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Sobre las elecciones

La política colombiana sigue siendo una producción en la cual importan más los actores que los papeles. La clave está en el reparto. No en el drama o en el guión o en los efectos especiales, sino en los nombres: en los grandes electores regionales. Si uno quisiera explicar, por ejemplo, la victoria del partido de la U sobre el partido Liberal tendría que empezar por mencionar los que se movieron del segundo al primero: Luis Guillermo Vélez, Zulema Jattin, Carlos García, Aurelio Iragorri, Piedad Zuccardi, Dilian Francisca Toro, José David Name, etc. Cada uno de ellos, a su manera, en su propio feudo local, trasteó sus votos de un partido a otro. Atrás quedó el trapo rojo, un arcaísmo equivocado pues parte de la base de que los electores son leales a un partido independientemente de los protagonistas.

En últimas, la importancia regional de ciertos nombres pudo más que el protagonismo nacional de otros. En la U, por ejemplo, Dilian Francisca Toro le ganó a personajes de mayor reconocimiento nacional como Marta Lucía Ramírez o Gina Parody. En el partido liberal, Juan Manuel López (que tiene su caudal electoral concentrado en un solo departamento) superó con creces a figuras más conspicuas nacionalmente como Cecilia López o Piedad Córdoba o el mismo Juan Manuel Galán. En el partido conservador, dos de los mayores electores fueron Roberto Gerlein y Germán Villegas: el primero aglutina 80% de sus votos en el Atlántico, el segundo 95% de los suyos en el Valle del Cauca. Sólo en el Polo Alternativo, los políticos de significación nacional (Gustavo Petro y Jorge Enrique Robledo) superaron ampliamente a los de importancia regional (Parmenio Cuellar e Iván Moreno Rojas).

La irrelevancia del reconocimiento nacional (en comparación con la preeminencia regional) se hizo evidente, más que en ningún otro resultado, en el fracaso de Enrique Peñalosa y Antanas Mockus. Ambos políticos cuentan con una amplía recordación nacional. La gente de todas las regiones los conoce, los admira, los respeta pero no vota por ellos. La lista de Mockus obtuvo menos del 1% de la votación en todos y cada uno de los departamentos del país con la excepción de Bogotá donde consiguió el 3%. La lista de Peñalosa tuvo una suerte similar: sólo en Bogotá logró superar el 6%. En el resto del país apenas sumó 60.000 votos. Una cifra irrisoria para quien ha sido el administrador público más prestigioso de la última década.

En contraste, la lista de Convergencia Cuidadana, un partido político basado en enclaves regionales, superó con creces los 500.000 votos y alcanzó siete escaños en el Senado. Luis Alberto Gil, Oscar Josué Reyes, Carlos Barriga o Juan Carlos Martínez tienen un escaso reconocimiento nacional. Ninguno de ellos ha hecho propuestas innovadoras sobre reforma urbana o pedagogía ciudadana. En esencia, su papel ha sido servir de intermediarios entre los recursos públicos y sus votantes en las regiones. Son gestionadores de fondos. O focalizadores de subsidios que operan en los resquicios legales de nuestra compleja legislación social. De ellos, no cabe esperar grandes propuestas. Su política no está hecha de macro-ideas en lo nacional, sino de micro-transacciones en lo local.

Pero toda la política, para insistir en un lugar común, es local. Por ello, cabría reiterar que, más allá de los nombres propios, hubo dos grandes derrotados en estas elecciones. Primero, la circunscripción nacional de Senado, que mostró, de nuevo, ser un instrumento ineficaz para darle realce a las ideas y candidatos de alcance nacional. Y segundo, la cuidad de Bogotá, que fracasó como trampolín político nacional. A pesar de la creciente preponderancia económica de la Capital, este sigue siendo un país de regiones, al menos en materia electoral. En esta elección, como ha ocurrido otras tantas veces en el pasado, la periferia se convirtió, así fuese por un solo día, en el verdadero centro el país.

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  • Luis Ernesto
    13 marzo, 2006 at 3:24 pm

    El asunto de si el campo está sobre-represntado, en este momento, no podría tratarlo (no tengo datos aunque me causa la impresión de que lo está).

    Para mí lo más preocupante es el amplio poder con el que queda el gobierno, con mayorias absolutas en senado y cámara. Súmele a eso la posibilidad de desbalancear y «eliminar» la independencia de las cortes. Llenar en Banco de la República con gente procedente de gremios y todo lo que esto puede generar.

    Me gustaría leer algo de eso. No tengo partidismos de ningún tipo, pero si estoy seguro que, por más buena que sea una persona, tal acumulación de poder no puede traer cosas agradables. ¿Qué tal si se equivoca?

  • Scared Crow
    13 marzo, 2006 at 5:46 pm

    Muy candido quien piense que esto es un debate de ideas; las elecciones, queda comprobado una vez mas, son un acto clientelista, la palabrita parece rondar la nota de Alejandro sin aparecer claramente, pero creo que esta bien insinuada; ahora, es triste ver como los partidos que si fundamentaron un poquito su discurso y crearon un debate se vieron sin siquiera un senador elegido; lo del polo es de destacar, quizas con alguna maquinaria pero basandose mas que todo en la trayectoria de sus integrantes, logro mantener un numero importante de senadores y se mantienen como la quinta fuerza politica del pais. Lo del uribismo es lo de siempre, cada baron exiliado del partido liberal fue a aterrizar a alguna de las variopintas listas uribistas llevandose su propio caudal electorero, ya hace muchos años decia uno de los Names o Gerleins señalando la turbamulta que lo aclamaba: «esta es mi clientela», como en las elecciones pasadas pero peor, cada lider regional o gamonal que se vio excluido de la torta uribista hace cuatro años, se trasteo esta vez a hacerle fuerza al mesias.
    Que patetico escuchar la voz del lider avalando a mequetrefes de todos los pelambres por la radio, que grima ver a «politicos» como Juan Manuel Santos dando parte de victoria al «Señor de los Caballos», como buen peon que es; Juan Manuel, Maquiavelo chiviado, Fujimori mojado, Churchill autodesignado es el ideal politico colombiano; acompañado por la inefable Gina Parody, que harto honor hace a su apellido dicendo una y otra vez «hay que acompañar al presidente, hay que acompañar al presidente…..», bonito eslogan de campaña, como el de Vargas Lleras, o el de todos los Uribes que ahora resulto teniendo la politica colombiana, todos alineaditos tras la misma estrategia, la misma campaña, el mismo programa: sostengamos al presidente, ad nauseam.

  • Santiago Reed Durden
    13 marzo, 2006 at 7:05 pm

    esto es la demostracion de que estamos en una REALIDAD OBSOLETA. Los invito a compartir este cocnepto en mi blog. nada mas pal que este itneresado gracias
    http://www.elsarcasmo.blogspot.com

  • Jaime Eduardo Prieto O.
    13 marzo, 2006 at 8:01 pm

    La circunscripción nacional para el Senado de la República fue, es y será un embeleco. Ha servido, únicamente, para acabar con lo poco que alguna vez tuvimos de democracia representativa, en aras de una supuesta democracia participativa que cada cuatro años se estrella contra la realidad de una abstención que hoy ronda el 60%.

