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Un periodista militante

Hace un mes encontré, en una librería bogotana, una copia de un libro casi desconocido de Gabriel García Márquez. Periodismo militante fue publicado en noviembre de 1978 por la imprenta 3 Esquinas. El libro recopila los artículos políticos de García Márquez escritos durante la primera mitad de los años setenta, su época más abiertamente militante. El libro incluye el artículo “Cuba: de cabo a rabo”, publicado en 1975 en la revista Alternativa, y que ha vuelto a ponerse de moda a raíz del ya célebre artículo de Enrique Krauze sobre la vida pública del escritor colombiano.

Krauze citó en extenso algunas de las licencias propagandistas del novelista transmutado en periodista militante. Pero no sobra citar nuevamente algunos de los fragmentos más delirantes.

La cruda verdad, señores y señoras, es que en la Cuba de hoy no hay un solo desempleado, ni un niño sin escuela…ni represión policial, ni discriminación de ninguna índole por ningún motivo, ni hay nadie que no tenga la posibilidad de entrar donde entran todos…

En los campamentos de vacaciones de Varadero, los niños de Cuba disponen de equipos de diversión como no los conocen muchos hijos de millonarios gringos…Los mejores restaurantes de Cuba, que son tan buenos como los mejores de cualquier país europeo, son las escuela de gastronomía…La proliferación de escuelas es tan desaforada que uno se pregunta en serio si siempre habrá en Cuba tantos niños para tantas escuelas…También el socialismo tiene derecho al lujo, y están dispuestos a conquistarlo. En 1980, dentro de cinco años, Cuba será el primer país desarrollado de América Latina.

Todos los grandes hechos de la revolución…todos están consignados para siempre, con una técnica de reportero sabio en los discursos de Fidel Castro. Gracias a esos inmensos reportajes hablados, el pueblo cubano es uno de los mejores informados el mundo sobre la realidad propia, y mediante un canal más directo, profundo y honrado que el de los periódicos tramposos del capitalismo.

Periodismo militante está lleno de afirmaciones similares, narradas “con tanta solemnidad como solo somos capaces los colombianos”. Los escritos políticos de García Márquez son más una curiosidad biográfica que literaria. Muestran más las lealtades del hombre que las ideas del escritor. El afán propagandístico prima sobre todo lo demás. Todos los artículos están escritos con la solemnidad del creyente, con la pasión casi ingenua del evangelista.

Pero hay algunas excepciones notables. En contadas ocasiones el periodista militante parece dejar de lado su obsesión publicitaria, su deseo manifiesto de que sus camaradas lo quieran más, y se atreve a escribir o a decir lo que piensa. En una entrevista publicada por la Revista Nacional de Cultura de Venezuela García Márquez dijo lo siguiente sobre Cien años de soledad:

Yo creo que el sentido más profundo de «Cien años de soledad» no es la desconfianza en el cambio, sino el planteamiento realista de que ese cambio no será tan inmediato, ni tan fácil, ni tan lírico como los predican [los revolucionarios] sin creerlo, y a veces creyéndolo algunos místicos de la revolución que no saben donde están parados.

En otra parte de la misma entrevista García Márquez dijo lo siguiente sobre la izquierda exquisita europea:

Por lo pronto ayúdennos a que la revolución latinoamericana acabe de pasar de moda en Europa. Yo recuerdo sin ningún sentido del humor a las modelos italianas vestidas con el uniforme verde olivo en los bares de la Vía Veneto… Los análisis apologéticos, desarraigados y petulantes de algunos ensayistas europeos han sembrado más confusión que las tentativas del imperialismo…a ellos les debemos además algunos muertos inútiles.

En fin, el periodista militante cuestiona, en un raro instante de escepticismo, las ansias revolucionarias de propios y extraños. Al final de su artículo, de su vehemente denuncia, Krauze cita una frase de Orwell: “cualquier escritor que adopta un punto de vista totalitario, que consiente la falsificación de la realidad…se destruye a sí mismo”. García Márquez no se destruyó como novelista. Tampoco como reportero. Pero el periodista militante sí anuló al ensayista. Del pensamiento de García Márquez sólo quedan destellos, fragmentos dispersos en medio de la propaganda, de una militancia deliberada que anuló para siempre al intelectual público, al comentarista lúcido de la realidad nacional y mundial.

