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Argumentos de clase

Durante el primer semestre del año 2005, la revista Semana publicó un artículo sobre una nueva generación de colombianos que parecía llamada a suceder a los famosos, poderosos y adinerados del presente. El artículo identificó cuarenta personas menores de cuarenta años que ya ocupaban (o pronto ocuparían) posiciones de privilegio y visibilidad en el sector público, en la empresa privada, en las artes y en las ciencias. Más que examinar los atributos de los seleccionados o especular acerca de los sesgos de los seleccionadores, quisiera, para los propósitos de esta columna, concentrarme en las reacciones de los lectores ante la publicación de la lista de personalidades.

Aproximadamente 200 lectores expresaron sus opiniones en el foro virtual de Semana. La mayoría lo hizo en un tono iracundo. Muchos acusaron a la revista de haber incurrido en una celebración de la exclusión social. Otros, de haber pasado por alto las exiguas posibilidades de ascenso social. “Han llegado allí por enchufe, son los hijos de políticos y de empresarios y nada mas”, escribió un primer lector indignado. Muchos otros lectores estuvieron de acuerdo: “los mismos con las mismas con una que otra variante”; “no aparece nadie que vislumbre un mundo más allá de la continuación de sus herencias, creencias, hábitos y placeres”; “al artículo le falta decir que además de tener títulos, tienen lo principal que son los apellidos: que casualidad que casi todos son hijos, nietos, sobrinos, parientes de personas muy influyentes del país”; “son sólo hijos, nietos o bisnietos de la clase dirigente que siempre ha dominado al país”; “seria bueno que en este país se le diera importancia a gente que también es inteligente, brillante, ingeniosa, imaginativa, recursiva y buena en su profesión pero que no tienen apellidos de alcurnia”. Y así podría continuar un largo catalogo de opiniones, hasta completar un verdadero memorial de quejas en contra de la ausencia de movilidad social.

Las opiniones de los lectores no pueden descartarse con el argumento manido de que constituyen una superposición de resentimientos. Al menos históricamente, las posibilidades de movilidad social han estado cerradas para muchos colombianos. Aunque la movilidad se ha acelerado levemente, como consecuencia de la expansión de la educación pública, el estatus social sigue siendo un atributo heredable. Como la estatura. O la calvicie.

La semana anterior Felipe Zuleta publicó una columna acerca de los candidatos a la vicepresidencia que puede leerse como una exaltación de los mismos males denunciados por los lectores de Semana: los apellidos, la alcurnia, el abolengo, los privilegios heredados, la inmovilidad social. “Francisco Pacho Santos…ha demostrado su clase, su talante, su fidelidad…No en vano es hijo de Hernando Santos y Clemencia Calderón”. “María Isabel Patiño…honesta como nadie, tiene toda la clase y la elegancia del mundo para tratar a sus congéneres. Se le ve por todos lados la influencia de su padre, el prestigioso médico José Félix Patiño, y la afabilidad de su madre, Blanquita Osorio”. “Patricia Lara…es liberal, con clase, inteligente, trabajadora, preparada y rica…Es dura de carácter, terca y jodona…Al fin y al cabo es una Lara Salive”.
Esta vez pocos lectores protestaron. Quizá porque que el anti-uribismo es un buen disfraz para el clasismo. O quizá porque la irreverencia permite ciertas licencias. O quizá porque la desfachatez se confunde con la ironía. Sea lo que fuere, incumbe reiterar que los argumentos de clase (odiosos en general) son particularmente ofensivos en este país, habida cuenta de nuestra infortunada historia de inmovilidad social y de nuestra equivocada inclinación a confundir el talento con los apellidos.

