo al comienzo, al papel de las universidades, no creo en la posibilidad de una pedagogía para sabios. La sabiduría es complicada, es otro cuento, está muy lejana de la miopía del capitán Mitchell y del pasajero del Blackberry. Pero más lejana aún del esnobismo nostálgico de Constaín y sus secuaces.

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  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 3:16 am

    Algunos comentarios sueltos:

    Sobre la suma de las pequeñeces que lleva a la grandeza o la poquedad de la micromotivos que conduce a resultados macro de algún modo insospechados, siempre puede citarse la famosa frase de Darwin (en el último párrafo de el Origen…): “there is grandeur in this view of life…”.

    Hay una columna hoy en El País de España que usa argumentos similares en otro contexto: El Desprecio .

    Indicaba La Rochefoucauld que lo propio de la mediocridad es el creerse superior. De tal ceguera, el desprecio es entonces inevitable corolario. Pero aquel que se entrega a la ebriedad del desprecio olvida que para su víctima este es quizás el sentimiento que puede con mayor dificultad ser superado.

    David Brooks sobre el mismo tema:

    Throughout American history, there have always been writer who looked at the vulgarities of business life and urged their readers to renounce commerce, material striving, and he bitch goddess of success. But most Americans rejected that advice, concluding that commerce, for all its obvious flaws, is the instigator that electrifies and propels. A business culture is a dynamic culture. Enterprise calls for vitality that is the antidote to stagnation, enervation and mediocrity. It demands certain skills and disciplines, it forces people to pay attention to others’ needs, to face reality, and to avoid retreating into the realm of self-indulgence”.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 3:17 am

    Uno quisiera que las cosas fueran de otra manera pero la lectura de los clásicos no nos hace más sabios, el latín no es un antídoto contra la necedad, etc. Para la muestra…

    Un buen recuento de los argumentos de McCloskey.

  • Agnata Moises
    3 abril, 2011 at 3:30 am

    Acerca de la sabiduría, valdría la pena releerse el Hipias Menor de Platón.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 4:05 am

    No me lo he leído. Voy a buscarlo. Me dejó intrigado.

  • Constantino
    3 abril, 2011 at 7:02 am

    Habría que preguntarle a él, que es historiador, cuándo ha sido disfrutada la «cultura» ampliamente. ¿Es que en los ochenta el latín era más popular que hoy? ¿La gente leía más, leía obras mejores, y tenía pasatiempos más nobles? Claro. No cabe duda, in illo tempore se formaron académicos como Constaín, latinistas aficionados a Shakespeare. Académicos como este prodigio de las letras que con una añoranza bastante más patética (es decir, que conmueve) lamenta el fin de la correspondencia en un escrito que ni siquiera es malo. La ortografía es mala y el tono es plañidero y pretencioso, pero hay que admirar el sentimiento tan profundo que se necesita para escribir perlas como esta:

    La palabra viva, la renovada comunicación entre las almas, la resucitada poesía de la espera, decía, me llenan de emoción y de optimismo. O me llenarían. Pues en lugar de cartas recibe uno telegramas escritos deprisa; frases sin comienzo ni final; vagas exclamaciones; párrafos —fárragos mejor sería decir— enteros sin una sola coma, sin un punto, en los que si hay adjetivos —superfluo aditamento de la correspondencia de hogaño, vano bizantinismo, rayano en la pedantería, de los imperativos de una correspondencia precipitada y efímera—, si hay adjetivos, digo, no hay verbo.

    Ya quisiera uno recibir cartas de un literato tan sublime. O de Constaín, que a lo mejor las escribe en latín clásico. O de ambos, para hacer “del amigable trato escuela de erudición, y de la conversación enseñanza culta”, como dijo Gracián. A fin de cuentas los dos son hombres de visión penetrante; sus columnas terminan igual, con esa queja romántica por el paraíso perdido de las letras y de la cultura. Y es entendible que se quejen: no debe de ser nada fácil vivir sabiéndose los últimos hijos de una estirpe más noble, más ilustrada. Esta frase de Constaín lo dice todo: [los sonetos de Shakespeare y el latín sirven] para salvarnos de la soledad. Genial, ¿cómo no sentirse solos en medio de la ramplonería del mundo actual? ¿Cómo no buscar refugio en las obras de sus pares, los grandes artistas de todos los tiempos?

    No hay que ser historiador para entender que siempre ha habido hombres que presienten la decadencia de la humanidad e intentan hacer algo al respecto. De un lado están los que admiten el progreso, o al menos no lo obstaculizan y aun lo impulsan. De otro lado están los que se dedican a llorar por esas épocas doradas que se fueron con el tiempo para no volver más. Los intelectuales colombianos son propensos a estar en el último grupo. Como sea, el lector debe entender que está ante un humanista de los de verdad, depositario de conocimientos perdidos y prácticas desusadas; porque si sus escritos son tan lamentables en la forma y en el contenido que no inspiran respeto, ¿de dónde más, si no de sus propias atribuciones vanilocuentes, podrían justificar el tiempo que nos hacen perder con sus columnas?

  • jaime ruiz
    3 abril, 2011 at 8:32 am

    Lo peor de Constaín es que induce la mediocridad, porque ¡es tan fácil creerse superior! Lo que no sé es si la mediocridad es opuesta a la sabiduría, porque es difícil encontrar una descripción más precisa de la sabiduría: "Disposición a la burla y al asco ante seres como Juan Esteban Constaín".

    Por lo demás, es típico. No refleja vicios de las clases intelectuales sino del conjunto de la sociedad. ¿Ustedes no han tomado un burdeos reserva de tal o cual marca? Ustedes no han tomado vino. No, no. Habrán tomado cientos de caldos caros y pretenciosos, pero el vino es otra cosa. El vino es eso que ustedes no han tomado. O no, a lo mejor no. Eso ya no es vino.

    Hay algo más atroz que esa disposición, pero es más difícil de comunicar. Es la cortedad de miras del guanabí. "Burdeos" y "reserva" siempre remiten a un vino bueno, a una tradición refinadísima. Hagamos de cuenta que alguien pondera las óperas de Paul Hindemith.

    Constaín escribió que la diferencia entre la barbarie y la civilización era estar en un concierto en vivo de los Rolling Stones. Y me digo que sería excesivo asegurar que un concierto de ésos es la barbarie. Tal vez le haga falta la presencia de Constaín para serlo del todo.

  • Lanark
    3 abril, 2011 at 9:44 am

    Me parece que el discurso absurdo de Constaín es una consecuencia de algo que yo llamarìía la ilusión del centro de gravedad. Uno percibe un desbalance de las cosas, por ejemplo que la educación esté tendiendo demasiado hacia el detalle, lo particular y lo inmediato, y entonces decide halar en la dirección opuesta ubicándose lo más lejos posible en el otro extremo del espectro. Como el feligrés en una iglesia que ve mucha gente sentada en un solo lado de un banco largo inestable y teme que se caigan. El feligrés se sienta del otro lado, lo más lejos posible, para compensar el desbalance, según la ley de las palancas, y evitar que todos se caigan.
    Pero desde luego este enfoque del extremista solitario compensando la multitud sesgada no funciona, porque no se trata de un problema tan sencillo de balance angular. Ni siquiera en la iglesia, posiblemente: el feligrés quedaría precariamente acomodado en el borde y terminaría cayéndose, precipitando también la caída de los demás al otro lado.

    Igualmente, es imposible tomar a Constaín en serio, y si hay tal sesgo hacia lo inmediato en la educación, él no lo va a cambiar, porque tan lejos en el otro extremo nadie lo ve.

    Curiosamente, uno ve por ahí casos similares con la polaridad opuesta, que dan la misma impresión de estar chiflados clamando contra un sesgo opuesto en la educación, y pretenden corregir el supuesto sesgo teoricista tomando una posición de empirismo vulgar beligerante.

  • Javier Moreno
    3 abril, 2011 at 10:06 am

    Juanca debe estar dolidísimo con la columna de Juanes.

  • Javier Moreno
    3 abril, 2011 at 10:53 am

    Es gracioso que Constaín mencione Blackberry, un producto desarrollado por estudiantes universitarios en una universidad donde se hace énfasis constante en que el trabajo en la industria puede (o incluso debe) ser un complemento del estudio.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 11:56 am

    El desprecio de Constain al comercio es en últimas un desprecio a la civilización.

    la idea de "Civilización" implica varios elementos. Pero en últimas implica ciudades y estas se crean o desarrollan por el comercio

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 12:44 pm

    La pedantería de Constaín merece solo desdén… No debería dársele importancia a lo que dice. Esa pose de niño genio/niño terrible, el mito de su foundation degree en estudios clásicos, su pretensión de Harry Potter de la literatura colombiana, y su espíritu de cruzado… Lo lamentable es que viene adoctrinando una generación tras otra de prosélitos que lo idolatran y repiten sus peroratas como si fueran jaculatorias.

  • panÓptiko
    3 abril, 2011 at 1:03 pm

    Alejandro, me parece que la frase "el esnobismo hacia los hombres de negocios" no está bien construida, pues contradice el contenido de la columna.

    Por lo demás, muy agradecido de que se tome el tiempo de darle palo a los aristócratas por vocación. Como nos lo recuerda cada rato JR, estos son los que dominan las columnas editoriales.

    Por otro lado, ¿tiene que ver su columna con que esta semana hayan entrevistado a la hija del Grande y sus pinitos en el micro-crédito? http://www.elespectador.com/impreso/negocios/articulo-260616-puertas-abiertas-al-microcredito

    No se porque, pero me molesta encontrar en un mismo artículo las palabras "altruismo" y "usura".

    Saludos,

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 1:45 pm

    Defiendo a Constaín. No se trata de una generalización "de los profesores de universidad", una moraleja de profesor versus yupi, de intelectuales versus prácticos hombres de negocios. Hay una diferencia abismal entre un profesor de economía y, por ejemplo, un profesor de literatura (con felices excepciones como Albert Hirschman). No es lo mismo enseñar a comprar barato y vender caro que enseñar a leer o a escuchar una obra de Bach o a apreciar un cuadro de Balthus…así al final la gente se dedique a lo primero y un porcentaje muy pequeño de estudiantes aprenda a leer, a escuchar una sinfonía o a apreciar una pintura. En este caso importa de qué es la clase. El dice, "en mi clase", no solo porque la dicte él y que de alguna manera forme parte de la entidad abstracta que Alejandro llama "los profesores". Pregunten qué materia dicta o vayan a verlo y traigan de vuelta la razón de si Juan Esteban es un profesor convencional de una materia convencional en un país como Colombia. Enseñar la honda vigencia de lo clásico en un país como Colombia, sin la mayor pretensión que generar una luz de conciencia de sí mismos en sus estudiantes es para mi suficiente. Ahora bien, más que a un blackberry, Constaín desprecia el dogmatismo y la ideología de la ciencia. Es un reaccionario y la sensación de unidad no puede tener asidero en la ciencia o en la obra del hombre. Yo que he sido profesor de economía -de comprar barato y vender caro- lo apoyo y lo sigo en eso de sembrar en los estudiantes una cizaña, una cierta duda o desconfianza con el entusiasmo desmesurado que despierta la palabra progreso.

    P:D: Cizaña, sana cizaña como la desconfianza sistemática y discplinada de Alejandro hacia el progreso.

    Saludos
    RA

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 1:57 pm

    Muy mala…vacía… me produjo absolutamente nada…nada que repunta

  • Nelson
    3 abril, 2011 at 2:02 pm

    Extraño, acababa de poner en mi blog una reflexión sobre ser profesor… desde otra óptica muy diferente.

