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Colombia Tries, Yet Cocaine Thrives

El tema del fracaso de la lucha antidroga ha vuelto a discutirse esta semana a propósito de la publicación de un artículo sobre el Plan Colombia en The New York Times. Volver a insistir sobre lo mismo, parecería inútil: la reiteración de una teoría comprobada con la perfección milimétrica de la mecánica celestial. Pero existe un aspecto del problema sobre el que vale la pena recaer: el fracaso de la fumigación.

Dice The New York Times en su último reporte: “Desde el año 2000, los aviones fumigadores piloteados por estadounidenses y otros pilotos extranjeros, acompañados por helicópteros artillados, han rociado el equivalente a 2.600 veces la extensión del Central Park…Pero los cultivadores de coca como Jhon Freddy Romero no parecen preocupados…Una y otra vez, los aviones han fumigado el minifundio de Romero con defoliadores. Sin inmutarse, Romero repite la misma estrategia…replantar la coca en la frontera del bosque donde resulta mucho más difícil fumigar”. “A lo largo y ancho de Colombia, los cultivadores ocultan la coca bajo plantas de banano. Si sus cultivos son fumigados, podan las hojas, esperando salvar las raíces. Algunos van más lejos y ensopan las hojas con soluciones de varias clases, a la espera de debilitar los defoliantes”. Así, la fumigación se ha convertido, si acaso, en una molestia pasajera.
Pero lo sorpréndete de todo este asunto es que el mismo diario había dicho exactamente lo mismo seis años atrás cuando apenas estaba comenzando a discutirse el hoy cuestionado Plan Colombia. En un artículo titulado, proféticamente, “Colombia Tries, Yet Cocaine Thrives”, publicado el 20 de noviembre de 1999, The New York Times citó a un funcionario del gobierno colombiano de entonces que predecía el fracaso de la fumigación: “el día después parece que todo hubiera sido rociado con Napalm, pero cuatro meses más tarde todo está florecido de nuevo. Antes se les está haciendo un favor a los cocaleros pues se les ayuda a limpiar los lotes”. Otra de las fuentes citadas por el diario dijo, con una clarividencia que ya no sorprende: “para mi la fumigación no tiene sentido, sólo logra que los cultivos migren hacia otro lado”.
En últimas, sólo cabe preguntar (de nuevo) por la racionalidad de un estrategia cuyo fracaso no sólo ha sido probado por los hechos, sino previsto con tanta exactitud. ¿Cuantas veces habrá que rociar lo inextinguible para convencerse de que el ímpetu darwnista del negocio de la coca puede más que la tozudez de los políticos y el arrojo de los pilotos? Seguramente completaremos otros 2.600 parques centrales de aspersiones inútiles. Al fin y al cabo, en política, la acción infructuosa siempre ha sido más provechosa que la inacción racional.

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  • Anónimo
    25 agosto, 2006 at 12:06 am

    Coincido con sus afirmaciones y me parece un crímen seguir insistiendo en una medida que ha probado reiteradamente su inutilidad, además de que ha producido efectos adicionales nefastos en el medio ambiente (más corte y quema de bosques, más sustancias químicas, más contaminación de fuentes de agua). También me gustaría insistir en que la única solución al problema de las drogas ilícitas es su legalización/
    despenalización, para que deje de ser el negociazo que es y de justificar los enormes riesgos que se corren por las bondades económicas de la actividad. Sin embargo, hace poco vi dato que me causó alarma. En España, uno de los países más permisivos con el uso de sustancias sicotrópicas, el consumo de cocaína ha aumentado en un 300% en los últimos años…

  • Sergio Méndez
    25 agosto, 2006 at 12:49 am

    Vuelvo y repito, el problema antes que nada no es que la guerra contra la droga sea un fracaso -que lo es- sino si el Estado tiene siquiera el derecho a librarla ¿Cuanto tomará convencer a sus defensores de que ni el Estado ni nadie tiene derecho de decirle a los campesinos que cultivan y a la gente que se mete en su cuerpo?

    En este sentido le respondo de paso al usuario anónimo: el punto no es que la legalización acabe el consumo, el punto es que nadie tiene derecho a prohibirlo para combatirlo. Igual, con la prohibición desde décadas atrás, ¿no ha aumentado este casi que continuamente?

  • CarlosH
    25 agosto, 2006 at 6:52 am

    A diferencia de Sergio Méndez, pienso que el Estado debería tratar de intervenir en el mercado de drogas, así no sea mediante la prohibición.

    La razón para lo anterior es que, a diferencia de una persona sana, un adicto pierde la opción de escoger. Un adicto es un enfermo que no puede escoger dejar de consumir, y esto es especialmente cierto en drogas como la heroina.

