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La amenaza clientelista

En una columna reciente, Salomón Kalmanovitz afirmó que Samuel Moreno representa “la facción del Polo Democrático que recoge lo peor de la politiquería nacional: sobreempleo en todos los organismos públicos que controlan y contratos para beneficiar a los amigos que no a los ciudadanos”. En el mismo espacio, Kalmanovitz anunció su respaldo al candidato Moreno, el objeto de su diatriba, con el argumento de que la politiquería y el clientelismo son males menores ante el mayor de todos los males posibles, la concentración de poder por parte del presidente Uribe. En su blog de la revista Semana, el crítico literario Luis Fernando Afanador cita a un economista sin nombre, quizás el mismo Kalmanovitz, quien resume la cuestión en una inquietante sentencia: “Prefiero la corrupción a Uribe”.

Obsesionado con la concentración del poder, Kalmanovitz apunta bien pero no da en el blanco. Lo que está en juego en las elecciones para la Alcaldía de Bogotá no es la división de poderes. La disyuntiva no es entre Uribe y no Uribe. Ni tampoco entre la izquierda y la derecha. Ni entre los pobres y los ricos. Ni siquiera entre Transmilenio y el metro. La verdadera disyuntiva es entre el presente y el pasado. Entre el retorno del clientelismo y la continuidad de la política independiente.

En un artículo publicado recientemente por la Universidad de los Andes, el investigador Rafael Santos ilustra de manera minuciosa la profunda transformación política que tuvo lugar en la ciudad de Bogotá. Hasta hace algo más de una década, la política bogotana estaba dominada por el clientelismo, por el reparto de beneficios particulares, de bienes privados y de favores. “La Bogotá en la que se acumulaba basura en las calles era también la ciudad donde se intercambiaban favores, dinero y puestos”. Pero desde la segunda mitad de los años noventa, el énfasis clientelista le dio paso al programático, a la provisión de bienes públicos y servicios sociales para el beneficio de la mayoría. Con el debilitamiento del clientelismo y el derrumbe de las maquinarias, vino la transformación urbana. La Bogotá sin basura en las calles es también la ciudad del voto independiente.

El investigador Rafael Santos argumenta que el debilitamiento del clientelismo puede ser explicado por cambios permanentes, irreversibles en buena medida: la adopción del tarjetón, la mayor competencia política, la menor autonomía presupuestal, etc. Pero el optimismo de Santos es infundado. En otras palabras, el clientelismo sigue siendo una posibilidad ominosa, un equilibrio probable. En otras ciudades de Colombia, por ejemplo, ni el tarjetón ni la mayor competencia lograron cambiar la política. En Bogotá, la reducción del clientelismo no es una realidad institucional consolidada; es un equilibrio precario, inestable. La maquinaria está desaceitada pero no averiada. Si, como sugiere Kalmanovitz, Samuel Moreno representa la personificación del clientelismo, su triunfo implicaría un enorme retroceso, un regreso a la ciudad de la basura y de los favores políticos. Un retorno al uso de los recursos públicos para el mantenimiento de redes y lealtades políticas.

En suma, más que entre dos formas de administración pública o dos estilos de liderazgo, los habitantes de Bogotá debemos decidir entre dos modelos políticos: el clientelista y el programático. Entre la repartición de favores y la provisión de bienes públicos. Entre la vieja maquinaria (y su pasado desastroso) y la nueva política (y su presente esperanzador).

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  • Daniel Vaughan
    22 septiembre, 2007 at 3:08 pm

    Alejandro,

    Entiendo la intuición detrás del argumento central de la columna. A mi Moreno tampoco me parece bueno, y también le tengo desconfianza.

    Sólo quiero llamar la atención de algo que creo que se comentó hace varios meses acá: tuvimos la misma desconfianza en Garzón, y en términos generales creo que le fue bien (puedo estar mal por supuesto, pero por la información que tengo, que es la misma que casi todos tenemos, es decir, los medios y Bogotá Cómo Vamos, sólo hay reparos fuertes en cuanto a la movilidad).

    Ahora, suponiendo que Garzón y Moreno hubieran estado juntos en la contienda para la alcaldía pasada, ¿cómo los habríamos ordenado? La mayoría probablemente habría puesto a Moreno (ligeramente) por encima de Garzón y se me ocurre que las razones son su experiencia política, pero sobre todo, el pasado sindical de Garzón.

    Con esto sólo quiero decir que tal vez el temor que tenemos de Moreno es igual al temor que tuvimos de Garzón, y como a este le fue bien, lo razonable sería «actualizar» estos temores y creencias.

    Y bueno por último: como mencionamos hace varios meses, la política funciona parecido a un mercado. Hay una oferta de políticos y una demanda de políticos. Una posible razón de por qué Garzón no fue malo (o para esos que creen que fue malo, pongámosle el calificativo «tan malo») es que la demanda «jala». En últimas estoy hablando de un cambio institucional en Bogotá (el mismo que usted menciona en su columna) que puede ser lo suficientemente fuerte como para que los candidatos y políticos tengan menos incentivos para desviarse de lo que la ciudadanía quiere.

    DV

    pd. Algo molesto, pero totalmente esperado, de Moreno es que sigue igual testarudo con el cuento del metro, y no ha mostrado números para contraargumentar a Peñalosa. Sin números eso suena a carreta, y eso definitivamente es molesto. Esto por supuesto es de esperarse: si Moreno cambia durante la campaña le da la razón a la campaña de Peñalosa y hasta ahí llega.