    Para hablar de tu columna, estoy completamente de acuerdo en que a muchos de nuestros docentes universitarios nos encanta posar de sabios. Nos forman en erudición, antes que en entrenar a nuestros estuandiantes en las disciplinas. Enseñar es modificar, pero lo que queremos modificar con frecuencia es que esos estudiantes vean el mundo con nuestros ojos, no con los de ellos.

    La tradición universitaria colombiana es que el mejor profesor es que el que se regodea en su discurso, las citas que hace, las frases que se sabe de memoria, es decir aquel que desprecia el comercio y "las cosas de poca altura intelectual". El mejor profesor no es el que sienta a los estudiantes a hacer para que construyan su conocimiento sino para intentar "transmitir" su visión de las cosas… y ahí fallamos lisa y llanamente. Los tratamos de preparar para una altura que a ellos no les importa o no la han construido y nosotros mismos no dudamos de lo que significa "altura" intelectual.

    Algunos de mis colegas se han pasado años inventando problemas para ponerle a los estudiantes. A veces creo que los inventan por la vanidad de ver que sus estudiantes no los pueden resolver pero que ellos con un truco o artilugio (y el llevar toda la vida haciéndolo) lo logran. Pero aparte de esa menuda, no entrenan a los estudiantes en los problemas reales de la ciencia u otras cosas, solo juegos mentales. Y no producen mucho intelectualmente o científicamente. Solo lo necesario para que su vanidad sobreviva. Esas son las verdaderas cosas pequeñas… no el dar trabajo, crear empresa, preocuparse por que un pedido llegue. Sí, sentarse a hablar de eso puede ser más aburrido, pero no más pequeño.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 2:03 pm

    Lanark: la disyuntiva no es, creo, entre el empirismo vulgar y el escolasticismo, entre Darío Montoya y Constaín como dice Juandavi en Twitter. Creo que la esencia de la discusión es otra, remite a dos opuestos diferentes: el conservadurismo y el liberalismo en el sentido más puro. Constaín es un reaccionario. Se opone a la ciencia (le parece vulgar, supongo) con una vehemencia exasperada. Su exasperación me recuerda los ataques a Darwin y a Bentham de los profesores rosaristas del siglo pasado.

    Su comentario insinúa que el problema de Constaín y sus secuaces es, después de todo, la ineficacia o futilidad de sus esfuerzos. Pero el problema no es sólo ese. Constaín quisiera volver a las universidades de otros tiempos, donde los sabios caminan reflexivos al interior del claustro, protegidos, alejados de la vulgaridad del mundo.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 2:04 pm

    PanÓptiko: me hice la misma pregunta cuando leí la entrevista esta mañana. Yo no tuve nada que ver en el asunto. Este año no se ha reunido el Consejo Editorial de EE. Pero, sin duda, la coincidencia es sospechosa.

    La semana pasada me escribió un ex empleado del banco de microcrédito de Luis Carlos Sarmiento (que está vinculado con el banco de Yunus) contándome que había ingresado al banco movido por razones altruistas y había terminado siendo un agente de la usura. Contradictores y promotores usan el mismo lenguaje.

    Voy por la mitad del libro de McCloskey. Es repetitivo. A veces muy entretenido, a veces no tanto. Le sobran 100 o más páginas.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 2:12 pm

    Yo no entiendo a que juega Gaviria si juega a sabio todos los domingos en esta columna.
    Yo no desprecio el comercio pero cada vez más a los economistas uniandinos.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 2:26 pm

    Roberto: los economistas no somos prácticos. Los hombres de ciencia, pensando en los ancestros de los dinosaurios o el origen del universo, tampoco lo son. Yo no estoy proponiendo una disyuntiva entre los profesores y los hombres de negocios, entre la torre de marfil y la estación de servicio, sino llamando la atención sobre una rutina mental que me parece esnobista y paralizante.

    Su comentario tiene un dejo posmoderno. “Es bueno tener reaccionarios en las aulas: cada quien al fin de cuentas tiene su verdad”. Pero en el mismo sentido también conviene que aparezcan argumentos cizañeros en contra de la cizaña reaccionaria. Saludos.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 2:28 pm

    Anónimo 9:12: yo juego a eso, a que usted me desprecie un poco más cada domingo. La cosa, veo, está saliendo bien.

  • JuanDavidVelez
    3 abril, 2011 at 2:45 pm

    Sí, la columna hay que leerla con cuidado, finalmente lo que pide agaviria es un poco de respeto por esas gonorreitas analfabetas que son yuppies desde que tienen 20 años y que desdeñan la ciencia y todo lo que "no sea práctico".

    Agaviria dice "esos pelaitos de 20 años que fastidian a los profesores por ser "muy teóricos", son claves para el progreso aunque sean unos malpariditos yuppies analfabetas funcionales que solo están en la universidá por el carton, para despues salir al asunto, importante ese sí, de comprar barato y vender caro"

    Sí, respeto por esas gonorreas, yo me uno a la campaña. Que sean unos malparidos no quiere decir que no sean útiles, y era necesario decir que los profesores en su esnobismo de creer que la universidad es para otra cosa no los respetan, y eso tiene que cambiar por el bien de todos, en serio.

    Me disculpan que esté hoy tan libre de prejuicios.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 2:54 pm

    Alejandro. Estoy de acuerdo en que está bien que haya reaccionarios en las aulas. Su lectura es correcta en esa parte. Pero no por el hecho de que cada uno tenga su verdad. Es por el hecho de que cada uno diga su verdad, así una sea falsa y la otra verdadera, o las dos falsas o las dos verdaderas. Ese embeleco posmoderno de una verdad en cada salón no me interesa. Me interesa lo que pasa afuera de los salones cuando cada uno dice lo que quiere, me interesa la confrontación, es decir, las peleas en los pasillos: el pensamiento reaccionario, dicho desde un salón estimula a los liberales de otro salón. Y sí, cada uno fabrica sus antídotos contra la reacción o el entusiasmo progresista. ¿Usted es liberal o reaccionario? ¿eso no está claro cierto? Al final que entre el diablo y escoja.

    Saludos
    RA

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 3:07 pm

    De otro lado, creo que el sueño de los economistas que no tragan entero -y que se hacen preguntas sustantivas- es que no les digan prácticos. Pero no, yo creo que no se puede confundir la torpeza propia de la abstracción metódica de los economistas con la naturaleza práctica de sus preguntas y cuestionamientos. Pienso que la economía es práctica.

    Saludos
    RA

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 3:10 pm

    Esta descripción de Joseph Epstein de algunos profesores de humanidades viene al caso:

    Se sienten simultáneamente muy superiores y enormemente infravalorados, por encima de sus colegas pero aislados de ellos, y por ende insuficientemente premiados y reconocidos. Evidencian una permanente decepción: se advierte que piensan que en cierto modo el mundo los ha defraudado. A veces esto se refleja en forma de amargura general, y a veces adquiere la forma de una postura política radical y desesperanzada. No es muy difícil comprobar que estas posturas políticas con mucha frecuencia contemplan un complejo cambio y una reorientación de la sociedad para que gente como ellos pueden participar en el poder, tal y como se lo merecen.

    ¿Por qué un abogado ignorante cobra tanto como para comprarse una villa en Toscana, cuando yo sé muchísimo más sobre la pintura renacentista italiana? ¿Qué clase de sociedad permite este orden de casos? Una sociedad gravemente injusta, sin duda. .

  • Apelaez
    3 abril, 2011 at 3:17 pm

    A veces me gustaría ser profesor en temas arcanos y alejados de cualquier aplicación práctica. Formar sabios, aprender arameo, debatir sobre las sagas vikingas (y tener años sabáticos y vacaciones de tres meses). Debe ser entretenido y relajado.

    Por eso entiendo a Constain, debe ser muy duro que un trabajo digno de aristócratas elevados sea visto por sus clientes (¿no son eso sus estudiantes?), como tres horas de tedio obligatorias o, en el mejor de los casos, como fuente de anécdotas para cócteles y comidas corporativas.

    Jodido. Toca racionalizar el asunto. Soñar con una arcadia dorada en donde conocer los clásicos era un simbolo de distinción. Quejarse de la banalidad de la juventud. En fin, justificar su cargo y su trabajo, argumentar a favor de la necesidad de poesía y de menos contabilidad. Soñar con ser un Borges criollo.

  • Pablo
    3 abril, 2011 at 3:19 pm

    Que buen artículo Alejandro! Recuerdo un artículo pasado suyo sobre Paris Hilton. El desprecio que le genera a la gente del común encontrar una persona que lo puede tener todo.

    A veces resulta dificil rebatir a aquellos que despotrican de la cultura popular, de la música común, que alegra a tantas personas en fiestas y que disfruta la gente en cualquier bar. Unos se sienten muy diferentes escuchando música diferente. Pareciera más un método de diferenciación e identificación primitivo. Lo mismo pasa en la literatura, en el cine.

    También resulta insoportable la actitud del profesor que dice que ha renunciado al dinero por una carrera en el saber. Que lo que realmente le interesa es el camino a la ilustración. No discuto que algunos (me incluyo) no tengan un afán desmesurado de enriquecerse a toda costa, pero generalmente sospecho de aquellos que esgrimen ese argumento cuando se encuentran en la academia.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 3:22 pm

    Para algunos aún quedan unas cuantas lecturas y ejercicios del pensamiento para comprender algo aparentemente simple como que las diferentes áreas del conocimiento funcionan de manera distinta. No son lo mismo las ciencias "duras" o "básicas" como la física, la química, la matemática, que las humanidades y ciencias sociales (como la economía!!!, parece que a unos tantos muchos se les olvida en dónde esta parada tanto la economía como la ciencia política)….

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 3:24 pm

    Roberto: yo no diría que los economistas son hombres prácticos. Son, en el mejor de los casos, “worldly philosophers”. Tenemos preocupaciones mundanas y por lo tanto le debemos algo de respeto a quienes se entienden de los asuntos de este mundo.

    Aparentemente lo que a usted le gusta de Constaín es que es un contradictor, un tipo que va en contravía, que está tan repleto con sus clásicos que no traga entero. A mí me parece, por el contrario, una caricatura del godo refunfuñon, tanto así que, como bien dijo Lanark, de pronto nos está mamando gallo.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 3:27 pm

    Aclaro, muchos filósofos han sido a la vez formados en ciencias duras, pero es justamente eso lo que les ha permitido ser en la historia…al poder comprender la diferencia y convergencia que hay en cada área del conocimiento

  • serranoang
    3 abril, 2011 at 3:38 pm

    Alejandro me molesta la idea de que "la suma de muchas pequeñeces, de los desvelos de burócratas dedicados y comerciantes obsesivos, puede conducir al progreso, a vidas más saludables, más interesantes y provechosas para más y más gente": ¿"al progreso"?, ¿hay un sólo progreso?, ¿no hay muchas formas de "vidas más saludables, más interesantes y provechosas"? En mi opinión, "la suma de muchas pequeñeces, de los desvelos de burócratas dedicados y comerciantes obsesivos" puede conducir a ciertos tipos de progreso (o desarrollo, o como quieran llamarlo). La pregunta sería si esos tipos de progreso son deseables, ¿no?

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 3:45 pm

    Yo creo en el progreso como desarrollo humano, más consumo, incluido el consumo de bienes culturales, de ocio estructurado, más años de vida y más educación y por lo tanto más autonomía para más y más gente. No creo en los paraísos románticos que, como se ha probado muchas veces, existen más en la imaginación de los antropólogos que en la realidad.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 3:49 pm

    Llama la atención que la primera idea de progreso que asocia Alejandro es el consumo….