    Es una muestra más del tipo de resultados que obtenemos los colombianos cuando nos ponemos a inventar lo que ya está inventado, y después creer que somos vanguardistas por hacerlo.

    La otra gran derrotada fue la justicia, pues volverán a sus mal habidas curules varios reconocidos delincuentes, que hoy pueden posar de «honorables» gracias a la incapacidad del sistema judicial para encausarlos, juzgarlos y condenarlos como lo merecen. Y «honorables» seguirán siendo en el futuro, gracias a la previsible prescripción de términos.

    Capítulo aparte merece la inoperancia del sistema electoral, absolutamente incapaz de prevenir, probar y castigar adecuadamente los delitos contra el sufragio.

  • Fidel Galván K.
    13 marzo, 2006 at 9:57 pm

    Peñalosa salió con el cuento de que iba a traer un equipo de gente nueva y a renovar la política. Y metió a un delfín: a Simoncito Gaviria, nené consentido al que no se le oyó decir nada interesante, aparte de sus experiencias en Washington y Nueva York, como hijo de ex presidente suramericano multimillonario. Su mami lo llevó cogidito de la mano por uno y otro medio de comunicación, radio, tv, periódicos, con la ayuda de su hermanita. Creían que nos íbamos a enternecer con el pelado, tan atolondrado él. Los colombianos parece que estamos despertando y ya no nos dejamos descrestar con idioteces. Peñalosa, te descachaste. Nos querías iniciar una nueva dinastía política, la de César Gaviria y Ana Milena. Qué horror. Y por eso te fue como te fue. Ah, y otros derrotados con justicia: el infinitamente marrullero y ventajoso Jaime Castro, hombre temible.

    Y el triunfo de un voltearepas que no le llega ni a los tobillos a su gigante papá: el hijo de Luis Carlos Galán, que disfrutó puesto dimplomático tres años en Inglaterra, y faltando una semana para inhabilitardsse le tiró su cargo en la cara al presidente y le dijo que se venía a hacer oposición. Luis Carlos Galán, hombre ese sí grande e importante, no habría hecho eso jamás. Pero los hijos no salen a sus papás. Simoncito Gaviria que se devuelva a Nueva York a ganar plata trabajando. Y todos los demás perdedores, que viven del erario público, que sigan el ejemplo de los demás colombianos: ¡trabajen!

  • Hoppy Nador
    14 marzo, 2006 at 4:45 pm

    En general, vuelven los mismos al Congreso. Puede que cambien algunas caras, pero las mañas permencerán iguales. Más allá del hundimiento (temporal) de Peñalosa y Mockus, la novedad fue la elección, con buena votación, de Martha Lucía Ramírez. Ella es tal vez la única muestra del etéreo voto de opinión.

    Lo que se viene es el aprovechamiento que Álvaro Uribe le dará a ese Congreso. Es previsible que Germán Vargas Lleras negocie duro sus apoyos y sus votos. Y será previsible que ya estén estudiando cómo ambientar una nueva reforma constitucional para otra reelección. El poder es narcótico irresistible, y con la corte de aduladores siempre echando incienso no hay ser humano, por templado y austero que sea, que no sucumba. Pronto tendremos la oferta de otro «cuatreniecito» para justar lo que haga falta y «cambiar el país».

    A Uribe no debe desconocérsele, como torpemente hace la izquierda, lo que ha hecho. Pero de que el poder lo va a enceguecer, para eso preparémonos. No debe ser en vano el ejemplo de todos los vecinos (Fujimori, Menem, Chávez, etc.)

  • Alfonso de Ordosgoitia-Salaberni
    14 marzo, 2006 at 9:18 pm

    Mucha gente está dando ya por descontado el triunfo de Álvaro Uribe, así que es posible que no se molesten en ir a votar ese día. En cambio, los que apoyan a Carlos Gaviria Díaz esperan ese día con ansiedad, para ir a votar por él a primera hora de la mañana. Se les olvidará seguramente que Gaviria Díaz, a pesar de su aspecto de Papá Noel o abuelo bionachón, es el candidato oficial del partido comunista. El partido que, en síntesis, arropa políticamente a las Farc. En honor a la verdad debe decirse que Carlos Gaviria no apoya a las Farc, condena el terorismo y dice que detesta las armas, pero eso sí, no le quedará fácil explicarnos la contradicción de ser, a su vez, pacifista y candidato oficial del partido comunista, ese que justifica las «acciones armadas» (léase terrorismo) de la «oposición insurgente» (léase guerrilla).

  • Alejandro Gaviria
    15 marzo, 2006 at 1:21 am

    Alfonso:

    Estoy completamente de acuerdo.

  • Anónimo
    15 marzo, 2006 at 1:38 am

    Mencionar que unos desconocidos llegan al senado y camara y los que se esperaría tuvieran más votos no los tienen, sólo confirma que la agenda de candidatos que nos proponen los medios y que son «los que se esperarían» no significan nada para el colombiano común y que los medios les faltan acercarse más a estos, así sea para atinar en los candidatos. En el mismo asunto no es ningun centro-periferia como dice Gaviria, creer que los grandes protagonistas de los medios no son elegidos por esta razon es desconfiar en los sentimientos de los demás colombianos.

  • Anónimo
    15 marzo, 2006 at 11:53 am

    Evidentemente Uribe va a tener que pagar de alguna manera los apoyos brindados por los oportunistas que se dicen uribistas, y que eso se va a reflejar en la composición de su nuevo gabinete. Así, los consejos de ministros posteriores al 7 de agosto (dando por hecho el triunfo del repitente, claro)estarán poblados por los Carlos Holguines y las Claudias Blums, los Luis Guillermos Vélez, Fabios Valencias y Germanes Lleras, es decir, se parecerán más a los de un gabinete frentenacionalista que a uno moderno ocupado por técnicos que conocen bien la sustancia de las materias que les competen pero a quienes les cuesta mucho trabajo la política. Será un interesante tema de observación y reflexión para Alejandro Gaviria, en la medida en que podremos ver quienes tienen más éxito en lo que a negociar con el Legislativo se refiere: si los técnicos más sabios y fundamentados o los políticos más avezados y marrulleros que conocen el precio de cada cual. Triunfará la politiquería sobre el conocimiento? No se pierdan el próximo capítulo ….