  • Jaime Ruiz
    22 septiembre, 2007 at 4:16 pm

    Creo que no es tan fácil precisar lo de «la concentración de poder por parte del presidente Uribe» en el texto de Kalmanovitz. Si bien en el primer párrafo se trata del único resorte del poder que no controla, más adelante sale que una alcaldía de Peñalosa serviría al tercer mandato de Uribe.

    La falta de vergüenza es una desgracia inherente al carácter estamental de la sociedad. Todas las infamias de la revolución cultural y de su hija, la Kampuchea Democrática, se pueden seguir proclamando tranquilamente sin sonrojarse si uno es del MOIR; lo cual no impide apoyar a un candidato aliado con los socios del Country Club para defender su privilegio urbano. No hay problema, se es lo que se es, se puede decir o hacer cualquier cosa en cuanto se pertenece al estrato bueno.

    Eso mismo pasa con los que hablan de la segunda reelección de Uribe: no les importa el ridículo que harán y que ya hacen porque a fin de cuentas lo desconocido por una sociedad como la colombiana es la crítica y la aceptación de la razón o la verdad como piedras de toque. De momento es una buena excusa para sacar adelante a su bando. De hecho, ¿qué vergüenza van a experimentar si esta semana hemos visto en este blog una reivindicación abierta del régimen cubano con los mismos argumentos con que antaño se justificaba la esclavitud? Lo raro es sorprenderse ante la mentira descarada.

    En cualquier caso no parece que se trate del clientelismo contra el pragmatismo. Los partidarios de Samu El Alcalde dirán que en el lado de Peñalosa también hay clientelistas, cosa bastante cierta si se tiene en cuenta que quienes apoyan a Peñalosa son nada menos que los nacional socialistas (de la «U», símbolo que parece anunciar que van a dar la vuelta y tomar la dirección contraria a la que prometían), los temibles iconoclastas de ¡Cambio Radical! (que apoyan a una coalición ultraclientelista a la gobernación de Caldas), los ¡liberales! y puede que hasta los godos.

    Creo que sería más sensato decir que se enfrentan la izquierda contra la derecha, siempre que se explique qué es izquierda y qué es derecha. Si «derecha» quiere decir «privilegio», está clarísimo cuál es la derecha (la de la cancha del Polo y los de «al volante», ya que a caballo ya no se desplaza nadie); si «izquierda» quiere decir «totalitarismo», la lateralidad cambia pero sigue la misma oposición. El que haya que explicar que «totalitarismo» es un concepto que no excluye el «privilegio» ya dice mucho sobre la condición moral e intelectual de los colombianos.

    En cada elección se escoge al menos malo, y la verdad es que la trayectoria política de Peñalosa desde que dejó la alcaldía es más bien deprimente, por no hablar de la pobreza de sus propuestas actuales. Baste decir que los valores que asomaron en su primera alcaldía son como un resumen de la política deseable y sobre todo que el triunfo del candidato de los ambiguos frente al terrorismo y de la mediocridad premiada por la sociedad de estratos sería el mayor zarpazo del chavismo y la «izquierda» triunfante en casi toda la región andina. Eso sí, muy probable: un aspecto casi fatal del estatismo es el centralismo y la capital acoge la mayor concentración imaginable de burócratas y lambones.

    Lo que no se quiere ver es que cada día que pasa la llamada izquierda se vuelve el bando de ese viejo orden: incluida la tropa de niños, a la que no encuentran modo de salvar. El último, Rudolf-Homer.

  • RAFAEL GUARÍN
    22 septiembre, 2007 at 4:17 pm

    Alejandro, completamente de acuerdo con sus apreciación. La cuestión es ¿qué hacer ante lo que parece la inevitable victoria del Moreno, dussanes y robledos?

    Lo invito a http://www.rafaelguarin.blogspot.com

  • Alejandro Gaviria
    22 septiembre, 2007 at 4:43 pm

    Jaime: Peñalosa también tiene apoyos clientelistas. Pero depende del voto de opinión. Moreno por el contrario depende enteramente del voto clientelista. De lo que consigan Dussan y sus secuaces. De la maquinaria que trabaja con las madres comunitarias, con los docentes públicos, con algunos empleados del Distrito, etc. Recuerde que el jefe de campaña de Moreno es Abel Rodríguez , un clientelista profesional.

    Estas cosas siempre son más de grado que de clase peo creo que la caricatura planteada en la columna resume la esencia de la elección.

  • Carlos
    22 septiembre, 2007 at 4:44 pm

    Kalmanovitz queria hacerle propaganda a Moreno, pero sabe que es un politiquero corrupto que hasta hace poco hacía parte de la cleptocracia del partido liberal serpo-samperista.

    Entonces se le ocurre reconocer el problema(asi desarma de una a los posibles criticos), intentar minimizarlo y plantear que es un mal menor comparado con la concentración de poder uribista.

    Pero tal como lo explica Alejandro, elegir a Samuel Moreno sería un terrible retroceso en madurez política para esta ciudad, mas de lo que ha sido Garzón quien ya ha comenzado a clientelizar la administración distrital. Ej: Antes de que Moncayo se fuera para Europa, la alcadia de Lucho habia gastado: «en alimentación y hospedaje del profesor y su familia más de 14 millones de pesos. Solamente en las jornadas iniciales fueron invertidos poco menos de 35 millones de pesos. Los 5.000 botones, 750 camisetas, 10.000 pitos y 4.000 inflables que se emplearon para la llegada de Moncayo, le costaron al Distrito, o mejor, a las bogotanas y bogotanos, 20 millones de pesos.» En total casi 70 millones de pesos de los bogotanos se fueron en privilegios para un habitante de otra ciudad solo porque tiene las ideas que le gustan a Garzón y al Polo, es decir, un cliente político.

