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Antiamericanismo y cocaína

El antiamericanismo ha sido un elemento de debate más o menos constante en este blog. En la última discusión sobre las drogas (y en particular, sobre la preeminencia de Colombia y México en el tráfico de cocaína hacia los Estados Unidos) se planteó una hipótesis interesante: “puede que la ideología antiyanqui –se dijo–, tan poderosa en México como en Colombia, tenga un gran papel”. Esto es, allí donde se odia a los gringos, allí mismo se dan unas condiciones sociales conducentes al narcotráfico. En otras palabras, el antiamericanismo crea una ventaja comparativa sociológica en negocio de la cocaína.

Con el ánimo de examinar esta hipótesis y otras similares, calculé, con base en el Latinobarómentro, una encuesta de opinión pública que se realiza anualmente en 18 países latinoamericanos, un índice del antiamericanismo en la región. La gráfica muestra, para cada país, el porcentaje de encuestados que dice tener una opinión mala o muy mala de los Estados Unidos. Los argentinos (65%) son los más antiyanquis y los hondureños (9%), los menos. La geografía del antiamericanismo es clara: es mucho mayor en el sur, mucho menor en Centroamérica, y toma valores intermedios en la comunidad andina. Este patrón geográfico sólo tienen dos excepciones: México (un país centroamericano claramente antiyanqui) y Venezuela (también más antiamericano que lo que predeciría su latitud). En fin, con la excepción de México y quizás de Venezuela, el antiamericanismo crece con la distancia.

Finalmente, los datos desmienten la pretensión de ligar el antiamericanismo con el tráfico de drogas. Los colombianos no somos particularmente antiyanquis pero les enviamos el polvo blanco en todo caso. Por venganza. O por amor.

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  • Andrés Felipe Succar
    21 mayo, 2008 at 11:13 pm

    jajaja, por amor!!

  • Javier Moreno
    21 mayo, 2008 at 11:54 pm

    Le va a tocar a Jaime rearmar su teoría conspiratoria. Por fortuna es lo suficientemente vaga argumentalmente como para admitir todo tipo de modificaciones al vuelo manteniendo sus conclusiones practicamente intactas.

  • jaime ruiz
    22 mayo, 2008 at 1:44 am

    Alejandro, sin que tenga mucha importancia, creo que incluir a México en Centroamérica confunde un poco. En cualquier manual de Geografía se considera parte de Norteamérica.

    El punto del antiamericanismo resulta bastante falaz. ¿Cómo era el antiamericanismo en los diferentes países en la época en que se desarrolló el narcotráfico? En Colombia la presión ha menguado mucho después del Caguán. Pero ¿cómo se puede comparar el antiamericanismo de sociedades tradicionalmente ricas y educadas como las del Cono Sur, pobladas predominantemente por emigrantes europeos, con el de países aislados y miserables en los que la atmósfera moral de la Conquista nunca se ha dispersado? Galeano o Benedetti son furibundos antiyanquis, pero no me imagino a ninguno de ellos agazapado con un arma como tantos guerrilleros de Centroamérica y Colombia. El típico empleado público porteño odia a EE UU pero es un miembro de la clase media que no tendrá por qué implicarse en ningún delito.

    El contexto en el que yo hablaba del peso del antiamericanismo en el impresionante ascenso de la delincuencia en Colombia desde los años sesenta es el de la desmoralización que se deriva de considerar ilegítimo el orden que hay en el mundo. Me gustaría haber elaborado todo ese discurso, pero sólo es lo que dice Ortega y Gasset en un fragmento muy recomendable de La rebelión de las masas que se titula Quién manda en el mundo.

    Al que tenga pereza de leer todo eso le copio una cita breve: No hay, pues, nada extraño en que bastara una ligera duda, una simple vacilación sobre quién manda en el mundo, para que todo el mundo — en su vida pública y en su vida privada — haya comenzado a desmoralizarse.

    Sobre el impacto de la ideología del gremio magisterial y su extensión escribí hoy mismo un post en Atrabilioso.