    En este contexto, la idea de castigar los delitos relacionados con el consumo de drogas en vez de castigar el consumo en si mismo pierde sentido, en tanto un adicto no puede escoger si delinquir o no. Un adicto a la heroina no puede trabajar, pero siente una inmensa necesidad de comprar droga. Por lo tanto, hará lo que sea para conseguir dinero.

    En consecuencia, con el fín de defender a las victimas de las acciones de los adictos, el Estado debe combatir la droga. Otra cosa es que la prohibición no sea la mejor forma de hacerlo.

  • Anónimo
    25 agosto, 2006 at 2:28 pm

    Dice la página web de presidencia:

    La Embajadora de Colombia en Estados Unidos, Carolina Barco, quien se posesionó este jueves, aseguró que ese [el Plan Colombia] es uno de los propósitos más importantes que desde su despacho adelantará en Norteamérica.

    “ (…) Estamos en una etapa donde hay que consolidar y avanzar un poco más, no es el momento de bajarle la fuerza al Plan Colombia, es el momento de seguir adelante introduciendo ajustes que veamos que sean necesarios, pero con el mismo empeño y con la misma fortaleza”, aseveró la diplomática en conferencia de prensa tras asumir el cargo.

    Carolina´ll try, and cocaine’ll thrive».

  • Camilo Andrés
    25 agosto, 2006 at 3:26 pm

    La batalla no es contra los cultivos ilicitos de coca, es más bien contra la testarudes de un plan que beneficia a la clase política colombiana, a los grupos al margen de la ley y a los caciques regionales con los recursos del plan. Desde hace años los cultivadores de coca saben como proteger sus cultivos de las fumigaciones y aun somos tan inocentes de creer en un plan que ayuda a la «erradicación». Las acciones de este tipo son y seguiran siendo infrutosas porque detras de su fracaso está el exito para algunos…»Al fin y al cabo, en política, la acción infructuosa siempre ha sido más provechosa que la inacción racional»…

  • sillogysmes_mao
    25 agosto, 2006 at 3:59 pm

    DECIDI BAJAR HASTA COLOMBIA Y CHUTAR YAJE. WB en JUNKY.

  • sillogysmes_mao
    25 agosto, 2006 at 4:16 pm

    ANOTA Duchesne Winter : «La droga como mercancia importada por los centros capitalistas de Occidente es la advocacion escatologica del ciclo del capital,su absoluto END-PRODUCT revelado como avatar toxico de si mismo.La droga es en si un capital Kantiano.En el escenario contemporaneo la lucha occidental contra la droga representa al capital comiendose la cola como el OUROBOROS gnostico».

  • zangano
    25 agosto, 2006 at 6:34 pm

    carlosh debiera conocer las politicas suizas de rehabilitacion,los heroinomanos,reciben legalmente el opiaceo,no necesitan delinquir vuelven a la vida laboral,en numeros crecientes, reduciendo el consumo,hasta llegar a la abstencion.
    estas son politicas sensatas,racionales,que la dea y los intereses creados en colombia no permiten,ni siquiera discutir.

  • Anónimo
    25 agosto, 2006 at 11:00 pm

    ¿y los dineros que se destinan para la lucha contra el narcotrafico a donde van a parar?

  • El editor
    26 agosto, 2006 at 4:00 pm

    Es infame la manera como se desarrolla la lucha contra las drogas llevandose por delante a los campesinos, nuestra biodiversidad, nuestros recursos hidricos y forestales.

    Espero que en los manuales de historia del futuro, las fumigaciones figuren como una mancha de verguenza sobre las fotos de los presidentes: Virgilio Barco, Cesar Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Uribe Velez. Cuando la testarudez de nuestros mandatarios no tiene solucion, no queda mas que esperar que la historia haga justicia. Con eso parece que tenemos que conformarnos….

    Por ahora, le paso esta informacion a los redactores de los manuales de historia del futuro:

    A pesar de que «la relación entre el gobierno de EE.UU. y Monsanto es información restringida», se sabe que «El gigante corporativo (productor del glifosato) no es un extraño en los corredores del poder en Washington. Emplea una prestigiosa firma especializada en trabajo de grupos de presión para que represente sus intereses en el Capitolio. La Secretaria de Agricultura del Presidente Bush, Ann Veneman, estuvo en el consejo de Calgene, otra compañía biotecnológica que fue comprada por Monsanto. Monsanto donó 12 mil dólares directamente a la campaña presidencial de Bush, y contribuyó a PACs (comités de acción política de la industria). Durante las elecciones de 2000, Monsanto gastó 74.000 dólares en campañas parlamentarias, la mayor parte de republicanos» Fuente: Revista Semana, n°1008, 28-08-2001, sección Nación.