    Y la campaña Garzonista pro-acuerdo humanitario nos ha costado 860 millones de pesos.

    En vez de gastar esos dineros en problemas locales como las vias y la seguridad, los utiliza para promover los intereses políticos del Polo.

  • Carlos
    22 septiembre, 2007 at 4:51 pm

    Las personas con que interactuo (clase media vinculada al sector privado) la gran mayoría dicen que votarán por Peñalosa.

    El primer samuelista que conocí hace unos meses trabaja en la burocracia del distrito.

    Es facil intuir cuales son las bases sociales de cada candidato.

  • Daniel Vaughan
    22 septiembre, 2007 at 5:58 pm

    Carlos,

    Es fácil intuir y hacer muchas cosas en la vida, pero ¿qué está sugiriendo? Se me ocurre que puede estar diciendo una de dos cosas:

    1. Por Moreno sólo votan los miembros de la burocracia distrital.

    2. Por Moreno votan los pobres.

    Sobra decir que (1) es totalmente absurdo. (2) También es absurdo, porque hay gente de clase media y alta (tal vez usted no los conoce, pero usted conoce muy poco) que votarán por Moreno, y gente pobre que votará por Peñalosa.

    Lo que la intuición sugiere, es que la izquierda— que representa el Polo— tiene más apoyo en los estratos sociales más pobres que en los más ricos.

    Y bueno, para acá va mi comentario: ¿Por qué es esto malo? ¿Usted cree que los pobres no deberían tener derecho a votar? ¿Para dónde va su comentario?

    DV

  • Carlos
    22 septiembre, 2007 at 6:07 pm

    Daniel: es obvio que ambos candidatos tiene gente en todos los estratos. Y yo no mencione a los pobres(que comentario tan tonto y clichesudo ese de «es que cree que los pobres no tienen derecho a votar?»).

    Solo hablé de la clase media:la vinculada al sector privado de la economía y la vinculada a la burocracia estatal. Y no dije ue SOLO la burocracia estatal iba a votar por moreno. Es obvio que no.

    Y simplemente di a conocer una anecdotas personales que por supuesto no permiten inferir generalizaciones.

    Cada vez escribe comentarios mas tontos simplemente buscando polemizar.

  • Daniel Vaughan
    22 septiembre, 2007 at 6:14 pm

    Alejandro,

    Eso que Peñalosa depende del voto de opinión es carreta. El fracaso de Peñalosa en las sucesivas elecciones a las que se ha presentado lo demuestra, o el simple hecho de haber aceptado el apoyo de diferentes grupos políticos, si prefiere.

    Por otro lado, el link de la hoja de vida de Abel Rodríguez no demuestra su punto (que es un clientelista profesional… puede serlo, eso no lo sé, pero dudo también que usted lo sepa).

    DV

  • Daniel Vaughan
    22 septiembre, 2007 at 6:19 pm

    Carlos,

    No repita lo que ya sabemos. Mi comentario tenía el mismo objeto que este: ¿Qué pretendía decir con ese post?

    Si el post sólo hubiera tenido sus anécdotas personales habría pasado desadvertido.

    Pero la última frase muestra que tiene un objetivo diferente: «Es facil intuir cuales son las bases sociales de cada candidato.» Yo sencillamente conjeturé sobre lo que esta frase escondía. Mejor dicho, le cambio la pregunta: «Como es fácil intuirlo, ¿Cuáles son las bases sociales de cada candidato?»

    Espero que tenga una respuesta para esto, y sobre todo, espero que entienda que esto no es ni bueno ni malo, así que es tautológico, a menos que tenga un objetivo diferente.

    DV

  • Daniel Vaughan
    22 septiembre, 2007 at 6:24 pm

    Carlos,

    Por cierto, el comentario no es «clichesudo», como usted dijo. Todo derecho tiene una responsabilidad: así que es importante preguntarse si todos deberíamos tener derecho a votar. Para esto hay respuetas parciales: por ejemplo, los menores de 18 años no pueden votar, por razones no tan obvias.

    Así la pregunta que se hace con frecuencia no sólo no es «clichesuda», sino que es una pregunta que vale la pena hacerse.

    DV

  • Oyerista
    22 septiembre, 2007 at 6:26 pm

    Apreciado columnista,

    Lamento que en provecho de su argumento haya olvidado mencionar el último párrafo del texto de Kalmanovitz, en el que pide a Moreno anticipar «la alineación» de su gabinete para entender su rumbo y conquistar un apoyo firme.

    También parece como si ud. solo mirara las vallas donde dice «mejor Peñalosa» en fondo verde, y por ningún lado aparecen las orejas de La U, Los liberales y Cambio Radical, que son los que están haciendo el trabajo clientelista para el que usted menciona como candidato de opinión, (como lo fue el siglo pasado). O usted cree que en caso de una victoria de Peñalosa, el caudillo de Salgar no pasará la cuenta por el saludo de apoyo que le envió desde el avión presidencial, y de repente nos anuncian el primer «Alo Presidente» desde Bogotá (que Kalmanovitz menciona como señal del balance de poder), eso sin imaginarnos a Vargas Lleras pasando su factura.

    Creo que la experiencia muestra que Bogotá cuenta con una estructura programática y administrativa fuerte, y que si bien el clientelismo es una amenaza permanente, la cosa llega a un punto similar al de la fórmula 1, donde el piloto es simplemente la parte visible de una estructura hecha para correr.