    En el caso de México el antiamericanismo tiene muchísimo arraigo por la cuestión de los territorios perdidos en el siglo XIX y por un poderoso sentimiento de superioridad de las clases altas durante mucho tiempo respecto del vecino hereje y aun miserable. A nadie se le habría ocurrido comparar la ciudad de México que conoció Humboldt con el Nueva York de la época. Cuando esos fanáticos de los pedregales y los desiertos empezaron a ser una potencia importante el sentimiento de superioridad se tornó en rencor y se transmitió a toda la sociedad, más con el agravio del medio país perdido. El tráfico de drogas es toda una ocasión para reyezuelos rurales y vestigios de clanes guerreros de otras épocas. La atmósfera antiyanqui los legitima y puede que en ciertos contextos locales sean reconocidos y respetados. La atmósfera antiyanqui siempre lleva la aspiración de un modelo de sociedad alternativo y siempre aparecen los nostálgicos y viudos del poder que se aprovechan de la situación.

    En Colombia el tráfico de drogas se expandió como se expandió debido a la justificación generalizada que encontraba y sigue encontrando, por ejemplo entre los lectores del columnista más leído, para los que sólo es una trampa de los bancos que los hace enriquecerse a costa de las muertes y carcelazos de los colombianos humildes. Puede que en México haya equivalentes, aunque no serán los dueños de los periódicos, por eso la tragedia no parece comparable.

    En Colombia el ascenso del Robin Hood bigotudo es el equivalente del ascenso de Chávez en Venezuela: la misma clase de gente los respaldó, una gente por lo demás soliviantada desde los púlpitos escolares para que odiara a los ricos y a la nación enemiga.

    Hicieron falta los franceses en la lista, y también los daneses, a lo mejor también son más antiyanquis que los cundaneses y queda refutada cualquier base ideológica de la delincuencia.

  • Alejandro Gaviria
    22 mayo, 2008 at 2:33 am

    Jaime:

    1. Enlazo un ejemplo que contradice su idea del antiamericanismo civilizado del sur. Dice Luis Ángel D’Elia, el piquetero mayor: “Lo único que me mueve es el odio contra la puta oligarquía. No tengo problemas en matarlos a todos”. Casi prefiero a Karina. Sobre los franceses, sobre su antiamericanismo de café y nicotina, alguien podría mencionar a Regis Debray y cuestionar la cosa.

    2. Pero mi punto de fondo es otro. El problema con su aclaración, con la idea de que existe un antiamericanismo inocente y otro criminal, es que lleva necesariamente a una tautología. Su hipótesis básicamente se reduce a decir que el crimen en Colombia es producto de la cultura criminal. Somos criminales porque somos criminales.

    3. Me tomé una licencia geográfica con México porque quería llamar la atención sobre la diferencia entre este país y sus vecinos centroamericanos.

  • Maldoror
    22 mayo, 2008 at 8:00 am

    La hipotésis no merecía siquiera ser examinada, por que no había ninguna razón para pensar en el antiamericanismo como causalidad del tráfico de drogas. Pensar que el tráfico de drogas es una venganza o por odio a los américanos, y no un NEGOCIO frio y desconectado de emociones, es ser muy tonto o ingenuo en la vida.

  • jaime ruiz
    22 mayo, 2008 at 10:54 am

    Pensar que el tráfico de drogas es una venganza o por odio a los américanos, y no un NEGOCIO frio y desconectado de emociones, es ser muy tonto o ingenuo en la vida.