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  • Felipe Zuleta
    8 abril, 2006 at 9:25 pm

    Respuesta a un académico
    El columnista profesor Alejandro Gaviria dice esto hoy en El Espectador:
    «La semana pasada Felipe Zuleta publicó una columna acerca de los candidatos a la Vicepresidencia que puede leerse como una exaltación de los mismos males denunciados por los lectores de Semana: los apellidos, la alcurnia, el abolengo, los privilegios heredados, la inmovilidad social. “Francisco Pacho Santos… ha demostrado su clase, su talante, su fidelidad… No en vano es hijo de Hernando Santos y Clemencia Calderón”. “María Isabel Patiño… honesta como nadie, tiene toda la clase y la elegancia del mundo para tratar a sus congéneres. Se le ve por todos lados la influencia de su padre, el prestigioso médico José Félix Patiño, y la afabilidad de su madre, Blanquita Osorio”. “Patricia Lara… es liberal, con clase, inteligente, trabajadora, preparada y rica… Es dura de carácter, terca y jodona… Al fin y al cabo es una Lara Salive”.

    Esta vez pocos lectores protestaron. Quizá porque que el antiuribismo es un buen disfraz para el clasismo. O quizá porque la irreverencia permite ciertas licencias. O quizá porque la desfachatez se confunde con la ironía. Sea lo que fuere, incumbe reiterar que los argumentos de clase (odiosos en general) son particularmente ofensivos en este país, habida de cuenta de nuestra infortunada historia de inmovilidad social y de nuestra equivocada inclinación a confundir el talento con los apellidos»

    Acaso le parece al profesor que hay poca movilidad social cuando tenemos al amigo de los Ochoa como Presidente, a su ex jefe el ciudadano Uribe y al primo de Pablo Escobar ciudadano José Obdulio Gaviria asesorándolo y a un cónsul en Milán amigo intimo de los paramilitares? Quiere más pruebas de la movilidad social?

    Esos académicos viven en las nubes…

  • Alejandro Gaviria
    8 abril, 2006 at 9:31 pm

    Felipe:

    Sin duda el narcotráfico ha permitido cierta movilidad. Pero atrás han quedado muchos colombianos honestos que no tuvieron acceso a una ruta legal hacia la prosperidad. Confieso que los académicos a veces perdemos el sentido de la realidad. Pero, más allá de los sesgos de cada cual, creo que en este país las oportunidades siguen estando bastante concentradas.

  • Scared Crow
    8 abril, 2006 at 11:37 pm

    No voy a criticar lo de Zuleta; que al fin y al cabo hace parte del club del «abolengo»(como el propio Gaviria), sin que eso demerite su inteligencia y talento (de los dos); lo que dice Alejandro es cierto y aun mas, es un esbozo de autocritica, y todavia mas cierto es lo que dice Felipe en su replica.
    Me causa gracia es que esta vez Alejandro destaca la «opinion general» que durante sus anteriores comentarios tanto ha despreciado, entonces dice:
    «Las opiniones de los lectores no pueden descartarse con el argumento manido de que constituyen una superposición de resentimientos.», refiriendose a los lectores que, en masa, protestaron en Semana; qué paso, entonces, Alejandro, con las frases luminosas?, que hubo de Chamfort?: “Se puede estar seguro de que cualquier idea aceptada, cualquier noción recibida, será una idiotez puesto que ha sido capaz de atraer a la mayoría”.(?)

  • Alejandro Gaviria
    9 abril, 2006 at 12:22 am

    Maurod:

    Los lectores de Semana no son precisamente una mayoría. Tampoco creo que estén apoyando una idea aceptada o suscribiendo un lugar común. Cada uno está (a su manera) contando su historia. Ventilando su frustración por las oportunidades negadas. Muchos son emigrantes. Otros habitantes de las regiones apartadas donde la inmovilidad social es sofocante. Yo creo en los testimonios personales, en lo que no creo es en las opiniones empaquetadas.

  • Scared Crow
    9 abril, 2006 at 2:07 am

    Alejandro; no creo que usted pueda negar que el delfinazgo y el nepotismo de marras sean fenomenos ampliamente censurables por el grueso de la sociedad colombiana, (que sea hipocrita o no es otra cosa); basta escuchar las opiniones en la radio, leerlas en la prensa o verlas en la TV para darse cuenta de que su queja es un eco de un malestar comun.
    y es obvio que de testimonios individuales estan hechas esas percepciones generales; pero no nos vamos a poner a debatir estando de acuerdo los dos.