    Además me causan curiosidad las encuestas recientes, pues de seguir la tendencia, la final será entre Moreno y Vinasco, otro dato curioso es que Vinasco es el único candidato que ha anunciado un posible gabinete, que me parece un «Dream team», (en la web de él lo publica) de hecho no se si los posibles integrantes le hayan dicho que si, pero me parece que sería más útil empezar por pedirles una posible composición de gabinete a los demás candidatos, pues ellos sólos en este momento no convencen.

    En lo personal, luego de los debates que he presenciado, me ha sorprendido el nivel de conocimiento y de propuesta que maneja Galán respecto a la ciudad, pues me parece más ubicado que el resto. Flórez tiene propuestas interesantes y criterio pero poca experiencia administrativa, Moreno me parece muy interesado en camorrear con Peñalosa, y poco concreto ante temas críticos; lo mismo que Peñalosa afanado por mostrarse popular y peleando con Moreno. Creo que si hubiera un ganador inteligente podría vincular a Flórez y Galán en áreas estratégicas.

    De repente yo también estoy pensando con las ganas,pero lamento informarle que en mi opinión usted tampoco da en el blanco.

  • Daniel Vaughan
    22 septiembre, 2007 at 6:27 pm

    Y bueno, esto me lleva a una última cosa: (parte) (d)el argumento de por qué los menores de edad no pueden votar es parecido al de por qué no pueden votar los miembros de las FFMM. Uno podría montar un argumento parecido para los pobres, no? ¿Qué hacemos entonces? ¿Votan todos? ¿No vota nadie?

    DV

  • Jaime Ruiz
    22 septiembre, 2007 at 7:30 pm

    Acabo de leer la declaración del PDA sobre las FARC y me convenzo de que si todo el clientelismo estuviera con Peñalosa y aun el candidato del PDA tuviera atractivos y méritos, de todos modos habría que apoyar a Peñalosa por los mismos motivos por los que Kalmanovitz recomienda votar por el (Samu El) Moreno.

    Es decir, denunciar al Moreno por clientelista es olvidar la continua amenaza de guerra civil y la afinidad de ese candidato con el narcoterrorismo. La tragedia colombiana sobre todo es el acostumbramiento: matan a diez policías y la noticia dura unos minutos en las portadas de internet mientras que las columnas de opinión jamás prestan atención a pendejadas como ésa, sino a la tragedia de que un imbécil comentarista le escribiera insultos en tono amenazante a Collazos. ¡La prensa incluso afirma que la policía se infiltra en una universidad! Y la policía pide excusas, naturalmente.

    Eso sí, todos condenamos la corrupción y el clientelismo, no faltaría más.

  • Juan Francisco
    22 septiembre, 2007 at 7:59 pm

    sin lugar a dudas entre la posición de Kalmanovitz y la de Alejandro Gaviria hay dos lecturas, y dos prioridades producto de las mismas.
    Para Kalmanovitz creo que la repercusión en las finanzas públicas del país podría ser desastroza si las finanzas de bogotá caen en manos del uribismo. SIn embargo, es un tanto apresurado y especulativo afirmar lo mismo, mas sin embargo no es impropio o completamente infundado. Igual, es difícil saber hasta qué punto Peñalosa puede o no permitir esto.
    Alejandro Gaviria le da importancia al entendimiento local del problema. «de no perder lo logrado hasta el momento a nivel local solo por una hipótesis sobre economía y política nacional».
    Yo me inclino más por la posición de Alejandro, pero me deja muy desconcertado la posición de Kalmanovitz sobre Peñalosa. Me temo que Salomón sigue esperando a alguien de las inmejorables condiciones de Mockus, pero quién sabe si volveremos a ver a alguien así. De verdad que la opinión pública es burda y torpe, de verdad que el desarrollo político es una lucha contra marea. Por principios no puedo votar por alguien como Moreno, pero la afinidad de Peñalosa con el uribismo no sabría si llamarla pragmatismo o cinismo. Igual, frente a estas circunstancias sería interesante seguir con el pragmatismo, pero controlando la intromisión de uribe en la finanzas de bogotá. Que sus programas sociales no afecten la agenda de gobierno de peñalosa, habra que ver si el exalcalde lo permite o no.

  • Jaime Ruiz
    22 septiembre, 2007 at 8:19 pm

    Por cierto que hoy sale un artículo del ex director del DANE y lo que dice parece contradecir lo que decía hace un tiempo Alejandro sobre el tema.

  • Daniel Vaughan
    22 septiembre, 2007 at 9:08 pm

    Jaime,

    Ha habido por lo menos tres controversias con el DANE:

    1. El método utilizado para el Censo.
    2. El cambio metodológico introducido en las encuestas de hogares.
    3. La entrega de los resultados de las encuestas.

    Sobre el primero se habló mucho al principio, porque apenas salió César Caballero y entró Rojas, se cambió la metodología que se iba a utilizar. Ni Caballero ni Rojas eran conocidos por su calificación técnica, que es lo que a uno le gustaría de un director del DANE (aunque no se quiénes fueron los anteriores, ni si eran técnicos, seguramente no). La forma como se fueron publicando los resultados, y los mismos resultados (por ejemplo, el número de «doctores» en el Chocó) generaron mucha controversia.

