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La farsa de Yidis

“La política tiene mucho de farsa”, dijo el presidente Uribe en Santo Domingo, República Dominicana, en medio de una gran cumbre presidencial, rodeado de decenas de mandatarios que apenas sonrieron ante la espontánea sinceridad de su colega colombiano. La frase del presidente Uribe tuvo esta semana, con la revelación de un video en el cual la ex congresista Yidis Medina confiesa un intercambio de votos por puestos y proyectos, una confirmación extraordinaria. La política tiene mucho de farsa, sin duda. El mismo presidente Uribe es uno de sus protagonistas. Pero la farsa tiente otros participantes: el periodista que presentó el video como si tratase de un documento excepcional que demostraría para la posteridad que los parlamentarios (vaya sorpresa) piden puestos; algunos miembros del partido Liberal que denunciaron, sin un ápice de ironía, el clientelismo oficial: el diablo ataviado de rojo, a la usanza tradicional, haciendo las ostias de la hipocresía; y el mismo Gobierno que se declara casto y puro después de haber recorrido 2.500 kilómetros, acampando de pueblo en pueblo, en caravana clientelista.

Pero la farsa de Yidis tiene un capítulo previo, un acto inicial protagonizado por el presidente Uribe y el ministro Juan Manuel Santos, hoy aliados políticos, pero ayer partes enfrentadas. En la farsa de la política, sobra decirlo, los papeles son intercambiables. El 15 de febrero 2001, el ciudadano Álvaro Uribe Vélez interpuso una demanda ante la Corte Constitucional contra la ley de presupuesto, aprobada en octubre de 2000, que incluía partidas regionales por 300.000 millones de pesos. Las “partidas de inversión social regional” (el eufemismo del momento) deberían ser repartidas entre los congresistas según los designios de Santos, el ministro de Hacienda de la época. Las razones del demandante son, en retrospectiva, sorprendentes. O mejor: propias de una farsa.

Decía el demandante, el ciudadano Álvaro Uribe Vélez, que las partidas regionales servirían para que los congresistas “aseguren su reelección, olviden los intereses de la Nación y, ciegamente, respalden la reforma”. La transacción demandada era la misma del video: proyectos por votos en una reforma constitucional. Pero el protagonista ha cambiado su papel, el moralizador se ha transmutado con el tiempo en negociador. Anotaba también el demandante: “los congresistas que han hecho uso de las partidas…cuentan con una ventaja comparativa frente a los demás ciudadanos que no han tenido la misma oportunidad…todo lo cual configura una discriminación constitucional”. Y concluía con una advertencia que, en retrospectiva, parece cómica o extraña: “las partidas amenazan la independencia del Congreso frente al Gobierno…los halagos presupuestales, burocráticos o contractuales generan la desaparición del derecho de ejercer el control político”. La farsa de la política se comprueba, ente otras cosas, en la volatilidad de las opiniones.

La Corte Constitucional rechazó la demanda pero reconoció, en su alegato, la posibilidad de una transacción de votos por proyectos: “del examen probatorio se muestra que pueden existir algunos elementos fácticos que sugieren que pudo haber alguna forma de desviación de poder en la aprobación de las partidas acusadas”. Detrás del lenguaje farragoso, hay un reconocimiento tácito de la realidad del clientelismo, de la compra y venta de votos. El ciudadano Rudolf Hommes fue más claro (y mucho más sincero) al respecto. En declaración ante la Corte sobre la demanda en cuestión, dijo lo siguiente: “resulta menos costoso repartir una cierta cantidad de dinero por congresista que permitirle a éstos que distorsionen la evaluación y definición del presupuesto”.

No sé qué pensaran los lectores pero yo prefiero la desfachatez de Hommes a la hipocresía de todos los demás.

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  • Alejandro Gaviria
    26 abril, 2008 at 3:23 am

    La captura de Yidis ordenada por la Corte no es simplemente hipocresía. Es algo más: es una muestra de exhibicionismo y arbitrariedad, es un ejemplo casi paradigmático de despotismo judicial. Nadie en su sano juicio puede argumentar que esta señora es un peligro para la sociedad.

  • Carlos
    26 abril, 2008 at 3:47 am

    A mi tambien me pareciò una exageraciòn ordenar capturarla simplemente para interrogarla. El odio de la Corte por Uribe la tiene enceguecida buscando como atacarlo. Alguien tiene que poner freno a este tipo de conductas de la Corte. Si hay algo peor que la corrupciòn en el ejecutivo y el legislativo es el despotismo (y tambien corrupciòn) en el aparato judicial no sujeto al control del electorado.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 10:09 am

    A Alejandro Gaviria le parece que es natural que los congresistas vendan su conciencia por puestos y arbitrario que la justicia los procese por eso que es un delito llamado COHECHO. Creo que los parámetros éticos del comentarista están un poco distorsionados por ese pragmatismo uribista que lo asalta cada tres columnas.

  • Tarantini
    26 abril, 2008 at 12:23 pm

    Yo creo que no puede perderse el foco del asunto y se debe tratar de mantener la institucionalidad del país, como lo ha dicho Alejandro en varias oportunidades, aunque reconozco la dificultad del asunto por la apabullante realidad en la que vivimos.

    No nos digamos mentiras, en Colombia todo se mueve a través de la farsa, así, por ejemplo, nos inventamos fíguras como la merítocracia, que desde que tengo uso de razón no la he visto en Colombia. La farsa prima en lo público y en lo privado, todo se mueve bajo cuerda, así se ha desarrollado culturalmente nuestra sociedad, por los menos eso creo yo, es un hecho palmario, es obviamente, un juicio de valor empírico de mi parte.

    Uribe, es hoy por hoy, víctima de su propio invento, dividió para gobernar, y ahora busca la forma de cohesionar. Su audacia política tendrá un precio que pagará el país «institucional», su forma de polarizar al país, con fíguras o ventrilocuos, como José Obdulio Gaviria y muchos más, que dicen en público lo que el presidente piensa en privado, están dando sus frutos: odios intestinos, como el que demuestra Coronell y todos los opositores a un gobierno, manzanillo, politiquero, excluyente, dictatorial y marullero, que era el que el presidente Uribe prometió cambiar, y por eso voté por él, en su primer mandato, y olvidó su promesa de campaña.

    Yo creo que Uribe es, en términos generales, un hombre honesto y trabajador, pero eso no es suficiente para un país tan descuadernado. Uribe sembró vientos y está cosechando tempestades, en contra de lo que trató de proteger: la institucionalidad del país. Hoy estamos pagando su soberbia y su ansía de poder reeleccionista, y sus críticos, se lo están cobrando, fuera y dentro de la institucionalidad. Excluir tiene un precio, y aquí tenemos, todos los colombianos, el pago. Un país semi-paramilitar y narcotizado.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 12:48 pm

    Preguntas para Gaviria, todas desde el punto de vista de la ley vigente:
    1) ¿Existe el delito de cohecho?
    2) ¿Cómo se configura?
    3) ¿Lo sucedido entre Yidis y los hombres del Presidente cabe dentro de la categoría de cohecho?
    4) ¿Si usted fuera magistrado de la CSJ y presenciara la declaración de una ex parlamentaria que se autoincrimina y afirma que le ofrecieron comprarle un voto que permitiría un cambio histórico de la Constitución, y que ella lo vendió por unas chichiguas para beneficio de su región que después no le pagaron, ¿lo ignoraría por ser una muestra de hipocresía en un país donde todos los días se trafica con puestos y obritas públicas?
    5)¿Si detuvieron a la que peca por la paga, deben detener a quienes pagaron por pecar?

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 12:51 pm

    ¿Pero es verdad lo que dijo Yidis ?

  • Julio Carrizosa
    26 abril, 2008 at 1:00 pm

    Alejandro: pienso que es mejor la franqueza de Hommes pero esa franqueza tiene una consecuencia, la de que quien acepta una recomendación y quien recomienda deberían quedar como responsables de lo que haga el recomendado. ¿ No cree usted que alguien más que el recomendado debería responder por los fracasos y los robos de muchos recomendados por los partidos de la coalición?

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 1:17 pm

    No comparto que Gaviria califique la decisión de la corte como arnitraria y despota. Mire el código penal y allí encontrará el delito de cohecho.
    Por otra parte Alejandro Gaviria dijo: » También me sorprendió que la Corte esté investigando a Yidis por unas declaraciones en las que afirmó, cándidamente, que había condicionado el voto a favor de la reelección a la aprobación de algunos proyectos en Barranca. Yo odio el clientelismo. Creo que sus efectos dañinos se han subestimado. Pero el clientelismo no es un delito. Ni aquí ni en ninguna parte. «
    Pues resulta que si es un delito. El desconocimiento jurídico del señor Gaviria no significa que la ley no pueda y DEBA aplicarse a los corruptos.
    Ahora en el cohecho participan los que aceptan las promesas y los que las hacen.

  • lelo69
    26 abril, 2008 at 1:34 pm

    Susurros y mentiras

    La farsa de las pequeñas democracias….

    Ladrón que le roba a ladrón…

    La gran mayoría de nuestros políticos de cualquier vertiente ideológica son una parranda de sinvergüenzas marrulleros que viven en función de atracar el presupuesto y se valen de una serie de acuerdos bajo de la mesa para conseguir sus propósitos,los perdedores algunas veces acuden a romper la ley del silencio y ventilar los trapos al sol y eso es el espectáculo de la pobre y mancillada Yidis y el cuestionado gobierno del señor Uribe.

  • jaime ruiz
    26 abril, 2008 at 1:38 pm

    Y uno diciendo que Colombia es un muladar. Creo que el término es demasiado pomposo, una letrina sería más apropiado. ¿Dónde se puede encontrar gente capaz de salir con lo del cohecho?

    ARTÍCULO 405 – Cohecho propio. El servidor público que reciba para sí o para otro dinero u otra utilidad, o acepte promesa remuneratoria, directa o indirectamente, para retardar u omitir un acto propio de su cargo, o para ejecutar uno contrario a sus deberes oficiales, incurrirá[…].

    ARTÍCULO 406 – Cohecho impropio. El servidor público que acepte para sí o para otro, dinero u otra utilidad o promesa remuneratoria, directa o indirecta, por acto que deba ejecutar en el desempeño de sus funciones, incurrirá […]

    El servidor público que reciba dinero u otra utilidad de persona que tenga interés en asunto sometido a su conocimiento, incurrirá […]

    De modo que en toda actividad parlamentaria que signifique transferencia de recursos y negociación de la aprobación de leyes habría cohecho, o no puede haberlo en el caso de Yidis Medina. Pero es que el colombiano es una especie de subhombre que ha olvidado todo referente moral y, como los personajes desmemoriados de Cien años de soledad pone rótulos según la conveniencia del momento; es el borracho que manosea a todas las que encuentra en la fiesta y aplaude cualquier esperpento o cualquier atrocidad si siente que le conviene (los reproches de Tarantini a Uribe son paradigmáticos).

    Ciertamente a nadie le interesa perseguir a esa señora, sino que es otra huida hacia adelante de la Corte, junto con las declaraciones de Villalba, lo que denunció Suaza, la orden de captura contra Mario Uribe… Es un intento de acoso tan increíble que sólo cabe darle la razón a Atrabilioso: la proximidad de la publicación de los datos contenidos en los computadores ¡indestructibles! de Devia exige soluciones desesperadas, como ese intento bestial de deslegitimar al gobierno porque unos congresistas mezquinos se resistieron a aprobar una reforma que sin la menor duda anhelaban quienes los eligieron.

    De modo que la orgía de iniquidades cuenta con muchísimo respaldo porque complace las inclinaciones «naturales» de la mayoría de los lectores de prensa y activistas políticos. Es triste que las personas capaces de ver la bajeza de todo eso sólo quieran sonreírse o rascarse la cabeza ante el despropósito; en la prensa y en la radio del resto del mundo se consigue el efecto deseado: Uribe compró su reelección y los votos se los consiguieron los paramilitares encañonando en la sien a los ciudadanos, el presidente legítimo es Carlos Gaviria.