    En la etiqueta de Roundup, que es la marca del glifosato producido por Monsanto, dice: «Roundup destruirá casi cualquier planta verde que esté en crecimiento activo. Roundup no debiera ser aplicado a masas de agua, como estanques, lagunas o arroyos, ya que Roundup puede ser dañino para algunos organismos acuáticos. Después de que un área ha sido pulverizada con Roundup, la gente y las mascotas, (tales como gatos y perros) debieran permanecer alejados del área hasta que esté perfectamente seca. Recomendamos que animales que pastan como caballos, ganado, ovejas, cabras, conejos, tortugas y aves, permanezcan fuera del área tratada durante dos semanas. Si Roundup es usado para controlar plantas indeseadas alrededor de árboles frutales o árboles de frutos secos, o viñedos, deje pasar veintiún días antes de consumir frutos o nueces». La etiqueta también advierte que «es una violación de la ley federal utilizar este producto en alguna forma que sea inconsistente con su etiquetado. No utilice este producto de manera que pueda entrar en contacto con trabajadores u otras personas, ni directamente ni por deriva». Deriva se refiere a la acción de los vientos que pueden «aventar o «derivar» el herbicida a zonas no seleccionadas como objetivo, produciendo la destrucción de otros cultivos, de bosques tropicales o de masas de agua». Fuente: Revista Semana,n°1008, 28-08-2001, sección Nación.

  • Jaime Ruiz
    26 agosto, 2006 at 4:31 pm

    1. Lo infructuoso de la acción, y aun su precio ecológico, son cosas que están por demostrar. Suponiendo que no se fumigara, puede que los narcocultivos se hubieran extendido a 26.000 veces la extensión de Central Park. A fin de cuentas, por mucho que se proteste en Colombia, la prohibición seguirá por varias décadas, y el margen de negocio siguen siendo altísimo. ¿Alguien recuerda que los narcocultivos generan más daño ecológico que el glifosato? Alguna dificultad se ocasiona a los cultivadores.

    2. ¿Cómo es que no se menciona el aumento o descenso del consumo? Puede que la producción haya menguado y que los precios también bajen porque se reduce el consumo. De hecho, en muchos países la aparición de la heroína generó muchos miles de adictos que después fueron víctimas de las sobredosis, del decaimiento fatal que produce esa droga y del sida. Hoy en día hay muchísimos menos porque la gente sabe qué le pasará si se aficiona a la heroína. A lo mejor la cocaína ya no es vista como el agradable producto que despeja la mente sino como algo muy peligroso.

    3. El narcotráfico no es el problema colombiano, sino un amortiguador que reduce las víctimas de la violencia que de todos modos habría. Antes del narcotráfico estaban las esmeraldas y la estremecedora inseguridad ciudadana de los setenta. Se nota que los gomelos no se subieron a un bus de esos en los que todos los días se presenciaban raponazos. Los colombianos no emigraban a vender cocaína por gramos, sino a ejercer de carteristas, apartamenteros y atracadores. El narcotráfico los adecentó. Si no hubiera narcotráfico sencillamente las nuevas industrias en que Colombia alcanzaría el liderazgo serían el tráfico de órganos y la prostitución y pornografía infantil. ¿Alguien se ha fijado por ejemplo en la importancia de la trata de blancas en Colombia? No, el narcotráfico es la cortina de humo tras la que se oculta un discurso justificador de quienes viven bien en una sociedad que ha hecho del crimen una segunda naturaleza. Una sociedad que sólo en un centro de adoctrinamiento de asesinos se gasta el 2 % del PIB. ¿O alguien recuerda a un solo profesor o aun estudiante universitario colombiano que ponga en duda que el secuestro debe ser fuente de derecho y quienes lo ejecutan deben dictar las leyes («solución política negociada del conflicto social y armado»)? Yo no conozco al primero.

    4. El producto arquetípico de la universidad colombiana es Sergio, un historiador que le pone a cada hecho de la historia, aun de la historia remota, su marca moral: ¿tenía derecho César a conquistar la Galia? Ese tipo de razonamientos: ¿tiene derecho el Estado a prohibir a sus ciudadanos ingerir determinadas sustancias? Sí, en cuanto la abrumadora mayoría de esos ciudadanos aceptan esa norma, incluidos los consumidores. El mundo tal como es no le gusta a Sergio, tiene que haber un esquema mejor, en el que el hombre sea realmente libre. Si los ciudadanos votan por la prohibición están faltando a ese modelo que tanto le gusta a Sergio, están disgustando a Sergio. Por favor.