  • Maldoror
    3 abril, 2011 at 3:49 pm

    He leído la columna de este señor y no encuentro una mención a los "hombres de negocios" sino solamente alos burocratas. ¿Son la misma cosa? No tenía ni idea.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 3:51 pm

    Estamos en serios problemas en Colombia en relación al progreso…

  • serranoang
    3 abril, 2011 at 3:51 pm

    Yo creo en -lo que posiblemente podríamos llamar- los paraísos románticos de algunos (pocos) economistas (como yo), en los que seamos conscientes de la pluralidad de preferencias (entendidas en un sentido amplio), que tengan la posibilidad de ser realizadas y no castigadas en función de UN progreso (entendido como sea), con el que no necesariamente todos nos identificamos.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 3:54 pm

    Si "el progreso" como desarrollo humano, es más consumo, incluido el consumo de bienes culturales, de ocio estructurado, más años de vida y más educación y por lo tanto más autonomía para más y más gente. La cuestión relevante entonces es ¿cómo se logra eso?…hasta ahora ha quedado claro con evidencia concreta y a la vista de todos, que nuestros tecnócratas, burócratas y políticos en el poder, no lo han logrado…

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 3:58 pm

    LO PROPIO DE LA MEDIOCRIDAD ES CREERSE SUPERIOR !

    Eso es certero para muchos de los que escriben aquí !

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 4:02 pm

    Sin embargo me parece bastante estrecho pensar en la idea de UN progreso. Es desconocer la historicidad de la humanidad y la creación de culturas heterogéneas, es ignorar y generalizar con pretensiones de prácticidad. El mundo es complejo y ello requiere un ejercicio serio del pensamiento. Se ha convertido en este foro una idea fácil el adjetivo descalificativo de "romanticismo", a todo ejercicio más serio y complejo del pensamiento.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 4:11 pm

    Los posmodernos reclaman seriedad ero no la practican. Echan carreta y carreta y más carreta y al final no dicen nada.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 4:24 pm

    Lisa la prestamista. Los Simpson sobre el tema de la semana anterior. Sale Yunus.

  • Alberto
    3 abril, 2011 at 4:31 pm

    ¿Y esta reivindicación del "empirismo vulgar" es en serio? Porque por esta vía sería necesario empezar a corregir la mayoría de tus columnas

  • Maldoror
    3 abril, 2011 at 4:40 pm

    Alejandro:

    Que pena decírselo, pero citar un capítulo de los Simpsons hecho después de 1999 sobre cualquier cosa, es un auténtico autogol.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 4:56 pm

    Maldoror: no soy un experto en los Simpson. He vistos dos o tres episodios en mi vida. Me pareció chistoso ver a Yunus por ahí.

    Alberto: no es una reivindicación del empirismo vulgar: es más bien una crítica al esnobismo de algunos intelectuales literarios; un tema viejo del blog. En todo caso la autocrítica es necesaria en la academia. En las universidades hay una tendencia casi natural al desprecio por el mundo exterior y a veces por el progreso.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 5:05 pm

    Disculpa, pero una forma del progreso es el pensamiento crítico.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 5:17 pm

    Excelente comentario de Pablo Abitol:

    "… el terrible dogmatismo de la ciencia…" sólo puede ser una frase escrita por alguien que no ha entendido qué es la ciencia.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 5:59 pm

    –¿Y cuál es la pseudociencia más peligrosa?

    –La teoría económica estándar, ortodoxa, porque sustenta las políticas económicas de los gobiernos conservadores y reaccionarios, que son enemigos del bienestar de la gente común.

    (Entrevista a Mario Bunge, diario español
    El Mundo, 11 de marzo 2011

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 6:21 pm

    En La teoría de los sentimientos morales, Adam Smith dice (cito de memoria) “todos somos en alguna medida mercaderes de nosotros mismos”. Hasta el mismo Constaín por supuesto.

    La frase es aterradora en su realismo. Si queremos vivir decentemente o no depender de la caridad, tenemos que gustarle al mundo, a una partecita al menos. No hay alternativa. Por tal razón, entre otras cosas, el desempleo es tan triste, tiene el mismo aire de un restaurante vacío.

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 6:25 pm

    Un, dos, tres… Probando, probando. ¿Llega este mensaje?

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 6:28 pm

    Listo. Va pa esa. Déjenme les copio antes algo que toda la vida me ha inspirado en situaciones como esta.
    http://www.youtube.com/watch?v=Kf8oZGHDTt4

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 6:45 pm

    Pues no sé. Trataré de ir por partes, sin perderme. Aunque es difícil. Para empezar, debo decir que no "desprecio el presente" así en su conjunto, como una categoría absoluta. Yo, como todos -supongo, espero-, desprecio sólo "algunas" cosas del presente. Otras me encantan, y me siento feliz de haber nacido en esta época: una de las pocas, entre otras, que permite maldecir de ella impunemente; una de las pocas, también, en que los recursos para la comprensión del pasado y de las cosas son virtualmente inagotables. Disfruto de la tecnología, de YouTube (sobre todo: si hubiera existido en mi infancia no habría leído un solo libro), de Facebook, del mail, del chat, de Twitter, de esto. En fin. También valoro mucho la actitud de mis estudiantes: nacidos todos en 1992 o 1994, creo que les tocó un mundo feliz, sin prejuicios ni marañas en la cabeza. Tiran cuando pueden, como quieren, con quien quieren. Para ellos ("ellos y ellas" no; eso sí lo odio de mi tiempo: la corrección política, el lenguaje incluyente) un desastre nuclear es un desastre natural, no la decisión de nadie.

    Así que aclaro que no desprecio el presente, no podría. Tampoco, mucho menos, a los ricos, ni a los negociantes, ni a quienes venden y compran caro o barato o lo que sea. Eso me encanta, y lo admiro. Mi mejor amigo es negro, y un negociante nato. No se ha leído un solo libro en su vida, y es la persona más sabia que conozco. Él me decía: "no sé para qué estudian tus alumnos, si todos van a acabar vendiendo Yanbal".

    Tampoco "presiento" que mis alumnos me vayan a desoír. Estoy seguro de ello, y lo espero de todo corazón. En serio. Así que vamos por partes.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 6:53 pm

    Creo que JR lo ha repetido y en eso estoy de acuerdo con el: los profesores en Colombia son una casta muy rara. En promedio desprecian el progreso, o por lo menos la idea de progreso, repudian el mercado, el comercio, los espanta la tecnologia (conozco algunos que no usan celulares y desterraron la TV de sus casas) desprecian a sus estudiantes porque no han leido a los "clasicos" y se creen de una superioridad intelectual y moral sin limites. Y en general, sean de universidades publicas o privadas son de un mamertismo impenitente. Nada esta bien hecho para ellos, ni siquiera el Estado de Derecho lo unico que les quedo a la medida es el decreto 1279 para obtener puntos = pesos en sus salarios con la "produccion intelectual" de sus escritos que nadie lee y nadie cita.

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 6:57 pm

    Siempre he entendido la prevención y el desprecio -porque también- de Alejandro Gaviria por las especulaciones románticas e indignadas de los intelectuales, y en muchas de ellas estoy de acuerdo con él. Entre otras, porque la sola palabra "intelectual" ya me deja enfermo, y huyo cuando veo que alguien la usa en primera persona, para referirse a sí mismo. En la polémica entre William Ospina y Gaviria, yo estaba más con el segundo. También me molesta el miserabilismo, la negación sistemática del progreso en la vida material de las culturas, la vanidad, la arbitrariedad, en fin. Sé que no lo parece, pero es así.

    Ahora: si me lo preguntan, pues sí: soy un reaccionario, un conservador. Pero de la escuela solitaria de Joubert, con un gran afecto por la doctrina cínica. Digamos que salvo mis hijas, lo demás me importa un bledo, y me gustan por igual Voltaire y Stallone, Paul Hazard y José Luis Peralez, Menéndez Pidal o el historiador Rollin, aunque no sonemos desmedidos, ni pretenciosos. Me encantan las ideas (las ideas casi como objetos) y por eso me encantan también los debates. Nunca entro en ellos con heridas, sino con carnadura de burro. Esto que estamos haciendo para mí es un placer insuperable, y por eso allí les fue un fragmento de Rocky, mi ídolo, mi guía.
    (Me jalaron la lengua, los dedos, voy a escribir un par de entradas más a ver qué).

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 7:01 pm

    El término sabio puede ser pomposo y la actitud del profesor despectiva, pero me parece que la columna es igual o mas condescendiente. Dice que no hay que tenerles desprecio pero sigue mirándolos por encima del hombro, como hormigas obreras del mundo. Recuerde que usted es una hormiga mas.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 7:01 pm

    El comunicado de FECODE hoy en EE con pliego petitorio incluido, debio terminar diciendo: !!Profesores de Literatura Clasica: Unios!!
    Compañero Constain: !!!Presente, presente, presente.!!!!

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 7:09 pm

    Anónimo 14:01: hace unos años escribí (por un encargo medio raro) un discurso de grado. “No somos muy distintos a la hormiga que se pasea por la pared de nuestra habitación en una noche de desvelo”, dije entonces con la grandilocuencia que demanda la ocasión. Nunca he creído nada distinto.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 7:10 pm

    También me llama la atención que la poca y aparente simpatía que tiene por un profesorado que enseña en vano no le de para ser compasivo con Cosntaín, y al contrario, se distancie de este (con nombre propio y en público!) en un arranque de superioridad moral. Increíble.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 7:19 pm

    Juan Esteban: si los dos posts que viene son parecidos, el debate no tiene mucho futuro. Estamos de acuerdo en casi todo, sobre todo en su tono resignado, realista digamos.

    Este negocio de la columnística es complicado. Tiene una dimensión histriónica. Hay que encontrar una voz, escoger un papel y representarlo cada cierto tiempo. Las columnas a veces quedan sobreactuados. Pero de eso se trata.

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 7:22 pm

    Ahora: mi columna se refiere a varias cosas. Por un lado a una materia que doy en la U del Rosario. Es para gente de primer semestre de Ciencia Política y de RRII, que llega allí del colegio. A hablar de teorías y de grandes construcciones intelectuales para explicar el mundo. Entonces a mi jefe se le ocurrió un día que yo diera una clase rara, en la que hablara de todo -ya dije: dese Pink Floyd o Chaucer hasta la obra historiográfica de Arnaldo Momigliano-, y en la que pudiera ofrecerles a los muchachos, casi como un desliz sin dogmatismos, algunas reflexiones sobre lo clásico (¿eso existe, es universal y objetivo? Que cada cual diga y escoja y piense lo que se le dé la gana), sobre el conocimiento, sobre "la cultura" (una categoría absurda y totalitaria, porque no es una sino muchas, muchísimas, y llenas de matices), sobre el pensamiento.

    Entonces digamos que mi clase no es una materia fundamental, sino lo contrario: un divertimento, un ejercicio marginal. Sin mesianismo.

    Pero sí es una vacuna contra el dogmatismo de la ciencia, y diré por qué. Para muchos la ciencia es lo que debería ser: un espacio de discusión libre y abierto, racional, todo lo contrario a los dogmas, a los prejuicios de la fe y de la tradición. Creo que hoy, en muchas partes -sobre todo en lo que se refiere a las "ciencias sociales"-, no es así, y lo que hay es una adulteración del "espíritu científico" en nombre de procedimientos completamente sinuosos y casi totalitarios, que se arropan en el lenguaje de la ciencia (esotérico, como debe serlo; a veces también libertario) para esconder prejuicios ideológicos, vanidades, conclusiones que en la medida en que son "científicas", se vuelven casi asertos religiosos. Asertos religiosos que en las academias se imparten con fanatismo. Sé que eso no es la ciencia, y por eso aclaré en mi columna: el dogmatismo de la ciencia de quienes la vuelven una ideología y una religión, es decir todo lo que la ciencia no es. Esa frase se debe leer completa, y allí el inciso explica, define la frase.
    Voy como perdido, y ahora retomo, después de publicar y leer. Espero no estar siendo muy pesado. No "demasiado" pesado.