    Los que de todos modos le siguen poniendo reparos al gobierno y aun lo culpan de la animosidad de unos jueces que en otro país serían prevaricadores (pero no en Colombia porque la definición colombiana del prevaricato excluye toda referencia moral, que es como si sólo se castigara la violación en caso de que la víctima presentara lesiones sangrantes), los que creen que la presión puede disuadir a Uribe de presentarse a un tercer periodo y no ven una conjura criminal detrás de todo eso, esas personas que parecen hechas para otro país y otra circunstancia, terminan siendo útiles a los conjurados.

    En definitiva la causa de todos los problemas es la estrechez de miras del gobierno, expresión a su vez de la inmadurez de la sociedad. En otro país habría un partido con un ideario de defensa del sistema democrático y de la libertad, y una constitución que excluyera toda promesa de premio al asesinato político.

  • jaime ruiz
    26 abril, 2008 at 1:54 pm

    Muy recomendado para Alejandro: Edurne Uriarte.

  • Carlos
    26 abril, 2008 at 1:55 pm

    anonimo 8:17: el problema es que a Yidis la capturaron para interrogarla no como resultado de una investigación.

    Es puro show. La han podido llamar a indagatoria como hacen con todos

  • Julio Carrizosa
    26 abril, 2008 at 2:04 pm

    Jaime: no comparto su confianza en las leyes pero me interesa que usted profundice en lo que llama «estrechez de miras» ¿ En que sentido deberían ampliarse las «miras» del gobierno? ¿ Que cambios principales piensa usted que deberían introducirse en la Constitución?

  • jaime ruiz
    26 abril, 2008 at 2:24 pm

    Julio: habría que hacer una constitución nueva, cosa que (tal como ocurre con las reformas tributarias) de no ser por los particularismos de todo tipo que imponen rarezas, debería ser bastante sencilla: copiar la de un país desarrollado. Cosas inadmisibles podrían ser el delito político (que sí debería figurar pero como un agravante), la definición de la propiedad como una «función social» y el añadido indecente de los «derechos adquiridos», la llamada acción de tutela tal como existe… Es de una sencillez increíble, poner a las máquinas de tracción ruedas redondas, no triangulares.

    Es obvio que un cambio legal no se traduce de forma automática en un cambio en los valores y costumbres, pero permite que ese cambio sea posible, tal como hacer un cercado no significa tener gallinas, sólo es que buscarlas sin el cercado es perderlas seguro.

  • Alejandro Gaviria
    26 abril, 2008 at 2:48 pm

    Yo he oído muchos abogados, varios de ellos bastante sapientes, que opinan que el delito de “cohecho político”, tal como está siendo usado por la Corte, es un despropósito. El cohecho ocurre cuando un funcionario de la cancillería cobra por un trámite o cuando otro del Ministerio de Transporte recibe dinero por entregar unos pliegos. El caso en discusión es distinto.

    Yo condeno el clientelismo. No me gusta. Fracciona la inversión pública. Y como dijo el Presidente en su demanda, distorsiona la división de poderes. Pero cuando Daniel Coronell, Camilo Sánchez o Alfonso Gómez Méndez se rasgan las vestiduras por el caso Yidis, la hipocresía es evidente. Casi grotesca. Ahora resulta que el Partido Liberal se muestra indignado, sorprendido por el clientelismo.

    La CSJ está completamente obnubilada. A mí las cruzadas moralistas me producen pánico. Siempre me han dado más confianza los que hablan desde sus errores que aquellos que nos tratan de imponer sus virtudes. De los jueces populares líbranos señor.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 3:27 pm

    EL 19 DE JULIO DE 2006, CUANDO EL número de congresistas implicados en el escándalo de la parapolítica no llegaba a 20, el entonces ministro del Interior y de Justicia, Sabas Pretelt de la Vega, dijo: “Una vez elegidos, todos los congresistas tienen el mismo respeto y aprecio del Gobierno colombiano (…) Si alguien tiene credencial de congresista, a esa persona hay que respetarla (…) El apoyo de todos los congresistas es bienvenido” (El Tiempo, julio 9 de 2006). Y unos meses más tarde, en el Congreso de la Federación de Cafeteros, el presidente Álvaro Uribe afirmó: “…mientras estén en el Congreso, abiertamente les he pedido que nos voten la agenda legislativa. (…) Les voy a pedir a todos los congresistas que nos han apoyado que, mientras no estén en la cárcel, a votar las transferencias, a votar la capitalización de Ecopetrol, a votar la reforma tributaria. (…) Esa trampita de que yo no les puedo pedir el voto porque es inmoral, pero eso sí que la oposición nos deje sin aprobar esta agenda legislativa, de ninguna manera, de combate somos (sic), apreciados cafeteros” (SNP, noviembre 29 de 2006).

    Así comienza el articulo de Elizabeth Ungar, hoy, en El Espectador.

    Si eso no indica una conducta inmoral y mafiosa…….en Antioquia dicen de la gente así que es “echada para adelante” Increíble y triste, de ahí le viene al doctor Uribe su 84%

  • jaime ruiz
    26 abril, 2008 at 3:35 pm

    No sé cómo podrán perdonarme los colombianos el haber dicho que Colombia es un muladar. ¡Qué disparate! ¡Qué injusticia no reconocer el paraíso! La columna anterior de Alejandro la comenta un profesor universitario y a fe mía que debemos admitir que el mundo ha sido injusto con Colombia:

    Claro que un régimen estable es preferible a uno inestable que tenga que recurrir a la violencia para sostenerse, pero ineludiblemente para que sea estable debe ser justo, y por tanto debe respetar a los aparatos judiciales, subordinarse a ellos y no pedirles que actúen de una manera u otra: la aceptación de su autonomía es un principio democrático que no se puede violar, aunque se cuente con un volumen importante de opinión pública favorable.

    Ser justo es respetar los aparatos judiciales.

  • jaime ruiz
    26 abril, 2008 at 3:53 pm

    Bueno, ¿la CSJ y la Fiscalía están en cruzada moralista o forman parte de una conjura bolivariana? Ambas cosas no pueden ser, ciertamente.

  • Alejandro Gaviria
    26 abril, 2008 at 4:14 pm

    Jaime: leí el artículo recomendado. Me pareció interesante. En últimas, la falta de matices, que implica cierta paranoia, nos libra de las contradicciones pero puede llevarnos a cometer muchos errores. En nombre de la claridad moral, Bush arrastró a su país a una crisis de confianza: más de 70% de los estadounidenses creen que las cosas van por mal camino.

    De otro lado, en este blog hay una buena colección de entradas que denuncian los tonos grises de algunos políticos ante el secuestro y el asesinato.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 4:23 pm

    Esa columna que cita JR, es un balazo en su propio pie. Digo, si aplicaramos la claridad moral que pide su autora y dejaramos atrás los grises para condenar a ANV por sus vínculos con ETA, ¿como no le vamos a aplicar el mismo razero a los partidos uribistas untados hasta la medula con los paras, y claro está, al presidente que ha ligado su fortuna política con estos? Ah claro, eso sí sería «tiranía judicial»…Despúes de todo Colombia si es un muladar…

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 4:47 pm

    Sería bueno saber quienes son los abogados que usted ha consultado, por que saben más que la Corte Suprema de Justicia. Usted para defender a Uribe, con disimulo, es capaz de negar la luz del día.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 4:53 pm

    «Pero cuando Daniel Coronell, Camilo Sánchez o Alfonso Gómez Méndez se rasgan las vestiduras por el caso Yidis, la hipocresía es evidente. Casi grotesca. Ahora resulta que el Partido Liberal se muestra indignado, sorprendido por el clientelismo».

    Ese es OTRO asunto, que a usted lo atormenta y en el cual le asiste toda la razón. Pero la discusión no es esa. Su argumento con lo de si cohecho o no me recuerda al fumador de marihuana que dice que es mucho menos dañino fumar hierba que beber alcohol, y que por eso fuma marihuana en público y qué. Independientemente de si lo que sostiene el marihuanero militante es científicamente cierto o no, el problema es que el consumo de marihuana es ilegal y el del alcohol no. Ahora, usted puede emprender una cruzada para que una situación en que se cambia un voto(que además define el futuro del país) por unos puesticos en Barrancabermeja no configure delito de cohecho, pero mientras sea, los que están metidos en el juego político van a usar el incidente para sus propios fines, y los que tienen que ejecutar la ley lo van a hacer, moralina o no moralina. Yo lo llamaría papaya.

  • Alejandro Gaviria
    26 abril, 2008 at 5:04 pm

    Anónimo 11:53: para mí no es claro que exista un delito. Y me parece por lo menos injusto, en un país tradicionalmente clientelista, que una sola persona pague por los muchos platos quebrados en una larga historia de transacciones políticas. Además, la captura es una payasada, una forma burda de buscar aplausos. Yo no creo en los superhéroes morales.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 5:29 pm

    show es aquello que llaman farcpolitica…¿acaso pretenden meter cortinas de humo en éstos momentos ?

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 5:32 pm

    Atrabilioso dijo: Mancuso no mintió: Mario Uribe se reunió con él paramilitar para manifestarle que respaldaba el proceso de paz… ¿respaldar un proceso de paz es un delito?

    ¿ y que tanto hace la negra piedad ?

  • Pascual Gaviria
    26 abril, 2008 at 5:50 pm

    Un recorderis fuera del tema para el anónimo 11:53.
    La prendida de un porro mediano dejó de ser delito y según creo los marihuanos militantes no se escudan en razones médicas sino en el sentido común. Y en la pereza a las penas impuestas en el baño de un CAI.

  • camilo ernesto
    26 abril, 2008 at 5:58 pm

    Vuelve y juega, el despotismo judicial impartiendo justicia divina, cosmica, restaurativa. Esto se esta volviendo irritante al extremo, si bien camus decia que necesitamos una moral en la política y no política en la moral, esta cruzada moralista – la fiebre moralista como ud profesor Gaviria la llamo- es irritante, y desastrosa para la democracia.

    No se a donde nos va a llevar esta celada, esta lustración, como decia londoño Hoyos – de quien tomo distancia particularmente- esta corte que parece el comite de salud publica en plena revolución francesa, esta es la «justicia de los incorruptibles»

    Pero esta no es una salida sensata y prudente, no señor. Como leia recientemente de algun político frances en epoca de la restauración un «puro siempre encontrara otro puro a quien depurar».

    Profesor Gaviria, lo invito a una cruzada no por la «restauración moral» que tanto pregonaba ese abogado penalista graduado en Italia que recordamos hace unas semanas. Es mejor tener de presente una cruzada por la sensatez, la prudencia, la reflexión, la distancia y la solidez de las instituciones.

    Señores foristas pensemos que la justicia es ciega, coja sorda, impostada, si se deja seguir adelante con el gobierno de los jueces.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 6:17 pm

    Ya leí a Jaime Ruiz, el sicario del blog en los comentarios de opinión de «El Espectador» como siempre haciendo de las suyas y justificando todo a su modo, de paso haciendo propaganda para que su chuzo se le llene,como dijo Alejandro una vez, éste país se volvió monotemático y Jaime Ruiz si que se encasilla perfectamente en esa idea.

  • jaime ruiz
    26 abril, 2008 at 6:45 pm

    Estos anónimos son de verdad divertidos, no porque no sepamos dónde viven ni cómo se llaman en la realidad (circunstancia que sólo puede interesar a quiénes buscan intimidar o sembrar rumores calumniosos, ya que ante las meras ideas no tienen recursos), sino porque es difícil saber cuándo uno interviene sólo una vez o si es el mismo. ¿Es el anónimo de las 11:23 el mismo de las 11:47?

