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Transferencias y regalías

Quisiera comenzar esta columna con un hecho peculiar al que llamaré la paradoja de los titulares: la relación inversa entre el tamaño del titular y la relevancia de la noticia. “‘Pobreza no ha bajado’: Universidad Nacional”, tituló esta semana, a varias columnas, la sección económica del diario El Tiempo. El titular hacía referencia a un estudio de la Universidad Nacional, contratado por la Contraloría General de la Nación, según el cual los cálculos oficiales presentan yerros metodológicos evidentes que llevan a una sobrestimación de la mejoría social. En apariencia, se trata de una discusión metodológica fundamental. Pero, en realidad, no es más que un debate ideológico disfrazado de polémica instrumental. Una discusión oblicua. Exasperante. Y, en últimas, irrelevante para el diseño y la operación de la política económica y social.

“‘Tolú y Coveñas malgastaron sus regalías’: Contraloría”, tituló el mismo día, el mismo diario, de manera tímida, inconspicua. La noticia aparece en una sección interior, perdida entre los obituarios, alejada de los temas económicos del día. De acuerdo con un informe de la Contraloría, los municipios de Tolú y Coveñas recibieron 59 mil millones de pesos entre 2001 y 2005 por concepto de regalías portuarias, pero “los índices de pobreza se han disparado, no hay matadero, las calles están en pésimo estado, el paseo peatonal se está cayendo y las playas están deterioradas”. La paradoja es evidente. El despilfarro de las regalías luce varios órdenes de magnitud más relevante que las polémicas instrumentales o que las rencillas ideológicas entre entidades públicas. Pero así no parecen reflejarlo los titulares.
El tema de las regalías, en particular, debería ser motivo de un intenso debate nacional, no sólo por los ejemplos cada vez más descarados de corrupción y desperdicio, sino también por la ventana de la oportunidad que abre la inevitable reforma al régimen de transferencias. La reforma de las transferencias, en mi opinión, tiene que ir más allá de la simple definición de la tasa de crecimiento de los recursos y debe abordar de manera simultánea la distribución regional de los mismos. Esta intención implica no sólo una modificación de la Ley 715 de 2001, que define los criterios y fórmulas de distribución, sino también un cambio en la ley de regalías, que estipula la participación regional en la riqueza nacional. Sin una modificación profunda en la distribución de las regalías, cualquier reforma a la descentralización quedaría incompleta.
Según lo enuncia el Artículo 356 de la Constitución y lo desarrolla la Ley 715 de 2001, la distribución regional de los recursos de educación y salud obedece primordialmente a criterios de eficiencia (la cantidad recibida depende de la población atendida), mientras la distribución de los recursos de saneamiento básico (y otras partidas menores) obedece principalmente a criterios de equidad (la cantidad recibida depende de las necesidades percibidas). En términos generales, la situación actual consigue un equilibrio adecuado entre eficiencia y equidad, y los intentos reformistas deberían orientarse a solucionar los problemas de implementación más que a cambiar los criterios de distribución.
Pero algo muy distinto ocurre con las regalías. La equidad y la eficiencia no aparecen por ninguna parte. El único criterio aparente, más implícito que explícito, parece ser que quien se gane la lotería (así el premio se pague con la plata de todos) tiene derecho a malgastarla a su antojo. Así las cosas, una distribución más eficiente y equitativa de una riqueza que no sólo le corresponde a unas pocas regiones, sino que le pertenece al país entero debería convertirse en una prioridad nacional. Tristemente, el país parece ocupado en otros menesteres: la Contraloría está dedicada a la aritmética; el Congreso, a los puestos; el Gobierno, a la politiquería, y los medios, a divagar sobre todo lo anterior. Una paradoja. O mejor dicho, una tragedia.

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  • Juan Francisco
    2 julio, 2006 at 9:56 pm

    Me gustan todas sus columnas doctor gaviria. Me parece que usted combina muy bien la claridad conceptual, el análisis científico y premisas éticas en su argumentación. Me parece muy interesante el transfondo psicológico que disimuladamente hacen ver sus ideas que suelen disertar con más frecuencia sobre temas económicos. Interesante cómo constantemente comenta que las creencias más que los hechos, orientan nuestros juicios, y que a nivel social, en la política y demás escenarios de este tipo, pues no es la esepción esta regla. Aunque tañl vez deba admitir que de hecho pensar eso es creer en algo, ya es un heurístico, pero creo que lo alimenta con conocimiento, beneficio a la duda y flexibilidad. Me agrada mucho que tenga la inclinación personal por debatir y ser crítico, debido a sus cualidades intelectuales y científicas. En lo personal creo que el gobierno actual no interviene en las reglas sociales y las costumbres claves que mantienen la politiquería. Me averguenza la polarización y el clientelismo justificado como estrategia política. Y creo que debemos avanzar hacia la construcción científica de la política (cosa aparentemente inexistente) y del derecho, buscando la congruencia entre la ley, la cultura y la moral, transformando la cultura y haciendo a las instituciones más fuertes que a las personas.

  • Camilo Andrés
    3 julio, 2006 at 7:03 pm

    Es importante tener en cuenta el papel que juegan las regalias y las transferencia en el fortalecimiento de un Estado democratico, participativo y garante de unos derechos sociales básicos.

