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¿Sabía usted …

Así titula José Obdulio Gaviria la última sección de su último libro “A Uribe lo que es de Uribe”. Son 240 preguntas apiñadas en 24 páginas, cada una escrita en la misma forma gramatical, seguramente con la idea de abrumar al lector mediante el artilugio de la repetición y convencerlo, por ahí derecho, de los numerosos logros sociales del actual Gobierno.

La sección de marras comienza con una pregunta retórica: “¿sabía usted que la pobreza pasó del 57% en 2002 a 49,2% en 2005, el nivel más bajo desde que hay cifras comparables?” Y así sigue la sucesión de datos hasta terminar, 239 preguntas más adelante, con un último interrogante: “¿sabía usted que con la nueva ley de empleo público cerca de 120.000 cargos serán previstos a través de concurso de méritos?” Todo parece calculado para crear una especie de trance aritmético. Para propiciar la suspensión de la razón ante la letanía estadística. Pero, en esencia, toda esta retahíla no es más que un sofisma elaborado. Muchas de los hechos que se mencionan carecen del contexto necesario para juzgar su validez. Otros son deliberadamente engañosos. Otros más, inocuos. O irrelevantes. O ambiguos. O encomiables. O lo que sea. Pero todos aparecen mezclados, sin matices, sin advertencias, de manera tendenciosa. Es tan obvia la intención de mentir con exactitud, que no sobra insistir en la denuncia exaltada contra la propaganda. Dijo Voltaire: “aquellos que pueden hacernos creer cosas absurdas pueden hacernos cometer cosas atroces”.
Por ejemplo, la pregunta 81 (la numeración es mía) plantea lo siguiente: “¿sabía usted que la inversión en ciencia, tecnología e innovación pasó de 0,34% a 0,7% del PIB (estimado)?” Nada se dice sobre el período de análisis, o sobre si se está haciendo referencia a la inversión pública o a la inversión total, o sobre la validez del valor (estimado). ¿No sería más apropiado, me pregunto, señalar que la inversión en ciencia y tecnología sigue siendo la cenicienta del presupuesto y que el mismo Presidente considera que los estudios van en contravía de su afán de resultados? Pero no. La idea, al parecer, es esconder la calidad de la información detrás de la cantidad de datos.
La pregunta 70 también desafía nuestra ignorancia: “¿sabía usted que se han abierto 32.206 nuevas cuentas de Ahorro de Fomento a la Construcción (AFC)?” Yo el número exacto no lo sabía pero sí sé bien que las cuentas AFC constituyen un subsidio irritante a los más ricos que ha sido impugnado incluso por su autor intelectual: el ex Ministro de Hacienda Juan Manuel Santos. Como también sé que las cifras sobre los egresados del SENA (pregunta 187) han sido duramente cuestionadas por los expertos nacionales en el tema. O que las cifras de afiliados al régimen subsidiado (pregunta 111) no diferencian entre subsidios totales o parciales. O que la reforma a la ley de contratación pública (pregunta 223) ha fracasado durante tres legislaturas consecutivas. O que la disminución de los cultivos ilícitos (pregunta 96) es engañosa habida cuenta del aumento en la productividad de los lotes cocaleros.
En últimas, el punto no es de fondo sino de forma. No se trata (ese sería el tema de otra columna) de evaluar los logros sociales del Gobierno, sino de cuestionar la forma engañosa como se exhiben los resultados. Abrumar a los lectores con un bulto de estadísticas fuera de contexto no es, por decir lo menos, una forma honesta de rendir cuentas. Así como varios columnistas hemos reclamado objetividad en la crítica social de algunos intelectuales, deberíamos igualmente demandar honestidad en el análisis de resultados de los propagandistas oficiales.

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  • Scared Crow
    2 abril, 2006 at 10:38 pm

    Timorato, por decir lo menos, resulta el ultimo parrafo de la columna de Gaviria esta semana; dice que del texto de Jose O, «el punto no es de fondo sino de forma» olvidando que, como en un poema, aqui el fondo y la forma van de la mano: un texto impreciso y unos logros ficticios, pero bueno, mejor esperar la «otra columna» que anuncia Gaviria a ver si esta vez si analiza sinceramente la politica Uribista.
    Lo de Jose Obdulio ni siquiera es digno de comentar, un pobre sirviente que llega al paroxismo de comparar a su patron con el Mesias no tiene la mas minima seriedad.
    Volviendo a la columna y para terminar igualmente con el final, Gaviria el columnista bosqueja un mea culpa que a la postre era inevitable «Así como varios columnistas hemos reclamado objetividad en la crítica social de algunos intelectuales, deberíamos igualmente demandar honestidad en el análisis de resultados de los propagandistas oficiales.»
    Salvo que esta vez la tarea se le quedo a medias.