  • Jaime Ruiz
    9 abril, 2006 at 2:40 pm

    Jua jua… Bonito tema. Yo creo que pocos lectores protestaron porque a Zuleta lo lee muy poca gente, el caso es que su respuesta es divertida: ¿quién le dijo que los Ochoa o Noguera eran los pobres, o aun que lo eran los «paramilitares» como Jorge 40? Se podría decir que hay muy poca movilidad entre otras cosas porque la gente del mismo nivel social de Zuleta es la que más se ha beneficiado del narcotráfico gracias a especulaciones inmobiliarias, a representaciones legales y políticas y aun a operaciones de lavado de activos que no pueden hacer los demás. No es raro que sea el archipatricio dandi taurino quien acaudille la guerra contra la guerra contra las drogas.

    En todo caso el igualitarismo de los lectores de Semana es emético, es envidia de la buena por parte de los más espeluznantes maltratadores de «empleadas» que el mundo ha conocido. En todo el mundo los hijos de los ricos son ricos y la injusticia en Colombia no es tanto el resultado de esa desigualdad cuanto lo que queda de actitudes y mentalidad esclavista, como la increíble inclinación de los lectores de Semana a creer que tienen derecho a rentas por sus estudios (lo cual es la verdadera hoja afilada que define la exclusión en Colombia).

    Así como nace gente que hereda más fortuna que uno, también la hay que es más inteligente, más bella y aun más feliz. Eso resulta algo obvio en cualquier país civilizado, y produce mucha impresión que se discuta en el país en que se estudia para no trabajar y el parasitismo es lo propiamente honroso: es que la envidia por la herencia del hijo de Santodomingo genera buena conciencia en los más patéticos arribistas y los pone mágicamente en el bando de los justos.

    Ya que a Gaviria le gusta citar a Gómez Dávila, ahí va una frasecita provocadora: El que reclama igualdad de oportunidades acaba exigiendo que se penalice al bien dotado.

  • /|-
    10 abril, 2006 at 12:25 am

    De todas formas si fue incomodísimo leer eso de «Al fin y al cabo es una Lara Salive»… qué bueno que se haya hecho notorio.

  • Adán
    10 abril, 2006 at 10:01 am

    Qué tristeza que los hechos no nieguen mis pesadillas. Que el devenir no contradiga mis angustias. Ahí está la realidad confirmando mis temores, recordándome que pensar lo peor, en nuestro medio, lleva derecho al acierto. Son ciertos los vínculos de Uribe con los paras. Encabeza, como los anteriores, un gobierno demagógico y clientelista. Plagado de casos de corrupción. Está pésimamente rodeado. Como han sido todos.

    Los problemas siguen latentes. El narcotráfico. La subversión. Los pobres índices del funcionamiento macroeconómico, pese a las gruesas capas de colorete barato y pestañina corrida por lágrimas que dibujan esa fea máscara. Un pueblo anestesiado (habrá a quienes les suene “demodé” la palabreja, pero me refiero al total de la población del país, sin distingos de clase), apático, que cree que sus condiciones son producto de un sino fatal que un dios perverso nos asigna, que se abstiene de expresar su opinión en votaciones en proporción de 3 de cada 4, y de ese cuarto que votó, muchos lo han cambiado ¡por un mercado!

    Eduquémonos. Eduquemos. Propendamos hacia la dignidad. Es factible un mejor país. Hay quienes gozan de mejores condiciones. Voy a permitirme un ejemplo que habla de dignidad, de solidaridad y de logros reales. Está circulando la siguiente invitación:

    «Comunidades latinas de Los Angeles confirmaron para el 1° de mayo se dará un paro general a nivel nacional (EUA) que se denominara «Un día sin inmigrantes»
    Sucede que el 1 de mayo en EE.UU. se les va a hacer realidad la película un día sin mexicanos, esto quiere decir que ningún migrante trabajará ese día en EE.UU. y han solicitado a sus connacionales (o sea a nosotros en México) que no compremos nada estadounidense ese día.
    Esto con el objetivo de que se les reconozca su derecho al trabajo, a la educación de sus hijos y a servicios médicos y que no se considere criminales a los migrantes o a los que los ayudan, además de protestar contra el famoso Muro que se pretende construir entre EUA y nuestro país.
    Lo que solicitan nuestros hermanos que viven y trabajan en EUA es que nosotros desde acá el 1 de mayo no compremos nada de ese país, ni se visiten franquicias americanas o empresas norteamericanas, esto quiere decir: No Mc Donalds, Burguer King, Starbucks, Crispy Cream, Subway, TGI Fridays, Blockbuster, Cinemark, Radio Shack, Dave and Busters etc. Hoteles como el Sheraton, Westin o el Hilton, supermercados como Wall Mart o 7 Eleven, no volar en Continental, United, American Airlines, Panam etc.; no ir ese dia a su banco City Bank, ni utilicen DHL o FEDEX, etc. Ni vean canales de tv como Sony entertainment, American Network, Fox, Warner Chanel, ESPN, NFL Network, MTV, etc, sólo noticieros y canales culturales o de películas.
    Demostremos que ellos no pueden vivir un día sin nosotros pero nosotros si podemos vivir un día sin su modus vivendi.
    ¡No nos cuesta nada pero si millones nos comprometemos tan solo por ese día, podríamos dar un mensaje tan poderoso que haríamos historia!
    Se que es un «esfuerzo» para todos (porque estamos demasiado habituados a todo esto) pero es lo menos que podemos hacer por nuestra gente, que además reporta un ingreso muy importante a nuestro país por su amor a sus familias, que muestra a través de sus remesas, además de ser un sector estratégico para la economía de EUA.
    Espero puedan hacer este pequeño esfuerzo de un día, y algo más, que también lo difundan entre sus contactos.
    Recuerden: el 1 de mayo. ES UN PEQUEÑO PASO PARA UN MEXICANO PERO ES UN GRAN PASO PARA MEXICO por todo lo que implica.”
    Independientemente que lo acojamos o no, ya los movimientos masivos de protesta han obtenido una serie de resultados efectivos para anular iniciativas que iban en contravía de enormes grupos sociales. Las demostraciones son muchas. Desde el rechazo a Aznar hasta la escogencia de Evo Morales, pasando por las marchas en contra del CPE, que muchos han intentado banalizar. Samper ameritaba una fuerte expresión de repudio colectivo. Si cuando pase el furor uribista y llegue la época del “sol en las espaldas”, como calculo, la situación ameritara marchas multitudinarias de protesta, podemos estar tranquilos. No las habrá. La cultura del “sálvese quien pueda” lo impedirá.

  • Adán
    10 abril, 2006 at 10:10 am

    Me acuerdo de un cuento viejísimo acerca de lo que cada uno interpreta como problema propio:

    Estaba el marido sentado en el sillón leyendo el periódico. Llega su mujer y le dice:

    -Fulanito: la muchacha se va.

    -Problema tuyo.

    -Es que está embarazada

    -Problema de ella.

    -Es que dice que el hijo es tuyo.

    -Ah, eso es problema mío.

  • Adán
    10 abril, 2006 at 10:24 am

    No es sino ver publicados los post para empezarles a ver los numerosos errores que contienen. Habrá otros muchos, pero el que salta a la vista es el de “independientemente que…” que omite el obligado “de”. Efectivamente, consulté en la versión en línea del panhispánico de dudas y está mal (un mea culpa para hablar de la berraquera del panhispánico, ¿lo usan?)

  • Fidel Galván K.
    10 abril, 2006 at 1:54 pm

    Lo que expresa Alejandro es tan exacto y responde tan ciertamente al sentimiento de la gente común que es poco lo que hay que agregar. Para qué echar carreta si ahí está dicho tal como debe decirse.

    Eso sí, Alejandro le dió importancia a su columna a Felipe Zuleta, que es como un Poncho Rentería en El Espectador, vocero de chismesitos histéricos, y además, el más infame de los opinadores: llega a culpar y acusar a un funcionario público que porque un primo fue delincuente. Hay que ser muy mezquino para achacarle a otra persona las faltas de sus parientes.

    En fin, nada que agregar.