    Sobre el segundo se ha hablado mucho, pero nadie sabe nada. Lo divertido del asunto es que como a los medios el tema les interesa, llaman a expertos reconocidos a preguntárles, y los expertos dan respuestas sin sustento empírico, pero les creen (recuerdo una entrevista de La W a Alejandro, quién expuso se hipótesis de «sustituibilidad de factores» que ha expuesto varias veces, pero aunque no tiene fundamento empírico, los tipos quedaron descrestados y nadie dijo nada…). La verdad es que sobre esto los únicos que de pronto saben algo son los miembros de la «Comisión de Expertos» que contrató el DANE, pero nunca supimos qué dijeron… o bueno, yo nunca supe, tal vez Alejandro sepa, porque estos chismes se mueven rápidamente dentro de los círculos académicos.

    Sobre el tercero ha habido mucha controversia también, y probablemente es el único donde se pueden decir cosas con absultamente claridad: el DANE antes pasaba las bases de datos completas (sin información de los individuos que los hiciera identificables) y ahora no. Esto, por supuesto, genera todos los rumores que usted quiera, porque las estadísticas son un bien público, necesarios para hacer investigación. No sólo eso, los más calificados para utilizarlas son los académicos, quienes sólo podían utilizar los datos que el DANE sacaba en tablitas.

    Esto sobre el DANE. Sobre lo que dice Rojas del DNP en la columna, hay muchas cosas que son ciertas. Aunque no puedo generalizarlo, por lo menos en el tiempo que yo trabajé allá (Santiago Montenegro como director y primero Alejandro Gaviria y después José Leibovitz como subdirectores) se dejaron de publicar datos por que eran inconvenientes (no necesariamente «buenos datos» en términos de su calidad, pero «datos» importantes para armar un debate académico serio sobre cambios importantísimos como el TLC). Esto se sabía y era un secreto a voces. El problema es que los Directores son nombrados políticamente y tienen todos los incentivos para hacerle caso a su jefe directo que es el Presidente.

    En conclusión: el mundo de los técnicos y la academia son tan oscuros como cualquier otro mundo, y la razón es la de siempre: hay incentivos para que así lo sea, por su nivel de experticia y especialización son díficiles de controlar (el famoso «accountability»), y no sólo eso, sino que los egos hacen que sea aún más complicado.

    DV

  • Jaime Ruiz
    22 septiembre, 2007 at 9:27 pm

    Daniel, gracias por la información. A mí ese artículo me produjo la impresión de una diatriba antigobiernista, al leer la firma supe que era el director del DANE y por google me enteré de que era el director saliente. Ese tono de diatriba transmite la impresión de que el hombre no pretende convencer a los profanos ni a los objetivos o ecuánimes sino buscar la solidaridad de los que de todos modos dicen que Colombia está peor que nunca y que nos viven engañando. (No exagero, lo decía creo que con las mismas palabras la célebre declaración de los intelectuales y poetas.)

    Pues por eso me quedó la impresión de que el señor Rojas no merecía mucha credibilidad. Pero tampoco sé nada del asunto. Sólo que tiene que faltar algún pudor para andar diciendo que el gobierno en el que uno tenía un alto cargo es un atajo de bandidos. Afortunadamente los únicos que dicen eso son los que promueven a Samu El.

  • Alejandro Gaviria
    22 septiembre, 2007 at 9:38 pm

    Jaime: me parece que usted está repitiendo el argumento de Kalmanovitz. La ecuación es la misma. Con el signo invertido pero la misa. A saber: La elección del alcalde de Bogotá es una batalla esencial en la larga guerra contra el terrorismo (o contra el autoritarismo, como diría Kalmanovitz). En esta ecuación, la corrupción o el clientelismo son pequeñeces. Preocupaciones inoficiosas de quienes no han entendido lo que está en juego.

    Sobre la columna de Ernesto Rojas, el sofisma es evidente. El define cambio metodológico de una manera maximalista. Bajo su definición, yo estoy de acuerdo con su dictamen: no hubo ningún cambio. Pero lo que no dice Rojas es que aun cambios menores en el orden de las preguntas y en las opciones de las respuestas (estos sí se dieron como lo puede comprobar cualquiera que compare los cuestionarios) pueden tener efectos sustanciales sobre los indicadores. No se necesita hacer un estudio muy sofisticado para darse cuenta de que las series de desempleo no son comparables a partir de 2006. Lo que no implica que los nuevos datos sean errados. Pueden ser más precisos pero no son comparables. Sobre la confidencialidad de los datos, las preocupaciones de Rojas son infundadas. Es una excusa burda para justificar su reticencia a entregar la información.

    Oyerista: seguramente Vargas Lleras va a reclamar su cuota burocrática si gana Peñalosa. Pero Dussan no va a pedir cuota burocrática. Va a cogobernar. Yo también detesto los consejos comunitarios. Pero Moreno es un costo muy alto que pagar para evitar que el circo presidencial asiente su carpa en Bogotá.

    Daniel: no sé exactamente que datos se dejaron de publicar sobre el TLC. Pero cuando yo estaba en el DNP ni siquiera se estaba discutiendo el asunto. Si tiene una queja al respecto, debería ser más preciso. Sus comentarios sobre la oscuridad del mundo académico o de la tecnocracia son una pose conveniente. Pero sus afirmaciones sobre censura en el DNP pueden hacer daño y por lo tanto le pido una mayor claridad al respecto.

  • Daniel Vaughan
    22 septiembre, 2007 at 10:10 pm

    Alejandro,

    Tiene toda la razón con su comentario. Estoy hablando explícitamente de los resultados de los modelos de equilibrio general, que a nadie en el gobierno servían.

    Sólo hasta que Jesús Botero y Hugo López presentaron los resultados del Modelo que contrató el Ministerio de Comercio Exterior, y que Mauricio Cárdenas presentó los resultados del de Fedesarrollo (y unos del modelo gravitacional que tenían), se tomó la decisión de publicarlos, así fueran buenos o malos.