  • Adán
    15 marzo, 2006 at 12:42 pm

    Febrero 2010*. Regreso de la vuelta bienal (cuando se puede) a la viejita en Bayunca (con aire de exploración, a ver qué se podía hacer por allá, en materia de trabajo). Varada del Brasilia en Loma Colorada, entre Bosconia y San Roque. 10:40 a.m. Consuelito insolada, brotada y descascarada de la playa del domingo anterior (o bloqueador o raspados, el mío fue de tamarindo). 43.5° C dentro del bus. Afortunadamente los niños se fueron para donde los abuelos en Pensilvania con su tío Ferney (Pensilvania, Caldas, naturalmente). Toca bajar del bus. ¿Sombra? Por ninguna parte. Una hora. Dos horas. Seis horas. Solo dos buses y una camioneta cerrada y oscura han pasado. Uno de los buses paró, ojalá mande alguna ayuda. Desmayos. Hasta el agua del gordo pendejo aquel, se acabó. Sol y más sol. Hago mentalmente el símil entre los rayos que nos caen y que todavía no dan sombra para todos en el costado izquierdo del bus, y el llamado “sol en las espaldas” de nuestro querido presidente, que sigue atornillado después de habernos ilusionado y de habernos dejado caer en la dura realidad, de esa forma tan brusca. Esta guerra que no cesa. Los mismos políticos corruptos. Los ricos más ricos. Los terratenientes de siempre y los nuevos. ¿A quiénes habrá beneficiado el 3.8% de crecimiento de la economía? ¿En cuál de las franjas de la clasificación del empleo estaré incluido yo? ¿Cómo estará formado el próximo congreso? ¿El próximo gabinete?

    * Pudiera ser 2014, pero que ése sea uno de los peores soles en la espalda, es bastante predecible. Afortunadamente, ya no es la época en que decapitaban a los que vaticinaban desgracias.

  • Scared Crow
    15 marzo, 2006 at 12:54 pm

    En un arranque de Macartismo a la criolla don Alfonso de Ordosgoitia-Salaberni, avalado por Alejandro Gaviria; dice que Carlos Gaviria, candidato (segun él del PC; para el comun de la nacion Gaviria es el candidato del PDA) a la presidencia, esta en contradiccion por desear ser presidente y pertenecer o haber pertenecido al PC o simplemente simpatizar con este; le endosa el mutismo de los mamertos de marras al niveo profesor como si fuese su culpa que los guerrillos posen de marxistas y maoistas y que los dirigentes del PC (repito segun él) no digan nada.
    Pregunto yo, ?acaso AUV se ha desmarcado de los paranarcoterroristas de manera clara y contundente?; la realidad no es mas bien la contraria?, Uribe Velez con sus veleidades habituales no ha hecho otra cosa que premiar de manera corrupta a los jefes paranarcoterroristas que le dieron la mano y a los que les puso garras mientras era gobernador de Antioquia; a mi me da risa cada vez que piden a la izquierda que se desmarque (aun mas) de la guerrilla y de sus metodos terroristas, y no piden lo mismo a los dirigentes de la derecha que avalan por accion u omision las barbaridades de los pajaros paranarcoterroristas.

  • Alfonso de Ordosgoitia-Salaberni
    15 marzo, 2006 at 2:15 pm

    Señor mauri: afortunadamente procuro documentarme en todo lo que digo. Carlos Gaviria Díaz es el candidato oficial del Partido Comunista colombiano. Que sea también del Polo no excluye que lo haya sido, en primera instancia, y ahora, de aquél. Leo los comunicados del partido comunista, y me consta su apoyo a las acciones de las Farc (reitero, del PC, no de Carlos Gaviria). Pero esa discordancia la tendrá que explicar el señor Carlos Gaviria Díaz, quien aceptó el apoyo del PC en acto público con discurso platónico.

    A propósito, documéntese sobre el senador McCarthy, quien acusaba con sólo sospechas. Aquí no estamos presumiendo ni inventando nada. Nos remitimos a documentos de la propia campaña de Carlos Gaviria y del PC. Por si le sirve, le cuento que el periódico El País, de Madrid, que es socialista, dijo en su editorial de ayer martes 14 de marzo que CXarlos Gaviria representaba el ala más radical de la izquierda colombiana, y que, en ningún caso «representa el futuro de Colombia». ¿Macartistas ellos, también?

    Bueno, creo que ese es el punto. No cometa la torpeza de asegurar que quien acusa inconsistencias de la izquierda apoya a los paramilitares.

  • Anónimo
    15 marzo, 2006 at 2:32 pm

    Una amiga nos escribe:
    «
    Utiliza eufemismo técnicos «microtransacciones,», suena super técnico, super high-tec, super in, que podriamos perfectamente incluir en el Diccionario del que Duda, bueno porque no,es una brillante idea, de llamar así lo que pasa en Bolivar con el hermano de la gata , en Santander, «»su fortin»segun entiendo, y su «»coalición»» en el valle, además declara horondamente que apoyará a Uribe, ni siquiera dice al presidente ,así muy familiarmente, «» si el lo quiere así como hace cuatro anos». Todo esto gracias a la oportuna ïnformacion del Tiempo.com ,articulos citados», aclaro. Bueno está claro que ni siquiera como en el gobierno de Samper , al parecer ya nada se hace «»a sus espaldas».

    Otro término que me encantó es «macroideas» que el grupo de convergencia ciudadana al parecer no tiene; en cambio hace «microtransacciones» que al parecer son muy efectivas a juzgar por el caudal electoral, y que por supuesto necesitan me imagino de un «macropresupuesto» bueno en mis épocas , en resumen hace mucho tiempo, se llamaba dinero narco y lavado, ya hoy la modernidad, la tecnocracia, en resumen eso de irse a Harvard, ni eso! que vaina!. Eso debe ser lo que se llama «Desarrollo» al menos linguístico o no????»

  • Claudia Scognamiglio
    15 marzo, 2006 at 4:31 pm

    Esta es la posición oficial del partido comunista colombiano frente a la «lucha armada». Pa que veamos la «calidad» de candidato que es Carlos Gaviria:

    «La tesis oficial que alega la inexistencia del conflicto armado en Colombia es absurdo contra evidente. Pero es también equivocada la idea de que la lucha armada ha perdido su vigencia en Colombia. Esa vigencia depende de las condiciones existentes. Su razón de ser es el resultado de una realidad histórica y política no superada: la violencia y el terrorismo de Estado como elemento constitutivo de la política dominante. Desde luego, la lucha armada no es la única respuesta del pueblo a esta realidad y eso lo confirma la experiencia colombiana. La lucha para transformar las causas raizales, sociales, políticas y culturales que condicionan el conflicto armado exige, en la actualidad, la conjugación de todos los esfuerzos, acciones y movilizaciones posibles para alcanzar una paz democrática a través del diálogo para un acuerdo nacional. Solo un cambio en la actual política del Estado podría avanzar en esa dirección.»

  • Claudia Scognamiglio
    15 marzo, 2006 at 4:34 pm

    Afirma tambien el partido comunista (todavia utiliza la hoz y el martillo) lo siguiente:

    «La unidad de la izquierda implica la escogencia de un candidato único a la presidencia. Hemos propuesto el nombre de Carlos Gaviria por su posición consecuente en la defensa de las libertades y de los derechos de los trabajadores».

  • Claudia Scognamiglio
    15 marzo, 2006 at 4:42 pm

    Resulta claro que el candidato Gaviria, apoya, asi sea tacitamente, la lucha armada en aras de la «revolución», tal cual lo plantea el programa del Partido Comunista.

    Es verdad que detrás de esa imagen de papa noel bonachon y defensor de los derechos humanos se oculta un comunista furioso listo para aliarse con el señor Chavez y Castro.

    Por cierto, ¿Que pensará carlos gaviria de la «democracia» venezolana, o del respeto a las libertades fundamentales en la cuba castrista?