    Amén, pero es que no se trata de eso, más bien el escándalo es entender eso, sino de la legitimación de la vida airada, producto de una rebelión interior inducida por la ideología. Uno de los elementos decisivos en la expansión del tráfico de drogas es la alevosía (certeza de impunidad) con que obran los jefes de esas organizaciones. Y la impunidad existe porque para los profesionales del Derecho el orden legal y el orden político son ilegítimos. Sobre todo para los profesionales del Derecho de la generación de la Revolución cubana. Similar función cumple la retórica antiprohibicionista: el juez que no aprovecha para enriquecerse cuando no hay ningún freno moral (sólo está haciendo de vigilante de un orden que aborrece, y aplicando leyes que desaprueba como las que prohíben el tráfico de drogas) resulta una especie de Quijote, como un monje que administra un burdel y refuerza su castidad presenciando el trabajo de las empleadas. Grotesco: el conjunto de los profesionales del Derecho de esas generaciones ha prosperado maravillosamente gracias al negocio de la cocaína, como defensores o como lobbistas de los responsables del negocio. El juez quedaría aparte como un indigente en medio de tantos compañeros de estudio que se rodean de lujos ejerciendo de abogados.

    Hay tráfico de drogas porque hay caballerismo. Recuerdo una vez que apareció en El País un artículo del prócer explicando su teoría de la conspiración de los banqueros para prohibir las drogas, cosa que no ha sustentado jamás ningún español que escriba en la prensa. Pero hay cientos de teorías todavía más disparatadas que repiten los universitarios colombianos. Prácticamente todos dicen cosas de ese estilo. Es una cultura como ésa la que conduce al tráfico de drogas. Lo de la impunidad se ve todos los días con personajes como Piedad Córdoba, que acude a las cárceles a convencer a los presos de las FARC de que no se desmovilicen. ¿Alguna vez los jueces la van a llamar a declarar? Los jueces colombianos son unos malhechores de la misma categoría de los paramilitares y guerrilleros. Recuerdo cuando capturaron en España a Gilberto Rodríguez Orejuela y a Fabio Ochoa, las presiones de todo tipo que había para que los extraditaran a Colombia y no a EE UU. En Colombia quedaron rápidamente en libertad.

    Alejandro: es curioso ese uso de la primera persona para aludir a actividades criminales por parte de alguien que rechaza las generalizaciones sociológicas. En Colombia hay una minoría de delincuentes que exportan cocaína y heroína y una organización social jerárquica y bárbara cuyas elites son aliadas de esos delincuentes. Los demás mayoritariamente «somos» respetuosos de la ley, como la gente de cualquier parte. La cocaína es sólo esa fuente de riqueza fácil de que han vivido las clases altas de la región desde la Conquista: oro, quina, caucho, petróleo… Sin los poderosos remanentes de la esclavitud que quedan sería bien difícil mantener las haciendas cocaleras (cosa que quedaría muy difícil en el antiyanqui Uruguay).

    Bueno, yo no he hablado de antiamericanismo inocente, sino de personas cuya condición social está muy lejos de la delincuencia. En Colombia las masas semiesclavas proveen la mano de obra barata de un negocio que enriquece sobre todo a los financieros, especuladores, profesionales del Derecho, terratenientes, etc. No hay tal población en el Cono Sur.

  • Maldoror
    22 mayo, 2008 at 11:04 am

    Decir que el tráfico de drogas requiere una «legitimación social» también es una perdedera de tiempo. La única legitimación que los narcos necesitan es que su negocio es rentable, muy rentable. Eso funciona desde el capo más poderoso, hasta el campesino humilde que cultiva coca. El resto son ganas de joder suyas.

    Respecto a que la cocaina sea una fuente de rwiqueza fácil, también son ganas de joder suyas, en especial porque ud jamas reconocería que eos funciona para otra suerte de negocios «legales». La producción y distribución de cocaina es una empresa como cualquier otra. Su táctica de declarar a los narcos «rentistas» no tiene sentido alguno, es simplemente una estrategia aplicada a conveniencia («los negocios que no me gustan son rentistas, los otros son capitalismo ´fair and square´»). Hay muchas más empresas legales que funcionan como un autentico rentismo (por ejemplo, todas las empresas que cuentan con monopolios proveidos por el Estado, subsidios o proteccionismo; pero ahí ud se queda callado.