    Eso es todo lo que yo sé. El modelo de MinComex era un modelo diseñado, de manera ad-hoc, para que diera buenos resultados (mejor dicho, de todos los escenarios posibles, el más optimista era el que se estaba utilizando). Todo esto es transparente, valga la pena aclararlo y se puede ver en la presentación que linquié arriba: es la discusión, un poco técnica, del «cierre del modelo».

    Y bueno, censura siempre hay. Unas veces por inconveniencia política. Otras por inconveniencia técnica. Probablemente el Banco de la República sea el más técnico de todos (por su independencia y por la calificación de su planta) pero igual, yo no pongo las manos por nadie: hay incentivos para que esto suceda.

    DV

  • Jaime Ruiz
    22 septiembre, 2007 at 10:26 pm

    (Perdón por hablar de otra cosa.)

    Definitivamente los columnistas que abren blogs corren el riesgo de convertir sus columnas en discusiones de sus blogs. Me picó la curiosidad sobre las «pregago» que según Felipe Zuleta le manda Angélica Esquivel a Mancuso y busqué en google hasta descubrir que todos esos datos de la columna los copió alguien en el blog. Al parecer, antes los habían escrito en Semana, pero el tono de Zuleta es idéntico al de los bandidos que escribieron eso.

    ¿No será el crimen una cuestión estética? Algo de ese estilo que cada vez afecta de forma más espantosa al nieto de Alberto Lleras delata una altura de miras que lo hace parecer idéntico a los personajes que denuncia. Bueno, si es que ese «denuncia» tiene base empírica, parece salir todo del blog.

  • Alejandro Gaviria
    22 septiembre, 2007 at 10:36 pm

    Daniel: gracias por la aclaración. Ya afuera del Gobierno, yo estuve en una presentación del modelo de Jesús Botero y Hugo López. Me pareció propagando disfrazada de ecuaciones. Algunos técnicos (y muchos consultores) están en el negocio de vender conclusiones. Pero no es bueno generalizar.

  • Maldoror
    23 septiembre, 2007 at 1:42 am

    Alejandro:

    Jaime: Peñalosa también tiene apoyos clientelistas. Pero depende del voto de opinión. Moreno por el contrario depende enteramente del voto clientelista.

    Que mirada tan conveniente…pero me gustaría saber en que datos está sustentada

  • Tarantini
    23 septiembre, 2007 at 1:38 pm

    Este tema del clientelismo en política es la norma, todos los políticos en Colombia, de cualquier estirpe, partido e ideología, sin excepción alguna, son clientelistas, parece que la discusión aquí es, cual es menos clientelista y quien manejará mejor Bogotá, o cualquier otra ciudad. Teorizar sobre este tema es una verdad de Perogrullo.

    Si miran el fondo de todos los discursos, no hay diferencias esenciales entre ellos. Bogotá seguirá siendo lo mismo, con o sin bolardos, con o sin metro, con o sin vendedores ambulantes. Todos los discursos son iguales y todos los candidatos se caracterizan por su pobreza programática.

    Todo apunta, al parecer, al manejo del pastel burocrático más grande del país (Bogotá, D.C.), a costas de los que tributamos, y para preparársen para la presidencia de la República Bolivariana de Colombia, si es que Uribe abre campo.

    Este tema político es una tristeza, y lo peor, es que todos tenemos que trabajar para sostener a esos burócratas, que todo lo que tocan lo destruyen, que de todo hablan y poco concretan. Bogotá como vamos…

  • Alejandro Gaviria
    23 septiembre, 2007 at 1:54 pm

    Sergio: no tengo datos. Pero usted mismo afirmó en este espacio que Dussán representaba la peor pare del PDA. Pues Dussán es quien está moviendo los hilos de la campaña. Y Dussán no ha hecho cosa distinta en su vida política a la de transferir recursos públicos a sus votantes. Es un intermediario de votos por favores.

    Tarantini: El desencanto con los políticos es natural. Es casi un instinto. Siempre prometen más de lo que dan. Y su profesión es consustancial con la mentira. El escepticismo es bienvenido pero el nihilismo puede ser dañino. No todos son iguales. Peñalosa hizo una buena gestión en su primera alcaldía. Pensó en grande. Seguramente hizo pactos políticos pero el énfasis de su tarea fue programático. Estuvo dirigido a la provisión de bienes públicos y servicios sociales esenciales.

  • Apelaez
    23 septiembre, 2007 at 3:05 pm

    Samuel Moreno es casi el arquetipo del polítiquero nacional. Por un lado, pertenece a una familia entroncada en el sistema clientelista desde hace marras; a pesar de su discursete populista, fue criado en un entorno «aristocratico», estudio en el anglo y fue al KSG en Harvard (donde al parecer no aprendio nada).

    La mayor parte de su carrera politica se la debe a la clientela que cultivo su madre, fruto de las «grandes obras» del generalisimo rojas (increible lo mucho que puede durar una clientela)

  • Oyerista
    23 septiembre, 2007 at 4:30 pm

    Alejandro,
    Si lo entiendo bien, nos sale más barata la clientela de Vargas Lleras (con notarias incluidas) que la de Dussan con su sindicato, parafraseándolo, me suena a propaganda disfrazada de análisis. (Sí Peñalosa sigue bajando en las encuestas ¿quienes subirán en la campaña?)