  • Anónimo
    15 marzo, 2006 at 5:15 pm

    Me cuesta un trabajo enorme pensar en Carlos Gaviria como un «comunista furioso», y más aún, aprobando e impulsando la lucha armada (será por lo de «su apariencia de Papá Noel bonachón»). Con todo, conviene ver las cosas en sus justas proporciones. Yo diría que Carlos Gaviria es tan candidato oficial del PC como Uribe lo es de los paramilitares. Sconamiglio y Ordosgoitia (a propósito, qué pasó con los «Rodriguez»: sería cierto que se fueron, como dice la canción?)podrían hacer el ejercicio de preguntarle a Uribe si el es el candidato de las AUC, a ver qué dice. Igual lo han respaldado verbalmente en múltiples ocasiones, en páginas web, comunicados, etc. Quisiera saber entonces si quienes afirman que Carlos Gaviria es el candidato oficial del PC estarían dispuestos a aceptar que Uribe es el candidato oficial de las AUC, con todo lo que ello implica (subrayo las seis últimas palabras). Responder a esta pregunta nos puede llevar a dilucidar el quid del asunto.

  • Alfonso de Ordosgoitia-Salaberni
    15 marzo, 2006 at 5:55 pm

    Al «usuario anónimo 12:15»: apreciado señor: cuando afirmo que Carlos Gaviria es el candidato oficial del partido comunista, es porque así lo declararon ellos en asamblea política, y Carlos Gaviria aceptó tal nombramiento. Consulte página web del candidato.

    Yo, con perdón de usted, no digo chismes ni mentiras.

    Usted dice que el presidente Uribe es el candidato oficial de los paramilitares. Usted miente. Yo, en mis afirmaciones, me remito a los hechos.

    A quien quiera entender, que entienda. Yo no aclararé más lo que ya es sabido.

  • Anónimo
    15 marzo, 2006 at 7:19 pm

    Yo tampoco aclaré más de lo que ya es sabido, ni estoy diciendo mentiras. No es ningún secreto que Uribe fue, ha sido y será el candidato de las preferencias de las AUC, y a quien brindaron su respaldo efectivo personajes como Dieb Maloof, Habib Merheg, Vicente Blel, Rocío Arias, Eleonora Pineda y la famosa «Gata», para nombrar sólo a los más conspicuos simpatizantes, digamos de «desarmados» del paramilitarismo (aunque la Gata andaba con 150 escoltas, si mal no recuerdo), es decir, a esos pobres chivos expiatorios que hubo que sacrificar en el altar de la embajada gringa una vez al virrey Woods le dio por la pulcritud electoral.

  • Parmenio
    15 marzo, 2006 at 7:33 pm

    Clauida tiene razón, de lo contrario, cómo es posible que Gaviria diga algo como lo que voy a pegar aquí abajo, si es cierto que no apoya la lucha armada:

    «Son muy lamentables los hechos de violencia y sus resultados. Eso indica que la política de seguridad democrática no es tan eficaz como la presentan y el haber creado un ambiente de gran hostilidad contra la guerrilla no ha dado los resultados que se esperaban y las consecuencias pueden ser contraproducentes. Al llamarlos terroristas le han respondido de esa manera y la victoria militar se ve todavía muy lejana y por lo tanto una reelección presidencial sometería al país a una violencia mayor»

    Esa frase fue a raíz de un ataque de las FARC en Diciembre del año pasado en el que asesinaron 29 soldados. ¿Es o no un descaro que venga a decir que la culpa es del gobierno por tildar a las FARC de terroristas? ¿Acaso no es claro que legitima las masacres de las FARC y hasta le molesta que se les llame por su nombre?

  • Anónimo
    15 marzo, 2006 at 8:17 pm

    Uribe arrasa

    EL PAÍS – Opinión – 14-03-2006
    Lo más importante de las elecciones legislativas del domingo en Colombia ni siquiera es que los siete partidos que apoyan al presidente Uribe -ex liberal, independiente- hayan alcanzado la mayoría absoluta tanto en la Cámara como en el Senado, sino que el uribismo ha dado un paso de gigante para que su líder repita mandato presidencial.

    De los 166 escaños de la Cámara, es fácil que la coalición presidencial se acerque a 100, y unos dos tercios de los 102 del Senado, con lo que no encontrará oposición para llevar a cabo sus planes, que contemplan la liquidación, por la fuerza si es necesario, de la amenaza terrorista-guerrillera de las FARC; la consolidación de una relación económica privilegiada con Estados Unidos a través del Tratado de Libre Comercio (TLC) y la desmovilización, ya muy avanzada, de los paramilitares, para su reinserción en la sociedad.

    Cifras menos alentadoras son que, como de ordinario, apenas ha votado algo más de un 30% de ciudadanos, más de una décima parte de los sufragios han sido en blanco o nulos y que precisamente lo que pone en franquía la reelección de Uribe el 28 de mayo -primera vuelta- o el 18 de junio, en segunda, no apunta exactamente a la formación de un nuevo sistema de partidos o a una renovación de la clase política.

    La oposición se centra en dos formaciones, la liberal, que ha sacado sólo 17 escaños en el Senado, cuando el partido conservador, uribista, mucho menos visible en la vida pública, ha obtenido 18; y en segundo lugar, el Polo Democrático Alternativo, que ha obtenido 11 bancas, pero que es una formación reciente. Los dos partidos eligieron también a sus candidatos presidenciales, y lo hicieron como quien renuncia a la victoria, al confirmar los liberales a Horacio Serpa, que ya fue derrotado por Andrés Pastrana en 1998 y en 2002 por Uribe, y el Polo a Carlos Gaviria, izquierda ortodoxa, que no parece la encarnación del futuro.

    Frente a ello, el uribismo se expresa a través de un amplio surtido de formaciones, ninguna hegemónica, que despide el aroma de una Colombia conservadora, quizá reformista, pero donde no se ve lo nuevo, ni adónde apunta. Pero ello no obsta para que el segundo mandato de Álvaro Uribe esté cada vez más cerca.