    5. El éxito suizo en la rehabilitación de heroinómanos se basa en el asesinato de dos millones de adolescentes entre 1985 y 1995 en Colombia (¿o en Medellín?). Zanganito se cree unas leyendas que no resisten la menor búsqueda en google. Si los suizos o los neerlandeses hubieran tenido algún éxito rehabilitando drogadictos, ya media Europa los habría imitado.

    6. El parloteo sobre la legalización en Colombia es una excusa para culpar a EE UU de nuestros problemas, pero si se planteara en serio legalizar la droga habría que contar con un respaldo de los ciudadanos de los países consumidores, ¿o esperan que, avergonzados ante el disgusto que han ocasionado a los intelectuales colombianos, decidan una venta libre y subvencionada? Nadie es tan bobo, es que algunos no quieren que Colombia cambie. Tal como está les va bien, incluso puede que en 2010 con ayuda de Chávez y de la oportuna sucesión de masacres y sobornos (como en la Guajira y Nariño) tendrán un presidente que les asegurará más rentas.

    Pero en todo caso vamos a suponer que se genera un movimiento pro-legalización. Yo creo que sólo podría tener éxito si se aceptara cierta penalización del consumo. Por ejemplo, en las universidades financiadas por el Estado podría haber exámenes para detectar el consumo. También podrían exigirlos los empleadores, sobre todo el mismo Estado para sus funcionarios. Puede que ahora los políticos saquen réditos de una farsa, pero decir eso no basta para señalar una forma de que la gente llegue a aceptar que no hay alternativa a la legalización. Pero ¿qué pasaría si la gente redujera su esperanza de vida y su salud por el placer de tomarse varias rayitas cada día? El lema de los heroinómanos era «una vida corta pero feliz». Con esa perspectiva, siempre habrá una mayoría opuesta a la legalización.

    Uf, es ocioso decir eso a colombianos: según Antonio Caballero y casi todos los doctores del país, la prohibición es un gran negocio para EE UU. No falta el que dice que la prohibición permite a EE UU crear varios millones de puestos de trabajo. Así, el Plan Colombia es un gran negocio para EE UU, y por culpa de esa perversidad yanqui los cocaleros tienen que ser cocaleros; las mulas, mulas, etc. De hecho, es la opinión general en Colombia.

    El desagradar a gentecita de tal calaña me resulta francamente la mayor honra.

  • Tourette's
    26 agosto, 2006 at 5:31 pm

    Nadie se estaba metiendo con Jaime, que de nuevo demuestra que es incapaz de escribir sin insultar. El tamaño de su ego debe superar «26000 veces la extensión del Central Park»

  • El editor
    26 agosto, 2006 at 6:55 pm

    Jaime: cito en mi anterior comentario lo que dice la etiqueta del Rondup. Pero aun si como usted dice «lo infructuoso de la acción, y aun su precio ecológico, son cosas que están por demostrar», aun si lo que usted dice es cierto, deberia aplicar el principio de precaucion. Lo contrario implica hacer de la irresponsabilidad una politica de estado.

  • Alejandro Gaviria
    26 agosto, 2006 at 7:16 pm

    Jaime:

    El efecto del tráfico de drogas sobre el crimen y la violencia en Colombia no se puede negar mediante una alusión anecdótica a los carteristas de los años setenta. La tasa de homicidio, para poner sólo un ejemplo, era varios ordenes de magnitud inferir en la primera mitad de los setenta, antes del advenimiento del negocio de la cocaína.

    Colombia no es un país criminal por naturaleza o por historia, sino por el accidente del narcotráfico. No me gusta autocitarme, pero aquí va de nuevo un largo argumento sobre el tema:
    http://papers.ssrn.com/sol3
    /papers.cfm?abstract_id=106608

  • zangano
    26 agosto, 2006 at 7:24 pm

    jaimito no resiste ser el abogado del diablo,anda a la embajada suiza en bogota, alli te daran la informacion que tu busqueda en internet no te dio. hay autoridades en paises europeos, con pensamiento adoquinado,que no es exclusividad de ninguna sociedad, por mas moderna que sea,salite del pensamiento encajonado en que estas metido,te sentiras mucho mejor.
    parece que tenes un criterio producto,de tanto vivir en tu pensar de cajon,sin ver la realidad ni en colombia ni en el mundo,
    sali un rato de colombia,el mundo es muy distinto de lo que crees.

  • Jaime Ruiz
    26 agosto, 2006 at 9:19 pm

    Editor: puede que hubiera políticas de control de los narcocultivos menos nocivas que el glifosato, pero eso no quita que la ausencia de persecución habría multiplicado los cultivos, cosa que es mucho más lesiva al medio ambiente por los agroquímicos y por los precursores de la producción de drogas.