    Bueno, veamos al de las 11:23. Entiende el artículo de la señora Uriarte como un reproche a ANV por no distanciarse de ETA, pero no se trata de eso, sino de los tonos grises del PSOE y el PNV a la hora de hacer frente al brazo político de ETA. El punto de McCain aplicado a Colombia sería de la misma simplicidad: unos cometen crímenes, otros los cobran, no podemos estar a medias contra ellos ni ser convenientemente comprensivos.

    Pongamos el caso de los paramilitares: claro que no se puede permitir que gobierne alguien cuyos votos y cuyo poder proceden del crimen, por lo que está bien que procesen a los parapolíticos, y el gobierno nunca se negó a eso. Cuando todo se transforma en una cacería de brujas en la que los elementos probatorios son como el testimonio de Rocío Arias, que surgió de una visita de Piedad Córdoba, o como los repetidos intentos de incriminar al presidente, no se trata de ninguna complicidad con políticos que deban su poder al crimen sino de elemental prevención ante la conducta sesgada de los encargados de administrar justicia. El caso Tasmania, como ya he explicado, lo resume todo. Los casos posteriores demuestran una constante: se trata de deslegitimar al gobierno a toda costa, no de perseguir a unos políticos comprometidos en relaciones con bandas criminales.

    Y como se trata de eso la respuesta del anónimo sólo podía ser un ejemplo:

    ¿Como no le vamos a aplicar el mismo razero a los partidos uribistas untados hasta la medula con los paras, y claro está, al presidente que ha ligado su fortuna política con estos?

    Hay partidos que apoyan al presidente sin que haya otra relación que ese apoyo teórico y no constante (al menos en el caso de «Cambio Radical»). ¿Cómo están «untados hasta la médula»? ¿Porque avalaron a unos candidatos? El proceso judicial se reemplaza con la frasecita hecha, el castigo de unas personas compromete a varios partidos y eso determina el castigo de un presidente que esos partidos dicen apoyar (pero que no eligieron, la gente votó por Uribe no por uno u otro partido). Sería cómico si no apareciera en una pesadilla «lyncheana». Los «argumentos» con que se justifica todo son como el cuento de la lechera. Es verdad que funciona, y es lo divertido (pero indemostrable para quien no se ha limpiado lo colombiano): sólo es posible conservar el sentido común si no se lee la prensa, el lector encuentra tantas veces «demostrado» que Uribe es el jefe del narcotráfico y del paramilitarismo que si no sale a secuestrar niños o a castrar policías es porque ya tiene asegurada su pensioncita temprana en alguna empresa pública gracias a la solidaridad del movimiento obrero-estudiantil-campesino.

    (Un ejemplo de tonos grises es la ambigüedad respecto a la ley de justicia y paz: ¿qué debería hacer el gobierno respecto a las AUC? Callar ante las pretensiones de la izquierda democrática, según la cual esa negociación no debería haberse dado sino el combate a muerte con las AUC, que querían desmovilizarse y aun aceptaron varios años de cárcel, es otorgar que en cambio a las guerrillas no se les ha ofrecido lo mismo y más sin que acepten desmovilizarse y sin que los denunciantes de la ley mencionada les exijan que lo hagan.)

    Más divertido aún es el anónimo de las 11:47

    Sería bueno saber quienes son los abogados que usted ha consultado, por que saben más que la Corte Suprema de Justicia. Usted para defender a Uribe, con disimulo, es capaz de negar la luz del día.

    Esto tiene mucha miga, yo me figuro la consulta a esos abogados como el equivalente a la entrada a la decanatura de Economía de la Universidad de los Andes de un profesor al que le acaban de robar el portátil: No te preocupes, –le dicen– aquí tenemos a los mejores especialistas en computación. La cuestión del sustento legal del supuesto cohecho de Yidis Medina es irrelevante. Y lo es por un motivo que no se suele tener en cuenta: que la estructura del aparato legal permite a los jueces hacer lo que les dé la gana. Pueden tener a la señora unos cuantos meses en prisión hasta que se preste a intercambiar la libertad provisional por la confesión de que le llevaron una maleta con varios millones, cosa que sí configuraría un cohecho. ¿Bastaría eso para incriminar al presidente? Claro, el sistema está hecho para que los jueces hagan lo que les dé la gana. Si un juez español incurriera en esa conducta se lo podría denunciar por prevaricación (ver diccionario), pero a uno colombiano no: ¡el prevaricato consiste en dictar resolución contraria a la ley, pero la ley consiste en que el juez manda! No hace falta saber ni una palabra de derecho para reconocer una iniquidad, sólo que con saber que lo es no se arregla nada.

    Pero claro, ¡Madre de Dios! ¿Quién sabe más que ellos?, es el recurso de este anónimo.

    El cinismo del anónimo de las 11:53 es también cómico, pero tediosamente típico: «dado que haces lo que yo siempre hago te denuncio y mando a la cárcel a tu socia, ¿quién te manda darme papaya?».

    Es el alma colombiana: una pesadilla en la que uno al mismo tiempo bota la tapa, se muere de la risa y se aburre más que un retenido canjeable.

  • jaime ruiz
    26 abril, 2008 at 7:01 pm

    Eso de comparar a los magistrados de la CSJ con Robespierre o con Savonarola es particularmente desafortunado. Como si algún crítico hubiera llamado a Heinrich Himmler «Mister Clean», dado que ciertamente los judíos tenían fama de oler mal. Los magistrados no están en una cruzada moral persiguiendo el delito, no son apasionados de la pureza de la política, sino parte de una conjura en la que participan Coronell, Piedad Córdoba y toda la izquierda democrática. Eso es algo peor que demorarse en los matices, es hacerse cómplices de una mentira.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 7:02 pm

    Si algo ilegal e inmoral se ha hecho por mucho tiempo, sin que nadie ha ya hecho nada, no esta bien visto que de un momento a otro se resuelva hacer lo correcto. Asi no son las cosas. La unica manera que mantengamos la categoria de muladar es seguir podridos en la misma porqueria, justificando lo injustificable. El que tenga oidos, en este caso ojos, que lea y entienda.

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 7:42 pm

    «Lo de Yidis y álvaro no es un cohecho,es un malhecho»

    Malhecho; es un cruce (cohecho) con sapeada incluida cuando uno sale tumbao..barro…

  • Anónimo
    26 abril, 2008 at 8:55 pm

    Doctor Gaviria, Me parece que la calificación de un delito no es un problema de que a usted le parezca o no le parezca.
    Usted es un gran ingeniero civil, con especialización en economía y un importante columnista. Pero no es un juez de la república.
    La Corte Suprema de Justicia ha llamado varias veces por cohecho a congresistas, sobre quienes existían sospechas por venta de votos. Fue el caso de los que asbsovieron a Samper.
    En esa ocasión, el proceso paró por una tutela que alegaba la inviolabilidad del voto para ese tema específico. Lo cual no quiere decir que el cohecho haya quedado legalizado. Es un delito, aunque usted no lo crea.

  • Juan Diego
    26 abril, 2008 at 10:00 pm

    Que lastima que no exista una receta para el hielo, que los medicos se mueran, que los politicos sean corruptos , que la justicia no sea ciega, que la gravedad no sea culpable de irse de culo y que la vida no sea justa.

    pero eso ya lo sabiamos :D.

    aplaudo la dosis de realidad de los academicos como el doctor Alejandro.

  • Alejandro Gaviria
    26 abril, 2008 at 10:05 pm

    Anónimo 15:55: yo no recuerdo que los congresistas acusados en el caso que usted menciona hayan sido detenidos precautelativamente. Además, la inviolabilidad del voto, tutelada como usted menciona, debe ser un principio general. Yo no soy un juez de la república. Ni tampoco abogado. Pero, como ciudadano, me sientocon el derecho de opinar sobre los excesos de los jueces.

  • Anónimo
    27 abril, 2008 at 2:11 am

    EUREKA
    La CSJ aparece sobreactuada, reaccionando sobremanera a cada hecho, indicio o testimonio de otros. Tal vez es su trabajo, dir’an algunos, pero salir corriendo como bombero; como cualquier periodista siguiendo una chiva; no me deja buen sabor.

  • Gran Hermano
    27 abril, 2008 at 3:03 am

    ¿Exageración porque la justicia hace lo que antes no hacia? ¡No! ¡Que se alborote el avispero! Por decir esto, algunos seguramente me miraran como un enemigo de la estabilidad institucional, pero no es así. La mayoría de veces uno quisiera ser original, pero, cuando alguien dice las cosas mejor que uno hay que reconocerlo:

    “Hay una obra de Ibsen que se llama Un enemigo del pueblo. La pieza fue estrenada en 1883 y sigue tan vigente como entonces. Resumida, la historia es la siguiente: Stockmann, el médico de un balneario en una pequeña ciudad noruega, un día se da cuenta de que algunos turistas de los baños termales se enferman gravemente. Ordena algunos exámenes de laboratorio y encuentra que las aguas del balneario están contaminadas por las alcantarillas del pueblo y por los residuos mefíticos de los curtidores de pieles, la otra actividad económica importante de la ciudad. La gente se muere de tifus y otras infecciones por bacterias, después de beber las aguas ‘medicinales’ del balneario.

    El médico, orgulloso de su hallazgo, se apresura a hacérselo saber al alcalde, para que se corrija el problema. El balneario debe ser cerrado durante dos años para permitir los trabajos de limpieza, y hay que publicar la verdad en la prensa, para que los visitantes no corran riesgos. El doctor entrega su estudio al periódico La voz del pueblo. Todo parece muy razonable, pero en pocas horas la sociedad entera se pone en contra del doctor. Los accionistas del balneario se enfurecen y acusan al médico de ser un agitador político. Los trabajadores del mismo temen perder sus puestos y se levantan también contra él. El alcalde le sugiere al periódico que no se publique el artículo del médico, y La voz del pueblo sigue sus instrucciones. El alcalde publica un informe alternativo donde tranquiliza a la gente y dice que se aplicarán correcciones menores a un problema que se pretende exagerar con fines ideológicos.

    Se cita a una reunión y la asamblea de ciudadanos abuchea al médico. Votan. Todos, menos un borracho, se ponen contra el doctor Stockmann y lo declaran «un enemigo del pueblo». Lo echan del puesto, el dueño de la casa donde vive pide que la desocupe, y el médico ve que sólo le queda el camino del exilio. La inmensa mayoría, manipulada por el periódico y por los accionistas del balneario, lo vapulean, rasgan su ropa, quiebran sus ventanas, expulsan a sus hijos del colegio. Es odiado por todos porque se atrevió a decir la verdad sobre la podredumbre de la ciudad.

    Como ven, la de Ibsen es una fábula sobre el problema de decir la verdad en una sociedad enferma, corrompida, podrida por dentro. Los que dicen la verdad alejan a los inversionistas; los que dicen la verdad, dañan la imagen del país; los que dicen la verdad, hacen perder sus puestos a los trabajadores; los que dicen la verdad, son agitadores políticos que buscan el poder y para eso tratan de deponer al gobierno legítimo. Los que dicen la verdad, encuentran muy difícil publicarla en los periódicos, y los periódicos que la publican son declarados también apátridas, enemigos del pueblo.” (Fragmento, “Los enemigos del pueblo” Por Héctor Abad Faciolince Fecha: 05/12/2007 ,)
    http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=103308

  • jaime ruiz
    27 abril, 2008 at 6:44 am

    Enternecedor lo de Ibsen, ya quedó demostrada la probidad y ecuanimidad de la CSJ, esperemos que no aparezca ninguno citando a Brecht y «primero vinieron por los judíos», etc. Lo que no entiendo es esto: ¿para qué citar al inmenso Abad hablando de la verdad en general cuando él es tan generoso aludiendo al tema actual?