  • El Chico de la Tapa
    10 abril, 2006 at 4:39 pm

    Que lamentable que Felipe Zuleta se haga el bobo y se salga por la tangente. Y que usted deje que le desvíen el debate. Creo que su respuesta a la respuesta de FZ caer en el error que caen muchas veces los comentaristas de su blog: irse por las ramas o cambiar de tema para no afrontar el asunto de fondo. El tema, como lo entiendo yo, no es la movilidad social, sino la justificación de unos patrones clasistas en nuestra sociedad.

  • Scared Crow
    10 abril, 2006 at 6:35 pm

    Fidel tiene razon sobre Jose O, nadie necesita recordarnos su filiacion; él solito se deshonra cohonestando este gobierno infame.
    La columna, como yo la entiendo, si habla de la inmovilidad y habla de algo que todos hemos pasado por alto, la frase: «que el anti-uribismo es un buen disfraz para el clasismo»; yo no se como se puede hacer un parangon parecido; entonces, los antiuribistas defenderian la inmovilidad social?; o es que los antiuribistas son clasistas?, la frase es mas bien una ironia de Alejandro?

  • Jaime Ruiz
    10 abril, 2006 at 6:46 pm

    Yo creo que ni el crimen ni la injusticia ni la miseria ni el primitivismo avergüenzan tanto a Colombia como las rutinas mentales de los mamertos: esa certeza de que la dignidad se defiende protestando, esa forma en que se les hincha el pecho con los adjetivos: «este gobierno infame». Los mamertos son como la flor que crece en el cieno de mentiras y crueldades que es la vida colombiana, y se los reconoce porque hay un verbo que desconocen por completo: «trabajar».

  • Alejandro Gaviria
    10 abril, 2006 at 7:20 pm

    Maurod: lo que quise decir fue que muchos antiuribistas le perdonaron a FZ su clasismo. Nunca dije que los antiuribistas son clasistas, sino que muchos de ellos se hicieron los de la vista gorda en este caso.

    Jaime: No exageremos. Me va a tocar decir como José Obdulio. ¿Sabía usted que históricamente la probabilidad de que un muchacho cuyo padre no terminó la primaria haya conseguido entrar a la universidad ha sido inferior al 1%? ¿o que la desnutrición crónica (con todo lo que ello implica para el desarrollo cognitivo posterior) es 13 puntos más alta en los estratos bajos que en los altos? No toda demanda por una mayor igualdad de oportunidades es subversiva, por favor…

    Para los interesados en el tema de la movilidad social, ver aquí:
    http://www.fedesarrollo.org/contenido/articulo.asp?chapter=90&article=98

  • Jaime Ruiz
    10 abril, 2006 at 8:18 pm

    Alejandro, no pensaba en subversión. Si algo necesita Colombia es subversión, sacudirse el caballerismo y el amolanamiento y el ospineo para salir de la edad de piedra. Y no me opongo a que se haga todo lo posible por la igualdad de oportunidades, la cual no está echada a perder por la fortuna de Bill Gates sino por las huelgas de maestros y el parasitismo de los doctores y la deformación moral de las universidades.

    Vamos a ver: ¿hasta qué punto se quiere un Estado de Bienestar? ¿Vale que se dé un seguro alimenticio, otro educativo y otro de salud a todo el mundo? Yo estaría fanáticamente de acuerdo, pero ¿lo estarían los profesionales de la protesta que con el sueldo de 15 personas o así pagan menos del 10 % de impuesto de renta?

    Es fácil, un sistema impositivo fuerte que caiga sobre las personas y no sobre las empresas ni menos sobre el empleo (como la parafiscalidad), que al que gane el mínimo le cobren un 1 % y al que gane dos mínimos un 4 % y al que gane tres mínimos un 10 % y al que gane cuatro minimos un 15 % y al que gane cinco mínimos un 20 %, y así hasta que haya quien pague un 40 % o más y haya mecanismos fuertes de presión contra el fraude. Magnífico.

    Lo que me pregunto es con qué hay que llenar la cabeza para no darse cuenta de que los que claman por la igualdad y el socialismo son los ricos improductivos y sólo reproducen el viejo orden esclavista, que consiste en despojar al que trabaja. ¿Por qué creen que ni Carlos Gaviria ni Serpa ni Mockus proponen un sistema impositivo semejante?