    Pero es que lo que se deslegitima es la prohibición de las drogas: exactamente lo mismo que el mal tiempo. Las opiniones de los colombianos no les interesan a los votantes de otros países. Una solución podría ser no admitir ningún producto exportado de Colombia ni ningún inmigrante colombiano. ¡En todos los casos los gringos obligan a los colombianos a exportar drogas, los joyeros gringos obligan a los pistoleros colombianos a atacarlos, etc.!

    Alejandro: la misma respuesta, en lo concerniente a la visión de las causas del narcotráfico. No cabe duda de que esta industria multiplicó los homicidios, pero su implantación en Colombia parece fatalmente determinada por la proporción de delincuentes que había cuando surgió el negocio.

    Si la causa de la criminalidad en general fuera el narcotráfico, ¿cómo es que existe una industria como la del secuestro? Basta una década de secuestros en Colombia para superar la cifra de ese delito en todo un siglo en todo Occidente.

    ¿Por qué el narcotráfico encontró su sede en Colombia y no digamos en un país como México, más grande y con muchos más contactos con EE UU? Porque había una reserva laboral gigantesca propensa a dedicarse a eso.

    (Lástima la falta de tiempo, yo creo que podría demostrar que la delincuencia es sólo un producto ideológico, el fermento del desarraigo generalizado, del aislamiento, del crecimiento demográfico acelerado y del daño moral derivado de la esclavitud, todo aderezado con moralina católica, la cual servía y sirve de pretexto a la dominación de una casta. A la Iglesia la reemplazó la universidad: el discurso es casi idéntico. Yo creo que en Colombia hay tanta criminalidad porque la violencia y el resentimiento de los débiles se explota en las batallas de los poderosos, como hace Chávez ahora. Como hace la llamada izquierda. Pero de por medio está el discurso legitimador, que se podría definir como «la ideología colombiana». Lástima que yo sea el único que recuerda haber leído en las columnas de Caballero que la causa de la delincuencia es la pobreza. Si es el narcotráfico, resultaría negada esa visión. Para mí la principal causa de la delincuencia es la hegemonía ideológica del caballerismo.)

  • Sergio Méndez
    27 agosto, 2006 at 12:00 am

    Ruiz:

    Le respondó sus cretinadas punto por punto

    1-. Lo infructuoso de la acción está demostrado en el simple hecho de que la superficie cultivada es la misma, pues el objetivo antes que nada era el de REDUCIR los cultivos, cosa que se fallo. Si ud considera un triunfo que no se hayan expandido (hipóteticamente) permitame que nos riamos de ud, despúes de 5 mil millones de dolares y otros tantos de millones de galones de glifosato vertidos. Igual, la idea de que hubieran aumentado requeriría que el mercado se hubiera incrementado, cosa que no podemos saber con precisión.

    En cuanto al daño ecólogico, su argumento es bastante idiota: si no hubiera guerra contra las drogas, los cultivadores no tendrían que meterce en el monte o en parques nacionales para cultivarla. Y el cultivo sería igual de dañino a cualquier otro cultivo en nuestro modo de producción capitalista consumista, y sería simplemente regulado por leyes ambientales. Igual, la idea de que el cultivo destruya hectareas de bosque y cause daño ecólogico, no es excusa para terminar de embarrarla envenenado el suelo y el agua para que los accionistas de monsanto se hagan mas rico.

    2- Muy sencillo: Por qué la sustancia principal que se trafica no es heroina, es cocaina, y el consumo de esa se ha mantenido más bien estable. Igual, el plan colombia no es para bajar el consumo (que ha aumentado por lo demás en paises como el nuestro) sino para acabar con la oferta, asi que no trate de salirse por el atajo.

    3- Bonita diatriba ¿Cúal es su punto -asumiendo que tenga alguno-? ¿Qué los colombianos se meten en otras actividades criminales aparte del narcótrafico? ¿Y?

    4- El producto arquetípico de la universidad colombiana es Sergio, un historiador que le pone a cada hecho de la historia, aun de la historia remota, su marca moral: ¿tenía derecho César a conquistar la Galia? Ese tipo de razonamientos: ¿tiene derecho el Estado a prohibir a sus ciudadanos ingerir determinadas sustancias?

    Vaya, entonces por haber estudiado historia uno no puede emitir juicios de valor sobre los hechos y acontecimientos históricos (veo al Jaime Ruiz del futuro atacando indignado a un historiador que ose juzgar el genocidio nazi, porque «un historiador debe ser neutral frente a los hechos y no imponerle su `corte moral´). Y no, César no tenía derecho a invadir las galias y tampoco Ruiz o El Estado tienen derecho a prohibir la producción y el consumo de drogas, no importa si el 100% de los ciudadanos vota a favor de esto (como tampoco estaría bien si mañana se implantara la esclavitud por voto popular). Existe una cosa llamada «derechos individuales» que no se pueden violar sólo porque a Jaime Ruiz o algún Estado se le de la regalada gana hacerlo.