  • Scared Crow
    15 marzo, 2006 at 10:37 pm

    Don Alfonso de Ordosgoitia-Salaberni, en verboso plural mayestatico, nos informa estar seguro de que el candidato oficial del PC es Carlos Gaviria; cosa que quizas alarme a algunas almas piadosas, sobre todo en Colombia en donde «comunista» es una ofensa, pero a mi personalmente no me preocupa en absoluto; insiste don Alfonso en achacarle las palabras del PC a Gaviria, y de acusarlo de discordante por pertenecer a este partido y disentir de la utilizacion de la violencia que dicen que avala el PC; nada mas elogioso que dicho acto de independencia, primero frente a la derecha recalcitrante y luego frente a sus «copartidarios» que segun ud. avalan la violencia guerrillera.
    Ademas, el hecho de ser «ala mas radical de la izquierda» no quiere decir que al subir al poder Gaviria vaya a expropiar a los ricos y abolir el papel moneda; es triste ver como esas palabras son tan mal utilizadas y los terminos tan mal comprendidos; aqui en donde vivo, Ivry Sur Seine, la alcaldia del barrio es del PCF desde hace mas de una decada, y de los Partidos Comunistas, el francés es uno de los mas «radicales»; el resultado: una ciudad con un buen nivel de vida, una biblioteca enorme, un coliseo municipal gratutito para los niños y los desempleados, servicios publicos eficientes y ayudas sociales para las personas mas desfavorecidas; que miedo, no?
    Utilizo la palabra macartismo como adjetivo, y claro que se que McCarthy se apoyaba sobre bases falaces, pero su ejemplo demonizo a los miembros y simpatizantes del PC norteamericano; y su nota, aun pasadas las aclaraciones me huele a lo mismo.
    Se me antoja ridiculo tomar como guia las palabras de un diario extranjero (socialista o no) y remitirlas aqui como apoyo ideologico; aqui El Tiempo, que es de derechas no ha hecho mas que halagar a Carlos Gaviria, y ahora yo le doy un consejo, vease, por si no lo ha hecho aun, los debates que andan por internet entre Gaviria y sus oponentes, tarea pedagogica supremamente necesaria en este pais intolerante y perezoso.
    Y para terminar, yo jamas he dicho que quien critica a la izquierda sea un paramilitar, esos vicios se los dejo a los Uribistas fervorosos que nos gobiernan (recuerde las acusaciones contra las ONG’s); lo que si critico es que uno ataque a un candidato que se ha desmarcado de la voilencia y guarde mutismo frente a un gobierno que consiente y aupa la barbarie narcoparaterrorista.
    Un saludo

  • Anónimo
    16 marzo, 2006 at 2:24 am

    Serafín:

    Sinceramente es el colmo que se escandalicen porque se relacione a Gaviria con las FARC. Es la única figura del FSP, junto con Gloria Cuartas, que no pertenece formalmente al partido. Elude retóricamente la cuestión de la lucha armada, sobre la cual ya hablan los líderes del PC. Caycedo decía que estaba bien que las FARC liberaran a sus presos políticos; Lozano, que él tenía críticas que hacer a las FARC, pero no las hacía en público porque eran una organización de la izquierda…

  • Alejandro Gaviria
    16 marzo, 2006 at 4:28 am

    Me encuentro por fuera del pais con acceso restringido al internet. Solo quisiera anotar que la ambiguedad de Uribe para con los «paras» no justifica la ambiguedad de Gaviria para con las Farc. Colombia necesita posturas rotundas de denuncia a la violencia. Como la de Alexis de Greiff, vicerrector de la Nacional, en su estupenda columna publicada hoy miercoles en El Tiempo.

  • Anónimo
    16 marzo, 2006 at 1:17 pm

    Completamente de acuerdo con usted sobre la columna de De Greiff. Y repito que me cuesta trabajo creer que un tipo del talante «liberal» de Carlos Gaviria vaya a discrepar en los más mánimo sobre lo que dice el vicerrector de la Nacional. Pero para eso están los candidatos, para retarlos, preguntarles y hacer que asuman posiciones claras, y no para especular malalechosamente sobre «lo que puede pasar» si la gente no madruga a votar por Uribe. Al país le conviene que sea Gaviria quien le dé el debate a Uribe. De eso no me cabe la menor duda.

  • Jaime Ruiz
    16 marzo, 2006 at 3:57 pm

    Este Mauri es un poco cínico, entonces lo de el embrujo autoritario no era propaganda favorable a las FARC? Por qué no nos dice qué le parecen las declaraciones de amnistía internacional sobre Colombia.

  • Anónimo
    16 marzo, 2006 at 5:14 pm

    Por supuesto cualquier parecido con nuestra realidad no es pura coincidencia, con la diferencia que ni siquiera son meticulosos. » la inhibición de la conciencia es el camino obligado para la rehabilitación» yo agregaría que incluso en nombre de «la libertad de expresión» se malinterpreta incluso lo que otros escriben. Los negacionistas de hoy no hacen más que prolongar este dispositivo: negar para ejecutar mejor.
    Dice D, los negacionistas han privilegiado el terreno del reconocimiento universitario, podríamos pensar lo mismo en Colombia .

    la ley Gayssot, que condena las afirmaciones dirigidas a negar la realidad del exterminio racial ( o cualquiera). El principio sobre el que descansa esta ley es sencillo: el negacionismo no constituye la expresión de una opinión, sino que constituye violencia, un ataque intolerable dirigido contra las víctimas, los supervivientes, contra una comunidad. Desde su promulgación en 1990, esta ley ha sido combatida por la extrema derecha
    Esta si, es una «forma moderna», de abuso de la libertad de expresión.

    Y todo ello dentro de una orientación de universalidad: el genocidio de los judíos no sólo concierne a los judíos; el genocidio de los armenios no sólo concierne a los armenios; como tampoco el crimen contra la humanidad que representa la esclavitud concierne únicamente a los negros.Este dispositivo considera igualmente que el negacionismo es una de las formas modernas de antisemitismo y que debe ser reprimido como un abuso racista (en este caso, claro) de la libertad de expresión.
    Y si unas leyes tratan de apagarlo en Alemania, en Austria, en Bélgica y en Francia, (como en Colombia , el plan de amnistía o algo así) es sencillamente porque vivimos en los escenarios del crimen.

    El Voltaire antifeminista de Gaviria igualmente «quema» con la Pluma.
    «Hace cerca de 250 años, éste era ya un debate candente. En su Diccionario filosófico portátil, Voltaire escribía sobre los judíos: «En ellos sólo hallarán un pueblo ignorante y bárbaro que suma la avaricia más indigna a la superstición más detestable y el más horrible odio hacia todos los pueblos que los toleran y enriquecen». Y añadía: «Sin embargo, no hay que quemarlos». Fue respondido por un escrito anónimo titulado Cartas de algunos judíos portugueses, alemanes y polacos al señor Voltaire. En él se puede leer lo siguiente: «No basta con no quemar a la gente: se les quema con la pluma y este fuego es todavía más cruel porque su efecto se transmite a las generaciones futuras». En efecto, este fuego generacional ha pasado de mano en mano, hasta incendiar Auschwitz»

    En el articulo siguiente, Marc carrillo , el articulista español,( pareciera que el caso de Franco aun levanta ampolla) , se posiciona en esta dirección pero con reservas, sin embargo da cuenta que:

    «En Europa, son diversos los Estados que han modificado su legislación penal, estableciendo como tipo penal la negación de la verdad histórica. Éste es el caso, por razones fácilmente deducibles, de Alemania, pero también de Francia, Bélgica y el Reino Unido, entre otros. Y también de España, si bien el vigente artículo 607.2 del Código Penal, que prevé como acción punible la difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen delitos de genocidio, fue objeto de una cuestión de inconstitucionalidad por parte de la Audiencia Provincial de Barcelona hace seis años, pendiente de resolución por el Tribunal Constitucional»

    «Lehideux e Isorni de 23 de septiembre de 1998, siempre se habían rechazado por la Comisión Europea de Derechos Humanos, los intentos tendentes a considerar la persecución penal de los mensajes revisionistas como una actuación contraria a la libertad de expresión. Este caso lo ha reabierto, introduciendo un criterio más flexible en la persecución de las ideas pronazis, con respecto a la justificación del régimen de Pétain, en el sentido, no de negar la responsabilidad jurídica, pero sí de situarla en el ámbito civil para resolver las controversias históricas.»