  • Maro
    3 abril, 2011 at 7:29 pm

    El afecto por la doctrina cínica lo demuestra Constaín en su misma declaración de descargos, un tris grandilocuente, para ser sinceros.

    Por ejemplo: al mejor amigo no creo que le haga ni cinco de gracia que nos aclare el color de su piel, por muy buen negociante que sea, como tampoco creo que les guste a sus alumnos ser tratados de imbéciles al endilgarles el no saber que una planta nuclear no es lo mismo que una montaña o un océano; si hay ahí confusión la culpa viene como siendo del profesor…

    Y es que es el tonito lo que irrita, entre despreocupado, arrogante y mamagallistico(o como dice Alejandro, eufemístico, resignado); un buen compendio de las principales virtudes de la filosofía colombiana, mirando por encima del hombro desde el metro con diez de su altura.

    Alguna vez Daniel Samper (padre), en uno de sus libros, citó a un político español que insultó a un contradictor con esta frase lapidaria: "parece que el doctor x se esforzará por ignorar todo aquello que no conoce".

    Ese es el signo de la academia colombiana, sobre todo en las "humanidades", el desprecio sistemático por lo que en sus cabecitas les parece mundano y que finalmente ni entienden.

    Son los puristas.

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 7:30 pm

    Pues es lo que estoy diciendo, más o menos: que no va a haber mucho debate, porque estamos "casi" de acuerdo. Pero también es una delicia hablar, aun con consignas fecodistas. Dar puntos de vista. Jugar con las ideas. Pero tampoco, porque no creo que el dilema sea entre "los intelectuales" -especulativos, carentes de rigor, tremendistas, románticos- y los científicos sociales, o los cuidadosos observadores de la realidad.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 7:33 pm

    Por eso dije: que entre el diablo y escoja. Y los dos no hacen sino mamar gallo.
    Saludos
    RA

  • Maro
    3 abril, 2011 at 7:35 pm

    Y también sería bueno que de Borges, a quien ya acudió Apelaez, aprendieran eso de la concisión.

    Para qué escribir en tres mamotretos lo que pueden (¿podrán?), deberían expresar en unas cuantas líneas.

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 7:41 pm

    Hombre, Maro, no. Es todo lo contrario: no les digo a mis alumnos que son unos imbéciles. Al revés. Todo lo contrario: creo que nacieron en un mundo tranquilo, desprevenido, y que superaron una gran cantidad de taras intelectuales que ya no sirven para nada. Y por eso vale la pena hablarles casi desde la arqueología -desde conocimientos que para ellos ya no lo son; desde relatos-, sin presumir la superioridad de nadie ni de nada. A mí amigo le haría mucha gracia la observación sobre su piel, pero eso no importa. Es que en últimas (como todo) terminamos en una cantidad de conjeturas estilísticas: que si me cae bien, que si el tonito, que si habla con pomposidad. Yo -lo juro, aunque no triunfo- trato de huirle al lenguaje sacrosanto, y a esa gente que sale y dice: "OH, LAS HUMANIDADES; OH, EL SABER; OH, LA IMPORTANCIA DE LO IMPORTANTE". En mi columna puse como modelo a Aulo Gelio, no a Virgilio, no a Homero. Un borracho que se dedicaba a observar con curiosidad las cosas, y a valorarlas de manera impertinente y voraz. A aprenderlas y aprehenderlas, con gusto, con placer. Y eso es lo que digo yo en mis clases y cuando hablo de la sabiduría y de Gelio: que hay muchas cosas maravillosas, y que el conocimiento también puede ser un instrumento del placer. Dejar las caras largas, y la seriedad. Dejar que eso exista, pero que no sea lo único. Cinismo y hedonismo, sí. Sí: con ese tonito.

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 7:44 pm

    Es que de Borges sólo me leí el diario de Bioy Casares.

  • Maro
    3 abril, 2011 at 7:56 pm

    Y yo estoy de acuerdo con su último post, casi enteramente, quizás (seguramente) entendí mal la mención del desastre nuclear y la visión de sus alumnos, pero me parecía necesaria la aclaración; y estoy de acuerdo, sobre todo, con esa mención no tanto al cinismo pero sí al hedonismo, y tengo a Michel Onfray por uno de los filósofos que mejor han tratado el tema.

    Aunque insisto, el tonito, y usted debe saberlo bien (Gombrowicz se explaya en el tema), hace parte del fondo de la cuestión, la estilística no es sólo cosmética, también denota la visión subyacente de quien habla.

  • Javier Moreno
    3 abril, 2011 at 8:31 pm

    Un comentario (recomendación) al respecto de la forma: Si Constaín (porque ya aceptamos que ese es el origina, ¿no?) utilizara el tono tranquilo e informal que utiliza en este foro para sus columnas, serían unas 200 veces más legibles y agradables. No entiendo por qué (o para qué) suena (se presenta) tan seriote e inaccesible allá.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 8:34 pm

    Pero de verdad, ¿por qué no dejan en paz a Constaín? En realidad, el sujeto no tiene mayor entidad que Guri-guri, de quien debió tomarle en fecha temprana el gusto por el espectáculo…

    Pobre Constaín… Y eso que Albertico Casas dijo de él una vez que era el "ternero sagrado" de la literatura colombiana.

  • Constantino
    3 abril, 2011 at 8:49 pm

    Sigo creyendo que el error fundamental de Constaín está en mezclar su nostalgia por la niñez con la idea del pasado como un tiempo mejor. No digo que la humanidad sea perfecta hoy, pero ¿no es preferible el dogmatismo de la ciencia que la sumisión ante la Iglesia y el apego por la tradición?

    Ver el futuro de la humanidad con pesimismo es fácil. Ese es el oficio de los columnistas colombianos: añorar la convivencia armoniosa del hombre primitivo con su entorno e increpar al hombre moderno por sus excesos, como William Ospina. O alabar la correspondencia con palabras que dan náusea de ser tan melifluas, como hace ese majadero del que hablé antes y que quedó mal enlazado. Y no hace mucho que Héctor Abad Faciolince estaba preocupado por que la gente ya no se esmera por tener caligrafía bella, como antes. Él mismo dice “pertenezco quizá a la última generación que escribió y recibió cartas a mano”. A mí me parece que todos estos columnistas dicen lo mismo. Como que aprendieron su oficio del mismo sabio.

    A la larga la crítica al blackberry va por ahí: la gente deforma el lenguaje a fuerza de abreviar sus mensajes, teclea lo primero que le viene a la mente, concentra su atención en una pantalla electrónica, etc. ¿Qué tal? Yo también soy capaz de criticar las tecnologías igual que los periodistas colombianos. Pero ¡eso es sabiduría! Es una lástima que su sabiduría se pierda en medios tan indignos como El Espectador y El Tiempo. Estos sabios opacan a los siete de Grecia.

    Chronology of Wisdom Literature in West.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 8:52 pm

    Un último comentario sobre el tonito. A mí me molestó la mención despreciativa a los burócratas (con o sin Blackberry). Y me molestó por una razón específica. Uno de los aspectos más chocantes del mundo profesoral, más allá de la feria de vanidades, es el desprecio por los “administrativos” (así les dicen). Mientras los profesores piensan, elucubran sobre asuntos de este y otros mundos, los “administrativos” deben velar por su bienestar. Si algo sale mal, si hay alguna molestia, los pensadores ponen en el grito en el cielo: “los de la administración no sirven para nada”, exclaman.

    El tono de los comentarios de Juan Esteban es otro. Hay un dejo de autocrítica, de escepticismo que yo comparto y aprecio. Pero la columna, ya lo dijo Javier, es distinta. Me hizo recordar la refunfuñadera insoportable de mi gremio.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 9:02 pm

    Otro punto. Basta una mirada rápida a los comentarios de EE para darse de que el problema mencionada en la columna es real. Quienes allí escriben, todos o casi todos profesores, desprecian el mundo exterior, la idea misma de ganarse la vida por fuera de las aulas. Se indignan por la simple alusión a una idea vieja, de la ilustración escocesa, según la cual quienes trabajan para enriquecerse o sobrevivir contribuyen sin quererlo al bienestar general. Creen que el progreso necesita de Yunus y patarroyos, de genios altruistas. Eso sí: jamás se han mirado al espejo: ellos mismos son la negación, la antítesis de lo que predican.

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 9:04 pm

    Y bueno…muchas gracias a Juan Esteban por tomarse el trabajo de contestar y por el tono respetuoso y constructivo.

  • LA-CURACION, By ACO
    3 abril, 2011 at 9:08 pm

    Me encantan estas peleas entre eruditos indiscutibles… y como terminan siendo amigos todos de todos… Solo espero que no se pierda -la critica- como un instrumento necesario para ser mejores en lo que sea que se haga. Saludes

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 9:16 pm

    Me molestó la postura de Alejandro en la idea de fondo en el artículo porque no comparto como se trató el tema al pasar con liviandad. Sin embargo, realmente no se quién es Juan Esteban pero con su intervención en este Blog me quedaron nulas ganas de indagar sobre su persona como profesional. Antes de su intervención aquí en el blog, le pregunté a don google quien era JEC y encontré que había un grupo en Facebook pidiéndole que por favor abriera una cuenta para que no usara más el de su mujer, quien ya no era dueña de su cuenta por el uso desmedido de JEC (risas)
    Coincido con Alejandro y otros….sobre la falta de criterio y compromiso con las palabras emitidas en la columna de JEC, percibo como una dualidad en sus afirmaciones…finalmente no supe cuál era el argumento que JEC quería exponer…

  • Maldoror
    3 abril, 2011 at 9:18 pm

    Alejandro:

    Si le entendí bien, su interpretación de la columna de Constaín es: ¿Burócratas —> Administrativos —> Hombres de negocios —> Gran categoría general de gente que se ocupa de "cosas mundanas" que los malvados profesores esnobistas (que son todos o su mayoría claro está) de la universidad odian…?

  • Alejandro Gaviria
    3 abril, 2011 at 9:21 pm

    Maldoror: entendió muy bien. Lo felicito.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 9:49 pm

    Alejandro que tan cierto ese desden por los "administrativos" que profesan los profesores. En las reuniones siempre expresan su descontento por lo que realizan labores diferentes a la "dictadura de clases" o dictadera de clases. Una vez le pregunte a alguien a que se debe ese comportamiento y me dijo es que los profesores "trabajan con el conocimiento, con las ideas" y eso les da ese estatus. Los demas no.

  • juan francisco muñoz
    3 abril, 2011 at 10:57 pm

    Eliminé mi comentario anterior, estaba muy largo.
    Le mando un saludo a Juan Esteban. Tal vez todos en cierta forma sobre actuemos al querer plantearle a otro lo que pensamos. La auto crítica es un ejercicio difícil, no dudo que aquí todos apelamos constantemente a ella.
    Solo quiero resaltar que el snobismo del que hablan, que nos posee a los interesados en temas de este tipo, me parece también presente en el Derecho.
    Antes de conocer el escrito sobre los Borgeois de McCloyskey, de conocer esta postura, tenía en ocasiones una conversación con una amiga abogada. Con ella discutíamos sobre el Derecho. Ella afirmaba que era necesario estudiar la filosofía del derecho para entender la ley. Yo le planteaba que si yo fuera abogado y quisiera entender cómo funciona la ley haría un estudio empírico en los juzgados, en el día a día de la toma de decisiones administrativas, para ver cómo es que realmente funciona la ley antes de pretender definirla desde la filosofía. Ella me miraba extrañada, como si le pareciera sacrílego lo que yo le decía, como si ir a los juzgados a ver qué pasaba cada día no fuera trabajo de los abogados que querían develar los misterios de la jurisprudencia.