    5- No idiota. El sicariato y las actividades criminales alrededor del tráfico de las drogas no son culpa de los suizos o de los consumidores en USA o Europa o en ningún lugar. Son culpa de los gobiernos que prohiben sin justificación el tráfico volviendolo una actividad clandestina y criminal.

    6- ¿Qué importa de donde viene «el parloteo sobre la legalización»? Lo que importa es si los argumentos son o no válidos, así que sus descalificaciones ad hominem valen huevo. Obviamente ud no ha aprendido esa regla elemental de la argumentación, y es que uno debate ideas no a las personas que las proponen. Por lo demás es un éjercicio típico de hipocresía suya exculpar a los gringos (principales consumidores de droga) de nuestros problemas, y al mismo tiempo imputarle a los Suizos casi que un genocidio por querere rehabilitar a sus adictos.

  • Jaime Ruiz
    27 agosto, 2006 at 4:11 am

    Aparte de los insultos el «argumento» de Sergio es muy interesante por esa regla moral que rige el mundo por encima de la voluntad de los hombres y de sus creaciones. Lo dicho: podrán estar todos de acuerdo y ser muy felices, pero no habrán contado con la probable discrepancia de Sergio.

    Bueno, hay algo cierto, sin la prohibición tal vez el daño ecológico fuera otro o aun no existiera: da igual quién lo diga, lo que importa es el juicio sobre la prohibición. ¿Para qué importa el juicio sobre la prohibición? Figúrense, las hijas de uno se plantan en una esquina a esperar a los borrachos que pasen para ofrecer sus servicios. ¿Cómo reacciona uno? Denunciando la indecencia y la falta de escrúpulos de los borrachos y de quienes les venden la droga. Ya queda exculpado, ya se puede sentir bien. Y el juicio es correcto, si los borrachos no fueran borrachos sino esposos leales, las hijas de uno no saldrían a venderse.

    El narcotráfico es el producto de la prohibición. Si se despenalizara Colombia se llenaría de moralistas indignados por la prohibición del tráfico de órganos: ¿para qué le sirve a un niño seguir sufriendo en una sociedad injusta y seguramente llegar a delinquir y a avergonzar a su país? ¿No es mejor que su vida sirva para que personas útiles a la humanidad disfruten de unos años más de vida, y de paso se resuelvan las afujías económicas de su familia? No faltaría el «jurista» que invocara el «derecho a la vida» de los beneficiarios de los trasplantes ni el principio de igualdad respecto a los demás beneficiarios.

    Es que esos malditos gringos tenían que inventarse algo para oprimir a los colombianos. Y es que aparte de los prohibicionistas están los joyeros, ésos son lo peor. ¿Cuántos colombianos no hay presos en EE UU por asaltar joyerías?

    Lo de la descalificación ad hominem de los anti-prohibicionistas colombianos es otra muestra de esa estructura mental, que ya intenté explicar con el ejemplo de la prostitución: hay una causa del narcotráfico, la prohibición. En el país en el que las clases altas han multiplicado sus ingresos y se han rodeado de lujos gracias al narcotráfico, los vástagos de esas clases razonan: «La culpa es de la prohibición». Y se indignan contra la prohibición y los prohibicionistas desde un juicio dictado por una moral superior, todo un hallazgo. Es como el mal tiempo: hay una inundación gracias a la cual los enseres de los que vivían río arriba resultan arrastrados por la corriente hasta donde vive uno, que no tarda en apropiárselos y venderlos. Con la plata uno se paga una buena borrachera, en la que maldice al mal tiempo que dejó sin enseres a esos pobres compatriotas. ¿Qué importan las personas que lo digan? Las ideas son correctas, la desgracia llegó del mal tiempo.

    ¡Dios mío!

  • Sergio Méndez
    27 agosto, 2006 at 4:45 am

    Ruiz:

    No importa cuantas veces le refuten el argumento idiota de que el trafico de drogas es igual a [llene el vácio con cualquier otra actividad criminal, que de verdad es criminal] ud vuelve y lo repite. No, traficar drogas no es lo mismo que traficar organos, ni esclavizar mujeres para que sean prostitutas. En una actividad la gente vende libremente un producto que se consume libremente o no. En la otra se obliga a otras personas a servir casi como esclavos o a dar sus organos contra su voluntad para que sean puestos a la venta.