    Ahora bien, la frase de Gómez Dávila es una provocación, creo que aun para él, y tiene que ver con que lo que se anuncia tras ciertas demandas de igualdad es la peor envidia. De ahí la más emética de las rutinas mamertas, la de que la riqueza es el fruto de la pobreza ajena. El parasitismo colonial, dieciochesco sabanero, de los «intelectuales» y la épica del bochinche sí son causas de la pobreza. Y esos personajes sí son ricos, sí son clasistas hasta la caricatura, sí fabrican miseria (como en el libro de Plinio, V. Llosa y Montaner): su odio a los multimillonarios no es amor por la igualdad entre todos sino cochina envidia.

    Para mí Colombia es un típico país comunista, pero eso es difícil de comunicar porque los colombianos no conocieron los países comunistas: el mismo servilismo de los de abajo, la misma cómoda pachorra y arrogancia brutal de los poderosos, que se distinguen por sus maneras porque proceden de gente acomodada del orden pre-burgués, la misma disposición a mandar al gulag al vecino. Creo que el país latinoamericano con menos igualdad real de oportunidades es Cuba, pero resulta que es el paraíso para los parásitos colombianos.

    (Alguna vez explicaré cómo la organización de izquierda es el método de reproducción del orden jerárquico para anular toda posible competencia.)

  • Roberto Jaramillo Echeverri
    10 abril, 2006 at 9:07 pm

    Como dice un amigo mío: las columnas de Felipe Zuleta son como las tertulias de señoritas solteronas bogotanas que toman chocolate santafereño a las 5 de la tarde mientras revisan exhaustivamente el árbol genealógico y los abolengos de los pretendientes de sus amigas. No nos extrañe pues que Zuletica elogie a ciertos políticos por ser hojos de los exquisitos bogotanos amigos de sus papás (de los papás de él, de Zuleta). En cambio, no le perdona a los políticos de provincia su origen, tan lejano de las brumosas y grises alturas capitalinas, y de ahí su odio por Uribe y José Obdulio Gaviria: no son refinados señoritos de club bogotano, si no hombres de clase media que han trabajado toda su vida. Y eso para un rolo de foulard en el cuello es un insulto: pobre gente cochina, que trabaja, ¡que horrrorrrssss!

  • Roberto Jaramillo E.
    10 abril, 2006 at 9:11 pm

    Corrección:

    … «que Zuletica elogie a ciertos políticos por ser hijos de los exquisitos bogotanos»…

  • Anónimo
    10 abril, 2006 at 11:04 pm

    Zuletica como le dicen podra ser clasista pero a el y a Bejarano son los que mas leen segun los estudios que hace El Espectador. Que pena pero ademas tiene razon: el gobierno se lleno de mafiosos

  • Adán
    10 abril, 2006 at 11:50 pm

    Me da pena, pero mientras ustedes discuten la trascendencia del columnista Zuleta, que ya muy bien definió A. Gaviria, están pasando cosas en verdad importantes en el planeta, que tendrán influencia en los destinos de gran parte de nuestros pueblos y que exigen de nosotros una posición más activa que la de desprevenidas hojas movidas por el azar. El problema práctico de este siglo y el próximo, es el de la migración.

  • Roberto Jaramillo Echeverri
    11 abril, 2006 at 2:03 pm

    Adán: el mundo está lleno de problemas y de retos, ciertamente. Eso no quita que nos ocupemos de ciertos temas puntuales y botemos corriente desmenuzándolos, así de ellos no dependa nuestro destino.

  • Adán
    11 abril, 2006 at 11:03 pm

    Los mejicanos están impulsando -además de los que marchan en los Estados Unidos- un día, el 1º de mayo próximo, sin consumo de productos gringos. Los argentinos tienen sus Madres de la plaza de mayo. Lula, del Brasil, propuso en apretada síntesis, hace unos días en una columna que reprodujo El Tiempo, la necesidad de la unión de los países latinoamericanos como imperativo histórico y salida a los males más extendidos. Nosotros, ¿qué?