    No se puede seguir dejando el debate sobre la descentralización en un segundo plano. Es necesario realizar una evaluación de impacto en el país que permita visualizar que pasa con las transferencias y regalias. Saber cúal es el resultado por peso invertido en salud, educación y saneamiento básico. Cuantas personas han suplido necesidades básicas deacuerdo a los montos transferidos.
    Hace una semana planeción público los resultados de la evaluación municipal. La cual refleja las falencias de información tan grandes que aun existen en el país. Se destaca al municipio de Nobsa por su buen manejo en las finanzas.
    Lo anterior, es valioso pero hay que dar el siguiente paso, hay que ver como ese buen manejo no se ve sólo reflejado en números sino tambien en el bienestar de la sociedad y saber cuanto ha ayudado ese buen manejo a mitigar la pobreza en los municipios.
    Es necesario abrir el debate para evaluar de forma articulada que permita ver resultados reales, de la misma forma, es necesario abrir el debate para saber que va a pasar despues que pierda vigencia la forma de distribución de transferencias que define la Ley 715 de 2001. Este no es un tema de segundo orden, es primordial para el desarrolllo de los municpios y departementos y sobre todo para relamente alcanzar el objetivo de la descentralización de poder estar cerca a las necesidades de los ciudadanos y que estos hagan parte activa en la vida de su municipio, departamento y nación.

  • zangano
    4 julio, 2006 at 8:24 am

    el tema toca una realidad, no solo de los municipios, sino de toda la organizacion estatal.a mi modo de ver, esta situacion es el resultado de la cultura politica imperante, que los partidos uribistas en el congreso, ejemplifican muy bien,las elecciones son una licencia para defraudar los ciudadanos,la falla moral
    institucional es la impunidad imperante,si se asesina,se despoja de propiedad y medios de vida a millones de colombianos,como van a esperar que las autoridades municipales electas en territorio paramilitar,hagan valer los derechos de los ciudadanos a las regalias petroliferas,si asi fuera el atolondramiento de los colombianos debe ser el alto mas del mundo.

  • tata
    4 julio, 2006 at 2:49 pm

    por casualidades entre a su blog y me encanta la critica sutil que utiliza, una diplomacia altamente sofisticada, lo unico que puedo decir es que estamos en un pais donde el estudio y la salud deben quedar en un segundo plano para asi continuar con algunos mas ricos y la poblacion pobre aun mas pobre, si tuvieramos en cuenta el estudio y la salud como punto principal este seria un pais con gente pobre pero estudiada y no seria facil continuar con el neoliberalismo.

  • Luis Ernesto
    4 julio, 2006 at 4:29 pm

    Tengo una observación a su columna: Me parece que desde su concepción las regalías y las transferencias no son comparables pues tienen orígenes distintos, por lo demás, las regalías pertenecen al Estado y las transferencias al Gobierno Nacional; en ambos es cierto que la Ley establece los mecanismos de redistribución (siendo el Gobierno Nacional uno de los beneficiarios – FNR). Si bien es cierto que las regalías están muy mal distribuidas (2 entidades tienen más del 40% de los recursos), éste no es un problema de la descentralización. La descentralización y participar más que los demás en los recursos (tener más que los demás), no implican el derroche y la corrupción que pueden ocurrir con la misma probabilidad y métodos en los distintos niveles de gobierno.

  • Anónimo
    6 julio, 2006 at 12:03 pm

    Detrás de las regalías no hay ningún concepto económico, sino político. Por ende, las reglas de su distribución siguen fundamentalmente esta lógica y cualquier otra resulta en una sobreimposición escondida de otra postura política. Tecnocrática dirían algunos.

    Esta discusión es similar a la de la niña linda pero pobre seleccionada, equivocadamente, señorita Cartagena y que hubo de ser reemplazada por una niña «bien» para «corregir» el error, evento que –como en el caso de as regalías– llegó a ser cuestionado en un editorial en El Tiempo. Por qué discutir si esa es la lógica imperante en ese evento? o es que hasta ahora se dieron cuenta?

    Por qué buscar otras lógicas donde no las hay?

  • Otro Luis Ernesto
    6 julio, 2006 at 2:16 pm

    Para cualquiera que haya visto como funciona la distribución de los recursos del FNR es evidente la necesidad de reformarlo. Al menos para eliminar una enorme cantidad de inflexibilidades y porcentajes puestos a dedo (ojalá algun día haya un CONPES sobre eso).
    Sin embargo el problema va más allá, el problema radica en dos cosas: 1) aún no hemos definido prioridades en el EOP, que vinculen a los municipios e impidan la mala utilización de los recursos sin necesidad de imponer porcentajes mínimos ni «excentricidades» legales en las normas. Y 2) los organismos de control, al tener un origen político, se centran en el análisis de los grandes temas de opinión pública, esto, porque políticamente es más rentable caerle al DANE y al DNP que pensar en unos municipios que malgastan sus recursos.
    No se me ocurre cuál debería ser el arreglo institucional para llegar a uno organismos de control independientes y «objetivos», pero estoy seguro de que el actual, bajo la débil institucionalidad que tenemos, no es el más adecuado.

  • Anónimo
    6 febrero, 2007 at 12:06 pm

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  • Anónimo
    26 abril, 2007 at 2:00 am

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