    En cuanto a lo de su argumento de «voluntad popular», simplemente responda: ¿Sería aceptable la esclavitud si fuera pasada en virtud de una votación popular? El punto no es que haya un «Sergio» que este en desacuerdo, el punto es que haya «ALGUIEN» que no este de acuerdo, y cuyos derechos sean violados por la prohibición. Obviamente esperar que ud sea capaz de hacer la abstracción es probable iluso de mi parte, pero soñar no cuesta nada como dicen…

    Lo del Ad hominem muestra su estructura mental, no la mía y es el hecho de que ud no puede descalificar la validez de un argumento en si mismo por el hecho de quién lo propone. Pero parece que explicarle ese elemental principio de lógica a ud es una tarea más titanica que legalizar la droga, y eso ya es mucho decir.Igual su intento de derrotar el argumento por asociación de culpa está basado en simples y llanas mentiras: es la clase dominante la que, en su gran mayoría, ha mantenido la prohibición porque al fin y al cabo les da riqueza a ellos. Ya sea porque son oligarca hipçocritas como los Santos, que deben meter coca hasta por los codos, pero que saben que la guerra contra las drogas son fuente inagotable de gasto militar y poder político, ya sea que son traquetos que les conviene mantener ilegal el negocio pues asi pueden monopolizar la producción, que además sale mucho más cara a la venta.

    Mejor dicho Ruiz…aprenda a argumentar y hablamos.

  • Jaime Ruiz
    27 agosto, 2006 at 5:32 am

    Qué patética esa ridiculez de la moral superior: supóngase que se admite la esclavitud y 1. se convocan unas elecciones en las que participan los esclavos, todos los cuales votan a favor. La esclavitud sigue siendo inaceptable, pues según la moral superior los hombres no pueden ser libres para ser esclavos. (Vendría a ser como volver a prohibir los juegos sadomasoquistas.)

    2. Pero eso es disparatado, no se convocaría a votar a los esclavos, en tal caso la votación sería unánime sólo por parte de los beneficiarios de la esclavitud. Si los esclavos son una minoría claramente diferenciable, esa situación no cambia por mucho que en otro planeta Sergio declare que ahí hay una gran injusticia. Si la esclavitud fue superada en el mundo fue a causa de la cultura mediterránea y de los valores que desarrolló, en gran medida condensados en el cristianismo, no de la existencia de un orden moral superior. La visión de Sergio es literalmente opusdeísta. Sin ir más lejos, una Colombia aislada del mundo no habría acabado con la esclavitud. De hecho, sólo ha acabado con ella en apariencia.

    3. En todos los casos, la persistencia de la esclavitud dependería del número y la aptitud de los esclavos. Al ser en su naturaleza personas iguales que las demás siempre está la percepción de un desajuste. Muchos de los libres temerán ser reducidos a esa condición, y muchos de los poderosos tendrán la tentación de aumentar el número de esclavos. La superación de la esclavitud no es la aceptación de una moralidad superior sino un acuerdo de convivencia eficaz. Si alguien está tan dolido por el sufrimiento ocasionado a otros, habrá que pensar en la vida de las vacas. No, porque ahí se erige la diferencia hombre-animal: siempre esa clase de razonamiento conduce a la existencia de Dios y de la creación del mundo. Pero podría haber algún fundamentalista que planteara que aunque la humanidad siempre ha explotado y asesinado a las vacas eso es un crimen y no importaría su aceptación, a ese personaje hipotético sencillamente se lo tomaría por un loco.

    La causa del narcotráfico es la prohibición pero eso no basta para explicar que precisamente le tocara a Colombia disfrutar de esas rentas: hace falta una cultura del crimen, una población desarraigada y primitiva, un predominio demográfico de los jóvenes, pero sobre todo un oscurantismo tan espantoso que permite graduar en filosofía a una persona que exhibe una visión teológico-infantil tan increíble.

  • El editor
    27 agosto, 2006 at 11:28 am

    Jaime:

    Los cultivos ilicitos se han multiplicado en colombia (al punto de estar presentes en casi todos los departamentos y en buen numero de parques naturales)justamente debido a las fumigaciones.

    Ese es el resultado de veinte años de fumigaciones: todo el mundo sabe que los cocaleros han diseñado estrategias para hacer frente a las fumigaciones, y que cuando pasan las avionetas por el Putumayo los cocaleros se van a sembrar al Caqueta o al Guaviare o se adentran mas en el monte.

    Luego es errado suponer, como usted dice en su respuesta, «que la ausencia de persecución habría multiplicado los cultivos, cosa que es mucho más lesiva al medio ambiente por los agroquímicos y por los precursores de la producción de drogas».

    La multiplicacion de los cultivos es ironicamente una de las consecuencias de la persecucion.