  • rotabori
    22 mayo, 2008 at 11:18 am

    Si, pa’ que, este calculo si esta muuuy flojo. Pues…, una cosa es quererse parecer a los de Freakonomics, y otra ser tan ingenuo con esta «hipótesis». Esto es como relacionar los colores de la bandera de un pais con su economía y decir que por eso todos los bolivarianos estamos fregados, los chilenos van tan bien como Singapur y Mexico es Italia.

  • Alejandro Gaviria
    22 mayo, 2008 at 12:38 pm

    Sergio: me pareció interesante estudiar la geografía del antiamericanismo a raíz de la hipótesis de Jaime. Eso es todo. De otro lado, su hipótesis: “existe narcotráfico porque es rentable” no explica porque existe precisamente en Colombia.

  • Anónimo
    22 mayo, 2008 at 12:53 pm

    México y Centroamérica van en el mismo paquete cuando hacen parte de Mesoamérica.
    México hace parte de Norteamérica cuando hace parte del NAFTA.
    México es México.
    En Colombia hay narcotráfico por su larga tradición y rutas de contrabando y por el espíritu emprendedor de las gentes de Antioquia, que dio para Coltejer y otras grandes empresas, y también para el cartel de Medellín, cuyo cénit se vivió con el dominio absoluto de las rutas del transporte y no necesariamente por la producción.

  • jaime ruiz
    22 mayo, 2008 at 1:22 pm

    Pero es que es tan simple: presenciamos el contraste entre el mundo de la Universidad de Los Andes y el de la calle: «Eso que usted dice son pendejadas, las cosas son como digo yo». Estratantísimo. He explicado no sé cuántas veces que hay traficantes de droga que prosperan fabulosamente porque hay impunidad, y que hay impunidad porque hay desmoralización y que hay desmoralización porque hay una tradición específica en la que tiene su papel la ideología que deslegitima la propiedad y el statu quo internacional. No sólo el narcotráfico sino algo como el secuestro existen porque son muy rentables: resultado, los suizos y jordanos no se viven secuestrando porque no son tan codiciosos.

    Hay algo de toda esa hechura moral que hace que efectivamente sea una pérdida de tiempo responder a tales interlocutores: nada los va a convencer porque aquello que no pueden descalificar no lo leen o no lo recuerdan. Es toda una actitud ante el conocimiento que también distingue en Colombia a la universidad de la calle. Por eso no hay manuales de ninguna materia en las librerías del primer mundo escritos por colombianos mientras que sí hay colombianos de la calle que son destacados en muchos terrenos. El contraste en realidad es entre el Estado y el mercado, en el mundo de la burocracia no hay que fijarse en lo que los demás dicen realmente porque no está en juego nada, sólo importa pagar la matrícula y aprobar los exámenes. En el mundo de la producción hay que asegurarse de que las cosas van a funcionar.

    La misma producción de cocaína expresa ese conflicto: la calle encuentra un negocio muy rentable porque la universidad no produce organizadores ni técnicos con suficiente nivel para crear industrias manufactureras o de servicios: es lo que hacen los demás países, pero como en Colombia no se percibe la diferencia, sobre todo en la universidad no se percibe la diferencia (lo acaba de decir Sergio), pues en ésas estamos.

  • James Bizarre
    22 mayo, 2008 at 1:44 pm

    Estoy completamente de acuerdo con el análisis de Jaime Ruiz sobre el Antiamericanismo y su relación con el narcotráfico:

    ¨Hay tráfico de drogas porque hay caballerismo.¨

    Por ejemplo en Estados Unidos y otros paises decentes al norte de Tijuana donde no publican los Caballeristas en el New York Post o en Time solo los Sudacas se lucran del tráfico de drogas. Solo a un asqueroso profesor universitario se lo podría llegar a ocurrir que hay traficantes norteaméricanos o mafias Estadounidenses. Pero bueno los fanáticos del plan quinquenal siempre serán los portadores de la verdad.

  • Apelaez
    22 mayo, 2008 at 1:52 pm

    Jaime, ¿Cómo es el cuento de que la impunidad se debe a la desmoralización y la desmoralización se debe a una ideología (roja)?