    Concuerdo con Ud. en que la política nuestra se ve mejor con escepticismo que con nihilismo, el problema es que los políticos la ven con demasiado pragmatismo, como alguna vez comentó en su columna.

    Siguiendo el orden de su análisis nos saldría más barato Vinasco. (que sigue subiendo)

    Por otra parte, lo que «tranquiliza» es que los dos candidatos punteros tienen aspiraciones presidenciales y eso de alguna manera los compromete con una alcaldía decorosa …Claro que Pastrana también fue alcalde…

  • Oyerista
    23 septiembre, 2007 at 4:34 pm

    Olvidé mencionar que a mi me preocupa más la presencia de hermanito Ivan (el defensor de los canales privados) en la campaña de Moreno que la del mismissimo Dussan

  • Maldoror
    23 septiembre, 2007 at 5:54 pm

    Alejandro:

    El problema es que ud está diciendo que Samuel Moreno sólo tiene votos del clientelismo y que no tiene voto de opinión, y la verdad, eso lo dudo.Mucha gente vota por el polo en bogotá de manera automatica no por razones clientelistas, sino porque están honestamente convencidos de que el polo representa el rescate de «lo social» o en el caso especifico de la alcaldía, porque «hay que continuar lo que hizo Garzón» etc…

  • Alejandro Gaviria
    23 septiembre, 2007 at 6:16 pm

    Hay un artículo sobre la izquierda mexicana en la última revista El Malpensante, escrito por Roger Barta, que puede aportar a la discusión. El artículo concluye con el siguiente párrafo.

    Esta probretología propuso, por ejemplo, la construcción de un tren-bala para emigrantes que uniese la ciudad de México con los Estados Unidos y una Disneylandia para los pobres en las islas Marías. Decretó autísticamente que la mejor política exterior es la interior…El programa de López Obrador no era radical ni socialista. Tampoco era socialdemócrata. Fue simplemente una mezcla insensata de populismo y liberalismo, adornada con vagas promesas a los pobres .

    Basta con cambiar “tren-bala” por “metro” y “López Obrador” por “SamuEl Moreno” para tener una descripción adecuada de la campaña del Polo en Bogotá.

  • Maldoror
    23 septiembre, 2007 at 6:21 pm

    Alejandro:

    Pongase serio hombre. Incluso si el metro es realmente irrealizable (otros economistas como Daniel dicen que no, yo honestamente no sé), no es lo mismo que pretender construir un «tren bala», ni mucho menos una «disneylandia». Trae esos ejemplos para ridiculizar a Samuel, y creo que el único que está haciendo el rídiculo es ud.

  • Alejandro Gaviria
    23 septiembre, 2007 at 7:29 pm

    El metro de Bogotá puede costar tanta plata como el tren-bala. En todo caso, ambos proyectos son irrealizables. Fantasías populistas. Nada más.

  • Daniel Vaughan
    23 septiembre, 2007 at 8:11 pm

    Maldoror,

    Yo no he dicho que el metro se puede construir… no tengo la información o el conocimiento para decir eso (y la economía no me dice nada tampoco) y no tengo ni idea cuánto cueste hacer el metro, así como no tengo ni idea cuánto cuesta hacer Transmilenio (por ahí dan unos datos de costo por km construido, pero eso no dice nada: sólo dice que el metro es más caro- por km construido-, pero uno no tiene ni idea de la magnitud… es decir, no tengo ni idea cuánto cuesta en total, qué porcentaje es eso con respecto al prespuesto distrital, cuáles son los costos financieros, etc.etc.). Alguna vez leí a Peñalosa diciendo que si uno construía el metro tenía que dejar de invertir en los pobres, pero aunque Peñalosa sea un experto en el tema urbano, yo no creo en lo que está diciendo (tiene dos motivaciones claras para decir eso: (1) Moreno es la izquieda de mentiras, la que le construye a los ricos y le quita a los pobres, y (2) Si Peñalosa dice que el metro se puede construir se la acaba la campaña pues su eje siempre fue lo bueno que es Transmilenio… además se le acaban las consultorías en el futuro!).

    A mi el tema del metro/trasmilenio no me preocupa. Si queda Moreno es posible que no lo construya igual (se necesita un compromiso de cofinanciación por parte de la Nación, que fue lo que hizo que la primera administración Peñalosa desistiera de esta idea, pues la Nación incumplió unos compromisos que ya había adquirido… lo bueno de esta excusa es que Moreno igual queda bien… «yo hice lo que pude»).

    Pero estoy de acuerdo con usted en que el comentario de Alejandro es ridículo: y lo es porque el párrafo de Barta no tiene nada que ver con esta discusión. Comparar el tren bala con el metro es absurdo sencillamente porque los objetivos para los que se construyen (o se proponen construir) son totalmente distintos: Moreno no ha vendido el metro «para los pobres». La idea del metro no es populista (ver acá, el punto 5, así que el ejemplo es absurdo.

    DV

  • Daniel Vaughan
    23 septiembre, 2007 at 9:01 pm

    Pero bueno, las dos campañas son verdaderamente vergonzosas (ver las propuestas de Peñalosa y Moreno).

    De Moreno me preocupa principalmente esto:

    «En mi administración dinamizaremos la economía a través del fortalecimiento de las
    empresas públicas de la ciudad, la orientación de la inversión y la contratación pública
    hacia el pequeño y mediano empresariado y la formulación de las políticas de
    ordenamiento territorial para promover el desarrollo económico de la ciudad.»