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  • Tarantini
    13 noviembre, 2009 at 5:59 pm

    García Marquez ha sido muy cuidadoso en defender el régimen cubano, es bueno rocordar el caso del poeta Herberto Padilla, donde García Márquez se hizo el de las gafas para firmar esa solicitud de los intelectuales del momento: Vargas Llosa entre ellos, de allí nació el distanciamiento García Márques y Varas Llosa, donde le pedían a Fidel Castro que libera de la cárcel al poeta, cuyo canaso fue por motivos de su homosexualidad.

    Yo creo que la condición humana es contradictoria, allí es clara la contradicción entre nuestro Nóbel, quien debe tenerle cariño a Fidel (son amigos, ¿no?), y a quien también le ha gustado el poder y los poderosos.

    Criticar a García Márquez porque nunca ha definido su posición con Castro y su régimen, no me ha parecido importante, al fin y al cabo su oficio es el de ser escritor, no militante político. Yo quiero a Gabriel García Márquez porque me hace soñar con su literatura, lo demás me tiene sin cuidado.

    A Cuba y a su régimen debe criticársele, claro está, pero porque no perdonar a García Márquez por su falta de posición pública en el tema. ¿Debemos exigírsela a pesar de él mismo? Yo personalmente no creo.

  • JuanDavidVelez
    13 noviembre, 2009 at 7:07 pm

    Pues con ese párrafo no queda ninguna duda que García Marquez no quería opinar sobre la realidad. Incluso una vez leí que el despachaba cualquier posibilidad de discusión diciendo que en este mundo había solamente dos sopas, el capitalismo y el socialismo, de esas dos sopas hay que escoger una decía el.

    Lo que me llama la atención es la posibilidad del desarrollo para 1980, ¿alguna vez estuvo cerca Cuba de ser un país desarrollado?. Empiezo por decir que no tengo ni idea que significa ser un país desarrollado.

  • JuanDavidVelez
    13 noviembre, 2009 at 7:21 pm

    Equivocarse escogiendo el sistema economico de su predilección es un error muy común, a mucha gente le pasa.

  • Anónimo
    13 noviembre, 2009 at 9:30 pm

    Hay que aclarar que en Colombia “solemnidad” significa “cinismo”. Pero qué importa si a García Márquez todas las licencias le están permitidas por los lectores condescendientes y cómplices con los crímenes del socialismo.

  • Alejandro Gaviria
    13 noviembre, 2009 at 10:56 pm

    Mi intención no era tanto criticar las opiniones políticas de GGM como señalar un hecho paradójico: el escritor más importante de la lengua castellana, quien fue además un periodista prolífico, no dejó una sola reflexión sincera, no deliberadamente militante, sobre nuestra realidad. Una colección de ensayos, como la que recientemente publicó Vargas Llosa, es impensable en el caso de GGM.

  • Javier Moreno
    13 noviembre, 2009 at 11:33 pm

    Dice Tarantini: "A Cuba y a su régimen debe criticársele, claro está, pero porque no perdonar a García Márquez por su falta de posición pública en el tema. ¿Debemos exigírsela a pesar de él mismo? Yo personalmente no creo."

    A mí no me parece que GGM tenga "falta de posición pública en el tema". Todo lo contrario: tiene una posición pública abierta: el régimen de los Castro no merece críticas. Es una democracia perfecta.

    El oficio de GGM podrá ser el de escritor, pero también es el de militante político. Los pseudoensayos del libro que comenta Alejandro son una prueba. GGM es una persona con poder político evidente que usa su alcance mediático para promover y defender al régimen cubano. Adicionalmente tiene influencia sobre Castro. Ni su posición ni las consecuencias de esta son neutras: GGM ha servido en más de una ocasión como escudo de defensa voluntario (cuando no promotor) de las barbaridades de Fidel Castro y compañía. En ese sentido se merece todas las críticas (aunque probablemente ni le van ni le vienen).