    Me gusta leerlo porque su paranoia llega a los extemos de querer explicar todo a través de la perversidad de la izquierda. En Colombia hay narcotrafico ¿por qué? porque hay mucho izquierdista elitista; en Colombia hay impunidad ¿Por qué? porque hay mucho izquierdista en la élite y así hasta el infinito. Todos los problemas se reducen a lo mismo.

    En la impunidad, por ejemplo, descarta de plano las cosas que supongo considera banales: la falta de denuncia del crimen, la falta de capacidad investigativa de los cuerpos oficiales, la corrupción. No, todo eso son pendejadas derivadas del problema mayor, que en Colombia todos somos izquierdistas menos usted, que además, ni vive acá.

  • Maldoror
    22 mayo, 2008 at 2:00 pm

    Alejandro:

    Cierto, la rentabilidad del narcotráffico no explica porque existe en colombia. O mejor dicho, en si misma no explica la cuestión. Supongo que ahí hay factores climaticos – un pais propicio para cultivar diversos tipos de drogas-, geograficos (un punto de salida para el tráfico hacia norteamerica y europa) e históricos (el narcotrafico sirvio de alimento monetario a diversos grupos como guerrillas o paras) etc.

  • eureka
    22 mayo, 2008 at 2:11 pm

    Buenísimo el final de la entrada, muy gracioso.

  • Maldoror
    22 mayo, 2008 at 2:15 pm

    Alejandro:

    Por lo demás mi punto no era que el narcotráfico existe en Colombia sólo porque es rentable, sino más bien que la razón que tienen los individuos que se dedican al narcotráfico en Colombia o cualquier parte del mundo, es fundamentalmente ecónomica. La otra pregunta es porque en Colombia se concentran tal cantidad de personas dedicadas a esa actividad, pero eso ya es otra cosa.

    He explicado no sé cuántas veces que hay traficantes de droga que prosperan fabulosamente porque hay impunidad, y que hay impunidad porque hay desmoralización y que hay desmoralización porque hay una tradición específica en la que tiene su papel la ideología que deslegitima la propiedad y el statu quo internacional. No sólo el narcotráfico sino algo como el secuestro existen porque son muy rentables: resultado, los suizos y jordanos no se viven secuestrando porque no son tan codiciosos.

    Jaime, en vez de salirse por la tanjente, ¿porque no nos explica porque un narcotráficante es un rentista?

  • jaime ruiz
    22 mayo, 2008 at 3:02 pm

    Apeláez: digamos que la ideología de Natalia Springer es una faceta de algo más general, que es una indiosincracia, una tradición, una forma de vida de una sociedad. Los problemas no empiezan con la ideología totalitaria en sus particulares adornos de marxismo tropical, sino que ahí encuentran sustento. ¿En qué es distinta la corrupción judicial a la desmoralización que mencioné antes y que tiene que ver con la deslegitimación de las instituciones y del orden social? Hay corrupción en gran medida por eso, o si lo quiere véalo al revés: siempre habría «corrupción» porque los jueces siempre podrían enriquecerse vendiendo sus sentencias, pero en algunos países no la hay (o es ínfima) porque se aceptan las instituciones y las leyes. En un lugar como Colombia toda resistencia a la venalidad, también policial, se desploma al reinar una atmósfera de deslegitimación y agravio.

    En últimas el tráfico de drogas es tan importante en Colombia por las opiniones de la gente y por la falta de voluntad de aplicar las leyes. De esas opiniones se deriva el fracaso institucional, al tiempo que aquéllas, también más descriptibles negativamente (por lo que no son) se refuerzan con la ideología de la época.

    Yo entiendo que una visión semejante no tiene ninguna acogida en Colombia, donde cuando no se predica la conjura de los bancos se aseguran cosas peores (entre los universitarios, el resto de la gente es más razonable). Pero, ¿no es una demostración muy precisa del acierto de esa hipótesis el hecho de que despierte el rechazo de ustedes? Para mí lo es, no espero que concuerden conmigo.