    Cuando uno se encuentra a un occidental que cree en la reencarnación sabe que se trata de un esnob o de un necio incurable, pero en un indio o tibetano de hace 2.000 años lo asombroso sería no creer, todas las autoridades a las que podría tener acceso lo confirmarían y el propio conocimiento no alcanzaría para poner en duda algo así. A los colombianos les pasa lo mismo con la parapolítica, que cuando son jóvenes y van a la universidad o leen la prensa todo les «demuestra» que Uribe encargó la masacre de la UP y hasta la de las Bananeras, aliado con Pablo Escobar (el prodigioso Abad acusa entre líneas a Londoño). De modo que hasta una reserva comedida como la de la columna de Alejandro (el cual negaría escandalizado cualquier sospecha de conjura incentivada bolivarianamente) resulta una herejía.

    Abad es sólo un Molano que se hace la manicura con más frecuencia. La diferencia es que el líder universitario ascendió al podio por méritos propios mientras que el novelista oficial es otro hijo de mártir, heredero de un enorme predicamento en la secta de psicópatas, como Cepeda II, Umañas III y algún otro prócer.

  • Germán Cuervo
    27 abril, 2008 at 6:48 am

    Alejandro: buena su columna, aunque me parece que se pasa de imparcial cuando, por darle su dosis de crítica a ambos bandos, descalifica sin muchos argumentos la labor periodística de Coronell (el hecho de que la conducta clientelista de Yidis no sea excepcional no implica que el video deje de serlo), argumentos que le sobran para criticar de forma muy certera a un presidente que se entronó prometiendo, entre otras cosas, combatir la corrupción y la politiquería, pero que una vez arriba no hizo más que exacerbarlas. Por eso el remate de su escrito me deja cierto sinsabor. Se limita básicamente a preferir, ya que el clientelismo es inevitable, que se produzca de frente al país y no a escondidas. ¿No puede haber una conclusión más allá de eso, un mensaje más acorde a la lógica de su planteamiento?

    Hemos de aceptar que todos somos proclives a saltarnos las leyes. La mayoría de los ciudadanos de Colombia que hemos conducido un vehículo automotor, por ejemplo, hemos infringido alguna norma de tránsito. Muy pocos (si no ninguno) podríamos negar que alguna vez nos pasamos un semáforo en rojo cuando vimos que podíamos hacerlo, digamos un martes a las dos de la mañana, verificando que no perjudicaríamos a nadie con nuestra acción y sabiendo que de seguro, en el muy hipotético caso de que algún policía nos viera, no castigaría nuestra cuestionable acción (incluso los mismos policías se los vuelan en similares circunstancias). Nadie repara en que en ninguna parte del Código de Tránsito se permite pasar un semáforo en rojo en determinado rango de tiempo del día –no hay nada como «está prohibido avanzar cuando está la luz roja, excepto, y con precaución, de 12 a.m. a 4 a.m.»–. Simplemente se remite a decir que se sancionará con cuatro salarios mínimos ldv al que no respete las señales de tránsito.

    ¿Por qué nos pasamos todos los semáforos que podemos cuando conducimos por una avenida un martes a las 2 a.m. cuando la ley expresamente lo prohibe? Simple: porque queremos llegar pronto a destino y vemos que podemos hacerlo, es decir, obtendremos un beneficio y no dañaremos a nadie. Esta es una norma moral implícita que, en general, todos aceptamos y toleramos a pesar de que no esté escrita en ningún código. Ahora que si esta infracción la cometiéramos al mediodía de ese mismo martes, así hubiésemos hecho las verificaciones de seguridad más concienzudas, si hay un policía de tránsito oculto tras un árbol en la siguiente esquina de seguro nos detendrá. Lo que idealmente debe ocurrir entonces es que recibamos una multa por parte del servidor de la ley, la que con el rabo entre las piernas y humildad cívica iremos a pagar lo más pronto posible. Pero es muy probable que alguno de los actores de la escena haga el guiño de la ‘mordida’, ésta se efectúe y todo el mundo contento. Aunque ambos infringieron la ley, ¿quién perdió? Nadie. O depende, porque si esta escena ocurrió en Bogotá, la Secretaría de Movilidad verá aún más detrimento en el presupuesto que necesita para, entre otras cosas, instalar los tan necesarios semáforos, presupuesto que se obtiene en su mayor parte –por irónico que parezca– de las multas de los infractores. Es decir, pierde la ciudad. (No sé cómo sea la relación en las demás ciudades, pero seguramente es similar por lo que el Código de Tránsito da a entender).

    ¿Son las leyes colombianas como tablas de piedra con mandamientos divinos que deben ser cumplidas a cabalidad y a conciencia en cualquier circunstancia, so pena de arder en el mismísimo infierno, o son normas que pretenden determinar lineamientos de comportamiento, justicia y equidad, y que pueden ser pasadas por alto cuando en una reflexión lógica y moral vemos que tal comportamiento no va en contra del espíritu mismo de la ley? En el caso de Yidis, en el que se le compró la conciencia con apenas promesas gubernamentales, luego incumplidas, ¿quién perdió? ¿Alguien salió lastimado? La ley dice que el delito de cohecho se configura apenas con la «promesa remuneratoria», así esta no se cumpla, así no le pase nada malo a nadie. ¿Es esta una ley lógica? A primera vista este caso es como el de quien se pasó el rojo a las 2 a.m.; o siendo un poco más estrictos, como el de la ‘mordida’ después de ser pillados por el policía. No es como para pagar de 4 a 7 años de cárcel, como manda esa ley hiperbólica.

    O puede que este caso sea distinto a cualquiera de los presentados o que se puedan presentar de infracciones cometidas por un ciudadano raso. ¿Será que la ley lo que pretende es garantizar que el funcionario público, y sobre todo uno Honorable, cumpla sus funciones de forma transparente y objetiva, poniendo su deber para con los ciudadanos más allá de su propio interés, vertiendo su buen ejemplo sobre el pueblo? ¿No perdemos todos cuando aquellos que determinan que es ético y qué no, actúan en contra de sus propias definiciones? ¿No deberían ser las farsas descubiertas y sus autores castigados para sentar por fin precedentes? ¿Tenemos los ciudadanos rasos la autoridad moral para exigir que esto sea así?

    Quien esté libre de mordidas que tire la primera piedra.

  • Alejandro Gaviria
    27 abril, 2008 at 1:25 pm

    Semana le baja volumen al tema. Pascual Gaviria ya había hecho lo mismo.

  • Anónimo
    27 abril, 2008 at 1:57 pm

    Parece que hay un consenso entre Semana, Pascual Gaviria y Alejandro Gaviria. Es un pesar que la Corte Suprema de Justicia piense otra cosa.

  • Anónimo
    27 abril, 2008 at 2:05 pm

    Gracias a Pascual Gaviria por el recorderis. El mahihuanero en cuestion es de vieja data y el discurso «científico» fue en todo caso anterior a la dosis personal. El ejemplo de todas maneras vale. La hipocresía y la rasgada de vestiduras de los que a diario nos enrostran su superioridad moral de pacotilla no son óbice para que los leguleyos hagan su agosto. Como siempre en estos casos, perderá la amante abandonada y estafada, y ganarán en marido cornudo y su dignísima esposa.

  • jaime ruiz
    27 abril, 2008 at 2:28 pm

    Ahora sí hay pruebas definitivas contra Uribe, el

    Anónimo
    27 abril, 2008 at 3:37 pm

    Y pasó lo que tenía que pasar los regeneradores morales resultaron más degenerados que el resto. Estos moralistas amorales son casi un estereotipo. Con sus medallas colgadas y sus rostros orgullosos, la deshonestidad se nota a la legua. Me perdonarán los foristas pero yo prefiero los congresistas

  • James Bizarre
    27 abril, 2008 at 4:42 pm

    Dice Abad: ¨Y a renglón seguido, con un cinismo típico en él, Londoño Hoyos se pregunta cuántos sobrevivientes de la UP, si los hay, no estarían en la cárcel si la Corte aplicara este mismo principio con las Farc. Pues ojalá hubiera habido una Corte, y la haya todavía, que se ocupara y se ocupe también de la Farc-política, pues es con juicios regulares (con abogados y todas las garantías del debido proceso) como se pueden combatir los nexos de los políticos con cualquier grupo armado -paramilitares o Farc- y no mediante asesinatos sin fórmula de juicio, como se hizo con la Unión Patriótica, que eso sí fue actuar como actuaba Robespierre, sólo que sin siquiera dar la cara, sino a través de sicarios y organizaciones armadas clandestinas.¨

    solo un narco Fariano-alqaedista y amigo intimo de Santodomingo no entedería que este escrito es de lo más bajo y repugnante, que ni siquiera los Stalins o los jefes de Campos concentración podrían escribir algo como esto.
    Colombia no es un muladar, no es una letrina, no es una cloaca. Colombia es un batido de PuS!!!!
    bien por el camarada Ruiz, hay que seguir denunciando a los totalitarios.

  • Anónimo
    27 abril, 2008 at 5:19 pm

    Jaime Ruiz es el mismo James Bizarre. Si no lo es, entonces es uno de los dicipulos más estúpidos. Si lo es, entonces va lo siguiente: No sea pendejo! no se alague usted mismo!

  • jaime ruiz
    27 abril, 2008 at 5:22 pm

    Pues exactamente, James, el escrito del desaprensivo Abad II lleva en sí una acusación calumniosa contra Londoño (¿o contra quién?) de haber encargado los asesinatos de miembros de la UP, cosa que atenta contra la decencia, pues es con juicios regulares (con abogados y todas las garantías del debido proceso) como se pueden combatir y denunciar los crímenes, no a partir de la manipulación retórica de un público previamente adoctrinado, al que se solivianta con un halago más o menos sutil y con el pinchazo eficaz sobre los resortes que el creacionismo implantó antes.

    Todos los datos que se conocen sobre la UP atentan a los Castaño Gil y otros rivales del PCC en el narcotráfico, y en algunos casos a militares. Lo que sí es seguro es que no es el sistema democrático el que mata gente.

    Alguien podría definir los estratos socioeconómicos por el valor del atuendo, por ejemplo, estrato 1, menos de 50.000 pesos, estrato 6, más de un millón de pesos; lo mismo se podría hacer con los estratos del crimen, los del estrato 1 castran policías, los del estrato 2 justifican a los que castran policías, los del estrato 3 dicen que es que estamos en guerra, los del estrato 4 (militancia normal del PDA) buscan la solución política negociada, los del estrato 5 (Garzón, Navarro y otros farsantes) dicen que hay que hacer un gran acuerdo con los que buscan la solución política negociada… En el estrato 6 están los amigos de García Márquez que hasta se presentan como opuestos a la castración y demás flores de la lucha, pero son los más eficaces (había escrito «asquerosos», pero mejor un lenguaje aséptico). Abad II es arquetípico.

  • jaime ruiz
    27 abril, 2008 at 5:28 pm

    Anónimo 12:19. Me jodió, yo pensaba que no se darían cuenta de que a veces firmo como James Bizarre.

  • Gran Hermano
    27 abril, 2008 at 6:29 pm

    Jaime, debe tratar su esquizofrenia ¡Qué risa lo del anónimo!

    Con respecto a comentario le aclaro que ya había leído el comentario de Abad. Si relee mi comentario y ve la columna original que cité, verá que suprimí todo lo que correspondía a su opinión; me pareció más interesante la referencia a Ibsen.

    Ahora bien, la cosa es sencilla; al Doctor Gaviria le parece que lo que es usual es natural; nos hace creer que no entiende la diferencia entre lo positivo y lo normativo, le parece irrelevante, o, por lo menos, por el afán, no se detiene a hacer un análisis más detallado y menos discursivo. En la práctica retórica tanto A. Gaviria como J. Ruiz no distinguen a la costumbre y lo usual, por un lado, de la justicia, por otro.