  • los nuevos
    14 noviembre, 2009 at 2:43 am

    Como muy bien dice Alejandro esta no era una crítica a las posiciones y posturas políticas de un militante genuflexo y que al parecer siempre ha actuado con aquiescencia a la "sombra del patriarca". De los poderosos. De los amos del mundo. Tampoco pretendía el articulista juzgar sus motivaciones y actos. Me parece de verdad interesante, notar como sus opiniones sobre la realidad política y social han quedado obliteradas, ocultas o se han perdido de vista a los ojos cualquier lector y analista, perdiendo interés.

    Sin lugar a dudas García Marquéz no le hice frente a los hechos – agradables y desagradables- como un Orwell, un Cervantes -tal y como sugiere el mismo Krauze en su ensayo- su compromiso no fue con la justicia, la imparcialidad y la política de la verdad.

    Me encanta un parrafo de crítica literaria sobre la obra de orwell del profesor Trilling:

    " ! ah! si la vida no fuera tan tangible, tan concreta, tan constituida por hechos que discrepan entre sí; si las cosas que la gente califica de buenas fueran realmente buenas y no se les sometiera a la necesidad permanente de hacer distingos en ellas y discriminar; si la política no tuviera que ver con el poder… entonces nos congratularía consagrar nuestro pensamiento a la política, entonces consentiriamos en pensar"

    Más adelante sobre Orwell dice: " Dijo la verdad y la dijo de modo ejemplar: tranquilamente, con sencillez y advirtiendo debidamente al lector que se trataba de la verdad de un hombre solo. No empleo jerga política y no hizo recriminaciones. No hizo ningún esfuerzo para mostrar que su corazón estaba a la derecha o a la izquierda. No le interesaba que se pensara que su corazón estaba de un lado u otro, pues él bien sabía dónde estaba. Sólo le interesaba decir la verdad"

    De una lectura atenta a la obra como periodista militante de GGM, encontramos algunos destellos y momentos de lucidez en donde el Nobel se atrevio a entrever alguna verdad, por qué no merecieron atención y se han ido al "basurero de la historia".

    Camilo.

  • Anónimo
    14 noviembre, 2009 at 3:31 am

    Sí…pero…y qué pasa si GGM no escribió ensayos ni reflexiones?? …ahí están las novelas, algunas de ellas las mejores de su lengua y generación ¿no? De otro lado hay muchas cosas que ha hecho Vargas Llosa que GGM nunca haría…(los ensayos políticos de Vargas LLosa (a diferencia de los literarios que son impecables) son muy flojos , no leí el último, pero leí algunos de los años ochenta y noventa y son lamentables…en el prólogo del Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano, recuerdo que Vargas LLosa comparó a Plinio, Montaner y a su propio hijo con Voltaire, hace poco en Lima estaba en un homenaje a Vargas LLosa y había una pantalla gigante que repetía un discurso de cuando se lanzó a presidente…lamentable también). En fin, reclamarle a GGM que llene los vacíos intelectuales de este país me parece inocuo. Bueno…hay otras cosas también que pueden llenar los anaqueles para no cargarle toda la responsabilidad a la misma persona…De la Barbarie a la Imaginación o Denominación de Origen de RH Moreno Durán son reflexiones, estas sí explícitas, sobre la realidad de su tiempo. En general la publicación de MITO (donde GGM aparece con el Coronel no tiene quien le escriba, o con Este pueblo no hay ladrones al lado de las Notas de Gómez Dávila) son, en conjunto, reflexiones y creaciones contundentes enmarcadas en contexto y una época…

    Saludos
    R Angulo

  • Anónimo
    14 noviembre, 2009 at 4:25 am

    Garcia Marquez le dio papaya con su mamertismo pro castrista a los impolutos y simpre bien ponderados hombres andinos. Tambien, dicen, teine errores Shakira y otros mas, todos, menos ellos. Colombia es pasion.

  • JuanDavidVelez
    14 noviembre, 2009 at 10:27 am

    Esta muy bacano esto de apelaez, un guru de la sierra

    Ahí en ese link apelaez recomienda buena bibliografía.