    Sergio: el traficante de drogas puede ser una persona amenazada que se llena la barriga de bolas de látex, puede ser un delincuente avezado que organiza a los pistoleros que fuerzan a esa persona a tragarse las bolas de látex, o a estropearse la piel con los precursores químicos, puede ser el amigo de ese delincuente avezado que coordina diversas redes de producción o distribución o pueden ser los titulados en Derecho que se lucran del negocio coordinando la defensa de los detenidos, las tareas de lavado de activo, las inversiones de los recursos… Estos últimos no cometen nada que se pueda tipificar como delito y no van nunca a la cárcel, ni corren riesgos. Son una parte de los rentistas, de los descendientes de los dueños de los esclavos de los siglos anteriores. Los acompañan muchos otros, toda una pléyade de profesionales del parasitismo que cuentan con esos ingresos formidables para ganar grandes cantidades sin trabajar, ya sin delinquir, como los especuladores de finca raíz, los importadores de productos de lujo, etc. No es el rentista la pobre «mula», sino la forma de operar de la sociedad, la idiosincracia, la tradición. El delincuente sólo es un vulgar peón, como el que cuida a los secuestrados o el antiguo capataz de las haciendas caucheras: ni siquiera llega a saber que en la cúspide del negocio hay algún Cepeda II o algún nieto de ministro esperando la ocasión de afiliarse al Country Club gracias a las rentas del negocio.

    Lo interesante de toda esta discusión es que, empezando por el dueño del blog, hay una renuncia manifiesta a esperar el fin del tráfico de drogas en Colombia por otro medio que la despenalización, que por otra parte se admite que no llegará en décadas. Dado que el negocio ciertamente se reducirá por muchos motivos, la universidad, la institución legalizadora, resultará sólo un foco de resistencia de ese negocio, como ya lo es el pensamiento caballerista. El mundo de la realidad estará pendiente de otras actividades y pronto la gente aprenderá que el que prospera demasiado rápido termina saliendo por una de las cuatro puertas que hay abiertas en el juego de la vida.

  • Maldoror
    22 mayo, 2008 at 3:15 pm

    Jaime:

    Sigue sin decirno que es lo rentista en el tráfico. Su retórica mamerta contra el negocio, contra el sistema no le ayuda. Expliquenos que hay de «rentista» en producir y distribuir a la venta una droga, o callese la boca

  • Anónimo
    22 mayo, 2008 at 8:18 pm

    Don Jaime, usted escribe: «En Colombia las masas semiesclavas proveen la mano de obra barata de un negocio que enriquece sobre todo a los financieros, especuladores, profesionales del Derecho, terratenientes, etc. No hay tal población en el Cono Sur.»…con base en que….poruqe me da pena, pero quienes hemos tendio la oportunidad de vivir un buen tiempo por alla, sabemos que esa apreciacion esta lejos de la realidad, claro a menos que el contacto con el cono sur sea a traves de revistas de farandula.

  • jaime ruiz
    22 mayo, 2008 at 9:20 pm

    Anónimo 15:18. Pues ¿cuántos argentinos son hijos de aborígenes de la selva que no sabían español? ¿Cuántas selvas hay en Argentina? ¿Cuántos descendientes de esclavos que habiten el mismo municipio que sus tatarabuelos y dependan de los mismos patrones? ¿Cuántos promotores del terrorismo dirigiendo periódicos?

  • Apelaez
    22 mayo, 2008 at 9:37 pm

    Jaime, las pastillas…

  • James Bizarre
    22 mayo, 2008 at 9:47 pm

    Se abrió la Farcpolítica.

    http://www.eltiempo.com/justicia/2008-05-22/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-4202004.html

    Es el momento de implantar una solución final contra los profesores universitarios y su dominación esclavista.

    Jaime Ruiz!!!! debemos salvar la patria.

  • jaime ruiz
    22 mayo, 2008 at 9:49 pm

    Apeláez = Maldoror. Ya lo dije hace tiempo.