  • Alejandro Gaviria
    27 abril, 2008 at 6:44 pm

    Gran hermano: yo nunca he dicho que el clientelismo es natural. Tampoco he dicho que no merezca reproche. Simplemente dije que su criminalización me parece inusual y por lo tanto sospechosa.

    Recuerdo haber leído hace poco, a propósito del escándalo del gobernador Spitzer, la opinión de un fiscal gringo, quien dijo cándidamente que la prostitución estaba prohibida en los códigos pero que los fiscales nunca le ponían atención al asunto, y que si ahora cambiaban de actitud lo iban a hacer más por presiones políticas que por un ataque repentino de escrúpulos. Probablemente algo similar esté sucediendo en este caso.

  • Anónimo
    27 abril, 2008 at 8:55 pm

    Probablemente a Alejandro Gaviria no le parece criminal el clientelismo si es a favor de Uribe. Hay que recordar que le reprocha la parapolítica a Claudia López y no a Luis Alfredo Ramos.

  • Anónimo
    27 abril, 2008 at 8:58 pm

    Afortunadamente el doctor Gaviria no es la Corte Suprema de Justicia.

  • Alejandro Gaviria
    27 abril, 2008 at 9:01 pm

    Anónimo 15:55: lo invito a leer uno de mis tantas críticas al clientelismo de Uribe. Yo no le reprocho a Claudia López la parapolítica. Le reprocho su mediocridad y sus juicios temerarios.

  • Gheysel Naranjo
    27 abril, 2008 at 9:05 pm

    Lo más oscuro y lo difícil de la política es lo oculto o lo que no se ve — eso está ilustrado en todas las cosas nuevas que se encuentra a cada rato del computador de Reyes je, je— por un lado esa danza de los millones subterránea y por otro las miles de trampas y envidias de los mediocres que nunca pueden alcanzar logros importantes por la falta de capacidades y meritos (están en el mundo de la dedocracia (nombrados a dedo) y no de la meritocracia)…, pero el arte de resolver estas intrigas tropicales políticas no necesariamente es seguir al pie de la letra los tratados judiciales. A VECES LA LETRA MATA EL ESPÍRITU… o si no miren lo implacable del fanatismo (http://es.youtube.com/watch?v=qAyVNfS1Kos&NR=1)y a los fundamentalistas tergiversando siempre- y el tipo de críticas que hacia Mao Tse Tung a los dogmáticos de los marxistas… Sería preferible mirar algunas fabulas de animales (la de los zorros, las gallinas incautas, la de loros (por la repetidera)… Una fábula política muy interesante de insensatez es la fábula del mono y las lentejas, o la del asno que no tenía sesos…

    Haríamos mal por supuesto de juzgar a Ospina Pérez por traer la marihuana a Colombia, cuando trajo el cáñamo de india (marihuana) utilizadas como fibra de textil para las textileras de ese entonces… y que ello dio origen a las siembras de marihuana en Colombia y calmar el ímpetu revolucionario con trago y cigarro, tabaco y ron… paz, amor y rocanrol – jejeje

    En fin, es necesaria la LIBERTAD CON ORDEN del político en función de los mejores resultados y alcanzar las metas y crear esos microcosmos de diversión y productividad simultanea, camadería de confianza entre sus miebros para mirar el trabajo como juego y actuar con naturalidad … por supuesto primero siendo personas y mirando el aspecto humanitario de todo… Dónde está la productividad? ¿En montonones de personas que bajan y suben archivos? Cómo hacer para cultivar el talento, cultivarlo y expandirlo de quienes tienen las capacidades de construir el futuro para el país y están en el gobierno? –

  • jaime ruiz
    27 abril, 2008 at 9:08 pm

    Yo sí distingo la justicia, como que no puedan estar vetados los candidatos que más gustan a la gente, ni que los congresistas detengan las reformas por intereses particulares y mezquinos. Es muy importante distinguir lo habitual (que los jueces obran injustamente) de lo justo (que los señalamientos de Rocío Arias son el resultado de su entrevista con Piedad Córdoba, que la chequera bolivariana persigue a la presidenta del Senado por enfrentarse a la abanderada de la justicia social).

    Basta con un inventario de los defensores de la CSJ para saber que ésta obra contra toda justicia. Pero eso no está al alcance de todo el mundo.

  • Maldoror
    27 abril, 2008 at 9:29 pm

    Yo sí distingo la justicia, como que no puedan estar vetados los candidatos que más gustan a la gente

    Jejejejeje….Por citarlo a ud, su concepto de justicia apesta como un muladar

  • Gran Hermano
    28 abril, 2008 at 1:03 am

    Doctor Alejandro: sea claro, ¿cuáles son sospechas? sería interesante saber quién cree usted que puede estar conspirando. Por lo menos Jaime Ruiz es claro. Con todos sus delirios de persecución, nos dice que es la conspiración Bolivariana. ¿Y usted qué dice? Ahora, no vaya a decir que usted no cree que haya una conspiración, llámela como sea, pero cuéntenos de quiénes sospecha.

  • Anónimo
    28 abril, 2008 at 1:08 am

    Alejandro:

    Mediocridad es sinónimo de Maria Isabel Rueda.

  • Alejandro Gaviria
    28 abril, 2008 at 1:14 am

    Gran hermano: yo creo que la CSJ ha obrado arbitrariamente en algunas detenciones. Las razones no las conozco. Y no me gusta especular sobre los motivos. Creo que llevar a alguien a la cárcel (y mantenerlo en un limbo por muchos meses) no es una cuestión ligera. Yo sospecho, casi por instinto, de los jueces que aspiran a convertirs en verdugos.

  • Alejandro Gaviria
    28 abril, 2008 at 1:39 am

    Gran hermano: hay muchos que prefieren condenar a unos cuantos inocentes con tal de disminuir la impunidad. Yo prefiero soportar algo más de impunidad con tal de evitar que se condenen o encarcelan algunos inocentes. De allí mi insistencia en el debido proceso. Eso es todo.

  • Apelaez
    28 abril, 2008 at 1:50 am

    Y ahora ya empezaran(on) con el cuento de que se necesita un gran acuerdo nacional, un «consenso amplio». Se reuniran los mismos, se darán abrazos, lograran los consensos, que mas que consensos serán los lugares comunes de siempre.

    Y que siga el circo!

  • Gran Hermano
    28 abril, 2008 at 2:52 am

    Doctor Alejandro: vayamos por partes, para no entrar en lo general, en lo abstracto; díganos ¿quiénes cree que son los inocentes que se han encarcelado o podrían ser encarcelados? ¿Yidis? ¿Sabas Pretel? ¿Diego Palacio? Para lanzar una afirmación como la que acaba de lanzar sería bueno tener un soporte. ¿En qué casos se ha violado el debido proceso? Doctor Gaviria quisiera verlo más centrado, más analítico, más reflexivo.

    Jaime Ruiz: me recuerda usted un artículo de Amartya Sen llamado ‘la imposibilidad de un liberal paretiano’ donde de manera irónica señala los problemas de una noción de justicia basada en las mayorías, dice usted que lo injusto es que una minoría necia se oponga en el congreso a algo que los colombianos deseaban, ante esta apreciación Amartya Sen se escandalizaría porque la mayoría puede aplastar a las minorías, la mayoría puede producir cosas nefastas. Obviamente, el programa de investigación de Amartya Sen es más amplio y riguroso; está basado en nociones de justicia más elaboradas; hace un barrido por el utilitarismo de Bentham hasta Rawls. La verdad es que no entiendo la noción de justicia Jaime Ruiz; mentiras, si la entiendo, pero es de una debilidad conceptual impresionante. Su noción de justicia es muy fácil de desbaratar. Es más anticuada que las camas de lienzo.

  • Alejandro Gaviria
    28 abril, 2008 at 3:06 am

    Gran hermano: cito tres casos Yidis, Luis Fdo Velasco y Juan Manuel López. Y repito lo que ya dije: muchas de las detenciones precautelativas me parecen exageradas.

  • Anónimo
    28 abril, 2008 at 3:08 am

    ésto lo de la parapolitica es como la crisis alimentaria mundial..

    Dejar así, que no ha pasado nada..

  • Anónimo
    28 abril, 2008 at 4:46 am

    De manera, pues, que la última vez que usted denunció el clientelismo de Uribe fue hace dos años…Interesante.

  • jaime ruiz
    28 abril, 2008 at 6:42 am

    Gran Hermano, figúrese que los congresistas no votan la reelección porque tienen un profundo apego a las normas o un sentido intransigente de la igualdad de oportunidades, etc., la discusión sobre la reelección sería otra. Pero sólo obraban como quien pone un retén en una carretera, esperando un rescate por su voto, traicionando a sus votantes. Ahí no se puede decir que la justicia sea lo que interesa a las mayorías, sino lo contrario de ese dolo inicuo.

    La cuestión de la idoneidad del candidato mayoritario no pinta nada ahí, pongamos que fuera en Venezuela y la gente estuviera dispuesta a reelegir a un criminal, como de hecho ha ocurrido. El problema es si se lo derrota porque los que ponen peajes lo impiden o porque se convence a la gente de que vote por otros candidatos. El veto de las leyes a algunos candidatos (en ese caso, al que ocupa el puesto) sólo es una negación de la democracia: en otros tiempos se aplicaba a las mujeres, a los negros, etc.

    La sacralización de las leyes a ese punto y la condena de las pretensiones de reelección porque se hubiera hecho lo habitual ante el peaje de esos congresistas (distinto sería si fueran de la oposición: para ustedes son lo mismo que Uribe en cuanto acusables de ser de partidos que tienen miembros relacionados con paramilitares, pero, claro, a la hora de votar la reelección le debían fidelidad a las FARC), que es como decir que el gobierno español paga el rescate de los pescadores, me hace pensar en un marido traicionado que va a la policía, partida en mano, a exigir que obliguen a su mujer a quererlo.

    Es comprensible que el decoro prohíba levantar el dedo acusador sin pruebas irrefutables, y aun con ellas, pero la persecución a la presidenta del Senado después de que a una señora encarcelada y con nexos manifiestos con criminales la visita Piedad Córdoba no parece un modelo de prudencia y ecuanimidad de los jueces, o la captura de Yidis Medina después del correspondiente espectáculo de Coronell.

    El espíritu de cruzada moral contra el cohecho que posee a gente que presencia todo eso llena de alegre expectación me refuerza en una temeridad muy molesta: se trata de unas criaturas tan podridas y deformes que ya no son propiamente humanas.

  • Alejandro Gaviria
    28 abril, 2008 at 10:03 am

    Anónimo 23:46: Mire el artículo reciente sobre Familias en acción escrito hace tres semanas. Pero bueno…en la página de Zuleta encuentra más fácil lo que está buscando.

  • panÓptiko
    28 abril, 2008 at 11:13 am

    Cuál y cómo será el punto de quiebre?

    Yo siento que la pregunta fundamental que subyace a la columna de Alejandro, y en general a todas las que juegan con los casos concretos donde los limites entre ilegalidad y legalidad se hacen difusos, es la de como actualizar la moral desde la que se juzgan los problemas de la realidad politica colombiana.

    Tal vez este enunciado sea muy general, pero puede ayudar a encausar una parte de la discusion. No sin razon apelaz expresa su premonicion fatidica acerca del acuerdo nacional y lo que de farsa esto pueda llevar. Es similar al escepticismo que expresaba Alejandro la semana pasada hacia los posibles resultados de la(s) reforma(s) politica(s) generadas por los mismos grupos cuestionados. Sin embargo, algo hay que hacer – pero por donde empezar?

    Recuerdo que hace dos años vi en los Andes un estudio donde en contraron que más del 90% de los estudiantes admitian haber hecho fraude en alguna materia en el semestre inmediatamente anterior. Seria facil hacer la analogia con lo que sucede ahora a nivel nacional, e ir al fondo del asunto para entender los mecanismos detras de las practicas clientelistas para generar estrategias que sirvan – aunque no se que paso con el asunto en los Andes.