  • Alejandro Gaviria
    14 noviembre, 2009 at 12:08 pm

    Roberto
    Dos cosas. Primero, yo no descartaría, de buenas a primeras, todos los ensayos políticos de Vargas Llosa. Hay varios malitos. Vargas Llosa también ha hecho de propagandista. Pero hay otros buenos. Y segundo: no se trata de exigirle a GGM que, además de todo, llene los vacios intelectuales del país sino de examinar sus ensayos críticamente. La grandeza de sus novelas no invalida, creo yo, la crítica a la mediocridad deliberada de sus reflexiones políticas. Saludos.

  • Carlos
    14 noviembre, 2009 at 12:54 pm

    Alejandro: la columna esta buena. Pero se me ocurre que faltó mencionar quienes ejercen periodismo militante actualmente tanto en la derecha como en la izquierda.

    Se me ocurre que en la derecha actualmente esta plinio apuleyo y en la izquierda esta Alfredo Molano. Que opina?

  • Anónimo
    14 noviembre, 2009 at 2:07 pm

    Sí es cierto, pero ni él le ha dado importancia a sus reflexiones políticas en el corpus de su obra. A mi juicio, GGM tiene opiniones, el no escribió ensayos propiamente, creo que no es capaz de sacrificar la construcción estética de una frase en un función de un razonamiento (con una excepción curiosa pero irrelevante en su juventud, cuando escribió sin firmar un artículo sobre la novela de la violencia y el compromiso del escritor, que además es interesante porque anticipa la llegada de la Mala Hora, una de sus novelas menores, pero una de las más importantes del subgénero).

    Borges decía que lo menos importante de un autor son sus opiniones políticas. Esa reflexión, en mi opinión, es válida para ambos casos, el de Borges y el de GGM.

    Saludos
    R Angulo

  • Alejandro Gaviria
    14 noviembre, 2009 at 2:21 pm

    Carlos: William Ospina también hace periodismo militante. Hace poco, con motivo de los 50 años de la revolución cubana, escribió una actualización del artículo mencionado de GGM: la misma solemnidad. Mario Mendoza quiso a hacerlo pero no pudo.

    Roberto: de acuerdo. GGM dice, en uno de los artículos del libro citado, que va a utilizar su fama de escritor para hacer militancia, para darle relieve a un conjunto de opiniones políticas. No creo que Borges hubiera sido capaz de escribir algo así.

  • Anónimo
    14 noviembre, 2009 at 2:44 pm

    …lo que quiero decir es que esa opinión o afirmación es lo menos importante en GGM, porque lo que es instrumental para sus tendencias políticas es su fama y su cercanía al poder (que tanto le gusta) y no sus novelas de ficción. Incluso en el Otoño del Patriarca se cuida de eso y se concentra en explorar con altura estética la soledad y el delirio de un dictador.

    Estoy de acuerdo que Borges no hubiera escrito eso, era un escéptico y tenía pocos amigos.

    Saludos
    R. Angulo

  • Carlos
    14 noviembre, 2009 at 3:55 pm

    También estaba pensando en William Ospina.

  • Javier Moreno
    14 noviembre, 2009 at 5:01 pm

    Roberto: Curiosamente, en el ensayo sobre GGM de Enrique Krauze está incluida una lectura de "El otoño del patriarca" como una novela bastante condescendiente (y hasta benevolente) con la figura del dictador. Krauze sugiere que a GGM ese gobernante déspota genérico siempre le despertó admiración. A mí me pareció que la argumentación de Krauze al respecto era bastante razonable.

  • Anónimo
    14 noviembre, 2009 at 6:05 pm

    Matemos a Garcia Marquez. Que vivan Juanes y Carrasquilla (Tomas, no Alberto)
    !vivan!

  • Ibeth Rivero
    14 noviembre, 2009 at 7:31 pm

    Que opine lo que quiera, igual su oficio actual no le exige estar instruído en opinología política, si le hace apología a Castro directamente dejénlo, igual, todavía existen personas que hacen eso pero con "dictadores más benévolos" como Pinochet y no pasa nada.
    Es solo mi opinión, yo creo que, como algunas personas en este foro, no soy nadie para determinar lo que es políticamente correcto.