  • juan francisco muñoz
    3 abril, 2011 at 11:05 pm

    en defensa de la columna de Juan Esteban:
    Aunque estoy de acuerdo con Alejandro y los foristas de este espacio en cuestionar las ideas posmodernas y humanistas, siendo que no son comprometidas con la realidad y la evidencia y se basan en racionalizaciones caprichosas, no deja de quedarme cierta sensación de censura en todo este ejercicio. No digo que esté mal, solo que quiero defender el estilo personal y ambiguo de su escrito.
    Tratar de hacer literatura en un espacio de opinión ciertamente genera polémicas. Lo hemos visto en los reclamos vehementes de William Ospina porque el mundo moderno fracase, hasta en las habituales diatribas de Fernando Vallejo, que ocultan al gran escritor tras el orador necio y voluntarioso. Y es que usar una columna, una opinión como la voz principal y única de un solo personaje, el autor de la columna, debe tener ciertamente cierto peso. Ir en contra, deliberadamente, de todo lo que nos previene de parecer egoístas o caprichosos en nuestras opiniones no debe ser fácil. Me pregunto es si los columnistas estarán dispuestos a las reglas que propone Alejandro. Porque cualqueir juego que se respete debe cambiar de reglas de cuando en cuando.

  • Juan Esteban Constaín
    3 abril, 2011 at 11:48 pm

    Pues sí. Varias cosas: un abrazo también a Juan Francisco Muñoz, a quien le di clases de guitarra y de blues hace años. Lo de Guri Guri es cierto, y estoy terminando un artículo para Soho sobre eso. Se va a llamar "yo vi en pelota a Teresa Gutiérrez". No es ficción, por fortuna. No sé por qué el tonito me saldrá así -a los que les parezca- solemne y rimbombante. Quizás por las referencias históricas. Me gustaría sonar como Mary Beard (mi columnista favorita) o como Cunqueiro.

    Hablé de los burócratas en el sentido colombiano de la expresión, no en el webberiano. Pero repito: prefiero mil veces a un hombre de negocios, o a un oficial del aserradero, o a un administrativo, que a un académico que se aferra ciegamente a sus ideas, con soberbia y dogmatismo. Eso para mí es el esnobismo de la ciencia y la universidad, y esa es su gran miseria. En eso, creo, Alejandro y yo estamos de acuerdo.

    No creo que todo tiempo pasado fuera mejor. Tampoco lo digo en la columna. Creo, sólo, que mi infancia fue distinta. Lo señalo como un hecho obvio; digamos que es literatura (sí: mala) más que nostalgia.

    Un abrazo a todos, y a Alejandro también por su paciencia y por abrir la discusión.

  • LA-CURACION, By ACO
    3 abril, 2011 at 11:54 pm

    Juan Francisco, hay muchas formas de aprender la ley, todos los caminos llevan a Roma… y hay veces que el derecho, no tiene que aprenderse en juzgados, y hay veces en que puede aprenderse de esa forma…

    No creo que haya nada de censura en la vista critica del lector -En este caso Gaviria – de la columna. —

    y, la verdad, es que tienes razon, uno escribe una columna como quiera, sin reglas…

    Por ultimo, Vallejo es sin duda, uno de los mejores columnistas hoy dia.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 11:55 pm

    Si se centrase la discusión por el lado económico me parece que tiene razón, pues en si considero que la suma del trabajo de los pequeños es la muestra del mismo mercado en funcionamiento. Y es él aquel que (a la luz de Friedmann y V. Hayek en, A conflict of visons de Thomas Sowell) distribuye más sabiamente los recursos. Comparto su idea y me es coherente cuando pasamos al área del mercado, de los bienes y servicios. Pero considero también como una falencia la ausencia de atención al individuo. Considero que lo importante no es el producto, sino el ser humano detrás de él.

  • Anónimo
    3 abril, 2011 at 11:56 pm

    "Yo vi en pelota a Teresa Gutiérrez" Bonito tema para formar sabios. De paso, es weberiano, no webberiano. No sea tan webbbn. El tonito se le sale por arribista y culterano, por estar haciendo referencias innecesarias y ponderarse camufladamente. Así que además de adalid de la cultura también da clases de guitarra y de blues? A quién le importaba ese dato, sino a su propio egotismo?

  • LA-CURACION, By ACO
    3 abril, 2011 at 11:58 pm

    y literatura maravillosa… no mala…

  • Juan Esteban Constaín
    4 abril, 2011 at 12:04 am

    No, anónimo: no es camufladamente. Es así, qué hacemos. Sí: weberiano. Webn entonces. Un beso para ti también.

  • Mía
    4 abril, 2011 at 12:09 am

    Para Constaín y Gaviria de: Una Alumna que ha pasado por primaria, secundaria, pregrado con tesis y trabajo de práctica en investigación y ahora está tratando de hacer una tesis de posgrado. Es decir, toda una experta.

    Toda mi vida mis padres se dedicaron a conseguir una buena educación para mí. Hasta fuí por tres años a uno de los colegios más prestigiosos de mi ciudad. Que obtuve allí. Tener que repetir primero de primaria por desconocer desde el alfabeto del idioma que allá se profesaba y se adoraba hasta un regaño donde utilizaron todas las palabras que en el diccionario puede haber y que son sinonimos de bruta y el tener que, despues de 7 años, donde ya sabía escribir y leer (aprendí sola a los cuatro a leer si eso les parecía brutalidad, no me imagino lo que les parece inteligencia) aprender a reescribir esta vez en letra pegada porque tal vez era más elegante.

    En primaria, estuve en tres colegios, uno de señoritas creado por misioneras y el prestigioso colegio que les mencioné y en el que finalmente me gradué tanto de primaria y de secundaria. finalmente pasé a la Universidad, a derecho, donde no hay ni un programa de esos que llaman de relleno cultural pero yo me hice mis pasos "culturales" y terminé con unos deseos enormes de saber sobre cultura y manifestaciones culturales y volverme una investigadora de ello. por eso estoy en la maestría que estoy.

    Mi experiencia. que mis padres se pudieron ahorrar toda la plata de las universidades y damela en clases particulares donde me enseñen lo que es realmente importante en estos días. Lo que importa no es que sepamos quien es socrates y platón, lo que importa es que los estudiantes sepan como entender las ideas de platon y socrates, a quien le importa saber cual es la respuesta de una formula dificil si los estudiantes se saben todo de memoria, lo iMPORTANTE ES QUE SEPAN COMO LLEGAR A LA INFORMACIÓN Y TENER ALGUIEN CON QUIEN DISCUTIR NO UN COMUNICADOR QUE SE SIENTE EN UN TRONO DICIENDO AL POBRE ESTUDIANTE PERDIDO ERES UN BRUTO EN TRESMIL IDIOMAS DISTINTO. ES SACARLO DE SU ESTADO DE LETARDEZZ Y DEMOSTRARLE QUE TODO EN LA VIDA SE PUEDE TENER QUE HACER CON ELLO ES LO QUE DEBEMOS TODOS APRENDER. colombia no tiene buenas universidades porque pretende que todo el mundo de respuestas, pero hay que empezar por lo primero enseñar a hacer preguntas y eso, mi amigo Constaín los profes snob nunca se atreven a hacer poruqe puede que un alumno supere a un MAESTRO. y tal vez le diga al maestro bruto en tresmil idiomas distintos

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 12:15 am

    La educación en su conjunto promueve aún el modelo de sabio-aprendiz; y los profesores participan de este modelo de jerarquía, ese es su trabajo y eso es lo que les permite vivir en la punta de la escala del conocimiento para una sociedad. ¿De qué se da cuenta un alumno cuando sale de la universidad? Que por el contrario el mercado premia el pragmatismo aplicado, lease como "comprar barato, vender caro" y no la acumulación de conocimiento.

    El mercado utiliza la ciencia para generar resultados y aplicar los mismos para ofrecer más y más productos y la posibilidad individual de consumirlos, eso entendemos como progreso, por eso, para una persona normal, el progreso está representado por la capacidad de consumir y acumular bienes.

    En un época anterior la cúspide social estaba en el conocimiento y su lugar era la academia, donde estaba lo mejor de cada sociedad, hoy por el contrario, está en el resultado, en el conocimiento aplicado, así que la cúspide social es el empresario, nadie recuerda a Sergei Brin y Larry Page por su trabajo en desarrollo de algoritmos de búsqueda sino por haber creado Google.

    Lo que se debiera debatir es el papel de la universidad como centro generador de pensadores, que ya no lo es, porque no es un imperativo de la sociedad; o por el contrario, un centro de formación de empresarios, enfocado en el resultado y la generación de valor representados en la creación de negocios con la ciencia como base de su desarrollo.

  • juan francisco muñoz
    4 abril, 2011 at 12:17 am

    La curación…

    Yo sí creo que los columnistas siguen reglas al escribir. Pretender no tener reglas es en cierta forma seguir reglas. Me parece interesante es que antes de GAviria, que yo recuerde, ningún comentarista se tomaba el trabajo, o tenía el interés, de debatir con otro columnista sobre ciertos argumentos. Me pregunto si eso tendrá algún efecto, porque auqnue el aplauso de las mayorías ciertametne debe tener más impacto, el leer una columna que te cuestione debe generar algún efecto en la próxima que se escriba.

  • Alejandro Gaviria
    4 abril, 2011 at 12:25 am

    Anónimo: la columna es más modesta. No aborda la pregunta que usted plantea. Yo ni siquiera estoy diciendo que la universidad deba dedicarse a la formación de empresarios o de hombres prácticos (una pregunta muy difícil). Estoy pidiendo algo más simple, si se quiere; diciendo que la universidad no debería promover permanentemente el desprecio por el mundo donde el 95% de los estudiantes pasará su vida laboral.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 12:52 am

    Alejandro, la cita de Joseph Epstein que pego de que texto se trata?.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 12:55 am

    No sabía nada sobre Constaín antes de leer la columna de Alejandro. Buscando lo publicado sobre él encuentro una historia académica interesante y aunque mi campo de trabajo es puramente técnico considero que no hay mucho que cuestionar sobre el valor de un conocimiento profundo del pasado. No sé si por eso él se percibe como conservador y reaccionario, o si le apena de alguna forma ese saber que representa. Lo del video de Rocky y sus comentarios en este blog me suenan como a una pose para suavizar su imagen, para darle un toque cool. Por otro lado, Constaín dice que esa mezcolanza entre lo erudito y lo cool de alguna manera intenta "vacunar … contra el terrible dogmatismo de la ciencia" y aunque también manifiesta que le encantan los debates pronto diluye este que se enfoca en el propósito principal de su docencia con que "Sé que eso no es la ciencia, y por eso aclaré en mi columna: el dogmatismo de la ciencia de quienes la vuelven una ideología y una religión, es decir todo lo que la ciencia no es." y sigue tan campante. No sé, pero me parece una postura enclenque y contradictoria para fundar enseñanza alguna o se trata de cuestionar la ciencia o, como él mismo dice, su "adulteración" y "lo que la ciencia no es", o lo que dicen y hacen de ella los que no tienen que ver con la ciencia. Personalmente creo que este es un asunto delicado para plantearlo "a lo cool" y defenderlo con retórica contradictoria, como para rebajarle la importancia, porque al fin es un problema serio o no lo es.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 12:57 am

    cool: bacano, chévere

  • exalumno
    4 abril, 2011 at 12:59 am

    Problema serio? Constaín no se toma nada en serio salvo a sus patrocinadores de planeta.