  • Jaime Ruiz
    27 agosto, 2006 at 2:12 pm

    Editor, o sea que sin persecución tal vez habría menos daño ecológico y entonces el problema no es la fumigación, ya que da lo mismo que se trate de erradicación manual o incluso de simple interdicción aérea y vigilancia terrestre, siempre va a ser necesario aumentar los cultivos y desplazarlos: sólo con la plena legalización se reducirían no los cultivos (que tal vez crecerían al aumentar la demanda), sino los daños ecológicos.

    Es decir, como ya he dicho, la perversidad del mal tiempo. La prohibición seguirá y el negocio también. Registrar ese fracaso es una buena manera de no explicarse por qué le tocó a Colombia esa lotería de ser la sede del narcotráfico. Se llega a un punto en que la condena de la prohibición es la forma típica de conformismo con el dominio de la mafia. Así de simple.

  • Jaime Ruiz
    27 agosto, 2006 at 2:20 pm

    Editor, yo me refería a la ausencia de persecución de los cultivos, no del narcotráfico. Si el narcotráfico es ilegal pero no se hacen esfuerzos para erradicar los cultivos, sencillamente los cultivos aumentan porque el margen de negocio sigue siendo altísimo y porque a precios más bajos se expandiría la venta de cocaína. Si no hubiera prohibición también se expandirían los cultivos, aunque puede que el daño ecológico fuera más controlable.

    Pero es que hay prohibición y la va a haber: sólo se trata del pretexto para transferir la culpa a EE UU. Es como mi ejemplo con las hijas que se prostituyen, pero se me quedó el detalle de que uno se beneficia.

  • Sergio Méndez
    27 agosto, 2006 at 2:31 pm

    Ruiz:

    Toda esa carreta (sin sentido además, creo que ni ud entendió lo que quería decir) para darle la vuelta al problema, un problema muy sencillo y es que una cosa no está bien simplemente porque la gente haya votado por ella. Si no le gusta el ejemplo de la esclavitud, coja cualquier otro (por ejemplo, la segregación racial, que habría prevalecido en los Estados del sur en Estados Unidos, si hubiera sido por el voto popular, AUN si todos los negros pudieran votar. Igual el ejemplo de la esclavitud también es perfectamente valido. La naciente demócracia en Estados Unidos incluso llego a definir a un esclavo como una 3/5 parte de una persona en la constitución).

    Obviamente al niñito toca ponerle un ejemplo concreto porque es incapaz de hacer la abstracción de «X no está bien simplemente porque pase en una votación popular o porque haya sido aceptado demócraticamente». Cuando sea siquiera capaz de entender eso, me viene a discutir lo de porque permitieron que me graduase en filosofía. Por lo demás puedo entender porque su odio a la universidad: a ud lo debieron echar como perro de cualquiera, dada su completa inhabilidad para formular un argumento decente o mostrar algún signo de pensamiento coherente.

  • zangano
    27 agosto, 2006 at 5:16 pm

    jaimito otra vez pontificando,una pregunta para el infalible, porque turquia,thailandia, laos y birmania producen la gran mayoria de la heroina en el mundo,sin que les metan fumigaciones o erradicacion manual?
    vamos ver jaimito, esta es una pregunta de examen final!

  • zangano
    29 agosto, 2006 at 9:34 am

    jaimito:no has dicho ni mu,te rajaste con la pregunta de examen final.asi que de ahora en adelante ,no tenes
    autoridad para seguir con tu diatriba cavernaria y anticolombiana,hay mejores mentes que la tuya en colombia ,que si se dan cuenta de las patranas y enganos de serviles al pago de los amos yanquis..

  • El editor
    31 agosto, 2006 at 12:59 pm

    Profesor Gaviria: me gustaria que sirviera de moderador en esta discusión o que si quiera nos orientara un poquito a nosotros los lectores. Ya que este es un foro sobre temas sociales hace falta una voz que nos ayude en la labor de discernimiento, pues hay argumentos que parecen solidos, pero que me causan desconfianza y otros que he escuchado ya tantas veces que de lo puro familiares no sé si hay que revaluar. Me lo imagino a usted muy ocupado en sus labores académicas, pero no estaria de mas, digo, hacer un balance o sacar una conclusion al cabo de cada discusión. Es simplemente una propuesta…

  • Alejandro Gaviria
    31 agosto, 2006 at 3:49 pm

    Editor:

    Siempre he tenido dudas sobre mi papel en estas discusiones. En la mayoría de los casos, he querido asumir el papel de un opinador más. Que discute y controvierte. En algunos casos, he tratado de moderar y resumir las posiciones. Tendré en cuenta su sugerencia. Y trataré de moderar cuando la discusión lo amerite.

    Sobre el tema de la droga, yo creo que ya todo se ha dicho. Pero el tema es de tal trascendencia que no está demás repetir, repetir y repetir.