    Para fines educativos unicamente

    El escenario del crimen

    DIDIER DAENINCKX

    EL PAÍS – Opinión – 05-03-2006
    Se sabe que los nazis pusieron tanta meticulosidad en exterminar a un pueblo, el pueblo judío, como en borrar las huellas del genocidio: invención de un lenguaje que ocultaba la realidad, destrucción de las cámaras de gas, trituración de los huesos de los difuntos, dispersión de las cenizas, modificación del paisaje… La negación del crimen era la esencia misma del proceso y, de este modo, el secreto que rodeaba a la Solución Final era una de las condiciones para su ejecución.
    Los negacionistas de hoy no hacen más que prolongar este dispositivo: negar para ejecutar mejor. Han comprendido que el asesinato racial de masas arroja al nacionalsocialismo fuera de las fronteras humanas y que la inhibición de la conciencia es el camino obligado para la rehabilitación del nazismo. David Irving fue uno de los artífices encarnizados de esta empresa de falsificación: sus 30 libros sobre la II Guerra Mundial, entre ellos La guerra de Hitler (1977), le valieron el apoyo de multitud de grupos fascistas de todo el mundo. Una actividad editorial que podría quedar resumida por una de sus más estruendosas declaraciones realizada en 1991, en Canadá: «Murieron más mujeres en la parte trasera del coche de Edward Kennedy en Chappaquiddick que en una cámara de gas de Auschwitz». Es una forma de decir que nadie fue víctima de las cámaras de gas y que, por tanto, no existieron. Denunciado como negacionista en el libro Denying Holocaust (Negar el Holocausto) (1995), David Irving enarboló de inmediato la bandera de la libertad de expresión, reclamando la condena de la autora de la obra, la historiadora Deborah Lipstadt. En mala hora. Un estudio en profundidad de los escritos de Irving reveló todas sus mentiras y sus falsificaciones; el juicio se volvió contra él en abril de 2000, y al final tuvo que pagar cuatro millones de euros.
    En Francia, los negacionistas han privilegiado el terreno del reconocimiento universitario, infiltrándose en algunas facultades como las de Lyón, Nantes, Saint-Denis o Toulouse y gangrenando algunos laboratorios del CNRS (Centro Nacional de Investigaciones Científicas). Así, el sociólogo Serge Thion pudo utilizar durante 20 años el material puesto a su disposición por el Estado para difundir sus tesis, antes de ser cesado. Incluso varios de sus militantes lograron diplomas prestigiosos sobre la base de trabajos de inspiración nazi antes de que los jurados fuesen desautorizados. Desde 1960, las asociaciones han podido apoyarse en una ley, la ley Gayssot, que condena las afirmaciones dirigidas a negar la realidad del exterminio racial. El principio sobre el que descansa esta ley es sencillo: el negacionismo no constituye la expresión de una opinión, sino que constituye violencia, un ataque intolerable dirigido contra las víctimas, los supervivientes, contra una comunidad. Este dispositivo considera igualmente que el negacionismo es una de las formas modernas de antisemitismo y que debe ser reprimido como un abuso racista de la libertad de expresión. Desde su promulgación en 1990, esta ley ha sido combatida por la extrema derecha. El Frente Nacional vio enseguida un obstáculo para la rehabilitación del periodo de la Colaboración, para su deseo de revancha contra la Historia. El futuro le ha dado la razón: Jean-Marie Le Pen es hoy la persona condenada con más frecuencia, en virtud de la ley Gayssot, por sus múltiples atentados verbales.
    Quince años más tarde, resulta como mínimo paradójico ver a historiadores de renombre presentar peticiones para abolir la ley Gayssot y las leyes de la misma naturaleza relativas al genocidio de los armenios y a la esclavitud. Hay que precisar que no lo hacen en nombre de la libertad de expresión reivindicada de forma perversa por los negadores, sino porque se niegan a que se instaure una «Historia oficial» que ponga límites a la investigación científica. Sin embargo, se puede comprobar que nunca ha habido tantas publicaciones, coloquios, películas y debates sobre esta cuestión, y que a ningún investigador se le ha puesto el más mínimo límite. Sólo los falsificadores han sido sancionados. Los historiadores cumplen su misión, que consiste en decir lo que ha ocurrido, en precisarlo incansablemente, y ello dentro de la mayor independencia. el negacionismo no constituye la expresión de una opinión, sino que constituye violencia, un ataque intolerable dirigido contra las víctimas, los supervivientes, contra una comunidad. Y todo ello dentro de una orientación de universalidad: el genocidio de los judíos no sólo concierne a los judíos; el genocidio de los armenios no sólo concierne a los armenios; como tampoco el crimen contra la humanidad que representa la esclavitud concierne únicamente a los negros. el negacionismo no constituye la expresión de una opinión, sino que constituye violencia, un ataque intolerable dirigido contra las víctimas, los supervivientes, contra una comunidad
    Hace cerca de 250 años, éste era ya un debate candente. En su Diccionario filosófico portátil, Voltaire escribía sobre los judíos: «En ellos sólo hallarán un pueblo ignorante y bárbaro que suma la avaricia más indigna a la superstición más detestable y el más horrible odio hacia todos los pueblos que los toleran y enriquecen». Y añadía: «Sin embargo, no hay que quemarlos». Fue respondido por un escrito anónimo titulado Cartas de algunos judíos portugueses, alemanes y polacos al señor Voltaire. En él se puede leer lo siguiente: «No basta con no quemar a la gente: se les quema con la pluma y este fuego es todavía más cruel porque su efecto se transmite a las generaciones futuras». En efecto, este fuego generacional ha pasado de mano en mano, hasta incendiar Auschwitz. Y si unas leyes tratan de apagarlo en Alemania, en Austria, en Bélgica y en Francia, es sencillamente porque vivimos en los escenarios del crimen.