  • Mía
    4 abril, 2011 at 1:00 am

    Por despreciar el BlackBerry y el internet es que muchos antropologos durante años despreciaron estas herramientas para estudiar las sociedaddes de hoy. Herramientas que terminaron por ser estudiadas por comunicadores y sociologos con herramientas antropologicas y los antropologos ahora que llegaron tarde no saben como entrar.

    El problemas con las universidades de hoy es que desprecian tanto a los estudiantes por ignorantes y a los que negocian y ahora ni los estudiantes saben investigar ni negociar y mucho menos entrar al mundo laboral o academico.

  • Alejandro Gaviria
    4 abril, 2011 at 1:20 am

    Comentario de Lanark:

    A ver si ahora este jijuemadre Blogger me deja poner un enlace a un informe relevante para la discusión.

    Esto es del Instituto para la Política en Educación Superior, un think tank que suelen citar con frecuencia en el parlamento europeo y británico, y dice así:

    «With an increasing play to market forces both in higher education and in research, the traditional "neutral space" of academia – based upon its dedication to professing the truth without fear or favour – can be threatened. Periodic crises of confidence in research results, whether in global warming and pharmaceutical testing, rehearse this threat. Within the curriculum, intellectual liberalism frequently runs up against the dictates of employability or professional accreditation. Governance has an important, sometimes a required, role in protecting that academic freedom, freedom of speech and, hence, academic neutrality.»

  • Lanark
    4 abril, 2011 at 1:34 am

    Mia La internet y la blackberry sólo fueron despreciados como herramientas antropológicas cuando no servían para eso. En general, hay más superhábit que déficit de trabajos nacidos de esa especie de tecnolatría.

    Por otro lado, es un poco triste que lo que la gente entiende por tecnología se reduzca a gadgets pendejos.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 1:43 am

    parece que es mejor discutir sobre las vacunas de Patarroyo que las de Constaín.

  • juan francisco muñoz
    4 abril, 2011 at 2:01 am

    Un video ilustrativo sobre los progresos del mundo gracias a la ciencia, la tecnología, la burocracia, la economía, y otros males del mundo moderno que nos han hecho menos espirituales, más dogmáticos y menos sabios.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 2:24 am

    No se puede pensar, elucubrar, producir genialidades y todas esas cosas importantes que hacen y dicen aquí mientras suena la chicharra esa del teléfono o de los mensajes de texto cada 20 segundos. El celular reemplazó al cigarrillo, pero el cigarrillo si era fuente de "pensamiento", con todo y lo contaminante. Cuando uno quería pensar, prendía un cigarrillo y adoptaba la pose mirando en lontananza. Ahora para no pensar se mira el teléfono o el balckberry o el android a ver si "alguien" mandó un mensaje de texto. O si trinó. O si colgó una foto. Detras de cada celular hay toneladas de inseguridad. Que dirá Roberto Carlos.

  • Vivier Doado
    4 abril, 2011 at 3:17 am

    Alejandro Gaviria y Constaín en versión institucional

    http://www.guardian.co.uk/
    education/2011/mar/27/academic-study-big-society?CMP=twt_fd

  • Alberto
    4 abril, 2011 at 4:30 am

    Alejandro, lamento la insistencia, pero creo que el argumento de la columna, fácilmente podría devenir en una exaltación de la “opinión”, del “sentido común”, del “consenso de los muchos”. Tal vez, dicha impresión se deba al ejemplo utilizado (Economista/Negociante). No seré yo quien niegue la razón que les asistía a quienes señalaron en el siglo pasado la extraña distancia entre el discurso (y las maneras) de eso que llaman la comunidad científica y el mundo. Tampoco negaré la hipocresía o, por lo menos, la contradicción que se manifiesta en aquellos que perjuran y abjuran de cosas que al mismo tiempo buscan y necesitan. Y, para evitar malentendidos, no estoy sugiriendo que, por ejemplo, el sentido común, sea una forma menor o menos importante o equivocada de enfrentar los eternos problemas del conocimiento…simplemente es diferente. No obstante, considero que aquello que se espera construir, encontrar, descubrir, inventar (cada quien elegirá su verbo y su epistemología) en un espacio académico, en un libro, en un teoría, tiene que ser forzosamente diferente al sentido común. Si bastase con saber comprar y vender, resultaría innecesaria la disciplina económica…como resultaría irrelevante determinar la veracidad o la eficacia de los resultados de Patarroyo.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 5:22 am

    No joda que éxito el de ésta columna (por lo menos en el blog)…Creo no haber visto nunca una columna que habiendo cumplido apenas 1 día de publicada tuviera 102 comentarios..¿O me equivoco?

  • Berubara
    4 abril, 2011 at 7:22 am

    Juan Francisco Muñoz,

    " (…) tenía en ocasiones una conversación con una amiga abogada. Con ella discutíamos sobre el Derecho. Ella afirmaba que era necesario estudiar la filosofía del derecho para entender la ley. Yo le planteaba que si yo fuera abogado y quisiera entender cómo funciona la ley haría un estudio empírico en los juzgados, en el día a día de la toma de decisiones administrativas, para ver cómo es que realmente funciona la ley antes de pretender definirla desde la filosofía. Ella me miraba extrañada, como si le pareciera sacrílego lo que yo le decía, como si ir a los juzgados a ver qué pasaba cada día no fuera trabajo de los abogados que querían develar los misterios de la jurisprudencia."

    … ¿Seré yo, Maestro?… jajajajaja… bueno, puede que yo no sea la única amiga abogada que tienes…

    Como sea, te cuento que hay toda una corriente de filosofía del Derecho de principios del siglo XX que defiende tu postura. Filósofos del Derecho que exaltan el nivel operativo. Para ellos el Derecho es una construcción de todos los días que se hace en los Tribunales y si uno quiere aproximarse al Derecho "de verdad" pues tiene que ir allá. Tienen razón, sin duda alguna.

    El problema con ellos es que, una vez han ido a los Tribunales y se han enterado de primerísima mano de cómo funciona el Derecho, no es claro cual sería el método correcto para analizar la información de ese estudio empírico.

    Para la "petite histoire": uno de los tipos que defendió esa postura (el acercamiento al Derecho mediante la observación del día a día de la justicia en los niveles operativos, Tribunales, etc.) la presentó "con todas las de la Ley" (en sentido figurado, claro) como su tesis de Doctorado en la Universidad de Upsala. En ese momento, lo que estaba de moda entre profesores de este Señor era la idea de que el Derecho era una ciencia que solo ellos, filósofos prominentes, podían entender. Algo fuera del alcance del "juecesillo local" que no era más que un técnico luego su producción no era muy relevante para el análisis jurídico

    Y nada… haber defendido la idea de que la definición del Derecho pasa necesariamente por el nivel operativo de los Tribunales hirió tanto el ego de los profesores, que a este tipo solo le dieron su doctorado 20 años después.

    Me imagino que a los profesores de este señor les habría gustado mucho la columna de J. E. Constaín.

    Saludos!

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 9:46 am

    Malpensantes y bienpensantes, uníos!

  • juan francisco muñoz
    4 abril, 2011 at 1:49 pm

    Amiga Abogada:

    Que alegría saber de ti, haber si entras a las redes sociales, que me crackearon el msn y perdimos contacto. Sí eras tu. Estoy de acuerdo con lo que dices, solo recordé esas conversaciones, me parecieron un tanto ilustrativas sobre el esnobismo al que tendemos todos los que estudiamos ciencias sociales. Me encantó la anécdota.

  • Andrés Barreneche García
    4 abril, 2011 at 2:01 pm

    Relacionado con el empirismo vulgar, y la discusión en general:El Efecto Dunning-Kruger.

  • Nestor Jose Bravo Chadid
    4 abril, 2011 at 3:01 pm

    Volvemos a el punto donde la racionalidad se ha transformado en sin razon, donde la carente autocritica genera una posición absolutista e inclusive escolástica tanto nuestros intelectuales como nuestros gestores de mercado deben someterse a una critica mas intrepida, e inclusive la misma sinrazon producto dela racionalidad ha creado respuestas absolutas a problemas complejos Por ello, hoy asistimos al modelo corporativista donde no hay critica sino recetas y actitudes pedantes y que no excluye para nada al gestor y al intelectual ojala que a la razon se le agregue el sentido común y la sensibilidad, solo asi el nivel de respuesta tendria mayor connnotacion

  • LA-CURACION, By ACO
    4 abril, 2011 at 3:33 pm

    Te amo berubara… Todos mis comentarios con un proposito y un fin preestablecido… 😉

  • Harold H. Londoño
    4 abril, 2011 at 4:24 pm

    Parecería quedar en el ambiente la sensación de que el esnobismo es perjudicial per se.Peyorativamente se le ha tratado en este blog.

    AG: El esnobismo de los profesores, recapacito, es insoportable.

    JEC: (…) Eso para mí es el esnobismo de la ciencia y la universidad, y esa es su gran miseria.

    El estilo de muchos pichones de esnobistas intelectuales ejerce, en buena medida, una presión casi civilizadora sobre el resto de mortales. El afan desmesurado por demandar las publicaciones más recientes para después orgullosamente citarlas genera sus externalidades positivas. (este blog es testigo de ello)

    Que sea insoportable y chocante es otra cosa. Pero, su práctica es quizá tan útil y necesaria como saber que la tierra no es plana.

  • Harold H. Londoño
    4 abril, 2011 at 4:25 pm

    De Wikipedia:

    Un esnob (españolización del anglicismo snob) es una persona que imita con afectación las maneras, opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos o de clase social alta para aparentar ser igual que ellos. Su plural es «esnobs». Deseosos de pertenecer a la élite, los esnobs tienden a reproducir el comportamiento de una clase social o intelectual a la que consideran superior. Muchas veces imitan las características de esta clase, ya sea en el lenguaje, los gustos, las modas y/ o estilos de vida. Al mismo tiempo tratan con desprecio a los que consideran inferiores. Esta forma de mimetismo social, definida por primera vez por William Makepeace Thackeray, fue analizada por sociólogos como Thorstein Veblen o Norbert Elias.

  • Alejandro Gaviria
    4 abril, 2011 at 5:13 pm

    Harold: muy interesante su comentario sobre las ganancias de eficiencia producto del esnobismo (o de cierto tipo de esnobismo al menos). Pero no podemos sobrestimar la cosa. Veblen (esto ya está sonando un poco esnob) dedicó su vida académica a mostrar lo contrario, a argumentar que el esnobismo era, después de todo, socialmente ineficiente.

    Alberto: el punto de la columna no es pedagógico, yo no estoy defendiendo una pedagogía del sentido común o abogando por un mayor peso de los asuntos inmediatamente prácticos. El punto es otro, es sociológico, es una crítica al desprecio (histórico, si se quiere) las humanidades por el comercio, a la negación anticipada de cualquier beneficio social de los mercaderes. Los comentarios a la columna en la versión virtual de El Espectador son representativos, creo, de una forma de pensar, del resentimiento típico de muchos profesores.