  • Scared Crow
    2 abril, 2006 at 10:39 pm

    Bonus: un copy paste de una de las noticias del mes tomada de SEMANA sobre las acusaciones del ex director de Informática del DAS Rafael García

    La primera Campaña de Uribe

    “Los grupos paramilitares se han enquistado en la administración pública en diversas formas, utilizando información de inteligencia del Estado, interviniendo en las elecciones legislativas. Por ejemplo, en política, durante las elecciones de 2002, el Bloque Norte de las AUC, a través de un movimiento que actuaba en la legalidad con el nombre de ‘Provincia Unida’, fraguó un fraude electoral de proporciones gigantescas para llevar al Congreso a candidatos de Cesar, La Guajira, Magdalena y Bolívar. Esto se hizo de común acuerdo con ellos, quienes consiguieron votaciones entre el 80 y el 99 por ciento. Esto no había ocurrido en elección alguna realizada en Colombia. Dado que todos apoyaban a Álvaro Uribe Vélez en su aspiración presidencial, este fraude fue repetido para las elecciones presidenciales aportándole al candidato Uribe unos 300.000 votos sin los cuales no hubiera triunfado en primera vuelta. Noguera, como gerente de la campaña en Magdalena, tuvo conocimiento de todos estos hechos y participó en ello, dado que se reunió en múltiples ocasiones con esos candidatos en Santa Marta”.

  • cheapness
    3 abril, 2006 at 3:44 am

    Disculpe acudir a este medio de contacto que poco tiene que ver con la discusión en curso. Quiero invitarlo a visitar http://www.chipcheapness.blogspot.com a propósito de la apelación del fallo del premio Nacional de Crítica 2006 – U. Andes – Ministerio de Cultura. Ojalá tenga activada la opción de moderar los comentarios para filtrar la publicación de esta intervención. Gracias.

  • Amaya Gutiérrez Zieggers
    3 abril, 2006 at 1:26 pm

    Buena la crítica a los datos reflejados en el libro y que, al parecer, al no ser exactos son engañosos. Menos mal es una crítica fundada y elegante. Nada que ver con la mezquindad que ronda entre los columnistas contra el asesor presidencial, a quien echan en cara, en actitud nazi, que sea primo de un horrible delicuente afoirtunadamente hoy bajo tierra. Como si uno tuviera la culpa de ser pariente de alguien. El odio por José Obdulio que demuestran personajes como Felipe Zuleta o el temible Ramiro Bejarano, el ex director del DAS (hoy Catón moral de la República) es muestra de un periodismo sin argumentos, sólo guiado por el odio.

    Entonces es bueno encontrar comentarios bien fundamentados, serios, críticos como este de las manipulaciones del libro de Obdulio.

  • El Chico de la Tapa
    3 abril, 2006 at 2:57 pm

    No cabe duda de que más que el mentado y aburrídisimo Trabajar,, trabajar y trabajar, este gobierno se carecteriza por una coinfianza ciega en en Mentir, Mentir, que de la mentira algo queda.

  • El editor
    3 abril, 2006 at 8:38 pm

    Un aporte para el libro de Jose Obdulio:

    Sabia usted que «Jorge Noguera participó en un fraude electoral, fraguado en las elecciones del 2002, que le habría dado al presidente Uribe la friolera de 300.000 votos en los departamentos del Cesar, Magdalena y Bolívar».

  • Anónimo
    4 abril, 2006 at 12:04 pm

    No para el libro de José Obdulio, sino para una parodia del mismo en que se utilicen este tipo de hechos y estadísticas totalmente fuera de contexto,tal y como lo hace el áulico oficial y oficioso, para darles una dosis de su propia medicina. Por ejemplo: «Sabía usted que durante la administración Uribe han asesinado a xx sindicalistas (cifra oficial)? Sabia usted que durante la administración Uribe xx periodistas han sido amenazados y xx han tenido que exiliarse? Sabía usted que durante la administración Uribe se han suprimido xx puestos de trabajo? Sabía usted que durante la administración Uribe se multiplicó el número de paramilitares de 12.000 (los que decían que había) a 30.000 (los que supuestamente se han acogido a la ley de justicia y paz)? En la frase de Alejandro Gaviria «la obvia intención de mentir con exactitud» está la clave de semejante entuerto. Es un viejo truco del periodismo. García Márquez dice que si uno afirma que vio elefantes rosados volando nadie le cree, pero si dice que vio tres la mentira obvia se vuelve creíble o por lo menos nos pone a dudar.
    Hace poco José Obdulio publicó una columna titulada «No se dejen engrupir». Bueno, listo, no nos vamos a dejar engrupir, señor consejero para la mentira oficial. Y lo más grave de todo es que cualquier avance logrado verdaderamente durante estos años se vuelve un chiste frente a semejante catarata de ejecutorias cimentadas en palillos con la que se pretende abrumar al lector para que no le quede la menor duda. La menor duda de qué?