    Por lo pronto, habria que esperar que las decisiones de la CSJ y la sapiencia de los televidentes – o los lectores, porque no – genere el momento suficiente para que dichas reflexiones, de la envergadura de acuerdo nacional, pero razonando dentro del recipiente, se den en el futuro proximo y se abandonen los dobles estandares, tan convenientes para la viveza.

    Saludos a todos,

  • Maldoror
    28 abril, 2008 at 11:29 am

    Alejandro:

    Creo que ud está evadiendo el punto. El punto es si hay cohecho o no. Si hay cohecho, ¿exactamente que tiene de mala la decisión de la corte? Su única razón para dudar de que hay cohecho, es que «prestigiosos abogados» piensan que no lo hay (y puedo apostar a que muchos prestigiosos abogados piensan lo contrario). Pero, dado la discusión anterior y sobre todo las declaraciones autoimplicatorias de Yidis Medina, creo que hay buenas razones para pensar que hay cohecho.

    ¿Que es hipócrita? Le concedo el punto. Pero como le dijo otro anónimo, aquí se dio papaya: no todos los días un congresista se incrimina de manera directa en recibir sobornos para pasar leyes, por más que el clientelismo sea una practica ancestral. Por lo demás, su indignación ante la hipocresía corre el riesgo honesto de caer bajo sospecha. A mi por ejemplo nunca me ha dejado de sorprender el discurso del establecimiento sobre la guerra en este país, que es bastante hipócrita por ejemplo en relación a la forma en que los guerrilleros y paramilitares son tratados y vistos, y no le he visto la primera queja por lo mismo. No me deja de parecer curioso que su indignación aparezca cuando se toca a Uribe o a su gobierno de manera penal (es mucho más comodo posar de critico denunciando políticas ecónomicas, por importante que eso sea, que admitiendo que los gobernantes quizás sean criminales que deberían estar en la cárcel y que carecen de legitimidad).

    Por otro lado, una última observación: ud alguna vez me reprochó mi anti nacionalismo viceral. Veo que ud alberga el mismo sentimiento hacia el «moralismo». Pero creo que el moralismo en sí no es malo: más bien pienso que hay formas legítimas de moralismo y otras que nolo son, y que el miedo a moralizar radica, quizás, en una asociación del termino con la hipocresía de algunas intituciones religiosas que se han adueñado de la expresión

  • Carlos
    28 abril, 2008 at 3:09 pm

    La corte no es intocable ni sagrada y en una republica liberal como la nuestra tambien debemos controlarla y evitar el abuso de su poder.

    Vale la pena en estos momentos recordar las sabias palabras de Jefferson previniendo el despotismo judicial:

    «At the establishment of our constitutions, the judiciary bodies were supposed to be the most helpless and harmless members of the government. Experience, however, soon showed in what way they were to become the most dangerous; that the insufficiency of the means provided for their removal gave them a freehold and irresponsibility in office; that their decisions, seeming to concern individual suitors only, pass silent and unheeded by the public at large; that these decisions, nevertheless, become law by precedent, sapping, by little and little, the foundations of the constitution, and working its change by construction, before any one has perceived that that invisible and helpless worm has been busily employed in consuming its substance. In truth, man is not made to be trusted for life, if secured against all liability to account.»

  • Apelaez
    28 abril, 2008 at 3:17 pm

    Carlos, el problema es que usted le puede hacer control político al Congreso o al Ejecutivo pero no puede hacer mucho con la Corte. Para empezar, los expedientes tienen reserva y no pueden ser estudiados abiertamente por todos, y por otra parte, se parte del supuesto de que los jueces fallan en derecho y en estos casos la Corte es la única instancia, la que tiene la única y última palabra.

    A uno le gustaría saber si la Corte esta haciendo bien su trabajo, si esta valorando de manera seria las pruebas, si respeta decisiones anteriores, en fin, mil cosas. Pero no se puede, y ese es el problema. Por lo menos mientras no hayan sentencias.

  • jaime ruiz
    28 abril, 2008 at 3:37 pm

    El punto de PanÓptiko es lo que se dice inquietante: ¡cree que se trata de la moralidad de las instituciones! Es como cuando a un profesor de Los Andes le roban el portátil y alguien razona: «Mi Diosito sabe lo que hace, ese hombre se estaba perdiendo porque desde que compró esa vaina no hace más que ver pornografía». Hombre, sólo se trata de presentar las revelaciones del portátil sustraído a Raúl Reyes como una cortina de humo para salvar al presidente de todas las pruebas que se han encontrado de que es el líder del paramilitarismo. (Ver al respecto el editorial de La Jornada enlazado arriba.)

    El caso del cohecho es como el extremo de ese abuso, propio del nivel de alguien en quien se combina la más torpe malignidad de la soberbia infantil con los síntomas más deprimentes del retraso mental. En el caso de Yidis no hay ningún cohecho porque no hay ningún delito en recomendar a las personas que se consideran idóneas para servir a la patria ni en hacer sugerencias acerca del destino de las inversiones públicas, sobre todo si es en favor de quienes eligieron al representante en cuestión. El cohecho evidente son los viajes pagados por el amigo de Giorgio Sale y la negativa a extraditar a Macaco (ahí se matan dos pájaros de un tiro, se cobra doble, se fuerza a un paramilitar a declararse subalterno de Uribe, como sin duda ocurrirá so pena de ser extraditado, que es por lo que el recurso lo presenta la víctima Cepeda II, y al mismo tiempo se le permite seguir con sus negocios).

    No hay ni en los políticos involucrados en el caso de Yidis ni en los magistrados (aun aceptando que obran como supongo yo al servicio de intereses bolivarianos) más inmoralidad que en los partidarios del cohecho. Claro, quien consigue una aventura con Kitty Holmes tiene más seguro el abandono de la novia habitual que quien sólo la desea sin llegar a atraerla, pero no es más inmoral (suponiendo que el adulterio se considere inmoral).

  • jaime ruiz
    28 abril, 2008 at 3:39 pm

    Lo de Apeláez está buenísimo, ¿prima la sabiduría del entendido o la resignación? Sí, eso ocurre con la Corte, que es como cuando uno es esclavo. ¿Es que no se ha dado cuenta de que es esclavo?

  • Anónimo
    28 abril, 2008 at 3:50 pm

    Alejandro Gaviria esté evadiendo la discusión.
    1) sería bueno que respondiera a maldoror.
    2)tampoco dijo en qué casos se estaba violando el debido proceso. 3)Alejandro Gaviria 22:06 dice que Yidis es inocente.
    ¿Qué pasa?

  • Carlos
    28 abril, 2008 at 4:23 pm

    Apelaez: yo no hablaría de hacerle control político a las Cortes. Sino simplemente Control.

    Segun la Constitución esto lo debe hacer el congreso.

    Los «checks and balances» en Colombia parecen estar funcionando solo de la rama judicial hacia el legislativo(no solo la CSJ en la investigación de la parapolítica sino tambien la Corte Constitucional a cada rato tumba leyes del Congreso) y un poco (tibiamente) del legislativo al ejecutivo (recordar debates a ministros como el de Uribito y los debates de Petro entre muchos otros). Tambien algo de control de la rama judicial hacia el ejecutivo (la Corte Constituciona revisa los decretos presidenciales y prácticamente le ordena cosas al gobierno)

    De resto, jamas he visto controles a la Corte Constitucional (que para mi es un organo despotico que crea leyes a su capricho) ni contra la Corte Suprema, ni contra la Fiscalía.

    Estamo cayendo en la tiranía de los jueces y la rama judicial? Espero que no.

    Pero sin controles efectivos, estaremos cerca de eso.

  • Apelaez
    28 abril, 2008 at 4:28 pm

    Carlos, no tengo idea como se supone que el congreso deba controlar a la Corte Suprema sin violar la división de poderes. Sin duda puede modificar la constitución y hacer lo que se le venga en gana con la estructura y funcionamiento de las altas cortes, pero eso no seria muy «liberal» y probablemente seria inconstitucional.

    Pero como va a controlar el Congreso a la corte en el dia a dia, es decir, en su función de impartir justicia. Teoricamente no puede, o no puede al menos sin violar los fueros de la misma. ¿Cuales son sus ideas al respecto?

  • Carlos
    28 abril, 2008 at 4:58 pm

    Apelaez: El congreso no puede controlar a la Corte en el dia el dia. Eso es cierto. Pero no es ese el tipo de control que me refiero, que sería mas como «supervisión».

    Tampoco el congreso hace eso con el ejecutivo ni la Corte lo hace con el legislativo o el judicial.

    Por lo demas, este es el articulo de la constitución al respecto:

    «ARTICULO 174. Corresponde al Senado conocer de las acusaciones que formule la Cámara de
    Representantes contra el Presidente de la República o quien haga sus veces; contra los Magistrados
    de la Corte Suprema de Justicia, del Consejo de Estado y de la Corte Constitucional, los miembros
    del Consejo Superior de la Judicatura y el Fiscal General de la Nación, aunque hubieren cesado en
    el ejercicio de sus cargos. En este caso, conocerá por hechos u omisiones ocurridos en el desempeño
    de los mismos.»

    Es obvio que a la Corte se le puede acusar de violar el debido proceso e incumplir las leyes. A eso es que me refiero.

    Pero estoy de acuerdo en que eso solo se puede hacer despues, no en el dia a dia.

  • Andrés Felipe Succar
    28 abril, 2008 at 5:26 pm

    Va el artículo 3, inciso segundo, de la ley 600 de 2000 (código de procedimiento penal aplicalbe al caso de Yidis)

    La detención preventiva, en los términos regulados por este código estará sujeta a la necesidad de asegurar la comparecencia al proceso del sindicado, la preservación de la prueba y la protección de la comunidad

    Saludos

  • jaime ruiz
    28 abril, 2008 at 6:03 pm

    Carlos y Andrés Felipe: nunca se podría argumentar en serio que la Corte obró mal porque nadie puede demostrar que Yidis no se escaparía, y tampoco que no hay cohecho porque quien dice si hay cohecho o no lo hay es la Corte. El Congreso está facultado a juzgar a los magistrados, pero el delito por el que podría juzgarlos no existe, es puramente procedimental (el prevaricato del Código Penal colombiano no tiene relación con la acción de prevaricar del diccionario). De modo que la dictadura de los jueces es un hecho, sólo que está limitada por circunstancias de la realidad, mas no de las leyes.

  • Daniel Vaughan
    28 abril, 2008 at 6:30 pm

    PanÓptiko,

    Una duda similar a la suya me deja la lectura de Alejandro: ¿deja de ser ilegal un acto que se ha vuelto generalizado? ¿Qué define que algo sea correcto o incorrecto?

    En este caso, como en el de la copia de los estudiantes, parece ser que el acto en sí mismo es ilegal (o «incorrecto») porque es deseable que así lo sea. Algo similar diría Kant, creo: generalizar abiertamente el clientelismo genera «un mal equilibrio», de la misma manera que la copia lo es.

    Pero bueno, el pragmatismo de Alejandro parece llevar a la siguiente conclusión: el clientelismo ya es un acto generalizado y las cosas parecen funcionar así, así que la crítica de Kant no aplica. Posiblemente lo que toca hacer es legalizar el clientelismo, y tratar de regularlo de alguna forma.

    No se… esa es una discusión importante, la de la actualización de las normas morales. Pero definitivamente deja una sensación incómoda la posición de Alejandro.

    Como dirían JR y Alejandro en la columna pasada (y algo similar dicen Uprimny en la columna de esta semana): este parece ser uno de esos razgos de la colombianidad (otro el «reformismo» que Alejandro criticó la semana pasada). Cuando la ley sirve, dejémosla, cuando no, no.