  • Alejandro Gaviria
    4 abril, 2011 at 5:46 pm

    ¿Por qué los intelectuales se oponen al capitalismo? por Robert Nozik.

    The opposition of wordsmith intellectuals to capitalism is a fact of social significance. They shape our ideas and images of society; they state the policy alternatives bureaucracies consider. From treatises to slogans, they give us the sentences to express ourselves. Their opposition matters, especially in a society that depends increasingly upon the explicit formulation and dissemination of information.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 5:46 pm

    Cambiando de tema….

    Gobierno busca acabar cárceles dentro de guarniciones militares

    cárceles o resort?

  • Harold H. Londoño
    4 abril, 2011 at 6:48 pm

    universidades deberan adelantar investigaciones de impacto social.

    Supongo que este tipo de políticas no deben gustar mucho a quienes desprecian tanto las aplicaciones, el día a día, la práctica.

    El viernes pasado, en una universidad de Cali le preguntaron al respecto al director de Colciencias, Doctor Jaime Restrepo.

    Respondió palabras más, palabras menos: pues si, lo que pasa es que hay mucho profesor que sólo publica para inflar su ego, hay que producir pensando en las …

    Humm hubieran visto la cara de los profesores…

  • Julio Carrizosa
    4 abril, 2011 at 7:14 pm

    Alejandro: interesante la columna y atractiva la polémica pero no creo que sea necesario ni útil defender a comerciantes, empresarios, negociantes, economistas y burócratas del "desprecio" de los humanistas, el cual, naturalmente, es mutuo. Tampoco creo que el discurso de Constain sea capaz de "convertir" a un empresario en ciernes en un sabio. Recuerden que la educación universitaria es solamente una de decenas de variables que influyen en el comportamiento humano.

  • Alejandro Gaviria
    4 abril, 2011 at 7:16 pm

    Hay una hipocresía grandísima de algunos voceros de universidades públicas en el tema de los ingresos por consultoría y demás. Muchos centros de investigación de la Nacional, por ejemplo, producen un montón de plata, hay muchas profesores que se han enriquecido (nada de malo en eso). Pero (y esto sí está mal), cuando el gobierno plantea que las universidades deben generar recursos propios, los tipos se rasgan las vestiduras y despotrican del sistema que, no nos digamos mentiras, no los ha tratado muy mal.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 7:52 pm

    Desde el planteamiento de Jacques Lacan para el Psicoanalisis, los "gadjets" son una expresion del nuevo paradigma de la civilizacion puesto en ruta por la alianza de la ciencia y el mercado. Esta alianza altera el discurso universitario clasico en el cual el profesor con su saber causa el deseo de saber en sus alumnos. Es este el aspecto positivo del profesor Constain, quien sucita la "alegria de leer" en sus alumnos, alertando la distorsion arriba señalada: Como el discurso capitalista puede distorsionar el discurso universitario. El discurso capitalista esta al servicio del rendimiento y repudia la relacion del sujeto con la verdad y el deseo de saber

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 8:21 pm

    Qué pereza Lacan y ese montón de franceses incomprensibles. Leer a Lacan es la antisabiduría.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 8:22 pm

    Los "gadjects" son productos de la tecnologia, con ellos se vende una nueva ilusion, un nuevo sentido, que tiende a sustituir lo que causa el deseo de saber en un sujeto por productos-maquina que nunca reemplazaran el lazo humanizado a traves del cual emerge un deseo de saber que requiere de lo que circula entre el profesor y sus pupilos. Estamos diciendo que el discurso universitario no se puede sustituir por los aparatos.

  • Anónimo
    4 abril, 2011 at 8:32 pm

    Hay una ignorancia en relacion a la relación verdad y saber la cual implica una dsitincion con la noción de sabiduria.

    La ignorancia es una pasión del ser que lleva a romper el eslabón que permite simbolizar las diferencias.

  • Mía
    4 abril, 2011 at 10:26 pm

    Estoy en una maestría y aún en Colombia no me han enseñado a escribir. Pero eso sí desde primaria (ahora es desde preescolar) asumen que uno ya sabe. Entonces para que las escuelas sino enseñan a los diamantes en bruto como yo. Ya sé, son guarderías para los diamantes en bruto y esperan que algún día este un genio en sus aulas para chicanear y ganar premios y andres bellos e Icfes. Para esos son los centros educativos en colombia para inflar qgos de profesores y destruir el ego que les queda a los alumnos que terminamos allí sabiendo menos y con menos autoestima.

  • Anónimo
    5 abril, 2011 at 12:03 am

    Creo que los verdaderos "comerciantes" que saben "comprar barato y vender caro" no perderían el tiempo en defenderse en este foro, así como no lo harían quienes relamente conocen con erudición lo que son las ciencias humanas y la filosofía. Es claro que tal como está la educación superior en Colombia rara vez escucharemos hablar a un físico o a un químico o a un ingeniero de verdad, con propiedad en temas de filosofía y análisis político. Ese disfrute y enriquecimiento social se da en otros países. Dije social lo que no implica que no pueda ser material y mejor distribuido.

  • Anónimo
    5 abril, 2011 at 1:11 am

    Con respecto al tema del Blackberry en al artículo que hace una alusión específica al uso de la tecnología en el aula, ya sea como instrumento de entretenimiento o como medio de aprendizaje, vale la pena ver este estudio realizado en 2010 en Estados Unidos a estudiantes para conocer las razones por las cuales la tecnología aún tiene problemas para el uso en el aula:

    http://www.readwriteweb.com/archives/what_do_kids_say_is_the_biggest_obstacle_to_techno.php

    Todo lo cual, es importante, porque la tecnología y los "gadgets" son una realidad dentro y fuera del aula y cambian la manera de accesar al conocimiento, un ejemplo es Khan Academy – http://www.khanacademy.org/

    Y así, ¿los gadgets y la tecnología hacen estúpida a la gente? Si, algunas veces lamentablemente así es, la inmediatez y la intermitencia en la atención son un factor que va a cambiar la manera en que las personas aprenden, lo mismo que la imagen del pensador en la cueva con largos periodos de incubación que también tenderá a cambiar.

    Lo importante no es promover la estupidez de los estudiantes evitando a través del discurso o de la acción, que ellos enfrenten los obstáculos y las ventajas de la tecnología como forma de entender el mundo, algunos entenderán como usarla, otros sólo lo harán para chatear y satisfacer la curiosidad sobre las vidas ajenas, pero es inevitable, algunos son mejores adaptándose que otros, así no lo recuerda Darwin.

  • Anónimo
    5 abril, 2011 at 1:13 am

    http://rww.to/dXcAYQ

    Vínculo cortado en el post anterior sobre el estudio de uso de la tecnología en el aula

  • juan francisco muñoz
    5 abril, 2011 at 2:59 am

    Se alborotaron los "omnipresentes profesionales de la carreta".

  • Alberto
    5 abril, 2011 at 3:34 am

    Recordé un libro de Huxley llamado "Antic Hay". Los avatares de Theodore Gumbril, creo, tienen alguna relación con lo que Alejandro plantea en la columna.

  • Anónimo
    5 abril, 2011 at 11:52 am

    Colombia en transición: de un país de emputados a un país de imputados.

  • Julio Carrizosa
    5 abril, 2011 at 12:57 pm

    Alejandro. su comentario acerca de la hipocresía de los profesores de la Nacional es una simplificación; hay de todo, como en la vida real; es cierto que algunos tienen bonificaciones por sus trabajos de consultoría pero esos ni se han "enriquecido" (ojala) ni se quejan, hay algunos que son grandes profesores de temas que no interesan en el mercado y es posible que muchos de ellos protesten por la tendencia hacia la "privatización" porque saben que en la mayoría de las universidades privadas no se tratan sus temas,hay otros que no son buenos profesores y que están siempre prestos a atacar cualquier cambio que amenace su estabilidad, finalmente hay algunos que son excelentes profesores y que creen de muy buena fe que el animo de lucro no cuaja bien con la educación universitaria. Esto último podría demostrarse examinando a las mejores universidades privadas, las que dependen de grupos que no están interesados en lucrarse de su actividad universitaria y que llaman a profesores como Constaín porque algunos de sus fundadores se educaron en la tradición anglosajona en donde las humanidades son indispensables para mantener la democracia, equilibrar el comportamiento y enriquecer la vida, inclusive la vida de aquellos indispensables que hacen las cosas pequeñas.

  • Anónimo
    5 abril, 2011 at 2:40 pm

    Creo que el CID de la Nacional aplica el método del que habla Alejandro cuando dice que "Hay que encontrar una voz, escoger un papel y representarlo cada cierto tiempo". Esto, sin reivención, termina en un coro de discos rayados. Y con las contradicciones de las que habla Alejandro. Bonilla es un ejemplo clásico del vocero que reune estas características. Al final, hay un murmullo de fondo, que todos esperamos que llegue, pero que nadie escucha.

    Saludos
    RA

  • Alejandro Gaviria
    5 abril, 2011 at 5:15 pm

    Julio: tiente razón: es una generalización. Pero no entiendo, sinceramente, las protestas de las universidades por cuenta de la idea más o menos irrelevante del gobierno en el sentido de que las universidades públicas deben tener otras fuentes de financiación: muchas ya las tienen desde hace tiempo y son importantes y cuantiosas.

    Estuve revisando el proyecto de reforma a la ley 30: me aburrí profundamente en el ejercicio. Mucha carreta. Hay pocas ideas concretas. Mucha carreta. Una idea muy mala: financiar un gasto permanente en ampliación de cobertura con ingresos transitorios del mayor crecimiento económico. Una idea medio irrelevante: las universidades con ánimo de lucro. Pero en general muy poco de sustancia.

    Yo creo, sinceramente que el ministro de educación debería ser una persona con algún conocimiento del sector, que haya pasado algún tiempo en una universidad no sólo como estudiante y (me perdonan la contradicción) que sea un intelectual.

  • Anónimo
    5 abril, 2011 at 6:01 pm

    en otras palabras, Alejandro reivindica el empirismo vulgar cuando se trata de escoger un ministro de educación.

  • juan francisco muñoz
    5 abril, 2011 at 6:35 pm

    Anónimo (13:01):
    El empirismo vulgar es proponer reformas sin sustancia.

  • Alejandro Gaviria
    5 abril, 2011 at 8:54 pm

    Anónimo 13:01: el argumento es otro. En este sector, tal vez por vainas del esnobismo que llevamos tres días discutiendo, si uno no tiene títulos y algunas publicaciones no lo respetan, no lo consideran in interlocutor, no lo dejan trabajar. Es una realidad que yo no comparto, que he tratado de cambiar en mi pequeño mundillo pero que cada vez me parece más evidente e inmodificable.

  • Luisa dlc
    5 abril, 2011 at 11:37 pm

    Creo que hace falta estar en la clase de Constaín para entender el contexto en el que éstas cosas fueron dichas.
    De hecho, en ninguna de ellas se habla del desprecio hacia el comercio y la civilización, por el contrario, se habla de lo fabulosas que son páginas como YouTube y Google, y de lo grandiosas que son bandas como The Rolling Stones, U2 o Pink Floyd y que es una lástima que el estadio de Bogotá no se preste para más que el fútbol, y no para que ésta clase de artistas se presenten.
    Me parecen hilarantes los comentarios que hablan de pedanteria y vanidad, que es lo último que se le ocurriría hablar a Constaín en una de sus clases.