    Ni siquiera se trata de comparar los nuestros con los movimientos sociales o los ciclos económicos de los países desarrollados, de pensar en emular la filosofía de la ampliación de la Comunidad Europea de 15 a 25 miembros. Nadie pide tanto. Ni siquiera en contemplar hacer una guerra más decente, menos matrera y chichipata, en la que se ofrende una generación por la defensa de convicciones, que en ningún caso es el ejemplo a seguir. Ni así, ni eso. No. Pensamos en el almuerzo, en el ascenso, en la próxima consignación, en la muda que vimos en la vitrina, en Felipe Zuleta. ¡Qué pobreza!, ¿ah?

  • Anónimo
    12 abril, 2006 at 2:11 pm

    Alejandro:

    Zuleta no recibiO tantos comentarios porque la relevancia de una columna en «El Espectador» es miinima, especialmente si se compara con un artiiculo portada de Semana.

    Y aUn menos si se compara contra una lista simple y de farAndula, en este caso, un artiiculo sobre los 40 talentos colombianos (de los cuales usted hace parte) escogidos por Alejandro Santos (quien, magnAnimo, tambiEn incluyO a un indio, a un negro y a algunas mujeres, y eso que se le olvidO incluiirse a El mismo… jejeje).

    Desafortunadamente esa lista es desesperanzadora (quE tal el loco de apellido chistoso, ex-BP, que ahora es Viceministro de Defensa? jeje ;-).

    Pobre Locombia, esa metAfora negativa del mundo.

    Saludos

  • Fidel Galván K.
    12 abril, 2006 at 2:54 pm

    Según Claudia Hoyos, la de los dedos largos del noticiero CM& (emisión martes 11 abril) en el 1,2,3, la pensión más alta pagada por el ISS en el país es la de Carlos Gaviria Díaz: Veintitrés Millones de pesos mensuales…

    El candidato que habla de inequidad, desigualdad y mala distribución de la riqueza es el pensionado millonario más privilegiado del país.

    Que hablen los de izquierda, tan igualitarios. Queremos oír qué dicen.

  • Beacord
    12 abril, 2006 at 9:49 pm

    Buena columna; llamar la atención sobre los criterios de clase para valorar la ideoneidad de las personas para ejercer un cargo público es una oportunidad para reflexionar sobre qué valores son los que estamos rescatando es este país en guerra, descompuesto social y moralmente.

  • marta
    14 abril, 2006 at 3:53 pm

    Recuerden que el hijo de un rico es hijo o nieto o bisnieto de alguien que era pobre y a punto de trabajo logró su gran fortuna. no critiquen a los que son afortunados porque sus hijos o sus nietos pueden serlo.

    No hablemos de las cualidades porque son hijos de alguien, porque no los estamos valorando, simplemente estamos diciendo que lo más valioso que tienen es haber nacido en una cuna de oro y tener todo.

    las personas que salen adelante y que son recordadas, y llenan las paginas de la historia es porque ellos mismos lucharon para lograrlo, recuerden las personas que tienen un trabajo por rosca, lo consiguen es cirto, pero mantienen su trabajo? y serán recordados? yo no creo.

    y por último y recordando lo que ya dije, el dinero no está en los arboles como nos dicen nuestros padres, alguien tuvo que conseguirlo, y algunos pierden sus sueños para mantener esa fortuna. el tener dinero y fama no es sinonimo de felicidad, muchas veces es sinonimo de desgracia y de tristeza, entonces porque pelear por algo que no es taan bueno ni tan hermoso?.

  • Otros
    18 abril, 2006 at 3:36 am

    Felipe Zuleta fue el primero en colocar un comentario, al parecer lo unico que le da legitimidad es ser mencionado por Gaviria. Luego entraron otros personajes, me parece valedero lo de Jaime Ruiz sobre los analisis comunes del colombiano asegurado de los males que atribuyen al estado como si fueran las fabulas contadas una y otra vez. Al parecer Gaviria ya supero esta etapa, y esta en un esfuerzo mediatico por enseñarnos que la fabula es muy pequeña como para vivir en ella. Saludos a Gaviria.

  • Anónimo
    24 abril, 2007 at 2:08 am

    Keep up the good work » »