    DV

  • Maldoror
    24 septiembre, 2007 at 1:41 am

    Daniel:

    Mis disculpas si lo leí mal, pero ud en la discusión sobre el artículo de Hylton dijo textualmente:

    Yo no vi el debate pero Peñalosa también se ha dedicado a utilizar argumentos ad-homimem en la campaña, así que este argumento suena a carreta. Por cierto, el metro no es imposible.

    Por eso pensé que ud decía que el metro era posible. Igual creo que concordamos en la razón del absurdo del comentario de Alejandro. Un tren bala entre México y Estados Unidos no sólo será impagable, sino completamente inecesario. En cambio aún si el metro no se puede pagar, eso no quiere decir que no sería necesario o muy útil para una ciudad como Bogotá.

  • Luis Ernesto
    24 septiembre, 2007 at 1:51 am

    Al margen de por quién vaya a votar uno o por qué razones, hay una cosa que a mi nunca me ha quedado clara. La pongo acá a ver si alguien me puede responder.

    Resulta que de mucho ver el transmilenio en la Jimenez, he llegado a la conclusión de que ese sistema es insostenible. Genera los mismos trancones, tiene semáforos (lo que lo obliga a aumentar en número de rutas) e interfiere con el resto del tráfico. Al final, colapsará igual que el resto de las vias. Estas razones en contra del transmilenio deberían servir de razones a favor del metro.

    No me acuerdo muy bien, pero creo que el metro cuesta algo asi como diez veces el trasmilenio.

    Voy a esto. Creo que nadie ha hecho un estudio serio comparando ambos sistemas. Los efectos de uno u otro no se pueden medir en costos financieros y si es así uno deberia tener en cuenta las externalidades que genera.

    Qué pasaría con la demanda de salud si en vez de los X articulados que tenemos rodando en Bogotá tuvieramos metro? Esos recursos sirven para el metro y para invertir en los pobres.

    Qué pasaria con la productividad de la gente si los viajes se demoran menos? (no se si con el metro eso pase, pero aun no he visto el estudio que diga lo contrario)

    Y así uno podría seguir. El cuento es que los unicos argumentos que he oido, de gente con bastante autoridad, son solo argumentos de flujito de caja. Y eso no me parece muy convincente. Sobre todo cuando a los economistas nos gusta hablar de bienestar más que de plata.

  • Alejandro Gaviria
    24 septiembre, 2007 at 2:28 am

    Daniel y Sergio confunden la hipérbole con lo absurdo o con lo ridículo. Y Daniel cree que las analogías deben ser exactas para ser adecuadas. A mi el texto de Barta me sigue pareciendo oportuno.

  • Maldoror
    24 septiembre, 2007 at 2:38 am

    Por lo demás, según Portafolio el presidente de la camara colombiana de infraestructura, piensa que si se podría hacer un metro, como complemento a Transmilenio.

  • Alejandro Gaviria
    24 septiembre, 2007 at 2:53 am

    Seguramente los constructores mexicanos de obras civiles también dijeron que el tren-bala era posible. Pero bueno…no voy a insistir más en el asunto. Simplemente quise señalar que algunos populistas tienden a ser fantasiosos.

  • Sebastian
    24 septiembre, 2007 at 6:24 am

    Para mi Samuel Moreno, es el equivalente a Andrés Pastrana, pero de la izquierda. Luis Eduardo Garzón ha resultado buen alcalde, pero dicen que es más por lo que no ha hecho, que por lo que él ha realizado. Este le sucedió a Mockus, y no se podía ir al traste con lo que había ganado Bogotá.

    No me parece que Samuel era un buen candidato para Bogotá. Creo que él vio el triunfo de L.E. Garzón, y se antojó. El Polo no pudo decirle que no a su antojo, pero en realidad, creo que el candidato debería haber sido otro.

  • Jaime Ruiz
    24 septiembre, 2007 at 12:41 pm

    A mí lo del tren bala no me suena tan disparatado, basta con pensar en la cantidad de inmigrantes mexicanos en EE UU y en su nivel de ingresos para verle la gracia. De hecho, esa clase de trenes ya están superados tecnológicamente por los maglev, de los que hasta ahora sólo hay uno en Shangai pero sólo por su altísimo consumo de energía.

    En cambio lo del metro en Bogotá sí es una monstruosidad. En una ciudad europea suponiendo que un km de metro sirviera para llegar a sitios situados a unos 500 m a cada lado, daría un km cuadrado, y si es una zona residencial vivirían unas 100.000 personas (con PIB per cápita que ronda los 30.000 dólares); mientras que en Colombia en ese km cuadrado habitarían unas 10.000 personas con un PIB per cápita de unos 3.000 dólares (no hace falta recordar el aumento de costes por la corrupción). Ni siquiera para pavimentar las calles hay recursos, pero en el país en el que uno de cada mil cree en alguna estadística no faltan los cientos de miles dispuestos a creer en sueños semejantes.

    Aparte, he leído el texto de la campaña de Peñalosa que enlazó Daniel, me he acordado de un grafito de la época en que el candidato estaba de alcalde: «Señor alcalde, por favor, no más obras, queremos promesas». En lugar de promesas expresadas en forma de propuestas y compromisos, hay generalidades que hacen pensar que el candidato y su equipo no han hecho la tarea y sólo cuentan con que la gente va a creer en ellos gracias a su prestigio. No faltan epítetos como «excelente» que en últimas son una falta de respeto al lector.

    Eso sí, todo lo que pueda servir para que suba Dussán y el Moreno y demás malhechores se debe hacer; ojalá hubiera quien convenciera a Flórez y Galán de sumarse a la campaña de Peñalosa, incluso sería bueno si sirviera para sumar propuestas.