  • Alberto Arango
    6 abril, 2011 at 12:18 am

    Sobre el origen de la palabra "snob":

    "es el hombre sin la nobleza que obliga – sine nobilitate – snob, (En Inglaterra las listas de vecinos indicaban junto a cada nombre el oficio y el rango de la persona. Por eso, junto al nombre de los simples burgueses aparecía la abreviatura s. nob., es decir, sin nobleza. Este es el origen de la palabra snob". (José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas)

  • charlie
    6 abril, 2011 at 12:35 am

    La diferencia entre académicos e intelectuales, y los hombres de pro, como los llamaba don José María de Pereda, es puramente estética.
    Los primeros sufren de pedantería melancólica: “El mundo esta vaciado porque nadie nos hace caso”
    Los otros, cuando les esta yendo bien, de lobería insoportable.

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 12:47 am

    Esta es una muy buena polemica sobre una pelea muy mal casada. La literatura y la tecnica son peras y manzanas. Los literatos en Colombia producen sus mundos en cambio los economistas no han podido… Si no basta ver nuestra sociedad con niveles de pobreza que no cuadran en ninguna formula academica…

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 12:49 am

    Una muy buena solucion seria mandar a Gavria al Archivo historico del Rosario y a Constain a la decanatura de Economia de los Andes….

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 1:02 am

    El comentario del anónimo 19:47 no puede ser más ridículo. Claro, no habíamos caído en cuenta: Los técnicos son responsables de la pobreza, los literatos por el contario sí han sido capaces de elimanarla de sus obras.

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 1:31 am

    Oye si asi eres en publico como seras en privado, deja que los demas opinen o es que te deben pedir permiso..

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 3:12 am

    Como aporte, la educación y el mundo académico tenderán a cambiar por un modelo más descentralizado, las universidades han conservado el monopolio de la recopilación, difusión y transmisión del conocimiento, la internet para mal o para bien disminuyo la asimetría informativa y puso de la mano de muchos, más rápido, una cantidad de fuentes de información para construir conocimiento con ellas que antes eran privilegio de un grupo más especializado.

    De lo cual, lo que queda es preguntarse hacia donde tenderá el negocio del conocimiento, más descentralizado, con más actores produciendo y difundiendo conocimiento (ej. empresas), con personas que necesitan cada vez acceder más rápidamente a nuevas fuentes de conocimiento, con lo cual, a lo mejor, el negocio de los sabios con cartones y en un sólo lugar tenderá posiblemente a cambiar.

    Iniciativas como Future of Ed de KnowledgeWorks ya se están preguntando hacia donde va este negocio del aprendizaje. http://www.futureofed.org/

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 3:15 am

    Como aporte, la educación y el mundo académico tenderán a cambiar por un modelo más descentralizado, las universidades han conservado el monopolio de la recopilación, difusión y transmisión del conocimiento, la internet para mal o para bien disminuyo la asimetría informativa y puso de la mano de muchos más rápido una cantidad infinita de fuentes de información para construir conocimiento con ellas.

    De lo cual, lo que queda es preguntarse hacia donde tenderá el negocio del conocimiento, más descentralizado, con más actores produciendo y difundiendo conocimiento, con personas que necesitan cada vez acceder más rápidamente a nuevas fuentes de conocimiento. Así lo cual el negocio de los sabios tenderá a desaparecer.

    Iniciativas como Future of Ed de KnowledgeWorks ya se están preguntando hacia donde va este negocio del aprendizaje. http://www.futureofed.org/

  • Anónimo
    6 abril, 2011 at 10:03 pm

    Valdría la pena decir que el esnobismo y los prejuicios también van en sentido contrario: desde los hombres de negocios hacia los profesores.

  • Anónimo
    7 abril, 2011 at 2:09 pm

    bueno

  • Mía
    7 abril, 2011 at 2:31 pm

    En conclusión, cada vez las universidades se están pareciendo a los hombres de negocios que los profesores snob quieren evitar en sus estudiantes.

    Porque cada vez más los admisnistradores están más interesados en ganar adeptos y gente que en crear conocimiento.

  • Andres Felipe Parra Patiño
    14 abril, 2011 at 3:12 am

    Soy estudiante de ciencia política y gobierno de la Universidad del Rosario, y precisamente tengo el privilegio de que Juan Esteban Constaín me dicte clase.
    MIA:.. si lo que quieres es hablar de un modelo de educación cívica socrática no creo necesario que nos comentes toda tu vida, y de los “logros” obtenidos en ella, por el contrario pienso que la cantidad de títulos que se tengan no te hace más o menos sabia en un tema. En cuanto a las afirmaciones que haces de que el profesor Constaín desprecia el Black berry o el internet, lamento informarte que es una gran mentira, pues él en más de una ocasión ha demostrado que utiliza paginas como Youtube o Google, y ve más como un fenómeno de un carácter un poco burlesco lo que puede llegar a significar un aparato como el Black berry para una persona. Sinceramente no he leído todos los comentario pero si una gran mayoría, y puedo llegar a afirmar que en clase no se está inflando el ego de nadie, pues por el contrario la clase que de por sí es muy entretenida, y llena aportes tanto conceptuales como informativos o simplemente eufóricos y chistosos genera en los estudiantes o por lo menos en mi un gran acogimiento al conocimiento que desconozco y unas enormes ganas de conocer aun más cosas. Esta clase la cual dicta un humano que tiene errores y virtudes dignas de su condición, puesta en una balanza es abrumadoramente aceptada por los estudiantes, pues es demostrada tal vez por el simple hecho de que no se toma lista, pues esta la gente que quiere estar, y me permito contarles que el salón que de por cierto es muy grande, bonito y con sillas muy cómodas, permanece lleno.

  • Mía
    15 abril, 2011 at 3:54 pm

    Señor PArra. parece que usted no me entendió lo que quisie decir. Cuando yo utilicé a Socrates o a Planton era para dar un ejemplo de cómo aquí los intelectuales, los profesores nos ponen a leer los "clasicos" porque son los clsicos de la literatura, pero no se ponen, sobre todo los profes de bachillerato, a enseñarnos la importancia o el poruqe son tan necesarios en la educación. pero sobre todo, el cómo utilziaremos la información que nos dan para el día de hoy. No estaba, al hablar de Socrates pidiendo po runa educación cívica posocratica, sino por herramientas investigativas que empiecen en la escuela primaria donde nos enseñen como primera medida el cómo se hacen las cosas y para que sirven antes de ponernos a hacer ensayos sin fundamentos teorricos o metodologicos. Sé que esos se aprenden haciendo, pero si se requieren esas bases para poder hacer un buen trabajo o un buen intento de trabajo.

    Por ello hablé de mi vida, porque estoy en una Maestría, que aunque es de lo mejor, si hay un problema y es que se asume que uno sabe minimamente investigar y sin embargo uno va a esa Maestría a aprender a investigar. por lo que uno puede concluir que en las etapas de nuestra vida educativa todos los procesos educativos se manejan mediante el YAUS. Yo Asumo que Usted Sabe y por lo tanto le ordeno hacer no le enseño y le mustro el hacer. Termina siendo la educación en este país algo individual donde el individuo es un mal autodidacta y el profesor un buen dictador y no termina seindo un trabajo de equipo entre el maestro y el alumno. POr eso dije que hubiese sido mejor que mis padres pagarán clases tutoriales porque para que sistemas educativos donde te cobran 25 millones de pesos por acción para entrar a ese colegio si finalmente el trabajo lo haces solo y con materiales de baja calidad aunque las instalaciones físicas sean mejores de una universidad, cuando finalmente debes hacer las cosas solo y en tú casa y sin las bases teoricas y metodologicas necesarias para entender el porqué y cómo se hace.

    Y a Constaín, pues perdone si ofendí a su profesor. lo puse como un referente de esos profesores qeu desprecian la tecnología,que pretenden que los estudiantes sean sus corderos del conocimiento donde los mejores son los que repiten su discurso y no los rebeldes que lo cuestionan y que no buscan cambiar de acuerdo a las modas de hoy.

  • Tomás Molina
    15 abril, 2011 at 11:48 pm

    Ya que estamos con la arrogante citadera: "Lo que el reaccionario condena no es la mentalidad burguesa, sino su predominio". NGD.

    Ahí se resume la lucha de JE.

    A muchos parece ofenderles el hecho de que haya personas que no están dedicadas a la multiplicación de la riqueza. Qué aburridos y predecibles son.

    PD: "Frente a las diversas “culturas” hay dos actitudes simétricamente erróneas: no
    admitir sino un solo patrón cultural: conceder a todos los patrones idéntico rango.

    Ni el imperialismo petulante del historiador europeo de ayer; ni el relativismo vergonzante del actual." NGD.

    PD2: Y eso último va para Constaín también.

  • Tomás Molina
    15 abril, 2011 at 11:53 pm

    Y perdón por haber resumido así a JE. Es lo que yo deduzco de sus columnas. Ni idea si él estará de acuerdo.

  • Daniel Escobar
    17 abril, 2011 at 11:15 pm

    Yo, como ex-alumno de Juan Esteban quisiera participar. Recuerdo muy bien la “clase rarísima o happening” de la que era víctima una vez por semana. Aclaro que era una suerte verlo en esa clase, ya que su asistencia era casi fortuita, lo cual denota un gran interés por sus alumnos.
    Recuerdo también cómo empezaba. “Muchachos, y hoy, ¿qué quieren saber? ¿Qué quieren que les cuente? ¡PREGUNTEN!” Aún siento ese tono arrogante de creer saberlo todo.
    En este momento es pertinente remitirme a su columna, “Mi clase, en sus modestas proporciones, es para eso: para vacunar a los muchachos…”. El término “vacunarnos” en sí mismo es despectivo por no decir que es una forma desproporcionada para referirse a sus estudiantes. ¿Vacunarnos a nosotros? ¿De qué? ¿De quién? Si según él, nacimos con internet, sin prejuicios ni miedos ni mitos y en realidad no necesitamos aprender porque todo ya está allí.
    Además ¿Cuál es su crítica frente a los burócratas? ¿No actúa él como uno de ellos? Acaso Calcio, su última novela, con un tema muy pertinente a propósito de la fiebre del mundial no es eso de lo que tanto habla? “Comprar barato y vender caro” ideas superficiales y vanas publicadas en el momento preciso en el espacio adecuado. Y siguiendo su orden de ideas pregunto ¿el uso del BlackBerry significa la negación al criterio y a la conciencia? Qué determinismo! Siento cierto aroma a dogmatismo, algo impropio para tan sublime profesión como la de educar sabios.
    Para terminar, hay algo que me gustaría añadir, Constaín dice que le encanta el debate, aunque veo que prefiere darle la espalda aceptando las críticas sin sostenerse en su punto, tampoco me sorprende que sus columnas en EL Tiempo no tengan habilitada la opción de comentar y que este debate haya terminado en sus adulaciones que demuestran la poca fidelidad hacia sus palabras.
    Y respondiendo al último comentario de su columna, menos mal en la academia no todos son como él.

  • NTC
    1 mayo, 2011 at 12:14 am

    Valioso e interesante el debate (Tanto que ya le dieron la bendición en Arcadia No. 67, Abril 2011) . Al debate sobre estos temas y otros relacionados los venimos compilando en http://ntc-documentos.blogspot.com/2011_04_30_archive.html
    Atte., NTC … Nos Topamos Con …
    http://ntcblog.blogspot.com/ , [email protected] . Cali, Colombia,

  • jaime lopera
    8 mayo, 2011 at 9:40 pm

    Sobre su columna de hoy, El Espectador, pag. 49, opino que el conflicto es el género, pero narcotráfico y delincuencia (que se mencionan bajo la misma naturaleza ) son peligrosas secuelas de aquel. No lo digo yo, lo dijo Canetti hace tiempo. Saludos, Jaime Lopera (Armenia)