  • Anónimo
    14 noviembre, 2009 at 7:36 pm

    Sin atentar contra los escritores.

    Por lo menos García Marquez es más sincero que los hipócritas de Llosa y Borges.

  • Anónimo
    14 noviembre, 2009 at 7:39 pm

    Javier, puede ser. Pero el tema no era establecer una posición sobre si apoyaba o no la dictadura, era sobre el delirio de un dictador omnipresente en el tiempo y en el espacio (de cualquier isla del caribe). No creo que haya sido benevolente, pero de golpe Krauze esperaba otra cosa. Lo que sí creo, a partir de mi lectura, es que el patriarca era un tipo solitario, miserable e infeliz.

    Esta frase del Otoño siempre me ha gustado:

    "(…)no se asuste, Nacho, explíqueme más bien por qué le tiene tanto miedo a la muerte, y José Ignacio Sáenz de la Barra se quitó de un tirón el cuello de celuloide desacartonado por el sudor y su rostro de barítono se quedó sin alma, es natural, replicó, el miedo a la muerte es el rescoldo de la felicidad, por eso usted no lo siente, general". El otoño del patriarca.

    Saludos
    R. Angulo

  • jaime ruiz
    14 noviembre, 2009 at 9:28 pm

    Por muy desaprensivo que sea o fuera García Márquez, es poco probable que entendiera cuando escribió esos artículos que Cuba iba hacia la ruina absoluta. Para alguien que conocía Colombia el entorno material que podía ver en Cuba era en comparación bastante grato. Al respecto copio unas palabras de Abdón Espinosa Valderrama:

    Hacia el año de 1968, el Banco Mundial se inclinaba a excluir a Cartagena de Indias de la visita de un grupo de periodistas de los varios continentes, invitado a observar los planes y avances del desarrollo, con el argumento de que era ciudad nostálgica, embelesada en el pasado y en sus laureles marchitos, sin vocación de porvenir. Las razones no eran pocas. Para empezar, el recorrido del aeropuerto al centro histórico, por entre lodazales, constituía, a su juicio, muestra irrefutable de desidia y abandono. Por sobre todo, de una mentalidad reacia a asimilar y poner en práctica los cambios y adelantos tecnológicos.

    Por contraste, en Cuba los que estaban cerca del poder (como los escritores que aplaudían la revolución) iban a los balnearios de los años cincuenta, sin duda inconcebibles por entonces en Colombia, y veían un parque automovilístico de los años cincuenta, en conjunto mejor que el colombiano (con vehículos mucho más viejos); ni hablar del esplendor arquitectónico, urbanístico y cultural, también heredado de antes de la revolución, que correspondía a un país que jugaba en otras ligas que los tristes peladeros andinos. Es muy posible que incluso el nivel de vida en las ciudades fuera superior al de países como Colombia: con la factura petrolera pagada y el precio del azúcar asegurado, con los ricos emigrando y dejando sus casas y demás bienes en manos de los revolucionarios, y con una disciplina eficaz para reducir o tapar la miseria extrema, todo eso era fácil de encontrar. Y eso por no hablar del entusiasmo que la revolución aún podría convocar: muchísima gente había mejorado de estrato, gracias a la emigración, el país era admirado en muchos sitios, el líder se comparaba con Nixon y salía un modelo de rectitud, en lugar de matarse trabajando se participaba en las labores del partido y de la revolución, siempre y cuando se fuera gente linda y bien relacionada, porque a los que no conocía García Márquez los mandaban a la zafra.

    En el escrito de Krauze se mencionan "ligerezas" propagandísticas mucho más graves, como las entrevistas a los líderes vietnamitas y la contribución a la infame tarea de ocultar el sufrimiento de la gente que huía. Pero ¿por qué acordarse de García Márquez? Tanto en Europa como en Iberoamérica se han vivido tremendas convulsiones por los crímenes de Pinochet mientras que los del jemer rojo, unas setecientas veces más, si se cuenta la proporción de la población, mucho más de mil veces más, no han merecido la menor condena ni reproche.

    Parece que en Colombia el único cómplice de los Castro fuera García Márquez, mientras que los cómplices de Chávez en la agresión contra Colombia (las mentiras de la propaganda son como el dinero que se le paga al sicario), como el hediondo mártir heredero, encuentran toda clase de solidaridad.