    DV

  • Carlos
    28 abril, 2008 at 6:37 pm

    El texto que copió Andres Felipe me genera las siguientes dudas:

    La Corte esperaba que Yidis se escapará o veía un alta probabilidad de ese hecho?

    Había que detenerla para proteger pruebas?

    Había que detenerla porque Yidis suelta por ahí era un peligro para la comunidad?

    O mas bien, la detención había que hacerla para generar titulares y demostrar la «seriedad de la Corte en su lucha contra la corrupción»?

  • Maldoror
    28 abril, 2008 at 6:50 pm

    Carlos:

    ¿Quizás había que detenerla porque ella misma confesó que había recibido un soborno del gobierno para votar la reelección?

  • jaime ruiz
    28 abril, 2008 at 7:40 pm

    Ni Yidis recibió ningún soborno ni el hecho de confesar un delito justifica la prisión preventiva. Lo terrible es que haya gente que ha terminado el bachillerato y crea esas cosas. (Claro, los nombramientos de «clientes» pueden servirle para enriquecerse y las inversiones orientadas por ella también pueden favorecerla, pero eso no puede haber ocurrido porque no le cumplieron. Y en todos los casos los clientelistas o corruptos obran de modo que no pisan la línea blanca, no transgreden la ley. Dentro de poco habrá demandas de paternidad a los que desnuden a las mujeres con la mirada.)

  • jaime ruiz
    28 abril, 2008 at 7:43 pm

    Carlos, de ninguna manera interesaba para nada mostrar la seriedad de la corte contra la corrupción, sino crear la sensación de que la elección del jefe del paramilitarismo fue ilegítima. ¿Qué pasa? ¿Qué hace falta para que se vean las cosas sin las lentes rosadas?

    Acabo de leer a Mauricio Vargas y sale con lo mismo, y a fuerza de afectar buenos modales y nobles intenciones se termina siendo parte del show, la más triste.

  • Carlos
    28 abril, 2008 at 11:16 pm

    No, Sergio. Porque la Corte no la captura porque ya la juzgó(seria un record en la justicia colombiana que la hubieran juzgado en 1 semana). La captura para investigarla. Lea bien la prensa.

    Yidis no ha sido condenada. Apenas la van a oir en indagatoria.

  • Germán Cuervo
    28 abril, 2008 at 11:49 pm

    Si el clientelismo se legaliza y se regula, que se haga lo mismo con la droga, a ver si los males de este país terminan de una buena vez.

  • Rodrigo Hurtado
    29 abril, 2008 at 12:11 am

    Creo que la situación es un poquitico más grave que un simple caso de clientelismo aislado. La denuncia es porque un proyecto clave, que transformó la institucionalidad colombiana, que rompió el equilibrio de poderes, fue aprobado no con base en la persuasión y la conveniencia nacional, sino como resultado del ofrecimiento sistemático de puestos a los congresistas. Es decir, un gobierno que promete combatir una práctica dañina usó el presupuesto nacional para quebrar el orden constitucional y mantenerse en el poder con quién sabe qué nobles propósitos.
    Eso es subversivo. Y la pregunta de fondo: ¿sería Yidis la única? ¿Será la única vez que este gobierno lo ha hecho? ¿lo justifica el uso sistemático de la herramienta por parte de los gobiernos anteriores? ¿cuánto dinero hemos pagado los ciudadanos a través de los impuestos para sufragar los costos clientelistas de la reelección de Uribe? ¿Es conveniente para el país que se entronice esta forma de politiquiar solo porque se hace de frente?. Al ritmo de las opiniones de Gaviria vamos a terminar ofreciéndole disculpas Uribe por cuestionarle canalear las leyes a cambio de prebendas. ¿Sera que su defensa de esta practica se hace por solidaridad? Habría que revisar si así se aprobó el plan de desarrollo del 2002, ¿qué puede decir el hoy comentarista al respecto?

  • Rodrigo Hurtado
    29 abril, 2008 at 12:21 am

    Otra cosa: creo que la mayoría de los foristas están partiendo de la base de que como Yidis dice que no le cumplieron, no hay delito. Noticias Uno ha encontrado dos evidencias concretas de que el gobierno sí le cumplió -solo que la ambición de Yidis es proporcional al ofrecimiento que le hicieron-: la dirección de un hospital y un contrato a su principal asesor en Etesa. Y creo que la corte tiene toda la razón para desconfiar de los congresistas después de los antecedentes de Jorge Luis Caballero, Salvador Arana, Mario Uribe y Álvaro Araujo Noguera. Ellos también eran gente divinamente e igual le hicieron -o lo intentaron- conejo a la justicia.

  • Andrés Felipe Succar
    29 abril, 2008 at 12:25 am

    Rodrigo:

    El tipo penal de cohecho no contempla como agravante o calificante la magnitud del proyecto de ley o del acto legislativo que se votó a favor a cambio de recompensa o promesa remuneratoira. Por tanto, su reproche moral puede ser acertado pero no tiene relevancia jurídica.

  • Anónimo
    29 abril, 2008 at 1:13 am

    Rodrigo Hurtado, diste en el clavo !!!!!!!!

  • Anónimo
    29 abril, 2008 at 1:14 am

    alejandro:

    http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/newsid_7372000/7372142.stm.

    ¿la economía de e.u, estable?

  • Carlos
    29 abril, 2008 at 1:27 am

    Rodrigo: creo que nadie aquí discute que hubo delito en el caso de Yidis. El problema no es ese. El problema es que el clientelismo es una práctica generalizada que ahora los opositores a Uribe intenta mostrar como el gran pecado. Prácticamente todos los gobiernos en todas partes del mundo y a través de la historia recurren a prácticas clientelistas. El ofrecer dadivas, favores,etc, para lograr algo es generalizado en la sociedad. Algunos idealistas quisiera que la política no fuera así, pero la política es una actividad humana como cualquier otra donde tambien habrá el «dame esto y yo te doy aquello», mas conocido como «negociación».

    Yo creo que el clientelismo de puestos es prácticamente inevitable en democracias representativas de grandes poblaciones como las que predominan en el mundo actualmente. Solo de esta forma los políticos y el Estado logran un apoyo en los ciudadanos que de otra forma no tendrían (el otro elemento son los medios de comunicación de masas)

    Por lo demás lo grave, lo gravisimo de la reelección de Uribe fue cambiar las reglas para favorecerse y extenderse en el poder. Lo de menos fue el pecado del clientelismo con Yidis y medio congreso.

    Yidis por andar haciendole el juego a Daniel Coronel hoy esta durmiendo en la carcel.Curioso.

  • Alejandro Gaviria
    29 abril, 2008 at 3:03 am

    Me va a tocar repetir la frase de siempre: muchos comentaristas leen lo que quieren. O no saben leer. La columna hace una crítica al clientelismo de Uribe. No una defensa. Pero además dice dos cosas: (i) que el clientelismo es una deformación de la política que debe tener una discusión y una sanción política, no penal, y (ii) que el escándalo, la indignación general, cohecho o no, es hipócrita. O por lo menos desinformada sobre muestra realidad política.

    La revista Semana, en una muestra de audacia bienpensante (y tomándose una atribución extraña que dice mucho del estado mental del país), hizo una propuesta de solución para la crisis. Todo el asunto es ridículo. Pero el punto que quiero hacer es otro. La propuesta (hecha, repito, desde una de las tribunas regeneradoras) dice que la parapolítica debe tener un castigo político y no penal. El argumento es similar al señalado arriba para el caso del clientelismo. Pero más osado. Yo no lo comparto. Yo creo que los delitos electorales no son políticos, y no pueden por lo tanto ser desechados tan fácilmente como propone Semana.

    Como siempre, no faltan las especulaciones sobre los motivos. ¿Será que éste tiene algo que esconder? pregunta Rodrigo. El mamertismo cuando se junta con el santanderismo produce un efecto algo cómico: “síganme los buenos”, dicen con los códigos bajo el brazo.

    Sergio: desde un punto de vista histórico, el cambio social e institucional basado en el realismo es mucho más productivo (y justo, en últimas) que el basado en el moralismo. Un grupo de criminales produjeron, con el simple expediente de unas normas realistas, una de las sociedades más prosperas del planeta en Australia. Toda la especulación continental sobre la moral, todos los imperativos categóricos y demás, no han podido crear ni siquiera el asomo de una sociedad justa. El moralismo les da argumentos a los verdugos. Pero no es una guía certera para los reformadores (para los interesados en este argumento ver aquí).

  • Alejandro Gaviria
    29 abril, 2008 at 3:18 am

    Quiero insistir en otro punto. La negación de Uribe es tan hipócrita como la indignación de la oposición. Esto dijo Uribe en Neiva esta mañana:
    «Este Gobierno ha hecho un gran esfuerzo contra el clientelismo. Este es el Gobierno que suprimió los auxilios parlamentarios; este es el Gobierno que ha reformado 420 entidades del Estado; este es el Gobierno que ha ingresado la meritocracia. O sea que es un Gobierno que ha hecho un gran avance en todas esas materias».

    Es la falsedad de la política, más que los supuestos crímenes, lo que quisiera resaltar.

  • Anónimo
    29 abril, 2008 at 3:26 am

    Que raro..hoy los Furibistas están reconociendo el error de favores politicos.

  • Pascual Gaviria
    29 abril, 2008 at 4:02 am

    Independientemente del embeleso penal que tiene a Yidis en la cárcel, y sólo como ejercicio de olvidadizo estudiante de derecho, me parece que el tipo penal del cohecho no exige que la promesa se cumpla. La revista Semana lo dice en uno de sus artículos y creo que se equivoca.Y Rodrigo Hurtado está revisando las listas de empleados oficiales en barranca sin necesidad. El código penal deja el cumplimiento del acuerdo a la conciencia de los negociantes. Lo que de verdad importa es que el funcionario público haya hecho o dejado de hacer basado en un provecho cierto o prometido. Por eso dice: “el Servidor Público que acepte para sí o para otro, dinero u otra utilidad o promesa remuneratoria…” Y por eso el Cohecho por dar u ofrecer que sería el de los ministros dice: “El que dé u ofrezca dinero u otra utilidad a servidor público…” Me perdonan el paréntesis, pero no resistí la nostalgia de un quiz sorpresa de Penal II. No descarto perderlo.

  • Andrés Felipe Succar
    29 abril, 2008 at 4:20 am

    Pascual: te sacaste 5 en ese quiz.

  • Anónimo
    29 abril, 2008 at 5:42 am

    No lo habìa podido percibir, pero como en una columna que mencionò Alejandro si estàn ingresando un cierto nùmero de venezolanos a Colombia.

  • jaime ruiz
    29 abril, 2008 at 5:53 am

    Carlos, ¿qué significa esto: «creo que nadie aquí discute que hubo delito en el caso de Yidis»? ¿Todos aceptan que es delito o nadie cree que es delito? La mayoría de los comentaristas dicen que es delito de cohecho, y el problema no es si le cumplieron a Yidis o no, sino si el nombrar a personas recomendadas o invertir en bienes que favorecen a los votantes es cohecho. Uno deduciría que para Carlos es obvio que no es cohecho (del resto de su comentario), pero la frase parece darlo por sentado. ¿De qué hablan? Alejandro ha dicho varias veces que le parece que el clientelismo no debe tener una sanción penal, lo cual tácitamente niega la idea del cohecho. ¿Qué es lo que nadie discute?

    Habría cohecho si le hubieran ofrecido una cantidad de dinero, por ejemplo, pero nadie sería tan tonto de decirlo. Pero siguen y siguen: la reelección no estaba frenada porque hubiera una oposición de principio de los congresistas a aprobarla sino porque vieron la ocasión de ensanchar su poder e influencia trancándola. Uribe no es presidente porque se aprobara la reelección sino porque la gente votó por él (aunque según la prensa hubo dos millones y medio de votantes forzados por los paramilitares, si pudieran mostrar uno habría sin duda miles de escritos sobre el tema).