    Para fines educativos unicamente

    La libertad y las expresiones miserables

    MARC CARRILLO

    EL PAÍS – Opinión – 05-03-2006
    El llamado historiador David Irving ha sido condenado en Austria por cuestionar que Hitler dirigiese un plan sistemático para exterminar a los judíos. Sin duda, es una posición especialmente miserable que contrasta con unos hechos avalados por la dramática historia de la II Guerra Mundial, que no ofrecen discusión por su evidencia. No obstante, cabe preguntarse si estas conductas caracterizadas por el revisionismo o la negación histórica han de ser objeto de represión penal. En Europa, son diversos los Estados que han modificado su legislación penal, estableciendo como tipo penal la negación de la verdad histórica. Éste es el caso, por razones fácilmente deducibles, de Alemania, pero también de Francia, Bélgica y el Reino Unido, entre otros. Y también de España, si bien el vigente artículo 607.2 del Código Penal, que prevé como acción punible la difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen delitos de genocidio, fue objeto de una cuestión de inconstitucionalidad por parte de la Audiencia Provincial de Barcelona hace seis años, pendiente de resolución por el Tribunal Constitucional. A juicio de la Audiencia, este tipo penal tiene un contenido vago, porque el bien jurídico protegido resulta difuso y por tal razón supone una limitación no justificada del derecho a la libre expresión. Se trata de razones de peso jurídico y de evidente trascendencia social.
    El tema que aquí se plantea es si el Estado democrático está dispuesto a admitir que opiniones o ideologías, que aún repugnando a la mayoría de la sociedad, puedan manifestarse y ser conocidas por el común de las gentes. Incluso, cuando de ellas se derive un especial desprecio hacia la dignidad y los derechos de las personas. Es decir, si debe aceptar determinadas interpretaciones de la historia aunque no resistan el mínimo análisis objetivo y sólo sean pura bazofia.
    La respuesta que requiere un sistema democrático en el que las libertades son pilar fundamental, exige que la sociedad no cierre los ojos, a través del Derecho Penal, a sus propias miserias, a su propia historia. La libertad de expresión de ideas a través de obras de investigación histórica o de ensayo ideológico, como es bien notorio, puede ser plataforma tanto de aportaciones que enaltecen la condición humana, como de excrecencias que ponen de relieve la profunda crueldad o la estulticia que aquélla puede alcanzar. La represión penal de la revisión histórica, dificultaría el conocimiento, por evocar algún caso, de Mein Kampf, o, sin ir tan lejos, de las revisiones históricas de algunos de los apologetas de un criminal de guerra como Franco, o de los musulmanes que predican la necesidad de la charia. No es una cuestión de oportunidad sino de principio constitucional: la sociedad abierta ha de conocer el pensamiento y la expresión del racista, del antisemita y del xenófobo, pero no hacerlo víctima de un sistema de libertades que él rechaza. El Estado no ha de impedir que la bajeza moral se exprese, antes al contrario, ha de permitir su publicidad. Por otra parte, la desinformación que, eventualmente, pueda suscitar el revisionismo -por ejemplo- del Holocausto, no puede dar lugar a la tutela paternalista del Estado para conducir por la senda correcta al ciudadano. Ha de ser éste, como titular de derechos, quien juzgue y afronte autónomamente el relativismo o el negacionismo de los crímenes contra la humanidad. Ello, claro está, siempre que el racista o los engendros similares, no actúen provocando la discriminación, el odio o la violencia contra personas o grupos por estos motivos. En este caso, la represión penal estará plenamente justificada y es imprescindible que ante esta violencia, el ius puniendi democrático se exprese con la máxima contundencia.
    En algunos de los Estados europeos que han previsto el tipo penal de la negación de la verdad histórica o de la defensa ideológica de regímenes totalitarios, la legislación vigente justifica los límites a la libertad de expresión invocando el mantenimiento de la seguridad pública, la adopción de medidas necesarias para una sociedad democrática o el impedimento del abuso de derecho. Sin embargo, cuando la revisión histórica, por despreciable que pueda ser, accede al ámbito penal, coloca al órgano judicial en una posición delicada. Porque, parece evidente que en este contencioso un magistrado no puede decidir acerca de un debate académico de orden histórico -por muy claro que pueda estar el tema- sino limitarse a enjuiciar si el escrito litigioso resulta lesivo sobre los bienes jurídicos que se pretenden proteger. En este caso, por un lado la dignidad y la memoria de las víctimas y por otro la libertad de opinión y de ideología. Y, en la medida en que el tipo penal se fundamente en relativizar o negar la verdad histórica, la controversia jurídica se sitúa en un ámbito especialmente vidrioso. Por eso, el Tribunal Constitucional, no obstante el carácter contradictorio de su sentencia 214/91, recordaba que el ejercicio de la libertad de expresión está amparado por el artículo 20 de la Constitución, cuando lo que se está poniendo de relieve son opiniones subjetivas e interesadas sobre determinados hechos históricos, por muy erróneas e infundadas que sean las mismas, aunque añadiendo que -y hete aquí la paradoja- siempre que no supongan un menosprecio o lleven a generar un sentimiento de hostilidad o violencia.
    En el marco de la justicia de Estrasburgo, hasta la sentencia del caso Lehideux e Isorni de 23 de septiembre de 1998, siempre se habían rechazado por la Comisión Europea de Derechos Humanos, los intentos tendentes a considerar la persecución penal de los mensajes revisionistas como una actuación contraria a la libertad de expresión. Este caso lo ha reabierto, introduciendo un criterio más flexible en la persecución de las ideas pronazis, con respecto a la justificación del régimen de Pétain, en el sentido, no de negar la responsabilidad jurídica, pero sí de situarla en el ámbito civil para resolver las controversias históricas.

  • Anónimo
    16 marzo, 2006 at 7:55 pm

    Siempre me ha llamado la atención que se hable de «grandes electores» a quienes resultan elegidos con gran cantidad de votos. Según el diccionario de la RAE elector es: Que elige o tiene potestad o derecho de elegir.

    Vargas Lleras no es el mayor elector.

  • Anónimo
    17 marzo, 2006 at 1:54 am

    Luis Ernesto, Mauri, Alejandro, Fidel, Alfonso, Adan, MAuri Claudia…et. al.

    Si Carlos Gaviria apoya las FARC y Uribe los paramilitares…no importa que lo digan o no. Lo relevante es que esa es la situación polarizada de la sociedad Colombiana y si uno condena al otro, o niega su posición, no será sino un simple un maquillaje verbal, es decir algo sin decir nada como «cambio radical»..o «inteligencia militar», o «turismo ecológico» o «costeño perezoso». Son palabras vacías.

    Nuestro único contenido social es el plomo, las pequeñas utilidades del sistema financiero (Hoy Don LUis Carlos acaba de comprarse el Megabanco con su megabilletera)..esa si es realidad!!

    La realidad es esa: tenemos dos bandos armados que juegan a la democracia sin desarmarse. Esa es la sociedad Colombiana de los últimos 40 años.

    Lo demás es «relleno», por eso es irrelevante que Mockus sea un verdadero pacifista, o que Peñalosa sea un buen gerente ..o que los Pimientos, Guerras, Gavirias de segundas generaciones digan algo, o Pardos y Vargas-Lleras «renovadores» Qué importa? Las elecciones importan? Creo que es mas importante el Reinado, eso si mueve a este pueblo…

  • Jaime Ruiz
    17 marzo, 2006 at 5:42 am

    El último anónimo es otro genio de esos que producen por miles las universidades colombianas: dos bandos armados, igual de legítimos, unos que secuestran y masacran gente y otros que intentan impedir que la secuestren y masacren.

    Claro, surgieron las bandas de asesinos y secuestradores opuestos a la banda principal porque si ésa es forma de imponerse y ganar poder no se entiende qué legitimidad tendrían los primeros, más allá de las rutinas de secta. Tales bandas se desarrollaron hace 20 años a partir del narcotráfico y son tan odiosas para la gente como las de las universidades.