  • Alejandro Gaviria
    14 noviembre, 2009 at 9:51 pm

    Jaime: cuando GGM escribió “Cuba: de cabo a rabo” todavía no era un huésped honorario de Fidel. No se conocían personalmente. Y Castro dudaba del compromiso revolucionario del novelista colombiano. GGM ya había vivido en Cuba, era perfectamente capaz de distinguir el pasado del presente, sabía discernir que se debía y que no a la revolución. El socialismo mágico no es fruto de la confusión de un reportero ingenuo.

  • Anónimo
    14 noviembre, 2009 at 10:43 pm

    El articulo de Mauricio Garcia Villegas del Espectador de noviembre 14 de 2009, si que enrreda la cosa porque ahora hay dos mundos bizarros y no uno solo como dice Jaimito. Esta, por supuesto, el de Jaime Ruiz y el otro es el mundo al reves de Carrasquilla en la que existe una Colombia en la que la izquierda tiene el poder y determina las politicas publicas y el activismo juridico. Esto, ahora si, que se enrredo.

  • Alejandro Gaviria
    14 noviembre, 2009 at 10:47 pm

    Muy malo el artículo de García Villegas. No hay un sólo argumento de fondo, simplemente plantea un conflicto maniqueo entre los economistas de derecha y los abogados de izquierda.

  • Anónimo
    15 noviembre, 2009 at 3:52 am

    Jaime: García Márquez no es el único cómplice con Castro pero a diferencia del resto él es un hombre público, es decir, ejerce una notoria influencia en los demás. ¿Cuántos no creen que en la matanza de las bananeras murieron miles? El dato oscila entre tres y tres mil o más, dependiendo de la orilla ideológica desde donde se mire. Y ya se sabe, en Colombia la ficción es realidad y viceversa.
    ¿Por qué muchos consideran superiores los alcances literarios de García Márquez que los de Vargas Llosa o Borges? Bueno, porque no los han leído, pero si lo hicieran tampoco lo aceptarían, simplemente porque no les perdonan no haber pertenecido a su partido.

  • Anónimo
    15 noviembre, 2009 at 5:25 am

    Anonimo 22:52

    Eres un pendejo, ó quizas no pasas de los 20 años !!!!..

  • Anónimo
    15 noviembre, 2009 at 5:45 am

    A los veinte años ya había leído las obras de Borges, Vargas Llosa y García Márquez. A vos (0:25)se te notá que sólo los conocés de nombre, si no no diríais pendejadas.

  • Anónimo
    15 noviembre, 2009 at 4:15 pm

    Existen tres clases de pendejos: los que saben qué debe saberse, creer saber más de lo que se sabe, y los que saben lo que no debiera saberse.

    Anónimo 00:45, tu encajas en la 2da clase de pendejos.

  • Gheysel Naranjo
    15 noviembre, 2009 at 4:22 pm

    GGM siempre decía que nunca se iba a lanzar a la política, pero en esta vida nadie puede ser indiferente a la política, y hasta un propio artista toma partido… y si es el caso de un verdadero líder guitarrista de una banda rock, va siempre adelante y lleva por donde quiera la música y la energía de toda la banda. De la misma forma MILITAR (a la derecha, izquierda o centro) EN LAS FILAS de la tinta de las publicaciones de corte político, ES LLEVAR A DONDE SE QUIERE los establecimientos de los Estados Nacionales y de los grupos de poder por siempre jamás…
    Entre otras la revolución francesa fue conferida e ideada por varios pensadores que animaban el debate ideológico con su lucidez y exaltaban al pueblo. Por su puesto que se necesita PERIODISMO MILITANTE POR UNA ECONOMÍA COLOMBIANA POTENCIA MUNDIAL EN LA INDUSTRIA Y EN EL CAMPO…
    En fin, Interesante lo de escritores militantes en función de ideales que es lo que exalta al pueblo… no sólo de arte por el arte. Y es que es increíble el poder del verbo, y la palabra escrita y oral en colmar, estimular a un nación y a un mundo.

    Gheysel