    En últimas, el delito dentro de poco va a ser el hecho de que los sicarios que atentaron tantas veces contra Uribe hayan fallado. Más allá de la suposición de que las urnas no importan porque la mezquindad de unos politicastros de tercera podría haber frenado las reformas legales que la sociedad consideraba necesarias y que son práctica normal en casi todas las democracias, no ocurre mucho más. Contratar a los sicarios sólo es el corolario normal de esos razonamientos.

  • Maldoror
    29 abril, 2008 at 6:08 am

    Alejandro:

    Pero no estamos hablando de la reforma institucional o del cambio histórico. Estamos hablando de lo que deberia o no hacer la corte en el caso de Yidis. Desde un punto de vista moral, lo que Yidis hizo es inaceptable asi lo hayan hecho por generaciones los politicos colombianos. Y desde un punto de vista penal, parece ser que es delito.

    En lo del cambio institucional yo no le discuto mayor cosa. La solución no son asambleas constituyentes ni «consensos nacionales» ni nada de eso. Mejor sería asegurarse de aplicar la justicia con aquellos que resulten culpables en todo este escandalo de la parapolitica.

    01:06

  • Maldoror
    29 abril, 2008 at 6:10 am

    Carlos:

    La dteención de Yidis o de alguién no implica que sea culpable de nada o haya sido declarada tal. Simplemente implica que se tienen indicios muy serios que la implican y que mientras se la juzga debe mantenerse recluida.

  • Maldoror
    29 abril, 2008 at 10:06 am

    En últimas, el delito dentro de poco va a ser el hecho de que los sicarios que atentaron tantas veces contra Uribe hayan fallado.

    ¿Nadie le habrá informado a este viejo pendejo que el intento de asesinato ES un delito, aquí y prácticamente cualquier parte del mundo?

  • zarathushtra
    29 abril, 2008 at 10:46 am

    malolor aprenda a leer, no haga el ridiculo

  • Alejandro Gaviria
    29 abril, 2008 at 11:17 am

    La regulación y legalización del clientelismo (o de los auxilios parlamentarios, para ser más preciso) ha sido propuesta varias veces. Ver, por ejemplo, este artículo de Juan Carlos Echeverry.

  • Carlos
    29 abril, 2008 at 11:50 am

    Jaime: si creo que sea «delito», pero lo que es «delito» es simplemente la voluntad de unos legisladores en un momento dado. No implica que sea realmente inmoral en un código de ética dado incluso el predominante en una sociedad.

    Todo el problema del clientelismo se reduce a que el código de etica real de los politicos colombianos es muy diferente del código de ética que pretenden promover las leyes.

    Me uno a la idea de que se deberían revivir los auxilios parlamentarios para volver el clientelismo transparente.

  • jaime ruiz
    29 abril, 2008 at 12:38 pm

    Carlos, pues yo sí discuto que haya delito en ese caso porque, como ya he explicado varias veces, nombrar a alguien no es delito, ni tampoco desviar recursos. Y moralmente sí será cuestionable y aun es indudable que hay exacción, pero no hay un caso como el descrito en la ley.

    Pongamos el caso de la usura: muchos pueden considerar que los intereses de los bancos colombianos son un atropello, un robo, etcétera. Nadie podrá denunciarlos porque no hay un delito (caso tipificado en la ley) en eso.

  • Anónimo
    29 abril, 2008 at 12:40 pm

    El gobierno nacional siempre será hipócrita negando la realidad de los hechos.
    El presidente Uribe no debería estar disparando declaraciones escuetas y rastreras. Pondera el desespero en el mandatario, más que tratar de esquivar algo sumamente grave.
    Creo que la palabra exacta con lo de Yidis es: SOBORNO. ¿Acaso el gobierno no corrompe con dádivas para conseguir algo ?

  • Germán Cuervo
    29 abril, 2008 at 2:48 pm

    Veamos qué opina acerca del tema el excelentísimo doctor Álvaro Uribe Vélez:

    Manifiesto Democrático (2002)

    24. El padre de familia que da mal ejemplo, esparce la autoridad sobre sus hijos en un desierto estéril. Para controlar a los violentos, el Estado tiene que dar ejemplo, derrotar la politiquería y la corrupción.

    89. (…) La eliminación de la corrupción y la politiquería animará el pago de los contribuyentes.

    43. Sin corrupción ni politiquería los recursos tienen que alcanzar para erradicar la miseria y construir justicia social.

    68. Sí al empleo productivo. No al clientelismo. Un puesto clientelista anula 4 empleos productivos.

    97. Ofrezco un Gobierno serio, eficaz, honrado, no milagroso. Temo a la demagogia y al populismo porque la frustración de las promesas electorales afecta la credibilidad democrática.

    98. (…) Insistiré que el País necesita líneas estratégicas de continuidad; una coalición de largo plazo que las ejecute porque un Presidente en cuatro años no resuelve la totalidad de los complejos problemas nacionales.

    Nota 2: Conserve este manifiesto. Si ganamos la Presidencia haga que lo cumplamos.

    Bueno, pues con esto y sus declaraciones recientes negando (como no podía ser de otra forma) las acusaciones de Yidis, ya todo está dicho.

  • Anónimo
    29 abril, 2008 at 2:54 pm

    !Qué bajo el nivel de esta discusión! Sobre el nivel de Alejandro Gaviria, esta discusión debería llamarse la farsa de Alejandro Gaviria !Que se vea ese doctorado! O es que se dedico a las formulitas? O será que no puede escapar a ese Uribismo que lo persigue?.

  • Germán Cuervo
    29 abril, 2008 at 3:24 pm

    Señor Jaime Ruiz: Según el ejemplo que da sobre la usura, para usted una conducta delictiva es aquella que esté consignada en la ley como tal. Lo invito a leer los siguientes artículos del Código Penal, poniendo especial énfasis en donde dice ‘dinero u otra utilidad’ y ‘promesa remuneratoria’:

    ARTÍCULO 404 – Concusión. El servidor público que abusando de su cargo o de sus funciones constriña o induzca a alguien a dar o prometer al mismo servidor o a un tercero, dinero o cualquier otra utilidad indebidos, o los solicite, incurrirá en prisión de seis (6) a diez (10) años, multa de cincuenta (50) a cien (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas de cinco (5) a ocho (8) años.

    ARTÍCULO 405 – Cohecho propio. El servidor público que reciba para sí o para otro dinero u otra utilidad, o acepte promesa remuneratoria, directa o indirectamente, para retardar u omitir un acto propio de su cargo, o para ejecutar uno contrario a sus deberes oficiales, incurrirá en prisión de cinco (5) a ocho (8) años, multa de cincuenta (50) a cien (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas de cinco (5) a ocho (8) años.

    ARTÍCULO 406 – Cohecho impropio. El servidor público que acepte para sí o para otro, dinero u otra utilidad o promesa remuneratoria, directa o indirecta, por acto que deba ejecutar en el desempeño de sus funciones, incurrirá en prisión de cuatro (4) a siete (7) años, multa de cincuenta (50) a cien (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas de cinco (5) a ocho (8) años. El servidor público que reciba dinero u otra utilidad de persona que tenga interés en asunto sometido a su conocimiento, incurrirá en prisión de dos (2) a cinco (5) años, multa de treinta (30) a cincuenta (50) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por cinco (5) años.

    ARTÍCULO 407 – Cohecho por dar u ofrecer. El que dé u ofrezca dinero u otra utilidad a servidor público, en los casos previstos en los dos Artículos anteriores, incurrirá en prisión de tres (3) a seis (6) años, multa de cincuenta (50) a cien (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes, e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas de cinco (5) a ocho (8) años.

    Es claro, según el Código, que nombrar a alguien y desviar recursos son delito si están considerados dentro de lo que se puede definir como ‘utilidad’ o ‘remuneración’. Ahora, otra cosa es que para usted los cargos ofrecidos a Yidis por funcionarios del gobierno a cambio de sus favores burocráticos no se puedan definir de ninguna de estas dos formas.

  • Apelaez
    29 abril, 2008 at 4:57 pm

    EL PASADO EN PRESENTE:

    «El Ministro de Gobierno, Rodrigo Escobar,convocó una «Cumbre Política» de los líderes de los partidos políticos para lograr un gran acuerdo nacional en torno a profundas reformas políticas.»

  • jaime ruiz
    29 abril, 2008 at 5:18 pm

    Germán Cuervo: una conducta delictiva es SÓLO aquella que esté consignada en la ley como tal para mí y para cualquiera, y la prueba está no en que se haya hecho antes sino en que nunca se ha denunciado. ¿No tienen derecho los congresistas a opinar sobre la ideoneidad de personas que ocupen los cargos? ¿Y a forcejear por gasto en sus regiones? Es un delito inventado y sin sentido.

    Otra cosa son los reparos que se hagan a esa forma de cabildeo, sean morales o políticos. Si le soy sincero no creo que haya formas de evitar que los cargos públicos se los repartan así, sólo se debería pensar en reducir al máximo la presencia del Estado más allá de su función arbitral. Pero ése no es el destino colombiano, al contrario, ya el ambiente venal y tramposo de las últimas décadas es un gran alivio en un país que siempre está al borde de tomar el rumbo castrista, un país en el que la mayor parte de las personas de clases altas se sienten interpretadas en partidos como el PDA y en pensadores como Caballero u Ospina.

  • Anónimo
    29 abril, 2008 at 5:27 pm

    La izquierda colombiana está quebrada intelectualmente. No tiene ideas. No es sino oír a Carlos Gaviria, un viejo estupido que algunos de los que insultan aquí y se quejan del nivel de la discusión aplauden con deferencia bobalicona.

  • Rodrigo Hurtado
    29 abril, 2008 at 5:43 pm

    Creo que Jaime Ruíz no tiene la más remota idea de cómo son y piensan «las clases altas» en Colombia. Creo que no existe la más mínima evidencia de que la base electoral del PDA y los lectores juiciosos de Caballero y W. Ospina estén precisamente en ese segmento de la población. Es algo tan absurdo como decir que la morcilla es un plato popular en Colombia por el gusto que muestran por ella los socios del Club El Nogal.

  • jaime ruiz
    29 abril, 2008 at 6:13 pm

    Rodrigo Hurtado, figúrese que me he enterado de que los pobres en Colombia no leen ni Semana ni Cromos, y mayoritariamente no van a la universidad. Bueno, la verdad es que eso no importa, son oligarcas porque son paramilitares y por eso no comparten visiones justicieras como las de esos grandes del país. Claro que no faltarán los que creen que las clases altas son sólo los amigos de Samu El Alcalde o del gordito García-Peña, por decir algo, pero si se contara por ejemplo las personas pertenecientes a los cinco primeros centiles de ingreso y se excluyera a los que son demasiado viejos o demasiado jóvenes y a los que carecen de estudios superiores o no leen la prensa o proceden de familias humildes, le puedo asegurar que la adhesión a Caballero y demás genios sería casi unánime. Excluyo a los que no leen la prensa porque no se puede evaluar su ideología, como ocurre con las ideas políticas de los abstencionistas.

  • Anónimo
    29 abril, 2008 at 6:36 pm

    ¿Soborno? !!!!!!..que palabra !

  • Anónimo
    30 abril, 2008 at 8:12 pm

    Que pajaso mental indignarnos por el clientelismo en Colombia. Este siempre ha existido y venir a darnoslas de sorprendidos no es mas que lo mencionado arriba.

  • Anónimo
    1 mayo, 2008 at 1:55 am

    Si está muy bien que sobronen con puestos a un congresista para aprobar una reforma cuyo beneficiario tenía nombre propio. Reclamar por eso es una estupidez, ese es el orden natural de las cosas