  • Apelaez
    22 mayo, 2008 at 10:40 pm

    Apelaez=Maldoror=Javier moreno=juglardelzipa=andres succr=daniel vaughn=alejandro gaviria. No jaime?

  • jaime ruiz
    22 mayo, 2008 at 10:56 pm

    No, Apel�ez, no pienso que usted sea la misma persona que Sergio, sino que corresponde al mismo tipo de personaje. La refutaci�n por las pastillas es recurso t�pico. Eso s� es lo que se aprende y se ense�a en la Universidad de Los Andes, no se puede esperar otra clase de discusi�n. Bueno, perd�n, s� s� los horarios, la extensi�n de los textos, las habladur�as de por aqu� y de por all�. Lo asombroso es el aplomo.

    Pobre imb�cil.

  • Anónimo
    22 mayo, 2008 at 11:05 pm

    «Estratantísimo».
    JR nos deja su fe de etarra.

  • Javier Moreno
    23 mayo, 2008 at 8:39 am

    No se altere, Jaime. Esto es sólo un chat.

  • jaime ruiz
    23 mayo, 2008 at 9:20 am

    Es verdad, es sólo un chat, nada que ver con el ejército de enamorados del saber y del mérito genuino que van a disciplinar la Universidad Nacional. ¡Eso sí que es una cosa seria y venerable!

  • Javier Moreno
    23 mayo, 2008 at 11:37 am

    Chat como en «conversación amigable e informal.»

    Con sus iras le quita toda la gracia al intercambio. ¿O es que usted cree que gana mucho saliéndose de casillas?

    Yo creo que uno puede ser contundente sin necesidad de alterarse.

  • Javier Moreno
    23 mayo, 2008 at 11:40 am

    Mire, acabo de encontrar casualmente unas recomendaciones de Irving Welsh sobre el manejo de la ira que le pueden venir bien.

  • jaime ruiz
    23 mayo, 2008 at 12:09 pm

    Si algo es asombroso es la capacidad de la gente de inferir estados de ánimo de lo que lee en la red. Es muy fácil engañarse, sencillamente alguien hace preguntas o formula objeciones y cuando se intenta aclararle las cosas sale con el eructo habitual («las pastillas», la descalificación estúpida que sólo es otro aspecto de la estúpida calumnia y la estúpida intimidación), pues se lo describe con un adjetivo contundente. Mi estado de ánimo es bastante sosegado.

  • Javier Moreno
    23 mayo, 2008 at 12:59 pm

    Me alegra saberlo, Jaime. Tal vez sobrevaloré el «Pobre imbécil» al final de su respuesta a Peláez. Cuando mi ánimo es sosegado no trato a las personas así.

  • Apelaez
    23 mayo, 2008 at 1:13 pm

    Claro Jaime, como usted jamás descalifica. Usted lo que hace es argumentar pulcramente y tratar a todo el mundo con decoro. Menos mal todavia hay gente como ud

  • Maldoror
    23 mayo, 2008 at 3:05 pm

    Mi estado de ánimo es bastante sosegado.

    Claro…porque ya se tomó las pastillas.

  • Anónimo
    23 mayo, 2008 at 6:14 pm

    Respeten a don Jaime, en una de esas se nos abure, nos abandona y entoncces tocaria leer a Plinio Apuleyo o a Fernado Londoño para no echarlo de menos, pero no seria igual. Un abrazo don Jaime y serenese.

  • Anónimo
    23 mayo, 2008 at 6:20 pm

    Ah, se me olvidaba, en el cono sur, tambien hay indigenas, descendientes de indigenas, lo que sucede es que ellos viven mas arrinconados y aislados que nuestros colombianos mas pobres, no salen en televison, apurado algunos resultan futbolistas, pero si hay don Jaime…las barriadas y el campo estan llenos de ellos, lo que si esta claro es que no se mezclaron con los hampones españoles que nos llegaron por aca, y nos «culturizaron» en la flojera, en al envidia, el asesinato en el chisme, en la «criticadera», en el «solo yo se», en la Fé…en eso tiene razon.