  • Claudia Scognamiglio
    4 abril, 2006 at 10:21 pm

    A mi me parece chistoso Jose Obdulio. Primero, ¿Quien le cree a jose Obdulio? Segundo, quien, aparte de los seguidores aferrimos de Uribe o sus detractores profesionales compra los libros del señor??

  • Anónimo
    5 abril, 2006 at 7:57 am

    «Informe de la Contraloría concluye que las cifras de gasto social están infladas por el Gobierno

    Se suman recursos dedicados a defensa, seguridad y medio ambiente que, a criterio del organismo, no deberían ser incluidos.»

  • Helena B.
    5 abril, 2006 at 5:49 pm

    Para ser justos con José Obdulio, él ni se ha inventado ni es el primero en usar esta técnica propagandística. Los políticos modernos ya no ejercitan su memoria aprendiéndose frases de próceres, sino cifras, datos, porcentajes. De dónde salen o qué significan exactamente no les importa. Ellos se los aprenden y los recitan muy bien ¿no han visto a Uribe en los consejos comunitarios? La verdad, ni siquiera estoy muy segura de su efectividad como técnica de persuasión. Me consta que a los políticos (y no sólo a los políticos) les encanta que, a toda costa, las cifras sobre su gestión suenen lo más grande posible. Pero para la gente que oye un discurso no sé si realmente haga una gran diferencia oír 230.000 en lugar de 130.000. Las cifras sin referencia y sin interpretación no le dicen nada a nadie.
    Sospecho que su verdadero objetivo no es convencer sino confundir. A menos que uno sea una base estadística ambulante, una afirmación de ese tipo no se puede discutir ni controvertir de inmediato, así suene poco creíble. Y mientras uno hace la tarea de chequear el rigor de los datos –si es que se tiene tiempo y ánimos para hacerla–, el discurso del político ya ha pasado a otro tema. Así que una retahíla de cifras como la de José Obdulio seguramente le apunta a dejar en blanco la mente del lector (piiiiiiiiiii).

  • Anónimo
    5 abril, 2006 at 8:06 pm

    El problema grave de utilizar las cifras como arma de propaganda es que se las priva de su innegable valor para informar sobre lo que sudece en la vida real …

  • Anónimo
    5 abril, 2006 at 10:08 pm

    otra infiltración en el discusión:

    http://sonidocontexto.blogspot.com

  • Andres
    10 abril, 2006 at 3:35 pm

    «La idea, al parecer, es esconder la calidad de la información detrás de la cantidad de datos.»

    Qué frase más precisa para describir la actitud del gobierno de turno en materia de rendición de cuentas. En este caso, a través del libro de Jose Obdulio Gaviria, pero en el fondo es lo mismo de los últimos 3 años y pico.

    Al leer el capítulo de marras (para usar la expresión que tanto le gusta a AG), se experimenta una extraña sensación que los franceses denominan déjà vu. Me parece estar escuchando al presidente Álvaro Uribe en alguna de las muchas entrevistas que ha concedido a los medios, a las cuales llega armado de una batería de cifras y estadísticas, que usa sistemáticamente para sus demagógicos fines.

    El manejo de las cifras y estadísticas en este gobierno es metodológicamente incorrecto, al igual que ética y moralmente reprochable. Se han convertido en un instrumento para mantener el llamado «efecto teflón».

    Y más preocupante aún son las consecuencias de largo plazo que estas prácticas pueden tener, en especial, para los investigadores sociales. Aquí quisiera resaltar dos de ellas.
    Primero, debido a la poca confiabilidad de las cifras que presenta el actual gobierno, se va a tener un «hueco» de 4 años (8 si lo reeligen) en estadísticas importantes como el cubrimiento en salud, educación, pobreza, indigencia, empleo, y muchas más.
    Segundo, es un gran retroceso en la cultura de evaluación, aspecto en el cual la administración pública del país había dado grandes pasos positivos, y que es especialmente importante para el «correcto» diseño y ajuste de los programas y políticas públicas, en especial aquellas que tienen que ver con «lo social».