    ¿Dónde están las pruebas que relacionan a Uribe con los «paramilitares»? No hacen falta pruebas, no hacen falta elecciones. Y menos que se intenten impedir las masacres.

  • Anónimo
    17 marzo, 2006 at 1:31 pm

    A ver, don Jaime: Fueron expulsados o no Dieb Maloof, Habib Mergheb, Rocío Arias y Eleonora Pineda de las huestes del primer primo, Mario Uribe, por sus conexiones con los paramilitares? Con quién iba Uribe (entonces candidato) en el carro cuando le hicieron el atentado ese de Barranquilla? (Dieb Maloof). Recibió Uribe o no $100 millones o $200 millones de doña Gata para su campaña electoral? (El presidente admitió $100 millones). Aceptó o no gustoso el presidente todos los votos que a su favor pusieron estos nefastos personajes (en cuyas áreas de influencia en el Magdalena Uribe obtuvo cerca del 90% del favor del electorado, cosa que ni municipios antioqueños donde tiene sus mayores huestes de simpatizantes), y otros aún más nefastos y armados, para quienes la democracia consiste en ir aterrorizando a la gente de pueblo en pueblo para que voten por quienes ellos ordenan? (Mancuso se refiere a tan loables métodos como «labor pedagógica»).
    Es muy probable que Uribe –como usted y muchos otros colombianos en general mamados de la guerrilla– hubiera aplicado en algún momento la teoría del mal menor frente a los paramilitares. Pero cuando esas fuerzas tomaron vida propia y comenzaron a hacer sus negocios criminales y a imponer su ley de sangre y fuego, ya era demasiado tarde. Ahora se hacen intentos de «perdonarlos», para que se «porten bien» (como ingenuamente les solicitó hace un tiempo el Presidente: «Muchachos, pórtense bien»), a sabiendas de que sus tentáculos corruptos están en todas y cada una de las estructuras de poder regional. Así que al mal de la guerrilla se le puso un «remedio» igual de destructivo o peor. Pero todavía hay quienes piensan que no es tan malo porque por lo menos respetan la propiedad privada. Sí, pero la “propiedad privada” de los 3 a 4 millones de hectáreas que han obtenido estos facinerosos con sus tácticas de tierra arrasada, más todos los activos que han acumulado a través del narcotráfico y otros negocios criminales. Concluyo citando sus propias palabras para que no me diga luego que usted no dijo lo que yo estoy diciendo que dijo (aclaro que no soy el “último anónimo”):
    «El último anónimo es otro genio de esos que producen por miles las universidades colombianas: dos bandos armados, igual de legítimos, unos que secuestran y masacran gente y otros que intentan impedir que la secuestren y masacren». Para usted, don Jaime, los paramilitares son los superiores morales de la guerrilla porque no secuestran y masacran sino que masacran para robar y así consolidar el reino de la propiedad privada. Con el perdón que les otorgue el gobierno, muy pronto serán “empresarios respetables” que en el futuro les contarán a sus hijos lo duro que tuvieron que trabajar para “dejarles este capitalito para que se defiendan en la vida”. Y de allí surgirá la próxima generación de “autodefensas,” porque aparentemente en Colombia no hay otra manera de “defender el capitalito” que le dejan a los privilegiados sus sacrificados padres.
    Y usted, don Jaime, a qué universidad fue?

  • Anónimo
    17 marzo, 2006 at 1:56 pm

    Hola. Sería de gran interés llevar a la mesa algunas de las recientes posiciones del Ministro Carrasquilla, el ex-ministro Hommes y el presidente Uribe sobre conservar los nombres de las personas que están en las centrales de información de deudores. En esta ocasión me sorprendió, debo decirlo, la columna del ex-ministro hommes del 17 de marzo en donde está de acuerdo con el ministro Carrasquilla otorgando argumentos económicos que son de mi conocimiento. Precisamente por que se de la trayectoria económica del Sr. Hommes y lo respeto muchísimo me parece extraño que el hable de la asimetría de información como algo que en efecto perjudica a los encargados de otorgar el crédito..Es esto así en COlombia?? El sistema financiero en Colombia hace rato no pierde y tiene toda la ventaja sobre los solicitantes del crédito..su tasa de interés está limitada prácticametne por la usura..no tiene sentido los altos márgenes de intermediación..y ma´s aún teniendo estos márgenes como es posible pensar en que el costo de la información los estaría afectando a ellos?. Saludos.

  • Fidel Galván K.
    17 marzo, 2006 at 3:05 pm

    Esta mañana (viernes 17 marzo) habló Patricia Lara Salive, nueva fórmula vicepresidencial de Carlos Gaviria. Y dice que aceptó «porque hay que consolidar un proyecto serio de oposición en Colombia». Es decir, ya saben y asumen de antemano que van a perder frente a Uribe, y nisiquiera hacen el esfuerzo de hablar como ganadores, que es lo que, se sobreentiende, debe hacer todo candidato. Si van a hacer campaña para ser jefes de la oposición, y no presidente y vicepresidente de la república, empiezan con el 90% de posibilidades perdedoras. Cosa que no lamento, por demás…

  • Fidel Galván K.
    17 marzo, 2006 at 7:33 pm

    Entré hoy a la página web del partido comunista colombiano, cosa que hago habitualmente para divertirme. Y leo el manifiesto de los «representantes de la cultura» a favor del candidato oficial del partido comunista, el papá noel de Soho, don Carlos Gaviria Díaz. El manifiesto se llama «Una honestidad sin fisuras», y tiene, por supuesto, los mismos lugares comunes de toda proclama de izquierdistas dogmáticos, dueños de la verdad.

    Pero ellos, los que firman, que ponderan la honestidad sin fisuras, no tienen problema en poner entre los firmantes a tres personas fallecidas: R.H. Moreno Durán, Rafael Gutiérrez Girardot y al historiador Juvenal Herrera Torres. Los tres fallecieron hace meses.

    Ojalá los firmantes del «manifiesto honesto» nos contaran cómo hicieron para pescar la firma de tan distinguidos colombianos que hoy descansan en paz. ¿Los pescarían en el cielo? ¿en el purgatorio de los capitalistas? Ah, maravillas de la izquierda pensante.

  • Anónimo
    17 marzo, 2006 at 8:27 pm

    En este post se nota el desespero por parte del uribismo ferviente.
    ¿Será que Carlos Gaviria es la verdadera formula presidencial ?

  • Gustavo
    18 marzo, 2006 at 7:40 pm

    Es preferible un Gobierno (Uribe)de 42 meses teniendo a la guerrilla desplegada y perseguida con 6 meses de terrorismo al final o un Gobierno (Pastrana)de 48 meses con la guerrilla concentrada y fortalecida en el Caguan y con terrorismo intenso durante todos los 48 meses? Yo prefiero 6 meses de terrorismo que 48 meses de terrorismo. Ese es el exito de la politica de Seguridad Democratica: que Colombia tenga mas meses de paz que de terrorismo. Hay que recordar que el terrorismo que va a haber en los ultimos 6 meses del Gobierno de Uribe es solo para desprestigiar su politica de Seguridad Democratica. Un ser inteligente debe saber que el terrorismo es simple publicidad.