  • Anónimo
    24 mayo, 2008 at 1:23 pm

    “Fui objeto de los insultos de la Claudia López durante los veinte minutos que duró su intervención” dice el Senador Rodrigo Lara. Su pecado: seguir las recomendaciones de varios abogados que le dijeron que si votaba la reforma política podría meterse en líos. Doña Claudia está cada vez más insoportable. Está en campaña. Tocara taparnos los odios. Nos va a enloquecer la histérica esa.

  • jaime ruiz
    24 mayo, 2008 at 1:56 pm

    ¿Taparnos los odios? Oh Dios, qué ocurrencia, ¿qué más quisiera Claudia López?

  • Juan Diego
    25 mayo, 2008 at 2:32 am

    Admiro profundamente a la gente que es capaz de debatir con Jaime, yo por mi parte no logro ir mas alla del segundo comentario de cada post.

  • jaime ruiz
    25 mayo, 2008 at 5:25 am

    Juan Diego: excelente, usted va por lo menos para rector, ha llegado mucho más lejos en el arte de no entender. Los demás apenas lo intentan, descalifican estúpidamente (y no, Apeláez, nunca descalifico lo que escribe alguien porque no lo entiendo), calumnian, amenazan, parodian penosamente, pero usted va más allá: ¡no lee! Adelante, Rector.

  • Gheysel Naranjo
    25 mayo, 2008 at 12:41 pm

    El exceso de MARKETEO PERSONAL y cultivo del “SUPER YO S.A.” del 99.9% de los argentinos es lo que explica, creo, la ARGENTINA ANTIYANQUI. Claro, el arremeter contra un imperio mundial lo que hacen inconscientemente es un RECONOCIMIENTO DE MARCA directo hacia USA… e indiscutiblemente EEUU es país ADMIRADO por su filosofía y RECONOCIDO por sus resultados. Por supuesto lo más esencial para el reconocimiento de una nación es lo que los demás países crean que pueda hacer por ellos y que enseñe en buscar resultados e incrementar la capacidad técnica a todos.
    Lo del caso de México y el halcón milenario de Venezuela, son marcas infames, países reconocidos pero no admirados por sus continuos enojos, defensivas y resentimientos. No se dan cuenta de que están perdiendo credibilidad, por la percepción de los demás países de sus conductas y lo que logran a través de ellas

    El caso de Colombia, digamos que el pueblo tiene la suficiente vitalidad y conciencia de si misma para impulsar el país hacia adelante y capaz de generar una ilusión de PAÍS PRIMER MUNDO… pero uno de los peligros de la ilusión es la pérdida de ilusión de ver gente capaz de enviar polvos blancos a USA por pura PLATA, RESENTIMIENTO Y ANSIEDAD. Si fuese POR AMOR, NO llevaría a los involucrados a hacer cosas INHUMANAS. ¿Cómo expulsar ese enemigo de la vida pública, que hiere la continuación moderna y liberal de la historia de Colombia? Y afecta pensar la idea de Colombia con valentía?. Vale la pena PROFUNDIZAR EN LA NATURALEZA DEL FENÓMENO de este adversario del SISTEMA DE LA COCAÍNA que rebota con acontecimientos singulares y que expone entender Colombia como una faena ardua y desagradable que combina muy mal el sentido común de creencias, necesidades y urgencias.
    Bueno en general Suramérica está desafiando el americanismo, pero más porque sus países están evolucionando y toman una aptitud vigorosa, confiada, contenta y conectada con el mundo. Claro, no se es nación potencia por horas o a tiempo parcial, pero ¿en cuánto “deber” y pasión lleva la responsabilidad de ser país imperio? ¿la economía de un país poderoso es un sistema de estrellas?

  • Laura
    13 abril, 2012 at 3:50 am

    Siguiendo a Juan Diego, admiro profundamente a la gente que es capaz de continuar debatiendo con aquellos (Jaime Ruiz) que recurren al argumento descalificador de "profesor o estudiante uniandino".
    Argumento obligado de los mamertos.